~laCuerda~ No. 68 - Guatemala, junio del 2004

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

 

Año 7, No. 68

Guatemala, junio/2004

 

nos las deben desde 1954

 

editorial

Diálogo, no subordinación

entrada

·         Intromisión, invasión, intrusión, sinónimos de infamia (Anamaría Cofiño K.)

·         Sumario noticioso

la médula

·         1954 (Lorena Carrillo Padilla)

·         El Estado para el capital (Mayra Palencia Prado)

·         Otra cosa sería... (Andrea Carrillo Samayoa)

·         Intervenir, desde la perspectiva ecológica (Magalí Rey Rosa)

·         No seguir en la misma (Margarita Pisano)

femina sapiens

·         Intervención del cuerpo: la más deliberada (Anna Arroba)

vida

·         A mí también me pasó... ("Sofía")

·         Tres hermanas revolucionarias (Andrea Carrillo Samayoa)

la paseante

·         Subrepticia política de penetración ideológica y cultural (Ligia Z. Peláez)

·         The empire strikes back (Andrea Aragón)

·         La era de la información (Ledy Orantes)

·         En mi mente (Claudia Navas Dangel)

esta boca es mía

·         Quiero un debate sobre el aborto (Martín Rodríguez)

·         Sutilezas subjetivas (Maya Cu)

·         La insoportable pesadez de envejecer (Virginia del Águila)

·         Trabajando como médico (Patricia Cortez)

aquí y ahora

·         Informe de Amnistía Internacional

·         Pobreza rural aumenta

·         Monitoreo de notas sobre mujeres

·         Felicidades al Sector de Mujeres

·         En la mira violaciones a familias campesinas (Jacqui Torres)

·         Mitos y verdades: 1o, 2o, 3o, 4o mundos (Katia Orantes)

·         ¡Vamos a matar! Y luego a reírnos... (Lucía Escobar)

reportaje

·         Experiencias en las ocupaciones de fincas (Isabel Solís, Amy North, Ana López y Marta Gutiérrez)

movida departamental

·         Alta Verapaz

-          Masacre de Panzós

-          Créditos en área poqomchi’

-          No al maltrato de mujeres y niñez

·         Petén

·         Zacapa (Daniza Pazos)

·         Sololá (Juliana Julajuj)

·         Huehuetenango (José Cotí)

 

 

Editorial—

Diálogo, no subordinación

 

La "Declaración de Guadalajara", en la que estuvieron representadas 58 naciones, muestra los marcos tan estrechos que tienen los diálogos entre gobernantes, ya que dicho pronunciamiento se subordinó a las directrices de Washington. El cabildeo previo a la cumbre y los posteriores encuentros poco sirvieron para unificar una crítica a los casos de violaciones a los derechos humanos perpetradas por el gobierno de George W. Bush, como lo han hecho contra otros regímenes cuando el Pentágono lo solicita.

En lugar de emitir una fuerte condena a las torturas y vejaciones cometidas por las fuerzas armadas estadounidenses sobre prisioneros de guerra en Irak, sólo rechazaron en términos generales los abusos y malos tratos. La agresión militar contra la población civil iraquí merece una enérgico repudio, ya que los invasores siguen asesinando y agrediendo a personas inocentes (incluidas mujeres, niñas y niños), bajo el pretexto de combatir el terrorismo.

En otra parte de esa declaración, los mandatarios reiteraron la responsabilidad de sus gobiernos de dirigir procesos y reformas orientadas a aumentar la cohesión social mediante el combate a la pobreza, la desigualdad y la exclusión. Lo que cabe preguntar es cómo lo harán, ya que avalan incondicionalmente las recetas de los organismos financieros internacionales, las cuales no resuelven tales problemáticas; por el contrario, las profundizan. Así se demuestra en Guatemala, donde los porcentajes de pobreza extrema van en aumento de manera dramática.

Otra pregunta que también tendría que responder el presidente Óscar Berger es por qué califica de "bueno" el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Centroamérica, firmado el 28 de mayo pasado en Washington. ¿Acaso desconoce por qué en México existe la consigna "¡El campo no aguanta más!"?

En uno de los campos pagados que suscriben el gobierno guatemalteco y la agencia AID de Estados Unidos, se dice que "El Estado de Guatemala velará por que se respeten las leyes vigentes nacionales en materia laboral y ambiental". Al mismo tiempo se establece el "compromiso de los países parte, de no anteponer la legislación ambiental y laboral como obstáculo al comercio".

¿Por qué considerar bueno ese tratado, que subordina los derechos de las personas trabajadoras y la defensa del patrimonio natural a las leyes del mercado?

Como una expresión feminista en Guatemala, condenamos de manera contundente la agresión militar contra el pueblo iraquí, al igual que el embargo contra el pueblo cubano. Expresamos nuestro rechazo a las políticas neoliberales que tantos estragos están ocasionando en los países latinoamericanos. Nos pronunciamos por un modelo económico alternativo que coloque en el centro del desarrollo los derechos sociales, laborales, ambientales y culturales de los pueblos — consigna que se está multiplicando con mayor fuerza en diferentes partes de este continente.

En suma, reivindicamos los diálogos encaminados a encontrar soluciones, no pláticas formales ni protocolarias que al fin de cuentas sólo representan la subordinación a los poderosos.

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Intromisión, invasión, intrusión, sinónimos de infamia

Anamaría Cofiño K., laCuerda

 

Con la esperanza rota, la dignidad quebrantada y el futuro hecho añicos quedó la población que apoyaba y creía en la Revolución Guatemalteca. Ante la intervención yanqui y sus nefastas consecuencias, mucha gente tuvo que salir al exilio y abandonar sus querencias. Algunas personas, decepcionadas, incapaces de enfrentar semejante frustración, cayeron en la más profunda tristeza o se quitaron la vida. No faltaron, por fortuna, quienes decidieron continuar la lucha, cultivando los valores que la gesta libertaria había sembrado y levantando activamente sus banderas, hasta hoy.

laCuerda se une a quienes han mantenido viva la esperanza en un futuro mejor y ofrece este número como un sentido homenaje a todas las personas que dieron su vida por el ideal compartido de construir una Guatemala justa y democrática. Estamos convencidas que los pueblos, los grupos, las naciones, las personas, tenemos derecho a ser autónomas, libres e independientes.

 

Un fantasma recorre el mundo

Las mujeres sabemos bien cómo son las injerencias, porque a lo largo de la historia hemos sido objeto de avasallamientos, abusos y conquistas violentas por parte del patriarcado como sistema y de algunos hombres como individuos. En carne propia hemos padecido las consecuencias del machismo que pretende erigirse como dominio universal. Esa situación ha reforzado nuestras resistencias y afanes por sacudirnos los yugos externos. La liberación de las mujeres es una revolución cotidiana que ha durado siglos y no tiene cuartel. Luchar contra la intervención es pues, algo que se lleva dentro como una forma de no ceder, de sobrevivir.

El feminismo se caracteriza por descubrir, señalar y trastocar las estructuras que sostienen el edificio de la dominación. A través de diversas estrategias, ha logrado avances hacia formas de vida más igualitarias, aunque no siempre más equitativas y justas. Las mujeres hemos dado grandes pasos para dejar atrás la sumisión y la opresión, pero no hemos conseguido salir del todo, ni todas. Mientras haya mujeres golpeadas, que no sepan leer ni escribir, que no puedan decidir cómo vivir su sexualidad, que no tengan voz ni derechos, la revolución seguirá inconclusa.

 

Intromisión por todos los medios y a cualquier precio

La penetración cultural es una política que busca dominar las mentalidades por medio de palabras, imágenes, gestos y normas que conduzcan a los rebaños por las sendas de los amos. Las religiones -opio de los pueblos- son elemento clave para la conquista espiritual. A través de las culpas, los pecados, la resignación, intimidación y otras tácticas más sutiles, hay creencias que doblegan a la gente, quitándole su raciocinio y su poder de decidir libremente, imponiéndole la fe como dogma. La intervención de la iglesia católica en las vidas y los cuerpos de las mujeres es un hecho innegable que ha cobrado demasiadas vidas. Hasta hoy, esa institución patriarcal por excelencia nos manda a seguir reproduciéndonos como conejos.

Aun así, hay que decir que no todo es homogéneo ni negativo, ya que los mensajes y las prácticas espirituales muchas veces salen del esquema dominador, proponiendo vías hacia la liberación; además, pueden ser fuente de valor y coraje para enfrentar a quienes nos oprimen.

Una de las maneras más perversas de invasión que estamos presenciando en nuestros países es la privatización. Con la expropiación y el hurto de los recursos colectivos, los grupos dirigentes de los países poderosos, con Estados Unidos a la cabeza, se están quedando con lo que alguna vez fue nuestro. No está lejano el tiempo en que -si lo permitimos- nos quiten el agua, el aire, la vida. Ya nos han enajenado niñas y niños, tierras, semillas, idiomas, costumbres; ahora vienen por lo poco que dejaron.

La Dignidad y la Voluntad son bienes humanos inapreciables que es preciso conservar y reproducir para enfrentar esta todopoderosa política invasiva. Son nuestra fortaleza para construir otras maneras de ser y estar en el mundo. La autonomía, entendida como diversas formas de organizarnos y relacionarnos, es un camino alternativo ante un monstruo de muchas cabezas que no tiene escrúpulo alguno. En el espíritu de comunidad que une y hermana a la gente en torno a sus necesidades, sueños y deseos están las claves para construir esa otra posibilidad de convivencia que en idioma maya se denomina "ütz kaslemal", la Buena Vida, ésa que queremos para alcanzar la paz.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

50 años de cárcel

Cerca de cumplirse un año del asesinato de las jóvenes Deborah Elizabeth y Olga Aracelly Tomás Villeda, de 16 y 11 respectivamente, el Tribunal Tercero de Sentencia condenó por unanimidad a 50 años de prisión inconmutables a los tres responsables del crimen. Éstos violaron, mutilaron y dieron muerte a las hermanas. El hecho ocurrió el 24 de junio del 2003 en San Pedro Ayampuc.

 

Premio periodístico

La reportera Crista Kepfer Iturbide recibió el Premio al Periodismo de Investigación Irma Flaquer, otorgado por las Naciones Unidas, por su reportaje "Millones de guatemaltecos sin vivienda". Este galardón fue creado en memoria de la combativa periodista guatemalteca, defensora de los derechos humanos, quien criticó la corrupción y represión políticas e hizo denuncia de la situación de pobreza y discriminación de los indígenas. Fue "desaparecida" el 16 de octubre de 1980.

 

Destacadas universitarias

Por primera vez, la Universidad de San Carlos de Guatemala otorgó el Premio Excelencia Académica del Estudiante Universitario. De las 27 personas seleccionadas, representantes de cada facultad, 17 fueron mujeres. Diana Molina, estudiante de Economía, fue la elegida por su promedio general de 94.88. La USAC premió a sancarlistas cuyos promedios oscilan entre 85 y 95 puntos.

 

Programa de resarcimiento sin fondos

Rosalina Tuyuc asegura que, si bien el presidente Berger le ha pedido hacerse cargo del Programa Nacional de Resarcimiento, sólo aceptaría la responsabilidad si le proporcionaran los recursos necesarios. La dirigente de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) sostiene que no hay fondos para impulsar las acciones precisas de reparación económica, moral y material de las personas damnificadas por la guerra interna. Para este año sólo están presupuestados 70 millones de quetzales, un monto que la lideresa considera insuficiente, por lo que espera que se asigne un mayor presupuesto.

 

Por una mejor salud reproductiva

Durante la 57a. Asamblea Mundial de la Salud, la Organización Mundial de la Salud adoptó la primera estrategia mundial de salud reproductiva, que aborda la atención prenatal, perinatal, posparto y neonatal, aparte de ofrecer servicios de planificación familiar de alta calidad. También da un enfoque especial a la prevención del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), las infecciones del aparato reproductor, el cáncer cérvico-uterino y la promoción de la salud sexual.

