~laCuerda~ No. 66 - Guatemala, abril del 2004

 

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

 

Año 7, No. 66

Guatemala, abril/2004

 

rompamos la cadena

de violencia

 

editorial

Sugerencias para el gobierno

entrada

o        Impunidad en un Estado discriminador y violento (Paula Irene del Cid Vargas)

o        Sumario noticioso

la médula

o        Ni golpes que duelan ni palabras que hieran (María Eugenia Solís García)

o        Ese amplio abanico de agresiones (Laura E. Asturias)

o        Exigimos eficiencia del gobierno (Wendy Santa Cruz)

o        ¿Sólo depravados, bolos y drogadictos? (María Dolores Marroquín)

o        Violenta-mente (Magalí Rey Rosa)

vida

o        Sobrevivir en las calles (Ledy Orantes)

o        Relato de una niña madre (Ledy Orantes)

o        Ni pensar que intenten pegarme (Claudia Navas Dangel)

la paseante

o        Nosotras según la publicidad (Lucía Escobar)

o        Más de una forma de entender la “cultura de violencia” (Anabella Acevedo Leal)

o        “El Sermón” de la Pepita y los escritos de la Huelga de Dolores: Reflexiones acerca de la violencia en el lenguaje literario (Aída Toledo)

o        Mujer al cien por ciento (Claudia Navas Dangel)

esta boca es mía

o        La Era de la Mujer volvió (Mariela Mendía Mouynes)

o        La violencia sexual y su representación en la prensa (Natalia Fernández Díaz)

o        asisedivierteguate.com (Virginia del Águila)

o        Metámonos bajo la cama (Gustavo Calderón)

aquí y ahora

o        Convocatoria: 1000 Mujeres para el Premio Nóbel de la Paz 2005

o        Exigen respuestas

o        Delitos sexuales

o        Nuevas funcionarias en la SEPREM

seprem

o        Discusiones desde el movimiento de mujeres (Yolanda Aguilar)

o        Se retiraron

reportaje

o        Una Caja de buenas sorpresas (Andrea Carrillo Samayoa)

movida departamental

o        Chimaltenango: Techo mínimo

o        Quetzaltenango: Expokids

o        Petén: Formación en varios municipios

o        Seis departamentos rechazan políticas de libre comercio

o        Ellas y el desarrollo rural

 

Editorial—

Sugerencias para el gobierno

 

A casi tres meses de asumir la presidencia de la República, Oscar Berger muestra actitudes paternalistas y racistas, que por costumbre han utilizado los “señores finqueros” en diferentes épocas. Además de trasnochadas, denotan un estilo de gobierno contrario a los principios democráticos y al respeto a la identidad de las mujeres.

Un ejemplo claro ocurrió en la tribuna que ocupó el 30 de marzo pasado en la plaza central, donde se encontraban miles de personas campesinas e indígenas. En su discurso, el mandatario habló de “mis mujeres” y de “mi consternación por conocer cómo viven” ellas.

Varias de las asistentes a la masiva manifestación, quienes recorrieron horas de camino para exigir solución a sus demandas, reaccionaron molestas: “El presidente tiene que saber que nosotras no somos de él, como tampoco somos de los finqueros”. Planteamiento que compartimos, ya que la interlocución con todos los organismos del Estado que ellas demandan es en su condición de ciudadanas, no en calidad de pertenencias.

Bien hará el presidente de la República en responder con acciones concretas a los reclamos de las organizaciones indígenas y campesinas, en lugar de expresar congoja por la situación de pobreza y analfabetismo que ellas viven en las comunidades rurales. Las mujeres y los hombres que participaron en esa actividad, y quienes saldrán de nuevo a las calles, lo que menos esperan es la consternación del gobernante.

Si por fin Berger cae en la cuenta que existen grandes carencias en el campo y todavía ignora la situación que viven ellas en las zonas urbanas, está demostrando gran insensibilidad social y falta de talento como estadista.

La insistencia por mantener edecanes mayas en la Casa Presidencial con trajes indígenas ratifica el reconocimiento de ellas como servidoras. Sugerimos que la apertura de espacios para las mujeres tenga el propósito de reconocer sus capacidades de proponer, decidir y actuar en temas de repercusión nacional. Ya la lideresa Rosalina Tuyuc expresó tales términos, luego de conocer su nombramiento para presidir la Comisión de Resarcimiento a las Víctimas del Conflicto Armado. Ella no está dispuesta a ocupar un cargo de adorno.

Otra recomendación es corregir las aseveraciones de su hombre de seguridad, Otto Pérez Molina, quien -sin haber esclarecido los asesinatos de cientos de mujeres- niega que exista un patrón que identifique a los agresores. Antes de hacer tal aseveración, por un sentido ético de elemental justicia, las muertes violentas tienen que ser investigadas, cuestión que sólo de manera incipiente está haciendo la Fiscalía de la Mujer en un reducido número de esos crímenes.

Por último, reiteramos la demanda del esclarecimiento del secuestro de Mayra Gutiérrez, ocurrido en abril del 2000. El Estado de Guatemala tiene la obligación de explicar lo sucedido, así como castigar a los responsables de este hecho. Ahora corresponde al nuevo gobierno avanzar en las pesquisas, que su antecesor dejó en el olvido, violando así los derechos humanos de ella y su hija.

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Impunidad en un estado discriminador y violento

Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda

 

La impunidad que vivimos cotidianamente las guatemaltecas es un muro construido con una mezcla de representaciones sobre la funcionalidad de las mujeres en el sistema social, un bagaje histórico marcado por el racismo institucionalizado y una legislación arcaica acorde a ellas.

La subordinación y el sexismo que hoy padecemos las mujeres, los heredamos de esa primera globalización, cimentada hace siglos. Gerda Lerner dice que antes de la creación de la civilización occidental, “la sexualidad de las mujeres, sus capacidades y servicios sexuales y reproductivos se convirtió en mercancía, en recursos que los hombres adquirían igual que se adueñaban de las tierras. Eran intercambiadas o compradas en matrimonio en provecho de la familia. Y más tarde se las conquistaría o compraría como esclavas, con lo que las prestaciones sexuales entrarían a formar parte de su trabajo y sus hijos serian propiedad de sus amos”.

También nos explica la relación entre distintos tipos de discriminación. “Los primeros esclavos fueron mujeres de los grupos conquistados, mientras que a los varones se les mataba. Sólo después que los hombres hubieran aprendido a esclavizar a las mujeres de grupos catalogados como extraños supieron cómo reducir a la esclavitud a los hombres de esos grupos y, posteriormente, a los subordinados de su propia sociedad. De esta manera la esclavitud de las mujeres, que combina racismo y sexismo a la vez, precedió a la formación y a la opresión de clases. Las diferencias de clase estaban en sus comienzos expresadas y constituidas en función de las relaciones patriarcales. La clase no es una construcción aparte del género, sino que más bien la clase se expresa en términos de género”.

El estigma de pertenecer a un grupo susceptible de ser dominado se convierte en excusa y justificación que refuerza la práctica de dominación. Es un círculo vicioso: al ser intercambiadas como objetos, las mujeres dejan de ser vistas como seres iguales; se las ve como inferiores y, como tales, intercambiables. Este mecanismo se transfiere a cualquier otro grupo susceptible de ser esclavizado o explotado.

La diferencia, utilizada como excusa para inferiorizar y dominar, la conocemos mujeres, negros, indígenas, obreros, extranjeros. El mecanismo se actualiza constantemente, recurriendo a maquillajes religiosos, biologicistas o cientificistas.

Hoy el intercambio burdo de mujeres convive con otras formas más sutiles y generalizadas amparadas bajo la ideología del romanticismo, herencia de la misoginia romántica; y nosotras entregamos nuestras capacidades sexuales y reproductivas por amor, al ritmo de boleros, tango, rap y chachachá.

Marta Casaus explica los procesos de actualización del racismo guatemalteco. La segregación geográfica a través de la división territorial en “Repúblicas de Indios y Repúblicas Españolas” y las políticas de discriminación socio-racial (pigmentocracia, pureza de sangre, certificados de limpieza de sangre y políticas matrimoniales endogámicas) permitieron el ordenamiento jerárquico de la sociedad y la concentración de la riqueza y la configuración de la estructura socio-colonial.

En el último cuarto del siglo XX, cuando el racismo se articula con otros discursos como el de “la construcción de la nación, el reforzamiento del machismo y la aplicación burda del darwinismo, el genetismo, se consolida el racismo de Estado”. Recientemente, con la crisis del modelo económico, las aldeas modelo, las patrullas de autodefensa civil, la tierra arrasada y las masacres se constituyeron en las nuevas características de la discriminación racial.

 

Violencia en respuesta a la resistencia

La violencia como mecanismo de control aparece cada vez que el dominador percibe un intento por pasar los límites que el sistema permite; por cierto, fronteras cada vez más sutiles e invisibles. Tiene un efecto paralizante, sea efectuada en el hogar -a través de gritos, golpes o violación por el compañero, novio o ex conviviente; acoso, tocamiento o violación por cualquiera investido de poder- o bien perpetrada o permitida por agentes del Estado.

Durante el conflicto armado, la síntesis de sexismo y racismo cobró las vidas de 10,568 mujeres y más de 1,500 fueron violadas. El 89 por ciento de las víctimas pertenecía a comunidades mayas, 62 por ciento eran adultas, 35 por ciento niñas y 3 por ciento ancianas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, 1999).

En la posguerra, la violencia ejercida contra integrantes del movimiento de mujeres de manera recurrente desde el 2000 ha buscado la paralización del mismo (Cabanas y del Cid, 2003; Samayoa, 2004).

La escalada de violencia contra defensores de derechos humanos, el manejo amarillista de los asesinatos de mujeres y la persistente negligencia del sistema de justicia ante las violaciones que sufren mujeres, mayas, garífunas o cualquier persona ubicada como inferior, refuerzan la legitimación de la violencia.

 

No es suficiente

Ese sexismo-racismo genera un particular apartheid guatemalteco. Las mujeres en general y las indígenas en particular no podemos movilizarnos, estar en algunos lugares y en horas determinadas por el riesgo de ser echadas, asaltadas, violadas o asesinadas, y muchas no están seguras en su casa o barrio.

Ya no estamos en la época arcaica. Los mecanismos de deshumanización e inferiorización se desmantelan. Por eso no aceptamos que digan que el femicidio al que estamos asistiendo se debe a un ajuste de cuentas entre maras, ni las argumentaciones necias de jueces que llaman a mediar con maridos violentos. Tampoco basta con una Comisión Presidencial contra el Racismo.

Queremos una resignificación de la seguridad ciudadana, de la justicia y, sobre todo, movilidad y autonomía. Queremos un Estado libre de discriminación y de violencia.

 

Bibliografía

·         Cabanas, Andrés y Paula del Cid (2003). Guatemala: Derechos humanos en tiempos de paz. Universidad de Deusto. España.

·         Casaus, Marta (1995). Guatemala: Linaje y racismo. FLACSO. Costa Rica.

·         Lerner, Gerda (1990). La creación del patriarcado. Editorial Crítica. España.

·         Samayoa, Claudia (2004). El rostro del terror. Coalición para la CICIACS. Guatemala.

 

Vergüenzas sexistas del Código Penal

 

Violación: Comete delito de violación quien yaciere con mujer, en cualquiera de los siguientes casos: usando de violencia suficiente para conseguir su propósito; aprovechando las circunstancias, provocadas o no por el agente, de encontrarse la mujer privada de razón o de sentido o incapacitada para resistir; en todo caso, si la mujer fuere menor de 12 años (Artículo 173).

 

Estupro: Acceso carnal con mujer honesta, mayor de 12 años y menor de 14, aprovechando su inexperiencia u obteniendo su confianza; si interviene engaño o promesa falsa de matrimonio; si es pariente o responsable de educación, custodia o guarda (Artículos 176, 177 y 178).

 

Abusos deshonestos: Cuando empleando medios o valiéndose de engaños o promesas, se realizan actos sexuales distintos al acceso carnal (Artículo 179).

