~laCuerda~ No. 57 - Guatemala, junio del 2003

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

 

Año 6, No. 57

Guatemala, junio/2003

 

 

MUJERES MAYAS ABRIENDO CAMINOS

 

 

Editorial

¿Queremos seguir así?

Entrada

        Abridoras de caminos (Rosalinda Hernández Alarcón)

        Sumario noticioso

La médula

        Superar el discurso sobre los Pueblos (Francisca Gómez)

        Mi encuentro con la sexualidad (Emma Chirix)

        ¿Racista yo? Nooo, qué va... (Andrea Carrillo Samayoa)

        ¿Quiénes son las diversas? (Paula Irene del Cid Vargas)

        Transición hacia una nueva era (Carmen Álvarez)

        Las limitaciones no van a detenerlas (Wendy Santa Cruz)

Vida

        Asustada, pero me fui (Laura E. Asturias)

        Una oportunidad para la toma de conciencia (Wendy Santa Cruz)

Reportaje

        ¿Y las mujeres de Chisec? (Luisa Fernanda Rodríguez Quiroa)

La paseante

        ¿Podría vestir a mi hija de "ladinita"? (Anabella Acevedo)

        Alas y raíces: Afectividad de las mujeres mayas (Tania Palencia)

        Mujer de Rabinal (Andrea Aragón)

Esta boca es mía

        El idioma no favorece (Wendy García Ortiz)

        Madres del tiempo (Luis Enrique Sam Colop)

        Unidas, solidarias y empoderadas (Alma Gilda López Mejía)

        Los sentidos de la educación alternativa (María Teresa Rodríguez Blandón)

Aquí y ahora

        Construyendo agenda de mujeres rurales

        Impulsan propuesta regional frente al TLC

        Aplicación pareja de la Ley de Servicio Cívico (Wendy Santa Cruz)

        Utzil - Bienestar

        Crean red municipal

        Las mujeres y el Grupo Consultivo (Andrea Carrillo Samayoa)

        Pendiente aprobar iniciativas a favor de niñez y adolescencia (Wendy Santa Cruz)

        En recuerdo a María Chinchilla

        ¡Que vivan los buenos papás!

Campo pagado

        Reseña del proceso para lograr la incorporación de la equidad de género en el Presupuesto Nacional (Secretaría Presidencial de la Mujer)

Movidas municipales

        Sololatecas unidas (Ledy Orantes)

        Santiago Atitlán

        San Lucas Tolimán

        San Antonio Palopó

        San Pedro La Laguna

Caso Mack

        La ciudadanía contra la impunidad

 

 

Editorial

¿Queremos seguir así?

 

El mes de junio ha iniciado con otra serie de aberrantes crímenes cometidos contra el pueblo de Guatemala por parte de miembros del partido de gobierno y sus compinches. El multimillonario robo a personas afiliadas al Seguro Social viene a sumarse a una cadena delictiva que parece no tener fin. La ambición y el descaro de los funcionarios públicos se alimentan bajo el manto de impunidad oficial que los cobija. La población ve cada día cómo la corrupción alcanza niveles nunca antes vistos, y nuestra decepción se convierte en rechazo, el asombro en desencanto.

Ante semejante situación, tenemos opciones para elegir. Guardar silencio contribuye a seguir tolerando la corrupción. Cuando nuestros intereses y los de nuestros seres queridos se están viendo afectados, necesitamos actuar. Manifestar nuestro rechazo es un acto de valor ciudadano que cobra sentido al hacerlo de manera colectiva. Como mujeres no podemos seguir simulando indiferencia. Nuestra voz está madura para alzarse y ponerle un HASTA AQUÍ a tanta injusticia. Tenemos compañeras que nos han dado muestras de coraje que constituyen un ejemplo digno de imitar. La lucha contra la impunidad en todas sus expresiones es de toda la ciudadana. Si la justicia no llega hasta el último rincón, no existe justicia verdadera para nadie.

Las guatemaltecas estamos cumpliendo tareas monumentales en estos momentos históricos: unas desde el anonimato y la cotidianidad, otras desde sus liderazgos públicos. Cada quien tiene una misión por delante. El país requiere que unamos nuestra fuerzas, inteligencia y capacidades para salir de esta terrible encrucijada en la que, "para variar", estamos llevando la peor parte. Si revisamos los índices de violencia, miseria, falta de oportunidades, las mujeres seguimos en los primeros puestos. Cada quetzal que desaparece de las arcas públicas es un ingreso que dejamos de percibir y que nosotras debemos paliar.

En el pasado teníamos más limitaciones y menos condiciones para incorporarnos a la vida política del país. No es que hoy hayamos superado todos los obstáculos, pero es evidente que contamos con la solidez de saber que no son mujeres las que están asesinando, ni atracando al Estado, ni impidiendo el desarrollo. No es que seamos todas unas santas, pero al menos, como género, no estamos cubiertas de mugre y podredumbre. Esto nos da esperanzas para seguir alimentado el sueño de hacer posible un mundo mejor.

La posibilidad de llevar a cabo transformaciones sociales pasa forzosamente por la participación ciudadana. Los cambios no se hacen solos, requieren de palancas y motores que los echen a andar y los empujen. Si las mujeres deseamos realmente que Guatemala salga del agujero en que está hundida, no podemos quedarnos de brazos cruzados o en silencio.

Existen propuestas, agendas, listas de demandas políticas que en esta coyuntura cobran de nuevo vigencia. Éste es el momento adecuado para conocerlas, entenderlas, cuestionarlas, apropiarnos de ellas o dejarlas pasar. Ahora, y no mañana, es cuando debemos hacer valer nuestros derechos políticos y cumplir nuestras tareas cívicas en toda su extensión. Esto requiere de entereza, decisión y una buena inversión de fe y energía. Nuestro futuro y dignidad están en juego. No los dejemos en manos de otros.

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Abridoras de caminos

Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

Al pedir comentarios acerca de un posible tema de laCuerda: "mujeres mayas liberadas", algunas personas lo vieron muy bien, otras plantearon dudas, unas más pronunciaron calificaciones como "muy elitista" o sugirieron que "sería mejor hablar de las indígenas en general".

Retomo la propuesta: "abridoras de caminos", aunque sea mal español, en tanto la temática de esta publicación aborda saberes de indígenas visionarias cuya procedencia es maya. En futuros números les tocará hablar a las negras o las mestizas, con el propósito de incursionar en otras rutas de la diversidad cultural.

La problemática de las indígenas se ha abordado desde diferentes ópticas: segregacionistas, folcloristas, indigenistas o bien como culturas próximas a la extinción, conglomerados minoritarios que aspiran a sus derechos de igualdad o al resarcimiento (en su condición de oprimidas y víctimas). En este ejemplar presentamos miradas desde la visión crítica que toma en cuenta la opresión de género, clase y etnia. Son narradas por mayas, quienes han revisado sus vivencias cotidianas y analizado la etnicidad en Guatemala desde el punto de vista histórico, político, socioeconómico y cultural.

La intención de plantear visiones liberadas, traducidas en artículos periodísticos, es que representan un aporte a las relaciones interétnicas, tanto en la interpretación de la problemática de la discriminación racial como en la propuesta para superarla.

 

Multicultural - racista

En esta nación diversa y heterogénea, donde coexisten varias culturas e idiomas, uno de cada dos habitantes se reconoce indígena.1 Paradójicamente, y a diferencia de otros países, el liderazgo que denuncia la opresión económica y el racismo que sufren los pueblos indígenas es muy reciente. Fue hasta después de la firma de los Acuerdos de Paz (1996) que se creó la institucionalidad estatal que atiende esta temática.2

Para tratar las relaciones étnicas e intergenéricas con mayor profundidad han contribuido algunas experiencias organizativas sociales, la producción de centros de investigación, la apertura de opciones de estudio y capacitaciones, así como diferentes acciones de promoción de los derechos e identidad de los pueblos indígenas.

A pesar del protagonismo de personalidades y grupos indígenas que sugieren caminos para transformar la situación de desigualdad que viven los pueblos mayas, garífuna y xinka, el compromiso de la ciudadanía mestiza para erradicar el racismo en Guatemala sigue siendo una aspiración de pocos, menor aún si se vincula a superar la discriminación de género, clase y etnia.

 

Cosmovisiones feministas

Para nosotras, la interculturalidad es un asunto que compete a toda la ciudadanía. De igual manera entendemos que la discriminación por razones de género es asunto de mujeres y hombres, no sólo de quienes nos nombramos liberadas porque valoramos nuestro cuerpo y entrega, nuestras capacidades y aptitudes, nuestra mente y espíritu, nuestro trabajo y tiempo.

La intención es reflexionar por qué somos racistas, cómo interpretamos las relaciones de poder entre mujeres y hombres indígenas, qué significa reconocer y valorar las diferencias culturales, cómo es posible establecer relaciones equitativas e identidades de género y étnicas.

Conversar en esta oportunidad con indígenas cuya estima social es muy alta es importante porque sintetiza opiniones de visionarias que han revisado su cosmovisión, incluido el componente de género. Como feministas mestizas tenemos una interpretación de la vida, la naturaleza, el conocimiento, el mundo, lo social, lo político. Ellas, como mayas, añaden dos rasgos a su identidad: sus particularidades culturales y propuestas de cambio a las tradiciones que las oprimen y excluyen.

Con pleno reconocimiento de sus saberes hablan de desafíos, preocupaciones, éxitos, malestares, valores y placeres. Las indígenas que desarrollan la parte medular de esta publicación son algunas de aquellas mujeres que han desechado las disculpas en sus preámbulos y descartan la victimización como alegato primordial para interpretar las relaciones de género y étnicas.

Gracias a ellas por su aporte. Nuestro anhelo es dar pasos hacia la comprensión que vivir en Guatemala obliga a incursionar en la interculturalidad, como concepto y como práctica de todas las personas.

 

Interculturalidad es...

