laCuerda Una mirada feminista de la realidad |
Año 6, No. 64 Guatemala, enero-febrero/2004 |
Editorial—
Dadas las distancias abismales que nos
separan y para ser más precisas, hablaremos de nosotras las mujeres y ustedes,
los del gobierno. A ver si así podemos entablar un diálogo más diáfano y
transparente.
Nosotras, ya se sabe,
estamos lejos del Estado porque, siendo éste una entidad patriarcal, nos
considera menos que menos, es decir, nos ignora. El patriarcado es un sistema
basado sobre la discriminación de las mujeres; esa misoginia es la razón de su
existencia. Así, en Guatemala, el Estado se ciñe al patrón de excluir a las
mujeres, dejarlas en el último lugar de la fila y, de repente, darles alguna
que otra sobrita.
Por eso el Estado nos
da desconfianza, le tememos. No queremos acercarnos, y menos sumergirnos en sus
corrientes de intrigas y luchas de poder. Del aparato estatal no hemos recibido
mucho, salvo contadas excepciones. El daño que el ejército provocó a miles de
mujeres durante la guerra es sólo una prueba de la norma. Si hablamos de las
carencias en educación y salud, no digamos. Las guatemaltecas hemos padecido
largamente la incapacidad, la falta de atención y los abusos de sucesivos
gobiernos que asumieron la responsabilidad de garantizarnos todos los derechos.
Ahora que
presenciamos un traspaso de poderes y otro equipo se hace del mando, estamos a
la expectativa, pero no desprevenidas. Quisiéramos ver cambios, pero sabemos
con quiénes estamos tratando. Las esperanzas que algunas albergaron se están
desvaneciendo precipitadamente. Los números y las actitudes dejan ver cómo
serán las cosas en adelante. En el grupo dirigente entrante son tan pocas las
mujeres que sus cuotas de poder son mínimas, su área de influencia restringida
y sus recursos escasos. Lo mismo podemos decir del Congreso y las alcaldías.
O sea que la equidad
de oportunidades y la igualdad de posibilidades, los acuerdos internacionales
firmados contra la discriminación, los compromisos políticos públicamente
asumidos y los chorros de palabras en los discursos no son más que sonidos
vacíos de contenido.
Los señores del
gobierno -ustedes- están empezando con el pie que pisotea, no con el que anda.
El inicio de su camino está marcado por la desatención a las mujeres. El
presidente recién convocó a nuestras organizaciones para escuchar las
propuestas para la candidatura a la Secretaría Presidencial de la Mujer
(SEPREM), instancia creada por exigencia de las mujeres, no como concesión
política. La Defensoría de la Mujer Indígena, institución fundamental en la
lucha contra la discriminación y el racismo, sigue sin recibir nuevo
nombramiento, y no vemos que haya intenciones o iniciativas para dar apoyos
concretos a las demandas específicas de las mujeres. Dejar esas decisiones para
después, posponerlas, es la misma actitud de desdén que ya conocemos.
Guatemala, para
alcanzar niveles de vida dignos, necesita profundizar la institucionalidad
democrática. Éste es el piso básico para el desarrollo y el adelanto. Si las
niñas, las mujeres y las ancianas siguen siendo las más pobres, las más
analfabetas, las más golpeadas, este país no avanza.
¡Tanto hemos repetido
esto que hoy decimos! A veces nos cansa, pero no cedemos, porque el deseo de
justicia es demasiado grande y fuerte. Estamos convencidas que tarde o temprano
los cambios que proponemos se van a ir realizando. De momento, les sugerimos a
los hombres que dirigen los destinos de la patria que, para entender de qué
hablamos, se suscriban a laCuerda y la lean atentamente.
[índice]
Del deseo insatisfecho a la voluntad inteligente
Anamaría Cofiño K., laCuerda
Estoy segura que mi bisabuela no tuvo deseos
como los que tenemos nosotras, las herederas de la modernidad. Y tampoco serán
nuestros deseos como los de nuestras nietas. Pienso en esto porque la abuela
Victoria era una viuda con nueve hijos que tuvo poco o ningún tiempo para
conocer sus deseos. Las mujeres de su época no contaban con espacios para la
reflexión, para la profundización de los saberes o la discusión pública. Tenían
como mundo único y cerrado, la familia y el ámbito doméstico. Lo político,
entendido como el espacio de las decisiones y el poder, era sólo para hombres,
no se aceptaban ni mujeres, ni indios. La educación superior, la ciencia y
otros ejercicios intelectuales les eran negados por principio, basándose en
argumentos dictados por la religión. Así que en ese ambiente de provincia era
prácticamente impensable que una madre como ella pudiera siquiera fantasear con
sus apetencias íntimas, con sus curiosidades y deleites.
Muy diferente es
ahora para quienes hemos vivido la vida como propia, con limitaciones
impuestas, desde luego, pero de manera más autónoma e independiente. Las
mujeres de mi tiempo sí tuvimos chance de pensar en nuestros deseos, de luchar
por realizarlos y conservarlos o ampliarlos. En ese camino llevamos años y el
horizonte parece abierto a más experimentaciones e indagación.
Como individuas o
integrantes de colectividades, podemos soñar y verbalizar deseos y anhelos. Más
aún, podemos determinar cómo llevarlos a cabo o con quiénes compartirlos. Y en
última instancia, nosotras podemos cuestionar lo que nos han enseñado e
impuesto, preguntarnos si eso es lo que queremos o si simplemente lo
desechamos. Todas esas alternativas nos colocan frente a un abanico de
posibilidades complejas que a veces nos abruman pero, en todo caso, nos dan
muchas ventajas frente a otras que todavía hoy viven sus subjetividades a medias,
con temores o bajo amenazas.
Deseo y sentimientos
“Siento deseos de huir, tengo ganas de hacer,
quiero volar”. En esas frases encontramos los vínculos que se establecen entre
una pulsión y un afecto, entre una necesidad y un impulso. La relación entre
deseos y sentimientos es dinámica y creativa. Un deseo puede estar ligado a un
sentimiento que le sigue como consecuencia, o bien, un sentimiento puede
originar deseos repentinos. El dolor y el deseo frecuentemente se enlazan junto
al mito del amor, por ejemplo. Los deseos insatisfechos pueden generar
ofuscación o desesperanza; igualmente pueden ser un estímulo para seguir
caminando en pos de metas o sueños. Nuestros deseos están directamente
relacionados con la libertad, con el cuerpo, con los sentimientos y, por
supuesto, con la posición económica.
A menudo las mujeres
abrigamos deseos irracionales, que nos han sido impuestos como normas o
estereotipos. Nosotras “debemos por naturaleza” desear la maternidad, el
emparejamiento, la sujeción. Hoy sabemos que esto no es cierto, pero esa falsa
idea obliga a miles de mujeres a seguir rutas trazadas por otros que no
conducen precisamente a la felicidad.
El deseo sexual para
las mujeres es un tema que vale la pena seguir examinando de manera crítica y
atenta. Se nos dice que éste va unido al amor, entendido como necesidad de
acercamiento y de exclusión. Y cuando el deseo aparece, candente y lúbrico, en
el contexto de la seducción o de la mera atracción, nos conflictúa, nos asusta
y, en última instancia, nos provoca culpa. También es cierto que vamos
superando esas trampas, pero con dificultades y siempre con el riesgo de caer
en las redes de las reglas y los patrones socialmente impuestos. Nuestras
apetencias carnales han sido conducidas, modeladas, rígidamente interpretadas.
Felizmente contamos con muchas herramientas y conocimientos que nos permiten ir
descartando lo ajeno para construir algo propio, placentero y gozable.
Poder y voluntad
La humanidad ha dado muestras de tener una
reserva grande de deseo de poder. Los hombres han luchado a muerte por ser
poderosos, por acumular recursos, por administrar vidas y haberes. Las mujeres
a lo largo de la historia han estado alejadas o excluidas de esas esferas. Las
pocas que han llegado cerca sólo han sido excepciones. Una revisión de la
historia de la humanidad nos dejaría perplejas, al confirmar hasta dónde ha
llegado esa desigualdad. Así que cuando nos consuelan diciendo que hay
Thatchers o Condoleezas, sólo nos están señalando nuevamente lo reducida que es
nuestra cuota de poder. Y en todo caso, el poder que ellas ostentan no es uno
que beneficie a las mujeres, más bien al contrario.
Es de tener cautela
ante quienes dicen que las mujeres somos el poder detrás del trono y con eso
pretenden acallar nuestras demandas y reclamos. Ese poder en la sombra sigue
siendo un poder limitado y partido. Aspirar a él es ponerse inconscientemente
al servicio del patriarcado y sus misóginas leyes.
La voluntad unida a
los deseos es para las mujeres una fuerza estratégica que, manejada con
inteligencia, puede ser clave en la construcción de sociedades más justas y
verdaderamente humanas. Colocar la voluntad en función de deseos como la paz y
el bienestar es uno de los retos que nos ponen en movimiento. Un deseo que se
conjugue con voluntad y conciencia puede transformar más que la terquedad de
cumplir un deseo por sí mismo.
Deseos, sociedad y cultura
Los deseos están arraigados en la vida real,
en la ideología; forman parte de la vida social y de las subjetividades. Se
asientan en el alma y en el cuerpo, son cambiantes y, por lo tanto,
manipulables. Con la inteligencia y la razón podemos enfrentarnos a ellos y
saber de dónde vienen y para qué sirven. No son fuerzas superiores a nosotros,
ni producto de seres sagrados. Dependiendo del tiempo y lugar, los deseos
ocupan en la vida determinados espacios. No es lo mismo el deseo capitalista de
poseer propiedades y dinero, que la necesidad básica de satisfacer el hambre.
No es igual el ansia por hacer uso de los cuerpos femeninos, que el sentimiento
de cariño, ternura y amor que nos lleva a tener encuentros sexuales con seres
queridos.
La sociedad
consumista nos impone deseos de tener, comprar y acumular. Nos incita por todos
los medios a sentirnos presas de deseos insulsos que, una vez satisfechos,
generan más ansiedad y deseos, envolviéndonos en una fatal cadena que muchas
veces lleva a la depresión. Otras culturas buscan liberarnos del deseo,
considerado como un lastre para el individuo.
Los movimientos
sociales trabajan en pos de deseos colectivos. Así han sido las revoluciones.
Un deseo compartido que busca realizarse contiene un ingrediente subversivo, es
la chispa que enciende voluntades y acción, o bien podemos interpretarlo como
el desencadenante de sentimientos y prácticas que desembocan en
transformaciones.
Éstas son algunas
ideas que podemos sopesar para continuar este proceso de construcción de
sociedades en las que mujeres y hombres nos podamos sentir, más que entes
deseantes, personas con dignidad.
[índice]
laCuerda
Corte Interamericana condena a
Estado
La Corte Interamericana de Derechos Humanos
condenó al Estado guatemalteco por la ejecución de la antropóloga Myrna Mack
Chang y le ordenó honrar su memoria, indemnizar a su familia, reconocer
públicamente su responsabilidad en el crimen e investigar a los actores
materiales e intelectuales del mismo. También emitió condena por el secuestro y
las violaciones a los derechos humanos en perjuicio de Maritza Urrutia García,
dando un año de plazo para resarcir económicamente a sus familiares.
Deportistas triunfadoras
María Vásquez ganó cinco preseas doradas
durante el IX Campeonato Centroamericano de Atletismo Mater en las categorías
de 400, 1500 y 5000 metros planos, así como en relevos 4x4 y 100x100 metros
planos. Ana Giro se proclamó campeona panamericana juvenil en el certamen de
Pentatlón Moderno que incluye competencias de carrera, natación, tiro, esgrima
y equitación.
Firman convenio de creación de
la CICIACS
La primera fase para la creación de la
Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de
Seguridad (CICIACS) concluyó con la reciente firma por parte de Guatemala y la
Organización de las Naciones Unidas. Ahora deberá ser aprobada por el nuevo
Congreso y el Ejecutivo para que al ser publicada se convierta en ley.
Salud gratuita
En diciembre entró en vigor el nuevo Código
de Salud que establece que este tipo de prestación debe ser gratuito para todas
las personas guatemaltecas. En adelante, los servicios médicos no tendrán que
pagarse ni ser comprados con donativos en los hospitales nacionales. Algunos
representantes del sector consideran que una dificultad para implementar dicha
disposición es la insuficiencia de recursos que percibe el Ministerio del ramo.
