laCuerda Una mirada feminista de la
realidad |
Año 7, No. 67 Guatemala, mayo/2004 |
editorial |
Relaciones entre diferentes |
entrada |
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Estrategias y disyuntivas
feministas (Paula Irene del Cid Vargas) |
la médula |
·
Recuperación de la
simbología femenina (Ana Cofiño) ·
Dicen que ahora
estamos mejor... (Andrea Carrillo Samayoa) ·
¿A quiénes
pertenecen nuestros cuerpos? (Paula Irene del Cid Vargas) ·
Las mujeres =
trabajo y determinación (Claudia Navas Dangel) |
femina
sapiens |
·
¿Caminamos hacia
nuevas formas de hacer y vivir la política? (Edda Gaviola Artigas) |
vida |
·
Adela Torrebiarte: "Somos más
ejecutoras" (Ledy Orantes) |
la paseante |
·
La mujer que se
revela, se rebela (Lucía Escobar) ·
La Pequeña Lulú
ha entrado al Club de Tobi (Virginia del Águila) ·
Vernos y
oírnos... más allá de las apariencias (Daniela Sagone) ·
Mujeres con
súper poderes (Andrea Aragón) |
esta boca
es mía |
·
Poder y Estado
(Lily Caravantes) ·
Jefas versus
jefes, mi punto de vista (León Aguilera Radford) ·
Podemos cambiar
el machismo (Helen Esperanza Son) |
aquí y
ahora |
·
Una marcha que
nos devuelve esperanzas (Laura E. Asturias) ·
28 de Mayo - Día
Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres ·
Ellas y el campo
(Jacqui Torres) ·
Mujeres en el
poder (Claudia Navas Dangel) |
reportaje |
·
La tragedia de la
migración (Jill Replogle) |
movida
departamental |
·
Chiquimula (Marta Elena García) ·
Zacapa (Lucrecia Arriaza) ·
San Marcos (Jeanne Roblero) ·
Huehuetenango (Isabel Sáenz) ·
Guatemala (Patricia Herrera) ·
Izabal (Wendolin Silva) ·
Petén (Asociación Ixmucané) |
Editorial—
Sea como
definamos el poder, éste se refiere a relaciones que los seres humanos
establecemos entre nosotros y con el entorno. Para no irnos por las ramas,
demos un vistazo a esas relaciones en este país.
Hablemos
del poder tradicional, de las clases dominantes. Si revisamos la historia,
veremos que desde el periodo colonial han gozado de grandes privilegios, no
sólo materiales sino simbólicos. Han sido ellos el modelo de lo bello, lo
bueno, lo deseable. La pigmentocracia criolla es la élite que se enorgullece de
su ascendencia europea y que ha sustentado la ideología racista en detrimento
de la mayor parte de la población. Otros grupos han acumulado dinero, tierras,
armas, espacios de decisión. Ésta es la burguesía local que ha impulsado la
vaga y poco integrada identidad nacional, que excluye igualmente a indígenas y
a ladinos pobres, a la par que disfruta de la inmunidad que el sistema le
prodiga. Entre ellos encontramos finqueros y terratenientes, empresarios,
industriales, comerciantes, banqueros, narcos, chafas y otros que han medrado a
costa del empobrecimiento de la población, sin devolver más que migajas a
cambio de vidas enteras de servicio mal remunerado.
Esos
grupos no han construido un Estado de derecho porque les conviene que la ley pueda
retorcerse a su favor. Tampoco han contribuido a conservar el patrimonio
cultural y natural; más bien se han dedicado a depredar, destruir o acaparar.
Se oponen a los mecanismos de control (buen ejemplo de ello es el rechazo,
desde el Legislativo, a crear la Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales
y Aparatos Clandestinos de Seguridad -CICIACS-), a reformar el sistema de
justicia, a impartir educación para todos. Sobre ellos recae la responsabilidad
del grave estado en que se encuentran los sistemas de salud, seguridad,
comunicaciones y demás servicios sociales.
En
estos grupos las mujeres no han compartido, en condiciones de igualdad, tales
beneficios y prebendas ya que, desde su óptica patriarcal, ellas son parte de
su propiedad, de sus medios de producción y reproducción.
De esa
catadura es la mayoría de los que actualmente ocupan puestos de decisión a todo
nivel. En las organizaciones y gremios de la iniciativa privada las mujeres
brillan por su ausencia, igual que en los poderes del Estado, en los partidos
políticos, las rectorías y direcciones de los centros de educación. Las
iglesias son, por excelencia, instituciones jerárquicas, dominadas por hombres,
que ejercen el poder sobre las almas de la grey, sin ninguna compasión.
Excepciones las hay, como en todo, pero estamos hablando de los colectivos
sociales, no de escasos individuos.
Dentro
de este marco, se comprende la política que el actual gobierno está impulsando.
El tema de los impuestos es otro ejemplo claro: se privilegia a quienes tienen
más, argumentando supuestos de "igualdad ante la ley", afectando a
quienes a duras penas llegan al fin de mes. En el abordaje de la problemática
de la tierra se repite el patrón: la propiedad privada es intocable, aunque la
Constitución hable de su función social. Se trata a la naturaleza como si fuese
un vientre inagotable. ¿Suena conocido?
Quienes
tienen el poder manejan la opinión pública, ejercen más derechos y gozan de
mayores posibilidades. La gente que está en el lado opuesto no tiene más
remedio que aguantar. Resistir, que es diferente. En eso están quienes exigen
acceso a una vida digna, respeto a sus costumbres, libertad sin coacción. La
resistencia no se limita a denunciar, sino a plantear y poner en práctica
cambios profundos relacionados -allí sí- con actitudes individuales, así como
transformaciones sociales profundas. Desde esa perspectiva, el poder se concibe
de otras maneras, como potencia, capacidad, habilidad. Se habla más bien de
Autoridad, entendida como el reconocimiento social a la ética y responsabilidad
que las dirigencias deben ejercer en torno a su prójimo para una mejor
convivencia y una vida feliz.
[índice]
Estrategias y
disyuntivas feministas
Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda
En
Guatemala de nuevo nos encontramos con los poderes tradicionales en el
gobierno, contamos con una institucionalidad incipiente a favor de la equidad y
una legislación que apoya la descentralización en la toma de decisiones y la
participación de las mujeres en espacios locales. Consideramos importante
colocar nuevamente en la discusión pública las reflexiones feministas sobre el
poder y las mujeres.
Las guatemaltecas tenemos menos acceso a la educación, bienes y trabajo
digno. Estamos casi ausentes de los espacios donde se decide esta situación, y
totalmente de un imaginario en el que nos veamos y nos vean representadas como
seres humanos. Todo ello es lo mínimo que se necesita para llevar una vida con
calidad, con opción a tiempo libre para utilizarlo en lo que más nos guste, sea
ocio, deporte o arte. Por esto las feministas dicen que las mujeres nos
encontramos en una posición de opresión o subordinación.
El acceso al poder y un nuevo
poder
La
búsqueda y definición de estrategias para abordar esta situación iniciaron en el
siglo XVIII y son tan variadas como las explicaciones del problema y sus
causas.
Al postularse el paradigma de la igualdad y la justicia como ideales
universales a los cuales tendrían derecho todos los seres humanos, las mujeres
identifican reivindicaciones que les permitirían constituirse como ciudadanas.
En el contexto de las democracias liberales, esas luchas se concretarían en
reivindicar los derechos a la educación, a la administración de sus bienes y la
participación en la toma de decisiones en los espacios públicos, incluido el
derecho al voto.
Estas feministas creían y confiaban en el Estado como el instrumento
neutral que las protegería contra la tiranía. Pensaban que al lograr el acceso
al poder público se garantizaría el acceso igualitario en la esfera pública.
Llegada la década de los setentas del siglo XX, cuando ya se habían logrado
medianamente los derechos a la educación y al voto y alguna participación en
los espacios profesionales, las mujeres todavía no alcanzaban la paridad
respecto a los hombres.
Se consideró importante revisar el conjunto de leyes, identificar y
eliminar normativas discriminatorias y desarrollar acciones afirmativas,
equilibradoras de la balanza, en forma de políticas públicas y cuotas de
participación.
Ante esta situación se desarrollan otros posicionamientos políticos. Montserrat
Sagot los sintetiza al explicarnos que hay dos argumentos centrales:
"Si se plantea la igualdad como algo que reclamamos sin importar las diferencias,
las mujeres tendríamos que negar dimensiones de nosotras mismas y acomodarnos a
la norma unitaria; y esta norma no es neutral, es una norma definida y
construida desde lo masculino".
Fueron estas feministas, denominadas "de la diferencia", quienes
plantearon la existencia de relaciones de poder en la esfera privada del hogar.
Con el lema "lo personal es político" se visibiliza que la
desigualdad entre mujeres y hombres tiene su raigambre en la reclusión de ellas
en lo doméstico, y dado que esa situación afecta a todas -y por ende a toda la
sociedad-, es un asunto de interés público y por lo tanto político. Con ello se
cuestiona el discurso de la ciudadanía libre e igualitaria.
Estas feministas lograron que se identificara que la división entre el
mundo público y el privado no era tan clara como aparentaba, así como la
vinculación entre las desigualdades que se daban al interior del hogar y en el
mundo público.
De tal cuenta la propuesta de esta corriente consiste en la
re-simbolización de las mujeres como seres humanas en capacidad, ser parte de
un colectivo humano con la responsabilidad de crear sociedad y cultura, y en la
construcción de un sistema basado en símbolos y valores cimentados en la
cooperación, no en la dominación.
Desde esta perspectiva "el poder se concibe como corrupto y masculino,
y el Estado como la encarnación de este poder. Como consecuencia, se llega a
considerar el acceso al poder político y estatal no sólo inútil, sino también
peligroso".
Dónde estar
Alda Facio opina que, independientemente
de las lecturas o estrategias, todas queremos transformar el poder que nos
mantiene subordinadas, discriminadas u oprimidas, y para ello necesitamos más
poder.
Considera que el problema es que algunas feministas han llegado al poder,
pero el feminismo nunca ha estado en el poder: no han estado presentes un
programa político, presupuesto o políticas públicas, etc. que planteen la
intervención para erradicar el dicotomismo del mundo en lo público y privado,
en la sexualización de todos los hechos de la vida y sus efectos en el
bienestar; más bien, en el malestar de las personas.
Por ello Facio propone que las feministas debemos estar fuera del
poder y dentro del poder: fuera para mantener una visión crítica y dentro para
lograr hacer reformas necesarias. Tendremos que dejar la visión dicotómica de
entender el poder: que no hay oposición entre revolución y reforma.
Y en Guatemala...
La
forma nefasta de hacer política en este país nos acecha siempre, de tal forma
que accionar políticamente desde las claves que las feministas nos ofrecen se
convierte no sólo en un reto: también en una brújula ética.
Conceptualizaciones sobre el poder |
Lectura del
problema |
Estrategias |
A partir del liberalismo y el marxismo se ha conceptualizado
el poder como algo que se posee o no, que se manifiesta principalmente en la
regulación de las relaciones económico-políticas de la sociedad. Se concibe
al Estado como el lugar principal de ejercicio de poder. El marxismo plantea
que el poder se ejerce por medios materiales e ideológicos. |
Las relaciones de poder entre el Estado y las mujeres
se consideran represivas y excluyentes, ya que el Estado suele servir a los
intereses de los hombres. |
Aumentar la participación de mujeres en la vida pública
para promover su acceso al poder estatal. |
El poder permea todos los aspectos de la vida humana,
se crea y recrea en la compleja red de relaciones sociales de cada sociedad.
Es percibido como capacidad y energía creadora. |
Al crearse y recrearse en la red de relaciones
sociales, existe un continuum entre el poder de los hombres en la esfera
pública y la esfera privada, cotidiana y relacional. |
Arco iris de posiciones, desde las que proponen
acciones que promuevan cambios en la vida cotidiana y en la esfera estatal
hasta las que proponen la construcción de espacios separados de los poderes
estatales y masculinos para que las mujeres puedan desarrollar sus
capacidades y construir su propio poder. |
Fuente: Esquema elaborado a partir de Montserrat Sagot
(1997).
Bibliografía
·
Facio, Alda (1997). "Poder malo o
poder bueno: los desafíos del poder para las feministas", en "Las
mujeres y el poder". Costa Rica: Editorial Mujeres.
·
Sagot, Montserrat (1997). Introducción
en "Las mujeres y el poder". Costa Rica: Editorial Mujeres.