 

Chapinas a las Olimpiadas

La selección femenina que representará a nuestro país en los juegos olímpicos, a realizarse en Atenas durante este mes, es la más numerosa que ha asistido a las Olimpiadas a lo largo de la historia. Seis son las atletas que disputarán medallas para Guatemala: Euda Carías, Gisela Morales, Heidy Juárez, Isabel de Sanz Aguero, Maria Dolores Molina y Teresita Collado.

Por otro lado, en el Grand Prix de Tiro con Arco realizado en México, la guatemalteca Sabrina Hermes, de 15 años, obtuvo seis medallas, entre éstas una de oro en la distancia de 30 metros.

 

Reporte de violencia

Según reportes de cuatro medios escritos, en mayo fueron asesinadas 14 mujeres, entre ellas una recién nacida que presentaba señas de tortura. Una fue acuchillada, otra estrangulada y siete murieron por arma de fuego. En cuatro de los casos no se estableció la causa de muerte. Cuatro fueron heridas de bala y una atacada a mordidas y golpes. Cuatro mujeres desaparecieron. Otras 14 sufrieron accidentes viales, ocho de ellas murieron y las demás quedaron heridas.

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1954

Lorena Carrillo Padilla, guatemalteca, historiadora

 

Alguna vez dijo Luis Cardoza y Aragón que lo que había ocurrido en 1954 era la peor tragedia en la historia de nuestro país. Ya sabemos lo que sucedió después. Ahora, 50 años más tarde, el gobierno estadounidense reconoció que haber frustrado el proyecto democrático de entonces había sido un error. Vaya si lo sabremos nosotros, la generación que nació y creció bajo "el peso de la noche".

 

Lo que nos arrebataron

Hablando con mi madre y mi tía, que eran jóvenes en aquellos años y vivieron la Revolución, ellas me contaban cosas: la gran felicidad que había sido ver llegar de pronto cientos de revistas y periódicos de todas partes del mundo, libros. También algunas imágenes en el campo: la gran cantidad de mujeres que compraron máquinas de coser y los hombres que adquirieron machetes y azadones nuevos...

Hablar de lo que la Revolución significó es hacerlo sobre lo que su fin nos arrebató a todos, pero en especial a las mujeres de Guatemala. Se trata de pérdidas históricas, de brechas insalvables ya, de futuros cancelados para siempre.

La Revolución, ya se sabe, tuvo lugar en una época difícil y se cometieron entonces muchos errores, pero lo que se iniciaba con ella como proyecto democrático y popular se dirigía a cambiar este país, a conducirlo por un rumbo que quedó vedado, hacia formas modernas de sociedad y cultura.

Las mujeres de la ciudad y del campo habríamos sido otras de las que somos hoy. 1954 nos arrebató, entre otras cosas no menos importantes, los libros, y las transformaciones sociales sumadas a los libros nos habrían hecho distintas y recorrer en breve tiempo, por caminos menos ásperos y con mejores resultados, lo que se ha recorrido hasta ahora.

Hace poco, desempolvando cajones me encontré con un folleto publicado en los 70, con papel barato y mala tinta, sobre un tema de filosofía escrito por un profesor de la Facultad de Humanidades. Lo hojeé y pude ver mis subrayados, mis anotaciones, mi número de carnet: 27708... El folleto había sido lectura de algún curso universitario y no pude evitar pensar en la miseria de lo que fueron nuestras alternativas de lectura, nuestras bibliotecas, librerías y editoriales; en la tristeza que había sido formarse así.

Pero, mucho más atrás, recuerdo que mi madre nos dejaba a mi hermana y a mí en una pequeña biblioteca infantil que estaba en el sótano de la Nacional y aquello era un paraíso donde se leía la revista argentina "Billiken" y la revista guatemalteca "Alegría" de Matilde Montoya. ¿Qué pasó con aquella biblioteca? ¿Es ahora más grande? ¿Hay más en la ciudad y en los departamentos? ¿Hay más y mejores revistas para niñas y niños hechas en el país?

Las ideas que estaban detrás de esos proyectos eran las de la Revolución y todo eso nos fue arrebatado. Sin duda, habríamos sido distintas si hubiese continuado y miles de niñas pasaran las tardes en bibliotecas como aquélla.

 

Ecos de una revolución truncada

Ayer apenas, leyendo un libro sobre las literaturas "alternativas" en América Latina, me encontraba con "Ollantay", la pieza dramática neo-inca, cuyo nombre escuché por primera vez hace años, cuando mi madre me mostró las fotografías de su puesta en escena en el auditorio de Belén en los años de la Revolución. De nuevo pensé en el significado de que las adolescentes de los años 40 trabajaran con tan importante texto, pensé en las implicaciones que tendría el que las jóvenes de entonces, en un país multicultural, estudiaran un "texto alternativo".

A ese paso, hoy, 50 años después, las ideas y las relaciones interculturales e interétnicas serían distintas... Pero no, porque detrás de aquellos proyectos estaban las ideas de la Revolución, y al acabarla, acabaron también con ellos. ¿Qué leen ahora las jóvenes? ¿Hay más y mejores grupos de teatro en las escuelas? A mí no me tocó nada de eso. En Belén, cuando yo estudié, sobrevivía apenas el grupo de marimba y el de títeres. ¿Existen hoy...?

Sobrevivía también el "Autogobierno", mecanismo por el que las estudiantes se organizaban y elegían a sus representantes... ecos de la Revolución... El primer día de clases, la "Seño Lanza", una ancianita profesora auxiliar, se cuidó bien de aleccionarnos: no debíamos hacer caso del Autogobierno... era puro comunismo.

Las Misiones Ambulantes de la Revolución recorrieron caminos y carreteras llevando desde entremeses de Cervantes hasta profilaxis dental. No se daban abasto; las rebasaban las necesidades de saber de la gente del campo. ¿Qué pasó con ellas? ¿Se perfeccionaron? ¿Dieron lugar a mejores proyectos? En su lugar, en 1954 llegó la Alianza para el Progreso.

 

No perdimos la memoria

Nos quitaron organizaciones, voz, proyectos, espacios y futuro. Alaíde Foppa se fue, Gabriela Mistral ya no vino más, Frida Khalo murió en 1954. Todavía acompañó, en silla de ruedas y con pañuelo blanco en la cabeza, a la manifestación en México contra el Golpe de Estado y la intervención. Y así crecimos y nos formamos, bajo "el peso de la noche". Sin libros, sin revistas, sin buenas bibliotecas, sin alternativas, sin Alaíde, ni Gabriela, sin Frida, con miedo al "comunismo" y Alianza para el Progreso, porque fuimos la generación de 1954.

Afortunadamente, no nos quitaron ni perdimos la memoria. Llenamos el faltante con las historias de nuestras madres y nuestras tías, oyéndolas y aprendiendo de ellas, mujeres fuertes, valientes, distintas.

Como decía Mariátegui, fue la idea, el mito de la revolución lo que movió nuestras conciencias. A pesar, por encima y en contra de 1954.

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El Estado para el capital

Mayra Palencia Prado, economista

 

La tensión entre el Estado y los grupos de elite empresarial ha sido una constante a lo largo de nuestra biografía política, destacándose como uno de los mayores obstáculos para la democratización del poder, en detrimento de la sociedad.

Más allá de la reproducción de privilegios y la construcción de reglas de juego afines a las intenciones corporativistas, el espacio estatal evidencia el agotamiento de un modelo institucional débil, deformado en materia macroeconómica e incapaz de diseñar y ejecutar un proyecto político que integre las demandas de la ciudadanía. Con la consolidación del mercado como único regulador de la actividad económica -e incluso política-, el Estado, sometido a las exigencias de la globalización, enfrenta el desafío de asumir los costos de la paz en circunstancias fiscales adversas.

A lo largo de la historia -desde la época colonial hasta la instalación de los autoritarismos militares-, el aparato estatal fue preparado para favorecer el crecimiento desproporcionado e inequitativo del capital, limitando la autonomía institucional a niveles insignificantes. Se ha utilizado al Estado como arena política desde la cual, en secreto, se compraban voluntades a través del clientelismo o se imponían criterios. La elite empresarial participó de la política sin que la sociedad tuviese conocimiento, sin mancharse las manos.

La cooptación estatal constituyó, durante muchísimo tiempo, una pieza clave para la sujeción del control y el desmantelamiento de la independencia institucional; también para la acumulación de cierta riqueza próxima a la ilegalidad e ilegitimidad. Podría decirse que el poder económico aún no necesitaba competir en la esfera pública, o de jugar con otras reglas que no fueran las suyas.

Las huellas de cambio observadas en la elite empresarial desde la firma de la paz, en su mayor apertura a negociar con otros sectores, refleja la construcción de nuevos códigos discursivos que la reinsertan en los cambios políticos. Varios de sus líderes apelan ahora a dejar atrás la "secretividad" y la "desconfianza mutua". El denominado liderazgo empresarial se sigue cuidando de no crear la imagen del sector privado elite como el único protagonista y factor determinante de las decisiones de importancia nacional. Su apertura política camina de la mano con una mayor beligerancia acerca de cuál debe ser el mejor ambiente político para la inversión. Su novedoso interés por el sistema de partidos es un indicador de esta incipiente transformación en la cultura política empresarial.

La elite empresarial reivindica dar certeza a las "reglas de juego": al conjunto de normas y mecanismos que a su vez conforman el marco institucional de lo público y orientan la relación del Estado con la sociedad. Un cambio en esas reglas implica para éstos modernizar el Estado, lo que presupone: redefinir las reglas y procedimientos para el desempeño de lo público, así como las funciones del poder público. En ese sentido se demanda la creación de un sistema de buen gobierno: reconstruir una institucionalidad pública que ejecute de acuerdo a políticas y programas de Estado y se sustente en una viabilidad legal, política y administrativa. En la transformación de las funciones del Estado, las elites empresariales sí han jugado un papel decisivo desde antes de estructurar propuestas públicas, aceptando y promoviendo restricciones a las funciones mismas del Estado.

La dirección en la que ha venido transformándose el papel del Estado se caracteriza por disminuir la facultad y capacidad de éste para regular e intervenir en el mercado. En gran medida, tales cambios derivan de simbiosis perversas entre desajustes internos e inducciones externas. Es una tendencia de parches a las funciones del poder público que paradójicamente sigue provocando la recurrencia de círculos viciosos, volviendo imprescindible redefinir efectivamente el ámbito del poder público.

La naturaleza del Estado configurado hasta hoy responde al capital. En ello las elites empresariales tienen una elevada dosis de responsabilidad.

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Otra cosa sería...

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

Por lo general es cada 20 de octubre cuando se revive y recuerda el acontecimiento de 1954. Ese año el país tomó otro rumbo y los avances logrados se estancaron. La posibilidad de construir un país libre y democrático quedó truncada.

Al preguntar cómo estaríamos ahora, si Estados Unidos no hubiera intervenido Guatemala cuando Jacobo Arbenz gobernaba, las personas que entrevisté coincidieron en sus respuestas: viviríamos en un país mejor, con mayores oportunidades para toda su gente.

Margarita Carrera agregó: "Lo del 54 fue una de las grandes tragedias que ha sufrido nuestro pueblo. Se fue hasta abajo todo el proceso democrático y desde entonces nuevamente volvieron a ocupar el poder las clases poderosas y pudientes. Lo peor de todo es que los grandes insignes de Guatemala tuvieron que salir al exilio y se perdió todo: los bienes espirituales, culturales, económicos. Fue la peor desgracia".

Una joven universitaria dijo al respecto: "Los países potencias no es que colaboran y ahí se quede la cosa: ayudan pero hay que darles algo a cambio, y Estados Unidos siempre quiere salir ganando. Sus intereses estaban siendo afectados con Arbenz y por eso lo sacaron. Si no hubieran intervenido, con la reforma agraria se estarían cultivando todas las tierras, los campesinos tendrían mejores condiciones, no habría tanta pobreza y no dependeríamos de otros países".

