~laCuerda~ No. 72 - Guatemala, octubre del 2004

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laCuerda

una mirada feminista de la realidad

Año 7, No. 72

Guatemala, octubre/2004

 

la revolución nuestra de cada día

 

editorial

Las necesidades humanas, al centro

entrada

·         Alborotemos la vida (Laura E. Asturias)

·         Sumario noticioso

·         1944 / 1954-2004

la médula

·         Revoluciones planetarias, revoluciones necesarias (Paula Irene del Cid)

·         Hasta dormidas soñamos diferente (Andrea Carrillo Samayoa)

·         De la dependencia a la productividad (Rosalinda Hernández Alarcón)

·         Mientras haya orgasmo, habrá revolución (Ana Cofiño)

·         Atrás van quedando los tapujos (Julissa Martínez de Molina)

la lupa

·         Llegó la hora del destape (Iduvina Hernández)

·         La esencia del ejército no ha cambiado (Ledy Orantes)

la paseante

·         Actos "revoltosos" de la poesía (Anabella Acevedo)

·         Rina Lazo, fruto de la Revolución (Claudia Navas Dangel)

·         Un espejo histórico (Adelma Bercián)

·         Revolucionarias (Andrea Aragón)

esta boca

es mía

·         Cuatro años conversando (Ana Silvia Monzón, Yolanda Aguilar, Ileana Melendreras y otras conversadoras)

·         "Vamos Guatemala": Sin señales de esperanza (Eugenio Incer)

desamarrar

la historia

·         Tiempos de ruptura (Lucía Escobar y Claudia Navas)

aquí y ahora

·         Relatora exige castigar crímenes (Wendy Santa Cruz)

·         Amnistía Internacional: Crímenes y dominación masculina

·         Despenalizar para poder vivir

·         Nace Parlamento de las Mujeres

·         Carta Abierta de la Red de Mujeres Periodistas

·         Por mí, por nosotras y por las otras

·         MINUGUA y cuestiones de género

·         Contra el tabaquismo

reportajes

·         Detrás del desalojo en Retalhuleu (Jacqui Torres Urízar)

·         La vida de las Estrellas (Andrea Carrillo Samayoa)

movida departamental

·         Izabal: Actividades en cinco municipios

·         Izabal: Médicos cubanos ayudan

·         Quetzaltenango: Anciana en la cárcel

·         Quiché: Osamentas encontradas

·         Sacatepéquez: Créditos para educación y producción

·         Sololá: Comadronas y lideresas se capacitan

·         Totonicapán: Medicina natural

 

Editorial—

Las necesidades humanas, al centro

Dos temas han ocupado importante espacio en el debate nacional: la violencia contra las mujeres y la problemática agraria. Para nosotras, ambos deben ser abordados desde un enfoque que ponga en el centro las necesidades de las personas, ya que los organismos estatales están demostrando incapacidad para garantizar nuestra seguridad dentro y fuera de la casa, así como la atención a las demandas no resueltas de la población indígena y campesina.

En el primer tema existe una ironía inaudita. Tal parece que, a más condenas por los asesinatos de mujeres, se incrementan los reportes de las muertes; a más exigencias de justicia, los responsables de administrarla mantienen una ineptitud extrema que impide acabar con la impunidad.

La figura de crimen pasional y la alusión a la "honorabilidad" de las mujeres esconden el carácter de la violencia ejercida contra ellas. Hacer comparaciones de cifras entre los sexos de las personas asesinadas significa no querer aceptar que son hombres quienes están matándolas y que la violencia de género se ensaña contra el cuerpo de las víctimas.

No estamos conformes con los reportes policíacos; tampoco con las actuaciones del ejército, el Ministerio Público ni los juzgados. Nuestras demandas son: castigo a los victimarios y acciones para prevenir las agresiones. Tener una vida sin violencia es, para nosotras, respetar el Estado de Derecho, cuestión que desdeñan los organismos Ejecutivo y Judicial, por más que digan que su actuación se apega a la ley.

Con respecto a la problemática agraria, se ha puesto en igual evidencia la diferente interpretación que se hace del Estado de Derecho. Para las agrupaciones campesinas, eso significa atender necesidades como comer tres veces al día, gozar de salud, recibir educación y salir de la miseria. También lo interpretan como dialogar a fin de encontrar soluciones y ejercer su capacidad para establecer cambios en la ley (por ejemplo: reconocer a las campesinas como trabajadoras y derogar los delitos de usurpación).

De su lado, empresarios, funcionarios estatales y algunos líderes de opinión defienden el derecho a la propiedad privada como "el derecho" sobre el cual recaen todos los demás. Cuando abogan por el respeto a la ley, no les importa pisotear otros derechos: a la vida, al empleo y las prestaciones laborales, a la protección contra el maltrato y la discriminación; en suma, a las prerrogativas ciudadanas de quienes no son grandes propietarios.

Amparados en el supuesto derecho máximo a la propiedad privada, quieren convertir en derechos el mercado, la competitividad y el consumo. Con el poder que ejercen los empresarios y terratenientes en Guatemala, hacen del marco jurídico un instrumento de represión contra quienes buscan cambios. Reflejo de lo anterior son las palabras de personeros del Organismo Judicial que -sin mayor investigación ni argumentos- aseguran que quienes ocupan fincas son delincuentes. Para esos funcionarios, el interés social no significa priorizar las necesidades de comunidades indígenas y campesinas organizadas.

En este orden de ideas es oportuno citar lo que Perry Anderson sostiene: es preferible hablar de necesidades humanas, ya que "los derechos son constitutivamente maleables y arbitrarios como toda noción política".

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Alborotemos la vida

Laura E. Asturias / laCuerda

 

¿Qué entendemos las mujeres cuando oímos "revolución"? ¿Qué es eso para nosotras, y sobre todo para aquéllas que no participamos en ninguna? ¿Qué sentido tiene esa palabra en nuestras vidas cotidianas?

Si creemos que sólo se aplica a "comunistas", "comanches" o como quiera llamárseles, tal vez convenga darle una revisadita al asunto. Porque las mujeres comunes y corrientes somos revolucionarias por excelencia, sea que nos veamos así a nosotras mismas o no, y sin mucho importar lo que una comunidad entera interprete al oír ese término.

Con este número de laCuerda queremos hurgar para encontrar las revoluciones nuestras de cada día, las que nos van marcando un nuevo camino y dejan firmes las huellas de nuestros pasos; que nos dan una conciencia verdaderamente lúcida y ojos frescos para ver una vida: la nuestra.

 

Rebelión... trastorno...

Ésas, además de "revuelta", "alzamiento", "alboroto", "perturbación" y "levantamiento" son algunas palabras que podemos identificar con "revolución".

¿Cómo se hace patente todo ello en las vidas de mujeres que hasta hoy no nos hemos considerado revolucionarias? Pensemos en algunos escenarios – no sólo los posibles, sino los reales que basta apreciar con abrir los ojos y mantenerlos abiertos. Campos y ciudades, no importa: están llenos de mujeres que cada día hacen la revolución.

Son aquéllas de las áreas rurales que no cejan en su reclamo de un pedazo de tierra, de ésa que unos cuantos en este país acaparan y mantienen ociosa mientras las mayorías subsisten en la miseria. Son las que se alzan frente al poder arrogante de los grandes terratenientes y sus perros falderos armados con rifles frente a mujeres, niñas y niños sin dientes.

Son ésas que a brazo partido consiguen el lavadero público y el molino de nixtamal para beneficio de toda una comunidad.

Son las monjas que, a diferencia de la insensatez dispensada desde los púlpitos, no enseñan a las mujeres a ser ciegas obedientes a sus maridos, y que se apartan de la hipocresía que les impone la institución católica. Son las Católicas por el Derecho a Decidir y las teólogas que retan y denuncian todas las normas machistas y excluyentes de los jerarcas de su iglesia.

Son las prostitutas futbolistas, las Estrellas de la Línea que desafían la moralina y discriminación de clase rampantes en "la zona rica" y asumen correctamente que este país es suyo para estar en cualquier esquina, sea en la calle o en la cancha.

Son aquéllas que un día dicen "¡no más!" al permanente avasallamiento que de sus cuerpos hacen sus maridos violadores. Y las que, aun con tanto terror doméstico, resuelven denunciar a sus agresores (ante un Ministerio Público y una policía que las más de las veces no harán nada para protegerlas) porque saben que nombrar el abuso es al menos el primer paso.

Son esas mujeres que, aun anticipando una férrea resistencia, rompen todos los esquemas que les mandan quedarse guardadas en la casa, tener más hijos, sacrificar su humanidad entera por la familia, y vuelan, vuelan...

Son sólo algunas de ellas, todas revolucionarias que un día sí y otro también dan un paso más hacia su propia liberación.

 

El deseo cumplido

Para las mujeres la revolución es siempre y mucho más que transgresión, porque rebasa la lucha de clase y las ideologías conservadoras y tradicionales. Significa ir abriendo cada uno de los eslabones que nos atan en una cadena de opresiones debido al sexo con que nacimos.

Esas rupturas implican trastornar todo el andamiaje de un sistema creado y perpetuado para favorecer a los hombres, indiferentemente de su condición social. Es así que cada pequeño cambio que beneficie a nuestras vidas requiere mayores esfuerzos, toda vez que el sistema se erige para impedirlo.

Pese a todo, no han logrado detenernos. Y habrá quienes erróneamente piensen que matarnos a diestra y siniestra, como lo están haciendo, conseguirá callarnos.

La revolución nuestra es, ni más ni menos, el deseo cumplido. No el de cambiar de golpe al mundo -somos realistas-, pero sí el de dar pasos en firme, mantenernos despiertas y sensibles a nuestro entorno.

La revolución de las mujeres es la que más trastoca el tejido social y lo transforma no sólo para nosotras, sino para toda la comunidad. Esto, aun cuando sólo fuera por la importancia que para la sociedad tienen las funciones tradicionales que nos han sido asignadas por ser mujeres, y que por cierto no son una bicoca: a nuestro cargo está nada menos que reproducir, alimentar y vestir a la humanidad (sin que afirmarlo implique menospreciar las contribuciones, económicas y de otra índole, de los hombres).

Y aunque algunas glorifican en demasía el ser mujer sosteniendo que somos la "reserva moral" del mundo, el hecho es que ese "ser buenas" que como género nos han inculcado, de mucho le ha servido al planeta. Justo es que al menos nosotras lo reconozcamos.