·
Valcárcel, Amelia (2000). "La
memoria colectiva y los retos del feminismo", en "Los desafíos del
feminismo ante el siglo XXI". Sevilla: Instituto Andaluz de la Mujer.
[índice]
laCuerda
Estado reconoce crimen
Después de 13 años y siete meses del asesinato de Myrna Mack, el Estado de
Guatemala reconoció su responsabilidad y denegación de justicia por el crimen. En
un acto realizado en el Palacio Nacional de la Cultura y con la presencia de
los presidentes de los organismos Judicial, Legislativo y Ejecutivo, activistas
de derechos humanos, delegados internacionales y miembros del ejército
guatemalteco, el Estado admitió la ejecución extrajudicial de la antropóloga y
pidió tibias disculpas por el hecho.
Alarmante situación de la
niñez y juventud
Casa Alianza reveló que en el 2003 un total de 747 niñas, niños y jóvenes
fueron asesinados, 282 más que el año anterior. El promedio fue de 62
homicidios por mes. Los datos indican que casi el 31 por ciento era menor de 18
años y el resto mayor de edad sin alcanzar los 23. Otro estudio realizado por
la organización señala que al menos 668 niñas y adolescentes centroamericanas
son víctimas de explotación sexual comercial en bares, prostíbulos y salones de
masaje en distintos puntos del país.
Además se ha registrado un incremento de violación sexual
a infantes. Mientras en abril del 2002 se produjeron 32 de estos casos, en los
cuatro primeros meses de este año la cifra ascendió a 98, según estadísticas de
la Sección de Lesiones y Víctimas de Violaciones Sexuales, de la Policía
Nacional Civil. La mayoría de denuncias suele ser contra un familiar y de cada
100 sólo cinco terminan en juicio directo.
Muertes por embarazos
En Guatemala la tasa de mortalidad materna es de 153 mujeres por cada 100
mil nacidos vivos, pero en el caso de las indígenas se eleva a 211. Así lo
señala la organización española Intervida.
Continúa maltrato en maquilas
Alrededor de 80 mil son las mujeres que trabajan en maquilas, según el
Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Muchas de ellas, por la necesidad de
mantener su empleo, deben soportar amenazas, acoso, malos tratos, explotación e
impago de prestaciones. En numerosos casos son obligadas a laborar más de 10
horas diarias, de lunes a domingo, por menos de 100 dólares quincenales. En los
dos primeros meses del año, la oficina de Inspección del Ministerio de Trabajo
recibió 255 denuncias, la mayoría por despidos a embarazadas o en período de
lactancia. Existen cerca de 86 empresas que reinciden en cometer faltas contra
las personas contratadas. A pesar de ser muchas las acusaciones, el Ministerio
de Trabajo se inclina actualmente por tratar de "conciliar" antes de
llegar a las sanciones, para evitar que los empresarios se molesten.
Deportistas destacadas
En abril se realizó en Guatemala el V Campeonato Centroamericano y del
Caribe de Karate Do, en el cual Cheili González obtuvo la única medalla de oro
para este país en la categoría de kumite 53 Kg., en tanto Guisela Figueredo,
Isabel Quintanilla y Silvana Gandolfo ganaron la de plata en kata por equipos
femeninos. La bolichista guatemalteca Valerie Soto ganó medalla de oro en el
Campeonato Centroamericano y México de Boliche (Cambowl), que tuvo lugar en
Guadalajara el mes pasado.
Reporte de violencia
En abril fueron asesinadas 29 mujeres, según reportes de cuatro medios
escritos. Cuatro de ellas fueron muertas a golpes, tres más con machete y
cuchillo y 15 con arma de fuego. De los siete hechos restantes no se dio
información. Una murió por negligencia médica, dos resultaron heridas por
impacto de bala y una fue violada. Dos niñas murieron a causa de una tunda.
[índice]
Recuperación de la
simbología femenina
Ana Cofiño, laCuerda
Al poder lo asociamos con una serie de ideas que hemos adquirido a través
de la educación, las creencias religiosas, las tradiciones y un sinfín de
medios que se ocupan de reproducir un sistema, un orden o un régimen. Estas
ideas se imprimen en nuestro subconsciente y forman parte de nuestro bagaje
cultural. Son referencias que nos dan raigambre dentro de las colectividades y
rasgos de identidad individuales. Llegamos al mundo con una herencia de representaciones
que se convierten en puntos de nuestra carta de navegación para la vida. Los
símbolos son también un recurso por medio del cual el poder se ejerce, aunque
quizá de manera más sutil.
Cuando pensamos en el poder, estamos programados para relacionarlo
con dominación y grandeza. Nos han enseñado que el poder es de los seres más
fuertes y astutos, de los que tienen más recursos. Desde esa perspectiva, las
imágenes que lo ilustran son similares a las que se les atribuyen a los
hombres.
Las feministas -al acecho de las trampas que a menudo se
les tienden- han descubierto que las representaciones dominantes contienen
mensajes encubiertos que es preciso desenmascarar, si realmente deseamos
liberarnos. Siempre cuestionadoras, se han dado a la tarea de estudiar y
analizar esas formas impalpables de someter a las mujeres a un yugo que se
presenta como universal y eterno.
Si revisamos con esa lente crítica la compleja maraña de
elementos que constituyen nuestra cultura, muy pronto encontraremos lo que esconde,
lo que pretende hacernos creer, lo que se nos impone como verdad.
Por ejemplo, veamos cómo se espera que actuemos en la
sociedad. Se afirma categóricamente que los hombres son más fuertes,
inteligentes, diestros en el manejo de las armas, posesivos, etc. (Atila,
Goliat, Hércules, "Superman", los "Power Rangers"). Las
mujeres son, "por naturaleza", débiles, intuitivas, minuciosas,
pasivas, etc. Las dosis ínfimas de poder que se nos conceden son: la
reproducción de la especie; el poder de influir, como sombras, sobre los demás,
y otras características supuestamente esenciales al género femenino, a través
de las cuales luchamos por el poder.
El sexo bello
El arte nos ofrece un campo maravilloso de representaciones que, desde una
pretendida imparcialidad, han sido pilares para sostener el predominio
masculino. Las mujeres que aparecen en las iconografías poseen una serie de
atributos vinculados a esa relación desigual que tenemos con el poder. Al
asociar La Belleza a La Mujer, se dice que es uno de sus más preciados
atributos, una cualidad inherente del sexo femenino. ¡Cuánta poesía, cuánto
himno y apologías a la apariencia hermosa del cuerpo de las mujeres! Se nos
hizo creer que éramos bellas, pero lamentablemente tontas e incapaces. O
bellas, pero malas. Abundan los personajes femeninos de este tipo. En
Guatemala, por ejemplo, está la Siguamonta, que con su belleza atrae a los
hombres, para hacerles el mal, en venganza, o por despecho. Hasta la
actualidad, muchos hombres eligen como esposas a las más lindas, las que se
parecen más al modelo que convenga según el lugar y el momento. Hace unos
siglos, las mujeres rollizas, con abundancia de carnes, eran las ideales. Con
el paso del tiempo, llegamos a las desnutridas y ahora nos enrumbamos hacia las
plásticas. Quienes deciden cómo debe ser la belleza no son mujeres. La estética
es creación masculina: bajo sus reglas se separa lo bello de lo desagradable,
lo artístico de lo rústico, lo deseable de lo descartable.
Cleopatra conquistó a César y a Marco Antonio haciendo
uso de sus dotes femeninas, los sedujo con su inigualable belleza para
satisfacer su afán de poder. Más o menos lo mismo hemos escuchado decir de doña
María Vilanova de Arbenz y de Evita Perón. La combinación guapa/perversa o
bella/burra son lugares comunes en la literatura, en la cultura popular, en la
música y el cine. Sólo es cuestión de fijarse. Nos dicen que la belleza es
nuestra arma, nuestra herramienta para cazar. Y ¡ay de las que no sigan estos
patrones!, sobre ellas caerán condenas y desprestigio. Las mujeres que no hacen
algo por tener la apariencia esperada, no entran a esos mercados, son
desechadas. Las que a voluntad renuncian a esas prisiones, pasan a nadar
contracorriente.
Cultura feminista
Es inmensa la cantidad de imágenes que confirman, fortalecen y reproducen
la ideología patriarcal. Nos sentimos inermes ante una marejada de tales
dimensiones, pero si descubrimos algunas claves podemos no sólo desnudar su
lado perverso, sino oponerle imágenes propias que conduzcan hacia otras posibilidades
de ser y estar en el mundo.
En la historiografía oficial encontramos algunas
representaciones femeninas que podemos examinar para detectar cuáles son las
características y los atributos que se les otorgan y cómo se adecuan a la
ideología patriarcal dominante. Desde el periodo prehispánico encontramos
deidades claramente femeninas, casi siempre asociadas a la fertilidad, pero
también a la muerte. La muerte percibida como lo inexorable, lo misterioso y
desconocido también es vinculada a las mujeres. Muchas de esas deidades son el
lado oscuro, la noche, el frío, la humedad; son aquello que hay que temer por
sus poderes mágicos. A algunas se las representa ataviadas con muchos lujos y
adornos, con atributos de autoridad, pero rara vez encontramos a mujeres
representadas en posiciones de poder político, como reinas o princesas. Habría
que tener más elementos para hacer esta evaluación a profundidad.
Más tarde, y haciendo un recorrido apresurado, damos con
Beatriz de la Cueva, la última esposa del más sanguinario conquistador, que por
azares del destino fue la primera gobernadora de la Capitanía General. De ella
hemos recibido una imagen de mujer resignada, débil, dependiente, temerosa, que
al quedar viuda se sume en la locura del dolor.
Dando otro salto en el tiempo tenemos a Dolores Bedoya,
esposa de uno de los célebres próceres que firmaron la vergonzante
independencia. Lo poco que nos dicen de ella es que salió a quemar cohetillos
para celebrar con el pueblo. No nos hablan de sus conocimientos, de sus aportes
a la discusión. No nos dejan ver sus intereses políticos; aparece como una
figura sin mucho relieve.
Seguimos en este viaje vertiginoso y aterrizamos en el
siglo XX, donde las imágenes se transmiten por medios masivos, y allí topamos
con mujeres más modernas, que trabajan y estudian pero viven para los demás.
Acá los ejemplos son muchos y variados: María Chinchilla, la altruista, mártir
que es asesinada por participar en una manifestación. No nos hablan de su
valor, de su temple y coraje, ni de sus compañeras maestras, ni de las mujeres
que salieron a las calles a derrocar al tirano. Con Rogelia Cruz han intentado
explotar más su aspecto físico, anulando su participación política en los
movimientos revolucionarios.
Con el nuevo protagonismo que las guatemaltecas han ido
conquistando, vemos con cierto optimismo el surgimiento de simbologías menos
opresivas que nos dibujan a mujeres valientes, osadas, imbuidas del espíritu
subversivo que sueña con cambiar el mundo. Estas cualidades, así como los
atributos que acompañan a las líderes sociales y políticas de los periodos
recientes, llevan la marca feminista que reivindica para las mujeres otras
condiciones de vida, otros espacios en la sociedad y otras imágenes para
representarlas.
No es casual que tras años de luchar por ser respetadas y
tomadas en cuenta, hoy contemos con un apreciable acervo de creaciones
artísticas e intelectuales que nos representan en otras posiciones. Ésta es la
producción que hacen artistas, escritoras, científicas, periodistas, artesanas
y mujeres en general cuando descubren ese gran poder que les da manejar sus
cuerpos y sus vidas para sí.
[índice]
Dicen que ahora
estamos mejor...
Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda
Hay quienes aseguran que las cosas han cambiado y ya no hay de qué quejarse
pues no estamos tan jodidas como antes. Asumen que con votar, trabajar fuera de
casa, ocupar puestos de gobierno, participar en la toma de decisiones y
determinar algunos aspectos de nuestra vida y del hogar, la situación marcha
bien y debemos estar contentas.
La realidad es que no estamos en iguales condiciones. La
felicidad no se alcanza mientras en los chances somos nosotras a quienes se nos
exige más y nos pagan menos aun cuando estamos igual o mejor preparadas que
ellos. El mayor porcentaje en los puestos de gobierno y decisión es ocupado por
hombres.
Se dice que estamos presentes al momento que se toman las
resoluciones importantes que atañen al país, pero ¿cuántas veces se escuchan e
integran las demandas de las guatemaltecas?
Entrevistamos a tres mujeres de diferentes edades,
dedicadas a distintas funciones, para conocer un poco lo que se piensa y vive
día a día con relación al poder.