 

Rapto: Comete rapto propio quien con propósitos sexuales sustrajere o retuviere a una mujer sin su voluntad o empleando violencia o engaño; es impropio cuando se rapta a mujer mayor de 12 años y menor de 16, y agravado si es menor de 12 años (Artículos 181, 182 y 183).

 

Matrimonio de la ofendida con el ofensor: En los delitos comprendidos en los Capítulos I [violación], II [estupro], III [abusos deshonestos] y IV [rapto], la responsabilidad penal del sujeto activo o la pena, en su caso, quedarán extinguidas por el legítimo matrimonio de la víctima con el ofensor, siempre que aquélla fuere mayor de 12 años y, en todo caso, con la previa aprobación del Ministerio Público (Artículo 200).

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Policía vinculada a femicidios

Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) están implicados en los asesinatos de mujeres, aseguró la Procuraduría de los Derechos Humanos. Al mismo tiempo indicó que en algunos femicidios existen vínculos entre delincuentes y personal de la seguridad nacional para eliminar a testigos e informantes.

 

Cifras imprecisas

La PNC registró el año pasado 6,049 casos de violencia intrafamiliar, mientras la Fiscalía de la Mujer reportó 9,724. Datos del Centro de Documentación del Organismo Judicial indican que de enero a noviembre del 2003 la cifra disminuyó a 2,619.

La Oficina de Atención a la Víctima y las Comisarías de la PNC contabilizan 787 casos de violencia doméstica ocurridos en los dos primeros meses del 2004. Precisa que el 80 por ciento de las víctimas son mujeres de diferentes edades, mientras que en las denuncias del año pasado (6,049) la cantidad alcanzó el 82 por ciento. Las cifras de hombres víctimas de violencia incluyen niños, jóvenes y ancianos sin precisar porcentajes.

Entre los datos comparativos sobresalientes de dos años (2002 y 2003) proporcionados por la Fiscalía de la Mujer se cuenta el número de amenazas denunciadas: en el primero informa de 76 casos y en el segundo 2,496. Los delitos de violación sexual se duplicaron de 313 a 640.

 

Barreras persistentes

Las mujeres desempleadas constituyen el 10 por ciento, mientras los hombres el 6.7 por ciento, según la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Las jóvenes de 15 a 24 años de edad encuentran mayor dificultad para optar a un empleo.

Entre los 550 millones de trabajadores más pobres del mundo, con ingreso de un dólar diario o menor, ellas representan el 60 por ciento. Aunque poseen las mismas capacidades profesionales, ganan en promedio 20 por ciento menos que los hombres.

Sólo en 12 de 192 países las mujeres ejercen la jefatura de Estado. Las trabajadoras y profesionales en cargos de dirección ocupan únicamente entre el 25 y 35 por ciento del total de éstos.

Un informe de Oxfam señala que en la industria del vestuario y textiles en Centroamérica persisten los bajos salarios y deficientes condiciones de trabajo. En Guatemala se registraron más de 45 mil denuncias por violaciones laborales en los últimos seis años; sólo un 27 por ciento llegó a sentencia.

 

Más niñas en fuerzas armadas

Las niñas representan un tercio y en algunos casos hasta el 50 por ciento de los casi 300 mil niños soldados en el mundo, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Desde 1990, ellas han participado en conflictos de 38 países, tanto en ejércitos gubernamentales como en fuerzas rebeldes y paramilitares. El estudio refleja que en Uganda y Sierra Leona el promedio de edad, al ingresar, es de 13 años.

 

Triunfos deportistas

Heidy Juárez obtuvo la medalla de plata en la prueba preolímpica de Tae Kwon Do realizada en Atenas, Grecia. La guatemalteca clasificó para asistir a las Olimpiadas en la categoría de 67 kilogramos. Elsa Monterroso ganó por cuarto año consecutivo el primer lugar en la categoría de 10 mil metros de la carrera femenina de Avón, realizada en el marco de las actividades del 8 de marzo.

 

Salud materno-infantil

La mortalidad de menores de un año, causada por infecciones respiratorias agudas y desnutrición crónica, es muy elevada en Guatemala, afirmó Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La Instancia Salud/Mujer demanda recursos específicos para programas que mejoren la salud de la niñez, así como de las jóvenes, adultas y ancianas, declaró Myrna Montenegro, de la Asociación de Mujeres Médicas.

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Ni golpes que duelan ni palabras que hieran *

María Eugenia Solís García, laCuerda

 

Al hablar de violencia contra las mujeres generalmente se exigen leyes que protejan y mecanismos que castiguen. Poco se habla de acciones reparadoras de los daños que provoca. Menos aún se menciona qué hacer para prevenirla.

Pienso que es estratégico poner nuestra mirada en las niñas y los niños. La crianza con ternura es una forma de prevenir la violencia. Es posible generar un ambiente amoroso en donde las relaciones entre los miembros de la familia se desarrollen libres de agresiones físicas, verbales o sexuales. En esa clase de entorno los y las chiquitas crecen con la firme convicción que merecen vivir de esa manera y no de otra. Sabrán, por la acumulación de experiencias vitales, que ésta es la forma adecuada y normal de convivir.

Es preciso educarles en el repudio a las distintas manifestaciones de violencia. Hay que inducirles a que se asuman con el derecho a reaccionar contra conductas que les provoquen daño y expresarlo. Me consta que son capaces de hacerlo. Hace años, cuando mi hija tenía cinco, se paró ante mí desafiante; con las manos en la cintura y “su divino modo”, me exigió que no le gritara porque ella no me estaba faltando al respeto.  La experiencia me dejó un rico sabor en la memoria pero también me ubicó en la cruda realidad: las mujeres podemos ser fuente de maltrato contra esos pequeños seres.

El grado de empoderamiento que adquieran las personas desde pequeñas las hará detectar la violencia y alejarse de ella. Será difícil que reproduzcan un esquema violento porque no lo han vivido. Una joven con buena autoestima y segura de sí misma tendrá mayor probabilidades de alejarse de una relación con un potencial maltratador.

En la prevención son indispensables los esfuerzos que realicen el sistema educativo y la comunidad. La escuela debe generar conciencia en la niñez sobre lo repudiable que es la violencia contra las mujeres y plantear opciones respetuosas y solidarias de relación con ellas. El Estado debe impulsar campañas en todos los niveles.

Pero ¿quién atiende a las mujeres maltratadas? Son profundas las secuelas que dejan los hechos de violencia; sin embargo, faltan albergues, asistencia jurídica y atención psicológica. Cada quien carga con sus daños; es un asunto privado y no debería ser así. El Estado es incapaz de prevenir la violencia contra las mujeres. Con la impunidad existente alienta y favorece esas conductas; por tanto, es responsabilidad y obligación gubernamental prestar la atención debida a las mujeres maltratadas. El sistema de salud y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) deberían contar con dependencias especializadas en atención a mujeres víctimas de violencia. Con la escasez de recursos suena utópico, pero esa obligación tendría que extenderse a los hombres que maltratan. En la medida que no son rehabilitados, siguen pululando por todos lados.

La Procuraduría General de la Nación debería brindar asesoría legal a las mujeres y la Secretaría de Bienestar Social cumpliría con su función si instalara albergues que las cobijaran.

 

* Consigna de la Campaña contra el maltrato infantil de la Coordinadora Nacional contra el Maltrato Infantil (CONACMI)

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Ese amplio abanico de agresiones

Laura E. Asturias, laCuerda

 

La Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar (Decreto 97-96) estipula en su Artículo 1 que este tipo de violencia “constituye una violación a los derechos humanos y debe entenderse como cualquier acción u omisión que de manera directa o indirecta causare daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o patrimonial, tanto en el ámbito público como en el privado, a persona integrante del grupo familiar, por parte de parientes o conviviente o ex conviviente, cónyuge o ex cónyuge o con quien se haya procreado hijos o hijas”.

De esa definición se desprende que son numerosas las violencias que una persona puede infligir sobre otra. Sin embargo, el término “intrafamiliar” oculta el hecho de que en el hogar (como en muchos otros ámbitos) las principales víctimas de agresiones por parte de hombres son mujeres. Por ello nos centramos aquí en este tipo de violencia basada en género.

 

Esto también lastima

Aunque las autoridades otorgan más importancia a las marcas visibles de la violencia (moretones, huesos rotos, heridas...), existen otras numerosas manifestaciones que no por “sutiles” dejan de ser violentas y deberían ser incluidas en el recuento de daños criminales. Un hombre no necesita tocarte para vulnerarte.

No le gustó la comida que preparaste y da un golpe sobre la mesa... No vas a su ritmo y truena los dedos para apurarte... Por nada empuña la mano, dándote a entender lo que podría venir después... Opinás algo que no le agrada y te calla con una mirada lanzafuegos, o disgustado eleva los ojos al cielo y te avergüenza por haber abierto la boca, o dice “ya vas otra vez con esas tonterías...”

Se enojó contigo o con la prole y le da una patada al perro (luego podrías ser tú)... Le pagaron la quincena pero se va de farra y vivís angustiada porque en casa ya no hay qué comer... Llega del empleo y se sienta tranquilo a esperar que lo sirvás o hace una larga siesta; después de todo, “él sí trabaja”... Socava tu intención de formar en equidad a tu hijo varón diciéndole “ése es trabajo de mujeres”, pero se hace humo cuando hay que disciplinarlo... También deja a tu cargo todo lo relacionado con la casa (donde sos la “reina” que restriega mugres) y el cuidado infantil (a fin de cuentas, otra “cosa de mujeres”)...

¿Te ha ocurrido alguna vez? ¿Muchas veces? Una sola vez es violencia. Velada, quizás, pero lo es. Esas y tantas otras conductas que te mantienen a raya son manifestaciones de violencia con las que un hombre ejerce dominio y reafirma su percibida superioridad sobre ti, en una sociedad patriarcal que tolera tal comportamiento. Y a las mujeres nos conviene recordar que estar sometidas a violencia también puede llevarnos a perpetrarla, a ser autoritarias.

Si la situación es insoportable y en ese hogar ahora hay enojos más que un proyecto amoroso compartido, sería hora de cambiar las cosas. Y hacerlo ver, por cierto, no es “odiar a los hombres”. Es buscar que una mujer se ame también y primero a sí misma. En todo caso, nunca menos de lo que quiere a su compañero.

 

Para tu seguridad...

En su Artículo 7, la ley contra la violencia intrafamiliar estipula medidas de seguridad (además de las provistas en el Artículo 88 del Código Penal) que pueden salvar tu vida y la de tu familia. Apropiate de ellas. Algunas disposiciones que los tribunales de justicia pueden aplicarle al agresor son:

·         Ordenar su salida inmediata de la residencia común y utilizar la fuerza pública si se resiste.

·         Allanar la casa cuando esté en grave riesgo la integridad física, sexual, patrimonial o psicológica de cualquiera de sus habitantes.

·         Prohibir que se introduzcan o mantengan armas en la vivienda cuando sean utilizadas para causar daños a alguien de la familia.

·         Decomisarle las armas, aunque tenga licencia de portación.

·         Suspenderle provisionalmente la guarda y custodia de menores de edad y ordenarle abstenerse de interferir en el ejercicio de éstas.

·         En caso de agresión sexual, suspenderle el derecho de visitar a sus hijas e hijos.

·         Prohibirle acceso al domicilio permanente o temporal de la persona agredida y a su lugar de trabajo o estudio.

Si no conocés el Decreto 97-96, con gusto te haremos llegar una copia

por correo electrónico. Pedila a lacuerda@intelnet.net.gt

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Exigimos eficiencia del gobierno

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

La mayoría de femicidios ocurridos durante los últimos tres años permanece en la impunidad. El Estado ha fallado en su obligación de prevenir y erradicar la violencia contra las guatemaltecas. Su falta de interés y las debilidades institucionales son evidentes.

 

Información parcial

Según cifras oficiales, entre el 2003 y los primeros meses del 2004 más de 430 mujeres fueron asesinadas. Diferentes instituciones tipifican a los agresores como personas con problemas mentales o de conducta. También se habla de una política de limpieza social ejecutada por grupos clandestinos vinculados directa o indirectamente al Estado.