En estas páginas esperamos cumplir nuestro propósito de empezar a redefinir la revolución en términos de las mujeres, de nuestras luchas, búsquedas y satisfacciones cotidianas, las pequeñas y las grandes. Ojalá, inyectar también a otras con el deseo de dar ese primer paso para trastornar -cuanto sea posible- su propia vida, si ésta no es lo que un día anhelaron. Trastornarla, perturbarla, alborotarla... para que por fin tenga ese sentido que nace de la voluntad propia, no de deseos ajenos impuestos.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Para ocupar más cargos públicos

La Comisión por la Equidad Política presentó su petición de reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos a fin de que las mujeres tengan mayor posibilidad de detentar cargos públicos. Las guatemaltecas aspiran a obtener el 44 por ciento de las candidaturas a cargos de elección popular y piden que su posición en las listas sea alterna para no ser relegadas a los últimos puestos. En Guatemala sólo el ocho por ciento de los escaños en el Congreso y el 15 por ciento de los ministerios están ocupados por mujeres. Las comunas presentan el menor porcentaje, con apenas ocho alcaldesas entre 331 municipios.

 

Aumenta tráfico de mujeres

En el país ha incrementado el tráfico de personas durante el 2004. El Ministerio Público (MP) ha deportado a 396 extranjeras que trabajaban en prostíbulos y 16 menores de edad fueron rescatadas de ellos este año. Según la Sección de Trata de Personas del MP, el principal obstáculo al intentar encarcelar a traficantes por prostituir adolescentes es que la ley favorece al reo. A la mayoría de acusados se le impone una multa entre 3 mil y 5 mil quetzales, mientras que la víctima no recibe compensación por agravios sufridos.

 

Un premio para Mimi

La Fundación Women's Peacepower otorgó a la guatemalteca Irma (Mimi) de Maza el Premio Mujeres de Paz, o Premio Amigas, que honra a aquéllas involucradas en la creación de una mejor sociedad. La galardonada fue coordinadora regional de Líderes de la Liga de la Leche (LLL) para América Latina y actualmente es miembra de la junta de la LLL Internacional.

 

Población rural en perpetua desventaja

Más de 1,200 millones de personas en el mundo viven por debajo del nivel de pobreza y muchas están en zonas rurales, aisladas y expuestas a mayores riesgos que en zonas urbanas, afirmó la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Indicó que los principales retos que enfrentan los Estados incluyen mejorar las condiciones de trabajo y de vida, como también asegurar los ingresos de la población campesina mediante seguros y otras vías.

 

Pobreza en la niñez latinoamericana

Cerca del 20 por ciento de los hogares de la región es encabezado por mujeres debido a desintegración familiar, abandono o a que los esposos han tenido que migrar en busca de mejores oportunidades, según la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL). Sus datos indican que el 58 por ciento de menores de cinco años es pobre, el 57 por ciento entre seis y 12 años también es azotado por la pobreza y 36 de cada 100 menores de dos años enfrentan un alto riesgo alimentario.

 

Migrantes expuestas a violencia

Según Patricia Bezares, de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (MENAMIG), en el último lustro ha aumentado la cantidad de mujeres, especialmente entre 17 y 35 años, que buscan mejoras económicas en los países del Norte. Algunas situaciones a las que se exponen las migrantes durante el trayecto son violencia y acoso sexual: ellas han denunciado que las autoridades policíacas piden favores sexuales para dejarlas atravesar las fronteras. La Defensoría de la Población Desarraigada y Migrante de la Procuraduría de Derechos Humanos indica que de enero a julio del presente año han sido expulsadas 5,224 mujeres por tierra y 247 por aire.

 

Reporte de violencia

En septiembre, 33 mujeres fueron asesinadas: 20 por impactos de bala, siete por arma blanca, tres estranguladas y una quemada y vapuleada. En dos de los casos no se identificó la causa. Cuatro resultaron heridas con arma de fuego y una con objetos punzocortantes. Otras cuatro fueron fuertemente golpeadas en asaltos. En accidentes viales fallecieron nueve y 14 quedaron lastimadas. Tres desaparecieron y una murió por negligencia médica.

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1944

·        Código de Trabajo

·        Seguridad Social

·        Reforma Agraria

·        Autonomía de los tres

Poderes del Estado

1954 - 2004

Seguimos esperando

que regrese aquella luz.

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Revoluciones planetarias, revoluciones necesarias

Paula Irene del Cid Vargas / laCuerda

 

Tan numerosas y diversas son las mujeres como las acciones que realizan contra la globalización neoliberal, que está devastando al planeta, y los fundamentalismos que pretenden cercenar los derechos sexuales y reproductivos.

Aquí destacamos algunas figuras e iniciativas que contribuyen a hacer posible ese otro mundo que anhelamos.

 

Por la justicia de género

El Caucus de Mujeres por una Justicia de Género fue fundado en 1997 por la jurista costarricense Alda Facio, quien fue su primera directora. Surgió para que se incorporara la perspectiva de género en todos los ámbitos de la Corte Penal Internacional (CPI), a fin de asegurar una justicia real y universal. Gracias a ello, el Estatuto de la CPI incluye como crímenes de lesa humanidad: la violación, la prostitución, esclavitud, esterilización y embarazo forzados y otros abusos sexuales de gravedad comparable.

 

Protegiendo la biodiversidad

A fines de 1999, Vandana Shiva, física teórica y pacifista de la India, lideró en Seattle, Estados Unidos, la manifestación contra la globalización del comercio. En su país fundó el movimiento de mujeres Navdaya, que protege la diversidad e integridad de los medios de vida, y ha movilizado a cinco millones de campesinos contra la Unión General de Tarifas de Comercio.

Ella sostiene que la globalización "no es un fenómeno inevitable" que deba aceptarse a cualquier precio e insta a "no ceder nuestra libertad ni nuestra soberanía. Intentemos crear nuestra libertad conservando nuestras semillas. Libertad para que la tierra no sea agredida. ... Libertad para los agricultores. Libertad para los consumidores".

 

Pacifismo contra la guerra del petróleo

Encontrar utopías posibles de alcanzar es un reto en las actuales condiciones, con medios de comunicación al servicio de grandes corporaciones que yerguen una cortina de humo a sus públicos.

La periodista estadounidense Amy Goodman intenta romper esa cortina a través de su programa "Democracia Ya". En un contexto en que las principales cadenas mediáticas (como CNN, ABC y NBC) exaltan los valores bélicos e ignoran opiniones de las familias de las víctimas de la guerra contra Irak, la existencia de medios de comunicación no controlados por las corporaciones se hace sumamente necesaria.

Su programa, difundido por más de 200 estaciones, propone que "el activismo de base puede neutralizar los abusos de poder y desenmascarar las mentiras de la prensa masiva". Así apoya la propuesta pacifista del movimiento Unidos por la Paz y la Justicia. Ésta es una alianza de más de 40 organizaciones que ha movilizado a miles de estadounidenses contra las guerras emprendidas por el gobierno de Bush, justificadas bajo la cubierta de la democracia y la lucha contra el terrorismo.

 

Recuperación de los cuerpos

En los últimos 30 años las feministas han profundizado el análisis sobre la condición de las mujeres. De esa cuenta, activistas como Lucy Garrido y Virginia Vargas son parte del colectivo que gesta la Campaña por una Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos.

Esta iniciativa persigue establecer las conexiones existentes entre las propuestas de desarrollo que hoy se debaten y aplican en América Latina y cómo éstas afectan las prácticas sexuales y elecciones reproductivas de la gente. Se inscribe en "el objetivo de garantizar y fortalecer los derechos humanos de todas las personas desde su nacimiento y pretende institucionalizar un discurso de derechos que coloque en el centro la recuperación y reapropiación de nuestros cuerpos y nuestras vidas..."

 

Fundamentalismos ¡no!

La Articulación Feminista Marcosur, creadora de la campaña "Tu boca, fundamental contra los fundamentalismos", afirma que éstos "son siempre políticos y prosperan en sociedades que niegan la humanidad en su diversidad y legitiman mecanismos violentos de sujeción de un grupo por otro, de una persona por otra". Para este colectivo, los fundamentalismos socavan la edificación de un proyecto de humanidad en que todas las personas tengan el derecho a tener derechos, sacrificando de forma perversa la vida de las mujeres.

La campaña surgió durante el Foro Social Mundial 2002. Busca ampliar las voces contra prácticas, discursos y representaciones sociales discriminatorias.

 

...y tantas más

Como ellas, muchas otras actúan para poner fin a la exclusión de adultas, jóvenes y niñas: la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, con su proyecto orientado a la implementación rápida y plena de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad; aquéllas que dentro y fuera de los aparatos del Estado han logrado la creación de políticas públicas con enfoque de género; las israelíes y palestinas de la organización Bat Shalom, que se rehúsan a ser enemigas; las Mujeres de Negro, cuyas vigilias silenciosas protestan, en numerosos países, contra la guerra, la limpieza étnica y otras violaciones a los derechos humanos...

Tantas son que no caben en estas páginas. Y sus revoluciones planetarias son vitales para la construcción de un mundo en el que las estructuras socioeconómicas no expropien el trabajo de las personas ni el cuerpo a las mujeres. Un mundo en el que la globalización corporativa y sus medios, como la tecnología y la guerra que devastan los tejidos sociales y el ambiente, sean sólo un gran error posible de corregir.

 

Visita en Internet...

·         Bat Shalom

·         Campaña por una Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos

·         Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU

·         Unidos por la Paz y la Justicia

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Hasta dormidas soñamos diferente

Andrea Carrillo Samayoa / laCuerda

 

Muchas personas relacionan la palabra "revolución" a revueltas, guerrinches, alteraciones de un estado que nada bueno traen, comunistas, cambios bruscos y más. Para algunas guatemaltecas tiene que ver con transgredir normas establecidas y roles por años asignados: una transformación profunda en su vida diaria.

Tres mujeres con características distintas y que se desenvuelven en ambientes diferentes cuentan lo que para ellas es la revolución de todos los días. Son madres y combinan su desarrollo profesional y personal con el trabajo del hogar.

Isabel Solís, quien reafirma su identidad indígena, está por terminar la licenciatura en Derecho y es investigadora del Área de Estudios del Campesinado de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (AVANCSO). Considera que "revolución" es la toma de decisiones relacionadas con los cambios de su vida y las metas que se traza. "Es saltar las trancas, porque lo normal es dedicarse a los niños y las tareas de la casa. No me limito a cuidar a mi familia; también opté por trabajar y estudiar", agrega.

Durante un año Isabel se dedicó exclusivamente al hogar y eso la motivó a esforzarse y decidir. Resalta la idea que tiene de colaborar para que se den cambios en la estructura social y menciona que las malas condiciones de las familias campesinas hacen que el empeño de ella sea aún mayor. Las primeras horas del día transcurren entre la computadora, la lectura de periódicos y preparar el desayuno que comparte con su hijo. En el resto de la jornada combina las tareas profesionales.

La periodista Carolina Escobar Sarti comenta: "Existe en mí la urgencia de desprenderme de lo que no sirve para vivir. He caminado siempre entre integraciones y duelos, odiando las clasificaciones que forman parte de un sistema patriarcal que entre más ordena, más controla. Esto es parte de una desobediencia que me ha llevado a hablar y ser de otra manera con las demás personas".