Cómo se concibe el poder
El diccionario de la Lengua Española ofrece diversos significados del
poder. Uno de ellos es "tener expeditas la facultad o potencia de hacer
una cosa". También "dominio, imperio y jurisdicción que se tiene para
mandar o ejecutar una cosa", así como "tener facilidad, tiempo o
lugar" para hacer alguna actividad.
Antonieta Mendizábal, madre y ama de casa, considera que
es determinar el rumbo de su vida. "Para mí es tener libertad y un
cimiento construido de que una no depende de las demás personas para poder
proyectarse y salir adelante".
La comisaria Milagro López, una de las únicas cuatro
mujeres con cargo jerárquico dentro de la Policía Nacional Civil (PNC) en el
distrito central, comenta al respecto: "Es tener fuerza para desarrollar una
actividad profesional, personal o espiritual".
María Antonieta Ávila, madre superiora de la congregación
Misioneras Hijas de San Jerónimo Emiliani, opina: "Muchas veces se
confunde con dominio y es más como un espíritu de servicio. Cuando una tiene
autoridad se puede hacer mucho en beneficio de las demás personas, en lugar de
aplastarlas".
Cada una en su espacio
Milagro López, de 35 años de edad, tiene 17 de trabajar en la PNC.
Recientemente ascendió al puesto de comisaria, que se encuentra en la escala
máxima de la institución. Tiene bajo su mando a aproximadamente 20 mil
personas, de las cuales el 90 por ciento son hombres y 2,189 mujeres. Menciona
que el poder de ellas sólo es reconocido cuando tienen un alto rango. "Los
compañeros dan mucha importancia a su fuerza física y dicen que las agentes,
por las múltiples ocupaciones, no se dedican a su trabajo".
María Antonieta Ávila, quien a sus 61 años es la
encargada del Hogar Marina Guirola Leal -que habita y atiende a 20 niños con
discapacidad- dice: "En la iglesia jerárquica las mujeres no ejercen
ningún tipo de poder y dentro del sacerdocio no hay campo para las
religiosas". Ellas tienen autoridad únicamente en las congregaciones a las
que pertenecen y por lo general son quienes hacen el trabajo social de la
comunidad.
Vale la pena mencionar que recientemente sor Enrica
Rosanna fue promovida para desempeñar altas funciones en el Vaticano como
subsecretaria de una Congregación del Ministerio de los Religiosos,
convirtiéndose en la primera mujer en acceder a un elevado cargo en la iglesia.
Cuando Antonieta Mendizábal decidió dejar su empleo para
dedicarse al cuidado de sus dos hijos y a las tareas del hogar, no sabía
cocinar. Entonces decidió tomar cursos de gastronomía, que le sirvieron para
montar su propio negocio, con lo cual mantiene a sus hijos y goza de
independencia económica.
Es ella quien establece las normas de la casa y son
respetadas. "La autoridad que tengo la ejerzo educando a mis hijos,
evitando reproducir los patrones establecidos para hombres y mujeres". En
la escuela de su hijo mayor están por implementar, en la clase de artes
industriales, enseñanzas de costura, planchado y cocina, entre otras, a raíz de
la inquietud que ella exteriorizó en una junta de "padres" de familia.
Participación política
Recientemente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
presentó su informe "La democracia en América Latina", que muestra un
aumento en la participación de las mujeres en este ámbito. El documento revela
que el promedio de representación en los parlamentos de la región ascendió del
8 al 15.5 por ciento desde los años 80 hasta la fecha, aunque aclara que la
inclusión en estos espacios aún es limitada.
Por años se ha ubicado a las mujeres en los ámbitos
privados. Salir al mundo público ha sido un gran logro en una sociedad donde
las costumbres familiares, la educación, las normas y estereotipos sociales
constantemente transmiten mensajes de sumisión, recato, debilidad y
dependencia. Pero no por eso la situación es mejor: cada vez son más las que
deben combinar los quehaceres del hogar con el trabajo remunerado.
En nuestro país, la representación femenina en el
Congreso de la República es de apenas 8.8 por ciento: del total de 158 curules,
sólo 14 son ocupadas por mujeres. En las alcaldías únicamente detentan tres de
los 331 puestos. En el gobierno anterior hubo tres ministras y en la
administración actual sólo son dos.
[índice]
¿A quiénes pertenecen
nuestros cuerpos?
Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda
La
respuesta puede resultar obvia, pero el hecho de que hasta en la Conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994) se acuñara el
concepto de "derechos reproductivos" y se diera la gran discusión
(sin consenso) sobre los "derechos sexuales", indica que a escala
mundial falta mucho para que cada persona se reconozca con derechos de
propiedad sobre sí misma. Y para quienes se consideran dueñas de su cuerpo,
faltan condiciones que les permitan hacer con él lo que deseen, sin que se
aplique alguna normativa social que les restrinja.
Foucault nos ayuda a comprender cómo la vigilancia estatal de las personas
pasó del espacio confesional a la mente individual. Así, a través de nuestro proceso
de socialización vamos asumiendo o (si las circunstancias lo permiten)
rebelándonos ante las normativas impuestas. De esa cuenta podremos
considerarnos con derechos para ciertas cosas o no.
Aparte de este proceso individual, la medicina y quienes la ejercen se han
apoderado de muchos aspectos relacionados con nuestro cuerpo. Esta ciencia
decide lo importante: lo que es necesario comprender y por lo tanto investigar;
los servicios que se prestan y los que no; lo que desean informar y lo que no.
Recuperando el cuerpo
Desde
el movimiento mundial de mujeres logramos medidas como las de El Cairo y
algunos avances son producto de las negociaciones de mujeres con investigadores
y funcionarios de salud pública. Así, la Encuesta Nacional de Salud Materno
Infantil 2002 agregó elementos que ayudan a describir la situación de los
derechos reproductivos de las mujeres. Hoy sabemos en lenguaje académicamente
avalado lo que ya sabíamos desde otros acercamientos: que las mujeres no pueden
ejercer su derecho a la libre movilidad ni a decidir sobre su cuerpo.
La Instancia Coordinadora de Acciones Políticas por la Salud y el
Desarrollo de las Mujeres, integrada por más de 20 agrupaciones (salud,
mujeres, derechos, etc.), está observando y dando seguimiento a las acciones
del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Entre sus demandas está el
cumplimiento del marco legal nacional e internacional respecto a la salud de
las mujeres y la niñez, incluyendo la salud reproductiva, acceso a servicios
básicos en condiciones de calidad y calidez, políticas apropiadas de
financiamiento, recurso humano calificado, e información y medios para prevenir
infecciones de transmisión sexual -incluido el VIH/sida-, violencia
intrafamiliar y abuso sexual.
Las actuales autoridades del Programa de Salud Reproductiva refieren que
las demandas de la Instancia serán consideradas. Sin embargo, carecen de
mecanismos que les permitan informar apropiadamente sobre la asignación
presupuestaria para acciones a favor de la salud de las mujeres y de sus
derechos reproductivos; también les constituye un reto la construcción de
indicadores que posibiliten solventar la calidez y calidad en un espacio
profesional en el cual se han comercializado la salud y el cuerpo, lo que nos
lleva a la transformación de las representaciones que tiene el personal sobre
las mujeres.
Sin duda, uno de los grandes desafíos para el movimiento es la comunicación
con esas mujeres que todavía consideran naturales la reclusión, la violencia y
el pedir permiso, para que pasen a sentirse con derecho a tener derechos sobre
su cuerpo.
Derechos del cuerpo
Están arraigados en los principios básicos de los
derechos humanos y abarcan dos principios fundamentales: la atención a la salud
sexual y reproductiva, y la autodeterminación sexual y reproductiva. Son el
resultado de una serie de derechos civiles, políticos, sociales, culturales y
económicos que incluyen los derechos a:
·
la salud, la
salud sexual y la salud reproductiva, incluido el derecho a la planificación
familiar,
·
decidir el
número de hijos y el espaciamiento de los nacimientos; casarse y constituir una
familia,
·
la vida, la
libertad, integridad y seguridad,
·
no ser
discriminada por cuestiones de género,
·
no ser
agredida ni explotada sexualmente,
·
no ser
sometida a tortura ni a otro tipo de castigos o tratamientos crueles, inhumanos
o degradantes,
·
modificar las
costumbres discriminatorias contra la mujer,
·
la privacidad
y la intimidad,
·
disfrutar del
progreso científico y dar consentimiento para ser objeto de experimentación.
Actividad para
la que se debe pedir
permiso al esposo o
compañero |
Porcentaje de
mujeres de 15 a 49 años de edad en unión
que deben pedir permiso al esposo para
realizar actividades |
||
|
Sin escolaridad |
Universitarias |
Total |
Salir sola fuera de casa |
81.1 |
24.6 |
70.8% |
Algún gasto de la casa |
68.3 |
17.1 |
55.3% |
Visitar a familiares |
72.0 |
17.1 |
60.0% |
Visitar amigos |
57.0 |
21.5 |
48.8% |
Trabajar fuera de casa |
54.1 |
23.9 |
49.6% |
Participar en actividades de su comunidad |
66.8 |
27.0 |
56.1% |
Utilizar algún método de planificación familiar |
55.0 |
22.9 |
51.9% |
Ir al médico cuando se siente enferma |
74.5 |
20.4 |
62.2% |
Administrar dinero de la casa |
59.2 |
18.3 |
47.3% |
Seguir estudiando o aprender oficio |
49.4 |
21.8 |
44.4% |
Fuente: Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 2000
Fuentes
·
Instancia Coordinadora de Acciones
Políticas por la Salud y el Desarrollo de las Mujeres (2004). "Intervenciones
Prioritarias en Salud Integral de las mujeres y la niñez incluyendo la salud
reproductiva".
·
Obando, Ana Elena (2003).
"Derechos sexuales y reproductivos". Women’s Human Rights net. www.whrnet.org/docs/tema-derechossexuales.html
·
Silva, Alejandro. Director del Programa
de Salud Reproductiva del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
[índice]
Las mujeres = trabajo
y determinación
Claudia Navas Dangel, guatemalteca, periodista
Las mujeres constituyen gran parte de la fuerza laboral del país, pero los
salarios que perciben por su trabajo son mínimos. No obstante, si sumáramos
todos los salarios y lo que ganan las que laboran en el área informal, así como
las horas que invierten en desempeñar las tareas del hogar, tendríamos claro
que el poder económico de Guatemala se basa en buena medida en el desempeño de
las mujeres.
Basta con ver los números. Aquí las mujeres constituyen
el 49.6 por ciento de la población. La tasa de analfabetismo muestra una brecha
sustancial entre los sexos: 21 por ciento para los hombres y 34 por ciento para
ellas -- cifras que no hacen diferencias cuando de trabajar se trata.
De acuerdo al Informe de Desarrollo Humano, Mujeres y
Salud, en los últimos años el 60 por ciento de las guatemaltecas se insertó en
el sector comercial, un 68 por ciento en la industria manufacturera y el 49 por
ciento en la agricultura y el servicio doméstico.
La situación de pobreza que enfrentan los hogares
guatemaltecos contribuye a que las niñas formen parte de la Población
Económicamente Activa (PEA) desde los nueve años en el mejor de los casos.
Pese a que están inmersas en el mundo laboral desde
pequeñas, no todas saben lo que significa un salario y muy pocas devengan uno
que sea justo, pese a que la Organización Internacional del Trabajo especifica
"igualdad de remuneración" en el Convenio 100, que fue ratificado por
Guatemala.
En el documento "La mujer y la agricultura", de
la FAO, se cita que del 52 por ciento de mujeres que trabajan en la zona rural
sólo el 21 por ciento lo hace con remuneración, mientras el restante 31 por
ciento trabaja sin ésta. Ellas se desempeñan en diversas labores que van desde
el trabajo en casa -que implica preparar alimentos, cuidar a los hijos y la
economía familiar, entre otros- hasta empleos en oficinas, fábricas, el campo y
la calle.
Las leyes son ambiguas y retrógradas: hasta 1998 las
mujeres aún dependían de la autorización del esposo para poder trabajar, algo
absurdo si se toma en cuenta que desde 1989 ya constituían un 25 por ciento de
la PEA. Aquéllas que se desempeñan en el servicio doméstico y las maquilas no
cuentan con una legislación a su favor; los dueños de estas empresas pueden
cerrar sus puertas y volver a abrir con otro nombre, amparados por el Decreto
65-89, con lo cual se violan los derechos humanos de miles de mujeres que
trabajan siendo explotadas, no sólo laboralmente sino también en su dignidad
como seres humanos.