Convivencia en paz, armonía entre culturas; cooperación, colaboración,

solidaridad y respeto; relación social justa y equitativa.3

 

Grupos étnicos e identidad

La población de Guatemala está conformada por diferentes grupos étnicos. Por eso es necesario que conozcamos esa diversidad cultural. La palabra etnicidad viene de la voz griega "ethnos" que significa gente o nación, es decir, un grupo de personas que comparten características comunes, que les permiten identificarse como pertenecientes al mismo grupo y diferenciarse de otros. Los grupos étnicos pueden diferenciarse entre sí por aspectos tales como el idioma, el vestido, la organización social y la cosmovisión.3

 

______________________

1.      La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos Familiares 1998-1999 reporta que el 48.7 por ciento del total de la población en Guatemala es indígena.

2.      Fundación de la Defensoría de la Mujer Indígena, ratificación del Convenio 169 (derechos colectivos a la tierra y otros recursos), tipificación del delito de discriminación (incluye la racial y de género, entre otras), instalación de Juzgados de Paz comunitarios, incremento de plazas para intérpretes judiciales, decreto para facilitar acceso a sitios para práctica de espiritualidad maya...

3.      Desarrollo Humano y Pacto Fiscal. PNUD. Hacia una sociedad intercultural. Guatemala, 2002. Págs. 151 y 149.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Reconocen labor de parlamentaria

La diputada guatemalteca Anabella de León, del Partido Patriota, fue galardonada por la organización Vital Voices, con sede en Washington, como una de las mujeres más destacadas en el mundo por su lucha contra la corrupción y en pro de la democracia. Esta lideresa tiene una amplia trayectoria en la creación y apoyo a leyes y programas a favor de las mujeres, los pueblos indígenas y otros grupos desprotegidos, así como en la denuncia contra funcionarios públicos por actos de corrupción.

 

Premio a periodista

Marielos Monzón recibió el premio al valor periodístico de la Fundación Internacional de Mujeres Comunicadoras, por escribir sobre las violaciones a los derechos humanos en Guatemala después del conflicto armado interno. La entidad otorga reconocimientos a las periodistas que han mostrado coraje en sus publicaciones.

 

Aprueban ley de idiomas

La recién aprobada Ley de Idiomas Nacionales establece que en cada comunidad lingüística los servicios de educación, salud y justicia deberán ofrecerse en el idioma local predominante. La Academia de Lenguas Mayas será la encargada de traducir los documentos y capacitar a profesionales de cada región. Algunos sectores sociales se mostraron inconformes con la ley al considerarla sectaria, en tanto otros la elogiaron.

 

Programa educativo

La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) impulsa en unos cien establecimientos educativos del país un programa que a través de juegos didácticos busca generar conciencia y enseñar a la niñez sobre sus derechos humanos para evitar el maltrato físico y psicológico.

 

Campesinas exigen pago de prestaciones laborales

Alrededor de 50 campesinas, despedidas hace cinco años de dos fincas de la Costa Sur, realizaron una marcha por las calles de Mazatenango. Exigían el pago de sus prestaciones laborales pues desde entonces los finqueros no les pagan la indemnización que por ley les corresponde.

 

Reporte de violencia

En mayo 63 mujeres fueron víctimas de violencia y accidentes. Cinco fueron violadas y dos asesinadas con arma blanca. Por arma de fuego murieron 11 y cuatro resultaron heridas. En accidentes fallecieron ocho y 20 quedaron lesionadas. Cuatro sufrieron intento de linchamiento, tres murieron por diferentes causas y una se suicidó. Tres fueron secuestradas y tres más están desaparecidas.

 

Víctimas de violación en abril

En tan sólo 15 días de abril fueron denunciados 28 casos de violación en la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público. El problema se agrava por la tardanza de las autoridades para ejecutar las capturas. En la Zona 18 de la ciudad capital se registra el mayor número de casos.

 

Secuestrada por militar

La Policía Nacional Civil rescató en Izabal a Sandra Juárez, de 19 años de edad, quien había sido secuestrada por Víctor Hugo Martínez González y Salomón Barrera Aguilar. El segundo presentó una credencial que lo identifica como Mayor de Infantería del ejército.

 

Cáncer, primera causa de muerte

Apenas el 10 por ciento de las guatemaltecas se somete con regularidad al examen de Papanicolaou. Cada año el Instituto de Cancerología diagnostica 1,200 casos de cáncer de cérvix. Ésta es la primera causa de muerte en países en vías de desarrollo.

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Superar el discurso sobre los Pueblos

Francisca Gómez, guatemalteca maya k'iche'

 

Al tomar posesión de su cargo, el presidente Alfonso Portillo expresó que los Acuerdos de Paz son compromisos de Estado. Tal promesa implicaba que las políticas y estrategias a impulsar por este gobierno tendrían como pilar fundamental los Acuerdos de Paz.

Me referiré aquí al Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (AIDPI). Como es sabido, éste fue el único que reconoció la exclusión y discriminación históricas de los Pueblos Maya, Garífuna y Xinka en la agenda de negociación del proceso de paz en Guatemala, pese a que durante el enfrentamiento armado interno el Pueblo Maya vivenció con mayor dimensión la violencia política que se generó desde el Estado, y a que actualmente las consecuencias y secuelas se observan en la problemática económica, política y social del Pueblo Maya. Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, de las víctimas identificadas el 83 por ciento era maya y el 17 por ciento ladinas y ladinos.

Tras seis años y medio de la firma de la "paz firme y duradera", en materia de derechos civiles y políticos del Pueblo Maya no existe una política que refleje la implementación del AIDPI; se observan únicamente acciones periféricas. Si el Acuerdo reconoce que Guatemala es un país multiétnico, pluricultural y multilingüe, ello implicaba el inicio de cambios sustanciales en la estructura estatal. El gobierno menciona que su gabinete es plural, pero es imposible hablar de pluralidad cuando en él participan sólo una mujer maya dirigiendo el Ministerio de Cultura y Deportes y un hombre maya que funge como viceministro de Educación. Entonces, ¿por qué razón las autoridades se refieren en sus discursos al carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe de Guatemala, cuando no hay mujeres y hombres de los diversos Pueblos ocupando puestos claves o con voz y voto en la toma de decisiones en los asuntos del Estado?

El AIDPI dice que "para eliminar la discriminación histórica hacia los Pueblos Indígenas, se requiere del concurso de todos los ciudadanos [y ciudadanas] en la transformación de mentalidades, actitudes y comportamientos", pero en discursos de ciudadanas y ciudadanos que dicen identificarse con el proceso de interculturalidad en Guatemala resaltan expresiones como "nuestros mayas" o bien "nuestros pueblos indígenas". Éstas contienen una fuerte dosis de racismo, porque se continúa pensando que el Pueblo Maya o los Pueblos Indígenas son propiedad de otros. Por ello es pertinente recalcar que si se reconoce el carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe del país, se estaría hablando de un nivel de relación entre conciudadanas y conciudadanos mayas, ladinas y ladinos, garinagus y xinkas como el inicio de la eliminación de estereotipos que discriminan, excluyen y marginan.

Es evidente que no existe voluntad para desarrollar políticas de Estado con perspectiva étnica, entendiendo que ésta implica la transformación de un sistema monocultural hacia uno multi e intercultural. Para ello es necesario diseñar políticas, estrategias e indicadores con visión maya, ladina o mestiza, garífuna y xinka como proceso a cumplirse a corto, mediano y largo plazos, lo que conlleva la negociación de cuotas de participación en el gabinete de gobierno así como en sus distintas dependencias desde los niveles municipal, departamental y regional. También significa realizar un proceso de regionalización y descentralización de los servicios en función de la situación sociolingüística del país, además del uso de los idiomas mayas en la prestación de los servicios del Estado.

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Mi encuentro con la sexualidad

Emma Chirix, guatemalteca maya kaqchiquel

 

Hace veinte años mis ideas con relación a la sexualidad eran conservadoras. Dos factores influían en mi proceso de formación; el primero, mi vivencia en un internado para mujeres indígenas dirigido por monjas; el segundo, la ausencia del tema a nivel de familia. Actualmente la sexualidad sigue siendo tabú y silenciada en la cultura maya. Hay prohibición y control. Se la percibe sucia y privada. La percepción de pecado sigue marcando el comportamiento a través de la represión de emociones y sentimientos.

Para salir de esta opresión, decidí sacar de mi mente a la iglesia como institución y aprendí a explorar. Sólo entonces me sentí libre y no prisionera. Eso que era prohibido y pecado fue aclarándose. Fueron mis amigas quienes dieron respuestas a mis dudas. Los libros y mi proceso vivencial me revelaron los aciertos y desaciertos en el amor y la experiencia de sentir placer. Comprendí que la sexualidad era y es parte de mi vida.

A mis cuarenta y pico de años percibo que he cambiado, he aprendido y sigo aprendiendo de mis amigas y de mujeres despabiladas. Recibo con alegría lo que aprendí de mis amigos íntimos. Gozo ahora la ternura y el amor de mi pareja y afirmo que el encanto no ha muerto porque he decidido convivir con él y mis hijos, e intento vivir el amor cotidianamente. Sigo aprendiendo en los espacios de reflexión con mujeres mayas y ladinas y es aquí donde la pena y la vergüenza han dejado de ser piedra, pero todavía veo y siento algunas piedrecillas que me reprimen.

No me considero una santa maya reprimida, porque mi mayor fortaleza ha sido expresar mis sentimientos. Doy y pido afecto y aquello que me causa placer y satisfacción. Decidí ser madre y tener únicamente dos hijos y sigo siendo mujer maya. Soy sensible ante temas como la violación, el acoso, el aborto, el incesto y otras manifestaciones de violencia contra las mujeres. Comprendo ahora que la masturbación, el orgasmo, el acto sexual no son pecado; son parte de la vida. Ahora puedo contemplar la belleza humana y el respeto que merece cada criatura del universo. Observo el cortejo entre el palomo y la paloma y cómo ambos se hacen cargo del cuido de los huevos; entre ellos se da una relación más equitativa. Disfruto de platos afrodisíacos como el patín, el chipilín con cangrejo. Disfruto de mis fantasías y tomo más conciencia de mis actitudes y sentimientos. Doy más cabida al gozo y al placer. Estas manifestaciones le están dando sentido a mi vida y trato de que haya equilibrio entre mi cuerpo, mi mente y mi espíritu.

Honestamente les comparto que todavía cargo algunos temores, prejuicios y normas morales, pero éstos se irán de mi vida en la medida en que yo los aborde.