En su opinión, parte de esa sublevación es desafiar lo establecido y no acomodarse a ello. En esta lucha cotidiana son imprescindibles el silencio y la palabra. El silencio le permite reconocer su propio mundo, transitar entre la memoria personal y colectiva del país. Con la palabra ha logrado derribar muros y afianzarse en sí misma.

Emma Lidia Cruz ha dedicado 30 años de su vida a la docencia; entre semana es directora del Instituto Normal Centro América (INCA) y los sábados da clases en la Universidad Galileo. Asocia "revolución" a superarse, a no estancarse, a vivir experiencias que contribuyan al desarrollo profesional: "Estamos en un mundo competitivo que nos obliga constantemente a progresar. Mi revolución ha sido desde que estuve en este centro educativo como estudiante y ahora en este puesto que me hace sentir realizada".

Antes de salir de su casa a las 5:15 de la mañana, Emma se encarga del trabajo del hogar: ordena, prepara comida y limpia. "Las dos partes las estoy cumpliendo", cuenta. "Soy feliz también porque llevo una buena relación con mi hijo".

No sé cómo hay quienes dicen que las mujeres que trabajan fuera de la casa descuidan a la familia.

Harta razón tiene Carolina cuando afirma: "Las que no se resignan a vivir dentro de los parámetros tradicionales, hasta dormidas sueñan diferente".

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De la dependencia a la productividad

Rosalinda Hernández Alarcón / laCuerda *

 

Las transformaciones en la vida de las campesinas son variadas, aunque difícilmente las asocian con una revolución diaria. Pese a la falta de estímulos, ellas demuestran gran capacidad de aprovechar cualquier oportunidad que se les presenta, ya sea para defender sus derechos o mejorar su calidad de vida. El área de la participación política es quizás donde menos ejemplos de rebeldía se perciben. En la producción agrícola y artesanal existen casos en los que indígenas y mestizas en Guatemala están revolucionando. Una experiencia de las integrantes de la Asociación para el Desarrollo Integral de la Mujer Rural (ADIMAR) esboza algunos cambios que pueden ocurrir.

Tras haber ejecutado fondos no reembolsables del Programa de Arrendamiento 2003, que benefició a 13 organizaciones de Plataforma Agraria, las mujeres de ADIMAR están demostrando que son capaces de producir y ahora se han propuesto salir de la dependencia económica hacia la ruta de la comercialización de sus productos.

Luego de adquirir una finca de 67 manzanas en Patulul, Suchitepéquez, elaboraron una propuesta para asegurar su alimentación, conservando el patrimonio natural y las semillas criollas y trabajando en huertos comunitarios irrigados por aguas pluviales. Se proponen producir para abastecer al mercado e instalar un centro de capacitación.

Para María Us, dirigente de ADIMAR, esta iniciativa surge de la necesidad de dar a las mujeres la oportunidad de tener su propia tierra, ya que históricamente los padres heredan a los hijos y ellas deben esperar que sus maridos las provean. "La sociedad y los gobiernos tienen la mentalidad que no tenemos derecho al acceso a la tierra", indicó.

Al dar más detalles, explicó que primero arrendaron los terrenos, después trabajaron la tierra como campesinas que son y lograron administrar bien los fondos que recibieron el año pasado. "Nos organizamos porque sabíamos que en grupo podíamos captar mejores beneficios que si cada una recibe dinero por separado", resaltó.

La lideresa Paulina Culum Xajil aseveró: "Nosotras no queremos que venga otra semilla que no es la nuestra; queremos mantener nuestro maíz y árboles frutales para nuestros hijos". Indicó que ellas lograron hacer un cambio en realidad: arrendar la tierra con opción a compra. Así lo firmaron en un convenio y ahora son propietarias. Aprovecharon una oportunidad y ejercieron su derecho.

El proyecto fue elaborado desde la perspectiva de las integrantes de ADIMAR. Demandan al gobierno privilegiar proyectos productivos como éste, para que ellas no tengan que esperar año tras año las ayudas asistencialistas, sino que con sus propios recursos y fuerza de trabajo obtengan ingresos para mejorar sus condiciones de vida.

Las 110 beneficiarias también pertenecen a la Asociación de Sololatecos Unidos para el Desarrollo Integral (ASUDI) y forman parte de los miles de personas afectadas por la crisis del café. Pronto recogerán su segunda cosecha. Para poner en marcha su nuevo proyecto requieren un presupuesto de 264 mil quetzales. Si lo obtienen, estarán dando un paso importante para salir de la dependencia hacia la productividad.

 

* Con información de Andrea Carrillo Samayoa y Jacqui Torres Urízar.

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Mientras haya orgasmo, habrá revolución

Ana Cofiño / laCuerda

 

En Guatemala la palabra "revolución" estuvo vedada durante años y cualquier pensamiento o actividad que tuviera relación con ella era considerada subversiva.

Pese al aislamiento y la censura, se fueron filtrando ideas, informaciones y propuestas liberadoras. Ni el ejército más sanguinario logró detener el flujo renovador que lentamente permeaba las mentalidades rebeldes.

Quienes salíamos de la adolescencia en los 70 teníamos ante nosotros un mundo que queríamos cambiar. Descubrir que había diversas maneras de vivir, desataba las fuerzas que nos llevarían a realizar transformaciones personales que eran en sí una revolución. Para las mujeres que habíamos sido educadas por la iglesia católica, cuestionar las creencias y romper las ataduras familiares era un reto que requería agallas y tenacidad. En la sociedad guatemalteca -conservadora, timorata y provinciana-, salirse de los marcos de esa tradición era realmente una hazaña.

El tema de la sexualidad se abordaba escasamente y de manera aséptica, más para prevenir y asustar que para posibilitar una iniciación sana y placentera. En la escuela de monjas, una hermana filipina nos hablaba de los peligros que acechaban en las relaciones con los hombres. Los bailes y las fiestas eran escenarios donde esas enseñanzas se ponían a prueba; puedo asegurar que muchas padecíamos la contradicción entre la curiosidad y el temor. El estira y afloja que protagonizábamos con los chavos era un verdadero tormento: la voz de nuestras mentoras resonaba advirtiéndonos de no caer en la tentación y el pecado de la carne. No obstante, muchas logramos saltar las bardas, algunas con consecuencias embarazosas que las llevaron a contraer nupcias poco deseadas y muy tempranas. Pero como se dice comúnmente, gallina que come huevos, aunque le quemen el pico. Una vez que se ha probado, no se puede dejar.

Me atrevo a decir que nuestra vida sexual empezó a desenvolverse de manera errática, sin mucha libertad a elegir, sin comodidad, con tensiones y culpas, pero con gusto. Hacer el amor era hacerse mujer, en el sentido de darle sentido y uso a esas partes del cuerpo que no tenían nombre. Investigar, ver, probar y ejercitar la sexualidad fue una opción que muchas asumimos como parte del proceso liberador. Adueñarnos de nuestra sexualidad y vivirla con plenitud era uno de los pasos para convertirnos en personas con derechos y responsabilidades. También era entrar al mundo en pie de igualdad.

Fue fundamental compartir esas experiencias. Saber que había otras que lo hacían sin pena era un consuelo. Hablar de humedades y calenturas, de movimientos, gestos y olores nos daba pie para dejar de lado prejuicios y vergüenzas. Salir del clóset de la virginidad y vivir el amor les dio energía y consistencia a muchas compañeras que se involucraron en luchas políticas que implicaban riesgos de muerte. Ser consecuentes en la práctica con las teorías que se invocaban, pasaba por construir relaciones de pareja más horizontales. Allí estaba uno de los nudos ciegos que las mujeres encontramos en ese proceso.

En el marco de las luchas políticas, las mujeres intentamos, más en solitario que como colectivo, hacer de la sexualidad y el erotismo un espacio de comunicación y de gozo, no sólo de reproducción. En ese contexto se libraron batallas contra el abuso de poder, la ignorancia y el machismo, que tuvieron logros y avances que hoy podemos disfrutar. No era que nos dedicáramos a coger como locas o que fuese ésa nuestra única misión. Simplemente reivindicábamos el derecho a la vida, pero con placer y libertad.

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Atrás van quedando los tapujos

Julissa Martínez de Molina / Psicóloga guatemalteca

 

Históricamente hablando, a las mujeres se les ha negado el derecho que les compete en el aspecto del goce sexual y el erotismo. Fue apenas el siglo XX el de mayores conquistas. Se ha demostrado que la anatomía femenina es mucho más compleja de lo que se pensaba y se logró precisar sus zonas de mayor estimulación.

Uno de los hechos más significativos ocurrió en los años 60, durante la llamada revolución sexual y con la creación de anticonceptivos artificiales. Esto permitió que "vida sexual" y "reproducción" dejaran de ser sinónimos y dio a muchas la oportunidad de acercarse más al placer. Se reconoció el autoerotismo o la masturbación como un derecho sexual, convirtiéndose en recomendación fundamental de las y los sexólogos para atender el goce propio, junto a la imaginación y las fantasías, e incluir otras realidades antes negadas o pasadas por alto.

La sexualidad de las mujeres implica comprender el significado de "mujer". Nuestra sociedad nos ha educado para ser pasivas frente a las demandas de los hombres, sacrificadas, generosas, sensibles y orientadas a los demás. Esto implica que, una vez adultas, nos casemos, procreemos y nos pongamos al servicio del esposo, hijos, padres y suegros. Todo ello repercute directamente sobre nuestra sexualidad, ya que se nos impide buscar el placer personal y tomar la iniciativa sexual, y nos conduce a "dejarnos llevar" por la sensualidad del hombre, sin respetar la propia, y a negarnos nuestras necesidades sexuales.

Se dice que "la virginidad es el mejor regalo que se le da al hombre o al esposo". De allí que cuando una mujer ha entregado su propia virginidad, o ha compartido su sexualidad con un hombre, reduce su "valor" para otro. ¡Qué engaño y qué trampa se les tiende a las mujeres que han sido educadas tan vulnerablemente! Hay que entender que la mujer es dueña de su cuerpo y, por tanto, la única que puede disponer de éste y de lo que ocurre dentro de él.

La educación sexual revolucionó las ideas acerca de la sexualidad femenina. Se empezó a hablar sin tapujos acerca del placer de las mujeres. Fue confirmado que la mujer es sexualmente activa durante toda su vida y que muchas mayores mantienen su capacidad coital natural por tiempo indefinido. No necesariamente se liga la procreación al placer sexual, que antes había sido condenado, y se considera la sexualidad no sólo como una función del cuerpo, sino una actividad total del ser humano que conduce al placer y a la formación integral del mismo.

Las mujeres de hoy hemos logrado, lenta y positivamente, modificar la imagen que se nos ha impuesto. Es innegable que somos cada vez más las que nos sentimos responsables de nuestra propia sexualidad y no la ponemos al servicio de los demás, sino equilibramos roles y relaciones. Demandamos reciprocidad y valoramos nuestra personalidad e inteligencia, nuestras capacidades personales y profesionales. Nos unimos a hombres que nos aman y respetan -antes, durante y después de una relación sexual- y formamos parejas que construyen en nuestras hijas e hijos una nueva visión de la mujer.