Desigualdades producen pobreza
La agenda para la reducción de la pobreza
sería más efectiva si se concentraran los esfuerzos en grupos prioritarios como
las mujeres y niñez pobres y los hogares indígenas, concluyó el Banco Mundial
en su último informe sobre la pobreza. Guatemala es el tercer país más pobre de
América y uno de los que tiene mayores desigualdades, cuenta con menos
políticas enfocadas hacia las personas más necesitadas y el peor índice de
desnutrición.
Más personas infectadas por el
VIH
Unos cinco millones de personas en el mundo
adquirieron el año pasado la infección por el virus de inmunodeficiencia
humana, causante del sida. Cada día la contraen alrededor de 14 mil, según
ONUSIDA. De los 40 millones que viven con VIH, el 6.5 por ciento es menor de 15
años. La vida de 15 de cada 100 personas enfermas está en peligro pues no
tienen acceso a los medicamentos antirretrovirales, indispensables para
combatir la infección.
Violaciones a derechos humanos
Mujeres y periodistas son los grupos más
vulnerables a las violaciones de derechos humanos, destacó un informe del Grupo
de Apoyo Mutuo. Un total de 2,654 violaciones y hechos de violencia se
produjeron hasta mediados de diciembre y ninguno de ellos ha sido esclarecido.
La institución registró 272 casos de amenazas, la mayoría contra defensores de
derechos humanos y comunicadores, 25 violaciones sexuales, 174 linchamientos y
39 intentos, así como 1,375 muertes violentas y 50 robos de niñas y niños.
Reporte de violencia
Durante diciembre y la primera quincena de
enero, 121 mujeres fueron víctimas de violencia y accidentes. Cuatro fueron
asaltadas y 45 asesinadas de diferentes formas, algunas de ellas violadas y dos
presentaban con el tiro de gracia; varias estaban embarazadas. En intentos de
homicidio resultaron heridas 21. Seis sufrieron quemaduras debido a incendios o
juegos pirotécnicos; una de ellas murió. Tres fallecieron ahogadas, una fue
secuestrada y otra se suicidó. En accidentes murieron 12, lesionadas quedaron
18 y cuatro fueron atropelladas. Seis están desaparecidas.
[índice]
Lucía Escobar, laCuerda
Dice nuestra historia colectiva que cuando
conocimos el deseo dejamos de ser diosas para convertirnos en simples seres
humanos. Así fue como nosotras, desde el génesis, fuimos asociadas con el
deseo, visto éste como una fuerza incontrolable y pecadora que nos arrojó del
paraíso. La historia oficial se encargó entonces de marcarnos para siempre con
el estigma del mal. Y de enseñarnos, desde pequeñas, a considerar el deseo como
algo malo, pecaminoso, dañino para la moral y el alma.
Aquella fruta
prohibida que despertó el deseo en los primeros habitantes ha sido desde
entonces, junto con la serpiente y la mujer, el símbolo principal del pecado
original. Debemos cuidarnos del apetito del corazón y de los ojos, dice la
Biblia. Pero no nos explica cómo hacerlo. El cristianismo se ensaña con ese
sentimiento y nos obliga a ahogarlo, a no darle importancia. Esto es casi
imposible, ¿quién puede huir del deseo? Al no lograrlo, nace en nosotras un
sentimiento de frustración eterno, de culpabilidad ilógica.
No se nos permite servirnos
de su lado positivo, como un motor que nos impulsa a alcanzar nuestros sueños,
que nos empuja a la acción, a no darnos por vencidas. Pienso, por ejemplo, en
todas aquellas mujeres sedientas de conocimiento, que durante la Edad Media
tenían prohibido acceder a las fuentes de saber. Las imagino arriesgándose a
ser quemadas en la hoguera por leer un libro, por hablar de política, de
ciencia, de vida. Muchas de ellas incluso tuvieron que asumir ropas de hombre y
actitudes masculinas para poder alcanzar sus metas y sueños.
A la vez existe otro
tipo de mujeres que se sienten muy cómodas en su papel de objetos de deseo.
Conocen el poder que ejercen sobre los otros. Saben muy bien cómo utilizar cada
mirada, movimiento y palabra para atrapar al hombre y hacerlo bailar al son de
sus caprichos. Sin duda, sentirse deseadas es un arma poderosa que han
utilizado mujeres desde la antigüedad, como Cleopatra y Dalila, y más
recientemente Marilyn Monroe, Madonna y Mata Hari, por mencionar algunas de las
más conocidas.
El deseo es un arma
de dos filos. A veces deseamos tanto una cosa o a una persona que cuando la
alcanzamos nos convertimos en esclavas de eso. Tenemos por fin el hombre de
nuestros sueños, el mango divino de dulce carácter, y en lugar de disfrutarlo
nos pasamos el día entero “paranoiquiando” con que todas las mujeres del mundo
se le quieren someter. Lo mismo les pasa a ellos cuando por fin consiguen el
carro del año; ya no lo disfrutan por estar pensando en que se lo van a rayar,
chocar o robar. El miedo a perder las cosas nos esclaviza a ellas. Por eso tal
vez es mejor hacerle caso a aquella frase que dice: “rico no es el que más
tiene sino el que menos desea”.
En fin, he dado
vueltas, sin llegar al tema del deseo sexual, al que imagino como un volcán
caliente que llevamos encendido dentro de nosotras y que nos llena de fuerza y
energía para sobrevivir al frío de la vida. Mientras, una canción de Sabina me
recuerda que “la buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la
cama... hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una
dama”.
[índice]
Maurice Echeverría,
guatemalteco, escritor
La literatura francesa nos ha dejado esos
arquetipos memorables, decisivos personajes para siempre literarios, lo que es
decir: para siempre reales. Abramos una novela cualquiera, por caso “Le Père
Goriot”, y ya habremos encontrado a un trepador exaltado, actor o títere en la
propia trama de su deseo. Hablo, por supuesto, de Rastignac.
Pero si de deseo se
trata, la historia parece haber elegido a un personaje aún más patético y
diabólico: Madame Bovary. De todos los posibles ejemplos, éste es el que más
tristemente se parece a nosotros, los humanos. Vargas Llosa, en un estudio de nombre
dichoso, nos dice que “Emma representa y defiende de modo ejemplar un lado de
lo humano brutalmente negado por casi todas las religiones, filosofías e
ideologías, y presentado por ellas como motivo de vergüenza para la especie”.
Es una frase profundamente cierta, y profundamente equivocada, profundamente
transgresora, y apenas romántica.
En realidad, la
sociedad es la condición del deseo. La sociedad, esa compleja colección de
límites y concesiones, es el único hábitat posible para el deseo cuyo propósito
paradójico es contravenir la sociedad.
Aquí hay una
complejidad. Contravenir la sociedad es su propósito “consciente”. Su propósito
“inconsciente”, fundamental para su sobrevivencia, es “no poder contravenir la
sociedad”, es decir fracasar: Emma se suicida. Emma, que es deseo puro, se
suicida. Porque desde el momento en que el deseo supera la sociedad, cesa. El
deseo, que se funda en la negación de la sociedad, depende de ésta para
existir. (Incluso el deseo beato de querer una sociedad más justa es a todas
luces una perfecta negación de la sociedad.) Quiere decir esto que conforme
aumenta el peso de la sociedad en el individuo aumenta su deseo, y conforme
aumenta el deseo del individuo aumenta el peso de la sociedad. Es un
contubernio macabro. No hay error más craso que considerar a la sociedad de un
lado y el deseo del otro; esa oposición maniquea es anacrónica y no sirve más.
De aquí deriva que la
renuncia al deseo es la verdadera renuncia a la sociedad. Místicos y budistas
lo han subrayado a lo largo de los siglos. Krishnamurti, que es un pensador más
seco, más implacable que Cioran, nos legó increíbles ideas sobre la renuncia.
La pregunta es: ¿será posible renunciar al deseo cuando la sociedad ya está
dada, cuando es eterna? (Eterna en el sentido de que es anterior a mi pasado y
futuro privados.) Es una interrogante que causa grandes ansiedades. De momento
quedémonos con otra interrogante: ¿es moralmente ejemplar la muerte de Emma
Bovary? No particularmente. El veneno que mata a la Bovary no es el mismo que
mata a Hamlet. La Bovary es sólo otra amable víctima de la sociedad y el deseo.
[índice]
Ronaldo Robles, guatemalteco,
periodista
Decreto eterno: La fabricación de deseos en un país como en
el que vivimos puede ser dañina para la salud del soñador.
Eso de andar siempre deseoso puede ser
contraproducente. Y no es que uno debiera abstenerse de querer algo, sino
debiera estar mentalmente preparado para entender que casi nunca lo que uno
desea es lo que se tiene o lo tiene a medias.
Lo que uno sí alcanza
son frustraciones y decepciones.
Y para alguien como
yo, que ha crecido sin mayores contratiempos y todavía cree vivir sin el tiempo
en contra, tiene que ser más fácil llevar una alta carga de optimismo a la
espalda y esperar que algo bueno pase. Pero no.
Acostumbrados a la
mediocridad, parecemos payasos actuando en un gran circo donde, con la sonrisa
pintada en el rostro, fingimos que todo está bien. Nos conformamos con lo que
hay y seguimos perpetuando este círculo vicioso donde, simplemente, nada pasa y
nada cambia.
Y hablo de cosas
simples y personales, hasta cosas complejas, que nos involucran a todos. Esta
mediocridad nos hace pensar que lo que ya alcanzamos es suficiente y dejamos de
buscar, porque “queremos” o porque “tenemos” que hacerlo. Las excepciones son
pocas.
Pero siempre en esta
época pareciera que hay espacio para el optimismo y la esperanza.
Cuando un año empieza
te lo pintan como “la gran oportunidad” de cambiar las cosas. Es el momento
propicio: recién acaba de pasar la navidad, esa época en que todos andan como
atontados por la avalancha de mensajes positivos y de falso amor a los que,
gracias al consumismo, estamos expuestos.
Pero en realidad ese
optimismo dura casi el mismo tiempo que duran esas poses de bonachones que
adoptamos en diciembre: nada o muy poco. (Conste: dije bonachones, no
borrachones).
Poco a poco
regresamos a nuestro estado normal, en el que lo único que nos interesa es cómo
le hacemos para sobrevivir, sin importar que para eso tengamos que meterle
zancadilla al de a la par.
Pero está el más
común y peor de los casos: por falta de conocimiento, de visión o de ganas,
funcionamos como un engranaje más que ayuda a que el sistema siga funcionando
exactamente igual a como lo ha hecho hasta ahora.
Uno desearía que las
cosas fueran distintas. Que pudiéramos darnos cuenta que si todo sigue como
hasta ahora, vamos a tener más de lo mismo. Que entendiéramos que los cambios
que necesitamos son profundos y estructurales y no sólo cosméticos.
La utopía no es más
que un “sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su
formulación”. Eso quiere decir que no es necesariamente cierto que la utopía
sea inalcanzable. La utopía, además, es como el horizonte: lo vemos, caminamos
hacia él y nunca lo alcanzamos, pero nos permite estar avanzando hacia algún
lugar.
Así que, plenamente
advertidos de que puede resultar un mal viaje, tratemos de mantener nuestras
utopías y sueños vigentes. Ahí les van unas cuantas:
Uno: Nuevo gobierno, nuevas
autoridades... ¿nueva esperanza?
Más allá del fragor de la campaña y de los
posicionamientos y principios ideológicos de cada quien, démosle el beneficio
de la duda. Ojalá no sea más de lo mismo. En sus manos está -como lo ha estado
en las de Portillo, Arzú, De León, Serrano o Cerezo- impulsar los grandes
cambios estructurales que necesita Guatemala. Ojalá no se siga postergando la
posibilidad.
Y no es mucho lo que
hay que esperar... sobre todo porque lo estructural no se va a cambiar en
cuatro años. Con cambiar algunas cosas, será suficiente. Por ejemplo: reformar
el sistema de representación electoral, abordar la crisis por la que atraviesan
miles en el agro, impulsar un sistema tributario más justo y proporcional, dar
seguridad a toda la gente, generar empleo y disminuir la brecha entre ricos y
pobres, distribuyendo de mejor forma la riqueza que todos producimos. Eso será
suficiente para arrancar.