Sigo aprendiendo, y ahora de la cultura mochica. Este grupo existió aproximadamente entre los años 100 a.C. y 600 d.C. en la zona costera del norte del Perú. El libro habla sobre el arte erótico de los mochicas y presenta ilustraciones con manifestaciones eróticas tales como signos sexuales y símbolos de fertilidad y supervivencia a través de la cerámica. Me pregunto: ¿Por qué en la cultura no hay imágenes que presenten los genitales masculinos y femeninos, o el acto sexual y del alumbramiento? ¿Porque ha sido reprimido y por eso no se habla? Cuantos más se atreven a expresar la sexualidad a través de la pintura, la cerámica y el tejido. Atreverse es acercarnos a la belleza humana, al amor, al placer, a la vitalidad. Mi reto es mostrar imágenes en donde testimonie el placer, el amor, los temores y los secretos del cuerpo y del alma, de la materia y del espíritu.

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¿Racista yo? Nooo, qué va...

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

Cuesta que las personas respondan con sinceridad y son muy pocas las que, a la primera y sin pensarlo, reconocen: "Sí, soy racista, me caen mal los indios por lamidos, abusivos e igualados". O como contestó una arquitecta: "No con todos, pero sí con la mayoría porque son pesados, como que uno tuviera la culpa de sus clavos".

Una buena parte de las personas entrevistadas se tomó unos segundos para pensar y decir: "Nooo, cómo va a creer, si todos somos iguales y ellos también merecen respeto y educación". ¡Ah, qué guatemaltecos! No ser racista pasa por dar las buenas tardes, intercambiar palabras con la compañera de la clase o darles jalón cuando están en la carretera. Aunque alguien me dijo: "Eso sí, en la palangana del picop, porque los inditos huelen mal".

Interrogué a un par de mujeres y hombres de edades y posiciones sociales diferentes, cuyas opiniones estuvieron impregnadas de consideraciones moralistas o religiosas. Bajo una supuesta igualdad por "ser todos hijos de dios", sus respuestas fueron poco sinceras.

Para encontrar otro tipo de información, opté por dejar la formalidad a un lado para indagar a lo chapín. ¡Ah! ¿Entonces usted evita aquella expresión común no seas indio, vos para referirse a alguien cuando lo está chingando? "Bueno, sí, pues, pero eso no es racismo, porque yo a ellos no los trato mal". Otro encuestado: "¿Tener relaciones con una indígena? Pues ya las tuve. Eso sucedió porque pasé castigado tres meses refundido en un pueblo y en la desesperación hasta las vi bonitas".

El trato de "vos" para con las personas indígenas es muy común. A las mujeres se les atribuye el término de "muchachas" y en el peor de los casos hasta "choleras" les dicen. Ante esto una señora me respondió: "Pero son puros modismos heredados y uno los usa porque así se aprende en la casa".

"¿Herencia?", pensé. Afortunadamente, nunca aprendí semejantes modismos y aunque en el colegio llegué a repetir algunos, me di cuenta muy a tiempo que esas expresiones eran racistas.

Y usted, cuénteme, cuando los nombra "indio" o "María", ¿sólo repite lo que por años ha escuchado, o en el fondo son actitudes racistas? "Hmmm... Yo les digo inditas porque eso son, pero no me caen mal", contestó una compañera de la universidad. "Lo que sí es que me parece que no tienen higiene personal. Por ejemplo, cuando jugamos futbol, si alguna de ellas me pide agua, yo le doy, pero ya no tomo de la misma botella porque me da cosa. Pero eso es porque son shucos [sucios], no porque yo sea racista".

A la pregunta "¿tiene ascendencia indígena?", la mayoría respondió de inmediato: "No, no, nooo, qué va, yo no tengo sangre de ese tipo". Sorprendente fue un comentario en particular: "Yo sí vengo de los mayas, pero no de los indios; ésos sí que son bien feos".

En Guatemala pasa el tiempo y hay quienes siguen repitiendo expresiones que contribuyen a que continúe el racismo que reina en nuestro país. Otras personas se dan cuenta a tiempo y paran porque buscan relaciones sinceras, sin prejuicios y respetuosas. Alguien muy querido me dijo: "De niño y adolescente tuve actitudes racistas inherentes a este sistema sociocultural guatemalteco, pero hoy, ya viejo y con muchos años de camino, creo lapidariamente que es un sistema de ideas de mierda".

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¿Quiénes son las diversas?

Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda

 

Si bien todas las mujeres compartimos la condición subordinada a partir de nuestro género, somos diversas. Edad, etnia, raza, preferencia sexual y capacidades son algunos de los aspectos que nos diferencian. Diferencias que, pasadas por el crisol del parámetro de la perspectiva dominante, se traducen en desigualdades sociales. Y aunque hace ya tiempo el pensamiento feminista incorporó este razonamiento a su discurso global, en la concreta todavía no se palpa, no se siente. La diferencia y la discriminación étnicas y raciales, estrechamente vinculadas a la condición de clase, son dos de las grandes ausencias.

En América Latina son las afrodescendientes, específicamente las dominicanas, quienes históricamente ponen este tema espinoso en la agenda de los encuentros feministas. Sergia Galván dice: "...transitar el camino de la democracia implica necesariamente tocar las diferencias, no como espacios disgregadores y desarticuladores sino como campos que redimensionan las propuestas feministas". Nos interpela: "¿Acaso existen mujeres desprovistas de identidades étnicas/raciales? Es preciso desenmarañar sobre qué bases se han construido las identidades étnicas de las mujeres, qué símbolos o cosmovisiones configuran estas identidades y cómo se relacionan con su identidad genérica, cómo entra el patriarcado".

Dorotea Gómez, trabajadora social maya, nos comenta sus percepciones en el contexto guatemalteco: "Existe una resistencia a reconocer la diferencia; está ausente de los discursos y se posterga su discusión. Reconocerla permitiría encontrar las dificultades que se viven cotidianamente en todos los espacios, especialmente en las relaciones entre mujeres indígenas y ladinas, que se basan en estereotipos de unas y otras. Es necesario hacer cambios que se deben impulsar desde todos los ámbitos laborales, de formación e informales de reflexión. Esto no es responsabilidad absoluta de un grupo específico".

Detrás de esa resistencia no hay más que una cultura racista que nos atraviesa a todas. Según Sara Álvarez, joven maya guatemalteca, "tenemos que analizar cómo se transforma el racismo en aquellos espacios en los que ya no es políticamente correcto ser racista". Sara y Dorotea mencionaron algunas formas que han identificado: la negación de la diferencia cubierta bajo la consigna "todas somos mujeres"; el paternalismo en los espacios de formación cuando se sobrevaloran sus aportes; la utilización en los ámbitos institucionales ("tenemos mayas en la institución").

Me dejan pensando: "Algunas nos sentimos tan de avanzada que no consideramos necesario reflexionar y cuestionar nuestras actualizaciones racistas, las nuevas formas sutiles que el patriarcado ha cobrado".

Epsy Campbell, congresista afrocostarricense, denuncia que "cuando se aborda la diversidad desde el feminismo histórico latinoamericano, se hace desde una perspectiva en la que las mujeres del grupo étnico dominante se consideran el punto de partida para catalogar y denominar al resto. Evidentemente, desde esa perspectiva las diversas no son ellas: las diversas son las otras, las no-blancas". El punto es que "la diversidad somos todas, o sea que ninguna es el parámetro de referencia de las demás".

Profundizar y desmenuzar el asunto tendría implicaciones para las agendas feministas en los distintos contextos del país, reordenaría prioridades. Pero ¿a quién le corresponden el análisis, el discurso y la reivindicación? Obviamente, no sólo a las indígenas y las garífunas. No podemos endilgarles las reivindicaciones étnicas a quienes sufren directamente la discriminación, a las que han tenido la oportunidad de hacer esas reflexiones y luego han podido llegar a espacios de negociación política, quienes -dicho sea de paso- son pocas, todavía no suficientes. Si queremos sumar, tendríamos que asumir que el desafío de la diversidad es para todas.

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Transición hacia una nueva era

Carmen Álvarez, guatemalteca k'iche'

 

De acuerdo a la cronología maya, la actual era comenzó en el año 3114 a.C y terminará en el 2012 d.C., lo cual significa que nos encontramos en una etapa importante de transición hacia una nueva era. Es en este contexto que estamos experimentando la revitalización de la herencia recibida como marco de nuestras luchas actuales.

Cotidianamente escuchamos hablar del derecho a vivir partiendo del respeto a nuestra cosmovisión, que no es más que la manera en que percibimos el universo que nos rodea y del cual somos parte, misma que está presente tanto en la actividad productiva como reflexiva de los seres humanos.

Así pues, la cosmovisión maya es nuestro sentido y nuestra mirada para comprender la vida y vivir nuestros pensamientos. Plantea que, siendo parte del conjunto cósmico, podemos vivir en una relación de igualdad con los demás elementos que nos rodean y tener una vida mejor, así como conservar nuestro planeta.

Daré sólo algunos ejemplos de cómo a través de diversas fuentes se revela que no existe una relación de subordinación originaria tan marcada entre lo femenino y masculino. En k'iche', "qati't qamam" quiere decir "nuestras abuelas y abuelos", y Ajaw (Creador y Formador) también es bisexuado, lo que demuestra que en los idiomas mayas no hay género.

Algunos de los valores mayas son: la responsabilidad de cuidarte a ti misma(o), seguida del cuidado de la tierra, el respeto al  trabajo y al alimento, el reconocimiento de la sabiduría de abuelos y abuelas, el sentido de cooperación, el equilibrio, el conocimiento de los grandes ciclos, la visión y relación dual de elementos que conforman la existencia, con las cuales los seres humanos interactuamos; es decir, la unión de dos esencias o energías que se complementan, como son la noche y el día, la luz y la sombra de todo ser humano, la vida y la muerte, el inicio y el fin, el hombre y la mujer. En este sentido "Tz'aqat" -en k'iche'- significa, entre otras cosas, la búsqueda de equilibrio sustentado en la completación de las cosas.