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Llegó la hora del destape

Iduvina Hernández / Directora ejecutiva de Seguridad en Democracia (SEDEM)

 

¡Por fin! Un juez entendió que la ley le faculta para contarle las costillas al ejército de Guatemala y ordenó la entrega de archivos contables del Estado Mayor Presidencial. Ya era hora de que una autoridad judicial pusiera coto al abusivo privilegio que se auto-recetó el ejército, según el cual todos sus asuntos están clasificados como de seguridad nacional.

De acuerdo con la definición de los militares guatemaltecos, ellos por estar bajo la chamarra de la seguridad nacional eran libres de entregar cuentas sobre sus actuaciones y, muy especialmente, acerca de cómo manejaban y manejan nuestro dinero. Sí, nuestro dinero, porque cada centavo que integra el presupuesto general de gastos de la nación es dinero nuestro, del pueblo que con sus impuestos alimenta las arcas nacionales.

Hasta ahora, jueces y juezas se habían hecho de la vista gorda cada vez que algún coronel o general se daba el lujo de negarse a entregar información en procesos penales que involucraban a cualquier oficial de alta o baja en el ejército. Argumentando secreto de Estado bajo la figura de asunto de seguridad nacional, estos agentes militares interpretaban mañosamente el Artículo 30 de la Constitución Política, que establece la obligatoriedad de informar públicamente de los actos de gobierno y de Estado. Poniéndole el San Benito de seguridad nacional a todos sus asuntos, los militares de este país pasaron décadas sin decir en qué ni cómo se gastaban los miles de millones que componían su presupuesto.

Ha sido hasta ahora, con la revisión a las cuentas militares realizada por la diputada Nineth Montenegro y el congresista Alfredo de León, que se ha evidenciado que durante el gobierno anterior los jefes castrenses hicieron humo más de 900 millones de quetzales. Pero estos señores -entre ellos el ex ministro de Defensa y luego de Gobernación, Eduardo Arévalo Lacs, y Enrique Ríos Sosa, hijo del genocida Efraín Ríos Montt- no sólo se birlaron el dinero sino ejercitaron una calistenia financiera tal que no ha sido fácil encontrarle la pista al dinero verde olivo. Ello, con ayuda de autoridades de la Banca Central; 900 millones no dejan un agujero pequeño sino un tremendo barranco que debieron ver. Literalmente lavaron nuestro dinero destinado a salarios y pensiones de militares, para engordar sus carteras y las de sus compinches, incluido el ex presidente Alfonso Portillo Cabrera.

No contaban estos malabaristas de las finanzas y estrategas del robo de fondos públicos con que algún día un funcionario judicial les iba a decir: los asuntos militares no son secreto absoluto y el sistema judicial cuenta con las atribuciones y posee los mecanismos para revisar sus documentos. Ahora sí, tanto de sus gastos como de sus actos tendrán que rendir cuentas, porque no hay marcha atrás en el ejercicio del acceso a información. El secreto no podrá seguirse usando como chamarra de delincuentes ni de genocidas. Aquí, como dijo el juez Víctor Hugo Herrera, las cuentas claras y lo demás son cuentos.

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La esencia del ejército no ha cambiado

Ledy Orantes / laCuerda

 

El ejército de Guatemala es una institución que a partir de la firma de los Acuerdos de Paz debió transformarse. Sin embargo, su ideología militarizada y doctrina de seguridad nacional se perpetúan con base en el Artículo 244 constitucional, que le asigna la función de mantener la seguridad interna del país.

Perder el poder ilimitado que ha tenido durante décadas, con gobiernos militares y civiles, es su mayor temor en este momento, pues nunca como institución estatal había sido fiscalizada. Se está en la búsqueda de redefinir sus funciones, pero éstas son mínimas. Aunque en ningún momento se ha planteado que desaparezca, sus filas se han reducido este año de 27 mil a 15,500.

La reducción del ejército fue anunciada por el Ejecutivo, pero no queda claro si se trata de un proceso de reconversión o modernización. Si bien su modernización puede traer algunos cambios en tamaño y tipo de armamento, lo importante sería su reconversión, a fin de transformar la doctrina militar para que abandone sus rasgos autoritarios y contrainsurgentes.

Uno de los pasos dados es que integrantes de la sociedad civil se reúnen con miembros de la institución armada para discutir cuál debería ser la función de ésta en un país sin conflicto armado. El papel de las mujeres en el ejército es un tema que no se ha abordado, aunque ellas con más frecuencia ingresan a centros de instrucción militar.

"La ley de la defensa nacional que se entregó el pasado 23 de septiembre establece cuáles serán los ámbitos en que el ejército se movería", afirmó Dania Rodríguez, investigadora de Incidencia Democrática, quien participó en el Estudio "Mecanismos estatales de control democrático del ejército. El proceso de reconversión militar".

Esta investigación destaca la larga tradición autoritaria del Estado guatemalteco y argumenta la importancia estratégica de reconvertir el ejército, como condición para consolidar el proceso democrático. Explica las implicaciones del incumplimiento de los Acuerdos de Paz en el sentido de modificar la Constitución para limitar las funciones de la institución armada. Cuestiona que el Ministerio de la Defensa forme parte de la estructura militar (y no al contrario): ello significa que el ejército es la única institución que cuenta con su propio ministerio.

Uno de los mayores temores de la ciudadanía guatemalteca es qué van a hacer tantos militares desempleados. Existe temor porque personas que dejaron la institución armada se han visto ligadas al crimen organizado y al narcotráfico. Nuestro país tiene una alta tasa de desempleo y aumentan la criminalidad y la violencia contra las mujeres; además se reportan casos de represión e intimidaciones con rasgos similares a los del conflicto armado interno.

Desde tiempo atrás se ha mencionado que existen poderes ocultos en Guatemala; también que en éstos operan militares y ex militares. No se tiene acceso a documentos clasificados y falta esclarecer el paradero de miles de detenidos desaparecidos. Sería de gran utilidad transformar de fondo las funciones del ejército y aprobar la ley de la Comisión para la Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CICIACS).

Es de esperar que el presidente Óscar Berger actúe con más decisión al respecto, aunque crea dudas porque evitó mencionar el tema ante la 59a. Sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

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Actos "revoltosos" de la poesía

Anabella Acevedo / laCuerda

 

Revolución: "Inquietud, alboroto, sedición" [es decir: levantamiento popular contra la autoridad que gobierna; sublevación de las pasiones]. "Conmoción y alteración de los humores". Esto según el Diccionario de la Real Academia Española, para que no se piense que es pura invención. Pero ¿qué tiene que ver todo ello con la poesía de algunas guatemaltecas contemporáneas? Yo diría que mucho. Sólo hay que leer un poema de Aída Toledo para empezar con esta relación entre "revolución" y "poesía":

 

"Pero las palabras de mi abuelo

Insistían

Pudiste haber sido normal

Haciendo de la cocina

Y el tejido

un arte para

Cazar marido"

 

Y es que ante esa "normalidad", es decir, la aceptación de un destino predicho desde la autoridad -generalmente masculina-, sólo queda el "levantamiento" y la "sublevación de las pasiones", con el fin de instaurar un nuevo orden que coloca la libertad como fundamento primario, aun cuando esta manera de proceder conlleve ciertos riesgos.

En esa batalla Aída Toledo no es la única guerrera. Antes que ella hubo otras y ahora la acompañan mujeres como Regina José Galindo, cuyos "atrevimientos" desde hace ya algún tiempo rebasan el ámbito de la poesía. "Performera" que igual viaja al Perú con los ojos vendados que se rasura hasta el último vello de su piel, también hace presente -se hace presente- su discurso a través de la poesía:

 

"Me rompió el himen

Los vasos sanguíneos del brazo izquierdo

Los sueños

El corazón

 

Mis pedazos

   -filudos como vidrio-

Saltaron por el aire

Y se le clavaron

En el pene

Los puños de ambas manos

Los sueños

El corazón"

 

¿Acaso en un país como Guatemala nombrar a ciertas cosas por su nombre no es un acto "revolucionario"? Más que una expresión lingüística, esto debería reconocerse como afirmación vital dentro de una sociedad donde la verdad es, para algunos, una afrenta [Revolución: "Inquietud, alboroto, sedición"]. Pero lo que habría que tener presente es que lo revolucionario aquí no debería serlo y, sin embargo, se plantea como resultado de una necesidad que, además, nos reivindica a todas [debería poder decir "a todos"] ya que, como sucede en toda revolución imprescindible, de lo que se trata es de establecer modelos de vida que escapen del autoritarismo y le den plena cabida a la libre expresión del pensamiento, pero también de las emociones y actitudes, del cuerpo y de la palabra.

Poetas/revolucionarias, mujeres como las que menciono aquí han encontrado en la poesía una ventana que posibilite sus vuelos personales y las hagan poder decir, como Mónica Albizúrez en un poema:

 

"Segura

En esta noche sabia y eterna

En que me

Basto a mí misma

Liberta ya

De miedos y afectos

Permeable

Como nunca

A este espacio incauto

Que llega"

 

Bastarse a sí misma... ¿un acto revolucionario? ¿un derecho? ¿discurso solamente? Poesía, eso sí, pero también testimonio de un momento histórico, o testimonio a secas.

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Rina Lazo, fruto de la Revolución

Claudia Navas Dangel / laCuerda

 

Rina Lazo es una de las tantas guatemaltecas que con su talento y esfuerzo ha escrito su nombre en las páginas de la historia. Recientemente le fue otorgada la Orden del Quetzal y ha recibido muchos otros reconocimientos, como el Emeritísimo de la Universidad de San Carlos y la Medalla de la Paz. Ella, sin embargo, apasionada por el arte y sus raíces, encuentra la mayor satisfacción en su pincel y sus lienzos, que traducen claramente lo que siente y lo que ama.

 

¿De qué manera marcó su vida la revolución?

La caída de Ubico fue un acontecimiento extraordinario para cada joven y artista de ese entonces. Se dieron cambios fundamentales en la política del país y, por supuesto, en el ámbito cultural. Fue durante el gobierno de Arévalo que recibí una beca para estudiar arte en México y gracias a ella tuve la oportunidad de trabajar con Diego Rivera. Llegué a ese país justo en el momento más emocionante de la escuela mexicana de pintura, cuando se estaban haciendo murales en todos los edificios públicos, y con tan buena suerte que fui seleccionada en la Escuela La Esmeralda, de la Secretaría de Educación Pública, para ayudar a Rivera en un mural muy famoso, "El sueño de una tarde dominical", situado en la Alameda Central, que se dañó para el terremoto y ahora está en un museo. Con esto no sólo aprendí a pintar al fresco, sino me interesó mucho la pintura mural, y llegué a amar nuestras costumbres, a buscar en nuestras raíces. Así entré en ese movimiento nacionalista que es el más importante que ha habido en México y podríamos decir en Latinoamérica.