Dos: No olvidar
Hay que cerrar ciclos. Pero para cerrarlos
hay que terminar de entenderlos y no olvidarlos, simplemente dejarlos atrás.
Como parte de una actitud nacional, debemos hurgar el pasado y entender por qué
estamos como estamos, asimilarlo y cambiar nuestra realidad.
Esto me hace
recordar, con mucha decepción, a algunos “analistas” que parecen haber
despertado en 1996 ó 1997 (después de la goma de la firma de la paz) y olvidado
su pasado. Después de años de luchar contra él, ahora defienden con vehemencia
al “establishment”; con tal de salir en los medios van adonde la corriente los
lleve y ya no recuerdan que el sector que tradicionalmente ha mantenido el
poder es igualmente responsable de que las cosas hoy estén como están.
Tres: Decir la verdad no es
confrontar
Guatemala a veces da risa y ganas de llorar.
En las últimas semanas de la campaña fuimos testigos de cómo la globalización
es cierta. Al mejor estilo de Bush, nos hicieron creer aquella triste frase de
“estás conmigo o estás con mi enemigo”. No había lugar a posiciones
intermedias.
Así todo mundo perdió
el recato y la vergüenza. La moda o lo políticamente correcto era pensar como
nos dijeron que teníamos que pensar. Si alguien se salía de la bacinica todos
los dedos apuntaban en su contra, sin importar si era el índice o el medio.
Maduremos: decir las cosas como son no es confrontar ni estar del lado del
enemigo.
Cuatro: Entendamos procesos
Cómo cuesta que entendamos procesos de largo
aliento. Las cosas importantes no vienen de la noche a la mañana y es más
difícil alcanzarlas cuando, presas de la urgencia, ante la ausencia de
resultados inmediatos, lanzamos piedras y torpedeamos los procesos,
abortándolos. Hace falta formación y madurez para entender que no todo es malo
ni todo es bueno.
Cinco: Definámonos
Dejémonos ya de babosadas y definámonos
ideológicamente. Eso sí, dejemos de lado las poses. Ojalá desde lo individual,
los medios y los partidos políticos pudieran encontrar su definición ideológica
y hacerla pública. No podemos seguir a la deriva y sin un fundamento para
pensar y para encaminar nuestras actuaciones.
Las ideologías no han
muerto, son las que nos hacen ser como somos. Lo que sí es que han estado
abandonadas. Hoy casi da lo mismo estar en un partido que en otro, total las
diferencias son mínimas y no hay coherencia respecto al rumbo que deben tomar.
[índice]
Dorotea Gómez Grijalva,
guatemalteca, maya k’iche’
Desde niña soñé transitar caminos diferentes
a los de mis abuelas y mi mamá. Mi realidad era parecida a la de la mayoría de
niñas indígenas rurales de este país; sin embargo, de tanto que busqué y
rebusqué, un día encontré a la amada y respetada rebeldía, esa fuerza interna
que me invitó a luchar contra viento y marea para ser una mujer dedicada a
otros proyectos que no fueran las tareas domésticas tradicionales.
Al incursionar en la
escuela identifiqué que es un espacio que me permite recrear y construir ideas
distintas a las de la cotidianidad doméstica. Con el paso del tiempo corroboré
que hurgando libros y vidas de mujeres con otras perspectivas podía tejer mi
vida con hilos de diferentes colores y texturas. A través de ventanas
extraordinarias empecé a sentir y pensar que mi vida sí podía ser distinta.
Con la rebeldía me
propuse, como mujer, sembrar y cosechar otras cosas que no fueran maíz y
frijol. Aprendí a transgredir lo tradicional con dignidad y me atreví a volar
en busca de otros horizontes que me dieran la oportunidad de sentirme libre y
cada vez más autónoma. Con muchas dificultades llegué a experimentar que en
este país sí es posible rebelarse a las imposiciones ideológicas y culturales,
lamentablemente con costos emocionales muy altos, pero no me arrepiento.
Al iniciar este nuevo
año, en un momento tan breve observé mi pasado y me sentí satisfecha de haber
logrado uno de mis mayores sueños. Valoré la importancia que tiene para mí el
hecho de que muy pronto mi rumbo tendrá otro horizonte: la oportunidad de
conocer y compartir un mundo totalmente diferente al de Guatemala, para seguir
soñando con la necesidad de transformar nuestra realidad tan excluyente,
opresora y discriminadora, en especial para con nosotras las mujeres indígenas.
Tengo el deseo más
profundo de que un día, en realidad, a las mujeres indígenas nos traten con
respeto en todos los espacios en que hacemos presencia, sin importar si somos o
no profesionales, reconociendo nuestras capacidades y experiencias en forma respetuosa.
Que en las calles y todos los espacios, en vez de gritarnos frases estúpidas e
ignorantes -como “adiós, mariíta”, “tan indias” o “apurate, maruca”-, nos dejen
transitar tranquilas y libres.
Deseo que mujeres y
niñas sean cada vez más rebeldes frente a las prácticas cotidianas, sus
pensamientos y sentimientos que las oprimen y convierten sus sueños en
pesadillas. Ojalá un día las mujeres, en vez de explicar el significado de la
exclusión, explotación y discriminación, desde nuestros propios cuerpos lo
hagamos consultando el diccionario.
A pocos días de dejar
esta Guate que no es mala ni buena, deseo seguir encontrando mujeres cómplices
que se atrevan a continuar transgrediendo y cuestionando todo, desde nosotras
mismas. Ojalá nuestra capacidad de soñar se fortalezca cada día, para poder
nutrir nuestra esperanza de hacer realidad un mundo donde las relaciones entre
mujeres y hombres, indígenas y ladinos, sean más dignas, respetuosas y
equitativas.
Que no haya miedo que
nos detenga. ¡Hagamos realidad nuestros sueños!
[índice]
Andrea Carrillo Samayoa y
Wendy Santa Cruz, laCuerda
Es casi imposible encontrar la famosa
lamparita, para que cuando una persona afortunada la halle se tope con que sólo
tres peticiones se le pueden conceder. Al empezar un nuevo año nuestros anhelos
parecen reducirse a la salud, amor y felicidad. Sin embargo, apetencias hay
muchas; algunas las decimos y otras nos las guardamos. Las que se cuentan
tienen que ver principalmente con necesidades materiales, banales, realizables
en un corto o largo plazo. La mayoría busca un beneficio individual o familiar,
sólo algunos son profundos o pretenden el provecho colectivo.
Sondeamos entre 30
mujeres y hombres acerca de sus deseos, para averiguar algo de lo mucho que
quisieran se les concediera. Sin tapujos, hubo quienes rápidamente
respondieron:
-
“Un carro y una casa amueblada”.
-
“Una vida económicamente mejor para darles buena
educación a mis hijos”.
-
“Un trabajo para no depender de mis papás”.
-
“Un lugar donde pueda vivir sola. Mi casa es compartida y
la verdad es que me gusta la soledad”.
-
“Ir al norte a conseguir cualquier empleo que me ayude a
darle dinero a mi mamá”.
-
“Que mi tía se cure del cáncer en la matriz”.
-
“Que mi nieta de 17 años baje de peso para que encuentre
novio y tenga más amigos”.
-
“Casarme y tener hijos para poder ser feliz”.
-
“Que llegue el día en que los compañeros de vida
entiendan que un hogar es tarea de dos y actúen en consecuencia”.
-
“Mandar al carajo a quienes no nos dejan vivir en paz
porque llevamos tatuajes y el pelo largo”.
-
“Que este gobierno sea eficiente, no corrupto como el
anterior, ni clasista ni excluyente”.
-
“Que encierren al genocida Ríos Montt”.
-
“Que los sectores marginados enfrentemos unidos los
poderes económicos y políticos”.
-
“Vivir en un país menos asfixiante, donde haya más
espacios, tolerancia, menos conservadurismo, más conciencia”.
En ocasiones se guardan cosas que no se
cuentan con facilidad porque pensamos que al decirlas pueden no ser bien
aceptadas por otras personas o tememos que nuestra imagen quede dañada.
Por lo general lo que
ocultamos está relacionado al goce carnal, a algún “mal” pensamiento o a lo que
llaman “bajos instintos”. Las caras de quienes entrevistamos cambiaron de color
cuando preguntamos acerca de sus apetencias secretas. Algunas personas
aseguraron no esconder nada y hubo quienes las manifestaron con un poco de
vergüenza. Entre ellas:
-
“Sentirme desinhibida para gritar que estoy molesta y no quiero
que ningún cerote me esté chingando”.
-
“Cuando mi mamá me discute, quisiera que ella
desapareciera”.
-
“Que mi hijo se vaya de la casa”.
-
“Que mi padre se muriera, así deja de fastidiar a mi
mamá, que ya no es su esposa”.
-
“Darle bocado al perro de mi vecino”.
-
“Que mi jefe se muera por malhumorado y prepotente”.
-
“Los míos se vinculan a la codicia”.
-
“Cogerme a Chayanne por todos lados”.
-
“Ser bruja para ponerles sapos en el estómago a ciertos
personajes, que se lo merecen por nefastos”.
-
“No estar enterada de tanta porquería nacional”.
Llamó nuestra atención la respuesta de una
querida amiga: “Mi deseo es que no nos dejemos engañar por las mentiras ni la
demagogia. Que cada sector o grupo social esté dispuesto a defender y exigir al
nuevo gobierno el cumplimiento de sus promesas y compromisos. Que entendamos
que nada nos va a ser concedido, que tenemos que ‘arrebatarlo’ con la fuerza de
la razón y la justicia”.
Y usted, ¿qué pediría
si el genio saliera de la lámpara para concederle únicamente tres deseos?
[índice]
Alba Cecilia Mérida,
guatemalteca, antropóloga, estudiante de la Maestría
en Estudios de la Mujer
(2003-2004), Universidad Autónoma Metropolitana, México
Un tema sobre el cual debe reflexionarse permanentemente
en Guatemala es la participación de las mujeres en la política formal. Ha sido
evidente -aunque no siempre reconocida- la lucha de las guatemaltecas por
lograr espacios reales de participación en las organizaciones políticas, en los
procesos electorales y el desempeño de cargos públicos. Sus posibilidades de
ocupar puestos de decisión, tanto a nivel municipal como nacional, son aún
restringidas; así lo demuestran los resultados de las recientes elecciones.
Retrospectivamente,
en el caso específico de los comicios municipales, la cantidad de alcaldesas
electas es un reflejo de lo lento que resulta para las mujeres presidir las
corporaciones municipales:
Alcaldesas electas 1985-1999 * |
||||
No. |
Municipio |
Nombre
|
Año
|
Organización política |
1. |
Guazacapán |
Adelaida
Centeno Villegas de V. |
1985
|
CCISG |
2. |
Zapotitlán |
Reyna Alicia Najarro Godoy
de Arana |
1985
|
PDCN-PR |
3. |
Amatitlán |
Mirla Julieta Flores Tovar
de Alfaro |
1990
|
UCN |
4. |
San Felipe |
Haydee Fuentes Jurado
Martínez |
1990
|
DCG |
5. |
San Antonio La Paz |
Dora Liset del Cid
Alvarado de Morales |
1993
|
MAS |
6. |
Retalhuleu |
Olga Barrios Barrios |
1993
|
MAS |
7. |
Quetzaltepeque |
Mercedes López de
Landaverry |
1993
|
DCG-PR |
8. |
San Antonio La Paz |
Dora Liset del Cid
Alvarado de Morales |
1995
|
PAN |
9. |
Casillas |
Helcira Franco Díaz de
Muñoz |
1995
|
FRG |
10. |
San Felipe |
Olga Barrios Barrios de
Dellachiessa |
1995
|
PAN |
11. |
Melchor de Mencos |
Teresa Casanova Trujillo |
1995
|
DIA |
12. |
Amatitlán |
Mirla Julieta Flores Tovar de Alfaro |
1999
|
PAN |
13. |
San Antonio La Paz |
Dora Liset del Cid
Alvarado de Morales |
1999
|
PAN |
14. |
La Democracia |
Mirta de Jesús López |
1999
|
FRG |
* Fuente:
Elaboración de la autora con base en Memorias del Tribunal Supremo Electoral,
Guatemala, 1985-1999. |
Además de cuántas y
dónde han sido electas alcaldesas, poco se conoce sobre su gestión y cómo
ejercen el poder siendo autoridades municipales. Ocasionalmente se sabe de
alguna cuando surge a la vista pública por situaciones conflictivas vinculadas
a tensiones políticas y/o problemas de gestión administrativa.