Sin embargo, la complementariedad entre dos seres (hombre-mujer) es lo que ha generado más polémica, ya que quienes reconocen las diferencias biológicas plantean que cada quien cumple su rol, y no podemos ignorar que esto sirve de argumento para la subordinación de las mujeres mayas, lo que desde ningún punto de vista es justificable. En otros casos se entiende como completud entre yo y los otros y los otros en mí, o se concibe como la asociación interdependiente entre lo masculino y femenino (aunque según otras culturas todas las personas tenemos la parte femenina y la masculina dentro de nuestro propio ser).

En medio de toda la discusión sobre la permanencia o no de estos valores, hoy, después de haber sido muy crítica hacia el discurso maya, creo que el hecho de que en muchos casos esto esté más en el discurso, no le quita validez; al contrario, significa que hay paradigmas que pueden hacernos caminar, siempre y cuando nos hagan libres, tengamos vida y luz propia, y nos permitan estar en armonía con nosotras mismas y nuestro entorno. Sólo necesitamos aceptar el desafío de revivir la conciencia de lo que somos y poner en práctica, en el aquí y ahora, estos principios de vida como una contribución al país.

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Las limitaciones no van a detenerlas

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

La presencia de mujeres indígenas en puestos públicos no garantiza la solución a las demandas de los pueblos indígenas. Rosalina Tuyuc, dirigente de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA), comentó que contar con esos espacios no significa grandes cambios. "Finalmente, la estadía en esos cargos es transitoria. No es porque ellas no tengan identidad, responsabilidad y compromiso". La lideresa lo atribuye a que carecen de una total libertad de actuación; tampoco se aceptan todas sus propuestas o iniciativas ni tienen poder de decisión.

Norma Sacdic, de la dirección de la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj, opinó que otras situaciones que influyen en el trabajo de las indígenas son sus capacidades, experiencias personales, los objetivos propios o colectivos, la conciencia social, así como su poder de decisión dentro de las instituciones del Estado. "Además, tenemos que luchar contra la falta de voluntad y visión política del gobierno para adjudicar recursos técnicos y financieros al cumplimiento de las leyes y las políticas públicas a favor de las mujeres", expresó.

Ya no es un secreto que el Estado guatemalteco es racista y excluyente. Dentro de ese marco, la presencia de las mujeres indígenas en cargos públicos es muy escasa. Hermelinda Magzul Patal, integrante del Grupo de Mujeres Kaqla, señala que si bien cada una hace un máximo esfuerzo por desempeñarse lo mejor posible, la poca experiencia en estos espacios, la falta de respaldo político y de recursos, así como la limitación en la toma de decisiones, han coartado la posibilidad de que logren incidir de manera profunda.

Consuelo Cabrera, de la Coordinación de Organizaciones del Pueblo Maya de Guatemala (COPMAGUA), explicó que la apertura de esos espacios es una lucha que se ha mantenido, pero aún falta credibilidad en la capacidad de las mujeres, sobre todo indígenas, para dirigir una institución. Tampoco existe una política orientada a fortalecer los espacios creados. Tal es el caso de la Defensoría de la Mujer Indígena, a la cual no se le ha aumentado el presupuesto. Aun así, la lideresa considera un logro que, "pese a todas estas limitaciones, las indígenas estén participando y luchando por tener una mayor incidencia".

 

Funcionarias indígenas en el sector público

        Una ministra entre las 20 personas que ocupan ese cargo.

        Ninguna entre los 13 magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

        Tres del total de 113 congresistas y tres entre ocho diputadas.

        Una gobernadora entre los 22 departamentos del país.

        Ninguna ocupa un cargo en las Judicaturas, con excepción de los Juzgados de Paz, donde hay cuatro indígenas.

Fuente: Desafíos para la Participación de las Mujeres. MINUGUA.

Guatemala. 2001, páginas 24 y 25.

 

Niñas y adolescentes en actividades agrícolas

        La agricultura es la rama de actividad que mayor porcentaje de niñas y jóvenes ocupa. Entre las edades de siete y 14 alcanza el 43.7 por ciento; entre los 14 y 18 años de edad llega al 22.7 por ciento. El 80.3 por ciento de estas niñas y el 49 por ciento de adolescentes no reciben salario.

Fuente: Informe de Desarrollo Humano. PNUD. Guatemala. 2002, página 195.

 

Quisiéramos saber, pero no hay datos...

        Cuántas indígenas participan como sindicalistas

        Cuántas indígenas están afiliadas al IGSS

        Cuántas indígenas reciben créditos para acceso a recursos

        Cuántas indígenas trabajan como empleadas públicas

        Cuántas indígenas estudian en las universidades

        Cuántas indígenas son...

Sólo hay cifras totales de mujeres en Guatemala.

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Asustada, pero me fui

Laura E. Asturias, laCuerda

 

Fue un encuentro fortuito y demasiado breve hace un par de meses. En el funeral de mi tío Oscar, entre las ropas oscuras del resto de la gente, la señora destacaba con los vivos colores de su traje regional. Al concluir el sepelio, ella caminaba cerca de mí; le ofrecí acercarla al centro y rápidamente subió al carro. El corto recorrido no daría para charlas profundas, así que le pregunté cómo había conocido a mi tío.

En ese tono con que algunas veces se describe a los difuntos, dijo: "Ay, seño, era tan bueno... Yo vendo verduras afuera del mercado central, y desde hace años él me dejaba guardar mis cosas en su negocio, todas las noches, sin cobrarme nada".

Antes que conocer su nombre, que al final nunca supe, quise preguntarle de dónde era. "De Huehuetenango", dijo, "pero vivo aquí en la capital desde hace un montón de años". Al indagar por qué vino a la ciudad, no vaciló en responder: "Yo estaba casada con un hombre que a los 12 años me robó para llevarme a vivir con él. Era mucho mayor que yo y me golpeaba todo el tiempo. Así que dejé a mis hijos chiquitos con mi mamá y me escapé para acá". ¿Y cuántos niños tuvo? "Cinco", dijo, "todos seguiditos, pero tres se murieron. En Huehue quedan dos que están bien logrados".

La causa de la muerte de sus tres primeros hijos fue la misma por la que tantas niñas y niños en Guatemala no llegan a cumplir ni cinco años: "Se pusieron mal, tenían mucha diarrea y no había cómo llevarlos al hospital. Así se murieron". Lo dijo con la aparente "naturalidad" de quien ha asumido tales eventos como un hecho cotidiano en su entorno.

Dado que la señora parecía haber entrado en confianza, me aventuré a preguntarle de dónde, siendo entonces tan joven, había sacado fuerzas para dejar a ese hombre que la maltrataba. "Mire, usté", explicó, "las mujeres ya no estamos para aguantar que los hombres nos pijaceen parejo. No le iba a permitir que me siguiera golpeando. En mis adentros yo sabía que él no tenía derecho a hacerme todo eso, así que me fui. Asustada, pero me fui. Y él se quedó bien solo y jodido".

Y ahora, ¿tiene otro compañero? "Dios me libre, m'ija. Así estoy muy tranquila".

Yo habría seguido feliz indagando en la vida de esa mujer, pero demasiado pronto llegamos a una esquina del mercado central y ahí se bajó como bólido, despidiéndose con una amplia sonrisa.

A menudo la recuerdo: su sonrisa, la soltura y firmeza con que enunció sus convicciones. La veo como una aguja luminosa en un pajar. Y no puedo evitar dar gracias de que al menos una entre tantas, y pese al temor de un futuro incierto en una ciudad hostil, haya podido escaparse del cerco y dejar el cautiverio de violencias que implica ser "propiedad" de un hombre.

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Una oportunidad para la toma de conciencia

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

Marta Hilda Marroquín, actual directora de la Oficina Nacional de la Mujer (ONAM), concibe a la entidad como la puerta que se abrió para concientizarla acerca de la gran desventaja en que nos encontramos las mujeres respecto a los hombres. La ONAM cumplió este mes 22 años de funcionar y tiene una trayectoria histórica en cuanto a la ejecución de acciones para potenciar la integración de las guatemaltecas al desarrollo económico, social y político.

La primera experiencia de Marta Hilda en la institución fue como delegada por el Ministerio de Educación a principios de los 90. Participó en una comisión conformada para eliminar los estereotipos sexistas en el material educativo. Más tarde, como subdirectora de la Oficina, tuvo a su cargo la supervisión de las sedes departamentales en las que se desarrollaban proyectos en beneficio de las mujeres.

Todo el aprendizaje que ha acumulado en la institución ha forjado cambios en su vida. "Lo que he aprendido he tratado de llevarlo a la práctica, porque el género no es sólo conocerlo, es vivirlo día a día, es el respeto hacia la diversidad y a opiniones diferentes", aseguró. Para las mujeres que han pasado por la ONAM, ha significado la oportunidad de tomar conciencia, ver la realidad de una forma distinta y apoyar a otras en la lucha por sus derechos.

Como directora ejecutiva, es consciente que las mujeres, sobre todo las indígenas, enfrentamos muchas limitaciones y obstáculos para acceder a los cargos de dirección. "En la ONAM, la incorporación de las indígenas ha sido un proceso lento. Muchas lideresas tienen todo el deseo, voluntad y preparación para trabajar con los grupos de mujeres en sus comunidades. Dos de nuestras cinco sedes departamentales son coordinadas precisamente por ellas", expresó.

Tal es el caso de Albertina Patal, quien coordina la delegación de la ONAM en Chimaltenango desde septiembre del 2000. "Cuando empecé a trabajar aquí desconocía muchas cosas, no tenía noción de la labor que iba a realizar, pero pronto comencé a introducirme al tema de los derechos de las guatemaltecas", explicó. "Además conocí a otras que trataban de incidir en nuestra realidad. Empezamos a apoyarnos mutuamente y solicitar fondos para realizar talleres de capacitación sobre diversos temas".

Aunque Albertina puede trabajar con libertad y tiene el apoyo de su jefe y compañeros, en ocasiones se siente estancada. "Las integrantes de la asamblea ocasionalmente tienen dificultades para participar en todas las reuniones y a veces no hay financiamiento para realizar las actividades", comentó.