Por su parte, la zacapaneca María Roldán comentó recordarse únicamente de la gente que metían presa acusada de ser comunista. "Aunque ni se supiera qué era eso del comunismo o se fuera analfabeta, a uno lo metían a la cárcel con tan sólo haber aceptado una vaca del gobierno anterior".

En el 54 Oswaldo Mejía estudiaba: "Arévalo y Arbenz montaron un gobierno comunista y mandaron a la droga a la United Fruit Company. Ellos eran americanos que tenían todas las bananeras; por eso Estados Unidos ayudó a que botaran a ese gobierno. Pero a como estamos ahora, la cosa era mejor antes".

Ana María Rodas respondió: "Seguramente estaríamos bien, aunque los acontecimientos históricos se relacionan con lo que sucede. No tengo la menor idea de lo que pudo haber pasado, porque en el 54 había un enfrentamiento muy fuerte entre izquierda y derecha, no sólo aquí sino en todo el mundo. Hasta el momento seguimos siendo gobernados por Estados Unidos; no importa a quién elijamos de presidente porque siempre funcionamos dentro de las normas que ese país establece. Somos una sociedad demasiado joven que no hemos tenido tiempo para crecer y madurar. Y mientras tengamos un país como Estados Unidos tan cerca, no vamos a poder fructificar nuestra propuesta".

Para Lin Valenzuela, habría sido una Guatemala distinta, donde sería menor la brecha de inequidad entre los que tienen y los que no. "El analfabetismo sería menor, la educación accesible para toda la población... La reforma agraria habría transitado a un desarrollo rural integral producto de la lucha campesina; la salud y seguridad social ampliado su cobertura y mejorado su calidad. Cabe soñar que a lo mejor una sociedad así permitiría cristalizar la lucha histórica de los pueblos indígenas en el reconocimiento de su identidad y el ejercicio de sus derechos".

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Intervenir, desde la perspectiva ecológica

Magali Rey Rosa, guatemalteca, maestra, maga

 

Me pregunto cuándo los seres humanos pasamos de ser habitantes de la Tierra a intervenirla, si nos atenemos a la definición de diccionario que dice: intervenir es "tomar parte en un asunto, interponer uno su autoridad".

Como habitantes, éramos parte del sistema de vida, una criatura más que vivía aquí, que se adaptaba para sobrevivir. Con los cambios tecnológicos y de actitud que han prevalecido en las sociedades humanas, ahora "tomamos parte en el asunto de la vida, interponemos nuestra autoridad".

Pero no todos por igual. Desde hace mucho tiempo, también hay seres humanos "interviniendo" con otros. En América, por ejemplo, había grupos humanos habitando los espacios territoriales y, entre ellos, los dominantes "intervenían" a los otros y dominaban los más fuertes.

Con la llegada de los conquistadores europeos al continente americano, éstos se convirtieron en los nuevos "interventores". La modalidad de intervención fue el saqueo de los tesoros y recursos naturales, y también la dominación de los habitantes locales.

Tienen la capacidad de "intervenir" los más fuertes. Desde mediados del siglo XX, el gobierno estadounidense "intervino" directamente en Guatemala. Y así continuamos… "intervenidos".

La intervención sigue, con las características propias de la época: más solapada, más sofisticada, más eficaz. La moderna modalidad de intervención, impulsada por las compañías transnacionales, más poderosas que la mayoría de nuestros gobiernos, sedientas de lo poco que nos va quedando, es la nueva colonización. ¿Será la última extracción?

Les producíamos baratos los postres y el café; ahora quieren también lo que hay escondido en las entrañas de nuestras montañas. Vienen además por nuestra riqueza genética, por nuestras semillas, para que hasta eso tengamos que comprar, y ellos, los nuevos interventores sin rostro, puedan ser aún más ricos.

Pero hay una forma de intervención de la cual parece que no nos hemos percatado todavía. Resulta que ahora también el espacio está siendo "intervenido". Ya se están rifando desde los permisos para contaminar el aire hasta los espacios para poner la chatarra espacial. Y en todas partes hay tontos útiles que, siempre por unos centavos, entran en el juego y les otorgan "derecho" para contaminar.

Así que, mientras los mortales comunes vemos cómo las transnacionales tratan de extraer hasta la última gota de riqueza de nuestros territorios, los nuevos dueños de la Tierra se compran y venden el cielo y los planetas entre ellos. Pero ésa seguramente debe ser "intervención divina".

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No seguir en la misma*

Margarita Pisano, feminista, arquitecta y escritora chilena

 

"Tan sólo la imaginación me permite llegar a saber

lo que puedo llegar a ser. Amada imaginación, lo que

más amo en ti es que jamás perdonas".

—"Manifiesto Surrealista", André Breton, 1924

 

El sistema perfecciona la absorción de los conocimientos-ideas-personas, institucionalizándolos o marginándolos, aunque siempre mantenga algunas excepciones (útiles). Accede a todo lo escrito, a todo lo pensado, a toda la crítica, a través de los diálogos, las conferencias, las universidades, las Naciones Unidas, las ONG, etc. Recurre a todos los sistemas de control para mantenerse y mantener su legitimidad. Borrar a las personas y anonimizar sus ideas ha sido una de las formas de hacer su historia. Así no hay "otros"; quedan excluidos, legitimando y visibilizando las voces, ideas y personas que ellos eligen, con nombres y apellidos. El sistema se va agudizando, perfeccionando en sus poderes, controles y saberes, pero más de alguna vez se le escapan a extremos peligrosos, como la tecnología de muerte, que hoy ya lo ha alcanzado.

Seguir pensando el feminismo dentro de esta cultura autocomplaciente es negar la biografía de las mujeres y su potencialidad civilizatoria. No sé cuántas mujeres han logrado mejorar o cambiar sus relaciones económicas o de vida por el feminismo, pues la masculinidad trampea siempre la realidad y la historia. Suma y resta, multiplica y divide a su manera. No importa quién sostenga circunstancialmente el poder. No hay argumento que me convenza de la supuesta mejoría de las mujeres con su acceso al sistema, cuando el mundo está peor. No voy a hacer una lista de las guerras, de los pobres, de los refugiados, del desastre ecológico, del genocidio, del infanticidio, ni de Bin Laden ni de Bush ni de Sharon. Y no puedo dejar de mencionar a la iglesia católica, históricamente responsable de la discriminación y el maltrato de las mujeres y que, para mantenerse, protege a sus curas pedófilos, trasladándolos de lugar y multiplicando así sus víctimas con una inmoralidad a prueba de los tiempos.

Este listado infinito me parece más que latero y quien lo desconozca o lo lea como avance, no ve la realidad. Los medios de información están inundados de estos relatos cínicos complacientes al sistema. No nos cuenten cuentos de género, porque si como género estamos relativamente mejor, como humanidad estamos peor. Me pregunto si nos sentimos o no parte de esta humanidad. Me pregunto si esto no es -al menos- complicidad con el avance de la deshumanización. Tal vez no sea tan burdo como en la Edad Media para afirmar que el conocimiento de las mujeres proviene de su conexión con los varones: el diablo y los demonios. Aun así, siguen contándonos el cuento a las mujeres de que "siempre estamos mejor que antes".

Esta manera de atrapar y desactivar las posibilidades de imaginación de lo humano para salir de la cultura vigente, ha estado especialmente focalizada en las mujeres pensantes. Desde su misoginia y su dominio, el sistema detecta cualquier atisbo de capacidad y legitimidad en el pensamiento de las mujeres, pues no hay mayor peligro para su poder masculinista. Este horror a perder sus hegemonías y privilegios le produce un bloqueo y una "histeria" imposible de transitar. Entonces, organiza especialmente sus diálogos con las mujeres -más funcionales, más femeninas- desde el poder de la institución, atrapando la historia del feminismo y relatándola desde su conveniencia. De esta manera, legitima la feminidad -en tanto producto patriarcal-, otorgándoles a las mujeres "igualdades" siempre "diferentes", según sus convenientes valores inmodificables e inmanentes.

El feminismo está estacionado en la cultura masculinista; se ha funcionalizado a los proyectos sociales, políticos e históricos que están sumergidos en su lógica de dominio, en que están los que dominan, los dominados y los que resisten la dominación. Esta resistencia nos sumerge en su dinámica, asumiendo sus discursos renovados como parte de un proceso de humanización, que pretende que reconozcamos avances -desdibujando la deshumanización que hay detrás- para no percibir el horizonte perturbado, que cada vez anuncia más tormentas y dificultades.

 

* Este texto constituye la primera parte del ensayo que lleva el mismo nombre y que aparece en mi libro «Julia, quiero que seas feliz», en proceso de publicación.

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Intervención del cuerpo: la más deliberada

Anna Arroba, historiadora y antropóloga, directora de AMES (Asociación de Mujeres en Salud, Costa Rica), profesora de la Maestría Regional Estudios de la Mujer, UCR-UNA, CR

 

Recuento histórico

El sistema patriarcal en que vivimos no siempre ha existido. Las evidencias más tempranas demuestran que este proceso histórico inició en la antigua Mesopotamia (Irak, Irán) hace 6,000 años y llevó 2,500 establecerse. Surgió en un proceso paulatino, eventualmente violento, en oposición al matriarcado y al poder y veneración de lo femenino, específicamente del cuerpo de la mujer y su capacidad de crear vida.

Las madres ancestrales fueron deificadas y recordadas por sus descendientes durante generaciones. El papel del hombre era secundario, ya que por miles de años el embarazo fue asociado a la menstruación y no a la copulación. Los nuevos patriarcas buscaban el poder que la maternidad otorgaba a las mujeres, y la única manera de garantizar su paternidad era controlándolas por medio del matrimonio patriarcal, la esclavitud, el castigo. La cultura y todos los símbolos fueron cambiados. La Diosa Madre fue desaparecida y reemplazada por el Dios Padre. El hombre se declaró el procreador, dueño de la mujer. A ella se la definió inferior y, a la vez, peligrosa por su sexualidad que había que controlar; su menstruación, anteriormente sagrada, contaminante; el parto, sucio, purificado por un cura a los 40 días.

Se apropiaron de los cuerpos de las mujeres y su capacidad sexual y reproductiva; se les castró su autonomía y autodeterminación. Los padres de las nuevas religiones se convirtieron en los "expertos" de las mujeres. Las excluyeron de los templos y de la creación de lo simbólico en relación a lo divino, alegando que su maldad e inferioridad residía en sus cuerpos y su sexualidad corrompía al hombre. Crearon definiciones sobre la respetabilidad y no respetabilidad de las mujeres basadas en el comportamiento sexual, aunque más irregularmente dictaban sobre el aborto, no tanto en defensa de la vida, sino contra la autodeterminación femenina.

La subordinación sexual de las mujeres quedó institucionalizada en los primeros códigos jurídicos, impuesta por el poder totalitario de los nuevos Estados. La legislación Sumeria (3500-2000 a.C.) indica: "La mujer que se niega al deber conyugal debe ser arrojada al río". El Código de Hammurabi (1730-1686 a.C.) decretó: "El esposo tiene ciertos derechos sobre la mujer. Puede reducirla a servidumbre en casa de un acreedor..." En la Regla 148 de las Leyes de Manú de la India (1280 a.C.) se estableció: "Durante su infancia, una mujer debe depender de su padre; durante su juventud, depende de su marido; si ha muerto su marido, de sus hijos; si no tiene hijos, de los próximos parientes de su marido y, en su defecto, de los de su padre; si no tiene parientes paternos, del soberano; una mujer no debe nunca gobernarse a su antojo". En el Versículo 16 del Génesis de la Biblia (3761 a.C.): "A la mujer le dijo: Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos y estarás bajo la potestad de tu marido, y él te dominará".