El camino que conduce
a los despachos municipales aún no es fácilmente transitable para las mujeres,
porque paradójicamente, como afirma Alejandra Massolo, "...siendo el
municipio la instancia de representación política y de gobierno más próxima y
tangible de la ciudadanía, vinculado a asuntos de la vida cotidiana, no ha
facilitado el mayor acceso de las mujeres a los cargos de representación y
dirección..."[1]
Por qué no son electas
Al profundizar en la búsqueda de respuestas
reales a por qué es tan baja la cantidad de alcaldesas electas, es necesario
vitalizar las cifras con los significados sociales y culturales que adquiere la
participación de las mujeres en la política municipal, estableciendo cuáles
factores coadyuvan a su no elección. Así, la experiencia de algunas ex
candidatas a alcaldesas y ex funcionarias municipales puede contribuir a
identificar causas reales de la inequidad de género en los gobiernos
municipales.
En primera instancia
las candidatas deben enfrentar los prejuicios sexistas de la población
"... todavía falta mucho para que la gente, más que todo los hombres,
acepten a una mujer en esos cargos [...] como concejal o síndicos no hay
problemas, ahí si aceptan; pero para alcaldesas no..."[2]
El papel de los partidos
Los partidos políticos son identificados por
algunas ex candidatas como uno de los principales obstáculos en su lucha por
ganar las alcaldías. Por ejemplo, un caso extremo -en las recién pasadas
elecciones- fue el de una candidata a quien el comité municipal del partido,
pese a haber costeado la impresión de su propaganda, no le permitió incluir la
palabra "alcaldesa", sino "alcalde".
Con frecuencia, los
partidos políticos escogen a las candidatas entre quienes gozan de
reconocimiento por su trabajo de proyección en los municipios, derivando así en
la cooptación del liderazgo político de las mujeres. Las sindicas y concejalas
son postuladas en mayor número que las alcaldesas, confirmándose una obviedad:
"...la cantidad [de funcionarias] es mayor allí donde el poder del cargo
es menor..."[3]
La falta de recursos
económicos también dificulta la campaña proselitista de las mujeres:
"...dos días antes de las elecciones me dieron los volantes; allí
aparecían todos los candidatos por el departamento; no fue individual, estaban
borrosos, ni me miraba..."[4] "...tenía tres mil quetzales para
propaganda, pero qué podía hacer con eso, el PAN movilizó ochenta camionetas de
la boca costa para que la gente viniera a votar [...] entonces mejor confié en
mi capacidad de discurso y convencimiento, yo misma fui mi mejor
propaganda..."[5]
Es evidente: la
relación entre mujeres y partidos políticos presenta un alto grado de
dificultad aun cuando sus representantes construyan sus discursos -según ellos-
desde la perspectiva de género.
Ataques a la intimidad
En la mayoría de casos las aspirantes
afrontan, por parte de los otros candidatos, insultos, desvalorización y
señalamientos que ponen en entredicho su vida personal e íntima. Además, la
difamación sexual de la que son objeto durante la campaña proselitista incluso
se prolonga en el caso de ser electas: "...me acostaron, me metieron con
el alcalde, vaya que no me metieron con todos los del concejo, pues soy la
única mujer..."[6]
Rescatar experiencias de lucha
Aunque la mayoría de candidatas posee una
importante trayectoria política de gestión comunitaria, desconocen aspectos
claves para la administración y gobernabilidad municipal -al igual que la
mayoría de alcaldes electos-. Por esto y muchas otras razones cobra sentido
impulsar su formación política, técnica y administrativa.
Una manera de hacerlo
-según mi opinión- es recuperar y visibiilizar la experiencia de quienes se han
desempeñado como alcaldesas, síndicas o concejalas. Esto conlleva -entre otras
cuestiones- voltear la mirada hacia municipios en los cuales casi resulta
imperceptible la participación política de las mujeres, no obstante ellas
luchan día a día por darle significado a su presencia en las corporaciones
municipales, como sucede en Pachalum, Chiché, Cunén, San Juan Ermita, Atescatempa,
Santa Catarina Mita, entre otros.
Durante los próximos
cuatro años, ocho municipios serán gobernados por mujeres. Y con muy pocas
excepciones, en cada corporación municipal habrá una o dos funcionarias. Todas
ellas tienen mucho que compartir sobre lo que fue su experiencia en el proceso
electoral y tendrán bastante que decir sobre su futura experiencia como máxima
autoridad municipal. A los partidos políticos, entre otros actores sociales,
les corresponde escuchar, aprender y corregir sus actuaciones para fortalecer
en forma real la participación política de las mujeres.
Notas
1. Massolo, Alejandra
(2002). "El espacio local: oportunidades y desafíos para el empoderamiento
de las mujeres. Una visión latinoamericana", en Jornadas Generando Desarrollo,
Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, España.
2. Ex concejala, San
Juan Ermita 2000-2004.
3. Phillips, Anne
(1996). Género y Teoría Democrática, México, PUEG/ISUNAM/UNAM.
4. Ex candidata, San
Juan Alotenango, Sacatepéquez, elecciones generales 1999.
5. Ex candidata,
Nahualá, Sololá, elecciones municipales 1998.
6. Ex concejala,
Chiquimula 2000-2004.
[índice]
Rosina Cazali, guatemalteca,
directora del Instituto de Cultura Hispánica
Sorprenderte de que algo existe realmente significa que parece
del todo irreal. Lo real es aquello de lo que no te maravillas, no te
desconcierta:
no es más que la tierra seca que rodea tu pequeño charco de conciencia.
—Susan Sontag
¿Y qué es el arte sino una confirmación de
los deseos? Escribir sobre el tema es una manera de reiterar algo que
comprendemos con antelación, intuimos y aceptamos sin mayor esfuerzo. Ver una
obra de arte es introducirnos al espejo del artista y encontrar todos esos
pasadizos que nos llevan a un interior deseado y sublimado por más polémico,
marcial, político o conceptual que nos parezcan sus contenidos y el origen de
sus motivaciones.
Expresar y encontrar
el atisbo de un anhelo en la creación es algo que ha sucedido desde tiempos
inmemorables. En el momento que el pincel, el carboncillo o el cincel
comenzaron a rozar las superficies plásticas, todo el cúmulo de deseos se
tradujo en lienzos, apuntes o bultos. Incluso, cuando Isadora Duncan dijo “Yo
bailo esa silla” probablemente convertía sus anhelos de vida, movimiento y
elevada comunión con su entorno en una transmutación. Bailar una silla era,
literalmente, mostrar un deseo de bailar con un objeto percibido como rígido
para inyectarle vida y una forma de aprehenderlo y sucumbir ante su rigidez.
La creación de obras
plásticas ha estado sujeta a la opción de dibujar los deseos a manera de
compensar los pasajes difíciles de la vida o, de alguna manera, otorgar al
espectador una extensión hacia todos esos sueños que han quedado rezagados y
permanecen en el estado de lo deliciosamente inalcanzable. La historia de los
deseos en el arte podría ocupar innumerables páginas. Tal vez el movimiento
artístico que mejor lo expresó fue el llamado Simbolismo, acaecido a finales
del siglo XIX y seguido por una inmensa cantidad de creadores que encontraron
en su espacio la dimensión necesaria para plasmar los deseos y convertirlos en
una realidad artística. En las obras de los simbolistas desfilaron los paisajes
idílicos, la sobredimensión de los sueños que se hicieron añicos, los amantes
ideales o la configuración de mitos nuevos y personales. Ver sus obras, además,
es comprobar que el simbolismo no podía escapar de cierto halo de cursilería y
que las mujeres jugaban un papel protagónico. Los artistas (hombres) que
“corrían el riesgo” de mostrar sus deseos generalmente compensaron su titubeo a
través de figuras femeninas. Los deseos de libertad, de amor, la recuperación
de paraísos perdidos o la sublimación del sentimiento materno fueron
representados por mujeres que tenían mucho de heroínas igualmente sublimadas.
En los años de la
modernidad y posterior a los mismos, la figura de los deseos ha cobrado matices
distintos. Por ejemplo, la imagen del cuerpo desnudo ya no se limita a la
expresión de un deseo erótico. Implica establecer la intimidad como un espacio
propio, contundente, definitivo y, por ello, político. El artista cubano Félix
González Torres, homosexual y víctima del sida a principios de los noventa,
tomó fotografías de una cama vacía, donde las sábanas y almohadas mostraban las
arrugas dejadas por los amantes. Esta fotografía fue llevada a carteleras
panorámicas situadas en distintos puntos de la ciudad de Nueva York para
mostrar un espacio íntimo, relacionado con los deseos sexuales y amorosos, y
transformarlo en un discurso sutil sobre el derecho a la opción sexual y la
sensibilización hacia un tema que, para entonces, continuaba produciendo
ronchas.
En otro plano, los
deseos inconfesables y redimidos a través de las culturas contemporáneas se van
ramificando en espacios distintos a los tradicionales y generando un universo
insospechado para muchos y prejuiciado por otros tantos. Por ejemplo, entre los
adeptos al sexo en red hay cada vez más que no se conforman con la imagen
humana y explícita y prefieren las creaciones ficcionales y elaboradas por
artistas relacionados con la cibercultura. Pareciera que estas nuevas formas de
“buscar” placer a través de la creación reflejan y ejemplifican cómo la
percepción de las imágenes se va dirigiendo a un punto donde el deseo por
adquirir mentiras es cada vez más real.
No es casual,
entonces, encontrar un Schwarzenegger como gobernador de California, a un Bush
regalando un pavo de utilería a sus subalternos, un Michael Jackson alterado
por la cirugía plástica, un Pescadito Ruiz disfrazado de tejano o la angustia
juvenil por mantener la talla de alfiler a punta de regímenes de hambre. Y
éstos son sólo algunos ejemplos del extenso repertorio de imágenes que van
representando los deseos de mujeres y hombres de hoy y cómo semejantes valores
condicionan sus actitudes frente a la vida y frente a sí mismos.
Para concluir, hay
que recordar que la combinación de arte y deseo no sólo corre en la vía de
producción de imágenes y del espectáculo de la mentira. En un sentido pleno y feliz,
los deseos por adquirir objetos de arte han acompañado a la producción
artística desde que existen los mecenas, los coleccionistas, los museos, las
galerías y los fanáticos del arte. Lo han estimulado, ciertamente. Pero, hoy
día, cualquier entusiasmo genuino queda como rasgo de ingenuidad ante un
mercado que sustituye el sentido idílico con el mercado de valores, la
inversión corporativa o el deseo de legitimación social. En muchos sentidos el
arte y su entorno han propiciado una pantalla donde la esquizofrenia del
consumo va dictando las reglas.
Ante tal panorama,
¿acaso existe la posibilidad de desear por un instante que no exista el arte,
del todo?
[índice]
Shangai Baby, mi mejor lectura
del 2003
Claudia Navas Dangel,
guatemalteca, periodista
A medida que pasaba las páginas de Shangai
Baby, de la escritora china Wei Hui, no podía más que sentirme por ratos
retratada en una historia que en algún momento fue calificada por la crítica
china como decadente, sensual y viciosa, cuando no es sino el reflejo de la
realidad que muchas mujeres jóvenes tenemos que enfrentar, por lo visto, en
cualquier parte del mundo.
La frescura con que
la autora narra la historia de Cocó, una escritora joven empeñada a veces -y
otras no tanto- en lograr escribir una novela y rescatar el amor, la fluidez
con que las palabras, pese a ser una obra traducida, invitan a seguir leyendo y
la sinceridad que se percibe en cada palabra y situación que Cocó enfrenta,
hacen de esta novela una obra digna de tener en el estante de los libros o la
biblioteca de la casa, según sea el caso.
La autora pone muy
claro el papel de la mujer, el derecho de la misma por obtener lo que busca,
sea algo trascendental o bien trivial y/o simplemente placer momentáneo. El
ritmo con que Shangai Baby se desarrolla, las vivencias de sus
protagonistas y la sarcástica visión de Cocó, y por ende de Wei Hui, de muchas
situaciones que una cultura ancestral como la china condena, se aplican
perfectamente a la realidad que puede vivir una mujer en Guatemala, donde
muchas veces la familia, el trabajo, las amistades y la “histórica cultura”
limitan cada uno de nuestros proyectos-deseos. De Emecé Editores, la libertad,
el amor, el sexo y la literatura se conjugan perfectamente en esta historia.