 

¿Cómo repercutió esta experiencia en su trabajo en Guatemala?

Antes de obtener la beca para irme a México, Alaíde Foppa organizó una Feria del Libro, algo relevante a la época, ya que era un evento en el que una mujer cobraba protagonismo. Yo gané el primer premio en carteles, el cual, por cierto, recibí de manos del presidente Arévalo. Después me dieron la beca. Me tocó vivir ese movimiento de euforia por la cultura, de la mujer deseando participar y haciéndolo. Y luego casi 10 años después, cuando regresé durante el gobierno de Árbenz, participé en el Festival de la Juventud que se realizó en Chimaltenango, donde hice un cartel alusivo a la mujer. De hecho, acaba de haber una exposición por los 50 años de ese movimiento de 1953 y 54, en Antigua Guatemala, donde se exponen este cartel y otros de Arturo García Bustos, y hay obra que yo ya no recordaba que había hecho.

 

¿Es el muralismo la técnica con la que más le gusta trabajar?

Yo creo que sí, porque ahí tiene importancia la temática, se desarrollan ideas más completas, se da un mensaje y es más complicado que el cuadro de caballete. Dentro de un mural entran muchos cuadros que en conjunto tienen que dar armonía de color y composición. Estimula para hacer un mayor esfuerzo.

Hasta la fecha me gusta mucho pintar paisaje, naturaleza muerta, que es la temática de mis cuadros de caballete. He trabajado el retrato también y ya con esto puede una hacer composición y pintar murales.

 

¿En Guatemala ha trabajado murales?

En el 53 vine invitada por Luis Cardoza y Aragón, con mi esposo [Arturo García Bustos], que es un pintor mexicano y grabador, para fundar el taller de grabado de la Escuela de Bellas Artes de Guatemala. En esa época se empezó el grabado acá, útil para carteles orientados a dar mensajes a una población analfabeta, principalmente campesina. Se hicieron grabados de la reforma agraria, para la emancipación de la mujer, que fueron los que yo trabajé, y participé en ese auge artístico que hubo en 1953 y 54. Ya con la caída de Árbenz vinieron épocas muy difíciles, mucha represión. Regresé a México, pero en el 54 terminé de pintar un mural para el Club Italiano que después fue retirado de ahí y se restaura. Hoy día me honra mucho que esté en el Museo Universitario.

 

Llama la atención que usted diga que, más que guatemalteca o mexicana nacionalizada, es mesoamericana.

Sí, he hecho mi carrera en México y he vivido allá, porque para mí México es la capital para el Sur, pero siempre he estado en Guatemala. Hace 40 años fui seleccionada para hacer la réplica de los murales mayas de Bonanpak, cuando se fundó el Museo Nacional de Antropología. Tuve la oportunidad de acercarme a esa cultura, de conocer el trazo, los colores, los materiales que utilizaban nuestros antiguos grandes artistas. Me interesé tanto por ella que desde entonces me atrae todo ese mundo que se encuentra en el área mesoamericana. Por eso considero que pertenezco a ella.

 

¿Ha continuado su pasión por este tema?

En el 97 pinté un mural para el Museo de Antropología de México, donde expongo la cosmogonía maya inspirada en el "Popol Vuh". Luego he estudiado más el tema de las raíces mayas y tengo deseos de escribir un libro al respecto, porque me parece apasionante. También estoy empezando un cuadro del inframundo de los pueblos mayas, el cual desearía exponer acá, quizá a finales del año entrante.

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Un espejo histórico

Adelma Bercián / Periodista guatemalteca

 

De mano de Ediciones del Pensativo, la historiadora guatemalteca Lorena Carrillo Padilla socializa su tesis de maestría con la presentación del libro "Luchas de las guatemaltecas del siglo XX". "Mirada a la participación política y al trabajo de las mujeres".

A lo largo de seis capítulos y una recapitulación, Carrillo explora la participación de las guatemaltecas en la fuerza laboral del país y su incorporación en las políticas públicas.

El estudio cubre todo el siglo pasado y sus líneas se documentan con una vasta investigación hemerográfica (que incluye medios de comunicación, con énfasis en órganos divulgativos de los sindicatos y publicaciones oficiales) e investigaciones afines, articulados todos para reseñar la vida de las indígenas en el área rural y las ladinas pobres y de clase media en los focos urbanos, principalmente en la ciudad capital.

Con tono asertivo, Carrillo contextualiza la participación pública de las mujeres según su momento político y logra, con éxito, mantenerse al margen de cualquier sesgo político. Con esto promueve una lectura reveladora de la historia de las guatemaltecas y ayuda a comprender los esfuerzos de nuestras abuelas y madres por abrir espacios que hoy damos por sentados.

Cada uno de los capítulos ofrece una descripción y análisis profundos de distintos factores sociales que han enmarcado esta historia: la importancia de la fuerza laboral femenina; las transformaciones e influencias del trabajo de las mujeres a lo largo de la centuria; las leyes que determinaron sus vidas; sus procesos políticos; los legados de su presencia pública, y la nueva forma de las guatemaltecas de hacer política.

La recapitulación final arroja reflexiones importantes. La primera establece que la participación femenina en las esferas culturales, políticas y económicas del país dependió de la relación desigual entre mujeres y hombres, aunque esta desigualdad era parte de otras desigualdades sociales articuladas en un eje de interrelaciones género-etnia-clase.

Según Carrillo concluye, justamente por estas desigualdades, los procesos laborales y políticos de indígenas del área rural y ladinas del área urbana se suceden en tiempos distintos. Coinciden, lamentablemente, los pocos espacios alcanzados -sobre todo en la primera mitad del siglo- pese a los esfuerzos y aportes monumentales tanto de ladinas como de indígenas.

Los eventos políticos y económicos de los últimos 30 años en Guatemala han significado más avances cualitativos, tanto que, según la autora, delinean ahora un nuevo orden inclusivo, donde la subordinación étnica (o la conocida ladinización) dé paso a un poder compartido. Un logro aportado por las mujeres que ahora reconocen y usan su peso político.

Contextualizadas, como nos deja Lorena Carrillo en este enriquecedor documento, queda la sensación de haber recorrido un largo camino, en cuanto a espacios ganados en la vida pública y política, posibilidades de capacitación y acceso a la educación. Pero queda también el sinsabor de reconocer que sólo se han adelantado pasitos pequeños en el bienestar y desarrollo de la gran mayoría.

"Luchas de las guatemaltecas del siglo XX". "Mirada al trabajo y la participación política de las mujeres" es un espejo histórico, no sólo para las mujeres sino para la sociedad en general, y una invitación a recapitular en los aciertos y enmendar errores.

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Revolucionarias

Andrea Aragón / Fotógrafa guatemalteca

(la fotografía del artículo puede ser vista en el archivo DOC de esta edición)

 

Los cobardes las llamaron revolucionarias porque les hacían las tortillas y los hijos a sus maridos campesinos.

Las tildaron de revolucionarias porque fueron al cuartel a preguntar por ellos después de tantos días de no verlos volver.

Las siguen nombrando revolucionarias porque los lloraron y los seguirán llorando hasta la muerte. Y porque son las únicas que venciendo el miedo sostienen las fotos de sus desaparecidos en cada oportunidad.

Pero su verdadera revolución está en seguir vivas a pesar del horror, del hambre y la pena. Siguen y hasta sonríen. Aún hacen tortillas para sus hijos.

A pesar de los mil intentos, no pudieron matarlas.

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Cuatro años conversando

Breves apuntes acerca del Conversatorio Feminista

Ana Silvia Monzón, Yolanda Aguilar, Ileana Melendreras y otras conversadoras

 

En agosto del 2000, un grupo de 40 mujeres identificadas con el feminismo en Guatemala fuimos convocadas para compartir con la feminista peruana Maruja Barrig, quien presentó un interesante ensayo acerca de los malestares del feminismo en América Latina: ¿Se había perdido el rumbo? ¿Dónde quedó la euforia de los primeros años de la década de los 90? ¿Por qué la despolitización del movimiento feminista en nuestros lares?

Estas y otras preguntas planteadas por alguien que venía de espacios donde, según nosotras, el feminismo gozaba de buena salud, nos motivaron a continuar reuniéndonos para indagar por las señas de identidad del feminismo en Guatemala: ¿Existe o no un feminismo propio? ¿Se trata de un movimiento, es una expresión o sólo un murmullo? Si existe, ¿cuáles son sus orígenes, ancestras, agenda, integrantes? ¿Cuál es "su" discurso, "su" propuesta?

Durante poco más de un año cada encuentro reunió entre 15 y 20 mujeres identificadas como feministas, se definió una agenda temática, con base en algunos documentos, y compartimos memorables sesiones de reflexión, discusión, análisis. Aunque pocas conclusiones. No era el propósito en ese momento.

Con ese ánimo se propuso conocer, con base en ponencias de algunas de las integrantes: ¿cómo entendemos el feminismo desde la realidad guatemalteca? Se hizo un recorrido histórico de la propuesta feminista desde finales de los años 80, las contradicciones personales, organizativas y políticas que ese proceso nos generó. Se discutieron balances, diferencias; nos reconocimos algunas y se distanciaron otras. Pronto, dado que "lo personal es político", surgieron otras interrogantes inevitables que nos apelaban como sujetas.

Efectivamente, sin agotar el macroanálisis del feminismo como movimiento social y propuesta política, se fue evidenciando la necesidad de la introspección, de nombrar la diferencia sexual, de nombrar-nos como mujeres y feministas, como sujetas políticas en construcción. Temas como las identidades, la sexualidad, el cuerpo sexuado en femenino y la preferencia sexual fueron ocupando nuestras acostumbradas reuniones mensuales.

A mitad del camino recorrido, en el 2002, las contradicciones propias de cualquier espacio de mujeres diversas se hicieron patentes: quienes planteaban la necesidad de "salir" al ámbito público, tomar posición política frente a la dinámica social, y quienes enfatizábamos la necesidad de perfilar este "breve espacio" para el estudio, análisis y discusión de preguntas centrales del feminismo. Definimos nuestras prioridades, establecimos principios a seguir y decidimos que estudiaríamos teoría feminista y debatiríamos acerca de la construcción del feminismo en Guatemala. Ésa es la agenda que ahora nos guía.

Iniciamos el Conversatorio hace cuatro años y desde entonces nos reunimos el primer viernes de cada mes. Lo que nos convoca es asumirnos como feministas, participar y mantener la autonomía como grupo y ser autosostenibles. No tenemos más requisitos de admisión, ni formalidades para participar. En el último año hemos priorizado la lectura de investigaciones realizadas por feministas guatemaltecas acerca de temas como la identidad política y las contradicciones en el movimiento de mujeres en Guatemala.