 

Fundamentaciones para la dominación

El argumento religioso basado en el determinismo biológico sobre la inferioridad de las mujeres, que aún subyace en nuestra cultura, predominó durante miles de años y fue el cimiento de la medicina occidental.

Platón, filósofo griego, introdujo la idea de un orden jerárquico con el hombre en la cima. Aristóteles, su discípulo, argumentó: "La mujer es por naturaleza inferior al hombre. Sólo el varón está hecho a imagen de Dios", afirmaban san Agustín y todos los religiosos cristianos. Se llegó a creer que la naturaleza del hombre era determinada enteramente por su racionalidad y la de la mujer por su cuerpo. Por eso se pensaba que era razonable que los seres humanos definidos por la mente debían gobernar a aquéllos definidos por sus cuerpos.

Fue la iglesia que fundó las primeras escuelas de medicina en Europa en uno de los tiempos más duros para las mujeres: la Inquisición. Ésta, con la autoridad de los nuevos profesionales -los médicos-, pronunció que las parteras y yerbateras (las médicas de los pueblos) eran brujas. Fueron condenadas a la hoguera, sistemáticamente torturadas y asesinadas, eliminando la oposición a la nueva profesión y el conocimiento que ellas tenían sobre anticoncepción, abortos y partos.

La explicación tradicional de la inferioridad de la mujer se hizo "ciencia" a la vez que se fue creando un modelo único de medicina en Occidente. Los ciclos vitales -menstruación, embarazo y parto, menopausia y envejecimiento- fueron patologizados y medicalizados y están en manos de los "expertos". Para finales del siglo XIX la ginecología se volvió la especialización más competitiva y rentable, y la mujer el objeto más controlado.

La experiencia de las mujeres no se toma en cuenta en la ciencia y ellas son el objeto de las políticas sexuales y de población. Muchas han sido sometidas a experimentos por médicos y compañías farmacéuticas. En los Estados Unidos, esclavas negras fueron utilizadas por el primer famoso ginecólogo, Marion Sims, en 1860. Una de ellas sufrió 34 operaciones sin anestesia. En los años 1950 se utilizó a puertorriqueñas pobres como conejillas de indias para la recién inventada píldora.

Las mujeres consumimos entre el 60 y 70 por ciento de los productos farmacéuticos principalmente debido a que somos las responsables de la anticoncepción. Esto nos hace vulnerables, y en el mercado, clave. El anticonceptivo inyectable Norplant, en su fase experimental, fue impuesto en poblaciones pobres de la India, Bangladesh, Haití y las Filipinas, con efectos secundarios desastrosos como ceguera, infertilidad permanente, mareos y pérdida total de energía. Otro inyectable, Depo-Provera, antes de ser aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, corrió la misma suerte. La quinocrina, producto que causa irritación severa en las trompas y detiene la ovulación, fue impuesto a mujeres pobres en Chile y Perú. La lista de medicamentos es larga e incluye terapia hormonal para la menopausia, píldoras anticonceptivas, antibióticos, etc.

 

No a la intervención

Los lemas de muchas feministas "mi cuerpo es mío", o "mi cuerpo, yo decido", junto con la demanda de derechos, de educación para la sexualidad y acceso a la planificación y al aborto seguro, son abiertas y muy serias confrontaciones a todo el patriarcado. La respuesta predecible de los nuevos fundamentalistas sexuales, tipificada por las políticas del poco popular pero muy peligroso presidente Bush y algunas personas y grupos en nuestros países, es eliminar los esfuerzos de crear una educación sexual; imponer la abstinencia; prohibir los abortos aún más, fomentando así la clandestinidad y la muerte de mujeres; prohibir el financiamiento a organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres y que a veces incluyen la despenalización del aborto; prohibir el uso de anticonceptivos y del condón; obstaculizar y por tanto retroceder en los avances en relación a homosexuales y lesbianas.

Las políticas sobre nuestros cuerpos las siguen dictando personas que no tienen cuerpos de mujer. ¿No es tiempo de decir basta, de cambiar nuestro destino?

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A mí también me pasó...

"Sofía", guatemalteca

 

Yo aborté. Y al escribirlo todavía se me remueven las heridas por la memoria de aquel momento de dolor, temores y mutilaciones de voz y expresión, de sueño y relaciones, de verme allí y saber que -aun pudiendo verbalizar la decisión de interrumpir ese embarazo violenta e impunemente forzado por un agresor- no podía salvar mi vida.

Sin ningún ánimo me hice la prueba de embarazo pues temía el resultado. Cambié mi nombre al hacérmela, como tantas otras lo hacen, y recuerdo haber sentido que así también podía burlar la censura moral.

Me apoyaron unas amigas que al igual que yo no tenían información. Nos concretamos a acudir a la cita en el centro que ninguna de nosotras conocía; sólo habíamos escuchado que ahí lo hacían. Era ahora o nunca.

Buscar el dinero fue muy difícil, pero lo fue todavía más cuando al despertar de la intervención un "enfermero" estaba tocando mi vagina. Con poca fuerza física pero firmemente le grité que se retirara. Su respuesta fue una risa burlona y la actitud de quien hace algo tan común que ni pena le da.

Llamé al médico y le pregunté cómo había salido todo. Me dijo: "A usted no le pasó nada". Insistí: "Pero dígame, ¿cómo quedé? ¿Sacó todo?" Y él, en tono defensivo, contestó: "No le saqué nada; sólo tenía un cuerpo amarillo".

Regresé al cuarto-casa que alquilaba. Me acompañaban dos amigas pero me sentía muy sola; tal vez aún no entendía qué pasó exactamente ni sabía qué hacer.

En la tarde empecé con dolores en mi bajo vientre, que luego se agudizaron. Llamamos al médico pero nadie contestó. No dormí en toda la noche por los espasmos. A la mañana siguiente aparecieron una amiga y un amigo por la casa, y al vernos tan asustadas me llevaron de inmediato al centro donde me practicaron el aborto.

Al llegar allí alegaron ardidamente con el médico mientras yo me iba durmiendo. Mi amiga dijo: "No te vas a morir... ¡vas a vivir!" Al despertar de la segunda intervención me enteré que había tenido un embarazo ectópico, pero por más que yo preguntaba no me decían nada. Me quedé ahí por unos días.

Me costó casi un mes recuperarme físicamente. En las noches tenía pesadillas violentas. Después de mucho buscar ayuda, encontré apoyo con terapia.

Un buen tiempo después, el agresor volvió a intentar acercarse a mi círculo y me enviaba anónimos acusándome de "asesina". A la vez que yo enfrentaba la ruta crítica -ahora en colectivo de confianza- con las denuncias que hice contra él por acoso, hostigamiento y violación, me enteré que no tenía una de mis trompas de Falopio: había sido mutilada tras el embarazo ectópico.

Ahora que me reconozco viva, una entre muchas que luchamos por existir como humanas, también aprecio la generosidad de todas las personas que marcaron la defensa del derecho a vivir, de los derechos sexuales y reproductivos. Hoy veo más palpablemente el abismo que existe entre estar a favor del derecho a decidir y tener acceso a servicios integrales, a información completa, libre de mitos y tabúes religiosos que me habrían llevado a la muerte por ese embarazo ectópico.

La lucha por el derecho a decidir y creer en ella como un derecho humano de las mujeres son vivencias cotidianas que me llevan a forjarme una identidad transgresora, de mujer autónoma que reta cada día a la sociedad patriarcal.

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Tres hermanas revolucionarias

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

En 1916 nació Elisa Muralles Soto; pocos años después, sus hermanas Mélida y Morelia. Estas tres mujeres vienen de un hogar donde no había contradicciones: en la familia se compartían las ideas de la Revolución. Decidieron afiliarse al Frente Popular Libertador y la noche del 20 de octubre de 1944 estuvieron en pie. Al enterarse del éxito, festejaron y gozaron el triunfo. Apoyaron huelgas, marchas, y gritaban por las calles sin ningún temor: "¡Viva Arévalo!"

Casi como en coro las tres dicen: "Fuimos revolucionarias 100 por ciento; disfrutamos y compartimos los cambios que se dieron". Mélida, ahora de 86 años, comenta que con la Revolución se sintió libertad. "Sí", agrega Morelia, "vinieron libros de todas partes, empezaron a llegar compañías de teatro, zarzuela y ópera. En tiempos de Ubico era muy limitada la cuestión de la literatura; cualquier idea nueva era contaminación".

Las tres se dedicaron al magisterio. Elisa fue, durante 20 años, directora de la Escuela República de Venezuela, una de las mejores en ese tiempo, la primera donde se fundó una cooperativa escolar y también un centro de alfabetización. Ella menciona: "La Revolución trajo ideas nuevas a favor de la educación. Con Ubico las maestras no podían viajar a México porque perdían el empleo y las casadas no podían trabajar. Ya con Arévalo y Arbenz, uno de los beneficios fue que no había limitación de estado civil para laborar, había libertad para viajar y se daban capacitaciones".

Según cuentan, muy pocas mujeres entraban a la universidad. Luego, llegado el 44 y el movimiento popular, era más accesible el ingreso a la academia y las guatemaltecas se incorporaron en diferentes espacios de participación. Fue en esta época cuando se estableció el sufragio para las chapinas. Algunas organizaciones alcanzaron solidez, como la Alianza Femenina Guatemalteca, y hubo quienes estuvieron presentes y fueron partícipes de la fundación de los primeros partidos políticos modernos.

Las hermanas Muralles Soto también rescatan de este período la reforma agraria, la ampliación de carreteras, los avances en salud y el establecimiento del crédito rural. Otra vez en coro: "Fue un movimiento completo que evolucionó al país en muchos aspectos".

Mélida fue de la primera promoción que salió de la Escuela de Servicio Social, creada en 1949. Dice que tanto ella como sus hermanas estaban complacidas y satisfechas con los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz: "Nos dolió muchísimo y lloramos con toda esa operación de la ‘liberación’".

Luego de "10 años de primavera en el país de la eterna tiranía", como nombra Luis Cardoza y Aragón a este período revolucionario, el denominado ejército de liberación, -apoyado por Estados Unidos y dirigido por Carlos Castillo Armas- invadió Guatemala. Arbenz renunció y Castillo Armas fue nombrado presidente.

"Estuvimos con la Revolución y la vivimos. La ‘liberación’ nos mató; para qué vamos a decir... la odiamos. Fue nefasta para el país, no sólo por la intervención sino por todo lo que se perdió y las masacres que desató".

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Subrepticia política de penetración ideológica y cultural

Ligia Z. Peláez

 

Hablar de la relación entre lenguaje e intervención estadounidense en Guatemala pasa por distintos enfoques que abarcan ámbitos sociopolíticos y culturales. Así, encontramos que la intervención se ha dado a nivel discursivo, explícita e implícitamente, y en forma directa en las comunidades lingüísticas, por diferentes agentes.

En un primer nivel, podrían ser abordadas las expresiones utilizadas para nombrar las distintas fases de la operación encubierta de la CIA (PBSUCCESS), que estuvo inserta dentro de la política "Nueva Apariencia" ("New Look") de Eisenhower, en la cual destaca la retórica de la represión. En otro, se podrían considerar los conceptos, categorías y vocablos que manejó la propaganda de "guerra psicológica", dedicada a desacreditar al enemigo por medio de la publicidad. "Pregonada como la respuesta al subconsumo, a la recesión económica y a los males sociales, la publicidad, pensaban muchos, también podía usarse para curar el comunismo".[1]

Podríamos referirnos a las campañas propagandísticas vinculadas a la "guerra psicológica", dentro de la cual se inscribe una serie de formas de amenazas, como la circulación de esquelas, o un conjunto de consignas como la de "comunista visto, comunista muerto". Esta propaganda incluía la publicación de panfletos y volantes elaborados por distintas agrupaciones anticomunistas, las cuales ideaban "decálogos comunistas", a manera de mandamientos, que comenzaban con "Aborrecer a Dios", pasaban por "Adulterar a Placer, Despreciar al Padre y a la Madre",[2] entre otros significados trastocados y adjudicados al supuesto enemigo.