En síntesis, las mujeres somos parte importante de la
economía guatemalteca desde cualquier punto de vista. Aunque esté aún muy
lejano el día en que una de nosotras pueda ocupar la presidencia del Comité
Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras
(CACIF) o de la Cámara de Comercio, diariamente hacemos esfuerzos por
superarnos como personas, por sacar adelante a nuestras familias y por mejorar
nuestro país.
Y el que piense que los hombres son la imagen más cercana
al trabajo y dinero que se gasta en casa, que abra los ojos y se dé una vuelta
por cualquier empresa, local o puesto y verifique quién está ahí, despachando,
contestando el teléfono, escribiendo en la computadora, cocinando, cosiendo en
una máquina, bañando a sus hijos o pintando una pared.
[índice]
¿Caminamos hacia
nuevas formas de hacer y vivir la política?
Edda Gaviola Artigas, feminista, directora del
Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH)
No voy a hablar del poder entendido como la capacidad humana del
"poder hacer". No voy a hablar del poder como
"empoderamiento", voy a intentar una reflexión del poder como
práctica política de mujeres que vivimos en una cultura patriarcal y racista.
Sólo desnudando ese poder podremos iniciar la construcción de otro tipo de
relaciones entre mujeres y como mujeres hacia el mundo.
¿Qué es el poder?
La posibilidad de mandar, controlar o decidir sobre otra persona o grupo de
personas, o hacia toda la sociedad, se ha analizado tradicionalmente desde
fuera, desde los grupos económicos, políticos, militares con ciertas
características étnicas y culturales, que es la acepción más visible y conocida
del poder. Sin embargo, pocas veces analizamos la red de poderes que se
articula en la sociedad y que posibilita que se sostenga un sistema de dominio
que va significando y simbolizando todas las relaciones humanas.
El poder, nos decía Michel Foucault, no es algo que se adquiera,
arranque o comparta. El poder se ejerce a partir de innumerables puntos y en el
juego de relaciones móviles y no igualitarias. Las relaciones de poder entre
las personas están siempre asociadas a otras relaciones, como son las
económicas o políticas, las relaciones de conocimiento o las relaciones
sexuales. Es decir, están íntimamente vinculadas a las desigualdades sociales
de todo tipo y, por tanto, al ejercicio de dominio de unos hacia otros/otras.
Las relaciones de poder son siempre intencionales, no hay poder que se ejerza
sin una intención o un objetivo determinado de control o mando.
Y el poder como mecanismo de dominio no sólo se encuentra
escondido en estas múltiples relaciones, sino también en lo más íntimo de
nuestro ser, cada vez que nos reprimimos un deseo, nos censuramos, nos
coartamos la libertad en función de nuestras asignaciones culturales, ahí se
encuentra agazapado un pequeño dictador o patriarca intercalado con nuestros
huesos.
Y al mismo tiempo, cuando se produce el ejercicio de
poder se genera resistencia, esto significa que siempre que se ejerce el poder
se produce en la persona que lo recibe, una resistencia que puede asumir dos
caras: quedar atrapada en la victimización o transformarse en rebeldía con
potencialidad de cambio social.
¿Cómo se aplica en nuestras
vidas?
Las mujeres vivimos permanentemente afectadas por las relaciones de poder,
el ejemplo más claro y dramático es la violencia que nos afecta en todos los
ámbitos de la vida social, principal mecanismo de dominio y opresión para
sostener la exclusión y marginación de nosotras las mujeres.
En este contexto, difícilmente nadaremos como pez en el
agua en los laberintos de la política y el mundo público, que es el terreno del
poder más evidente. Culturalmente mal hechas, las mujeres buscaremos el
reconocimiento a partir de prácticas que hagan olvidar que tenemos un cuerpo
sexuado, diferente, desvalorizado y que no ha sido parte de la construcción
social y que es ajeno, extraño, extranjero en el mundo reservado y exclusivo de
los hombres.
En ese mundo, intentaremos ser las más inteligentes,
estaremos permanentemente rindiendo examen, desearemos ser las elegidas, las
primeras del curso, las queridas y reconocidas, pues sabemos, aunque no lo
digamos en voz alta, que no todas lograremos ser parte de ese círculo.
Los pequeños poderes
Ocultaremos nuestros propios ejercicios de poder, limitados y restringidos.
No diremos nunca que ejercemos los pequeños poderes de la zancadilla, de la
manipulación y el chantaje aprendido como mecanismo de sobrevivencia desde ese
lugar de víctimas y culturalmente asignado de "lo femenino", en
nuestras relaciones afectivas y principalmente en la relación con otras
mujeres.
Esos pequeños poderes los ejerceremos desde el lugar
privilegiado del conocimiento académico y la desvalorización de los otros
saberes que tenemos las mujeres. Desde el no reconocimiento al quehacer de las
otras, a las formas organizativas y de pensamiento que se han generado más allá
de nuestro consentimiento. Desde esos pequeños poderes, levantaremos nuestro
dedo acusador hacia otra mujer que, escapada de la línea de las idénticas, será
el símbolo autoritario que necesitamos para revalorizarnos y con nuestra voz
"suave y femenina" ejerceremos ese pequeño poder desde la competencia
por el reconocimiento masculino.
Y entonces... ¿cómo cambiamos
el mundo?
Si el ejercicio del poder genera resistencia y esa resistencia tiene una
doble cara, debemos decidir en qué esquina de los cambios deseamos situarnos,
para hacer consciente dicha resistencia. Ubicadas en esa línea difusa entre la
víctima y la rebelde, deberemos reconocer que la víctima sobrevive y que la
rebelde transforma.
Si elegimos el difícil camino de la rebeldía y, por
tanto, de transformar el mundo y sus relaciones, deberemos, en primer lugar,
hacer una revisión profunda de nuestros propios poderes con las personas que
nos rodean. Deberemos darnos cuenta cuando estamos afectando a otros y otras,
tendremos que desnudar nuestra victimización, nuestros pequeños poderes,
nuestra necesidad ilimitada de reconocimiento para transitar hacia la rebeldía,
desde lo más profundo de nuestras vidas, y construir nuevas formas de relación
desde otros valores dignos de ser alcanzados como son el respeto, la
colaboración y el reconocimiento a nuestras diferencias, como la mayor de las
riquezas.
[índice]
Adela Torrebiarte:
"Somos más ejecutoras"
Ledy Orantes, laCuerda
Casada y madre
de dos hijos, Adela Torrebiarte tiene estudios en arte y variadas experiencias de
participación. Le gustan la administración, el orden, la honradez y
transparencia en el manejo de fondos. Forma parte de la agrupación Madres
Angustiadas y ha sido presidenta de la Liga Nacional de Fútbol. En esta
oportunidad expone consideraciones acerca de los espacios de decisión y poder,
así como sus satisfacciones en esta acción.
¿Qué es el
poder?
"Lo
entiendo con humildad, acompañado de cabeza y corazón. Son dos ingredientes que
hacen adquirir poder para el bien común. Influye mucho el sentimiento de
servicio y participación".
¿Qué diferencia
hay entre poder y decidir?
"Van muy
ligadas, porque al ejercer autoridad una tiene que tomar decisiones. La vida
está llena de resoluciones buenas o malas, equivocadas o correctas, pero ésa es
una de las responsabilidades de poder decidir".
¿Cómo llega a
Madres Angustiadas?
"Con
algunas amigas en 1995 decidimos hacer algo, en lugar de quejarnos de las
deficiencias de los sistemas de seguridad. Reunimos más de 16 mil firmas de
mujeres y las presentamos a los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y
Judicial- junto a una petición y exigencia de velar por la justicia y la
seguridad del país. Al año siguiente secuestraron a mi hijo. La secuela que
deja esto no la puede una superar tan fácilmente. Entonces decidí participar
más. Mi trabajo en Madres Angustiadas ha girado alrededor del apoyo a las
víctimas, no sólo de secuestros, sino en casos de robo de niñas y niños, así
como en violación de mujeres".
¿Qué estructura
dirige Madres Angustiadas?
"No hay
una junta directiva. Tenemos comisiones encargadas de hacer distintas cosas.
Nos reunimos semanalmente. Una de nuestras fortalezas es que hemos sido muy
propositivas; no sólo hemos criticado sino propuesto y participado".
¿Cuáles son sus
mayores satisfacciones con Madres Angustiadas?
"Contribuir
a que muchas víctimas hayan regresado a sus hogares. También el hecho de ir
comprometiendo al sistema de justicia en el trabajo. Aprender a agradecer a
todos esos héroes anónimos que trabajan en el Ministerio Público y la Policía.
Hay jueces que con nuestra presencia y participación sienten la responsabilidad
que tienen ante la ciudadanía guatemalteca".
¿Está
trabajando algún otro tema de seguridad?
"Actualmente
participo en la Comisión Preparatoria del Consejo Asesor de Seguridad. Fui
propuesta por algunas organizaciones para formar parte de ésta. Acepté porque
mi tema ha sido la seguridad. He adquirido experiencia y en nuestro país urge
tratarlo; es uno de los compromisos de los Acuerdos de Paz. Otras mujeres propuestas
para este Consejo son Iduvina Hernández y Helen Mack".
¿Cómo
incursiona en el fútbol?
"Los
equipos del interior necesitaban representante en la capital ante la Liga
Nacional. Me propusieron ser la delegada del equipo Cobán Imperial. Por vivir
en la ciudad de Guatemala me nombraron presidenta adjunta. Cuando empecé a
participar en las asambleas, durante un año y medio yo era la única
mujer".
¿Cómo llega a
ser presidenta de la Liga Nacional?
"La
presidencia estaba vacante, porque quien fue elegido renunció. Me propusieron y
les dije que lo platicáramos pues creo que en este ámbito hay que contar con
consenso para poder trabajar. Ganar la elección con un voto de diferencia
complica las cosas. Aunque al principio algunos integrantes manifestaron su descontento
por que una mujer fuera presidenta, finalmente estuvieron todos de acuerdo con
mi elección".
¿Por qué no
aceptó su reelección como presidenta de la Liga?
"Terminé
la presidencia en el 2003. Propusieron reelegirme y de hecho así fue. Hubo
quienes no querían que me fuera. Sin embargo, un día antes de tomar posesión
empezaron los enemigos a decir que me quería eternizar. No me sentía cómoda
porque el estatuto establece que no puede haber reelección, así que renuncié al
cargo. Sigo aquí porque hace un mes fui nombrada en una comisión de la
Federación Internacional de Fútbol Asociada (FIFA), pero esto es
temporal".
¿Cuáles han
sido sus grandes logros en el fútbol?
"Había
enormes deudas, más o menos de un millón de quetzales, que se saldaron. Se
compró el edificio de la Liga, las oficinas, y hubo un superávit de 600 mil
quetzales en tres años. Esto comprueba que con honradez, trabajo e interés por
el bien común se sale adelante. Para mí fue un reto y me siento orgullosa.
"En
el fútbol ha habido cambios importantes. He tratado de descentralizar el
deporte porque todo era en la capital, Comunicaciones y Municipal. Para que
haya un buen espectáculo, a los deportistas hay que darles oportunidades y
habrá mejores equipos. Es un reflejo de lo que es Guatemala en todo, pues el
interior del país se ha olvidado.
"De
cómo recibí la Liga a cómo la entregué, me siento muy satisfecha. El deporte
une y se puede sacar a un pueblo de la depresión o del negativismo por medio de
él. Para mi gusto, la actitud de muchos guatemaltecos es muy negativa; no creo
en el dicho ‘piensa mal y acertarás’".
¿Algunos
aspectos que quiera resaltar?
"En este
mundo, no importa que un hombre tenga 20 mujeres; es macho y qué topado. Pero si
una mujer tuviera 20 hombres sería la peor prostituta del mundo.
"Un
aspecto que me ha costado es que los enemigos, en lugar de presentar una lucha
franca, la socavan a una. Mi respuesta es que he sido bastante necia y
testaruda o, si quiere llamársele, luchadora".
¿Tiene alguna
identificación con el feminismo?
"Sí, lo he
entendido más a través del trabajo realizado".
¿Es usted
feminista?
"Valoro
mucho a la mujer; no excluyo a los hombres. Éste es un mundo de hombres y
mujeres. Es mucho más fácil comunicarse con las mujeres. Quiero que me respeten
y lo he logrado. Siento que mi toque femenino es importante. El punto de vista
de una mujer es más sensible, porque una analiza cosas que ellos no, pues no
las ven. Nosotras tenemos la capacidad de hacer varias cosas a la vez.