Dicho análisis cae en la superficialidad. No debe olvidarse que la violencia contra las mujeres aún se percibe socialmente como una práctica natural y privada. “La sociedad guatemalteca ha llegado a aceptarla como un acto relativamente legítimo. La asimetría de las relaciones entre mujeres y hombres está en la base de esa aceptación”, anota Karin Wagner.[1]

El origen social de las víctimas también sobresale en las informaciones y parece que se pretende minimizar el impacto de las muertes. Sandra Sayas, de la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público, manifestó: “¿Qué importa si las jóvenes eran estudiantes, prostitutas o involucradas en maras? Todas son mujeres que deben ser protegidas por el Estado. Igual tenemos la obligación de investigar y llevar a debate a los asesinos”. La fiscal agregó que entre los casi 60 casos a su cargo, en cinco se comprobó la participación de integrantes de pandillas. En aproximadamente 20 casos ha identificado como responsables a convivientes, ex convivientes y familiares de las víctimas. “En menor cantidad están involucrados algunos asaltantes y agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) o ex miembros del ejército”, aseguró.

Estos datos son un indicador. Permiten deducir que en dichos homicidios intervienen otros factores que han sido silenciados y tolerados. Ocultarlos contribuye a la falta de castigo a quienes agreden a las mujeres.

 

Debilidades institucionales

La falta de formación adecuada para el recurso humano y de asignación suficiente de recursos, entre otros, es una debilidad de las instituciones que también propicia la impunidad. Un alto porcentaje de éstas carece de personal capacitado y especializado para atender los casos de agresión contra las guatemaltecas, según un diagnóstico de la Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y contra la Mujer (CONAPREVI).[2] Señala que factores de carácter sociocultural constituyen la principal barrera de atención a la problemática.

En la Fiscalía de la Mujer central, una fiscal y seis auxiliares se encargan de atender homicidios, además de un promedio mensual de 1,500 denuncias de violencia intrafamiliar, violaciones, abusos deshonestos, etc. Los casos de sustracción de menores y trata de personas también deben ser resueltos por esta instancia.

“La sobrecarga de trabajo y funciones no le da la libertad de tener grandes resultados”, aseguró Giovana Lemus, del Grupo Guatemalteco de Mujeres, quien consideró importante que haya una fiscal especial para los asesinatos. Dotar de mayores recursos a la Fiscalía, capacitar al personal y descentralizarla para ampliar su cobertura son demandas de la Red de la No Violencia contra las Mujeres.

Otro obstáculo es que en la mayoría de casos es difícil contar con un testigo. Serlo es un riesgo debido a la poca funcionalidad del programa de protección del Ministerio Público (MP). “El sistema judicial tarda un año como mínimo para llevar un proceso a debate. Cuando se logra dar protección, ésta se extiende generalmente al momento en que se dicta sentencia”, afirmó Sandra Sayas. Después la persona queda nuevamente desprotegida.

Un estudio publicado por MINUGUA advierte que el sistema de justicia no planifica, no prevé los cambios ni establece políticas de crecimiento.[3] Además se invierte poco o nada en la prevención.

“El Estado debe contar con una política que asigne recursos suficientes para dar respuesta a la demanda de seguridad ciudadana”, manifestó Milagro López, jefa de la Oficina de Equidad de Género de la PNC, quien también tiene a su cargo asesorar a las Comisarías para mejorar la atención de los casos de violencia contra las mujeres. Como otras instancias creadas, no cuenta con presupuesto estatal y a la fecha ha funcionado con apoyo de la cooperación internacional.

Según el diagnóstico de CONAPREVI, otro déficit es que aún no se estructura un sistema único de registro y sistematización de los reportes que evite duplicidad en el conteo y permita monitorear el impacto de la atención institucional. Esto también dificulta conocer de manera íntegra los avances logrados en las pesquisas.

La Fiscalía de la Mujer central elaboró recientemente un registro desagregado de los homicidios que investiga, alrededor del 13 por ciento de los casos ocurridos desde el año pasado. El resto está a cargo de la Fiscalía Metropolitana o las fiscalías departamentales. Tener un panorama más real requeriría consultar sede por sede. Si bien algunas instituciones como la PNC tienen datos más precisos, se deben realizar trámites burocráticos que no facilitan su obtención.

 

Algunos logros y retos

Un alcance señalado por la Red de la No Violencia es que el tema va permeando los medios de comunicación e instituciones estatales. Aunque  todavía no se aborda de manera totalmente adecuada, se le reconoce como una situación preocupante y se percibe la necesidad de acciones para prevenirla. La Red participa en un consejo de seguridad con instancias estatales, lo que le ha permitido brindar a las instituciones insumos orientados a mejorar sus protocolos de atención y el manejo de estadísticas.

“La coordinación entre las distintas instancias y la incorporación de más mujeres en éstas son necesarias para mejorar la calidad de nuestros servicios, en especial en el ámbito de la prevención”, señaló Milagro López.

Estos y otros logros son producto de la lucha que por años han mantenido las expresiones del movimiento de mujeres. Actualmente, algunas inciden en los Consejos de Desarrollo a fin de promover que los gobiernos municipales adopten medidas, por ejemplo la creación de albergues para quienes estén siendo agredidas. Señalan como pendiente la aprobación de leyes que tipifiquen como delitos el acoso sexual y la violación conyugal, además de promover reformas que los penalicen. Se espera que estas acciones y los cambios legislativos coadyuven a la prevención de más muertes.

Los crímenes contra las mujeres no deben quedar impunes. Continúa vigente la exigencia al gobierno para que se haga justicia. Sus planes y estrategias deben contar con recursos suficientes de manera que su discurso se traduzca en acciones efectivas que contribuyan a erradicar la violencia contra las guatemaltecas.

 

Referencias

1.      Funcionamiento de la Justicia en Guatemala, un análisis de comportamientos institucionales. Parte 3. MINUGUA, 2000.

2.      Diagnóstico nacional sobre la atención institucional a la problemática de violencia intrafamiliar y contra las mujeres. CONAPREVI, 2003.

3.      La Justicia en Guatemala, bibliografía y documentos básicos. Parte 2. MINUGUA, 2000.

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¿Sólo depravados, bolos y drogadictos?

María Dolores Marroquín, guatemalteca, socióloga, feminista

 

En el pensamiento colectivo casi siempre está la tendencia a buscar justificantes a las agresiones contra las mujeres. Hay familias que afirman: “Mi hijo le pega a su mujer, pero cuando llega bolo o está drogado”. Otras personas piensan que sólo los “depravados” o “enfermos mentales” se atreven a violar a mujeres, niñas y niños.

Sin embargo, al analizar lo que en realidad ocurre podemos darnos cuenta que no siempre son estas personas quienes agreden a las mujeres. No es necesario que un hombre esté ebrio o drogado para celar a su mujer, pegarle, tenerla encerrada o maltratarla de otras formas.

Se afirma que, en el 90 por ciento de los casos de violación, son conocidos de la víctima quienes la cometen: primos, tíos, padrastros, amigos, etc. Y contra todo lo que la gente dice, no sucede en lugares oscuros y alejados. Se da en la casa, la escuela y los lugares donde las mujeres se sienten en confianza.

La violencia contra las mujeres es una conducta aprendida. Se utiliza como medio para tenerlas encerradas y oprimidas a través del miedo. Sí, el miedo es una arma importante para mantener el dominio y a las mujeres nos da mucho temor el uso de la fuerza contra nosotras.

He conocido familias en las que el esposo no era alcohólico, drogadicto ni depravado, pero sí un hombre que siempre estaba enojado, que todo lo pedía a gritos y les pegaba mucho a sus hijas, hijos y esposa. Luego las hijas construyeron familias con hombres parecidos a su padre y el círculo se repitió.

Quienes creen que la violencia es un efecto del alcoholismo, hacen lo posible para que el agresor entre a Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, también sé de casos, y uno en particular, en que el hombre dejó de beber pero seguía siendo el mismo: un golpeador y destructor de su esposa. Siempre la relegaba a ella y a sus hijos, sólo que ahora era por el grupo de AA y andaba en otros lugares, no en cantinas.

Entonces, ¿qué es un agresor? No hay que darle muchas vueltas al asunto. Son agresores quienes, con o sin intención, lastiman la dignidad de otras personas y fundamentalmente de aquéllas a las que dicen amar.

No quiero creer en la maldad como una de las esencias de humanidad. La violencia es aprendida y, siendo así, también es posible desaprenderla, aunque no sea fácil. Reconocer que la violencia es cultural, y que no por fuerza es efecto de alguna sustancia, es importante para asumir la responsabilidad de eliminarla como forma de relacionarnos entre mujeres y hombres y dentro de la familia.

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Violenta-mente

Magalí Rey Rosa, guatemalteca, maestra

 

La capacidad de actuar violentamente está presente en todos los seres humanos, y nos permite salvar nuestras vidas o defendernos en situaciones peligrosas. Pero la violencia también se puede llegar a convertir en un estilo, una forma de conducta, por medio de la cual el más fuerte se impone sobre el más débil.

La sociedad guatemalteca ha estado y está inmersa en manifestaciones violentas de toda índole. Es usual que las diferencias de opinión se resuelvan a golpes, en el “mejor” de los casos, o a balazos. No es sorprendente ver gente armada entrar en la farmacia o la iglesia. Muchas señoras llegan al supermercado rodeadas de guardaespaldas, quienes -por supuesto- van armados. También es violento que no funcionen los aparatos que resguardan la justicia y que la ciudadanía esté desamparada frente a autoridades corruptas y maras.

El estilo nacional de conducción de automóviles es violento; el dueño del carro más rápido cree tener el mayor derecho a desplazarse a su antojo...

Hay diferentes manifestaciones de violencia. La que más notamos es la violencia física, pero ésa no es la única.

Porque también es violento -y tal vez más- que tantas niñas y niños mueran por falta de alimentos adecuados y mínimas condiciones higiénicas. Es violento que no haya agua para toda la gente. Es violento que no haya medicina ni educación para la mayoría.

Es violento que haya muchas personas que no tienen nada cuando poquísimas tienen todo y más.

La violencia está presente en todas las sociedades, pero en escalas y expresiones diferentes. Y éstos parecen ser nuevamente tiempos de guerra, una de las manifestaciones más brutales de violencia. Los señores de la guerra están engrasando sus pertrechos desde hace un tiempo, y ya los empezaron a usar. Pensar en pelear -contra la injusticia- en esos campos de batalla sería necio, inútil y suicida. Lo importante es darnos cuenta de que la violencia se riega, actúa como una epidemia. Mientras más ignorantes y poderosos sean los sujetos, más proclives son a utilizar métodos de dominación violenta. Entonces, cuando es necesario resistir y defenderse, lo más inteligente es usar métodos que no aumenten los niveles de violencia, pues eso es sumamente peligroso. Pero es más violento permanecer indiferentes, pensando que nada podemos hacer frente a la brutalidad, pues al dejar que esta ola de violencia tome fuerza, se generará aún más violencia.

Los pies de las bailarinas, los colores de los pintores, las formas de los escultores, las voces de los poetas, los músicos, los oradores y los locos tienen que llevar los mensajes revolucionarios en tiempos como éstos.

Ya hubo quienes nos enseñaron el camino de la no violencia, gente que no se quedó callada ni con los brazos cruzados. Jesús, Gandhi y Luther King fueron tremendos revolucionarios, cuyos mensajes han penetrado mucho más poderosamente que las bombas. Solamente la justicia, la solidaridad, la comprensión y el amor pueden vencer a la violencia, para que ésta deje de ser nuestro método de “convivencia”.

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Sobrevivir en las calles

Ledy Orantes, laCuerda

 

Poly, una joven guatemalteca, relata que “para hacerme respetar tuve que volverme gruesa”. Tras la muerte de su madre quedó al cuidado de su progenitor. Fue una niña muy sola, de baja estatura y complexión frágil. En las pandillas encontró el apoyo y comprensión que nunca tuvo.