Otra perspectiva sumamente interesante la constituye la campaña de los rumores y el papel que los medios de comunicación jugaron en ella: "En la primavera de 1954, NBC News transmitió un documental televisivo, ‘Gobierno Rojo en Guatemala’ (Red Rule in Guatemala), revelando la amenaza que el régimen de Arbenz representaba para el Canal de Panamá". También apareció una serie de artículos en los principales periódicos estadounidenses ("New York Times", "Reader’s Digest", "Chicago Tribune" y "Saturday Evening Post"), en los cuales se presentaba el eminente peligro que acechaba al "patio trasero de los Estados Unidos".

Sin embargo, este vocabulario, estas frases y tergiversaciones semánticas y sociopolíticas, pertenecientes a una ideología particular, palidecen ante otro tipo de penetración profunda que desde los años 30 ha venido interviniendo en las sociedades de América, África, Asia y Oceanía. Me refiero al Instituto Lingüístico de Verano (ILV), fundado por William Cameron Townsend, mejor conocido como Tío Cam. Se trata de una agrupación conservadora y anticomunista, vinculada a la "Wycliffe Bible Traslator" (WBT), que aglutina a muchas sectas fundamentalistas y opera por medio de la traducción de la Biblia a los distintos idiomas y dialectos del mundo.

Aunque hay antecedentes del Tío Cam en Guatemala hacia 1932, la expansión del ILV data de 1952,[3] justo cuando la operación encubierta estaba cuajando. Esta organización ha permanecido en el país con su "proselitismo religioso", vinculado a aspectos técnicos referidos a la educación, la lingüística y la antropología aplicada.

Durante el proceso de legalización de la Academia de Lenguas Mayas, el ILV jugó un papel obstaculizador, ya que no estaba de acuerdo con las nuevas formulaciones lingüísticas que afectaban sus traducciones bíblicas y diccionarios. Valdría la pena revisar estos diccionarios bajo una lupa sociopolítica, pues hay estudios que demuestran, por ejemplo, que en el Diccionario del "Tzotzil" el ILV eliminó, deliberadamente, una serie de términos que están relacionados con la Conquista, la opresión y el saqueo de tierras.

De igual manera se han manipulado ideológicamente conceptos como Comercio: "ganamos mucho con el comercio"; Luchar: "estoy luchando por terminar pronto este trabajo"; Derecho: "el hombre tiene derecho a castigar a sus hijos"...; Sumiso: "los niños deben ser sumisos y obedecer a sus padres"; Patrón: "el patrón es buena gente, nos trata bien y paga buenos sueldos".

De cualquier manera, con o sin el ILV, la ofensiva evangélica fundamentalista está en la radio, está en la televisión, está hasta el último rincón de la capital y del agro guatemalteco y sigue ganando adeptos. Con su ofrecimiento de "Dios es la respuesta, Dios provee, Dios resuelve", continúa su titánica labor de termitas y sigue fragmentando cada vez más las comunidades guatemaltecas. No cabe duda que ésta es una forma subrepticia y bastante ruidosa de penetración e intervención ideológica y cultural estadounidense, que viene a imponer una única y ajena visión sobre la vida social, espiritual y económica que atenta contra la posibilidad de imaginar y construir una sociedad distinta y propia.

 

Bibliografía

1.       Nick Cullather. "PBSUCCESS, La operación encubierta de la CIA en Guatemala 1952-54". AVANCSO, Serie Autores Invitados No. 6, 2002, p. 41.

2.       2. Volante del Comité de Estudiantes Universitarios Anticomunistas, que reza: "Atención Anticomunistas: Démonos cuenta de lo que es el decálogo comunista". (Aparecen 10 mandamientos.)

3.       "Los misioneros de la CIA". Instituto Lingüístico de Verano. (En red) Penetración Evangélica América Latina. www.herenciacristiana.com/ultimacruzada/misioneroscia.html

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The empire strikes back

Andrea Aragón, guatemalteca, fotógrafa

 

La primera vez,

nos dejaron a la mitad de la gente muerta en fosas,

y a la otra mitad llorando en silencio de puro terror.

Ahora, en cambio,

sus armas son más poderosas:

causan ceguera, obesidad, estupidez crónica,

vicios de tele, coca, de hamburguesa,

jeans y otras tantas drogas.

Provocan un estado de paz y bienestar,

somnolencia y retardo mental.

Somos el pueblo invadido que moviendo la cabeza

asiente y aplaude.

A la pregunta de ellos:

"¿Quieren más mierda?"

Nosotros respondemos contentos: "¡Okey!"

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La era de la información

Ledy Orantes, laCuerda

 

Manuel Castells, investigador y sociólogo, a raíz de estudios realizados sobre movimientos sociales y procesos políticos en varias áreas del mundo, proporciona algunas definiciones que a mi gusto son valiosas para ser tomadas en cuenta en nuestras reflexiones.

En el libro «La era de la información, el poder de la identidad II», presenta una visión de cómo se pueden ir creando las identidades en diferentes círculos sociales y las circunstancias en que se va formando una persona. También incluye aportes al feminismo a partir de una crítica de la cultura patriarcal que impera en nuestra sociedad.

 

Identidad: "Es el proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural, o un conjunto relacionado de atributos culturales. Para un individuo puede haber una pluralidad de identidades. La sociología ha denominado roles y conjunto de roles a la identidad tradicional y desde una perspectiva sociológica todas las identidades son construidas".

 

Identidad legitimadora: "Es introducida por las instituciones dominantes de la sociedad caracterizada por la dominación ante los actores sociales".

 

Identidad de resistencia: "Caracterizada por los actores que se encuentran en condiciones de dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes y opuestos; de aquí surgen las políticas de identidad".

 

Identidad de proyecto: "Los actores sociales basándose en los materiales culturales construyen una nueva identidad que redefine su oposición a la sociedad. Buscan transformar la estructura social; éste es el caso del feminismo haciendo trincheras de identidad para desafiar al patriarcado, a la familia patriarcal y a toda la estructura de producción, reproducción, sexualidad y personalidad, sobre lo que nuestras sociedades se han basado a lo largo de la historia".

 

Patriarcado: "Desde los movimientos sociales, familia y sexualidad, es una estructura básica de todas las sociedades contemporáneas; se caracteriza por la autoridad impuesta desde las instituciones de los hombres sobre las mujeres y los hijos, domina toda la organización de la sociedad, la producción, el consumo, la política, el derecho y la cultura.

"La disolución de los hogares de parejas casadas, por divorcio o separación, debilita las estructuras de dominación de mujeres y de sus hijos con hogares de un solo progenitor. Las mujeres con una autonomía cada vez mayor en su conducta reproductiva y económica, dan origen a la crisis de los patrones sociales de reemplazo generacional, pues está asegurada la reproducción biológica pero fuera de la estructura familiar tradicional porque ponen en tela de juicio la estructura y valores de la familia patriarcal. Éste requiere de una heterosexualidad obligatoria. La tendencia es a que cada vez haya más hogares donde la cabeza es una mujer".

 

Feminismo: "El feminismo es un movimiento transformador que en su práctica y discurso es diverso pero en el movimiento social transformador desafía al patriarcado y la defensa de los derechos de la mujer es primordial".

 

Liberación sexual: "Está en el centro de los movimientos de gays y lesbianas. La homosexualidad y el lesbianismo no pueden definirse como preferencias sexuales. Son fundamentalmente identidades y de hecho dos identidades distintas".

 

Globalización, informacionalización y movimientos sociales: "Los movimientos sociales contra la globalización y la informacionalización han ampliado nuestra capacidad productiva, nuestra creatividad cultural y nuestro potencial de comunicación... Así nacen los zapatistas como la primera guerrilla informacional, que luchan contra las consecuencias excluyentes de la modernización económica, desafían la inevitabilidad de un nuevo orden geopolítico bajo el que el capitalismo se acepta de forma universal, afirman su orgullo indio y luchan por el reconocimiento de sus derechos en la constitución mexicana. Su éxito se debe en parte a su estrategia de comunicación".

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En mi mente

Claudia Navas Dangel, guatemalteca, periodista

 

«Un cuarto propio» es la crítica de Virginia Woolf (1882-1941) al sistema imperante en su época y que prevalece en muchas partes del mundo. Las mujeres, tema aparte.

Trata sobre la relación entre la literatura y el hecho de ser mujeres. Ejemplifica con realidades y situaciones hipotéticas que hacen reflexionar en cómo sería el mundo de las letras si las mujeres hubieran vivido en condición de igualdad con los hombres desde siempre y hasta hoy.

Aunque me emocioné cuando me regalaron este libro, al empezar a leerlo me sentí desilusionada: no encontraba su esencia mágica. Pero al iniciar el capítulo dos recordé que no debía basar mis juicios sólo en la primera impresión, para no quedar con una idea errónea sobre la autora y un halo de duda hacia quienes me lo recomendaron.

El compromiso de escribir esta reseña me hizo seguir leyendo, sumergiéndome en un espacio donde el tema es que ser mujer, en la práctica, significa que no se es nada, cosa que Woolf logra erradicar a través de sus palabras, su acuciosidad y magnífica imaginación.

No sé si pueda reseñar un libro como éste porque podría equivocarme en mis apreciaciones y con ello limitar el deseo de alguien por leerlo. Lo que sí puedo decir es que «Un cuarto propio» es un libro que toda mujer debe leer, y no por ser feminista o pensar que se es -dos cosas muy distintas-, sino porque ella, con su enunciado de que para escribir novelas una mujer necesita tener dinero y cuarto propio, da por sentado que para hacer muchas cosas en la vida, y no precisamente escribir, las mujeres debemos tener independencia. No hablo sólo de la económica -que implica vivir aparte de los padres (meta que no he logrado) y mantenerme sola-, sino de esa independencia de prejuicios que se da con el tiempo y los sinsabores. Y la verdad es que los hombres también tendrían que leerlo porque prejuiciosos somos todos.

Me queda claro que, además de quitarme ese bulto cultural y social que llevo encima, debo valorar mucho mis sueños y éstos deben pesar un poco más en la balanza de mi andar por este mundo, porque -siendo totalmente realista- nunca voy aceercarme siquiera un poco a ser una Virginia Woolf.

Traducida por Borges, es una lectura que, sin contar el capítulo uno, te da apetito de letras: 125 páginas que se van entre los dedos y se quedan girando en la mente y en algún lugar del cuerpo donde la ansiedad cobra vida para dar paso a la creación.

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Quiero un debate sobre el aborto

Martín Rodríguez, periodista y estudiante

 

Este artículo va dedicado a las mujeres a quienes en países como el mío -que pasarían con 100 puntos el examen de moralidad- no se les permite ejercer su derecho de abortar.

Nueve de cada 10 personas que conozco pegarán el grito en el cielo ante esta afirmación. Diez de cada 10 lectores podrían preguntarse qué hace un hombre escribiendo sobre el derecho a elegir si abortar o no.

Es porque me gustaría ver un día un debate político sobre el aborto. Un debate en el Congreso para apoyar una ley que permita a las guatemaltecas decidir sobre su cuerpo, cuando tienen un feto en él (claro, durante no más de tres meses).

Una discusión como en marzo ocurrió en Portugal, donde -informa la ONU- por lo menos 30,000 mujeres recurren al aborto clandestino cada año.

Una encuesta indica que el 65 por ciento de lusitanos es favorable a que se despenalice el aborto.

En España, según datos del Ministerio de Sanidad, en el 2002 abortó una de cada seis mujeres.