"Somos
más ejecutoras. Las guatemaltecas somos muy arrechas, pues la mayoría saca
adelante a los hijos y a los maridos".
[índice]
La mujer que se
revela, se rebela
Lucía Escobar, laCuerda
A mis manos cayó "El país bajo mi piel", de la nicaragüense
Gioconda Belli. A través de las páginas de este libro me voy enterando de
muchos pormenores de la revolución sandinista de nuestro vecino país. Todo
contado por la prosa sencilla de una de las protagonistas de esta lucha. Una
mujer brillante, escritora, madre, esposa, amante, una feminista que tuvo que
enfrentarse al machismo de los que se llamaban revolucionarios.
Las lecciones de la vida de esta mujer son muchas, porque
además su historia puede ser comprendida por cualquiera. Ella, que estaba
destinada a ser una madre y esposa ejemplar de una familia acomodada de
Managua, descubre, gracias al amor, que hay un mundo más allá de los pañales y
las pachas. Así, con una convicción y una fuerza espiritual espectaculares, va
internándose en los problemas sociales de su país. Sin miedo, sin temor, con
una increíble fuerza humana se enfrenta a lo que el destino le ofrece: un amor
intenso con un guerrillero (luego descubre que no es la única), pasar armas a
la frontera, el exilio, la desilusión política de una revolución y el amor con
un periodista estadounidense.
A lo largo y ancho de este relato se va a conociendo a
una mujer intensa; una escritora que se pasea con Julio Cortázar a orillas del
Sena mientras escucha de la voz misma del argentino los lugares que le
inspiraron la creación de "Rayuela"; luego la vemos practicando tiro
en algún polígono clandestino, mientras es felicitada por Fidel Castro; en otra
imagen está luchando como leona por mantener la custodia de sus hijas; y otras
se codea con la "hi-life" de Nicaragua para planear los detalles de
un comando subversivo.
Emocionante, intenso, tierno, este libro es una puerta
abierta a la vida de mujeres que no se han conformado con un papel pasivo en la
historia. Gioconda Belli confiesa al principio del libro que dos cosas
decidieron su vida: "el país donde nací y el sexo con que vine al
mundo". A partir de esto, sus memorias de amor y guerra, como las llama,
son una serie de confesiones intelectuales, políticas y personales que van
dibujando la figura de una escritora que ha ganado importantes reconocimientos
como el Premio Casa de las Américas de Cuba, el Premio a la Mejor Novela
Política del Año y el Premio Ana Seghers. Sus novelas, cuentos y poesía son una
excelente amalgama entre la experiencia personal y social de su protagonista.
En mi ejemplar de "El país bajo mi piel" hay
una frase subrayada, que quizá encierra una verdad con la que me siento
identificada y que quisiera compartir: "No se puede moldear la propia vida
de acuerdo a los prejuicios infundados de los demás".
Rompamos pues los prejuicios e internémonos en un mundo
de aventura, la aventura de vivir nuestro propio destino.
[índice]
La Pequeña Lulú ha
entrado al Club de Tobi
Virginia del Águila, periodista y comunicadora social
¿Se acuerdan de las tiras cómicas de "La Pequeña Lulú"? La niña
de los canelones y su inseparable amiga "Anita" jugaban con Tobi y
otros chicuelos, pero la diversión se acababa cuando la pandilla masculina se
encerraba en su club, exclusivo para ellos.
Algo así ocurre en nuestro mundo laboral. Parece un gran
"Club de Tobi", donde en cada puerta hallamos el cartelito de
"prohibida la entrada a las niñas". Sin embargo, nosotras hemos ido
retirando estos rotulitos y ganándonos un espacio propio. A base de esfuerzo y
sacrificios, venciendo obstáculos que antes fueron infranqueables, las mujeres
hemos logrado entrar al exclusivo "Club de Tobi".
El ámbito de la cultura es uno de estos reductos, quizá
el que reporta mayor presencia femenina a todo nivel. En Guatemala se aprecia
desde la creación -con el trabajo de escritoras, actrices, directoras de
teatro, pintoras, escultoras, fotógrafas y videastas- hasta la administración
-con directoras de escuelas de arte, gallerías, centros y fundaciones
culturales, incluyendo a funcionarias de gobierno y una ministra de Cultura y
Deportes-.
El recorrido por este sendero no ha sido fácil. Aunque
las disciplinas relacionadas con la cultura (tradicional y erróneamente) son
consideradas "propias para la mujer", no implica que tengamos el
camino allanado. Quienes hemos emprendido tareas en este campo hemos tenido que
demostrar que poseemos múltiples "gracias" a modo de justificar
nuestra presencia en ese universo laboral.
Además de rendir cuenta de nuestra inteligencia, debemos
demostrar constantemente nuestra capacidad, habilidad y experiencia
profesional, aptitud para formar equipo y posesión de fortalezas como el don de
mando, la sangre fría, el tacto y la prudencia... todo aderezado con la
consabida dosis de simpatía y femineidad que nuestros colegas esperan de
nosotras. Está de más acotar que la mitad de estas "gracias" no se
esperan de un hombre, quien (supuestamente) "por naturaleza" está
dotado de ellas y no necesita demostrarle a nadie que las posee... ¡y bien! (ya
vas).
En todo caso, insisto: las mujeres hemos conseguido
espacios en el mundo cultural y estamos bien representadas en él. Sin embargo,
aún no poseemos ni ejercemos el poder, en éste o en otro ámbito.
La representatividad no nos ha obsequiado una cuota de
poder. Con pocas excepciones, las grandes decisiones siguen supeditadas a la
consideración de uno o más hombres con jerarquía superior a la nuestra. Podemos
crear geniales y ambiciosos proyectos, diseñar importantes políticas o
estrategias culturales, pero necesitaremos del aval y el visto bueno de un
hombre: el jefe, el director de la organización, el mismísimo "Señor
Presidente".
Según la española Carmen Alborch, en los últimos veinte
años las mujeres hemos "irrumpido" y "trastocado" ámbitos
como la cultura, la educación o el trabajo remunerado. No obstante, considera
que el poder (entendido como "la capacidad de tomar decisiones para
transformar pautas desde puestos directivos y de responsabilidad
públicos") es una experiencia "relativamente nueva" para
nosotras.
Esta realidad no debe frustrarnos. Más bien, debe ser un
aliciente para que luchemos por abrir nuevos espacios y no abandonemos los que
hemos ganado; para promover la educación y la formación de las mujeres, en
particular de las más jóvenes, a quienes heredaremos la estafeta. Sobre todo,
para incentivar la participación femenina en todos los ámbitos, especialmente
en el político, y lograr que efectivamente tengamos voz y voto. El informe
"La democracia en América Latina", elaborado por el PNUD, afirma que
Guatemala es el tercer país de la región con menor participación política
femenina.
Y es que nosotras tenemos grandes capacidades que despiertan
la admiración entre los hombres. Como me explicó un amigo: "Las mujeres
poseen una ventaja envidiable: sus cerebros trabajan con sistema operativo
Windows. Ustedes tienen la capacidad de atender mil asuntos simultáneamente...
¡Es como si abrieran mil ventanitas sobre el escritorio de la computadora y
trabajaran un documento en cada una!"
¡Claro que le di la razón! Porque esta facultad de estar
al tanto de cinco cosas (sin perder el hilo de una sola) se fortalece con
múltiples habilidades que inclusive manejamos mejor que algunos varones. Entre
ellas, admiro profundamente nuestra habilidad para tomar decisiones. Hay
hombres muy plantados para ello. Pero otros flaquean, se van por las ramas o
fingen demencia. Para ponerles los puntos sobre las íes a estos ejemplares,
nada mejor que una mujer con los pantalones bien puestos y una lúcida
inteligencia.
Son estas cualidades, entre muchas otras, las que han
contribuido a que "La Pequeña Lulú", "Anita" y sus demás
amigas arranquen el rotulito de "prohibida la entrada a las niñas" e
irrumpan en el "Club de Tobi". Él y sus amigos siguen allí,
acostumbrándose a la idea de que ellas también tienen derecho a la membresía y
harán uso de ésta por mucho tiempo.
[índice]
Vernos y oírnos... más
allá de las apariencias
Daniela Sagone, guatemalteca, directora de fotografía
"La Casa de enfrente" es sobre todo la experiencia de realizar un
sueño. Saltar las barreras de lo que se tuerce imposible abre las puertas al
renacer de una industria audiovisual en nuestro país, así como en lo personal
puso en el camino el mayor reto de mi vida artística. Que nuestra cultura es un
entretejido de historias y retratos de una sociedad que necesita ser oída y
vista; que el séptimo arte es para nosotros, los guatemaltecos, una nueva forma
de expresión, otro canal de comunicación, que se va abriendo paso con fuerza y
está tomando furor entre las nuevas generaciones, son otras de las ideas que
aquí se encierran.
Aunque casi con un siglo de atraso, damos un brinco a
cuatro producciones nacionales. El nombre de Guatemala vuelve a sonar en
festivales internacionales, ya no por la guerra, su tragedia y sus crisis, sino
por su riqueza humana, técnica, de colores e imágenes... por nuestros
volcanes... nuestra Guatemala.
La responsabilidad de la imagen, de hacer creíble y
verídica una historia cuando vivimos intoxicándonos de imágenes
occidentalizadas y la identidad ya no nos pertenece, se disfraza como algo del
siglo pasado, es difícil y realmente fue mi meta como directora de Fotografía
en "La Casa de enfrente". Lograr que la ficción se funda con el
documental creando una imagen autónoma, espejo de nuestra realidad urbana, es
el concepto estético desde el que nació el lenguaje cinematográfico de esta
producción. Desnudar la doble moral, pintando con luz el erotismo de los
cuerpos, entreteje el argumento, al tiempo que sin perder funcionalidad y
dinamismo ofrece una visión de actualidad, aun cuando se mantienen ausentes los
referentes del cine nacional.
Después de haberme graduado en la Escuela Internacional
de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba, significa éste, mi primer
largometraje, mi verdadera graduación. Poner en práctica todos los
conocimientos apostados a un sueño en común, donde los miedos y las presiones habitan
el ejercicio cotidiano de aprender haciendo, da la pauta de que en la práctica
está la escuela.
Además de la experiencia profesional y de experimentación
artística, la oportunidad de descubrir y convivir junto al universo de la
prostitución en Guatemala me enfrentó a muchos de los prejuicios sociales
inculcados desde la niñez, un costal que uno no sabe que carga hasta cuando
comienza la lucha de titanes dentro de uno mismo. El entorno se hizo habitual y
cada quien se humanizaba al ritmo de corte y acción. Las vi profesionales, con
el derecho mínimo de elegir su profesión, mujeres llenas de vida, de sueños, de
ilusiones, llenas de una fuerza inmensa que es siempre una apuesta a la vida,
siendo al fin trabajadoras sociales.
Y no únicamente las prostitutas; también los policías,
los pandilleros y toda la gente que con su propia realidad participó -no sólo
apareciendo en pantalla sino regalándonos un poco de sí, de su intimidad y su
espacio de vida-, hicieron de esta obra un retrato hablado de nuestra ciudad,
que muchas veces antes desconocí. Sea ésta entonces una manera de saber quiénes
somos viéndonos y oyéndonos...
[índice]
Andrea Aragón, guatemalteca, fotógrafa
Prefiero hablar del poder interno y poco reconocido de las mujeres. Ese
súper poder que las ha hecho valerosas y fuertes, a pesar de las
monstruosidades a las que han sido sometidas. Ese poder inexplicable que las
pone de pie por las mañanas y las dirige a la cocina de leña a calentar el café
y las tortillas, a pesar de haber sido ignoradas, maltratadas, empujadas y
pisoteadas, año tras año, ya van veinte o más, sólo por haberse atrevido a
decir que a su esposo, a su hijo, a su familia entera, un soldado inmundo los
sacó a palos de casa y desde entonces no los ha vuelto a ver. Súper poderosas
mujeres, sobrevivientes del horror, admiro su valentía y espero ansiosa el día
en que se les reconozca.
[índice]
"Why do they hate us?" (¿Por qué nos odian?)
A 50 años del derrocamiento de
Arbenz
Nuria Maldonado, guatemalteca, periodista
El 27 de junio próximo se cumplen 50 años que Estados Unidos, a través de
la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), consumó su plan
para derrocar a Jacobo Arbenz Guzmán en 1954.