Sin embargo, se siente muy satisfecha por los logros alcanzados y de poder brindar apoyo mediante los proyectos impulsados por la ONAM a mujeres que desconocían sus derechos. "Algunas que han participado en los talleres han tenido la confianza de compartir sus experiencias de violencia o exclusión. Aquí se han sentido acompañadas y son capaces de buscar alternativas de vida, salir adelante y apoyar a otras", concluyó.

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¿Y las mujeres de Chisec?

Luisa Fernanda Rodríguez Quiroa, guatemalteca, periodista

 

¿Dónde están las mujeres? Ésa fue la primera pregunta que me hice a mí misma y luego en voz alta cuando vi que un maestro les enseñaba educación básica a cuatro hombres del municipio de Chisec, en Alta Verapaz.

Volví a insistir: ¿Por qué no hay mujeres recibiendo clases? "Porque no las dejan venir. Llegan hasta tercero o cuarto y después dejan de estudiar", fueron algunas de las respuestas. Como ejemplo, comentaron que una de las pocas que estudia en ese lugar empezó a llegar acompañada de su padre. Fue hasta la tercera clase que éste le permitió llegar sola.

Sumado al machismo que prevalece en ese municipio, la mayoría de mujeres no cuenta con recursos económicos para costear el transporte a los centros urbanos y poder recibir educación. Esto hace que la posibilidad de continuar con sus estudios sea mínima.

Tal problemática es documentada por las estadísticas del Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el cual señala que en aquellos municipios con 80 por ciento o más de población indígena (es el caso de Chisec) la cobertura de educación básica es apenas del 10.8 por ciento.

Ante la falta de mujeres, junto a los trabajadores de la Asociación para la Educación y el Desarrollo (ASEDE)* salimos en busca de ellas a sus aldeas o cantones. Durante el recorrido me explicaron que ellos desarrollan proyectos productivos en 28 comunidades, con el objetivo de que aquellas mujeres que no pueden llegar a los centros urbanos reciban capacitación o educación a pocos metros de sus viviendas.

Fue así como después de dos horas de viaje en camión (no hay transporte colectivo para esa zona) llegamos a la comunidad La Esperancita del Río. Allí estaban las mujeres que desde un inicio empecé a buscar.

Más de 10 integrantes de la comunidad, acompañadas de sus hijos, lavaban ropa o se bañaban en el río, que está en la entrada al lugar. Ninguna de las entrevistadas sabe por qué hace 22 años la comunidad fue bautizada con el nombre de Esperancita del Río, pero coinciden en afirmar que muchas familias emigraron allí por las ventajas que podría tener para ellas vivir al lado de una corriente de agua, entonces muy cristalina.

Con la ayuda de Paulina Choc y Carolina Ical, ambas facilitadoras de ASEDE, el idioma q'eqchi' -que desconozco- dejó de ser una barrera para poder entrevistar, porque todas ellas son monolingües.

Natividad Chub, de 49 años, nos invitó a conversar en su hogar. Estaba acompañada por más de cuatro hijas y nietas, quienes desde otra habitación miraban asustadas a los visitantes que llenamos el cuarto. Ellas, como su madre, no saben leer ni escribir.

Explica que, a pesar de no contar con estudios, la capacitación sobre el cuidado de animales que recibió de ASEDE la ayuda a sostener a su familia. En la misma habitación se escucha el piar de los pollos que acaban de nacer y están metidos en cajas. Cuenta que ha sido difícil porque "cuando uno no tiene nada, le gusta ver rápido los resultados".

Al terminar la plática muestra en el patio de su casa a otros pollos de engorde que dentro de pocas semanas estarán listos para vender o comer. "Es cuestión de tiempo y paciencia, porque esta ayuda me sirve para alimentar junto a mi esposo a cinco hijas y a mis nietas", añade.

 

Con un sueño por delante

A pocos metros de la vivienda de Natividad visitamos a Candelaria Chub Cas, de 22 años. A diferencia de la mayoría de las mujeres de la comunidad, ella tiene la oportunidad de continuar sus estudios básicos.

Candelaria no ha tenido problemas en su hogar para ir a estudiar, ya que las clases se imparten frente a éste. Y afirma que, pese a las dificultades que deba superar, desea continuar sus estudios. "Para seguir magisterio tengo que viajar lejos y es caro el pasaje, pero no me voy a quedar aquí", dice. Como ella, hay varias que están estudiando con el profesor Pedro Che Yaxcal, quien cada martes visita el lugar. Además de impartirles clases, les deja tareas para que puedan estudiar durante la semana.

Pedro Che Yaxcal explica que trabaja en ocho comunidades y con su listado en la mano indica que apenas un 25 por ciento de sus estudiantes son mujeres. "Son pocas porque la mayoría no terminó la primaria; entonces, es difícil que puedan continuar los básicos. Además, la edad promedio para casarse es de 16 años", asegura.

Pero Candelaria no sueña sola. También Cristina Choc Cucul, de 16 años, cuenta su experiencia y la ilusión que tiene por continuar aprendiendo. "Me siento tranquila y quiero seguir", fueron sus primeras palabras. Según ella, su aprendizaje le ayuda a conocer más sobre la realidad nacional y las materias que más le están sirviendo son matemáticas e idioma. Al igual que Candelaria, dice estar triste porque a pocos metros de ellas hay decenas de conocidas que no pueden estudiar como ellas. "A muchas no las dejan porque tienen que ayudar en sus casas", comentan.

Aun así, Cristina está dispuesta a sacrificarse en busca de sus sueños. Por ello aprovecha la oportunidad de capacitarse hasta los fines de semana. Cada sábado a las dos de la tarde, sin importarle el calor sofocante que se siente bajo una galera de lámina, recibe clases de mecanografía. Con la ayuda del maestro y otros vecinos, la comunidad se agenció de cuatro máquinas de escribir y un pequeño local improvisado para que las y los jóvenes que tengan interés puedan aprender a usarlas.

Francisco Tumax, coordinador regional de ASEDE, indica que actualmente trabajan en 28 comunidades de la región proyectos para favorecer la salud, producción, conocimiento de género y educación. Como parte de los proyectos productivos también hacen préstamos para que las mujeres puedan obtener créditos y así abrir una tienda o comprar ganado. "Si no hay mujeres aquí, las vamos a buscar", explica, después de haberlas visitado.

Es así como las mujeres trabajan en favor de ellas mismas y de su comunidad. En medio de las carencias y limitaciones, siempre hay lugar para la esperanza y el desarrollo.

 

* ASEDE recibe apoyo financiero de la agencia Action Aid.

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¿Podría vestir a mi hija de "ladinita"?

Anabella Acevedo, laCuerda

 

Hace algunas semanas a mi sobrina la vistieron de "indita": "traje típico", sandalias, trenzas, falda y hüipil escogidos al azar - lo más obvio, al menos para quien no va más allá de sus buenas intenciones; es decir, lo errado. La vistieron así porque en su colegio estaban celebrando el día anual del "mercadito", un día en que colocan a niñas y niños en el gimnasio para que les vendan frutas y verduras a sus "papás" -aunque la mayoría siempre resultan ser mamás-, sentados en el suelo, sin saber muy bien qué es lo que deben hacer.

Mi sobrina es ladina, como yo, que seguramente más de alguna vez fui vestida de "indita" a su edad, sin hacer conexión alguna entre la representación que se pretendía y la realidad que en la Guatemala de mi niñez estaba aconteciendo, y sin considerar por ningún momento que había otra posibilidad para la mujer indígena más allá del mercado o del servicio doméstico, ocupaciones a las que sin duda una mujer se ve obligada a recurrir por situaciones de índole socioeconómica.

Tuve suerte y esas imágenes no duraron mucho en mi vida; fueron borradas por el contacto que luego tuve con mujeres con quienes llegué a compartir espacios académicos, laborales y sociales, pese a la insistencia de la gran mayoría de personas en Guatemala -incluidos escritores, pintores, dramaturgos, etc.- por reforzar una imagen de la mujer indígena a la que se prefiere si se nos presenta como exótica, rural, simple, sin voz; a la que, a lo mucho, se debe proteger - nada que ver con una Carmen Álvarez, una Aracely Teleguario o una Ana Marina Tzul que, sin dejar de reafirmar su ser indígena, han ido construyendo espacios propios dentro de la Guatemala contemporánea. Nada que ver, aunque les pese a muchos. Y nada que ver con las abogadas, antropólogas, activistas, escritoras, etc. que no se encuentran vendiendo fruta y verdura en un mercado, sino participando activamente a otros niveles de la vida pública. Por supuesto, esto no quiere decir que sólo las mujeres indígenas situadas dentro de ciertas esferas pasan a ser consideradas como iguales por las no indígenas de las mismas esferas. He aprendido tantas cosas de doña Tere, la mujer kaqchiquel a quien le compro las candelas, como de Dorotea Gómez, y eso no tiene nada que ver con el hecho de que sean indígenas. Son mujeres, ante todo.

Supongo que al leer esto muchos ladinos dirán que exagero o simplemente no querrán aceptarlo, mucho menos cuando estas representaciones de lo femenino indígena se vinculan con el ejercicio del poder. Porque si lo vemos bien, la construcción de una imagen de subalternidad y exotismo tiene que ver con la manera en que nos vemos a nosotras y nosotros mismos dentro de la jerarquía del poder económico, político, social, etc. y de cómo nos perciben las demás personas, lo cual a su vez se relaciona con la manera en que nos presentamos ante ellas. Así, a la africana la situamos semidesnuda frente a una choza, imaginamos a la apache vendiendo artesanías, a la quechua sólo la pensamos tocando música andina, y así podríamos seguir. Claro, aquí entra en juego otra vez el poder, porque ¿imaginamos a una suiza vendiendo artefactos de madera? ¿o a una inglesa pidiendo limosna frente a una iglesia? Preferimos representarlas como sofisticadas mujeres de un mundo al que quisiéramos acceder, ¿o no?

Pero la construcción de estas imágenes también tiene que ver con algo igualmente penoso. Me refiero al desconocimiento del "otro" y al miedo a ese "otro" -en este caso otra- a quien no se conoce. Aunque poco a poco las relaciones interétnicas han ido cambiando en Guatemala, hasta recientemente los espacios entre indígenas y ladinos estaban claramente delimitados, raras veces se cruzaban y, si esto ocurría, lo que se manifestaba era una disparidad entre unos y otros en la cual los indígenas casi siempre salían perdiendo. Sin embargo, y pese a esa falta de contacto, los ladinos insistieron hasta la saciedad -y siguen insistiendo- en fabricar una imagen de lo indígena que luego usaron para su propio beneficio. Así, tomarse una sonriente "Indita"* sí era posible, pero ponerse a platicar con una mujer quetzalteca de carne y hueso era inconcebible.