[índice]
Adelaida Loukota,
guatemalteca, escritora
Poco después de las cuatro la tarde tiende
puentes por toda la ciudad. A veces sólo se necesita tener una ventana a la
mano para descubrir el rastro que va dejando la luz antes de desaparecer.
Otras, si una tiene la suficiente paciencia, puede descubrir incluso los
caminos de la propia nostalgia. No importa mucho el lugar donde nos sorprenda
la huída de la tarde, ya sea en la oficina, a mitad de un curso, en cualquier
café del mundo o en una parada de bus, siempre trae consigo el aviso de un día
más que se va.
A esa hora me reservo
pequeñas manías para intentar que la noche llegue más pronto; pruebo escribir
sólo de un lado de la página, recortar letras de los diarios, caminar sin
cruzar a la derecha o comerme todo con los ojos. Me valgo de estas rutinas para
no caer en el delirio de necesitar demasiadas cosas, para no caer en el absurdo
de ponerme a extrañar a media tarde. Puede ser que a esa hora tenga en frente
una acera, una calle, unos cuantos árboles, alguna persona, cada uno de los
recortes del catálogo citadino con los que se puede publicitar, perfectamente,
la decadencia tercermundista de un país enfrascado en la nada, la decadencia de
mi vida enfrascada en la nada. Hay otros días más afortunados en los que opto
por guardar la lengua en lo amargo del café y no decir más.
Quisiera estar segura
de que vale la pena seguir acá, acatar órdenes, ver pasar el tiempo, callar,
leer libros que no se me antojan, escuchar este compendio de ruidos sin
armonía, caminar, extrañarte, atiborrarme de caramelos para olvidar el sabor
ocre de la ausencia. Continúo recordando la delgadez de tus dedos y lo largo de
tus pasos. Me doy demasiada cuenta de todas las cosas que estoy dejando por
hacer, de mis proyectos abandonados al itinerario de un par de saludos. Me
detengo al azar en la página de cualquier libro y en cada una descubro una
forma más de perderme. Cuando la luz ya no cae perpendicular por las paredes,
las sombras son como un insecto que se mofa de mis excusas para aparentar
serenidad, veo cómo se quebrantan mis coartadas para dejar cosas por hacer.
Cuando la noche cae
del todo, detenerme a consultar el nombre de las cosas resultaría un esfuerzo
absurdo, detenerme a encerrar luciérnagas en los frascos de mis días llevaría
cientos de atardeceres perdidos. En este lapso no me basta lo cotidiano de mi
papel en este lugar. Sé que de alguna forma talvez estamos llegando a la
soledad. A esa soledad sin esfuerzo que conlleva quedarse callado, estamos
cansados de escuchar a la gente, de escucharnos a nosotros mismos. Cada tarde
se lleva otro poco de nuestra voz.
Necesitamos una nueva
frase. Hoy no soy la que se tira del Incienso y cae sobre la certeza de que
entre el baño y su cuarto hay una luz que se cubre con veinte pasos. Pretendo,
como hábito roído, que esta mañana sí me marcho, que hoy no importa que no
llueva. Me juro a diario que he de escapar; me siento en el mismo sofá a ver
que no pasa nada, que no me rehabilito, que la tarde se va porque se le da la
gana.
[índice]
Andrea Aragón, guatemalteca,
fotógrafa
¿Y si algún día decidiéramos que la cerveza
debe llamarse “Víctor” y no “Victoria”... “Bravo” y no “Brava”... “Gallina” y
no “Gallo”...? ¿Y que debe ofrecerla en un póster un maravilloso figurín
masculino en diminuto bikini rojo? ¿Y si un día amanecieran las cocinas de las
mujeres tapizadas de pósters con nalgas de hombre, y se imprimieran calendarios
dedicados a las mejores piernas de futbolista, barajas, tapasoles y demás
promocionales con el mejor pechito peludo en tanga? ¿Y si el que cocina con
“Maggi” fuera el papá que le sirve el almuerzo a la esposa, quien agradecida
por tan rica sopa lo besa apasionadamente porque en su piel usa “Nivea” y en su
pelo cortito, “Pantene”? ¿Y si al menos por un día pudiéramos ser pelonas,
panzonas y viejas, sin que eso fuera un pecado?
[índice]
Magalí Rey Rosa, guatemalteca,
maestra
Cuando se me pidió un artículo para laCuerda
indicándome que este número estaría dedicado a los deseos, engasadita que es
una con el tema, inmediatamente me puse a pensar en cuáles podrían ser los
mejores deseos, de cara a la problemática ambiental.
Tratando de abordar
la cuestión desde una postura “políticamente correcta” durante todo el trayecto
que recorro hasta llegar a mi casa, pensaba en las consecuencias directas de la
destrucción de la naturaleza sobre la calidad de vida de las personas; en
cuáles serían las cuestiones más críticas y qué se podría desear para corregir
el actual estado de cosas. Repasé mentalmente el asunto de la deforestación y
la escasez de leña, de la contaminación y los basureros.
Cuando llegué al tema
del agua, pensé en las mujeres, en cuántas de ellas no tienen agua limpia en
sus casas y en las penurias que deben pasar diariamente para poder alimentar,
limpiar y cuidar a sus familias. Pensé enfocar el artículo en un deseo muy
sencillo: que todas las mujeres del mundo pudieran tener, como mínimo, agua
limpia y abundante en sus casas, y en cuáles serían las políticas que se
deberían impulsar para garantizar eso.
Pensaba cómo, en la
actualidad, las grandes transnacionales se están apropiando del agua del
planeta, etc., cuando me acordé de mi gata, a la que había dejado varios días
atrás, completamente sola. Pensé en el agua, sin la cual la gata no sería capaz
de sobrevivir. Y pensé en cómo están las cosas en estas épocas, cuando nos
parecemos cada vez más a un animal cautivo, que ya ni recuerda cómo era su
estado natural. Cualquier animal, naturalmente, sabe dónde buscar el agua que
necesita para sobrevivir. Un gato encerrado en una casa depende de que le den
el agua que necesita.
Los seres humanos
sabíamos que el agua la encontrábamos en los nacimientos, ríos y lagos. Pero
como ya estamos “domesticados” por esta civilización, quienes viven en las
ciudades ahora dependen de que salga agua de un chorro. Y en las áreas rurales,
en casi todo el mundo, el agua de los nacimientos, ríos y lagos es cada vez más
escasa y muchas veces está contaminada. En todo el planeta mueren niñas y niños
por enfermedades ocasionadas por la contaminación y la escasez del agua; en
Centroamérica murieron más infantes por ese tipo de enfermedades que por los
conflictos armados.
La crisis del agua
está golpeando la vida cotidiana de millones de familias en este mundo
globalizado y superconsumista y afecta, especial y directamente, a las mujeres.
Si pensamos en la
situación actual de la humanidad de cara al mundo natural y analizamos las
decisiones que toman los dirigentes políticos, hasta parece que se les olvidó
de dónde viene el agua. En este mundo, dominado primordialmente por hombres, no
se considera a la naturaleza como la base de la vida, de la que dependemos, de
la que formamos parte, ni se cree que la tenemos que cuidar. Se la concibe como
una serie de cosas inanimadas que tenemos derecho divino de explotar hasta su
extinción.
Y como estaba
enfocando mis deseos en las mujeres, de pronto tuve una revelación. Tal vez si
fueran las mujeres quienes decidieran, se podría detener la destrucción de
nuestro mundo natural. Porque a la gran mayoría de las mujeres nos importa más
el agua que el oro, nos importa más la vida de nuestras hijas e hijos que la
guerra, nos importa más la vida sobre la Tierra que la conquista del espacio.
Por todo eso, si se me concediera un deseo, éste sería que las mujeres tuvieran
la oportunidad de participar en las grandes decisiones que afectan nuestras
vidas. Tal vez ellas podrían darle al agua el sagrado valor que tiene. Y, tal
vez, si se salva al agua, se salva la Vida.
[índice]
María Dolores Marroquín,
guatemalteca, socióloga feminista
Con el cambio de gobierno ha habido muchas
especulaciones sobre el futuro de la Secretaría Presidencial de la Mujer
(SEPREM). Ya algunas promueven a sus candidatas con los dirigentes de la Gran
Alianza Nacional (GANA) y otras, más reservadamente, están hablando a su
interior sobre posibles candidatas.
Pese a que el ex
presidente Portillo, a través de un Acuerdo Gubernativo, solicitó la renuncia
de todos sus funcionarios, la titular de la SEPREM, Lily Caravantes, aún sigue
en funciones. Y esto porque la elección de la Secretaria fue hecha de manera
especial.
En el año 2000 varias
organizaciones, coordinaciones, instituciones estatales, espacios de
concertación e incluso instancias de cooperación internacional, todas dirigidas
por o hacia mujeres, llegaron a un consenso cuyo contenido asumió en su mayor
parte el gobierno de Portillo.
En el Acuerdo
Gubernativo 200-2000, que da vida a la SEPREM, se establece que su titular será
electa por el presidente, de una lista de 10, propuestas por las coordinaciones
de organizaciones de mujeres de la sociedad civil.
Por ello se esperaría
que el nuevo mandatario, Óscar Berger, hiciera lo mismo: recibir el listado de
10 mujeres propuestas por las coordinaciones, para escoger una entre ellas.
Sin embargo, se
escucha en corredores algunas ideas que contravienen el proceso establecido en
el Acuerdo, las cuales, supuestamente basadas en la democracia y la inclusión,
echarían al traste los logros que desde el movimiento de mujeres se han venido
teniendo. Por ejemplo, contrario a lo definido, hay quienes están elaborando un
perfil para las candidatas mucho más exigente que el establecido en el Acuerdo
Gubernativo e incluso en la Constitución para los cargos públicos. Es decir,
las mujeres somos más exigentes con nosotras.
Hay quienes proponen
que también las instituciones del Estado, los espacios de concertación y las
ONGs de y para mujeres puedan proponer candidaturas. Esta propuesta en sí misma
podría parecer incluyente, pero al ver el fondo del asunto nos podemos dar
cuenta de que lo que hace es amelcochar el ejercicio de la ciudadanía. Las
mujeres que han decidido trabajar con el Estado -muchas de las cuales hacen muy
buen trabajo- son eso, trabajadoras de instituciones, y sus canales de
ejercicio de la ciudadanía son otros; para eso están la organización social y
los mecanismos de participación ciudadana establecidos.
Los espacios de
interlocución son aquéllos en los que la sociedad civil y el Estado hacen
negociaciones sobre temas o aspectos específicos. Son espacios donde la
sociedad civil apuesta a construir mecanismos de ejercicio de ciudadanía.
Creo que debemos
hacer un esfuerzo por reconocer que los espacios de ejercicio de ciudadanía
están en la sociedad civil. Es acá donde se gestan las demandas a partir de los
problemas que vivimos; es acá donde se formulan las propuestas, donde se
consiguen recursos humanos, materiales y económicos para viabilizar acciones
por parte del Estado frente a su inactividad.
La ciudadanía de las
mujeres está en retroceso si desde el Estado o la sociedad civil no se respeta
el proceso definido en el Acuerdo Gubernativo para el nombramiento de la
Secretaria Presidencial de la Mujer, ya que es uno de los pocos mecanismos que
hemos logrado como movimiento.
[índice]
El poder en la agresión hacia las mujeres indígenas
María Jacinta Xón Riquiac,
guatemalteca, estudiante de Antropología
¿Por qué las indígenas identificadas como
tales por nuestra indumentaria sufrimos serias agresiones psicológicas y
físicas que arremeten contra nuestra dignidad como mujeres? El sentimiento que
experimentamos al enfrentarnos a un contexto estereotipado étnica y
económicamente, tanto dentro y fuera de los ámbitos urbanos, nos plantea varios
dilemas que los guatemaltecos interiorizan como parte del legado social e
histórico correspondiente a la polarización económica y étnica sobre la que se
ha estructurado el Estado. Los imaginarios colectivos aprendidos por los
distintos actores del país sobrestiman y subestiman a un grupo respecto de
otro, en la mayoría de los casos sobrestimando al grupo de pertenencia frente a
los otros.