Más de 200 documentos fueron desclasificados por el
Departamento de Estado el 15 de mayo del año pasado. Con este hecho, Estados
Unidos reconoció oficialmente su intervención en el país. Su estrategia era no
sólo derrocar a Arbenz, sino también "eliminar al enemigo": todas
aquellas personas que pensaban diferente y fueron tildadas de
"comunistas". Estos documentos dan cuenta de la participación de la
CIA desde el 1 de enero de 1952 hasta el 12 de mayo de 1975.
Las intenciones de la CIA encontraron eco en la
oligarquía y las empresas transnacionales. Fue así como construyeron las
estrategias PBFORTUNE y PBSUCCESS que detallan, desde la perspectiva de la
guerra fría, lo "peligroso" del Decreto 900 de Reforma Agraria, la
organización de las comunidades, las tendencias del Gabinete de gobierno.
Una mirada hacia el pasado no es alentadora. Un total de
36 años, de los 50 que han pasado, nos debatimos en un conflicto armado interno
que retrasó nuestro desarrollo económico y social. De este conflicto heredamos
una cultura del miedo, códigos sociales militarizados y condiciones de pobreza
y pobreza extrema difíciles de combatir hoy en día.
No aprender del pasado es una necedad. Los políticos
estadounidenses continúan interviniendo país tras país "en nombre de la
democracia y la libertad" para los pueblos, mientras una buena parte de su
ciudadanía, hipnotizada por la lógica del mercado, se pregunta: "Why do
they hate us?" (¿por qué nos odian?), especialmente después del acto
terrorista ocurrido el 11 de septiembre del 2001.
La guerra contra Afganistán e Irak es la muestra latente
de no reconocer los errores del pasado. El mundo todavía no quiere admitir lo
nefasto de la intervención, lo retrógrado de la negación de autodeterminación
de las naciones y los pueblos.
Todo esto es sentenciar a los pueblos a no tener paz.
Ocultar la historia a las generaciones presentes y futuras es un pecado mortal.
No tengamos miedo a conocer nuestra historia. No tengamos miedo a señalar y no
tengamos miedo a reclamar. Es la única forma de que el pasado no se repita y
saber que otro mundo es posible.
[índice]
Lily Caravantes
Pese a que existe un orden jerárquico entre altos funcionarios, la igualdad
de nivel entre ministros y secretarios no implica directamente una igualdad de
poder. En el marco de la ley, la Secretaría General emite los nombramientos a
todos los altos funcionarios públicos. El Ministerio de Finanzas, por ejemplo,
controla el presupuesto de todas las instituciones de gobierno, el Ministerio
de la Defensa posee toda la infraestructura bélica y la Secretaría General de
Planificación coordina la planificación de todas las instituciones. Al
Ministerio de Gobernación, sin embargo, de acuerdo a la Ley del Ejecutivo le
corresponde refrendar los nombramientos de los ministros de Estado y
representar en el seno de la administración pública al presidente de la
República. ¿Será esta asignación de poder muestra de prioridad hacia el orden y
seguridad de la población? Y si lo fuera, ¿no sería acaso mejor aumentar más la
importancia a la planificación general que al orden y la seguridad?
Todo este poder funciona y se desarrolla en base a
individuos sujetos a vínculos filiales, afectivos y partidarios. Las personas
con estos nexos pueden llegar a albergar falsa esperanza de acceso a recursos
económicos y políticos o, en el peor de los casos, conseguirlos. Bajo esta
problemática se dan el tráfico de influencias, el nepotismo, corrupción y otras
manifestaciones del mal uso del poder. La pregunta es: ¿cuáles serían las
normas a agregar o suprimir que rijan sobre el funcionario a modo de eliminar
este conflicto? ¿Cómo garantizamos que no exista el nepotismo ni tráfico de
influencias y corrupción como prácticas inherentes al cargo?
Los actuales marcos legales y reglamentarios no son
suficientes para evitar esta forma discrecional de ejercicio del poder. La
gestión pública debería estar basada en una carrera administrativa; los
requerimientos para optar a un cargo público deberían exigir de forma rigurosa
la preparación técnica y política, así como la consistencia ética del trabajo.
Una posible solución puede ser el fortalecimiento y/o readecuación de una
política de recursos humanos dentro del Estado. Las prestaciones laborales
debieran inclusive estar condicionadas al adecuado comportamiento durante la
gestión pública. La participación social debe ser tomada en cuenta como otro
pilar de importancia dentro del desempeño del cargo, incluyéndose de forma
simultánea a la política de recursos humanos.
Ejercer el poder en este contexto desde una institución
de la mujer, "el cuarto propio" para transformar el Estado, requiere
tener una propuesta política clara y viable que garantice la aceptación del
Estado y a la vez la autoincorporación a modo de promover su propia
transformación.
Al reflexionar sobre los condicionamientos que existen
dentro de las instituciones de la mujer, se pueden identificar las normas
patriarcales y jerárquicas del Estado a las cuales están sujetas. El
"cuarto propio" es entonces un cuarto relativo en el cual debe
saberse usar el poder patriarcal como mecanismo de incidencia y el poder de
desarrollo como herramienta dentro de las instancias de la mujer.
Parte del mecanismo de incidencia debe incluir la
búsqueda de la correcta investidura del cargo, ya que ésta le permitiría
cambiar de ser vista como huésped a ser tomada como institución legítima. La
incidencia es, pues, ejercer el poder de hacer coherentes las propuestas de la
Política de las Mujeres con los lineamientos generales del gobierno.
La otra parte de este mecanismo de incidencia requiere
tener la suficiente autoridad técnica y política dentro de los medios
patriarcales y jerárquicos, así como la constante alianza con los otros
espacios de la mujer para lograr conformar el cuadrilátero del poder entre las
del Estado, las del partido político, las de cooperación y las del movimiento
de mujeres.
En ese espacio propio virtual se puede practicar el poder
de desarrollo, pero el poder de dominio patriarcal es una amenaza permanente
que poco facilita el ejercicio del poder de desarrollo. He aquí la dificultad
de encontrar la acción correcta entre lógicas distintas a las cuales hay que
responder para ejercer el poder patriarcal de incidencia y el poder de
desarrollo de construcción. Los tiempos políticos diferentes y las agendas
patriarcales para cada lado del cuadrilátero son otra limitante en el
desarrollo de este poder.
En este espacio se entrelazan los aspectos no resueltos
de la relación e identidad entre mujeres, la relación con la madre y los
modelos autoritarios y maternales de ejercicio del poder. Enfrentar estos retos
implica identificar lo que hay que cambiar y deconstruir, así como poner en
práctica lo que se quiere transformar. Una mayor presencia de mujeres en el
Ejecutivo puede ser y hacer la diferencia para que el cuadrilátero del poder
sea de mucha y no de poca participación.
[índice]
Jefas versus jefes, mi
punto de vista
León Aguilera Radford, periodista
Jefas las he tenido a lo largo de mi carrera profesional desde tiempo
inmemorial. También jefes, y yo he ocupado tal posición varias veces. Es
interesante ahora, en retrospectiva, evaluar si ha sido más fácil trabajar bajo
el mando de una mujer o el de un hombre, pero siempre desde mi perspectiva
masculina, porque es la única que tengo. Según mi experiencia, limitada a una
muestra pequeña (cuatro jefas y tres jefes, a lo largo de unos 20 años), las
diferencias de género, en este tipo de puesto, no son evidentes a menos que se
lea entre líneas. Al fin y al cabo, los mandos altos deben llevar un
departamento, una ONG o un proyecto a buen término, sin importar su género.
La diferencia estriba, entonces, en cómo manejan al grupo
bajo su mando. Las mujeres son inclusivas, evalúan los resultados de su
personal de manera objetiva y la confianza con ellas se desarrolla rápido.
En cambio, los hombres son reacios al consenso y duros
para bajar la guardia cuando se han equivocado. Sus errores no los comunican a
sus subalternos a menos que formen con ellos lazos de hermandad o de amistad
que trasciendan la relación profesional. Para mí no existe mayor diferencia si
trabajo con jefa o jefe, a menos que me enamorase de una de las primeras. Pero,
por fortuna, Cupido no ha perdido su tiempo ni conmigo ni con ellas.
En cuanto a mitos sobre la "performance" de
mujeres en comparación con la de los hombres, abundantes por cierto, no he
comprobado ninguno. De hecho, las diferencias con las jefas se resuelven más
rápido que con los jefes.
Por otra parte, seguir instrucciones femeninas no
implica, al menos en mi caso, entrar en competencia, como podría suceder con un
jefe. Y he encontrado que con ellas la lealtad desarrolla vínculos fuertes y
duraderos.
He podido observar que bajo condiciones extremas las
jefas se desempeñan mejor, son capaces estrategas y tienden a utilizar con
eficiencia su creatividad, sobre todo cuando se trata de planificar y evaluar a
su personal a largo plazo. Además, responden mejor cuando se presentan
obstáculos inesperados o fallas irreparables ya sea humanas o del equipo.
Muchos hombres, en tales circunstancias, son
incomprensivos porque se han formado en una cultura que los quiere tan certeros
como Tarzán, infalibles como "Superman" y sabihondos como Einstein.
Las mujeres, por su parte, empezaron a tener modelos de esa clase, creíbles,
desde tan sólo hará un par de décadas atrás y, por cierto, no las aceptan con
fundamentalismo. Ésa es una de sus ventajas.
Para balancear, sólo me resta apuntar que las jefas
también tienen sus defectos, algunos de los cuales surgen de la despiadada
competencia que promueven entre los géneros los medios, la publicidad y el
hecho de que, quiérase o no, los roles de mando femeninos, dentro de
estructuras jerárquicas, son de relativa pronta aparición en nuestras culturas.
Pero prefiero que sean motivo de evaluación posterior.
[índice]
Helen Esperanza Son, guatemalteca,
kaqchiquel, estudiante de Administración de Empresas
A mi parecer, las mujeres podemos cambiar el machismo, ya que
lastimosamente nosotras hemos aprendido a transmitirlo, no porque lo deseemos
así, sino porque la sociedad nos ha habituado a practicar costumbres que nos
encaminan a fortalecerlo cada día más. Las madres, las hijas, las hermanas, las
esposas, las suegras, etc. -junto con los hombres, por supuesto- son actoras
del cuento de nunca acabar: el machismo.
Dentro de las comunidades indígenas, hay familias que
practican al 100 por ciento el machismo, aunque lo hacen sin darse cuenta. Las
atenciones o cuidados son en un 75 por ciento para los hombres. Por ejemplo,
cuando un hombre viene cansado del campo se le atiende como a un rey, por
decirlo así, pero cuando la mujer regresa de lavar o ha estado todo el día
haciendo los oficios de la casa, su trabajo no es tomado en cuenta porque no es
remunerado.
No sólo en este aspecto se privilegia al hombre; en
algunos casos, también en las herencias y los trabajos. Se le sirve mayor
cantidad o calidad de comida, mientras que la mujer casi siempre se sirve
después, y ella se levanta antes para servirlo. Él tiene voz y voto en la
familia. En muchos casos la mujer depende de las decisiones del hombre: todo lo
que diga él es aceptado por ella.
Creo que en los pueblos poco a poco se está cambiando
porque las mujeres ya van a estudiar, aunque en algunos casos -como en las
aldeas e incluso en el pueblo- se dice que el estudio es únicamente para los
hombres y no para ellas, quienes se quedan en la casa para atenderlos.
Afortunadamente ya se está rompiendo la mala costumbre de dividir las tareas
hogareñas y los trabajos del campo u otros que son específicamente para
hombres.
Como mujer kaqchiquel, creo que debemos cambiar las malas
prácticas del machismo. Se puede comenzar en el hogar, ya que es el primer
espacio donde se educa, y qué mejor que empezar con las niñas y los niños.
Por el contrario, si nosotras somos las primeras en dar
privilegios a los hombres, pienso que seguiremos igual. Claro, es muy difícil
porque a veces confundimos la atención con el amor: creemos que si servimos
mejor a nuestros seres queridos -los hombres-, estamos demostrando afecto. Sin
embargo, para Dios todos somos iguales, tenemos las mismas capacidades que un
hombre, los mismos derechos y obligaciones, y por lo mismo merecemos ser
tratadas de una misma forma. ¿Por qué no empezar con nosotras? Podemos ser
agentes de cambio, ¿verdad?
[índice]
Una marcha que nos devuelve
esperanzas
Laura E. Asturias, laCuerda
El 25 de abril se realizó en Washington, D.C. la Marcha por las Vidas de
las Mujeres, en la que participamos más de un millón de personas de los Estados
Unidos y de otros 60 países. El propósito: protestar de manera contundente
contra el gobierno de George W. Bush, que se empecina en cercenar -en su tierra
y más allá de sus propias fronteras- los duramente ganados derechos sexuales y
reproductivos de las mujeres.