Nuevamente imagino protestas y reproches por la descripción de actitudes que resultan más que obvias en la realidad guatemalteca. Pero no hablo aquí como una ladina que, al igual que tantas otras, se imagina defensora de los subalternos incapaces de defenderse a sí mismos. Mujeres como Francisca Álvarez, Marta Juana López o Emma Chirix no necesitan de mi defensa. Se trata aquí de examinar nuestras actitudes, y las mías -lo quiera o no- me vienen de mi herencia ladina.

 

* "Indita" es una marca de aguardiente en Guatemala

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Alas y raíces: Afectividad de las mujeres mayas

Tania Palencia, columnista guatemalteca

 

Éste es un libro denso, difícil. Extraordinariamente colmado de voces. Con una extraña energía poderosa que acerca al cuerpo con el alma. Desconcierta. Ante todo por paradójico, puesto que el libro es reflexión entre las vivencias de 16 mujeres mayas, en un movimiento que desdibuja la mayanidad. Sin proponérselo, la mayanidad casi no es propia. La mayanidad muestra más su condición similar a las culturas del mundo, donde todas encarcelamos los afectos. Tanto las herramientas teóricas que se utilizan en el libro como la vida de las 16 mujeres nos van diciendo qué tan constante y común al mundo es menospreciar la afectividad y, aún más, la afectividad de las mujeres. "Busquemos nuestras raíces y aprendamos a volar" es la última frase del libro. Antes de llegar a esta última línea, desde la primera hasta la última hoja brotan, como islitas de fresca hierba, imágenes que insinúan paradigmas nuevos. La afectividad allí constituye al ser vivo, su naturaleza y su historia. Los afectos son apreciados como expresión de la inteligencia humana y partes indisolubles de la racionalidad. La afectividad es una columna para posibilitar la vida. La afectividad es un componente de la voluntad, del poder, de la convivencia, de la organización social, por lo que se apela a valorarla en su naturaleza fundante de identidad individual y colectiva. Ojalá que esta experiencia ayude a encontrarnos con nuestros afectos y mantenga abiertos los caminos para repensar la decadencia civilizatoria que atravesamos.

Afirmé antes que la mayanidad era imprecisa. Digo ahora que es relativamente falso. La densidad del libro también se debe a que muestra una mayanidad lacerada por costumbres propias y por el racismo. Su mayor valentía es ésa: reconocer que en las costumbres mayas, constituyentes de cultura, se encuentran hábitos de opresión a las mujeres, se reproducen afectos de agresión pasiva y activa, entre los cuales destacan el control e inhibición del amor, la sumisión y victimización de las mujeres, la fijación de dolor moralista como parte de la maternidad, la diferenciación del afecto mostrado a hombres y mujeres y una doble moral sexista. La cultura maya lleva en su seno y en su historia esta agresión. Así el afecto es un asunto de mujeres y a la vez es un afecto disminuido y secreto, sometido y atrofiado en todos. Pero estas maneras comunes en la vida maya (y también en la vida ladina) están íntimamente relacionadas con la opresión racista. La agresión afectiva no sólo es un hecho cotidiano intercultural, sino un estado latente de control racista en el sistema de relaciones de este régimen político, el cual mina la humanidad de todo el mundo. Es una suma de estados carenciales donde mayanidad, racismo, ladinidad y enajenación se entretejen. Bastaría que leyéramos las experiencias en las camionetas: ¡es terrible! Por eso comparto la invitación que hace su autora, Emma Chirix García, la de incursionar por caminos de sanación, que abran puertas no dogmáticas a nuevos conceptos de religiosidad. Ejemplos de caminos de sanación: la comunicación, la expresión libre de los afectos, la no acumulación del dolor, el reconocimiento del contexto racista, etc.

Es un libro de desbalances, los cuales hacen reflexionar no sólo sobre la abundancia de heridas abiertas, sino también sobre nuestra patología social. Pero también está lleno de energía positiva. Y ése es otro de sus méritos. Se habla de la vida, del amor, de la amistad, de la serenidad, de la alegría, del respeto, del equilibrio. Se habla de llorar de alegría, de verse en el espejo, de tocar y tocarse. Es un libro saludablemente atrevido. Está proponiendo integrar creadoramente una afectividad positiva en la construcción de una nueva mayanidad.

Quizás sea necesario realizar estudios sobre las relaciones y perspectivas comparadas entre mujeres mayas y ladinas. Sería muy bueno estimular caminos de sanación entre mujeres indígenas y ladinas. Los problemas en las relaciones de género nos pueden ayudar a trascender categorías sociales muy fragmentadas que invisibilizan las percepciones afectivas y la visión del mundo. Por eso, bien dice Emma, todas estas prácticas debieran ser teorizadas.

Las felicito. "Alas y raíces" es un título holístico, integrador, que provoca y arraiga. No es fácil levantar el vuelo nutriendo las raíces. Quizás fuerzas como Quetzalcoatl o Kukulcan, la serpiente emplumada, que está abajo y está arriba, puedan inspirarnos en ese difícil camino de libertad y armonía.

 

Alas y raíces: afectividad de las mujeres mayas, Rik'in ruxik' y ruxe'il: Ronojel kajowab'al ri mayab' taq ixoqi'. Chirix García, Emma Delfina. Grupo de Mujeres Mayas Kaqla, Guatemala, 2003.

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Mujer de Rabinal

Andrea Aragón, guatemalteca, fotógrafa

 

Acarrea a tuto el agua y los muertos. Hijos, marido, padres, siempre a cuestas hasta para enterrarlos. Siempre pesándole en la conciencia porque ella sigue viva. A ellos los mataron el alcohol, las lombrices y el ejército. Ella les prende candelas y les platica en murmullos.

Me acerco a tratar de entenderla y me pregunta sin verme:

"De dónde es usté?" y respondo orgullosa: "De la capital". Entonces ella me tira ese peso que tiene encima, contestando sencilla: "...Aaaay, pobrecita".

Y de pronto, soy yo quien carga sus muertos.

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El idioma no favorece

Wendy García Ortiz, guatemalteca, periodista

 

"¡Hola, perra!", le dijo una joven a su amiga, quien le reservaba una butaca en el cine. "¡Hi, bitch!", le respondió la otra mientras tomaba su lugar e iniciaba una conversación en aquel idioma pronunciado con un chusco acento chapín.

No, no fue en Estados Unidos, sino en una sala de cine capitalina. Supongo que las jóvenes no se percataron que habían sido escuchadas por la fila de atrás, y si lo notaron, no le dieron importancia al asunto. Ha de ser muy normal... En esta cultura machista, las mujeres nos menospreciamos a nosotras mismas.

En lugar de resultarme gracioso, me pareció indignante. Posiblemente me sentí mal representada en aquellos particulares ejemplos de feminidad... Mujeres de pantalones ajustados, blusas escotadas, cortes de pelo a la moda, bolsas de cuero con un colgador en el que apenas cabe un brazo y cuerpos de Britney Spears, pero llamándose a sí mismas "perras"... justo como lo hacen quienes se saludan de "¡hola, cerote!"

Eso me recordó a un mensaje que circuló en esas cadenas del Internet, que a manera de chiste demostraba cómo una serie de palabras escritas en masculino tienen un significado coherente para los hombres pero, escritas en femenino, su connotación es de desprecio hacia las mujeres. Éstas son algunas:

 

        Dios: Principio masculino creador del universo y cuya divinidad se transmitió a su hijo varón por línea paterna

        Diosa: Ser mitológico de culturas obsoletas y olvidadas (superstición)

        Patrimonio: Conjunto de bienes

        Matrimonio: Conjunto de males

        Héroe: Ídolo

        Heroína: Droga

        Hombre público: Personaje conocido que desarrolla actividad pública importante

        Mujer pública: Prostituta

        Hombre ambicioso: Buen partido, con metas, "echa'o pa'lante"

        Mujer ambiciosa: Interesada, arpía, chupasangre

        Perro: El mejor amigo del hombre

        Perra: Desgraciada, vil

        Zorro: Hábil, inteligente, audaz

        Zorra: Ustedes ya saben

        Atrevido: Osado, valiente

        Atrevida: Insolente, mal educada

        Aventurero: Audaz

        Aventurera: Fácil

        Machista: Hombre macho

        Feminista: Lesbiana

        Don Juan: Hombre en todo el sentido de la palabra

        Doña Juana: La mujer de la limpieza

 

Claro, muchos conceptos no coinciden con su uso real, pero la intención es hacer ver que el idioma no favorece a las mujeres y, lamentablemente, hay quienes encuentran en su uso una forma muy "cool" de expresarse.

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Madres del tiempo

Luis Enrique Sam Colop,

guatemalteco, abogado y PhD con especialidad en Literatura Maya

 

Uno de los mitos de creación más hermosos en la cultura maya es el del Winal contenido en el Chilam Balam de Chumayel, que se refiere a la creación del tiempo y la humanidad en el que la mujer tiene el rol protagónico. Todo esto sucedió, según el texto, antes de la creación del mundo y el tiempo comenzó a partir de ese momento. Aquí hay que recordar que, en todas las culturas, el tiempo comienza con el aparecimiento de los astros que proveen la luz que sirve para marcar los días y las noches. En este mito se habla de un hombre que lleva una carga y camina la ruta eterna de los días. Este hombre es uno y cuatro a la vez, es decir sólo se puede "ver" a uno en determinado período, pero al conteo de determinados ciclos resulta que son cuatro. En otras palabras, son los cuatro "cargadores del tiempo".