En lo que se refiere
a las mujeres indígenas, dichos ataques son casi cotidianos. En los buses
muchas señoras nos invitan a ser trabajadoras en casas particulares. Los tratos
de vos también se hacen normales en el vocabulario guatemalteco, para con las
jóvenes y sin ningún respeto a las canas de las ancianas.
Además, un gran
número de guatemaltecos aprende que todas las mujeres indígenas nos llamamos
“maría” (sin mayúscula), etc. Por parte de muchos hombres, las “metidas de
mano” en los cortes y güipiles de mujeres indígenas son simple rutina y diversión;
son agresiones directas que denigran nuestra psique, nuestra sexualidad y
nuestro ser en general.
Hasta cierto punto
estas experiencias marcan nuestra personalidad y definen nuestro modo de
relacionarnos con el resto de la sociedad y nuestro desenvolvimiento en los
espacios en que nos desarrollamos. Asimismo, esas situaciones nos posibilitan
estrategias de autoprotección que nos resguardan de tales ataques y que van
desde el aislamiento hasta la lucha por la reconstrucción de los imaginarios sociales
guatemaltecos, en los que nuestro ser mujeres indígenas mayas se valore.
La mujer maya,
identificada como tal por sus formas de vestir, es sumamente vulnerable a la
práctica de dichos estigmas, debido a que estos embates radican en la
identificación externa y palpable de la diferencia por los haceres culturales
(la vestimenta), que a la vez posibilitan la afirmación del poder imaginario
aprendido y que se objetiviza en la subestimación de las personas identificadas
como subordinadas. Aunque los ataques a mujeres no se limitan a las indígenas,
sí los sufrimos en mayor grado por la conjunción de machismo, racismo y
pobreza.
El ejercicio de
reflexión que quiero proponer es que nosotras, mujeres guatemaltecas,
independientemente de si somos indígenas o nos adscribimos a cualquier otra
identidad, revisemos de manera crítica nuestro imaginario social y cultural
acerca de las otras y otros que compartimos el mismo país.
[índice]
Dania Rodríguez Martínez,
guatemalteca, periodista
El 14 de enero asumió como presidente de
Guatemala Óscar Berger Perdomo, dejando atrás cuatro años de gobierno de
Alfonso Portillo y el FRG. Ese mismo día quedó conformado el nuevo Congreso de
la República y al siguiente tomaron posesión las nuevas corporaciones
municipales en los 331 municipios del país.
Si damos un vistazo a
los resultados electorales tenemos, entre otros: una interesante y compleja
conformación del Congreso, donde la bancada oficial no es mayoría y el FRG,
pese al desgaste sufrido, cuenta con una bancada numerosa que le permite tener
un importante margen de maniobra. Una tercera fuerza electoral que constituyó
la UNE también tendrá muchas posibilidades de maniobra, como se constató con la
firma del Acuerdo de Gobernabilidad entre el PAN y la GANA.
No obstante, la UNE
ya se apuntó un récord, no necesariamente positivo y alentador. Dos de sus 32
diputados electos renunciaron a su bloque, incluso antes de ser juramentados en
sus cargos. Que lo hayan hecho acusando al secretario general de su partido y
ex candidato presidencial, Álvaro Colom, de nombrar a dedo a los integrantes de
la Junta Directiva del Congreso, es sin duda un antecedente desalentador para
ese proyecto político, pero también una oportunidad para reflexionar sobre el
tipo de liderazgo que ejerce Colom.
Con menor
representación aparecen otros partidos políticos: el PAN, los Unionistas y la
ANN. De los tres, su número de votos no es tan importante, pero son expresiones
que pueden ser determinantes en el debate legislativo y ante todo en la función
de fiscalización y balance o de control de poder en el Congreso.
Para la democracia
guatemalteca, ésta será una oportunidad de crecer o hacer ingobernable el país.
El nuevo gobierno
inicia en medio de grandes expectativas, aunque es claro que enfrentará muchas
dificultades, no sólo las heredadas por la nefasta administración anterior sino
por el ambiente negativo que priva en las áreas económicas, políticas y
sociales de nuestro país.
Las palabras y los hechos
Días antes de asumir el gobierno, Berger
anunció un Gabinete dominado por personas provenientes del sector empresarial.
Son notoriamente excepciones el número de mujeres y de indígenas o de personas
no ligadas a dicho sector. Pese a ello, el discurso de toma de posesión del
presidente, que debería verse como las líneas generales del gobierno aun cuando
no haya explicitado compromisos o metas concretas, sí consideró políticas
sociales que representan una mayor amplitud de lo que expresa el Gabinete
nombrado.
Será necesario dar un
seguimiento y observar si pesan más las palabras de campaña y de toma de
posesión o la visión empresarial de quienes en la práctica van a dirigir la
administración pública en los próximos cuatro años.
A pesar de que hay
entusiasmo y racionalmente habría que dar el beneficio de la duda, la
composición del Gabinete marca la necesidad de que las agendas del movimiento
de mujeres, de los pueblos indígenas y las organizaciones sociales se eleven y
exijan a las autoridades, que bien se sabe no las comparten plenamente, pero
que tampoco tienen el derecho a ignorar.
En este nuevo
escenario político hay que tomar en cuenta que la participación o anuencia de
Rigoberta Menchú, Helen Mack y Frank La Rue en el gobierno es evidencia de que,
después del deterioro de las relaciones entre la sociedad civil y las
instituciones públicas que respondían a la dinámica del gobierno del FRG, se
reconoce la importancia de que también desde los movimientos sociales surjan no
sólo relaciones sino hasta cuadros al gobierno. Lo que no deja de ser un riesgo
personal para las personas involucradas, pero que es válido en este particular
momento. Ojalá que tanto el nuevo liderazgo político como la sociedad
comprendan la importancia de estos eventos y exista en ambas partes la mejor
actitud para que esta experiencia sea exitosa.
Es legítimo y
fundamental ya no sólo ser espectadores y contestatarios de lo que sucede en el
Estado. Llegó el momento de jugar un papel activo y -por qué no decirlo- más protagónico.
Es imposible e irreal esperar que los cambios anhelados se logren si no se es
parte de quienes elaboran y diseñan las políticas de Estado. Así que es
totalmente sana para la democracia la inclusión de todos los sectores, no como
receptores sino como hacedores, constructores de esta Guatemala y su futuro.
Será importante y
prestaremos atención a lo que vaya aconteciendo en este nuevo gobierno. Son
grandes las expectativas, pero la visión con la que se han desenvuelto quienes
en su mayoría lo conforman representa un peligro latente para los intereses de
la mayoría.
[índice]
Anhelos de guatemaltecas organizadas
laCuerda
Con el arribo de Óscar Berger a la
presidencia de la República, organizaciones de mujeres manifiestan sus deseos,
entendidos como anhelos del bien ausente. Sus agendas denotan un cúmulo de
experiencias en la búsqueda de una vida mejor para la población femenina, desde
el periodo del conflicto armado y el proceso de negociación por la paz, hasta
el momento actual.
Sandra Morán,
representante del Sector de Mujeres, declara que su deseo es que el nuevo
gobierno “profundice los logros que el movimiento ha obtenido a lo largo de
varios años; no aceptamos ningún retroceso”.
Espera sean
prioridades en la gestión de Berger satisfacer las necesidades de las mujeres,
respetar sus derechos y luchar contra la discriminación de género y étnica, tal
como lo ofreció durante su campaña proselitista. “Deseamos que nuestras
demandas sean retomadas, no desde un punto de vista de caridad sino para
potenciar las capacidades de las mujeres como ciudadanas”.
El pasado 14 de
enero, en un acto público realizado en la Plaza Central capitalina,
guatemaltecas de varias edades distribuyeron volantes suscritos por “Nosotras,
las mujeres” que dicen: “Suficientes dolores tenemos con los de parto, no más
dolor, un mal gobierno, nunca más”.
En su pronunciamiento
público, la Agrupación de Mujeres Tierra Viva hizo explícito su rechazo al
sistema patriarcal que concibe a las mujeres como seres inferiores,
subordinadas a los hombres, y que indica, “a través de mandatos establecidos,
cómo debe ser nuestra sexualidad y la misma en función de la maternidad y no
del gozo y el placer. Nuestros cuerpos no nos pertenecen”.
En sus propuestas o
anhelos se pronuncian a favor de los derechos sexuales, en la búsqueda del
placer del cuerpo de las mujeres; y los derechos reproductivos, que están en
función de la reproducción de su cuerpo. También abogan por la no violencia en
todos los términos. También defienden la educación no sexista ni racista a
través de la Reforma Educativa.
Para la ex diputada
Manuela Alvarado, más que deseos son derechos: civiles, políticos y sociales.
Si este gobierno quiere mostrar que es incluyente, debe tomar en cuenta el Plan
de la Secretaría Presidencial de la Mujer y el Acuerdo sobre Identidad y
Derechos de los Pueblos Indígenas, así como asignar presupuesto para todas las
acciones.
A decir de la
analista Ana Silvia Monzón, las guatemaltecas tienen deseos particulares, como
el cumplimiento de los acuerdos que firmaron los actuales gobernantes previo a
su triunfo electoral. Entre sus deseos generales, señala que las mujeres asuman
su ciudadanía, vivan libres de violencia y se resuelvan sus necesidades, entre
éstas el acceso a recursos como la tierra.
Angelina Aspuac,
representante de la Asociación Femenina para el Desarrollo de Santiago
Sacatepéquez (AFEDES), expresa que se debe empezar por el respeto a los
derechos a la alimentación, salud, educación y seguridad, así como mantener el
diálogo constante con los grupos de mujeres para conocer sus propuestas.
[índice]
laCuerda
El 21 de febrero se festejará por quinto año
consecutivo el Día Internacional de la Lengua Materna. La UNESCO afirma que en
los últimos tres siglos, éstas vienen extinguiéndose y desapareciendo a un
ritmo impresionante, sobre todo en el continente americano y Australia.
Según el organismo
internacional, existen alrededor de seis mil lenguas en el mundo y casi la
mitad está por desaparecer.
La razón de esta
efeméride es la defensa de la lengua materna porque marca al ser humano desde
su nacimiento, le imprime un modo peculiar de aprender la realidad. Es el
instrumento para comunicar, percibir y reflexionar que cimienta cosmovisiones
distintas, nexos entre el pasado, presente y futuro.
En el 2003, en México
esta fecha se celebró con poemas, canciones, cuentos y representaciones
teatrales. Asimismo hubo actividades en Kosovo, Filipinas y Bangladesh. Este 21
de febrero tendrán lugar otras acciones en defensa del plurilingüismo, tema que
compete de manera especial a Guatemala, donde se hablan 23 idiomas mayas,
garífuna, xinka y español.
El Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas expresó al Estado
guatemalteco, en noviembre pasado, su preocupación por el acceso limitado de
las personas indígenas a recibir educación en su lengua materna y usarla en la
interacción con las instituciones públicas. En tal sentido le sugirió que
promueva la educación intercultural bilingüe.
[índice]
laCuerda
Los resultados de las sesiones de organismos
de las Naciones Unidas, incluidos los órganos que vigilan el cumplimiento de
los tratados de derechos humanos, son poco conocidos. Las resoluciones siguen
sin ser difundidas por los Estados ni por las instituciones internacionales. En
los dos últimos meses resaltan algunas que se refieren a demandas presentadas
por grupos de mujeres y organizaciones sociales de Guatemala.
Resoluciones emitidas en la
58a. Sesión
de la Asamblea General de la
ONU instan a los países a:
Crear entornos legales no discriminatorios y sensibles a
la problemática de género, removiendo toda legislación discriminatoria lo antes
posible.
Eliminar todas las formas de discriminación contra las
mujeres que limiten su acceso a préstamos bancarios, hipotecas y otras formas
de crédito financiero.
Diseñar y revisar leyes para que las mujeres tengan igual
derecho a la posesión de la tierra y otras propiedades, incluida la herencia.
Realizar reformas que otorguen a las mujeres el mismo
derecho que a los hombres a créditos, capital, tecnología, mercados e
información.
Recomendaciones emitidas por
el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y
Culturales llaman al Estado de Guatemala a:
Asegurar la igualdad entre mujeres y hombres en todas las
esferas de la vida, en particular para combatir la discriminación en la
educación de niñas, así como garantizar acceso a empleo, salario y tierra.