“Pertenecer a una mara te hace sentir que tenés una familia, comenta. Para ganarte el respeto y admiración de los demás, necesitás demostrar que sos fuerte”.

¿Cómo ingresar a una pandilla? No siempre es como se dice: que ellos deben pelear con los más fuertes y ellas acostarse con el o los jefes. Poco a poco, mujeres y hombres se van involucrando por amistad y cuando menos sienten ya están allí.

Para Poly, con 28 años y variedad de tatuajes, no ha sido fácil tener oportunidades en su vida. “Nadie te quiere dar trabajo, te ven con miedo. Al estar tatuada sos automáticamente una delincuente, sumándole a todo esto los papeles manchados. Los chavos tienen miedo de una relación con una chava tan gruesa”.

Para demostrar que se es fuerte en un grupo de esta naturaleza, dice Poly, se deben cometer algunos actos delictivos, desde golpear a alguien de otra mara y cometer un asalto, hasta quitarle la vida a una persona. Cuando esto último sucede, “demostrás qué tan de a huevo sos o cuánto valor tenés”.

Relata que es difícil describir estas sensaciones, al estar poseída por la adrenalina. Todo puede empezar en una pelea callejera. Conforme se van dando los golpes y agresiones, “lo único que una quiere es acabar con la otra persona; es una necesidad que el cuerpo pide en ese momento, no se puede razonar ni pensar en las consecuencias de matar. La admiración del grupo te hace sentir que hiciste lo correcto, y aunque te venga la culpa todo se justifica porque ganás el respeto de tus compadres”. Esto es fundamental para sobrevivir en ese círculo.

Mi entrevistada confirma que, “si sos mujer, también tenés que romper estereotipos como que se es frágil o puta. Tener respeto te da poder, y es lo más importante entre mareros”.

Los tiempos han cambiado. Cada día es mucho más complicado sobrevivir en la calle. Ahora, además de robar, hay que traficar cualquier cosa y andar armado, dice Poly, quien recién cumplió una condena penal.

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Relato de una niña madre

Ledy Orantes, laCuerda

 

Sheny es una niña-madre de 14 años. A lo largo de su corta vida ha experimentado desde maltrato infantil hasta explotación sexual.

“Creo que mi mamá nunca me ha querido. Desde que yo era chiquita me regaló a una señora; nunca se ha ocupado de mí. Trabajo desde los seis años sirviendo y limpiando en casas, también clasificando ropa en pacas. Aprendí a leer y escribir porque la esposa de uno de mis tíos me puso en un colegio cuando iba a cumplir 10 años; así casi completé la primaria por madurez, sacando dos años en uno los fines de semana. Mi mamá me llevó con ella porque necesitaba que la ayudara con mi hermanita. Ella siempre me ha pegado”.

Sheny buscó amor en la calle. Fuera de casa encontró el afecto que nadie le había dado. Empezó a salir con amigos, tuvo algunos novios y así se volvió conocida en su colonia.

“Mi mamá se dio cuenta que yo ya no era virgen a los 12 años; entonces fue cuando me puso a putear. Me decía que ya no tenía nada que perder. Me mandaba con un señor que tiene como 50 años que a ella le pagaba Q300.00 mensuales. Yo iba dos o tres veces por semana con él. Cuando a los 13 quedé embarazada, el señor se enojó y ya no quiso que fuera más. Entonces se agravaron los problemas, porque a mi mamá no le alcanza lo que su marido le da para el gasto. Ahora que está mi bebé, dice que tengo que conseguir dinero. Busco trabajo, pero por ser menor nadie me quiere dar. En las tardes me manda con mis amigos para ver si alguno me da algo de dinero”.

Esta niña-madre siente extraño tener un niño bajo su cuidado. Le gustaría haber estudiado y ser alguien en la vida. A su corta edad le han hecho sentir que no vale nada. Sueña con tener un trabajo y añora formar una familia. Sobre todo, siente un gran vacío por la falta de cariño que -asegura- ella nunca le negará a su pequueño.

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Ni pensar que intenten pegarme

Claudia Navas, guatemalteca, periodista

 

A sus 28 años, Lilian es abogada penalista y tiene un triste recuerdo de su infancia: un padre que golpeaba a su mamá. Con los ojos llenos de lágrimas y la mirada extraviada recordó algunos de esos terribles momentos.

“Siempre escuchaba gritos, pero la primera vez que tomé conciencia de lo que ocurría en mi casa fue un 25 de diciembre. Mi papá se empeñaba en llevarme, mi mamá lloraba y se interponía entre él y la puerta. La golpeó y me llevó. Pasé el día con mis medio hermanos y su mamá. Cuando regresamos a la casa en la noche, mi mamá seguía llorando; tenía el brazo enyesado y el ojo morado.

“Esto se repitió a lo largo de mi niñez. Cada vez era lo mismo: gritos, llanto y golpes. En un par de ocasiones traté de intervenir, pero siempre recibí una amenaza por parte de mi papá y un gesto de ‘hacete a un lado’ de mi mamá.

“Recuerdo perfectamente sus piernas llenas de moretes por las patadas de mi papá, y también el desagradable rostro de la mamá de mis ‘hermanos’.

   “En otra ocasión, mi papá llegó con esa mujer a buscarme al colegio. Nunca en la vida sentí tanta vergüenza; todos mis compañeros se dieron cuenta de lo que ocurría. Quizá lo más triste fue cuando fuimos con mi mamá a la casa de mi abuela paterna, porque teníamos días de no saber de mi papá. Al llegar no nos dejaron entrar. De pronto salió mi abuela del brazo de una mujer morena y alta: era la nueva amante de mi papá. Le dijeron a mi mamá que se fuera y cuando íbamos caminando a la parada de la camioneta ella se desmayó. Yo no sabía qué hacer y me puse a pegar de gritos. Un señor paró su carro y nos ayudó.

“Así transcurrieron los años. Mi mamá nunca dejó a mi papá porque él siempre la amenazó con llevarnos a mi hermano y a mí. Cuando yo tenía 12 años, mi papá murió de un infarto. Al funeral llegaron varias mujeres que habían tenido hijos suyos mientras mi mamá era su esposa. Trato de pensar en él con cariño, porque a mí nunca me faltó nada y siempre fue cariñoso conmigo, pero no puedo. Siempre veo el color morado de las piernas de mi mamá o siento el sabor de sus lágrimas que yo besaba cuando era pequeña. Me cuesta mucho ir al cementerio y llevarle flores. No quiero ni pensar en casarme con alguien y llegue el momento en que me grite o intente pegarme.

“Por supuesto, yo no lo permitiría, pero me da miedo, mucho miedo”.

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Nosotras según la publicidad

Lucía Escobar, laCuerda

 

La publicidad -al igual que los medios de comunicación- es importante de analizar porque ayuda a construir el imaginario de la sociedad y refleja los grandes prejuicios, clichés y roles atribuidos a las mujeres. A veces también sirve como modelo y guía. Y siempre, siempre da un mensaje.

Las mujeres somos uno de los “públicos meta” por excelencia de miles de productos y anuncios. Pero, señorita, no vaya usted a pensar que nosotras hemos logrado un nivel adquisitivo apto para el consumo. No, no, no. Recuerde que es porque somos “compradoras compulsivas”, “superficiales”, “interesadas” y estamos “siempre tras el sueldo” de nuestro señor, dispuestas a dilapidarlo en cualquier niñería.

 

¡A gastar se ha dicho!

Dice la canción de una radio deportiva que sólo si nos llevan de compras le daremos permiso al marido para ir al fútbol. “Consiéntete”, dice otro anuncio de prensa, “relájate, ve de compras”.

 

Hacendosas

En el universo de la publicidad nosotras siempre trapeamos, barremos, lavamos ropa y trastos, hacemos el oficio, la comida y todas las “tareas propias de nuestro sexo” (dirían las cédulas de vecindad de antaño). Si de vez en cuando aparecen hombres en el ámbito de los oficios domésticos, es para enseñarnos cómo se hacen bien las cosas. Ellos descubren el mejor detergente, el mejor consomé y el arrancagrasa más potente. Además amenazan con irse a comer fuera si no variamos el aburrido menú de pollo.

En todos, absolutamente todos los anuncios de detergentes vemos a las pobres madres fregando y fregando los calcetines de los hijos, esposos y demás familiares. Mujeres sumisas y “acomplejadas” que no disfrutan la vida por estar limpiando y sacando la mugre de la ropa.

 

Bellas

Se acercan los días de sol y calor. Y en la prensa, radio y televisión todo son nalgas relucientes, sin una pizca de grasa ni celulitis vistas de frente (¿?), de lado, de arriba y abajo. Esos traseros aceitosos pueden ser nuestros si vamos a la clínica Weight Gym, Bioderm Clinic y similares. También nos ofrecen enyesarnos el estómago, tomar las chupacabras, darnos toques eléctricos en el cuerpo, untarnos algas, dejarnos masajear con lodo y un poco de fuerza bruta. No olvidemos que nosotras debemos ser siempre bellas para que nuestro príncipe azul se decida a hacernos caso.

 

Histéricas

Las mujeres siempre estamos “alegando”, “exigiendo”, “reclamando”. ¿Y cómo no, si el marido no recuerda nuestro aniversario pero sí el número de la pizza? Además, con esos cambios hormonales que tenemos una vez al mes nos descontrolamos como locas. Somos “puros animalitos” incapaces de controlar nuestro carácter. A menos, por supuesto, que tomemos una de las pastillitas maravillosas que nos componen esos trastornos.

 

La excepción que confirma la regla

De vez en cuando, en el universo publicitario aparecen ideas brillantes, realizadas por publicistas con mucho humor y creatividad. Estos anuncios rompen la monotonía de los comerciales. Pero inmediatamente son rechazados por el público soso y retrógrado. Recordemos la publicidad de los condones de sabores que bajo el lema “Qué rico escoger”... vendían un producto muy útil. Algunos conservadores a los que les espanta la palabra “sexo” pegaron el grito en el cielo y exigieron la inmediata suspensión del anuncio.

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Más de una forma de entender la “cultura de violencia”

Anabella Acevedo Leal, laCuerda

 

Muchos términos se usan desde hace algún tiempo para describir nuestra sociedad actual. Uno de ellos es precisamente “cultura de violencia”, como si con palabras tan fatalistas nos resignáramos a justificar nuestra realidad y, así, continuar viviendo sin inmutarnos, aceptándolo todo sin nombrarlo ni reconocer que el contexto histórico nos afecta y hace reaccionar de las maneras más inesperadas. ¿Acaso se nos ha olvidado que el país vivió 36 años de guerra interna?

Hagamos memoria. Según se ha documentado, fueron más de 200,000 las personas muertas y desaparecidas durante el enfrentamiento armado y el 83 por ciento pertenecía a alguna etnia maya. La Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) registró 61,648 violaciones a los derechos humanos. De éstas se atribuye el 93 por ciento al Estado, el 3 por ciento a la guerrilla y el 2 por ciento a otros grupos. Las estadísticas hablan por sí solas.

Ése fue el contexto histórico y social que enfrentaron varias generaciones y que debe ayudar a interpretar cada reacción de los guatemaltecos, además de los posibles significados simbólicos de sus prácticas artísticas y culturales.

 

Más allá de las pérdidas humanas

Además del impacto que estos años tuvieron en el país, los efectos sobre la población en general han sido múltiples. El Resumen del Informe de la CEH dice al respecto: “Miedo, susto, tristeza, depresión, enfermedades somáticas y sicosomáticas, duelo alterado, desconfianza, mutismo, inhibición e indefensión son algunas de las secuelas más frecuentemente expuestas ante la CEH. Asimismo, otras expresiones del sufrimiento, como alcoholismo, pesadillas recurrentes, graves enfermedades mentales, apatía y suicidios, sentimientos de cólera y soledad”. (26) Éstos son los monstruos contra los cuales tendríamos que luchar, y que se unen a otros más contemporáneos, como la violencia que acompaña al narcotráfico o la que se transplanta de otros “espacios de poder” a través de la migración.