La marcha
fue coordinada por seis grandes organizaciones estadounidenses: Feminist
Majority, NARAL Pro-Choice America, National Organization for Women, Planned
Parenthood Federation of America (PPFA), National Latina Institute for
Reproductive Health y Black Women’s Health Imperative. Cada una invitó a representantes de otras naciones para que formáramos
parte de lo que fue la más grande manifestación en la historia de los Estados
Unidos.
Asistimos a otras actividades que incluyeron cabildeo y
reuniones con congresistas de ese país. El parlamentario republicano Jim
Greenwood, quien tras un viaje a Kenia se sensibilizó ante la grave situación
de la salud reproductiva en la nación africana, y cuya decidida defensa de los
derechos reproductivos fue ahora galardonada por PPFA, mostró interés en el
caso de Guatemala, impresionado al conocer las elevadas tasas de mortalidad
materna e infantil en nuestro país.
Desde laCuerda, en varias reuniones señalamos que se
sigue enfocando el "género" primordialmente en las mujeres e
insistimos en que los programas sean modificados para incluir a los hombres,
dado que la construcción social del género les atañe tanto como a nosotras y
deben sentirse llamados a hacer cambios profundos desde su propio colectivo.
También propusimos que los programas de educación sexual estén a cargo de
personas capaces de abordar estos temas con soltura, sin temor ni mojigatería,
para ir rompiendo los miedos y represiones provenientes de las religiones y los
gobiernos moralistas.
El día de la marcha nos aglutinamos en el "National
Mall", el área verde de dos kilómetros de largo frente al Monumento a
Washington: mujeres y hombres de todas las edades, incluso bebés, portando
variados afiches y camisetas con el lema "Pronúnciate por el derecho a
decidir" y muchos otros.
Previo a la marcha, numerosas figuras políticas y
celebridades tomaron el micrófono llamando a restaurar y preservar los derechos
de salud de las mujeres. Entre ellas destacó la senadora demócrata Hillary
Rodham Clinton, quien recibió un sonoro aplauso al recordar que durante el gobierno
de su esposo nunca fue necesaria una manifestación por los derechos
reproductivos pues éstos fueron respetados. Afirmó que el derecho a decidir es
parte de la libertad individual y "una cuestión de conciencia".
Entre otras prominentes figuras que animaron al público
estuvieron Gloria Steinem, fundadora de la Organización Nacional para las
Mujeres; las actrices Susan Sarandon y Kathleen Turner; la ex secretaria de
Estado Madeleine Albright y todas las presidentas de las organizaciones
convocantes. Asimismo, el magnate de medios Ted Turner y la cantante Carole
King, quien sacudió a la concurrencia cuando empezó a cantar: "Siento que
la tierra se mueve bajo mis pies".
Muy ovacionada fue la parlamentaria demócrata de
California Nancy Pelosi, líder de minoría en el Congreso y primera mujer en la
historia de los Estados Unidos que ha dirigido un partido político en ese
recinto.
Hubo además una fuerte presencia de representantes del
partido gobernante, alrededor de 500 procedentes de 12 estados de la Unión Americana.
Jennifer Blei Stockman, directora de la Coalición Republicana por el Derecho a
Decidir, aseveró que estaban en la marcha porque se oponen a la intervención
del gobierno en la vida íntima y les preocupan profundamente los ataques del
Congreso y la Casa Blanca contra las mujeres. "Apoyamos a nuestro partido
en muchos asuntos tradicionales", afirmó, "pero no estamos de acuerdo
con las recientes acciones que limitan la libertad personal".
La marcha cubrió casi tres kilómetros, pasando por la
Casa Blanca y el Capitolio. Vibrante y pacífica, estuvo bien resguardada por la
policía contra la histórica violencia del movimiento "pro-vida" (que,
por cierto, nunca se pronuncia sobre las matanzas de su gobierno en otros
países, ni condena los asesinatos perpetrados por algunos de sus miembros
contra personal médico que realiza abortos legales). Y ahí estaban, pero en
franca desventaja, unos 200 de ellos dispersos junto al recorrido de la marcha.
Durante la caminata, muchos hombres jóvenes gritaban a
coro, aludiendo a los derechos de las mujeres: "Tu cuerpo, tu
elección".
Al concluir la marcha hubo un "rally" de unas
cuatro horas en el "Mall". Y un momento muy impactante esa tarde fue
ver a la comediante y actriz Whoopi Goldberg levantar alto una sercha y
escucharla declarar (refiriéndose a los abortos inseguros antes de que el
procedimiento fuera legalizado en Estados Unidos en 1973), "Ésta era la
opción. Y estoy aquí para decirles: nunca más. No vamos a retroceder, nunca
más".
Sentada junto a mí sobre el húmedo césped, y ambas
maravilladas por el mar de gente alrededor, Anna Arroba, directora en Costa
Rica de la Asociación de Mujeres en Salud, comentó: "Esta marcha me da
esperanza".
[índice]
Día Internacional de Acción por la Salud de
las Mujeres
Nuestras demandas
·
Renovación
del compromiso de los gobiernos hacia el Programa de Acción de la Conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994), su
seguimiento quinquenal, y el Consenso de Santiago (CEPAL, marzo 2004).
·
Implementación
a niveles nacionales de sus acuerdos ya que, en su esencia, significan avances
para la condición humana, en particular de las mujeres, y para la preservación
del medio ambiente.
·
Concreción -a
través de políticas y programas públicos efectivos- de la universalización de
los servicios básicos (salud, educación, saneamiento ambiental, etc.),
erradicación de la pobreza, construcción de condiciones de vida y oportunidades
igualitarias y equitativas entre mujeres y hombres.
·
Instauración
de una visión incluyente, socialmente justa y verdaderamente democrática en el
accionar de nuestros gobiernos, superando los fundamentalismos oscurantistas
que discriminan las diferentes opciones, cautelando los derechos humanos y la
integridad de las personas, quienes se ven amenazadas por falta de medidas de
prevención contra el VIH/sida, por abortos practicados en condiciones
inseguras, por la discriminación por edad en el caso de adolescentes, por el no
reconocimiento de sus opciones sexuales, o simplemente por la ausencia de
información o acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y en general
por la falta de acceso a la atención de salud integral.
·
Flujo de
recursos suficientes de los países y agencias donantes, como única vía para
hacer posibles los avances conceptuales de estas y otras cumbres.
Fuente
·
Llamado a la Acción 2004. Campaña por el Ejercicio de los
Derechos Sexuales y Reproductivos. Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas
y del Caribe (RSMLAC), 2004.
[índice]
Jacqui Torres, guatemalteca, periodista
Los espacios de participación alcanzados por algunas mujeres rurales dan
cuenta del trabajo organizativo que han hecho en sus comunidades y de lo que
ello implica para la lucha de los movimientos campesinos y el logro del
desarrollo rural.
Elena Coché Damián, lideresa de la Asociación de
Sololatecos Unidos para el Desarrollo (ASUDI) -que integra Plataforma Agraria-,
explicó que la crisis del café agravó la situación de las mujeres que
trabajaban en ese sector. Aunque su situación nunca fue privilegiada, ahora les
pagan a las cortadoras de café Q5 (más o menos 63 centavos de dólar) por un
quintal, mientras a los hombres les cancelan Q10, aseguró. Las crisis de
sectores agrícolas repercuten en mayor medida en el bienestar de las mujeres,
quienes ven disminuidos sus ingresos y vislumbran la amenaza para la seguridad
alimentaria de sus familias.
Estas condiciones las motivaron, en el caso de Sololá, a
crear una organización que llamara a la participación de familias trabajadoras
en las fincas de café. La mayoría de grupos fue conformada por mujeres, a tal
punto que suman el 75 por ciento de la Asociación. Elena dirige la agrupación
Estrella Tz'utujil y además es contadora general de ASUDI.
Pese al éxito que han tenido al reunir a miles de ellas
alrededor de la lucha campesina, reconoce que muchas tienen que pedir permiso a
sus esposos, hijos y demás familia para asistir a reuniones de la organización.
Decidir sobre sus capacidades reproductivas es todavía una idea lejana e
incomprensible.
Paulina Culum, otra lideresa de ASUDI, a pesar de su
formación en el proceso de lucha, aún se sonroja cuando habla del tema y
reconoce que detrás de ello hay todo un legado de miedo y romanticismo.
Su caso es un ejemplo para la
lucha por la equidad de género. Sin trabajo y con siete hijos, Paulina decidió
que era tiempo de pelear más que nunca por tener las mismas oportunidades
laborales, económicas, sociales y culturales que sus compañeros. Hoy no deja de
asistir a reuniones en la ciudad o en el extranjero. Al igual que Elena,
Paulina está muy clara que las grandes distancias se recorren con pequeños
pasos y para ello vale la organización de las mujeres.
Lideresas y líderes de ASUDI se han dado cuenta que si en
la lucha que llevan no existe una estrategia encaminada a dar participación en
todos los ámbitos a las mujeres, el desarrollo que reivindican en su lucha
cotidiana nunca llegará a sus comunidades.
[índice]
Claudia Navas Dangel, guatemalteca, periodista
Cómo han pasado los años... Antes era imposible pensar que una mujer
ocupara una curul. Hoy en día no es nada extraño verlas en el Congreso, en los
ministerios y también dirigiendo los destinos de una nación. Claro, la cifra
aún es mínima, pero año con año va creciendo.
El más cercano de los países, El Salvador, cuenta con una
mujer en la vicepresidencia. En Costa Rica, las mujeres ocupan el 35.1 por ciento
de escaños congresales. En Panamá, Mireya Moscoso lidera el país y la acompaña
Ivonne Young como ministra de la Presidencia.
En Argentina la participación femenina pasó de 6.3 por
ciento en 1989 a 21.8 por ciento en 1995, hasta llegar a 34.1 por ciento de
escaños en las elecciones del año pasado.
El país con la mayor representatividad femenina es la
república africana de Ruanda, con un 48.8 por ciento en el Parlamento. Por otro
lado, en Mozambique existe un 30 por ciento de mujeres legisladoras.
Otras naciones han avanzado mucho más: en Suecia el
porcentaje es de 45.3, Dinamarca cuenta con un 38 por ciento y Finlandia con 37
por ciento. En Islandia el número es de 30.2 por ciento. En Filipinas una
mujer, Gloria Macapagal Arroyo, dirige los destinos del país.
Y algo que parece increíble: la nueva Constitución de
Irak que regirá durante el periodo de transición reservará al menos el 25 por
ciento de los escaños de la nueva Asamblea para las mujeres.
Pero no todas las cifras son alentadoras. En Venezuela, de
un 10 por ciento de mujeres congresistas que había hace 15 años, actualmente
han pasado a ser el 9.7 por ciento de los escaños. Igual situación sucede en
Honduras, con una disminución mayor pues las legisladoras representan ahora 5.5
por ciento frente a 10.2 por ciento en 1989.
En Francia, entre los 43 miembros del nuevo Ejecutivo de
Raffarin hay 10 mujeres, de las cuales sólo cuatro son ministras. En las
últimas elecciones legislativas, en 2002, fue elegido un 12.3 por ciento de
mujeres y en los comicios del mes pasado para los consejos regionales, un 10.9
por ciento.
Hay muchos más números en cuanto a poder en los gobiernos
en los que las mujeres están haciendo historia. Tanto en América como en los
demás continentes, poco a poco sus voces se están escuchando más, y el hecho de
que cuenten con poder gubernativo sin duda traerá, en numerosos lugares,
mayores oportunidades de desarrollo para otras mujeres, niñas, niños y personas
en situaciones de riesgo.
[índice]
Jill Replogle, estadounidense, periodista
Carla Araceli Hernández ya no aguantaba la difícil tarea de mantener a sus
tres hijas con las mínimas ganancias de su pequeño negocio en la cabecera de
Huehuetenango. El éxito de su hermana menor, a quien le iba bien en Estados
Unidos luego de cinco años trabajando en la ciudad de Atlanta, terminó
venciendo el miedo que Hernández sentía por arriesgarse al largo viaje
clandestino a ese país.
Con la promesa de regresar pronto, salió hacia la
frontera de La Mesilla el 16 de julio del 2003 a encontrarse con un grupo de
migrantes y el "coyote" que les llevaría al norte. Dos días después
llamó a su familia desde el pueblo de Altar, en el estado mexicano de Sonora,
para avisar que había llegado bien hasta allí. El grupo partiría pronto. Según
el "coyote", sería una caminata nocturna de 11 horas por el desierto,
hasta llegar al otro lado de la frontera, cerca de Tucson, Arizona.