Asegurar que el salario mínimo sea aumentado en
proporción al costo de la vida.
Enmendar toda la legislación relevante para definir el
acoso sexual como un crimen, al igual que la violencia doméstica.
Combatir la violencia contra las mujeres, las prácticas
tradicionales dañinas y los prejuicios.
Intensificar la ejecución del Programa Nacional de la
Salud Sexual y Reproductiva.
Todos estos
enunciados son tareas que corresponden al nuevo gobierno. En suma respaldan lo
que durante años han demandado grupos de mujeres, indígenas y campesinos a
través de sus pliegos de peticiones.
[índice]
Defensoría de las Personas con Discapacidad
2004 - Año Iberoamericano de
las Personas con Discapacidad
En junio del 2003, el Procurador de los
Derechos Humanos (PDH), Sergio Morales, creó la Defensoría de las Personas con
Discapacidad como una de sus unidades de trabajo dedicada específicamente a la defensa
y promoción de los derechos humanos de este colectivo. Ello es un importante
avance en el reconocimiento de las personas con discapacidad como sujetas de
derechos, un sector que en Guatemala ha sido históricamente excluido, marginado
y discriminado.
Silvia Quan, titular
de la Defensoría, explica que los objetivos de la entidad coinciden con los
mismos planteados en el Plan Marco diseñado por el PDH, pero dirigidos
específicamente a personas con discapacidad. Además de la defensa y promoción
de los derechos de este colectivo, también se le brindará asesoría y
acompañamiento legal en casos específicos de violaciones a los derechos
humanos, investigación y monitoreo e incidencia para la aprobación y
cumplimiento de leyes, políticas, convenios y tratados nacionales e
internacionales referidos a sus garantías fundamentales.
La Defensoría se crea
en un importante contexto mundial. Por un lado, dentro del sistema de Naciones
Unidas se está gestando un tratado internacional amplio sobre los derechos de
esta población, resaltando el carácter integral de los mismos. Por otro, 2004
fue declarado Año Iberoamericano de las Personas con Discapacidad en la última
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado celebrada en Santa Cruz de la Sierra,
Bolivia.
Durante el presente
año, los diferentes sectores que componen este movimiento en la región
desarrollarán actividades orientadas a la promoción y defensa de sus derechos
humanos, particularmente a la incidencia en las instituciones estatales de
manera que las leyes y políticas garanticen eficazmente una verdadera
equiparación de oportunidades y accesibilidad de las personas con discapacidad
para que participen en todos los espacios de la vida nacional.
En Guatemala la
Defensoría promoverá acciones durante el 2004 a fin de evidenciar las
constantes violaciones a los derechos de estas personas y planteará iniciativas
para articular mecanismos que mejoren su calidad de vida y reivindicar su
dignidad.
Contacto con la Defensoría / PDH
Tel. 230-0874 al 6 – discapacidad@intelnet.net.gt
[índice]
Policía trata como delincuentes a campesinos
laCuerda
Luego de recibir varias amenazas y sufrir un
atentado, las familias campesinas que ocuparon la finca María de Lourdes y la
hacienda La Merced en Génova, Quetzaltenango, fueron desalojadas el 22 de
enero.
Para el líder
campesino Josué Hernández, los desalojos son un acto de represión. Tras
resaltar la participación de unos 300 policías, mientras esos mismos dejaron
escapar al coronel José Valencia, asesino intelectual de la antropóloga Myrna
Mack, rechazó la posición del gobierno que pretende convertir a los campesinos
en delincuentes cuando recurren a medidas de presión, después de seguir durante
años procesos legales sin solución.
Las órdenes fueron
ejecutadas una semana después de la llegada de Óscar Berger a la presidencia.
La Plataforma Agraria manifestó que el desalojo es una forma de apoyar la
impunidad laboral al favorecer las peticiones de los finqueros, en lugar de
encontrar soluciones a las demandas de los campesinos y respetar los derechos
de niñas y niños, quienes quedaron sin vivienda ni alimentos.
Ambos terrenos fueron
ocupados el 24 de noviembre pasado por mujeres y hombres organizados en el
Movimiento Campesino Génova-Flores que participa en la Plataforma Agraria,
luego de nueve y 11 años de lucha para que se les pagara una deuda por
salarios, indemnizaciones y prestaciones. A la fecha, lo adeudado asciende a
más de cinco millones de quetzales.
Úrsula Roldán,
representante de esta alianza, exigió al vicepresidente Eduardo Stein que
cumpla con solventar el problema de hambre en el campo por la falta de
alternativas para las familias dedicadas a la producción de café, según lo
ofreció el 3 de diciembre, durante la campaña electoral, en una actividad
referida a la problemática agraria.
[índice]
El sábado 24 de enero, en Santa María Nebaj,
tuvo lugar el reencuentro número 35 que el Programa Todos por el Reencuentro
acompaña. En esta ocasión se reencontró el joven Mauricio Ajanel, de 24 años,
con su mamá Emeteria Sic. Él viajó, junto con su esposa María, desde el
municipio de Aguacatán, Huehuetenango. En Nebaj, su madre lo recibió junto con
sus seis hermanos. Toda la familia se encontraba muy feliz de recibir en su
hogar a Mauricio. Incluso tres de sus hermanos viajaron desde la capital de
Guatemala, donde residen, para estar presentes en el momento del reencuentro.
Mauricio tenía un año
y medio cuando doña Emeteria se vio forzada a dejarlo con una familia en
Aguacatán, ya que debido a la guerra había quedado viuda y con dos hijos a los
que no podía mantener. Mauricio creció con esta familia, sin tener contacto
alguno con sus parientes biológicos. Si bien él era de origen k'iche', nunca
aprendió ese idioma ya que la familia donde lo criaron habla únicamente
español.
Con el reencuentro,
más de 20 años después, Mauricio no sólo conoció a toda su familia sino también
ha empezado a completar una parte de su historia que por años había estado
vacía.
Si usted desea
mayores detalles sobre este reencuentro, desea colaborar con nuestro programa o
tiene información que pueda ayudar a la localización de más familias, por favor
comuníquese:
Liga Guatemalteca de Higiene Mental
Tel. 232-6269, 238-3739 y 230-6471
liga@concyt.gob.gt
/ www.ligahigienemental.org
[índice]
Campo pagado |
‘Empoderamiento’
de las mujeres a todos los niveles de la sociedad
para que asuman plenamente su propio desarrollo. |
Misión de CEDPA Centroamérica
Fortalecimiento de las capacidades de actores clave de la sociedad,
particularmente de las mujeres, para la promoción y el impulso de
transformaciones democráticas.
Marco general
CEDPA define como su misión global el
empoderamiento de las mujeres para que, junto con los hombres, construyan un
mejor futuro para sus familias, comunidades y naciones. En la región
centroamericana, este mandato global asume su especificidad enfocándose en el fortalecimiento
de actores clave de la sociedad, con énfasis en las mujeres, con el propósito
de mejorar sus capacidades y habilidades para lograr cambios democráticos.
CEDPA persigue contribuir al fortalecimiento de la sociedad civil a través de
liderazgos individuales y de agrupaciones, para que se organicen, se
fortalezcan e incidan en las transformaciones democráticas necesarias para el
desarrollo humano en la región.
Principios que guían a CEDPA en la región
1. Los Derechos Humanos
en general y los derechos de las mujeres en particular son inherentes al
desarrollo económico, social y político de las personas y de las organizaciones
e instituciones.
2. El derecho a la
salud, los derechos sexuales y los derechos reproductivos son fundamentales
para el desarrollo y fortalecimiento de las capacidades de mujeres, hombres y
jóvenes.
3. La equidad de género
es fundamental para el bienestar de la humanidad y para el establecimiento de
sociedades democráticas.
4. Fortalecer los
liderazgos es clave para el crecimiento del movimiento social. La capacitación
y formación de actores individuales y organizaciones que impulsan y posibilitan
estos liderazgos son elementos fundamentales para reforzar su experiencia
concreta y su habilidad para incidir en las políticas, en los procesos sociales
y en el desarrollo, en un marco democrático.
5. La construcción de
alianzas y la complementariedad de esfuerzos, visiones, conocimientos y
experiencias constituyen una fuerza vital para el impulso de transformaciones
democráticas.
6. La construcción y
desarrollo de una cultura democrática son partes esenciales de la existencia de
la democracia en la región.
7. La cooperación
internacional y nacional juegan un papel de complementariedad y de
co-responsabilidad en los procesos de desarrollo en la región.
8. Los principios de
Respeto, Tolerancia, Transparencia, Reglas claras y Ejercicio responsable son
consustanciales al trabajo de CEDPA en la región y a la democracia.
Nuestra propuesta programática
Capacitación y formación para
el liderazgo
de las mujeres y el abordaje
de género en el desarrollo
Entendemos que se requiere líderes que
dinamicen, movilicen y estimulen la organización y la incidencia para lograr
transformaciones democráticas, particularmente en el movimiento de mujeres,
entendiéndolo como la suma de actoras y factores que buscan ejercer influencia
para promover los cambios.
Cultura democrática e
incidencia en políticas
La región ha transitado por una serie de
enfrentamientos armados y vive conflictos no violentos que han fortalecido una
cultura de confrontación que pocas veces se ha traducido en logros concretos
para el avance de las propuestas de la población más marginada. Por otro lado,
la democracia formal ha implicado que no solamente los organismos
internacionales sino las mismas organizaciones sociales operen sobre una serie
de presupuestos que colocan la incidencia política y el análisis de la
conflictividad como herramientas transformadoras que suponen la existencia de
estados fuertes, democráticos y con vocación de diálogo e interlocución con la
sociedad.
Para nosotras/os, la
necesidad de ir construyendo una cultura de diálogo va aparejada con la de
analizar más a fondo las bondades y limitaciones de la incidencia política, su
marco conceptual, y contar con herramientas práctico-metodológicas que ayuden a
las organizaciones sociales a emprender sus iniciativas de incidencia con mayor
calidad.
Fortalecimiento organizacional
Una de las demandas más generalizadas es el
apoyo al fortalecimiento de las organizaciones de mujeres y otras que articulan
esfuerzos en los países y en la región. En CEDPA la vemos como un área
fundamental de apoyo, pero vinculada al quehacer de nuestras contrapartes y de
otras organizaciones en una forma que abone a la reflexión sobre su razón de
ser y su quehacer, y no como meros ejercicios para fortalecer su capacidad
técnica.
Proyectos en perspectiva de
integrar(se) a programas
Dada la experiencia acumulada de CEDPA
globalmente, desde antes de la instalación de la oficina se estimularon y
apoyaron algunas iniciativas encaminadas a definir un eje de trabajo alrededor
de dos áreas: a) Salud Reproductiva, Violencia y Salud Mental y b) Búsqueda de
Alternativas de Reproducción Económica para Mujeres.
Contribuyendo a formar líderes para el futuro.
CEDPA
Centroamérica 2a. Avenida 9-42 Zona 9, Interior # 4 Guatemala, Guatemala 01009 Tel. (502) 360-7252 / 334-6047 Telefax: (502) 331-3482 cedpa@terra.com.gt |
CEDPA Sede
Central Washington 1400 16th Street, NW, Suite 100 Washington, DC 20036, Estados Unidos Tel. (202) 667-1142 Fax: (202) 332-4496 cmail@cedpa.org
/ www.cedpa.org |
[índice]
Hallazgos en un breve recorrido
Wendy Santa Cruz, laCuerda
Las mujeres delinquen significativamente
menos que los hombres. Según el Instituto de la Defensa Pública Penal, ellas
representan un promedio de ocho por ciento en relación al 92 masculino. A enero
del 2004 había 446 privadas de libertad, de acuerdo a reportes de la Dirección
General del Sistema Penitenciario, 149 condenadas y el resto en prisión
preventiva.
La feminista mexicana
Marcela Lagarde considera que el modo de vida de las mujeres, sus funciones y
relaciones sociales hacen poco frecuente la delincuencia. Comúnmente
desarrollan elevados niveles de tolerancia a la opresión, de obediencia a las
normas y al poder. Ellas contienen su agresión o la limitan a manifestaciones
no consideradas delictivas. Sin embargo, esa misma situación las hace
vulnerables.