Sí, un acuerdo final de paz se firmó en 1996, pero a esas alturas el impacto de la violencia sobre la cultura y las actitudes de los guatemaltecos era un hecho ineludible. Por otro lado, en estos últimos años ha habido un recrudecimiento de la violencia y han reaparecido métodos de intimidación usados durante los períodos más agudos de la represión. ¿Cómo explicar, si no, los 380 asesinatos de mujeres ocurridos en 2003?

Estamos ante una sociedad profundamente marcada por la inestabilidad y el miedo. No puede sorprendernos, entonces, que escritores como Javier Payeras en algún momento hayan descrito así a su generación:

 

“Somos el cuchillo sangriento

bajo la pelota radiante.

Unos charlatanes condecorados,

unos condones rotos,

unos zapatos sucios,

(...)

el dolor en la cancha,

el toilet del mundo,

la uretra de América,

somos los escombros

somos la herencia

somos la postguerra.”

 

La “generación de la postguerra” la han llamado. Pero resulta que su generación también es, inevitablemente, la nuestra, pues ocupamos la misma Guatemala en la que el 56.7 por ciento vive en un estado de pobreza general, el 43.8 por ciento es analfabeta, y la tasa de mortalidad infantil es de 45 por mil nacidos vivos. Habría que ser ciegos para no verlo, y bastante ingenuos para aceptar que la firma de un documento traería la paz. Porque la  paz es justicia en todas sus dimensiones: educación, igualdad sexual, tolerancia ante la diferencia, etc.; no viene como resultado lógico del cese de la violencia política.

Claro, a partir de los Acuerdos de Paz se ha visto el surgimiento de espacios sociales y culturales que buscan probar que la justicia es posible. Por ejemplo, resulta interesante que en estos últimos años se haya desarrollado una actividad cultural que sorprende por la activa participación de jóvenes quienes se niegan a que se les inserte gratuitamente en esta supuesta “cultura de violencia”. No, que se vivan hechos de violencia -cuyas causas podemos explicar a nivel nacional y global- no determina nuestra cultura, aunque sí la afectan, y eso es de lo que tendríamos que ser conscientes. Todo pareciera ir contra esta búsqueda de paz y equilibrio, pero afortunadamente la utopía sigue estando allí.

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“El Sermón” de la Pepita y los escritos de la Huelga de Dolores

Reflexiones acerca de la violencia en el lenguaje literario

Aída Toledo, guatemalteca, poeta

 

Reflexionando acerca de este aspecto en la escritura de mujeres, recordaba el texto titulado “El Sermón”, pieza única en la historia de la literatura del siglo XIX en Guatemala. El texto fue escrito como una invectiva para emplazar, desde el ángulo liberal, a la iglesia católica, a través de uno de sus miembros. “El Sermón” está escrito en verso, y la autoría se la adjudican tanto a Josefa García Granados como a José Batres Montúfar. Una lectura cuidadosa del texto revela el uso exacerbado de un lenguaje violento y escatológico. Revisando además la biografía de la Pepita, el lector se da cuenta que efectivamente ella tiene que haber participado, si no escrito en su totalidad el texto, dado que mantuvo durante varios años una carrera periodística, dedicada específicamente a ese tipo de embates, en donde el decoro, el tacto y el respeto a niveles sociales y políticos no entraban a participar. La época en que fue escrito data de la primera mitad del siglo XIX, momento en que la república pugnaba por asentarse, y corrían muchos vientos encontrados en los intereses políticos y económicos en toda Centroamérica. “El Sermón” es esa pieza viva que un lector guatemalteco informado sabe que contiene una serie de alusiones que se refieren a los sentimientos e inclinaciones políticas, que los grupos de poder en Guatemala estaban consolidando. Un texto como éste sólo puede haberse escrito en un clima de tremenda inestabilidad política y social. Además, el contenido de “El Sermón” hace una crítica mordaz a las debilidades del clero y de la iglesia a través de la figura del religioso al cual alude, y obviamente este lenguaje violento, epigramático y mordaz viene elaborado cuidadosamente en un género como el lírico, redoblando los sentidos de lo que se dice, en el uso adecuado de las rimas y otras estrategias retóricas, a través de las cuales la sociedad educada del siglo XIX hacía gala de su erudición. Tanto la Pepita como Batres Montúfar escribieron textos literarios y periodísticos que ahora pueden servir para ponerle el termómetro a la época en que vivieron. Una reflexión un poco repetitiva, pero necesaria, es que a una época violenta le corresponden discursos amargos, desencantados y villónicos como reacciones lingüísticas, de épocas en que la sociedad civil se ha visto sometida a largos estados de terror y represión política. Pero es obvio que, como sucede con “El Sermón”, este tipo de discursos se construyen desde o a partir de los centros del poder económico y social, como sucede con la figura de la García Granados; sin embargo, hay en la historia de Guatemala también discursos anónimos como los de la Huelga de Dolores, que se fundan dentro de la ciudad letrada guatemalteca que participa en su formación inicial, pero que tienen un embrión de carácter mucho más popular. Habría quizás que preguntarse cómo pasa un discurso violento, procedente de la élite, a adquirir un estatuto popular, ya que si comparamos los textos elaborados por los miembros del comité de Huelga de Dolores en distintos momentos de la historia de su existencia, podemos encontrar perfectamente las tonalidades de la Pepita en algunas de estas construcciones literarias. Tanto en unos como en otros, el uso de la parodia y de la ironía es común. Tanto el texto del siglo XIX como los del siglo XX están carnavalizados, en el sentido que Bajtin le da al término. Hay una amarga, despiadada y jocosa crítica a la sociedad y a las instituciones, que obviamente pervive en los dos ejemplos que se utilizan para reflexionar acerca de la violencia en el lenguaje, en un lugar como Guatemala.

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Mujer al cien por ciento

Claudia Navas Dangel, guatemalteca, periodista

 

La escritora colombiana Laura Restrepo ganó el premio Alfaguara de novela por su obra “Delirios”, que la consagra como uno de los nombres importantes en las letras latinoamericanas.

Más allá de este galardón y otros que ha recibido por la excelencia de sus escritos y esa forma tan especial de retratar la realidad de su país, Laura Restrepo es una mujer que ha recorrido un camino en busca de la verdad, su verdad, y ésa es realizarse plenamente como ser humano.

Ha incursionado en el periodismo; de hecho, sus novelas son en parte resultado de un trabajo exhaustivo de investigación, grandes trabajos periodísticos como algunos señalan. También formó parte de la comisión negociadora de la paz en Colombia y fue esta experiencia la que motivó su primera novela, “La historia de un entusiasmo”. Además trabajó como profesora y de esa etapa de su vida -en la cual enfrentó una realidad diferente a la suya al trabajar con jóvenes que conocían la contracara del país, un país convulsionado, con graves problemas pero también grandes esperanzas- es que surge en ella la vocación política.

Quizá por esa razón asumió este año el cargo de directora del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá. También por su gran amor a la literatura y al arte ha emprendido diversas campañas, como Libro al Viento, que consiste en editar una colección de clásicos para difundir por toda su ciudad y que concluye con jornadas de lectura en cafés, calles y plazas. “Queremos que todos disfruten de la maravillosa experiencia de la literatura”, afirma. Otra actividad que la entusiasma es la que en honor a Pablo Neruda han titulado “Confieso que he vivido”; ésta busca que quienes sienten vocación por la escritura visiten las barriadas, colonias y lugares más recónditos de Bogotá recogiendo la historia de otras personas.

De este trabajo, que a través de sus palabras suena con un entusiasmo enorme, quizás lo que más llama la atención es su deseo de involucrar a toda la gente en Bogotá. De esa cuenta, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, aprovechando que fue nombrada alcaldesa por un día, pudo concretar un proyecto que ejemplifica maravillosamente ese deseo.

La actividad más importante fue un concierto de rock en la cárcel de mujeres de El Buen Pastor. El mensaje que Laura les llevó fue el siguiente: Muchas de ustedes están aquí porque, cansadas del maltrato y la violencia, cedieron y cometieron un acto similar. Están pagando su condena, pero esto no significa que deben dejar que las maltraten, que las lastimen, que las golpeen. Siempre deben hacer respetar sus derechos.

Laura Restrepo es, indudablemente, la digna merecedora de un premio de literatura y, también sin duda lo más importante, de ser mujer.

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La Era de la Mujer volvió...

Mariela Mendía Mouynes, guatemalteca, periodista

 

Son momentos para estar alertas, despiertas y centradas

atendiendo los mensajes que recibimos de nuestro interior.

 

La Era de la Mujer ha vuelto a tocar la puerta... su tenue brillo lo percibimos en el planeta, como cuando temprano en la mañana acariciamos los colores tiernos del día. Se respiran nuevos aires; al fin de cuentas, ya estamos ganando cientos de batallas.

El camino se ha recorrido en solitario; cada una con sus penas, amargos llantos, angustias, pánicos e impotencias que jamás podremos comprender en su esencia y profundidad, al menos desde la metafísica. Faltan múltiples esfuerzos y, sin embargo, es urgente tomar conciencia y a la vez agradecer la valentía, tenacidad y perseverancia de nuestras compañeras que siguen abriendo brechas trascendentales en cada rincón que habita la humanidad.

El género femenino ha sido pilar de imperios. Basta recordar y reflexionar sobre las épocas de gloria obtenidas por los turcos, romanos, egipcios y griegos. Fueron las mujeres con gran visión y sabiduría quienes encauzaron las grandes decisiones que dieron brillo y excelencia a sus pueblos.

Resulta ingrato e inexplicable el grado de vileza que en estos siglos de oscurantismo la mujer ha padecido, sumida en la más atroz violencia, desamparo y desamor. ¿Qué sucedió? ¿Qué nos cambio? ¿Qué mala plaga provocó el descalabro que ha llevado al varón a denigrarse absurdamente y sumirse en un nefasto trance en el que, sin pausa, sigue agrediendo la grandeza del espíritu femenino, su instinto mágico y su eficacia para desarrollar ambientes abundantes en inteligencia emocional?

Con esa brutalidad, el hombre ha despedazado su propio honor, valía y dignidad. Viene arrastrando a una multitud de abuelas, madres, compañeras, hijas, nietas y bisnietas de generación en generación. Doblegó, por ende, a niños y ancianos, marcando con su yugo la constelación de corazones que aún padecen impotentes el sinfín de infamias, tristemente y para siempre, irreparables.

En todo caso, y como si se tratara de una ley universal, parece que después de la lucha inquebrantable e integral de valientes mujeres y hombres decididos a cambiar el panorama histórico de los últimos tiempos, hoy palpamos evidencias que muestran diversos logros indicando que el proceso reestructurador promete dar sus frutos.

Vientos soplan de forma diferente también en Guatemala. Inicia otra etapa, huele a esperanza, nueva gente, nuevas caras ofrecen acción y confianza. No es lo mejor, pero tampoco lo peor, y ese dato es argumento contundente para que unidas, integradas y firmes avancemos con alegría y entusiasmo, dándole vida al momento histórico actual que nos llevará a obtener la paz, libertad y estabilidad que con impaciencia y añoranza estamos demandando.

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La violencia sexual y su representación en la prensa *

Natalia Fernández Díaz, profesora en la Universidad Autónoma de Barcelona y responsable de comunicaciones del Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana en Barcelona, España

 

Este trabajo se planteó, originalmente, como tesis doctoral. Era principios de los 90 y hacía poco la prensa española había descubierto que existía un fenómeno, hasta entonces silenciado, que no era otra cosa que el acoso sexual en el lugar de trabajo, tipificado como delito en esos mismos años.

Al principio quise centrar mi trabajo en ese tema. Todavía me chocaba la soltura con que todos los medios de comunicación se habían referido a un caso emblemático en que se absolvió a un empresario de asediar a su empleada, por la sencilla razón de que ella llevaba minifalda. Se suponía que la fuerza de persuasión de esta prenda era directamente proporcional a la incapacidad que el empresario mostró para hacer triunfar el raciocinio sobre el mero instinto.