En Guatemala, como en otros países de América Latina, el aborto y sus complicaciones fueron la causa principal de muerte materna, de acuerdo a un análisis efectuado hace varios años por la Organización Panamericana de la Salud.

El mismo documento establece que "el número real de abortos es desconocido por las características de clandestinidad, ilegalidad y penalización que le rodean. No obstante, se estima que el número de mujeres que necesita una atención institucionalizada equivale al 20 por ciento de todos los embarazos".

¿Quiere decir esto que las españolas que abortan y los doctores que las operan son asesinos? ¿O serán los diputados españoles que permiten esa ley los verdaderos asesinos?

En Guatemala, en cambio, las mujeres "son buenas y tienen hijos aunque no los quieran". La fertilidad guatemalteca promedia cinco hijos. Es que después de tener siete hijos, o antes de cumplir 15 años, la mujer guatemalteca es feliz siendo mamá, ¿no?

Y los diputados, que en más del 90 por ciento son hombres que no permiten la legalización del aborto, cumplen con su deber moral, ¿no es así?

¿Cuántas adolescentes y adultas fallecen o quedan para siempre infértiles por haberse hecho un aborto en una clínica clandestina, sin las menores medidas de higiene?

Se pierden así menos vidas de las que se salvan, ¿no? Vidas producto de violaciones expresas o por sometimiento, vidas producto de falta de educación, vidas que amarran otras vidas, vidas que no piden venir al mundo en esas condiciones.

Lo que pasa es que el hombre diputado sabe más qué es lo mejor para la mujer embarazada. Es de esperar, si se toma en cuenta que el hombre sabe cuándo la mujer en casa debe tener un niño suyo.

No es que el aborto sea el ideal para controlar la natalidad. No es tampoco que el hombre le diga a la mujer: "Aborta", porque el hijo no es "legítimo". La mayor parte de los embarazos no deseados se solucionaría con métodos anticonceptivos y con educación sexual obligatoria. La abstinencia es el método que falla más frecuentemente.

Este artículo no es para decirles a las mujeres que aborten, sino para cuestionar ese concepto grabado en la conciencia "moral" de los guatemaltecos y las guatemaltecas: que "el aborto es malo".

Considero que sería más justo permitir a las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo. A ejercer su derecho de ser madres el día que lo quieran ser.

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Sutilezas subjetivas

Maya Cu, escribidora, integrante de la Red Mujeres al Aire, guatemalteca (con todas sus implicaciones), coordinadora de la Editorial Saqil Tzij de PRODESSA

 

El tema de la interculturalidad en Guatemala ha cobrado vigencia en la última década, derivado del otorgamiento a Rigoberta Menchú del Premio Nóbel de la Paz en 1992 y de la firma de los Acuerdos de Paz en 1996. Más allá de un planteamiento teórico y académico, debería interesarnos, como humanas, el tema de las "sutilezas subjetivas" que se esconden detrás de las relaciones interétnicas entre mujeres.

Linda es una joven mulata colombiana que vive en México y trabaja con mujeres indígenas del sur. Participó en el IV Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, realizado en Lima, Perú, del 4 al 6 de abril. Al ser entrevistada por quien escribe, dijo: "Estoy participando en este encuentro porque me identifico con las luchas y reivindicaciones de las compañeras, porque soy mujer y trabajo con ellas. Sin embargo, aún siento que no me dan cabida, porque dicen que no soy indígena. Eso me confronta, pero creo que la identidad está en construcción constante. En mi caso, tengo varias identidades".

En el contexto guatemalteco pasa lo mismo. Soy apenas un ejemplo. Nací, crecí y me formé en un contexto urbano, aunque dentro de mi casa se practicaban algunas costumbres campesino-indígenas. Con el devenir del tiempo me integré a diversos procesos y grupos del ámbito cultural, estudiantil, político y laboral. Exceptuando el cultural, en los otros ámbitos siempre hubo personas ladinas e indígenas que cuestionaban mi forma de vestir y el hecho de no hablar el idioma materno, que es el q'eqchi'.

Derivado de esa experiencia constante, me vi confrontada, entrando en serios conflictos identitarios. Afortunadamente, salí airosa.

Ana Silvia Monzón, en su tesis "Entre mujeres: la identidad étnica, factor de tensión en el movimiento de mujeres 1990-2002",* señala que el racismo está presente en el movimiento de mujeres y que aún no hay una apropiación de la interacción género-etnia-clase dentro del mismo. Afirma que es un movimiento con varias expresiones: mayas, garífunas, ladinas y mestizas, con una fuerte tendencia de las indígenas a organizarse como tales. Resalta, además, que muchas mujeres indígenas viven el conflicto identitario maya-feminista.

Así lo afirma también Aura Marina Yoc Cosajay, quien admite haber sido rechazada por una organización de mujeres indígenas "por no vestir un traje indígena ni hablar un idioma maya". Sin embargo, afirma: "Soy mujer, indígena y feminista".

Definitivamente, el cerebro de los y las guatemaltecas ha sido intervenido por los prejuicios y estereotipos del racismo y el colonialismo - incluso dentro del movimiento de mujeres. Habrá que buscar los cables y desconectarlos. ¿O reconectarlos?

 

* Monzón, Ana Silvia. "Entre mujeres: la identidad étnica, factor de tensión en el movimiento de mujeres. 1990-2002". FLACSO, Guatemala. Notas de la presentación pública.

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La insoportable pesadez de envejecer

Virginia del Águila, periodista y comunicadora guatemalteca

 

Debí notarlo hace tiempo, pero hasta ahora lo admití: la mayoría de mujeres que conozco desde la infancia se han transformado en "clones" de aquellas "doñitas" que nos parecían ridículas por sus ideas antediluvianas.

Estas "neodoñitas" no pasan de los 37 años. Aún no usan vestidos que las avejentan 20 años, ni lucen (todavía) peinado "de salón", tieso a fuerza de fijador. Pero de nada les sirve andar en "jeans", pues sus cabecitas dieron tal vuelco degenerativo que ahora piensan igual que las "doñitas" de los años 50. ¿Para qué crecieron en los años 70-80 y fueron a la "U" en los 90, si repiten ideas y conceptos trasnochados?

Las solteras treintañeras tenemos que aguantarles el rollo "demodé". Como el que me tiró una amiga de mis amigas, que nos encontró en un restaurante y se echó la ronda de "¿Y vos cuántos hijos tenés?" Mi respuesta ("yo no tengo ... y sigo soltera") le despertó la conmiseración a la "neodoñita" y una brillante idea: "¡Te voy a presentar a mi hermano! ¡Ya pasó los 30 y sigue soltero!"

Ejemplo 1 de concepto trasnochado: A la "quedada" hay que conseguirle algo. ¡Lo que sea, pero ya! Las "neodoñitas" no conciben la soltería por convicción. En su esquema preestablecido hay que pescar "lo que caiga". Como es cuestión de azar y los hombres parecen aguacates, "si tenés suerte no te sale tan malo".

Estos octogenarios ecos resuenan también en los ágapes llamados "tés" (¿no se suele tomar café?). Entre la cháchara se escucha un balbuceo del bebé que alguien lleva a la reunión. El "rorro" despierta instintos maternales y va de unos brazos a otros. Pero una cosa es cargar al niño porque una quiere; otra es que te lo pasen y te espeten el "a ver si así te animás".

Ejemplo 2 de concepto trasnochado: La maternidad es obligatoria e ineludible. No podés decidir si querés hijos o no. Y si todavía lo estás pensando, "apurate, chula, porque ya estás vieja".

Recién me dedicaron por enésima vez una burrada de este calibre y aunque la aguanté con dignidad, me puso a pensar en "la insoportable pesadez de envejecer" y el hecho de que me resisto a convertirme en "neodoñita".

No es que yo padezca del "síndrome de Peter Pan" (en mi caso, "de Wendy") y me niegue a crecer. Lo que no quiero es repetir conceptos absurdos y sin sentido, que no empatan con mi estilo de vida ni con los tiempos que corren. Tampoco quiero atiborrar mi cabeza con ideas propias de otro siglo, ni llegar a emocionarme más con la telenovela de las nueve que por un buen libro. Bastante trabajo y tiempo me ha costado nutrirme de asuntos sustanciales y progresistas, que quizá no estaban en el ideario que mi mamá me transmitió pero que responden al momento que vivo y me hacen una mejor mujer. Creo que ahí está el secreto para alivianar el envejecimiento y evitar ser una "neodoñita".

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Trabajando como médico

Patricia Cortez, médica guatemalteca

 

Mantener la coherencia en el lenguaje es difícil, especialmente luego de años de aprendizaje. Pero analizar por qué utilicé en una conversación el término "médico" para referirme a mí misma, y entender la molestia de mi interlocutora, me conducen a estas letras.

Supongo que no fue sólo un "lapsus lingue" tras un turno extraño, ni una falta de compromiso con el lenguaje, sino más bien una mala pasada del inconsciente, que de alguna forma me hace consciente de lo que percibo en el ambiente hospitalario. Porque no me siento como una médica trabajando, sino que el nivel de exigencia para una mujer sigue siendo superior al que se aplica a un hombre.

Increíblemente, de 16 turnistas sólo cinco son hombres. Pareciera como si las cosas en realidad hubieran cambiado, se respetara nuestra capacidad y se nos diera "nuestro lugar"... si no fuera porque de los 12 especialistas, sólo una es mujer.

O sea que la jerarquía se mantiene y que si son sólo cinco hombres es porque ellos obviamente han tenido acceso a puestos de dirección o jefaturas y que somos mujeres el personal "operativo", las "auxiliares" en el tratamiento de pacientes y, por consiguiente, las que hacemos el trabajo duro.

Seguimos con el sexismo y no sólo en el lenguaje. Cotidianamente se acepta que ellos tengan "otras responsabilidades" con su familia, que deban "cumplir con la esposa", que sean jefes de hogar y por tanto necesiten su salario a tiempo para poder "mantener a su familia".

De nosotras se espera que seamos tolerantes con el salario porque "tenemos marido que nos dé" o, si carecemos de él, "es nuestro problema por putas". Nuestros hijos deben mantenerse, al igual que los de ellos, al margen del trabajo y al cuidado de la madre, invisibles. Y se sigue tolerando que ellos lleguen tarde, etílicos, metan mujeres a los dormitorios, insulten a las enfermeras (a quienes parece no molestarles, o por lo menos se cuidan de no hacerlo evidente) y que se nos soliciten "favores especiales" para ser promovidas.

La mayoría estamos por contrato -lo que quiere decir que no encontramos un trabajo mejor y bien pagado-, sin prestaciones ni seguridad laboral. Asumimos el riesgo y le echamos ganas. Aunque algunas son muy hábiles cirujanas, cuando no pueden hacer algo se les sigue achacando que se debe a "debilidad femenina".

La única especialista del grupo es ginecoobstetra -una "cosa de mujeres"-, pero no le dan la credibilidad que merece. Ha sido tradicional que aquéllas que ingresan a las residencias a especializarse no se gradúen; algo ha cambiado, pero aún son pocas las que lo logran.

La única forma de trabajar es hacerlo "como médicos", asumiendo roles tradicionales y sexistas, siendo sumisas y obedientes con los "jefes", no siendo "putas", o sea teniendo una vida sexual inexistente o apagada (o teniendo marido fijo). Si no, no se nos respeta.

Estoy trabajando como médico, asumiendo que se me dio la oportunidad casi "por compasión", y se me mantiene informada de que en cualquier momento pueden rescindir mi contrato. Se espera que no me embarace para no complicar el trabajo, que no me enamore del personal (¿por qué los hombres siempre han enamorado a las enfermeras sin problemas?), que no tenga vida familiar ni hijos que me soliciten y, ante todo, que tenga un marido que me mantenga para que aguante los atrasos salariales.

¿Está equivocado el término o no?