Luego de andar cinco días por cerros espinados y arroyos
secos, bajo el infernal calor sonorense, Hernández murió de extenuación. La
noticia de que esta mujer de 28 años perdió la vida en el desierto llegó a su
familia cinco semanas después, con escasa información sobre dónde había parado
y si la habían enterrado.
Políticas erradas y mortales
Hernández es una de alrededor de 500 migrantes de Centroamérica y México
que murieron tratando de cruzar la frontera estadounidense-mexicana durante el
2003. Las extremas temperaturas -menos de 4ºC en invierno y 50ºC en verano- y
la tierra hostil del desierto fronterizo son el asesino material de la mayoría
de estas personas, pero grupos de derechos humanos y algunos analistas apuntan
a otras causas mucho más controversiales.
Una de esas causas, según las críticas, es la política
migratoria de Estados Unidos. Aunque el cruce de la frontera siempre ha cobrado
víctimas, el viaje se hizo más peligroso a principios de los años noventa, con
un cambio en la estrategia de la Patrulla Fronteriza estadounidense: la
asignación de más recursos para vigilancia en los centros urbanos fronterizos
como El Paso, Texas, y al sur de San Diego, California, con la idea de cerrar
los puntos de cruce más seguros, pensando que los emigrantes no arriesgarían la
vida cruzando en áreas rurales peligrosas.
"A lo largo de los últimos diez años, esta apuesta
ha sido mortal y equivocada", según el analista Sean García,* del Programa
de las Américas del Interhemispheric Resource Center, un centro de análisis
político de Nuevo México, EEUU.
En junio de 2003, la Oficina de Aduanas y Protección
Fronteriza de Estados Unidos (BCBP, por sus siglas en inglés) inauguró la
operación "Desert Safeguard" (Salvaguarda de la Frontera), cuyo
propósito fue "...reducir dramáticamente el número de personas que intentan
entrar ilegalmente a Estados Unidos por el desierto de Sonora y ... el número
de personas que mueren tratando de cruzar el desierto", según dijo el
comisionado de la BCBP, Robert C. Bonner, el día de la inauguración.
El programa, ejecutado en coordinación con el gobierno
mexicano, incluyó agregar 150 agentes más en el corredor desértico, mejor
equipo para vigilar el área y efectuar rescates, así como una campaña de
publicidad en México orientada a disuadir a posibles migrantes
"ilegales".
Sin embargo, la cantidad de muertes en la frontera
durante el año fiscal 2003 fue la más elevada desde el 2000, cuando fallecieron
383, según oficiales de la BCBP. Además, con el incremento de vigilancia en la
frontera sur de EEUU ha aumentado la demanda de los servicios de "coyotaje",
indica García.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del
2001 se impulsaron otros cambios en la política estadounidense que han
agudizado este fenómeno, reforzando la seguridad de las fronteras y, por lo
tanto, creando condiciones más peligrosas para migrantes (que siguen intentando
cruzar) y más lucrativas para los "coyotes".
A criterio de García, "a la fecha, no se reconoce
que la única manera de disminuir la amenaza que implican los contrabandistas de
inmigrantes (por sus lazos potenciales con los terroristas) es eliminar la
lógica económica que hace posible su existencia. Si los inmigrantes que buscan
empleo en Estados Unidos pudieran entrar por canales legales, las operaciones
de contrabando de personas se tornarían instantáneamente obsoletas".
Mercado libre... con
zancadilla
Otra causa de pérdidas humanas en la frontera, y a lo largo de la ruta a
EEUU desde los hogares de migrantes latinoamericanos y de otros continentes,
son las condiciones de vida que les empujan a buscar oportunidades en otros
lados.
Según la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM), cada año parten hacia EEUU más de 90 mil personas guatemaltecas, quienes
contribuyen el 5 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) de Guatemala a
través del envío de remesas. Mientras tanto, la economía guatemalteca creció
apenas 2 por ciento durante el 2003 y el número de personas desempleadas en el
país se duplicó el año pasado en comparación con el 2002.
Los promotores del futuro Tratado de Libre Comercio (TLC)
entre EEUU y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés) sostienen que la
apertura de mercados ayudará a crear más empleos y mayor crecimiento económico
en estos países. No obstante, después de 10 años de probar un modelo similar,
México ha experimentado pocos resultados en estos rubros: 1 por ciento de
crecimiento del PIB per cápita al año.
Además, los TLC no contemplan temas migratorios, pese a
que el libre movimiento de la mano de obra es un componente integral del libre
mercado. Esta realidad ha obligado a anteriores entusiastas del libre comercio,
como el Fondo Monetario Internacional, a admitir que la liberalización
económica por sí sola no promueve el crecimiento ni la estabilidad. Tampoco ha
frenado la migración.
El número de inmigrantes "ilegales" en EEUU ascendió
a ocho millones en 2003, según el Centro de Estudios de Inmigración de
Washington, D.C. Con este incremento se ha intensificado el sentimiento
anti-inmigrantes en algunos sectores estadounidenses. En estados fronterizos
como Arizona, California y Texas han aumentado los grupos de vigilantes tipo
paramilitares que producen propaganda racista y juegan a cazadores de
"ilegales" en la frontera.
Urgen reformas
Al mismo tiempo, las tragedias en la frontera y el creciente peso político,
social y económico de inmigrantes en EEUU están forzando un fuerte debate
público y un llamado a la reforma migratoria. Existen varias propuestas de
leyes en el Congreso estadounidense para legalizar a trabajadores extranjeros y
aliviar la situación de la inmigración ilegal.
Por supuesto, todas estas propuestas tienen críticos y
defensores, pero lo importante es que el debate está sobre la mesa y
difícilmente será archivado.
En Guatemala, lo que más se aborda públicamente sobre la
migración es su parte alentadora: el envío de remesas. Abaratar el costo del
envío de remesas fue un punto de acuerdo principal entre los líderes de la
región reunidos en la Cumbre de las Américas en enero de 2004.
Mientras tanto, el resto de la tragedia y los aspectos
que deben causar bastante preocupación (como es el paradero de Carla Hernández)
quedan en el silencio por parte de estos líderes y la mayoría de los medios
masivos.
Para la familia de Hernández, todo y nada ha cambiado.
Las tres hijas de Carla ya no tienen mamá y están siendo cuidadas por sus tías
y abuela. Mientras tanto, las esperanzas por mejorar la situación económica de
la familia quedaron en el desierto, en un lugar todavía desconocido por sus
seres queridos.
* García, Sean, "La reforma migratoria: La llave de la seguridad
fronteriza", Programa de las Américas del Interhemispheric Resource
Council (www.americaspolicy.org).
[índice]
Movida departamental
Marta Elena García
La Oficina de la Mujer en Camotán abrirá sus puertas a partir del 6 de
mayo. Agrupa a representantes de las 29 comunidades y una organización del
casco urbano. Cuenta con una Junta Directiva cuya presidenta es Teófila
Vásquez.
Yessenia Díaz, coordinadora de esta instancia, explicó
que uno de los objetivos es involucrar a las mujeres en la vida política y
propiciar su incidencia en la toma de decisiones de esta municipalidad. La
Junta Directiva será la encargada de gestionar proyectos de desarrollo que beneficien
a la población femenina, en tanto la coordinadora orientará las estrategias de
gestión.
[índice]
Lucrecia Arriaza
La Defensoría de la Mujer Departamental de la Procuraduría de los Derechos
Humanos (PDH) creó el proyecto Mesa para la Mujer, cuyo objetivo es resolver
conflictos laborales y de propiedad privada, así como casos de discriminación a
las zacapanecas. Sus funciones, previstas para iniciar en junio, son diferentes
a las realizadas por la Comisión de Violencia Intrafamiliar.
Esta mesa reunirá a delegados de instancias
gubernamentales y no gubernamentales, así como a representantes de la sociedad
civil de 10 municipios, a quienes se les capacitará en temas de resolución de
conflictos y mediaciones para solventar problemas de diferente índole. El
trabajo es voluntario.
[índice]
Jeanne Roblero
Organizaciones de mujeres de esta provincia divulgan por medio de radios
comunitarias y una emisora estatal los temas: violencia contra las mujeres,
género y derechos humanos.
La Defensoría de la Mujer departamental de la PDH sigue
atendiendo a víctimas de violencia intrafamiliar a fin de brindar orientación y
medidas de seguridad a mujeres y niños. El trabajo está coordinado con el Instituto
Nacional de Estadística (INE) para el uso de la boleta única en este tipo de
denuncias.
El Foro de la Mujer promueve actividades en el tema nueva
masculinidad, dirigidas a hombres de siete municipios. La iniciativa surgió
porque las mujeres vieron la necesidad de que ellos tengan información acerca
de los derechos de las mujeres y reconozcan cómo las discriminan en su
condición de hombres. Ellos hacen reflexiones de cómo les enseñaron a ser y
cómo quieren ser. El período de capacitación será de siete meses.
[índice]
Isabel Sáenz
La Mesa Global de Mujeres de Guatemala realiza actividades para
sensibilizar a la población huehueteca acerca de la defensa del patrimonio
natural por el impacto negativo que representan el Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos, el Plan Puebla-Panamá y el Acuerdo de Libre Comercio de las
Américas (ALCA).
Las participantes coincidieron en señalar que en este
país no son bien pagados sus productos y el mercado sólo favorece a los ricos;
asimismo, que tales convenios les afectan directamente porque dañan la salud de
las personas y animales, además de destruir y contaminar los recursos
naturales. Afirman que las políticas del gobierno de Estados Unidos sólo han
dejado dolor y pobreza a las guatemaltecas. Rechazan las semillas transgénicas.
Exigen ser tomadas en cuenta y que sus propuestas sean escuchadas.
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Patricia Herrera
El Centro de Justicia de Villa Nueva apoya este mes una campaña sobre el
derecho a la salud laboral dirigida principalmente a las trabajadoras de
maquila. La iniciativa pretende prevenir enfermedades como alergias, problemas
de la columna vertebral y respiratorios, infecciones urinarias, sordera y
tensión nerviosa.
Según la Coordinadora de Maquila y la Asociación de
Mujeres en Solidaridad -responsables de la campaña-, las trabajadoras están
propensas a ese tipo de enfermedades; también son objeto de abusos, acoso
sexual, engaños, amenazas, gritos y mal pago de parte de los supervisores y
empresarios.
Como parte de la actividad, tienen previsto reunirse con
congresistas, la Junta Directiva del Instituto de Seguridad Social y el
ministro de Trabajo a fin de garantizar el cumplimiento del derecho a la salud
de las trabajadoras.
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Wendolin Silva
El 15 de mayo se festeja en Livingston la segunda llegada de habitantes
garífunas en 1882 a territorio guatemalteco, asentamiento que resultó
definitivo tras fallar su primer intento ocurrido 76 años antes. Denominan
Yuremen a la celebración porque fueron expulsados de las islas de San Vicente
Yuremen en las Antillas Menores. Su primera travesía fracasó por falta de
alimentos y recursos, lo que les obligó a asentarse en Punta Gorda, Belice.
En esta celebración, año con año efectúan un simulacro de
la llegada de los primeros pobladores garífunas aquí. Utilizan canoas y
realizan cantos que tienen un carácter nostálgico pues su salida del territorio
antillano representó un desplazamiento forzoso.
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Asociación Ixmucané
La Asociación de Mujeres Ixqi’k, la Defensoría de la Mujer departamental de
la PDH, la Defensoría de la Mujer Indígena, el Consejo Indígena Oxlajú y otros
grupos unen esfuerzos para protestar por el caso de violación contra dos niñas.
Denunciaron que los jueces se excusan de actuar alegando que se encuentran
enfermos u otros pretextos. Por tal razón demandan que se siga el debido
proceso para capturar a los agresores.
En una comunidad de Sayaxché, una de las víctimas fue
ultrajada por su maestro, quien continúa dando clases. La exigencia es que el
Ministerio de Educación lo destituya de inmediato.
El otro caso sucedió en San Benito. La niña era trabajadora
doméstica y fue violada por el hermano de su empleadora, a quien se señala de
cómplice por drogar a la pequeña.
Aparte, la Asociación de Mujeres Ixmucané -conjuntamente
con la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), la Alianza
por la Vida y la Paz, la Asociación Elías Manuel y otros grupos- realizó
encuentros regionales en torno a demandas de tierra que fueron presentadas a
los alcaldes municipales y al gobernador departamental.
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