Entendámonos: lo que me sorprendía no era sólo que se utilizara la tesis del instinto, como si fuera algo sobrehumano que no podemos controlar, sino que además el animal que se dice a sí mismo racional por excelencia -el varón- no fuera capaz de mantener a raya el instinto haciendo uso de su capital de raciocinio. Que el empresario alegara su desbordamiento instintivo ya me parecía grave, por lo atávico y por la total ausencia de ética. Pero que un juez se hiciera eco hasta el punto de dictaminar ausencia de responsabilidades me pareció ya algo demasiado surrealista. Y no digamos el eco mediático que todo ello supuso, en el que todo se limitó a la grotesca anécdota de que la chica vestía minifalda. La ideología patriarcal penetra todos los poros sociales.

Esa sospecha, luego convertida, a mi pesar, en certeza, hizo que me quisiera centrar en el tema del acoso. Pero carecía de material. Como ya dije, el acoso tiene una historia mediática reciente, y yo necesitaba más información. Además, a mi intención inicial se sumó una curiosidad, que no me ha abandonado hasta ahora, de querer entender mejor cualquier tipo de agresión que sufra una mujer -o, lo que es igual, cualquier agresión con marca de género- y la forma en que ciertos discursos públicos contribuyen a multiplicar los mecanismos que perpetúan los prejuicios sexistas y legitiman acciones violentas.

Mi intuición tuvo sus frutos. Y es que los años analizados fueron ricos en acontecimientos: agresiones de hombres a hombres, y que por primera vez eran recogidos en los medios, o las violaciones que sufrieron las mujeres durante la guerra de Yugoslavia, o incluso los primeros casos de violencia conyugal, hasta entonces periférica en las noticias y que durante años se escudó bajo la estereotipada etiqueta de “crimen pasional”.

Las agresiones de hombres a hombres o las violaciones en la antigua Yugoslavia también tuvieron efectos; si hasta entonces la violación era considerada una mera relación sexual -más o menos perversa o desviada-, a partir de ese momento se empieza a considerar como violencia.

En el fondo, y eso se constata a lo largo de todo el trabajo, depende de quiénes son las víctimas y quiénes los victimarios. Si el victimario es alguien de reconocido prestigio o uno de los “nuestros”, gozará del beneplácito de los medios, que siempre tratarán de justificar su acto criminal -no hace falta recordar casos tan archiconocidos como el juez Thomas o ciertos jugadores de fútbol-. Es decir, al hablar de los agresores importa quién es, qué lugar ocupa en la jerarquía y qué distancia -en virtud de dicha jerarquía-le separa del resto (de los varones). Al hablar de las víctimas no importa tanto quién es ella pero sí cómo se la ve (aspecto, vestimenta).

Este trabajo ha analizado, de forma sistemática, toda una serie de noticias para indagar en las estrategias de las que se valen los medios a fin de legitimar ciertas acciones violentas contra las mujeres o desacreditar a las víctimas. El resultado es esto que algunos académicos han calificado como “manual ético imprescindible” para los medios de comunicación a la hora de tratar estos temas y para una comprensión más profunda y cabal de los principios en los que se asienta la ideología patriarcal.

 

Contacto con la autora: zzz790@hotmail.com

 

* Fernández Díaz, Natalia. La violencia sexual y su representación en la prensa. Editorial Anthropos, Barcelona, 2003. Prólogo del profesor Teun van Dijk, de la Universidad de Ámsterdam.

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asisedivierteguate.com

Virginia del Águila, periodista y comunicadora. Una chapina promedio.

 

El título es lo de menos, igual que si aparece en internet o suplemento sabatino de prensa. Porque el asunto es el mismo: páginas llenas de fotos con caras bonitas, que sonríen para la cámara en los lugares -supuestamente- “in” de Guatemala. Al menos son los antros que los encargados de esas páginas deciden que están de moda y a los que estos “chicos lindos” asisten sin falta cada fin de semana.

¿Quién tuvo el mal gusto de rescatar estos fósiles de la “prensa rosa” (por no decir “plástica”)? Un diario ya desaparecido las puso de moda en los años 70 y pegaron tanto que los ricos y famosos de entonces se morían de alegría cuando eran retratados en restaurantes y bares. El furor declinó cuando los secuestros entraron en boga, pues ya no era buena idea dejarse retratar en los coctelitos o los casorios de lujo. Era como decirles a los futuros captores: “¡Aquí estoy, miren! ¡Soy de la crema y nata! ¡Y tengo pisto!”

Pero en el tercer milenio alguien vio que el numerito funcionaba entre un nuevo auditorio: la segunda o tercera generación de quienes posaron para las cámaras en los 70. Por eso las secciones de marras pegaron primero en la internet y después pasaron a lo impreso (parece que la chaviza ya no lee más que pies de foto). Después de la fiesta de la semana o de ponerse una guarapeta en la disco, las criaturas corren a la PC para verse en pantalla y ver “qué cara sacó la mara”.

El colmo de este patético deporte son los “fresas” que estudian en el extranjero y que por “meil” reciben la alerta desde Guatemala para ver la página tal “porque salió el cumple de la Analu y la despedida del Chino y la Clau”. Se les hace más interesante ver las micadas de la “Ale”, la “Mafer”, el “Chacal” o “Quique” (porque todos se llaman así) ante la cámara, que leer las 200 páginas para la comprobación de lectura que les dejaron en el “college”.

Según estas páginas, los parranderos de Guatemala son canches (naturales y/o a la fuerza), blancos y de ojos claros. Son o se sienten lindos y se visten como modelitos. Las melenas oscuras que se cuelan adornan la cabeza de un mujerón 90-60-90. Pero la momiza treintañera o cuarentona (que también hace grandes a los antros nocturnos con apoteósicos consumos), los mestizos, los indígenas, los morenos, los pelones, los panzones, las chapinas promedio... básicamente, la gente como uno, no existe en el microcosmos de los bonitos y parranderos.

Allí sólo hay lugar para borregos que no ven más allá del derecho de su nariz y siempre andan en manada “porque tienen que ser muchos para saber que existen”, como alguien me dijo, citando a un sesudo filósofo. También hay sitio para quienes olfatean un negocio redondo en esto. En esas páginas no caben los mayorcitos de 24, que son morenos y tienen “planta de guatemaltecos”. Pueden arruinar la diversión de los otros recordándoles en qué país están y cuáles son sus verdaderas raíces.

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Metámonos bajo la cama

Gustavo Calderón, ciudadano del mundo

 

“Vamos a escondernos debajo de la cama”, le decía yo a mi hermanito. “Mi papá ya vino y mi mamá le debe haber contado lo que hicimos; nos va a pegar”. Era mi mamá la que mandaba a mi papá a pegarnos. Él, sin preguntar que pasó, tres cuerazos a cada uno y ya se había puesto orden (nunca fuimos escuchados).

Las amenazas de mi madre de darle la queja a mi papá nos tenían con miedo; bastaba una mirada amenazadora, una palabra o un solo gesto intimidatorio para controlarnos. Mi padre se enorgullecía de que con una mirada nos controlaba, así como hizo su abuela con él. “Sólo una mirada de los ojos celestes de la abuelita Adela y se quedaba uno quieto”, decía mi papá y trataba de hacer lo mismo con sus ojos verdes.

Yo no sabía lo que esto había implicado para mí en la infancia, pero leyendo un libro me di cuenta de lo significativo que era ese maltrato en mi vida actual. El libro de Alice Miller dice: “Los niños así educados no se darán cuenta, ni siquiera en la edad adulta, de en qué momento son víctimas de abuso de alguien, siempre que se les hable en un tono de voz amistoso. En el fondo se combaten los propios impulsos de los niños. Los niños pequeños necesitan la compañía de un ser humano empático y no dominante. Un niño acostumbrado a obedecer a sus padres se someterá también con gusto a las leyes y normas de la razón cuando sea dueño y señor de sus actos, pues estará habituado a no actuar conforme a su propia voluntad”.*

Para desarrollarnos, todos los humanos requerimos, cuando niños, de adultos que sean conscientes de nuestras necesidades, que nos amen y orienten, que nos tomen en cuenta. Cuando un niño es castigado, maltratado, manipulado, desatendido o engañado, entonces su integridad sufre un daño irreparable.

Las reacciones normales ante una ofensa o agresión deben ser el enfado y dolor. Si no reaccionamos así, es que algo nos pasó en la niñez y ahora se nos han bloqueado las formas naturales de reaccionar, pues una parte nuestra ha sido minimizada.

Cuando su integridad no ha sido dañada, una persona no les hace daño a otras ni puede entender a la que necesita lastimar a otros para sentirse segura. Pero si, por el contrario, ha sido objeto de maltrato y control excesivos durante la niñez, en su edad adulta buscará inconscientemente una venganza frente al sufrimiento vivido, buscará quién se las pague y no quién se las debe.

   Reflexionar sobre la violencia no es sólo cuestión de las mujeres; también los hombres somos víctimas de ella y la sufrimos de niños y de adultos.

 

* Miller, Alice. Por tu propio bien. Superínfimos 4-Tusquets editores, 1985, pp. 20-26.

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1000 Mujeres para el Premio Nóbel de la Paz 2005

Convocatoria

 

La Asociación 1000 Mujeres para el Premio Nóbel de la Paz 2005, con sede en Berna, Suiza, impulsa la propuesta de nominar, para este galardón, a mil mujeres del mundo, quienes provendrán de todas las clases sociales, identidades, culturas y religiones. Serán seleccionadas por el trabajo que realizan en sus comunidades a favor de la paz y un futuro libre de violencia.

Con esta iniciativa se busca el reconocimiento y valoración de los aportes cotidianos de millones de mujeres que se ocupan de reconstruir el tejido social lesionado por las guerras, el hambre y la violencia.

Las organizaciones sociales interesadas en presentar sus propuestas pueden solicitar el formulario de nominación a Olga Isabel Villalta, coordinadora para Guatemala, a la dirección isavilla@terra.com.gt, a donde deberá ser enviado. La fecha límite para entrega es el 31 de mayo del 2004. Más información en www.1000peacewomen.org

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Exigen respuestas

laCuerda

 

La secretaria ejecutiva del Movimiento por los Derechos de la Niñez y la Juventud, Alejandra Vázquez, señaló que el gobierno maneja un doble discurso, ya que dice estar dispuesto a trabajar a favor de este conglomerado -que asciende a más de la mitad de la población- pero no recibe a las organizaciones sociales que impulsan la ejecución de políticas públicas. Lo anterior fue expresado en un encuentro que sostuvieron varios integrantes de esa instancia con la Red de Mujeres Periodistas.

Si bien tras la aprobación de la Ley de Protección Integral se ha creado una estructura para brindar atención a niñas, niños y jóvenes cuyos derechos han sido violados y a adolescentes en conflicto con la ley, todavía faltan acciones concretas que les garanticen acceso a la salud, educación, deporte, esparcimiento; a una vida digna sin violencia.

El asesor jurídico del Movimiento, Byron Alvarado, calificó como un fenómeno silencioso la violencia que sufren las niñas en Guatemala. Vásquez resaltó la necesidad de que el Ministerio Público establezca una fiscalía específica para las víctimas infantiles, adolescentes y jóvenes.

El Movimiento promueve la Comisión Nacional de Niñez y Juventud estipulada en la Ley de Protección Integral, con 10 representantes de la sociedad civil e igual número de diputados, que tendrá a su cargo operativizar las políticas públicas a favor de este sector de la población. Según datos oficiales, el 44.3 por ciento de habitantes son menores de 15 años de edad.

Al respaldar la importancia de que se apruebe la ley de adopciones, Alvarado afirmó que en Guatemala esta práctica se ha convertido en un mecanismo de “exportación” que deja jugosas ganancias a los intermediarios, quienes se aprovechan de la miseria de muchas mujeres convirtiéndolas en “productoras de niñas y niños”.

La iniciativa de ley de adopciones cuenta con aprobación en primer y segundo debates (octubre y noviembre 2003, respectivamente); está pendiente el tercero. En su contenido desarrolla el concepto de adopción como una institución jurídico-social tutelada por el Estado, lo cual significa que ésta deja de ser notarial -como sucede actualmente- y pasa a ser judicial.