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Informe de Amnistía Internacional

laCuerda

 

Los abusos contra los derechos humanos alcanzaron niveles que no se habían visto en muchos años. Este enunciado forma parte de la introducción al Capítulo Guatemala del Informe de Amnistía Internacional 2004.

La ausencia de medidas contra la impunidad es una de las conclusiones que se incluye en la mayoría de apartados de este reporte. En particular llama la atención sobre el alarmante grado de violencia hacia las mujeres, en el ámbito familiar, y los centenares de homicidios en los que -precisa- "previamente habían padeciddo diversas formas de violencia sexual".

Especifica que continúan en la impunidad abusos como las generalizadas violaciones de mujeres indígenas no combatientes durante el conflicto armado interno, además de las amenazas y agresiones a activistas que siguen procedimientos judiciales contra militares o realizan trabajos de exhumación en lugares donde se presume que elementos del ejército enterraron a personas ejecutadas extrajudicialmente.

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Pobreza rural aumenta

laCuerda

 

En una evaluación de política económica, la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) reconoce que la pobreza extrema en Guatemala aumentó de 15.7 por ciento en el año 2000 a 21.5 por ciento dos años después. En el área rural el incremento fue mayor: del 23.8 al 31.1 por ciento.

Indica que la niñez es el conglomerado más afectado por el deterioro de las condiciones de vida. Así lo confirman las mediciones de desnutrición, misma que no sólo afecta el crecimiento físico de niñas y niños, sino les niega todos sus derechos. De 49.1 por ciento reportado en el 2000, dos años más tarde la desnutrición infantil en el área rural ascendió al 55.5 por ciento.

En el apartado sobre el gasto público, el estudio afirma que "no se cumplió con un requisito indispensable para garantizar la asignación priorizada de recursos en función de necesidades sociales..." El gasto en salud y asistencia social se redujo en el 2003 en relación a lo registrado en 1999, mientras que el gasto militar se incrementó en el 2000 y 2001. "Tanto las prioridades de gasto que no correspondieron plenamente a las necesidades sociales, como la pérdida de fuentes de empleo en el área rural, incidieron en el aumento de la pobreza extrema".

En las estadísticas de empleo, entre el 2000 y 2002 se incrementó el número de trabajadores por cuenta propia y de trabajadores familiares sin remuneración (principalmente mujeres). Más del 50 por ciento de la población ocupada corresponde a estas dos categorías ante la falta de oportunidades en el sector formal de la economía.

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Monitoreo de notas sobre mujeres

laCuerda

 

El Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala (CERIGUA) envía información diaria a 600 destinatarios, incluidas publicaciones feministas. Ha realizado monitoreos enfocados a las mujeres y medios de comunicación, así como en temas de salud y educación.

En el más reciente, "El reto de los partidos políticos", analiza cinco medios escritos entre abril y noviembre del 2003 sobre las demandas de mujeres organizadas y las propuestas políticas que los partidos y sus representantes les hicieron a ellas en la pasada contienda electoral.

En los ocho meses de estudio, los cinco diarios publicaron un total de 42 notas referidas a demandas y 30 a propuestas. Cabe señalar que en abril y mayo no se registró ninguna nota. "Prensa Libre" publicó el 64 por ciento del total (46); "elPeriódico" tuvo siete impactos, mientras que "Siglo Veintiuno" incluyó sólo una nota. En contraste, la producción de CERIGUA ascendió a 320 notas en ese lapso, el 43 por ciento de éstas elaborado en septiembre y octubre.

Los medios escritos, aunque aumentaron progresivamente el número de notas en los meses de campaña electoral, "no prestaron la atención debida a las demandas de las mujeres, aunque ésta era una oportunidad propicia para hacerlo", concluye el reporte.

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Felicidades al Sector de Mujeres

 

Desde laCuerda enviamos un abrazo solidario al Sector de Mujeres en su aniversario, celebrando junto a ustedes una década de ardua lucha.

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En la mira violaciones a familias campesinas

Jacqui Torres, guatemalteca, periodista

 

Durante su visita al país la última semana de mayo, Amnistía Internacional (AI) se reunió con integrantes de la Plataforma Agraria para conocer el conflicto en la finca María de Lourdes y la represión que han sufrido líderes del movimiento campesino y miembros de la Pastoral de la Tierra de Quetzaltenango que acompañan el proceso legal del caso.

Ingrid Urízar, abogada del departamento jurídico de la Pastoral, indicó que pidieron a AI incidir para que el Estado guatemalteco, por medio del gobierno, se comprometa a solucionar el caso María de Lourdes y otros en similares circunstancias, abordar el tema de la conflictividad agraria y laboral y detener los desalojos.

AI mostró su preocupación por las violaciones a los derechos de miles de familias campesinas y reconoció que el caso María de Lourdes, como se conoce, es uno paradigmático que tiene implicaciones políticas claras; de ahí se deriva su interés de acompañar el proceso que empuje su resolución.

 

Conflictos exigen acciones inmediatas y de largo plazo

La conflictividad agraria y laboral es uno de los problemas más serios que viven las familias campesinas, debido a la violación constante de sus derechos laborales por parte de finqueros. La respuesta del gobierno a esa problemática han sido los desalojos, porque en las ocupaciones de los campesinos no ve más que la usurpación de tierras y la violación a la propiedad privada.

Urízar, también delegada de la Pastoral de Quetzaltenango ante la Plataforma Agraria, considera que si no se reconoce que los conflictos tienen implicaciones económicas, culturales, jurídicas y sociales, esta problemática puede convertirse en un foco de ingobernabilidad.

En su opinión, los desalojos no garantizan el derecho a la justicia de los y las ciudadanas, además que violan, entre otros, los derechos a la alimentación, defensa, vivienda e integridad física de las personas desocupadas. Napoleón Gutiérrez, magistrado de la Cámara Penal, indicó a Urízar que el reclamo laboral no es un delito de usurpación cuando el campesinado no obtiene respuestas de los tribunales de justicia.

De acuerdo a la abogada, una salida en el corto plazo es que las instituciones involucradas muestren voluntad jurídica y política para detener la represión contra el movimiento campesino. A largo plazo se podría crear dentro del Ministerio Público una Fiscalía Agraria que coordine la atención de los conflictos, sin que éstos sean penalizados. Luego hay que pensar en la creación de Tribunales y un Código Agrarios.

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Mitos y verdades: 1o, 2o, 3o, 4o mundos

Katia Orantes

 

Hace unos años parecía un sueño casi inalcanzable llegar al primer mundo. La carga de ser parte del tercero aplastaba las ideas de una generación que se reivindicaba como de la posguerra, y aunque el talento estaba a flor de piel, todas y todos queríamos salir. Ahora, los mismos soñamos con volver.

"No todo lo que brilla es oro"... Parece que los dichos populares tienen mucha razón. Nunca me atrajo la idea de ser inmigrante. Tenía claro que no quería ir a Estados Unidos, pero lo que nunca imaginé es que después de seis meses de aventura por Europa me convertiría en una inmigrante de los pies a la cabeza.

Las bellas calles barcelonesas se transformaron en el inmundo recorrido que cada día me llevaba al trabajo. Las hermosas plazas se convirtieron en campos de batalla entre inmigrantes y la policía. De repente me encontré con que de manera casi virtual me había trasladado al 4o. mundo. Qué paradoja... todos querían subir y ahora todos estamos abajo.

Cansada de los comentarios peyorativos de los primermundistas respecto a nosotros, los del tercer mundo, inicié una lucha un poco inútil por hacerles ver que por allí no todo era maravilloso. Miles de ancianas y ancianos abandonados, la inmigración que nadie quería ver, gente viviendo con sus madres y padres hasta los 35 años... Y así muchos problemas que parecían no existir, ya que es más fácil ver los de fuera que ser conscientes de su propia realidad.

En el 4o. mundo se mezclan el fanatismo del consumo con las carencias que trae consigo el no poder comprar; las calles se maquillan para una boda real y el salario mínimo no alcanza ni para pagar un alquiler compartido. Eso sí: todas las personas se encargan de recordarte que estás en el primero y para el inconsciente colectivo era casi una necesidad casar al príncipe heredero. El choque más grande ha sido darme cuenta que esta boda hace soñar no sólo a las españolas con que existe el "príncipe azul" sino también a unas cuantas de este lado del charco. Es asqueroso cómo saben vender los cuentos de hadas.

Fue en ese mismo mundo donde personas de diferentes países latinoamericanos intentamos, a través de charlas y talleres, convencer a un grupo de voluntarios de verano que el tercero tampoco es el ideal de vida silvestre donde se convertirían en una especie de salvadores del subdesarrollo.

La verdad es que ninguno es ni tan bueno ni tan malo, pero por suerte a todas y todos los habitantes de este planeta nos queda ese idílico segundo mundo donde no todo es ni tan bueno ni tan malo; donde no importa si eres blanco, negro, rojo o amarillo; donde nadie va a la luna y los niños no comen de la basura; donde todos viven en casa, van a la escuela y al doctor. La lástima es que no existe. Pero soñar es gratis.

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¡Vamos a matar! y luego a reírnos...

Lucía Escobar, laCuerda

 

Se les ve sonriendo, divirtiéndose, pasándola bien. ¿Cómo no? Si son jóvenes, tienen una vida por delante, tienen poder. Son los héroes y heroínas de su país y del mundo entero. Para estar ahí, tuvieron que pasar por una profunda capacitación militar. Durante meses y quizá años estuvieron escuchando y aprendiendo la diferencia entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto. Conocieron la diferencia entre Dios y el Diablo. Ellos son los ángeles de Dios Bush y tienen que matar a los emisarios del Dios Hussein y su pandilla.

Y ahora, resulta que todo cambió. Que sólo porque algunas fotos dieron la vuelta al mundo y ofendieron algunas sensibilidades (seguramente de esos desocupados que velan por los derechos humanos), los malos son ellos. Pobres soldados, con lo que sufrieron dejando a su familia americana para ir a matar terroristas, y ahora les voltean la tortilla y quieren enjuiciarlos por tortura y maltrato a prisioneros de guerra.

"No hay derecho", dirá llorando la madre de Sabrina Harmon, una de las especialistas que solía burlarse de la forma en que morían los iraquíes prisioneros en Abu Ghraib. "No hay derecho pero así es la vida, Lady Harmon". Chivos expiatorios siempre ha habido y habrá en todas las guerras del mundo. Ni modo que van a encarcelar a Bush o a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos. No, el castigo es para los soldaditos, para los de rangos inferiores, para los jóvenes, esos inconscientes que no saben matar bien.

 

Órdenes directas

El Congreso estadounidense, la cámara de legisladores y todos los grandes cabezones del país yanqui están ofendidos y entristecidos porque las fotos dieron la vuelta al mundo. No vayan a pensar que es por el sufrimiento aplicado al pueblo iraquí. No, si el sufrimiento y la tortura se la merecían. Ahora los legisladores se han juntado para ver más de 300 nuevas imágenes y planear qué hacer. Todos coinciden en que estas nuevas fotografías no deben ser vistas por el común de los mortales. No vaya a ser que inspiren más crímenes, justifican.

El autor de un informe sobre el trato a los prisioneros en Abu Ghraib, el general Antonio Taguba, dijo que no hubo "órdenes directas" o políticas escritas que consintieran el abuso a los prisioneros. Los cerebros del ejército estadounidense dicen que son casos aislados de soldados posiblemente perturbados. Esa tal Lynndie England, que sostiene a un prisionero con una correa de perro, seguramente extrañaba a su mascota y quiso recordar aquellos días en que la sacaba a cagar al parque.

Lo cierto es que Estados Unidos vive y cree en la cultura de la guerra; para ellos, el asesinato es justificado siempre y cuando sea de un gringo hacia cualquier otro. Los jóvenes que se enlistan para la guerra son convertidos en asesinos a sueldo; ése es su trabajo. ¿Cuál es el escándalo, entonces?