Las cuatro mujeres creadoras del tiempo van camino al oriente, lugar de donde sale el sol o proviene la luz y se preguntan: "¿Qué habremos de decir cuando encontremos a un hombre en el camino?" Al llegar a su destino ven unas huellas y dicen: "¿Quién habrá pasado por aquí? Aquí hay unas huellas, midamos nuestros pies con esas huellas". Y poniendo sus pies sobre las huellas se origina el tiempo, aparecen los astros y la luz. A partir de ese momento, se crea el día. Luego, el cielo y la tierra, las aguas, las rocas, los árboles, todas las cosas del mar y de la tierra fueron creadas.

Esta medición de huellas se interpreta como una metáfora de interacción sexual, por lo que algunos identifican a estas cuatro mujeres como "Señoras del mundo", aunque personalmente prefiero: "Madres del tiempo". En el Popol Wuj también se recurre a la metáfora cuando se habla del embarazo de Ixkik'. En ambas situaciones, el rol de la mujer es activo. Por su acción, se genera la vida. En otros mitos de creación, la mujer no existe o tiene un rol pasivo. Hay que anotar, también, que en el mito del Winal el día en que se origina el tiempo es Ok en yucateco y Tz'i' en k'iche', que para algunas y algunos ajq'ijab de hoy, en una interpretación más cristiana que maya, es "un mal día".

Al día siguiente, es decir en el día Uno Batz', se creó el cielo y la tierra; en el día Dos E se originó la primera catarata que desciende de la neblina de los cielos; en el día Tres Aj se crearon todas las criaturas y todo lo que hay en el cielo, mar y tierra; en Cuatro I'x, el cielo y la tierra fueron separados. Así sucesivamente sigue el conteo de los 20 días con los 13 números que componen el calendario. En cada uno de ellos se identifica qué fue creado o qué sucedió. Sin embargo, en el último día se dice enigmáticamente: "13 unidades y 7 unidades suman 1 unidad"; principio que combina la matemática y la concepción que se le da al conteo de 260 días para confluir en la creación de la humanidad. En los idiomas mayas Winal o Winaq literalmente quiere decir "veinte", en consecuencia cada uno de nosotros es "una unidad de veinte". De aquí que a la vez que se habla de la creación del tiempo se está hablando de la creación humana, gracias a la acción de las cuatro mujeres que originaron el tiempo.

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Unidas, solidarias y empoderadas

Alma Gilda López Mejía,

guatemalteca, integrante de Moloj - Kino'jib'al Mayib' Ixoqi'b (Asociación Política de Mujeres Mayas)

 

Participación política... ¿Es moda o será una necesidad? ¿Ausencia o miedo? ¿Tiempo o cotidianidad? ¿La realidad o la coyuntura electoral? ¿Qué es para nosotras, las de hoy, las de ayer, las de mañana? ¿Qué es para todas?

Bueno, en verdad hay que iniciar diciendo que para las mujeres, y para nosotras las mayas, hablar de participación política significa empezar por cada una, resignificarme yo, luego a mi hermana y luego a la otra, a partir de un reconocimiento y cuestionamiento de lo que soy -lo que conozco, sé, vivo, siento, tengo, temo, construyo, sufro, amo, reto, peleo en mi cuerpo, espíritu y alma- con quienes no entienden, reconocen, valoran ni respetan lo que las mujeres, mayas y ladinas, hemos dado a la historia de este país y, más que a la historia, al hoy, aun con todo lo que conlleva para cada una y en lo colectivo.

Para las mujeres mayas, hablar de participación política implica, sobre todo, cuestionar prácticas de nuestra cultura que nos oprimen, pues al igual que otras vivimos en un sistema patriarcal que nos excluye, discrimina, limita e invisibiliza y no nos deja ser y hacer con libertad lo que queremos. Constantemente somos juzgadas y controladas en cualquier paso que damos y error que cometemos. Se nos acusa de "listas", "igualadas", "abusivas", "oportunistas", "metiches", "liberales", "alienadas" y "ladinizadas". Dicen: "tan bonitas que son", "quien las mira" y "qué bien saben hablar el español".

Esto lo vivimos todos los días, en los espacios públicos y privados, en las organizaciones mixtas y de mujeres, en los partidos políticos y comités cívicos, en foros, talleres y seminarios, en debates y discusiones en los que tradicionalmente hay hombres y otras mujeres hablando por nosotras o en nombre y representación de nosotras. En esos espacios abrimos la boca, decimos la verdad y nos empoderamos de nuestras voces, saberes, sentimientos, experiencias y pensamientos. Es más, si ustedes no lo saben, en época electoral somos utilizadas con nuestro voto; se nos coloca en planillas para que vean nuestros majestuosos trajes y venderle al pueblo la idea de que aquí sí practicamos la interculturalidad y la equidad de género. En este ámbito, las mujeres mayas hemos sido sojuzgadas, silenciadas y obligadas a realizar funciones de apoyo o secundarias. Si somos jóvenes, la cosa todavía es más complicada y jodida, pues tenemos que demostrar cinco y hasta seis veces que lo que proponemos funciona y sirve.

En estas condiciones, ¿cómo hemos construido, definido y generado la participación política y el empoderamiento desde las mujeres mayas, desde las k'iche's, con equidad de género? No ha sido fácil que en este tiempo nos constituyamos y organicemos para trabajar. No ha sido un proceso sencillo; al contrario, se ha tenido que romper barreras, estereotipos, prejuicios, miedos y principalmente acciones y actitudes en grandes contradicciones y luchas, desde la pareja, los y las hijas, los valores culturales, el sistema económico, sociopolítico y el Estado mismo.

Sobre todo, hablar de participación política es vivir la autonomía, ésa que nos permite dejar de ser dependientes de los otros, que nos hace más seguras de qué queremos y hacia dónde vamos, reivindicarnos y luchar por el respeto y reconocimiento de nuestros derechos, de nuestros cuerpos y recursos, tomar nuestras propias decisiones y participar de aquéllas que beneficien a otras personas desde nuestra mirada; no solas sino juntas, organizadas, sin divisiones ni rivalidades, unidas, solidarias y empoderadas.

Entonces, hablar y vivir la participación política de las mayas es entender la causa de las mujeres. Es reconocer la participación de las k'iche's, kaqchiqueles, mames, tz'utujiles, q'eqchi'es, garífunas, xinkas y ladinas. Es tener conciencia de ser mujer.

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Los sentidos de la educación alternativa

María Teresa Rodríguez Blandón,

guatemalteca, feminista, consultora en género y desarrollo

 

Conmueve relatar la experiencia educativa que ocurre en las riberas del Río Dulce, Izabal, en el único internado en la zona para niñas q'eqchi'es y que lleva el nombre de Centro Educativo Padre Tomas Morán, creado y manejado por la Asociación Ak'Tenamit (Pueblo Nuevo en idioma q'eqchi').

Si se piensa en lo alternativo, lo distinto, lo que marca la diferencia con un enfoque local y rural en la enseñanza, nos colocaremos en el mundo con la libertad como la gran ganancia del proceso educativo. Sucede que las y los jóvenes que asisten a este centro formativo permanecen 35 días internadas(os) en su escuela y durante ocho días salen hacia sus distintas comunidades (este sistema educativo está regido de acuerdo con el calendario maya). En este tiempo reciben un tipo de educación y formación que difiere del método educativo tradicional, en el cual se adopta un estilo de rigidez, tanto en lo corporal como en lo mental, y que prácticamente constituye una marca para el resto de las vidas.

Durante los días en el internado, las niñas y jóvenes aprenden los contenidos académicos formales pero desde una metodología de aprendizaje tutorial, con la cual la idea es expandir los alcances del pensamiento y crear la práctica comunitaria con los contenidos aprendidos.

En el año 2003, el Ministerio de Educación aprueba para Ak'Tenamit la carrera de Perito en Bienestar Rural con Enfoque al Desarrollo Comunitario Sostenible como la primera experiencia de este tipo a nivel nacional. Esto da cuenta que, aun hoy, el derecho a la educación sigue siendo el primero de los derechos humanos que se logra en el mundo para las mujeres; luego, como es sabido, se consiguieron los derechos civiles y los políticos. Con esta carrera, las niñas de la región cuentan con una alternativa de educación práctica para la vida. Se escriben así las historias transformadoras de las estructuras, proponiendo y logrando que se institucionalicen procesos ilustrados locales y con un enfoque rural.

Podemos decir que esta práctica educativa se coloca bajo el techo de una cultura paradigmática y por ello feminista. Nos cuenta la autora Marta C. Nussbaum* al referirse a su enfoque de las capacidades humanas centrales, en la relacionada con los sentidos, la imaginación y el pensamiento, que es importante que se visualice la educación como un complejo integrado no sólo con la alfabetización y el entrenamiento científico y la matemática; también hay que construir las capacidades de imaginación y pensamiento en conexión con la experiencia y la producción de obras y eventos de expresión y elección propia. Si esto se logra, se puede ser capaz de tener experiencias placenteras y evitar el sufrimiento innecesario en la vida.

Me viene a la mente el hecho de que en la experiencia educativa de Ak'Tenamit se observa el aterrizaje de este postulado teórico en lo concreto, en lo vivible y en lo que antes no había sido imaginado como posible. A esto le llamamos potenciar la vida de las niñas y jóvenes de esa región del nororiente del país, donde también se les apoya para la construcción de sus poderes democráticos. Además, esta experiencia educativa está en confluencia directa con el entrenamiento en la vida para una espiritualidad distinta a la que tradicionalmente se conoce.

 

* Nussbaum, Marta C. Las mujeres y el desarrollo humano: El enfoque de las capacidades. Cambridge University Press, 2000. Empresa Editorial Herder, S.A., Barcelona 2002.

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Construyendo agenda de mujeres rurales

 

Más de 60 mujeres -indígenas y no indígenas- de áreas rurales participaron durante dos días en un encuentro en el que identificaron puntos de agenda con enfoque de género. Entre los ejes definidos figuran temas como: acceso, propiedad y copropiedad de la tierra, participación ciudadana, trabajo productivo y reproductivo. Ellas presentarán sus demandas en un foro el 26 de junio próximo.

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Impulsan propuesta regional frente al TLC

laCuerda

 

La inclusión de un acuerdo de salvaguardia laboral dentro del texto del Tratado de Libre Comercio (TLC) y la restricción del acceso a sus beneficios a empresas infractoras de derechos laborales son propuestas que impulsa la Iniciativa Mesoamericana de Comercio, Integración y Desarrollo Sostenible (CID), frente a las actuales negociaciones entre Estados Unidos y Centroamérica. Para su elaboración fue tomada en cuenta la situación particular de las trabajadoras.