Recordamos con afecto a dos queridas integrantes del Conversatorio que murieron: Antonieta ("Maky") Rodríguez en enero del 2002 y Sonia Toledo en julio 2004.

Hemos tenido contratiempos pero, en contraste, hemos construido confianza, reconocimiento, y mantenemos la disposición de conversar desde el feminismo.

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"Vamos Guatemala": Sin señales de esperanza

Eugenio Incer / Investigador nicaragüense

 

El Plan "Vamos Guatemala" consiste en dar continuidad a varios programas iniciados por gobiernos anteriores. Abarca renglones como mitigar la pobreza, avanzar en la liberalización comercial, concesionar obras públicas al sector privado y atender a personas migrantes. Aunque se trata de programas viejos, hay algunas novedades. A diferencia del período de Arzú y Portillo, que utilizaron el doble discurso como práctica política, este gobierno no esconde ni disimula la visión paradójica, caritativa y sectorial de "Vamos Guatemala".

 

La paradoja

La Organización Internacional para las Migraciones publicó en 2003 la Encuesta Nacional sobre Remesas Familiares y señala que los residentes en el extranjero, antes de partir, se desempeñaban como agricultores (41 por ciento), artesanos (18 por ciento), vendedores (14 por ciento), trabajadores no calificados (8 por ciento) y el resto en otras actividades. Estos compatriotas están enviando más de dos mil millones de dólares al año. El 81 por ciento de quienes contribuyen a "salvar la economía nacional", considerados héroes nacionales por el presidente Berger, eran parte de esa capa denominada como pobres y extremadamente pobres. Lo incongruente es que los habitantes de las áreas rurales aquí reciben "Vamos Guatemala", un plan que no toca los resortes que reproducen desigualdad, pobreza y exclusión.

 

Caridad y filantropía

Difícilmente con caridad puede transformarse la estructura de tenencia de la tierra. Según el Censo Agropecuario 2003, 879 propietarios de fincas con más de diez caballerías controlan el 22 por ciento de la tierra, mientras que 242 mil propietarios de fincas menores de cinco manzanas controlan el 16.3 por ciento.

En el mencionado plan, la crisis del café se esfuma. "Vamos Guatemala" no establece medidas que garanticen la incorporación a procesos productivos de más de un millón de hectáreas abandonadas y a la población desempleada, pero sí ofrece programas contra el hambre altamente caritativos.

"Vamos Guatemala" no da señales esperanzadoras de que el Estado avance hacia crear una institucionalidad capaz de responder a los impactos económicos de la globalización del neoliberalismo y los desastres naturales.

 

Sectorial

En este gobierno hay ministros, viceministros, secretarios y asesores que son propietarios de grandes fincas, empresarios relacionados con la actividad agropecuaria y agroindustrial y a corporaciones de servicios (transporte, banca y comercio). Muchos de ellos destacan por ejercer cierto liderazgo en sus gremios y su pensamiento está reflejado en las propuestas de la Cámara del Agro y del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales Industriales y Financieras (CACIF): "Competitividad y bienestar para todos" y "Kaw'awil: La propuesta de los empresarios".

Con "Vamos Guatemala" se despeja la duda sobre la influencia del gran capital en el diseño de ese plan. No está de más señalar que, igual como lo hizo el ejército en décadas anteriores, el empresariado utiliza conceptos profundos de la cosmovisión maya, como "Kaw'awil" (una mirada integral y compleja) para arropar sus intereses sectoriales. El corazón y el alma de "Vamos Guatemala" están en estas propuestas.

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Tiempos de ruptura

Lucía Escobar y Claudia Navas / laCuerda

 

No hay nada como toparse de repente con las hojas amarillentas y viejas del pasado. Visitar la hemeroteca nacional o las colecciones de periódicos de CIRMA puede ser equivalente a cruzar el umbral del tiempo.

En busca de algunas huellas de la Revolución del 44, nos adentramos a buscar el pasado. Encontramos que este acontecimiento trajo consigo cambios fundamentales en las vidas de muchas, no sólo en la vida política del país sino también a nivel cultural y educativo.

El 25 de junio de 1944, por ejemplo, el ejército y la Policía Nacional tomaron medidas represivas contra una manifestación de mujeres, con un saldo de varias heridas y la muerte de la maestra de primaria María Chinchilla, quien a partir de ese día se convirtió en símbolo de lucha, quedando para siempre la fecha de su muerte conmemorada como el Día del Maestro.

Ese mismo año las mujeres fueron reconocidas oficialmente como ciudadanas y adquirieron el derecho a votar; eso sí, sólo las que pudieran leer y escribir. Dicen las estadísticas de la época que menos del 20 por ciento de ellas entraba en tal categoría.

La década de oro de nuestra democracia (1944-1954) fue testiga de la creación de la Alianza Femenina Guatemalteca, una organización social fundamental en aquellos tiempos. Muchos fueron los nombres de las mujeres que lucharon con su intelecto y su vida entera por hacer de este país un mejor lugar para vivir.

Algunos estudios de esos años cuentan que: "Como resultado de la libertad política, Guatemala acogió a varios exilados perseguidos en sus países y quizá la oleada más grande fue la que llegó de España. En esa época revolucionaria, no sólo política sino artística, el país fue visitado por grandes maestros, como Rafael Wedy Lozano, que junto a María de Ceyares, antigua directora del Instituto Belén, fundaron en 1945 la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), con los departamentos de Filosofía, Pedagogía, Letras e Historia".

Durante la década revolucionaria se fundó la Casa de la Cultura de Guatemala, que sirvió en sus inicios como lugar de encuentro donde sucedían tertulias, charlas y conferencias científicas y artísticas. Además, se montaban exposiciones de pintura y escultura.

"Con la Revolución de Octubre de 1944, muchas instituciones fueron creadas y reformadas a fondo, abriendo una nueva era en el destino espiritual de nuestro país. La Facultad de Humanidades fue una de ellas, creada apenas un año después de la Revolución, como cumplimiento de los viejos anhelos del magisterio y de quienes buscaban encauzar y sistematizar su vocación por los caminos de la filosofía, las letras, la pedagogía y la historia".

Para muchas mujeres hubo un antes y un después de la Facultad de Humanidades, ya que ésta les abrió la oportunidad de estudiar en la universidad y conocer mundos nuevos. Por sus aulas pasaron algunas que hoy son notables en la vida cultural de Guatemala. Basta decir que Margarita Carrera, Luz Méndez de la Vega y Ana María Rodas estuvieron allí, abriendo brecha. Más adelante, las mujeres decidieron comerse las aulas y la Facultad de Humanidades dejó de ser el único punto donde su intelecto podía desarrollarse.

Si bien es cierto que la Revolución permitió que las guatemaltecas ocuparan puestos anhelados y merecidos, aún más lo es que día a día "todas" vivimos una revolución para alcanzar nuestras metas y hacer palpables nuestros sueños.

 

Libros

La literatura es una clara muestra de las revoluciones internas y universales que las mujeres enfrentamos día a día.

 

«Luchas de las guatemaltecas del siglo xx.

Mirada al trabajo político y la participación política de las mujeres»

Lorena Carrillo Padilla

(Colección Nuestra Palabra, Ediciones del Pensativo, Guatemala, 2004)

"Un libro que nos introduce en temas que necesariamente tendrán que discutirse y profundizarse. Constituye un gran aporte para la Historia de Guatemala y es un documento fundamental para las guatemaltecas, estudiantes, activistas y para todas aquéllas que se interesan por saber de dónde vienen, qué hicieron sus ancestras, cómo vinieron, qué sintieron y pensaron".

 

«Mujeres en la alborada»

Yolanda Colom

(Artemis & Edinter, Guatemala, 1998)

"Contiene las vicisitudes de una guerrillera centroamericana por las selvas lluviosas, recreadas por la palabra genitora de una mujer. La autora rinde en las páginas de este libro testimonio de la participación de la mujer en la lucha guerrillera y narra los años que siguieron al ciclo fundacional del Ejército Guerrillero de los Pobres en el norte del Quiché".

 

En la red

·         Participación política de las mujeres en la primavera democrática guatemalteca (1944-1954)

Una aproximación a las formas en que las mujeres participaron en el proceso nacional revolucionario.

http://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/2parte/CAP8Guadalupe.htm

·         La mujer en la paz de Guatemala

Este documento aborda el rol crítico de las mujeres para asegurar que la vida cotidiana prosiga.

www.minugua.guate.net/PUBLICACIONES/CRONIC2001/CRONICAS%2013.pdf

 

Una lectora nos cuenta...

"Trabajo en La Liga de la Leche. Así es que tengo contacto con muchas de las lideresas de América Latina, para formar a nuevas mujeres que a su vez trabajan con madres en sus comunidades. Este trabajo es un reto constante, me mantiene muy activa, tratando de dar lo mejor de mí. No cabe duda que es dando como recibimos".

– Extracto de carta recibida de Mariana de Petersen (guatemalteca, 1962)

 

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Relatora exige castigar crímenes

Wendy Santa Cruz / Periodista guatemalteca

 

Frente a la violencia sexual, torturas y mutilaciones ejercidas contra mujeres asesinadas, estos delitos no pueden ser analizados como una simple cuestión numérica por constituir una máxima expresión de discriminación, señaló Susana Villarán, relatora de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Al hacer públicos los primeros hallazgos de su investigación, efectuada en septiembre, enfatizó la necesidad de que el Estado guatemalteco se ocupe de proporcionar soluciones eficaces y ponga fin a la impunidad con respecto a estos casos.

Durante una semana, la relatora y tres especialistas se entrevistaron con autoridades estatales y diversos grupos en la capital y dos departamentos. Con base en la información obtenida, concluyeron que si bien existen avances en materia normativa e institucional, éstos son insuficientes para enfrentar los feminicidios que están relacionados con otras formas de violencia.

En virtud de la evidencia, las expertas descartan la idea que la mayoría de victimarios sea integrante de "maras". "El patrón que va tomando más consistencia es que las muertes se vinculan con la violencia intrafamiliar y acciones de organizaciones criminales que, en algunos casos, pueden utilizar a ciertas maras para la comisión de delitos", explicó Susana Villarán, tras indicar que no excluye la participación de grupos clandestinos en algunos casos.

Destacó la necesidad de realizar estudios sobre la prevalencia de los distintos tipos de violencia contra las mujeres para que se ejecuten políticas públicas certeras de prevención y persecución. También resaltó las deficiencias en el acceso a la justicia y la forma en que se estigmatiza o culpa a las víctimas por su estilo de vida, origen o vestimenta.

A los medios de comunicación les solicitó evitar el sensacionalismo y la falta de respeto hacia las afectadas, ya que: "pueden servir como cajas de resonancia a grupos interesados en generar un clima de miedo e intimidación, así como promover la idea de que las mujeres deben abandonar el espacio público y su rol indispensable en el desarrollo nacional, que hemos ganado con tanto esfuerzo".