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Delitos sexuales

laCuerda

 

Aura Marina Otzoy, titular de la Comisión Legislativa de la Mujer, convocó el 24 de marzo a una reunión para abrir una vez más el debate acerca de las leyes sobre delitos sexuales (acoso, violación, etc.), luego que el pleno del Congreso rechazara una moción privilegiada que permitiría agilizar su aprobación. A esta actividad también invitaron a periodistas e integrantes de grupos de mujeres, pero sólo como observadores.

El pasado 8 de marzo varias coordinadoras, entre ellas la Red de la No Violencia contra las Mujeres, presentaron su agenda legislativa. Una de sus delegadas, Marta Godínez, indicó que la Comisión de la Mujer junto a la de Niñez y Juventud deberán emitir de nueva cuenta un dictamen previo a enviarla al pleno del Congreso.

Las modificaciones al Código Penal sobre delitos sexuales fueron discutidas en la legislación anterior, a raíz de una iniciativa presentada por las congresistas Olga Camey y Nineth Montenegro. Después de ser avalada en la comisión respectiva, el pleno del Congreso la aprobó en primera y segunda lectura. Al entrar los nuevos diputados, en lugar de darle continuidad, decidieron regresarla a “trabajo de comisiones” con el argumento de que la mayoría la desconocía.

Entre las sugerencias de reforma se contempla que los abusos sexuales se sigan de oficio, ya que actualmente, por ejemplo, la violación sexual está definida como delito de acción pública. Eso significa que sólo puede ser castigado el agresor si la víctima hace la denuncia. Para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tal reglamentación contraviene los propósitos de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

En su informe “Los desafíos de la democracia en Guatemala”, la CIDH recomendó a los organismos del Estado adoptar medidas encaminadas a concretar reformas legislativas necesarias para eliminar casos de discriminación contra las mujeres, tipificar el acoso sexual y la violencia intrafamiliar como delitos y ampliar sanciones, entre otras sugerencias que reivindican la Red de la No Violencia y otros grupos.

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Nuevas funcionarias en la SEPREM

laCuerda

 

El mandatario de la República designó como titular de la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) a Gabriela Núñez, en tanto Delfina Mux Caná fue nombrada subsecretaria.

Tras asumir su cargo el 22 de marzo, la nueva secretaria aseguró que dará seguimiento al trabajo de la entidad: “El Consejo Consultivo va a ser una de las áreas importantes” al igual que la Plataforma Estatal, en la que participan los organismos Legislativo y Judicial, así como otras instancias gubernamentales. También se ha propuesto continuar el impulso de la participación de las mujeres de áreas rurales en los Consejos de Desarrollo.

Con maestría en Sociología, especialidad en estudios de la mujer y experiencia en investigación y docencia, la nueva funcionaria, sin declararse feminista, afirma que “se identifica plenamente con la causa de las mujeres en términos del desarrollo”. Plantea consolidar un Comité Asesor de la SEPREM en el que participen representantes del movimiento de mujeres de la capital, así como de organizaciones rurales, “con la idea de que sea lo más inclusivo”.

Gabriela Núñez considera fundamental sistematizar la experiencia de la SEPREM. “Desde hace más de un año ha trabajado para establecer el clasificador de género en el presupuesto, refiere. En ello se desea hacer visible, en cada uno de los rubros del presupuesto del Estado, qué proyectos se realizan para favorecer a las mujeres y cuáles son los beneficios que dan”.

 

Opinan sobre los nombramientos

A algunas agrupaciones les interesa que la SEPREM dé seguimiento a lo impulsado por la anterior titular, Lily Caravantes. A otras les preocupa que la nueva funcionaria mantenga su independencia del partido gobernante y unas más ven la oportunidad para dar seguimiento a sus propuestas.

·         Vivian Dardón, Agrupación de Mujeres Tierra Viva: “Creo que tiene un gran reto. Desconozco si su trabajo lo va a enfocar hacia el planteamiento de las mujeres en general, de las empresarias, o si continuará lo que inició la anterior secretaria. Nosotras daremos seguimiento a lo que es la política pública que se refiere a salud, violencia, derechos sexuales y derechos reproductivos”.

·         Andrea Barrios, Área de Mujeres del Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH): “Estamos satisfechas con la subsecretaria Delfina Mux, no sólo porque conoce la SEPREM sino porque con su nombramiento se reconoce la importancia de la participación de las indígenas. Creo que esto marca una diferencia si se compara con el papel que este gobierno está dando a mujeres mayas, cuya imagen utiliza en calidad de edecanes”.

·         Giovanna Lemus, Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM): “En la toma de posesión pude observar que ella tiene un currículum que muestra experiencia y profesionalismo. No la conocemos. De acuerdo a su discurso de toma de posesión, dará continuidad a los procesos iniciados. Como movimiento no podemos dar una opinión más allá de lo que conocemos hasta el momento”.

·         Sandra Morán, Sector de Mujeres: “Hay que reconocer que el Ejecutivo respetó el proceso de selección definido. Nosotras propusimos dos candidatas; una de ellas fue Delfina Mux. Esperamos establecer una relación con Gabriela Núñez para darle continuidad a nuestro trabajo. No nos oponemos a su elección porque fue propuesta por las mujeres rurales. Uno de los acuerdos políticos del movimiento fue que todas las organizaciones propusieran candidatas. Valoramos la participación de todos los grupos en este proceso”.

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Discusiones desde el movimiento de mujeres

Yolanda Aguilar, guatemalteca, antropóloga feminista

 

En octubre de 2003 los partidos políticos se habían comprometido con la Agenda Política “Mujeres en la Diversidad a garantizar la estabilidad, autonomía y neutralidad política partidaria, técnica, administrativa y financiera de la Secretaría Presidencial de la Mujer -SEPREM-”.

Algunas habíamos caído en la cuenta de que si con el cambio de gobierno no se daba continuidad a la institucionalidad generada dentro del Estado por la SEPREM, la implementación de la Política Nacional de Promoción y Desarrollo de las Mujeres y el Plan de Equidad de Oportunidades sufrirían un revés y las guatemaltecas pagaríamos las consecuencias.

Para finales de año un grupo de feministas consideramos que era necesario: a) el fortalecimiento e institucionalización del mecanismo de selección de la Secretaria y b) proponer una acción política unificada como movimiento de mujeres. Dado que el reglamento no incluía un perfil para el puesto, elaboramos una propuesta de Perfil Profesional, tomando en cuenta las atribuciones específicas contenidas en el Acuerdo Gubernativo, además de criterios objetivos, profesionales e incluyentes.

Nos encontramos con un reglamento ya establecido que nos ataba a consideraciones legalistas y requisitos que había que cumplir para que el Estado legitimara a las coordinaciones de organizaciones de mujeres como la única forma de representarlas. Era el mismo reglamento que definía en número de 10 a las candidatas a ser presentadas para optar al cargo y que daba potestad al presidente para elegir finalmente a quien lo ocuparía.

Feministas, representantes de organizaciones y coordinaciones de organizaciones de mujeres nos encontramos en enero de este año y discutimos los criterios de selección y la importancia de la autonomía política de la SEPREM. El primer requisito establecido fue el de licenciatura como nivel académico mínimo que requiere el cargo. Consideramos que un puesto de Gabinete de gobierno necesita, por lo menos, manejo de relaciones técnicas y políticas de alto nivel, conocimientos acerca de políticas públicas, administración, criterios sobre la situación nacional y las mujeres.

El segundo criterio fue el de neutralidad partidaria. Consideramos que el contexto político del país y la necesidad apremiante de fortalecer a la SEPREM se constituían en los argumentos de peso que determinaban la decisión de establecer la neutralidad partidaria como elemento central del proceso.

Argumentamos entonces y sostenemos ahora que las mujeres de partidos políticos y las del movimiento de mujeres aún no hemos creado los lazos de complicidad suficientes que se requieren para estar seguras que la identidad partidaria de algunas no prevalezca sobre su identidad de mujeres. La autonomía es un principio básico del ser sujetas sociales. Los otros dos criterios estaban establecidos en el reglamento de la SEPREM: ser guatemalteca de origen y las prohibiciones que establece el Artículo 97 de la Constitución de la República.

 

Lo más importante: respeto al proceso

El 12 de marzo fueron entregadas las dos listas de candidatas para los puestos de Secretaria y Subsecretaria. Era el resultado final de un proceso para el cual habíamos trabajado por casi seis meses. Lo importante para nosotras era que se había respetado el proceso.

Confiamos en que podríamos llevar a una mujer del movimiento. No lo logramos pues el cansancio, el desgaste sufrido y la preocupación por factores externos nos ocuparon más de lo debido y nos dejaron vulnerables ante dificultades internas que no previmos. Creo que no discutimos a fondo nuestras expectativas y que es difícil establecer acuerdos coyunturales cuando no hemos construido pactos de más largo plazo ni profundizado las confianzas políticas.

Otras colegas del movimiento nos llamaron excluyentes y sectarias por no incluir a mujeres de partidos políticos; eso también nos desgastó. No pretendo responder atacando a las amigas con quienes compartimos otros espacios y luchas. Los errores que cometimos, los estilos de plantear las cosas, así como la ética para trabajar entre nosotras, son temas que debemos discutir, revisar, criticar y autocriticar para futuras batallas.

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Se retiraron

 

Convergencia Cívico Política de Mujeres y

Convergencia Ciudadana de Mujeres

 

Participó en el proceso de postulación de candidatas a la Secretaría Presidencial de la Mujer, conducido por una instancia integrada por algunas organizaciones de la sociedad civil, presentando candidatas a ser consideradas para incluirlas en el listado que se presentará al Presidente de la República.

Por este medio comunica que se RETIRA de dicho proceso por los siguientes motivos:

1.      El proceso, a pesar de decirse amplio, ha excluido la participación de importantes organizaciones e instituciones que durante varios lustros han trabajado en pro del mejoramiento de las condiciones de vida de las guatemaltecas.

2.      Se han definido requisitos no exigidos en el acuerdo de creación de la Secretaría Presidencial de la Mujer y su reglamento, con el objeto de vedar las candidaturas finales de mujeres que han participado en política partidaria, aduciendo que dicha participación conlleva falta de “neutralidad”.

3.      Se pretende así hacer partícipe al Estado de Guatemala de la violación del artículo 7o. de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que precisamente establece la obligación estatal de evitar la discriminación de la mujer en la participación política de su país; también compromete seriamente la vigencia del principio de igualdad establecido en el artículo 4o. de la Constitución Política de la República de Guatemala, ya que con base en arbitrarias e ilegales disposiciones pretende vedar la participación de destacadas ciudadanas que han demostrado trayectoria de trabajo en beneficio de las mujeres de nuestro país.

4.      En suma, considera inconstitucional, y por lo tanto nulo de pleno derecho, el proceso de postulación de candidatas que deje de considerar a las personas por su participación política partidaria.

 

Guatemala, marzo de 2004

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Una Caja de buenas sorpresas

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

Sucede todo el tiempo: policías armados, encañonando a jóvenes de supuesta dudosa procedencia, buscan sustancias prohibidas, objetos robados o cualquier artefacto peligroso.

Todo porque el pelo largo, los tatuajes y no usar tacones o tacuche les dan mala espina. Los estereotipos están establecidos y si no se cumplen vienen los malos tratos, las miradas ofensivas.

El Estado, por su parte, no contribuye al desarrollo de la juventud. Reprime, discrimina, niega opciones para la distracción y el entretenimiento e ignora el impulso de la recreación cultural y deportiva.

Hay por aparte organizaciones que se interesan en este tema. Una es el grupo Caja Lúdica, colectivo de artistas y jóvenes que brinda un espacio alternativo de crecimiento y distracción. Por su nombre, lúdica, pareciera que sólo se dedican a jugar, pero este proyecto va más allá. Es un taller permanente de formación y creación artísticas.