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Experiencias en las ocupaciones de fincas

Isabel Solís, Amy North, Ana López y Marta Gutiérrez,

integrantes del Área de Estudios sobre el Campesinado, AVANCSO

 

Las ocupaciones de tierras en las Verapaces son un grito de las familias q’eqchìes para que los finqueros cumplan con sus obligaciones: salario, prestaciones y otros deberes estipulados en el Código de Trabajo. Sin embargo, se les quiere callar llamándoles "invasoras" mientras los finqueros -los verdaderos invasores- están bajo el manto de la impunidad y protegidos por las propias autoridades locales, haciendo caso omiso del hambre y desnutrición que sufren las familias. Las consecuencias pesan más sobre las mujeres y la niñez.

 

¿Ocupaciones o invasiones?

El uso que se hace de los términos "ocupación" e "invasión" es necesario comprenderlo en el marco de una disputa de clases sociales diferentes y de distintos usos prácticos. Cuando la oligarquía terrateniente, los funcionarios públicos y la mayoría de los medios de comunicación masiva usan el término "invasión", persiguen defender el principio de la propiedad privada como bien absoluto y sagrado por encima de la vida humana, buscando criminalizar y reprimir las luchas y organizaciones campesinas.

Por su lado, las comunidades y organizaciones campesinas, al explicar sus acciones como "ocupaciones", están hablando de la lucha, resistencia y organización de las y los trabajadores del campo. Lucha contra injusticias, abusos y delitos cometidos por latifundistas y patrones que no han pagado siquiera los salarios mínimos ni las prestaciones laborales contempladas en la ley, mientras se han apropiado anómalamente de grandes extensiones de tierra de la nación o de comunidades indígenas.

Hablar de las diferencias reales, prácticas y verdaderas entre las invasiones y las ocupaciones forma parte de la lucha política. El uso de uno u otro término nunca es desinteresado, indica siempre una posición: es ocupación para quienes luchan por la justicia y la dignidad de los pueblos.

 

"Es el camino que nos han dejado"

Las comunidades en las ocupaciones tienen su propia organización que les permite defender esas tierras que vieron nacer y morir a sus abuelas y abuelos. Aun con todas las dificultades, las mujeres han participado activamente en esta organización. Algunas integran las juntas directivas; otras han formado su propio comité y buscan apoyo para solucionar emergencias, como la falta de covachas, nylon, láminas, comida, ropa para sus niñas y niños. Hacen esta búsqueda por todos los medios posibles en el municipio y el departamento. Y la celebran en grande cuando logran obtener ayuda de algunas familias solidarias y organizaciones que entienden su lucha justa. A la par de estas actividades también participan en cursos de formación impartidos por instituciones existentes en la región.

Para las mujeres, los años en las ocupaciones representan un problema para su salud y la de su prole. Los alimentos que se puede conseguir duran muy poco tiempo y lo que se siembra en la tierra -que alcanzaría para dar de comer a las familias- no es nada seguro: en los casos de Buenos Aires, Remedios y El Salto, los propietarios se han aprovechado y llegan a recoger el producto que las mujeres mismas han trabajado. Ellas siembran otras hierbas, pero algunos finqueros sueltan sus animales para que las coman. Otra estrategia de sobrevivencia es formar tiendas comunitarias para las que se recolectan productos.

Las mujeres han podido hacer muchas cosas para subsistir, pero tanto los finqueros como el gobierno llegan a destruir y luego dicen que no pueden hacer nada: con los desalojos muchas veces queman y se llevan las pertenencias y alimentos. Pese a esto, en la decisión de ellas se ve la firmeza y se va haciendo más fuerte su organización:

"La vida de las mujeres en las ocupaciones es muy dura. La tierra la tenemos para sobrevivir; nos dedicamos a conseguir de ella alimentación para nuestros hijos e hijas. Esperamos que el finquero nos pague el salario que nos debe. Esperamos que el gobierno intervenga para que se pueda solucionar el problema. Llevamos ya años aquí con nuestro grito, que es nuestro sueño diario. En vez de traer solución nos están matando. ¿Qué camino nos queda más que seguir luchando para que las leyes se cumplan y no sólo estén en papel? No tenemos otro camino porque estamos en tierras que han visto nacer generación tras generación; siempre hemos trabajado aquí. Sólo podemos luchar y luchar; es el camino que nos han dejado. A pesar de que el gobierno nos golpea con garrotes, con bombas y piedras, nuestro corazón sigue latiendo por conseguir algo de comida para sostenernos a diario".

 

La lucha no es sólo por la tierra

Las mujeres organizadas suelen ser ignoradas, ridiculizadas o reprimidas. Sin embargo, aun cuando pasan desapercibidas y se naturaliza su explotación, es por ellas que las ocupaciones se mantienen. Su experiencia en tales medidas es una lección para superar la impresión de las mujeres solamente como madres y esposas. Estas duras vivencias las visibilizan como sujetas sociales y políticas, como legítimas demandantes de tierras y servicios.

Ellas están ahí, activas, aun cuando se les ha enseñado a ser pasivas y obedientes. El deseo de obtener tierras para tener vida en términos de lo material y lo espiritual es más grande que el miedo a la violencia estatal de los desalojos. Para las mujeres, la tierra no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar condiciones dignas de vida, oportunidades de desarrollo, y garantizar no sólo su subsistencia sino también su sobrevivencia cultural y la de sus familias y generaciones futuras: "Pensando en el futuro de nuestros hijos no pensamos en nuestro sufrimiento".

La lucha de las mujeres por la tierra es una lucha por el poder: poder de negociación, de administrar los recursos naturales, frente al Estado, con la familia y la comunidad. Y es una lucha por la sobrevivencia, la seguridad, la integración familiar y la reproducción cultural.

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Movida departamental

 

Alta Verapaz

 

Masacre de Panzós

Con el propósito de recuperar la memoria histórica de la masacre de Panzós e identificar que las ocupaciones de fincas forman parte de la lucha campesina, Plataforma Agraria realizó un foro y presentó una exposición. Ésta incluye recortes periodísticos que muestran el elemento común de la política de represión entre mayo de 1978 y los violentos desalojos realizados por elementos policíacos en el 2004, mismos que la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (CONIC) consideró que tienen un claro enfoque racista.

En esa actividad se dio a conocer que al terminar el 2003 estaban ocupadas aproximadamente 120 fincas, que involucran alrededor de 10 mil familias trabajadoras. El 48 por ciento de las mismas se localizan en Alta Verapaz, el 43 por ciento en Baja Verapaz e Izabal y el nueve por ciento restante en otros departamentos.

[Pie de foto: En la página 29 de la edición de Prensa Libre del 10 de junio de 1978 (12 días después de la masacre perpetrada por el ejército en Panzós), fue publicada una nota en la que se informa que una candidata a reina q’eqchi' fue descalificada del concurso en esa época, tras solicitar un minuto de silencio por el casi centenar de víctimas. Además, en señal de duelo, ella se negó a bailar el son como estaba programado.]

 

Créditos en área poqomchi’

La Asociación Coordinadora de Organizaciones en Alta Verapaz se dedica a dar préstamos a sus socios desde hace seis años. Está integrada por ocho organizaciones de desarrollo de cuatro municipios del área poqomchi'.

Ofrece créditos individuales y grupales para integrantes de las asociaciones afiliadas. El segundo tipo se destina prioritariamente a mujeres por su grado de responsabilidad y el interés de propiciar un proceso de empoderamiento. También otorga créditos para operaciones de comercialización, canalizados en forma directa a las organizaciones.

En esta coordinadora, Nuk’em es la única organización de mujeres. Es un grupo de tejedoras que ha destacado por su responsabilidad en el pago de sus créditos. Le han otorgado casi 400 créditos que han sido utilizados para invertir en proyectos artesanales y los montos autorizados oscilan entre mil y siete mil quetzales.

 

No al maltrato de mujeres y niñez

La Fundación de la Mujer Maya del Norte realiza actividades a fin de promover que la población femenina tenga acceso a la justicia en este departamento. Dirige una de sus tareas a administradores de justicia, jueces de paz y Policía Nacional Civil, porque son quienes atienden casos de violencia intrafamiliar en siete instituciones de Alta Verapaz.

Para esta organización no gubernamental, un aspecto relevante es el impulso de acciones orientadas a contrarrestar el maltrato contra las mujeres y la niñez.

 

Petén

La Fundación de la Mujer Maya del Norte capacita a grupos de mujeres de diferentes comunidades con el objetivo de buscar cambios en la sociedad petenera y lograr una mejor calidad de vida. Entre sus proyectos están: programas de salud, producción, educación y formación de promotoras en derechos humanos. Tiene uno especial de divulgación que impulsa a través de talleres, difusión de "spots" y un programa radial.

Con especial énfasis este grupo promueve el cumplimiento del Convenio 169, que en su Artículo 3 dice: "l. Los pueblos indígenas y tribales deberán gozar plenamente de los derechos humanos y libertades fundamentales, sin obstáculos ni discriminación. Las disposiciones se aplicarán sin discriminación a los hombres y mujeres de esos pueblos. 2. No deberá emplearse ninguna forma de fuerza o de coerción que viole los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos..."

 

Zacapa

Daniza Pazos

El Juzgado de Primera Instancia de Trabajo y Previsión Social y de Familia funciona en Zacapa desde 1998. En este año ha recibido 316 denuncias de violencia intrafamiliar, 143 por problemas familiares (divorcios, pensiones alimenticias, etc.) y 16 relacionadas con conflictos laborales.

En los casos de violencia intrafamiliar no siempre se dictan medidas de seguridad, pues a veces hay conciliación. Sin embargo, se hacen esfuerzos por asegurar la pensión alimenticia para niñas y niños.

 

Sololá

Juliana Julajuj

Un grupo de comunicadoras mayas de este departamento se dedica a realizar capacitaciones en temas de comunicación popular en 19 municipios, cuatro aldeas, nueve cantones y 79 caseríos. Al concluir su formación, las mujeres se encargan de trasladar los conocimientos a sus lugares de origen.

Estas comunicadoras trabajan conjuntamente con el Consejo de los Pueblos Indígenas coordinando áreas tales como uso y manejo de programas de computación, políticas públicas, demandas femeninas, fortalecimiento administrativo, medicina alternativa, filmación y edición de videos y avances de los Acuerdos de Paz. Todas desde la óptica de las mujeres.

Entre sus mensajes sobresale la exigencia del respeto al Convenio 169 sobre los pueblos indígenas, mismo que fue ratificado por el Estado de Guatemala y por tanto es una ley de aplicación nacional.

 

Huehuetenango

José Cotí

Lideresas de 18 grupos del municipio La Democracia se reúnen una vez por semana para tramitar proyectos pro mejoramiento. Algunas tienen que caminar horas bajo un calor sofocante. Estela López, presidenta del grupo del cantón Camojallito, comentó: "Estamos muy contentas de estar organizadas. Me siento orgullosa de trabajar con mujeres muy responsables. Queremos un proyecto de agua potable, otro para arreglar la carretera y, si podemos, otro más de vivienda".

Nicolasita Pérez Martínez, comadrona de Mamonales, relató la situación de las familias pobres donde atiende partos: "Da pena ver esas casas de tierra. A las madres las tengo que acostar en el suelo, colocándoles debajo algunas hojas de árboles". En el grupo de la aldea El Milagro, Delfina Morales indicó que participan 107 mujeres, todas hablan mam y cuentan con credencial.

La representante de Tarayes, Lucía Soler Ortiz, entusiasmada en mejorar su calidad de vida, resaltó: "Que nos apoyen económicamente en lo que sea; en verdad necesitamos que alguien nos escuche". En tanto, Eusebia Villatoro, quien reside en Buena Vista, explicó que su situación es muy mala: "Mi esposo está enfermo desde hace tres años y yo tengo que velar por él y cuidar a mis hijos".

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