La relatora reconoció la labor de las guatemaltecas organizadas en la lucha contra la violencia y anticipó que en diciembre dará a conocer el informe final de su investigación.

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Amnistía Internacional: Crímenes y dominación masculina

laCuerda

 

En su reciente Informe de Crímenes contra Mujeres en Guatemala, Amnistía Internacional resalta como causal específica de éstos al sistema patriarcal, que se construye bajo un patrón de ejercicio de poder y discriminación masculinas y coloca a la población femenina en una mayor vulnerabilidad. Indica que esos asesinatos se pierden dentro de la delincuencia y violencia generalizadas que se viven en el país, más que todo por la falta de sensibilidad de los agentes estatales.

En sus conclusiones destaca: "La forma como ellas son asesinadas tiene características especiales que caben dentro de una violencia sexual: violación, tortura, amenaza, intimidación, decapitadas, varias aparecen dentro de costales o bolsas plásticas, atadas de pies y manos, o fueron lanzadas al vacío desde un taxi".

Al detallar la problemática, la entidad internacional retoma otros estudios que explican el perfil de las víctimas: en su mayoría son residentes de barrios pobres, tienen bajo nivel socioeconómico y actividades productivas de poca calificación. Cabe señalar que en el 43 por ciento de los casos ha sido imposible establecer la ocupación de las mujeres asesinadas.

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Despenalizar para poder vivir

laCuerda

 

Se estima que cada año 46 millones de mujeres abortan. El 78 por ciento lo hace en países donde esta práctica constituye un crimen, mientras sólo el 22 por ciento lo realiza de forma legal.

El aborto clandestino, en condiciones de riesgo, pone en peligro la salud y vida de las mujeres. De ahí las acciones orientadas a despenalizarlo.

En el marco del 28 de Septiembre, Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, la organización Tierra Viva realizó un taller para reflexionar sobre esta problemática, como una violación a los derechos de las mujeres.

"Queremos iniciar un diálogo para ver de qué manera nos unificamos en el tema, porque de lo que no se habla pareciera que no existe. Éste no es un asunto del movimiento feminista o de los grupos de mujeres en general, sino sólo de algunas expresiones de los mismos", aseguró María Eugenia Lemus, de esta agrupación.

En Guatemala es ilegal el aborto, excepto para salvar la vida de la madre (previo diagnóstico médico). Sin embargo, existe el programa de atención post-aborto en el Hospital General San Juan de Dios, a cargo del doctor Edgar Kestler.

 

En laCuerda apoyamos la despenalización del aborto.

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Nace Parlamento de las Mujeres

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Con miras a presentar iniciativas de ley o modificaciones a la legislación a favor de las guatemaltecas, representantes de los 22 departamentos del país asistieron al Parlamento de las Mujeres, realizado el 26 de septiembre en la ciudad de Antigua.

Dicha instancia está diseñada para que participen congresistas de cada partido político y delegadas de organizaciones de mujeres de los diferentes sectores y regiones. Entre sus tareas sugieren proporcionar apoyo técnico al Congreso de la República.

En cuanto al nombre de este espacio no hubo consenso entre las 300 personas asistentes, como la parlamentaria Zury Ríos, quien consideró que llamarlo "parlamento" resta importancia al Congreso, explicó Alma Cruz, de la Agrupación de Mujeres Tierra Viva, tras indicar que el presidente del Organismo Legislativo, Rolando Morales, se comprometió a suscribir próximamente un acuerdo que le dé legalidad.

La intención -dijo la entrevistada- es aumentar el número de participantes al Parlamento de las Mujeres, para lo cual sostendrán reuniones de trabajo en octubre y noviembre. Este espacio así denominado existe en varios países de América Latina.

A fin de dar a conocer la experiencia mexicana, la diputada feminista Marcela Lagarde hizo una síntesis de los seis Parlamentos de Mujeres realizados en el vecino país, señalando sus logros, perspectivas, tropiezos y errores. Habló de la importancia de asumir un compromiso a favor de la causa de las mujeres y resaltó que en los Parlamentos debe existir respeto a la diversidad: todo se puede negociar, excepto los derechos de las humanas.

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Carta Abierta de la Red de Mujeres Periodistas

 

Reunidas en Antigua Guatemala 54 mujeres de 26 medios de comunicación de todo el país, en el IV Encuentro Nacional de Mujeres Periodistas, hicimos una reflexión profunda sobre cómo los contenidos publicitarios de los medios de comunicación contradicen o niegan cotidianamente su discurso editorial, en el que se venden como incluyentes, democráticos, equitativos, no violentos y tolerantes.

Esta contradicción se extiende más allá de la dualidad publicidad/contenidos editoriales hacia los distintos productos periodísticos de un mismo grupo editorial, práctica que no excluye a ninguna corporación empresarial de este tipo en Guatemala.

Nosotras, como parte fundamental de los medios de comunicación, exigimos el cese de estos actos discriminatorios basadas en: los primeros enunciados de la Constitución sobre el respeto a la vida y a la igualdad; los objetivos estratégicos de la Plataforma para la Acción Mundial, firmada y ratificada por el gobierno de Guatemala, así como la Convención Americana de los Derechos Humanos.

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Por mí, por nosotras y por las otras

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El Sector de Mujeres presentó a más de un centenar de personas su escuela de formación política nombrada "Por mí, por nosotras y por las otras". El proyecto se llevará a cabo de septiembre a diciembre del 2004 y de febrero a julio del 2005. Este frente lo integran 37 grupos con diferentes experiencias de participación y estratos sociales; hay indígenas y mestizas entre 20 y 50 años de edad.

En el evento de presentación todas las personas asistentes, fundamentalmente mujeres, encendieron velas para simbolizar que el fuego es una luz de sabiduría. Sandra Morán, del Equipo de Seguimiento Político, leyó varios poemas, hizo percusión y cantó para dar un toque festivo y de entusiasmo a esta iniciativa que busca, a partir de cambios personales de sus integrantes, fortalecer sus organizaciones en los municipios y departamentos.

Los propósitos generales de la escuela son promover la participación y el empoderamiento de las mujeres en las diferentes regiones del país, así como contribuir a la construcción y fortalecimiento de su identidad política.

La escuela consta de ocho módulos: identidades y su diversidad; sistemas de opresión; efectos del contexto; derechos de las humanas; mis instrumentos; movimiento de mujeres y feminista; mecanismos institucionales a nivel nacional e internacional, y desarrollo económico de la población femenina.

Las asistentes a la escuela son lideresas y organizadoras que se desenvuelven en diferentes ámbitos sociales. Un esquema de la ruta temática de esta iniciativa contiene la siguiente leyenda: "Hoy no soy la misma. Hoy inicio el proceso de deconstrucción y construcción de mi identidad. Mañana seré quien quiero ser junto a otras y otros, desde la diversidad".

El Sector de Mujeres surgió en mayo de 1994 como espacio de articulación de organizaciones en el departamento de Guatemala y 10 años después tiene membresía en 14.

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MINUGUA y cuestiones de género

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Entre los problemas crónicos que viven las mujeres destacan: la violencia doméstica, falta de igualdad en los ámbitos laboral y educativo, como también sus bajos niveles de participación política. Ésta es una conclusión, de las denominadas "cuestiones de género", que figura en el más reciente informe de la Misión de Verificación de Naciones Unidas sobre los Acuerdos de Paz, tras 10 años de permanecer en Guatemala.

Señala que el impacto de instituciones como el Foro Nacional de la Mujer, la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) y la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) ha disminuido a causa de las limitaciones presupuestarias que enfrentan. También resalta algunos compromisos incumplidos, entre éstos: penalizar el acoso sexual, ejecutar una política de desarrollo rural (área donde reside el mayor porcentaje de indígenas) y erradicar la impunidad judicial.

En otra parte de su verificación, MINUGUA afirma que "las reformas estructurales más profundas contempladas en los Acuerdos de Paz han quedado rezagadas... persisten grandes desigualdades sociales que constituyen tanto una afrenta moral como un obstáculo al desarrollo".

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Contra el tabaquismo

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Desde 1880 se comercializan los cigarrillos y su consumo se ha convertido en grave problema mundial.

El primer Convenio Marco para el Control del Tabaco, promovido en el 2003 por la Organización Mundial de la Salud, ha sido firmado por 168 naciones y ratificado por 32. Contempla la protección contra las consecuencias de salud, sociales, económicas y ambientales tanto por el uso de tabaco como por la exposición a su humo.

Según especialistas, cada 10 segundos fallece una persona a causa de este producto y la esperanza de vida para fumadores es ocho años menos de quienes no los son; el 50 por ciento muere por enfermedades respiratorias o cáncer. El consumo durante el embarazo produce malformaciones congénitas, bajo peso y talla en bebés, quienes quedan expuestos a enfermedades relacionadas al aparato respiratorio. En los hombres -dicen- causa impotencia.

El Convenio Marco entrará en vigor cuando sea ratificado por 40 países. Se espera que Guatemala lo haga en los próximos meses.

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Detrás del desalojo en Retalhuleu

Jacqui Torres Urízar / Periodista guatemalteca

 

Con el frío de Xela en la piel, Miqueas, un niño de 11 años, esperaba con impaciencia saber de su madre. No la veía desde que les desalojaron de la finca Nueva Linda, donde también vio cómo mataron a su hermano Natanael, de 16 años. Mientras tanto, revivió la experiencia de aquella masacre, de la voz de dos indígenas que entre llantos y reclamos hablaron de un problema que muchos se niegan a reconocer.

El 30 de agosto, las familias asentadas en Nueva Linda que pedían justicia por la aparición del dirigente Héctor Reyes sabían que la policía llegaría al amanecer del siguiente día. Arreglaron sus pertenencias para salir si no se lograba nada, indicó Alicia Carreto, indígena mam de 32 años, con seis hijos y cuyo esposo fue detenido junto a otros 29 campesinos.

Los medios de comunicación, analistas y entidades estatales aclararon que la ocupación no era producto de un conflicto de tierras sino una "demanda de justicia". El relato de dos sobrevivientes cuenta otra historia. Tomaron la finca por solidaridad con Floridalma Toledo, esposa de Reyes, quien tenía miedo que el dueño de la finca, Carlos Fernández Alejos, emprendiera represalias contra ella y su familia. Toledo se atrevió a desafiar el silencio y denunciar las injusticias que sufren en las fincas de la costa sur.

La primera intención al ocupar la finca fue exigir el esclarecimiento del paradero del dirigente, pero ese propósito abrió la esperanza de presionar al finquero Fernández Alejos a que dejara de maltratarlos, así como a mejorar las condiciones precarias que viven como trabajadores, ya que carecen de servicios de salud, educación y vivienda dignas.