Víctimas y victimarias
Aunque en prisión hay mujeres culpables, una
considerable cantidad es apresada o condenada de manera injusta, debido a
parámetros de valor androcéntricos. “Algunas son sindicadas de secuestro o
narcoactividad porque sus parejas están involucradas y ellas, sin ser su
voluntad, se ven comprometidas en los hechos”, expresó la defensora Raquel Páez
y Páez.
Lucía Morán, del
Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala (ICCPG),
agregó que otras delinquen debido a su precario estado económico. “Entre ellas
hay madres que robaron algo por necesidad y el Estado no es capaz de
resolverles la situación que desencadena el hecho”, aseguró.
La falta de
eficiencia y la corrupción en instituciones de seguridad y justicia es otro
problema. El sistema capta personas a través de la actividad de agentes
policíacos que supuestamente las encuentran delinquiendo. Esto provoca mucha
arbitrariedad e ilegalidad. Según un estudio inédito del ICCPG, el accionar de
las fuerzas del orden se dirige sobre todo a jóvenes aparentemente integrantes
de maras y niñas sin hogar o prostitutas, a quienes quitan objetos de valor,
exigen favores sexuales, violan, maltratan o extorsionan.
Condenadas... culpables o no
Una gran cantidad es detenida por supuestas
faltas, como ebriedad o escándalo, y sale libre pagando una multa. Otro grupo
ingresa a prisión preventiva y en juicio la mayoría resulta absuelta por falta
de pruebas. Pocas son condenadas. En estos casos lo más preocupante es su
desprotección jurídica pues la defensa suele ser poco efectiva.
“Hace casi siete años
fuimos capturados tres integrantes de mi familia y yo por agentes del Servicio
de Investigación Criminal (SIC). Nos agredieron física y verbalmente, vendaron
nuestros ojos. Cuando llegó la Policía Nacional, dijeron que teníamos
secuestrado a un señor a quien no conocíamos y apareció en nuestra sala atado y
vendado”, aseguró Gloria, quien cumple una condena de 20 años en el Centro de Orientación
Femenina (COF). Su familia vendió su casa y el pequeño negocio de su esposo
para pagar Q185,000 a un abogado. Absolvieron a su marido e hijos por falta de
pruebas. A ella, le dijo el juez, no podían absolverla porque la sociedad
protestaría si todos quedaban libres. La declararon culpable del supuesto
delito de encubrimiento a su hijo mayor, quien fue desaparecido el día de la
captura.
Al igual que Gloria,
hay otras mujeres que han tenido que sufrir injusticias y cumplir largas penas
en prisión, a las cuales se resignan, la mayoría de veces, por desconocimiento
de sus derechos.
Su situación
Casi la totalidad de condenadas (145) se
concentra en el COF. En su mayoría son guatemaltecas (86 por ciento), amas de
casa o comerciantes (52 y 21 por ciento), de baja escolaridad, comprendidas
entre los 20 y 70 años de edad.
Según la
investigación realizada por el ICCPG, las indígenas son excluidas: existe una
segregación de hecho aunque las autoridades digan lo contrario. Otro grupo
vulnerable lo conforman las lesbianas, quienes con frecuencia son agredidas
verbal y físicamente. Pese a esta y otras deficiencias, “el COF está catalogado
como una de las mejores cárceles en Centroamérica, ya que cuenta con una
infraestructura que no parece de una prisión”, señaló Mirna Ramírez, su actual
directora. Allí no existen sectores sino hogares parecidos a una vivienda.
Internamente
funcionan programas de educación, desde alfabetización hasta carrera
universitaria, inaccesibles para algunas debido a la carencia de recursos y de
una mayor cantidad de maestras. Algunas elaboran tejidos, manualidades y
objetos de cerámica para obtener ingresos. Otras trabajan en una maquila, se
dedican al despite o a la clasificación de frijol. La mayoría no llega a
obtener más de Q300 mensuales. Ellas se movilizan para buscar fuentes porque el
sistema no se las provee.
Según la Ley de
Redención de Penas, cada dos días que destinen a trabajo o educación y una
buena conducta les representa un día de perdón, es decir que pueden rebajar una
tercera parte de su condena.
Lo más difícil para
ellas es la separación familiar, ya que algunas veces se da el rompimiento
total de los vínculos, principalmente con la pareja. A partir de abril del año
pasado se inauguraron módulos para visita conyugal. Por el momento, sólo 17
ejercen tal derecho. Para poder gozar de éste deben hacerse exámenes
ginecológicos, detección de VIH y otras infecciones de transmisión sexual,
utilizar un método anticonceptivo y tener una relación estable de al menos seis
meses de duración. La pareja también debe realizarse dichas pruebas en APROFAM
y presentar una solicitud.
Las madres cuentan
con un hogar maternal, donde viven con sus hijos de cero a siete años. Un total
de 14 niñas y niños recibe cuidados y alimentos, pero no se cuenta con
pediatras ni medicinas para ellos.
Algunos esfuerzos
A fin de evitar en cierta medida las
violaciones a los derechos de las privadas de libertad, se creó la Unidad de la
Mujer del Instituto de la Defensa Pública Penal, cuyo fin es atenderlas de manera
integral, en su defensa y en los aspectos social y psicológico. “Fue creada
formalmente en septiembre del 2003 y está integrada por cinco abogadas y sus
asistentes, dos trabajadoras sociales y una psicóloga”, explicó Raquel Páez y
Páez, su fundadora y coordinadora.
La Unidad impulsó el
uso, en la defensa pública, de una Boleta de Atención en Primera Declaración
para recabar datos de las detenidas que permitan detectar agresiones sexuales y
antecedentes de violencia intrafamiliar, entre otros. “Esta información es
importante para que al dictarse una pena, ésta sea adecuada a la participación
en el hecho”, refirió la abogada.
Lucía Morán informó
que el ICCPG contempla publicar una investigación sobre el tema y realizar
capacitaciones a la defensa pública; asimismo, formar un tribunal simbólico
para sensibilizar a la población, en especial a actores de seguridad y
justicia. “Tenemos una conciencia muy autoritaria, producto de tantos años de
represión. Damos preferencia a la mano dura, nos cuesta hablar de derechos
humanos. Concienciar a la gente es necesario para que se rompan los
estereotipos hacia las personas privadas de libertad”, concluyó.
[índice]
Andrea Carrillo Samayoa,
laCuerda
En Guatemala los hombres comenzaron a
practicar formalmente el fútbol a principios del siglo pasado; en el caso de
las mujeres fue hasta 1998. Casi 100 años después apareció la selección
femenina, que según algunas de sus jugadoras aún no es totalmente reconocida.
La idea surgió con el
reto de participar en el torneo de CONCACAF (Confederación Centroamericana y
del Caribe de Fútbol). Entonces la selección comenzó a involucrarse en el
naciente mundo de este deporte femenino internacional.
En 1999 las chapinas
lograron ser campeonas de la UNCAF (Unión Centroamericana de Fútbol) y de
alguna manera “les cerraron el pico” a quienes pusieron en duda su
profesionalismo.
Experiencias compartidas
En la liga nacional están en equipos
diferentes y año con año se disputan el primer lugar del campeonato nacional.
Alejandra de León y Gladys Suriano juegan en el equipo de La Gomera, Escuintla.
Tamara de León es parte de la Juventus en la capital. Pero cuando se trata de
disputarse un trofeo internacional están unidas en la selección guatemalteca.
Las entrevistadas
comentan que la aceptación con el público no ha sido la misma. Al respecto
Gladys opina: “Creo que desde que se ganó en la UNCAF hay un poco más de apoyo
de la gente y los patrocinadores”.
Alejandra percibe que
la forma de pensar de algunos jugadores y aficionados ha ido cambiando poco a
poco.
Tamara, la más joven,
siente el peso de la sociedad machista en que vivimos: “Pareciera que a ellos
les da envidia, porque aun con la poca ayuda las mujeres han tenido más éxito.
Pero cuesta... no todos están de acuerdo en que nosotras juguemos”.
Indican que el apoyo
de sus familiares es fundamental.
En años pasados
practicaron otros deportes, pero el “fut” es lo que en realidad las apasiona.
En lo personal, puedo
decir que son muy buenas. Hubo una época en que me dio por jugar fútbol y con
unas amigas organizamos un equipo. Casualmente estuvimos de contrincantes en un
campeonato de los que se organizan los fines de semana, en esas famosas salas
que ahora existen por montón.
Desde que llegaban a
los campos intimidaban. Sólo con ver los uniformes se podía intuir qué era lo
que venía y, efectivamente, cuando nos tocó con ellas nos dejaron 14 a 0. Con
los otros equipos eran unas “madrizas” parecidas o mayores.
Cuando salían a
escena se oían comentarios de los espectadores como: “¡Mirá cómo juegan! ¡Mirá
cómo le pega a la bola!” Entre algunos se hacían la broma: “¡Aprendé de ella;
así deberías jugar vos!”
Por culpa de otros
Ganándole a Panamá, la selección guatemalteca
se había asegurado la clasificación a los preolímpicos de Atenas 2004. Sin
embargo, el sueño de llegar a las Olimpiadas quedó interrumpido debido a que el
9 de enero la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) suspendió a la
Federación de Fútbol de Guatemala (FEDEFUTBOL) como resultado de la injerencia
gubernamental en los asuntos internos de ésta, en violación a los principios
generales de organización y de los estatutos de la FIFA.
Para Alejandra es
frustrante saber que ya no podrán ir a Costa Rica a pelear su pase para Atenas:
“Nos perjudicaron bastante. Yo me siento molesta porque nos sacrificamos mucho
para poder posicionarnos donde estábamos”.
A su vez, Tamara
comenta con tristeza: “Pienso que los encargados deberían pensar bien lo que
hacen. No es justo. Nos costó mucho para que ahorita nos digan que ya no vamos
a ir”.
Es una situación que
tiene a todas las seleccionadas con pesar y enfado. Al parecer hubo quienes
hasta perdieron sus empleos por ir a los entrenos. Otras sacrificaron fines de
semana con su familia. Gladys agrega: “Lo que logramos fue bastante para que
por cuestiones administrativas todo se venga abajo. La verdad es que sí es
molesto y no se compensa todo el empeño que pusimos”.
Los tiempos cambian con los
años
Encontré en el Diario Oficial de
Centroamérica de 1901 un anuncio de accesorios para hacer ejercicios, en el que
una tienda promocionaba diseños de ropa deportiva. El atuendo del hombre era un
estilo de calzoncillos muy exótico y a las mujeres les correspondía un vestido
que les cubría desde el cuello hasta los tobillos.
Por los años treinta,
según la Revista Azul -publicación de un grupo de guatemaltecas en esos
tiempos-, las mujeres se dedicaban a los compromisos sociales, la vida
doméstica, la iglesia y a contraer matrimonio.
En la actualidad las
cosas son diferentes. Cuando de ganar competencias se trata, las chapinas van
al frente. El 7.3 por ciento de las 123 que han participado en los Juegos
Panamericanos ha obtenido medallas, mientras que de 1,624 hombres sólo el 5.4
por ciento las ha alcanzado, reportó el Diario Siglo Veintiuno en septiembre
del 2003.
Las tres
seleccionadas coinciden en que no les queda tiempo para hacer vida social y las
idas al cine o a fiestas son esporádicas. Tamara dedica la mayor parte de su
tiempo a estudiar y jugar. Alejandra está por cerrar el profesorado de
enseñanza media en Pedagogía y Ciencias, ayuda a su mamá y las horas que le
quedan las destina al deporte. Este año Gladys entró a la Facultad de Ciencias
Económicas; sus amistades más cercanas y el espacio libre están relacionados al
fútbol.
Poco a poco las cosas
van cambiando, aunque hay que lidiar día a día con el pensamiento machista que,
pareciera, es de nunca acabar. En el siglo pasado la incomodidad del atuendo no
daba ni siquiera para salir a correr.
Ahora, al presidente
de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, se le ocurre sugerir que las futbolistas
deberían usar uniformes ajustados para llamar más la atención de los
patrocinadores y aficionados, según informó un cable de EFE el 16 de enero.
¡Típico! No terminan
de entender que las mujeres son buenas deportistas y que además se la juegan
para al mismo tiempo ser profesionales, madres, trabajadoras y esposas.
Felicidades y ánimo a
todas las deportistas guatemaltecas que representan a nuestro país.
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