Caja Lúdica nació en octubre del 2000 y se consolidó un año después. La iniciativa surgió por el intercambio de experiencias de dos grupos: el guatemalteco Casa Bizarra y Barrio Comparsa, de Colombia. Ambos realizaban actividades artísticas de apertura y se enfocaban principalmente en jóvenes con poca posibilidad de acceder al arte y la cultura.

 

¿Una Caja Lúdica?

Sí, la podemos encontrar en el edificio de Correos y es precisamente un espacio que las y los jóvenes podríamos aprovechar. Su objetivo, a través del juego y las expresiones artísticas, es derrumbar esas barreras de miedo y desconfianza que nos impiden ser y relacionarnos sin prejuicios con los demás.

Julia Escobar, coordinadora artística del colectivo, comenta al respecto: “En esencia buscamos recobrar la sensibilidad que los jóvenes llevan dentro, que logren encontrarse a sí mismos para que puedan, en libertad, crear proponer y transformar su vivencia”.

Rosina Cazali, quien dirige el Centro Cultural de España, agrega: “Despojados de cualquier solemnidad, su política es ofrecer al panorama de la cultura en Guatemala todo aquello a lo que creímos no tener derecho: la alegría”.

Caja Lúdica es un proyecto de y para la juventud encaminado a la reconciliación nacional, utilizando un lenguaje nuevo, poético y propositivo. Puede unirse quien tenga ganas de jugar, aprender y gozar. No es, como algunos piensan, un programa para ex pandilleros y jóvenes de la calle; es para quienes deseen rescatar la alegría, la risa, el amor, y respetar la naturalidad y las diferencias.

El propósito, como dice Julia, es crear a artistas de su propia vida, gente con criterio y capacidad de decidir y tolerar. Las expresiones artísticas son las herramientas, pero la finalidad va más allá.

 

Aprendizaje, arte y diversión

La cosa va por pasos y en serio. Aunque descartan las charlas tediosas y las presentaciones de diagnósticos en hoteles de lujo, eso no significa que todo sea puro juego.

Primero es un proceso de reencuentro de cada persona a través de la respiración, la expresión corporal y el manejo de cuerpo y espacio. Acompañando esta primera etapa vienen talleres de sensibilización, relajación, técnicas grupales y dinámicas. Actualmente son alrededor de 30 jóvenes quienes participan de lleno en Caja Lúdica.

También recibieron la segunda fase: cursos de danza, teatro, maquillaje, poesía, creación de máscaras y zancos. “Esto comenzó a fortalecerles y a ir cohesionando un grupo. En cuestión de meses los jóvenes se transforman de una manera bellísima”, afirma Julia.

Desde hace algún tiempo son parte del programa de Formación Integral y de Sensibilización Artístico Cultural (FISAC). Esto significa que todo lo que aprenden deben replicarlo con otras personas. Por ahora trabajan en Ciudad Quetzal, El Mezquital, San Pedro Ayampuc y dos veces al mes en comunidades de los departamentos.

Ser parte de esto no tiene ningún costo. El único compromiso es replicar sus conocimientos. Los maestros llegan de otros países. Los y las alumnas siguen el consejo de su buen amigo Pancho Toraya: “Hay que ser como esponjas; de todo aquel que venga hay que exprimir lo que sepa”. Luego de tres años, chavas y chavos salen como gestores culturales.

 

Relaciones de trabajo y amistad

Al inicio participaban más hombres que mujeres. Ellas eran las calladas y tímidas; ellos, muy machistas. Actualmente hay muchas jóvenes y sus compañeros las respetan porque son tenaces, constantes y sensibles.

Ahora los muchachos son tiernos y se conmueven con facilidad. “Para mí es como despertar el lado femenino dentro del hombre. Siento que la mujer lo ha trasladado no sólo con la palabra, sino también con las acciones, con sus presencias continuas”, dice Julia.

Lo importante no es sólo ser buen malabarista o zanquero, si al relacionarse con las mujeres no hay respeto. Su lema es: “Cuando una persona es capaz de resolver sus propios conflictos, de derrumbar sus miedos y aprende a respetarse a sí misma, llega a respetar en iguales condiciones al que tiene al lado”.

 

Experiencias propias

·         Mariela Aguirre (21 años): “Estoy en Caja Lúdica desde sus inicios hace tres años. Estando aquí, mi perspectiva de la vida ha cambiado. Soy réplica de lo que aprendo en los talleres y me llena la idea de trasladar opciones diferentes de ver la vida”.

·         Catalina García (23 años): “Como persona he crecido mucho; siento que he madurado más. Con los talleres que recibimos nuestras mentes se vuelven mas abiertas. Para mí es especial estar aquí. Mientras pueda aportar en trasformar e incidir para que alguien más encuentre otras alternativas, siempre voy a estar y no dejo mi sueño”.

·         Carlos Carranza (19 años): “Antes era pandillero y entrar a Caja Lúdica significa estar vivo. Aquí es otra cosa y los cuates son puros hermanos. Mi satisfacción es haber logrado ser una persona cariñosa, amable y tolerante”.

·         Víctor Leiva (17 años): “Soy ‘breik’ del corazón, desde pequeño lo fui. Caja Lúdica es un amor muy fuerte que nadie me puede quitar. Si no hubiera existido este rollo, quién sabe, andaría en una pandilla, a saber ni cuántos problemas tendría. En la calle no se aprende nada; sólo encontrás violencia, discriminación. Si tenés tatuajes el mundo te mira mal porque quiere que andés etiquetado”.

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Movida departamental

 

Chimaltenango: Techo mínimo

Mujeres organizadas en la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) actualmente trabajan en un proyecto de techo mínimo para beneficiar a 59 jefas de familia, víctimas del conflicto armado, de San José Poaquil y Xecoxol-Tecpán. El apoyo consiste en materiales de construcción que donará el gobierno local de Baleares, España.

 

Quetzaltenango: Expokids

Después de realizarse durante tres años en la capital, el evento “Expokids” se llevará a cabo en la ciudad de Quetzaltenango los días 30 de abril, sábado 1 y domingo 2 de mayo, de las nueve de la mañana a las seis de la tarde, en el Complejo Deportivo.

Niñas y niños tendrán oportunidad de gozar de un espacio de recreación y educación, así como de fomento de aptitudes y talentos. La invitación es para la niñez de Xela, del altiplano y costa sur. Mayor información: www.expokids.com

 

Petén: Formación en varios municipios

El Grupo de Mujeres Ixqik trabaja desde hace año y medio en el proyecto “Mujeres nuevas para un mundo nuevo”, cuyo propósito es alentar procesos en los que ellas estén mejor preparadas para la toma de decisión. Entre sus actividades impulsan cursos de formación en 10 de los 11 municipios de Petén, conjuntamente con la Pastoral de las Mujeres del Vicariato y algunas parroquias.

 

Seis departamentos rechazan políticas de libre comercio

Organizaciones de la Plataforma Agraria y del Comité de Unidad Campesina (CUC), entre otras, se pronunciaron el 23 de marzo en Quetzaltenango, Retalhuleu, Sololá, Huehuetenango, Chiquimula e Izabal contra las políticas de libre comercio respaldadas por el gobierno de Oscar Berger.

Se hizo evidente el rechazo de ambos grupos campesinos al Plan Puebla- Panamá y el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos. La protesta consistió en bloquear por varias horas carreteras que conectan puntos fronterizos hacia México, El Salvador y Honduras.

Cientos de mujeres y hombres provenientes de áreas rurales rechazaron el alza a los servicios y la canasta básica. Aseguraron que la apertura comercial socavará aún más las económicas campesinas. Grupos de la Plataforma Agraria reivindicaron sus exigencias para que se atiendan de inmediato las necesidades de alimentación, vivienda, seguridad, tierra y trabajo, ya que la crisis en el agro no puede esperar, enfatizó Encarnación Matul, de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo de Colomba (CODECO).

Esta acción formó parte de la manifestación nacional contra el neoliberalismo, que incluyó una protesta en la plaza central de la ciudad capital a propósito de la visita al país del mandatario mexicano Vicente Fox, promotor del libre comercio en el área.

 

Ellas y el desarrollo rural

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En busca de una mejor vida, mujeres en varias partes del país adquieren diversas experiencias participando en Consejos de Desarrollo y redes o coordinadoras.

La Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural establece que dos representantes de organizaciones de mujeres formarán parte de estas instancias regionales, al igual que “un representante de la Secretaría Presidencial de la Mujer” (SEPREM). Respecto a los Consejos Municipales, no especifica tal reconocimiento para los grupos de mujeres; sólo señala que éstos se integrarán con “los representantes de entidades civiles locales que sean convocados”.

 

Huehuetenango

Las mujeres estiman importante contar con espacio en los Consejos de Desarrollo para plantear sus propuestas; sin embargo, el machismo y la discriminación son algunas de las dificultades que ellas enfrentan. El hecho de ser mujer y maya es un obstáculo para Candelaria Hernández, quien es delegada en Huehuetenango.

El 95 por ciento de los comités de mujeres que cubre la Asociación para la Promoción y Desarrollo de la Comunidad (CEIBA), en la zona mam, fue incluido en los Consejos. Donde no fue posible el reconocimiento de los grupos femeninos es en comunidades con una fuerte presencia de ex patrulleros y del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), agregó Isabel Sáenz, de CEIBA.

El 8 de marzo pasado se realizó el Primer Encuentro de Mujeres de Consejos de Desarrollo, en el que participaron ocho municipios con el apoyo del Sector de Mujeres y CEIBA, dio a conocer Sáenz. La temática abordada fue la estructura, funcionamiento y marco legal de tales instancias.

 

Jutiapa

En este departamento la participación en los Consejos de Desarrollo ha sido dificultosa. Con el apoyo de la SEPREM y la Procuraduría de los Derechos Humanos, representantes de mujeres asistieron a dos reuniones previo al cambio de gobierno en las elecciones de 1999. Fue la primera vez que participaron de manera legal y organizada. Con los funcionarios del FRG en el gobierno, el panorama cambió totalmente, comenta María Elena García.

Las convocatorias de las guatemaltecas se hicieron por aparte y una queja permanente de quienes asistían a los Consejos era la poca participación de los alcaldes durante el periodo pasado. Aproximadamente el 20 por ciento de ellos asistía a las reuniones. Este año “las cosas pintan diferente”, pues ya quedó establecido que los primeros jueves de cada mes se realizarán las sesiones y las mujeres continúan con el entusiasmo de participar, indicó.

 

Sololá

Organizaciones de mujeres que forman parte de la Asociación de Sololatecos Unidos para el Desarrollo Integral (ASUDI) integraron en marzo la Red de Mujeres para el Desarrollo Rural, tomando en cuenta los altos grados de exclusión, discriminaciones, pobreza, desnutrición y analfabetismo que viven en sus comunidades.

El objetivo central de su movimiento es impulsar y respaldar procesos de negociación y movilización social a favor de sus propuestas políticas, entre éstas: la Reforma Cafetalera junto con la Plataforma Agraria; la Política de Promoción y Desarrollo de las Guatemaltecas con la SEPREM; resarcimiento a las víctimas del conflicto armado interno y promoción de los derechos humanos de las mujeres.

 

San Marcos

Diferentes grupos participan en la creación de la Coordinadora Departamental de Mujeres Marquenses. Suman alrededor de 18 organizaciones, entre ellas pro derechos humanos, universitarias, de mujeres, radios y religiosos. Se proponen continuar impulsando foros políticos y la incidencia de las marquenses en los Consejos de Desarrollo.

En uno de sus primeros pronunciamientos, la Coordinadora hizo un llamado a la no politización de la SEPREM y al cumplimiento de políticas públicas a favor de la población femenina.

 

Reforma agraria

Campesinas e indígenas de varios departamentos se dieron cita en la capital para generar un debate que enriquezca una propuesta de reforma agraria desde la visión de equidad de género. En este encuentro participaron representantes de la Alianza de Mujeres Rurales por la Vida, Tierra y Dignidad, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC) y otros grupos interesados en el tema.

Entre los puntos de reflexión figuraron: modalidades para el acceso a la tierra, organización, financiamiento, marco legal, ordenamiento territorial, desarrollo sostenible y medio ambiente.

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