 

Bajo el manto del feudalismo

Mujeres y hombres reciben malos tratos, siempre trabajan para el patrón, pero nunca tienen recursos. Arriendan tierras para cosechar sus alimentos. Pagan a los finqueros, algunas veces con dinero, mil quetzales por manzana; de lo contrario, deben laborar para cancelar la deuda y aunque hagan más trabajo no se les reconoce. "Nuestros esposos siembran zacate, ajonjolí y hacen cercos para el ganado sin que les paguen un centavo", afirmó Alicia Carreto.

Un estudio de la Coordinación de ONG y Cooperativas y el Comité de Desarrollo Campesino registra que no todas las fincas en la costa sur cumplen con el pago de salario mínimo a sus trabajadores permanentes. "Muchas veces no se les otorga el séptimo día y, en definitiva, no se les reconoce las horas extras laboradas". Además, la mayoría de trabajadores del campo tiene vedado sindicalizarse.

Las condiciones de las campesinas son aún más alarmantes pues la ley las discrimina al no reconocerlas como sujetos de derecho. Con base en las deficiencias del Código del Trabajo, ellas no reciben el salario mínimo, no tienen derecho al seguro social ni a prestaciones laborales.

Rosalinda Romero, también indígena mam, explicó que sus cosechas están condicionadas al rendimiento de las siembras de ajonjolí del patrón: "Si no se da, nos venimos con unos cuantos quintalitos de maíz, bien sufridos y matados, porque nos quitan parte de nuestra cosecha".

Además de recibir malos tratos, conviven con el miedo y la muerte como algo cotidiano. En Nueva Linda se habla de otros asesinatos. Las desapariciones forzadas son atribuidas a dueños o guardias de seguridad de las fincas. De todo ello están seguras Alicia y Rosalinda.

En la costa sur los finqueros "tratan como animales a los campesinos; si alguien está en su camino, le echan los carros encima o le disparan, y si reclaman sus derechos son desaparecidos", relataron. "La gente tiene miedo de hablar. Cuando les preguntan qué pasó con su familiar, responden que murió por enfermedad".

Según avances de una investigación referida a los desalojos, Fernández Alejos tiene una posición muy importante en la Asociación de Ganaderos de la Costa Sur. No sólo es el propietario de siete fincas; también detenta mucho poder. Previo a la desaparición de López hubo tres ejecuciones como parte de esa represión que existe en la finca privada donde no hay ley que valga.

 

¿Hasta cuándo la injusticia?

Hace un mes fue doloroso para Alicia contar lo que vivió el día del desalojo. Al enterarse que no podría sacar su cosecha de maíz, exclamó: "Como indígenas y campesinos tenemos derechos; somos los dueños de estas tierras, ya no queremos ver españoles en nuestro país". A finales de septiembre, ella habló de su tristeza por las pérdidas, comentó que su esposo sigue enfermo y sus hijos asustados. La desesperanza en sus palabras fue evidente.

Julia Cabrera, quien llegó a la finca ese 31 de agosto esperanzada de que la venta fuera buena, fue encarcelada por los delitos de asesinato, portación de armas ilegales e invasión. Permaneció en la cárcel por 10 días, la mitad de ellos sin su pequeño Jonatan, de siete meses de edad. Ya salió con el dolor inmenso de no haber asistido al funeral de su hijo y con la responsabilidad de empezar de nuevo, ahora en peores condiciones, para mantener a sus pequeños.

A pesar de este y otros testimonios, el gobierno no muestra disposición alguna de resarcir a las víctimas de la represión en Nueva Linda, desconoce los rostros de las personas sobrevivientes y afectadas, y carece de interés por acercarse a la gente pobre, explotada y discriminada, afirmaron varias campesinas tras un mes del desalojo.

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La vida de las Estrellas

Textos y fotografías: Andrea Carrillo Samayoa / laCuerda

(las fotografías pueden ser vistas en el archivo DOC de esta edición)

 

·         Ya bastante se ha hablado del encuentro deportivo de las Estrellas de la Línea y las alumnas de un caro colegio privado... de la derrota de las primeras y su expulsión de la liga en la que quisieron jugar un torneo. Ese partido de futbol ha causado revuelo; múltiples reacciones ha generado. Dos Estrellas relatan: "La idea nos pareció estupenda. Este equipo es un sueño hecho realidad. Cuando jugamos la mente se nos despeja. Es una manera de relacionarnos con el mundo y ser aceptadas".

 

·         Beatriz es nicaragüense y a sus 37 años tiene ocho hijos. Siendo muy joven participó en el movimiento revolucionario de su país y fue auxiliar de enfermería. Llegó a Guatemala a mediados del 2001 en busca de mejores oportunidades. En La Línea encontró la única salida. "Todos los días a las seis de la mañana, cuando abro la puerta de mi cuarto, lo primero que hago es pedirle a dios: señor, dame trabajo hoy, porque de este chance y de este cuerpo voy a darles de comer a mis hijos".

 

·         Hay otras Estrellas que no se integraron al equipo. Ellas también trabajan cerca de 12 horas para mantener a sus familias. Muestran gran orgullo por no verse rodeadas de padrotes. Ofrecen su cuerpo, no le piden ni molestan a nadie. La mayoría sabe que tiene que cuidarse. Algunas asisten al centro de salud cada 15 días y otras una vez al mes.

 

·         Cerca de 200 mujeres, muchas de ellas extranjeras, trabajan diariamente en La Línea. La mayoría renta el cuarto por día. A eso de las ocho de la noche, cuanto terminan de dar sus servicios, cierran la puerta y se dirigen a su hogar, donde las esperan sus hijas e hijos, y en algunos casos sus compañeros. Futbolistas o no, todas demandan la custodia de sus pequeños, protección contra la violencia y acoso de la policía, campañas masivas sobre la importancia del uso del preservativo y libertad para ejercer la prostitución sin ser discriminadas.

 

Contacto con las Estrellas de la Línea: estrellasdelalinea@yahoo.es

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Movida departamental

 

Izabal

Actividades en cinco municipios

A fin de avanzar en la gestión de políticas públicas a favor del desarrollo de la población femenina, la Coordinadora de Mujeres de Izabal impulsa actividades para lograr que ellas tengan acceso a la salud y se integren a programas de alfabetización, dio a conocer su secretaria, Angélica Soto Calach.

Explicó que esta coordinadora se ha propuesto incorporar al mayor número posible de mujeres de El Estor, Los Amates, Morales, Livingston y Puerto Barrios, con el propósito de que participen en comisiones en los ejes centrales que más les interesan, por ejemplo, reducir los índices de pobreza y los casos de violencia en el hogar.

 

Médicos cubanos ayudan

Más de 1,500 niñas, niños y personas adultas recibieron atención en una jornada médica en la Sierra del Merendón, del municipio de Morales, gracias a la participación de una brigada de médicos cubanos, informó Karina Cordón, de la Coordinadora Chiqui de Cappa, en la que participan 45 mujeres. Indicó que en esta actividad además distribuyeron ropa a habitantes de las comunidades más aisladas.

Explicó que Selfa Sandoval, coordinadora del trabajo en fincas bananeras, concluyó un curso de corte y confección proporcionado a las trabajadoras de la finca Maya, aunque aclaró que ellas tienen interés en recibir capacitaciones técnicas en plomería, albañilería y electricidad.

 

Quetzaltenango

Anciana en la cárcel

Engracia Catalina Rodríguez, de 73 años de edad, invidente y con una enfermedad en una pierna que le impide caminar sin ayuda, se encontraba en el Centro de Detención Preventiva de Mujeres, ante la sorpresa de sus compañeras de reclusión. Ellas abogaron por que sea liberada, ya que es inaudito que en su estado físico se le pueda inculpar de tráfico de drogas.

 

Quiché

Osamentas encontradas

La Asociación Familiares de Detenidos Desaparecidos de Guatemala (FAMDEGUA) exigió una pronta y ágil investigación de la masacre realizada en 1982 por el ejército en el cantón Panimache Primero, ubicado en Chichicastenango.

Esta demanda de justicia ocurre después que el Equipo de Antropología Forense, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA), encontrara nueve osamentas de las 27 personas masacradas en esa aldea y que, asegura, en su mayoría eran niños.

FAMDEGUA promueve también el acompañamiento psicosocial con el Equipo de Salud Mental de la ODHA para familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales cometidas durante el conflicto armado interno, que se comprueban tras las exhumaciones efectuadas en los llamados cementerios clandestinos.

 

Sacatepéquez

Créditos para educación y producción

La Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez, integrada por casi 600 afiliadas que en su mayoría no saben leer ni escribir, impulsa actividades en 10 aldeas donde el acceso a recursos es muy limitado y ellas nunca habían tenido oportunidad de trabajar colectivamente.

Entre sus actividades resaltan las reuniones de seguimiento con niñas que cursan primaria. En éstas se les otorga a las madres un crédito anual -sin cobrar intereses- para gastos generales, a fin de que las pequeñas tengan posibilidades de continuar sus estudios.

La concesión de créditos para actividades productivas agrícolas y artesanías va acompañada de capacitación y asistencia. Estos préstamos son valorados dado que ellas carecen de garantía hipotecaria. Los reembolsan cada año junto a los intereses que les conceden a tasas accesibles.

Para la formación y capacitación realizan talleres dirigidos a lideresas para que los apliquen y repliquen en su hogar, grupo y comunidad. El lema metodológico de esta asociación es "aprender haciendo y compartiendo". Angelina Aspuac Con y Lilian Guamuch son la directora ejecutiva y la coordinadora de programas, respectivamente.

 

Sololá

Comadronas y lideresas se capacitan

El Centro de Desarrollo Humano (CDH) impartió en San Andrés Semetabaj un taller interactivo sobre anticonceptivos y prevención del VIH/sida a 31 comadronas y lideresas.

Las participantes, provenientes de 11 comunidades indígenas de los alrededores del Lago de Atitlán, recibieron píldoras anticonceptivas -inclusive de anticoncepción de emergencia- y condones, así como hojas y paquetes informativos para distribuir en sus comunidades. La información proporcionada en el taller también fue repartida en idioma kaqchiquel para quienes no hablan español.

El CDH de Sololá organizó la actividad en colaboración con la Agrupación de Mujeres Tierra Viva y el Foro de la Mujer. A través de esta y otras iniciativas, el Centro está incrementando el acceso a información y servicios en algunas de las áreas más vulnerables en Guatemala.

 

Totonicapán

Medicina natural

Julia Ixcoy, del Consejo de Mujeres Mayas de Desarrollo Integral, señaló que su organización impulsa actividades con el propósito de promover el uso de la medicina natural y destacó que su grupo obtuvo un segundo premio como reconocimiento al proyecto que realiza en San Cristóbal Totonicapán.

Otro de los ejes de trabajo de este consejo es fomentar la participación de los adolescentes mediante el desarrollo de sus habilidades y destrezas. Julia Ixcoy afirmó que sus compañeras han puesto de manifiesto sus conocimientos en su vida diaria, con sus familias y comunidades.

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