Las mujeres son quienes con frecuencia se ven expuestas a discriminaciones salariales, carencia de prestaciones, incremento en su jornada de trabajo y hostigamiento sexual. Se prevé que uno de los sectores que será potenciado por el TLC es la industria maquiladora, criticada por las precarias condiciones laborales que enfrenta su mano de obra, la cual se estima está conformada por mujeres en más del 80 por ciento.

Antonio Cambranes, de CID, explicó que algunos países tienden a implementar medidas de flexibilidad laboral antes de la entrada en vigencia de estos tratados. "Precisamente por eso estamos proponiendo una protección previa (salvaguardia) para que los derechos laborales de trabajadoras y trabajadores no sean vulnerados", expresó.

Además, para las empresas que violen los derechos contemplados en el tratado demandan sanciones que van desde una simple advertencia y multas hasta la exclusión total de los beneficios del mismo.

La iniciativa CID es impulsada por varias organizaciones sociales del istmo con el objetivo de influir positivamente en los acuerdos que deriven de las negociaciones en la temática laboral, agraria, ambiental, pequeña y mediana empresa, entre otras.

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Aplicación pareja de la Ley de Servicio Cívico

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

La no militarización de las comunidades, la disolución del Estado Mayor Presidencial, así como la reducción de efectivos militares y del presupuesto del ejército, son demandas que la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) y el Movimiento de Jóvenes Mayas (MOJOMAYAS) hacen en el marco del 30 de junio.

Durante años, en esa fecha ha sido celebrado el día del ejército. Hasta hace poco se veían desfilar militares y estudiantes de varios colegios por las calles de la ciudad como parte de la celebración.

Para una parte de la sociedad, ser militar o estudiar en una escuela militar era un orgullo pues significaba disciplina y defensa de la patria. Sin embargo, cada vez más personas han tomado conciencia que la aún vigente doctrina militar también propició miles de muertes injustas.

Rosalina Tuyuc, lideresa de CONAVIGUA, manifestó su preocupación de que, bajo el pretexto de la inseguridad, los militares estén en coordinación recorriendo las calles. "Creemos firmemente que es necesario que la institución armada se adecue a las nuevas circunstancias, expresó. Su papel debe ser de defender y mantener la soberanía del país y no intervenir en seguridad interna, en asuntos educativos ni de desarrollo".

Magdalena Sarat Pacheco, de MOJOMAYAS, se mostró satisfecha por la reciente aprobación de la Ley de Servicio Cívico. "Esperamos que se cumpla y se garantice la participación de los pueblos indígenas, en especial la juventud, pues en sus manos está el futuro del país, por lo que insto a todas las personas jóvenes a que se organicen para darla a conocer y fiscalicen su cumplimiento", concluyó.

Es importante insistir en que la nueva ley debe ser aplicada por igual a ladinos e indígenas, sin distingos de su condición social.

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Utzil - Bienestar

 

La Fundación Rigoberta Menchú Tum y el Centro Maya Saqbé ejecutan el proyecto Sociedad Pluricultural Utzil a fin de dar a conocer formas, escenarios y consecuencias de la discriminación contra los pueblos indígenas en tres áreas geográficas de trabajo.

Según su estrategia, luchar contra el racismo y la discriminación pasa en primer lugar por desnudar esta problemática ante la sociedad en general. A partir de ello impulsarán acciones encaminadas a construir nuevas relaciones.

 

Calendario de Utzil para junio

Día

Hora

Lugar

Actividad

14

11:00 a 16:00

Parque Concordia

Desde el arte, construyamos

la interculturalidad

18

14:00 a 17:00

Antiguo Edif. de Correos

Análisis: Tema étnico y medios

de comunicación

19

14:00 a 17:00

Antiguo Edif. de Correos

Relaciones interétnicas

y alcaldes auxiliares

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Crean red municipal

laCuerda

 

Alrededor de 46 mujeres de 20 grupos participaron en un taller para compartir experiencias como movimientos sectoriales. Ellas pretenden conformar una red intercomunal en el municipio de Aguacatán, Huehuetenango.

A fin de proporcionar elementos de reflexión, representantes del Consejo de Instituciones de Desarrollo (COINDE) dieron a conocer su experiencia en la organización de redes, en tanto el Foro de la Mujer de Xela se refirió a los espacios de participación.

Las participantes nombraron a Alejandra Méndez y Paula Lux como representantes provisionales ante el Consejo Municipal. La principal motivación de esta instancia es la atención a las demandas de la población femenina. Por el momento cuentan con el apoyo de organizaciones de acompañamiento, entre ellas Servicios Jurídicos y Sociales (SERJUS).

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Las mujeres y el Grupo Consultivo

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

La posición y demandas de las guatemaltecas en el Grupo Consultivo no pudieron llegar de manera directa a los oídos de representantes de gobierno y delegaciones internacionales.

Las agrupaciones de mujeres estuvieron representadas en la Comisión de Organizaciones Sociales (COS). Aunque ésta jugó un papel importante en cuanto a plantear factores que contribuyan al avance del cumplimiento de los Acuerdos de Paz, la situación de las mujeres fue un tema que no cobró la relevancia que se deseaba, menciona Sandra Morán, del Sector de Mujeres.

Entre las 30 demandas presentadas conjuntamente como sociedad civil, sólo siete se refieren específicamente a las mujeres. Entre ellas, solicitan el establecimiento de políticas públicas con recursos financieros en forma descentralizada, de acuerdo a la Convención para Eliminar Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), así como a las sugerencias del informe sobre los avances de la participación de las guatemaltecas y el de situación y derechos de las indígenas.

La Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), en su declaración política de cara al Grupo Consultivo, mencionó que ha habido avances en cuanto a la conformación de un marco jurídico más favorable para las mujeres, se han incluido reformas a la legislación, aprobado nuevas leyes y ratificado tratados internacionales. Sin embargo, los logros se ven opacados por las debilidades que persisten en el sistema de justicia y la insuficiente asignación de recursos financieros para mejorar la calidad de vida de las guatemaltecas.

El Estado sigue sin reconocer su falta de interés hacia las demandas de las mujeres. El Ministerio de Finanzas informó al Grupo Consultivo que se han planteado reformas al Código de Trabajo, omitiendo decir que en las últimas reformas ninguna de las que avaló tuvo enfoque de género a favor de las trabajadoras.

Menciona que "se ha incorporado a las mujeres en la toma de decisiones" y que con diversos grupos promovió la Ley de Prevención y Sanción de las Conductas de Acoso y Hostigamiento Sexual. No obstante, han pasado cinco años y esta ley continúa traspapelada en el Congreso, sin ser aprobada.

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Pendiente aprobar

iniciativas a favor de niñez y adolescencia

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

Representantes del Movimiento Social por los Derechos de la Niñez y la Juventud manifestaron preocupación por la carencia de respuestas gubernamentales a la problemática que enfrentan las personas menores de 18 años de edad.

En reunión con integrantes de la Red de Mujeres Periodistas, Alejandra Vásquez, secretaria ejecutiva del Movimiento, dio a conocer las iniciativas de ley a favor de la niñez y adolescencia que han sido presentadas al Congreso por distintos sectores. La falta o tardanza en su aprobación denota el poco interés del gobierno por concretar, dentro de sus políticas públicas, acciones para mejorar las condiciones de vida de la población infanto-juvenil.

Una de esas iniciativas busca reformar el Código Penal para que los delitos contra la vida y seguridad sexual perpetrados en personas menores de 16 años constituyan un agravante especial, para incrementar la pena e impedir que los infractores gocen de beneficios como la reducción de la misma. Otra propuesta pendiente de aprobación es la Ley de Adopciones, que permita su regulación tomando en cuenta el interés superior de la niña o niño y la búsqueda del adoptante idóneo.

La reciente aprobación en tercera lectura de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia constituye un paso hacia la construcción de un marco jurídico más adecuado.

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En recuerdo a María Chinchilla

Ledy Orantes, laCuerda

 

La docencia fue una de las primeras actividades en que las mujeres pudieron desarrollar una función profesional fuera del hogar y siempre ha sido considerada una actividad digna de respeto. Para muchos hombres todavía es la carrera en la que "dejarían" trabajar a sus hijas y esposas, porque las maestras "no son catalogadas como putas", afirman algunos.

En numerosas familias es una profesión heredada de una generación a otra. Antes bastaba con tener sexto primaria para dar clases; ahora se necesita mayor preparación académica. Trabajar en el Magisterio requiere de mucho amor, entrega y dedicación. Se tiene una pésima remuneración, la jornada puede ser de medio tiempo pero siempre hay trabajo y problemas para llevar a casa.

La mayoría de veces, cuando se le pregunta a una maestra por qué eligió esa profesión, responde: "Porque me gustan los niños". Es el caso de seño Jose, maestra de pre-primaria, quien comenta: "Cuando me casé estuve encerrada en la casa, pero como mis hijos ya crecieron, ahora sí puedo trabajar".

Muchas personas no saben por qué el 25 de junio es el Día del Maestro. La fecha conmemora el fallecimiento de María Chinchilla, una maestra asesinada en una manifestación de protesta en 1944, durante el mandato del dictador Jorge Ubico. La primera vez que se conmemoró fue en 1945.

Para quienes ejercen esta profesión, el día significa una celebración, con sorpresas y descanso.

En laCuerda saludamos y felicitamos a cada docente que honra su profesión.

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¡Que vivan los buenos papás!

 

En laCuerda somos conscientes que en Guatemala, como en todo el mundo, hay buenos papás. Claro que lo sabemos. El problema es que ocurre algo parecido a lo que cotidianamente se da en el tráfico: los abusivos al volante, y la descarada temeridad con que se adueñan de las calles, a menudo hacen pensar que "todos son iguales". La verdad es que muchos conductores sí observan las reglas de tránsito, también en aras de una respetuosa convivencia, pero quedan ocultos tras los desmanes de los demás.

Y así con los padres: los hay muy buenos -de hecho, excepcionales-, pero están a la sombra de tantos otros: los irresponsables, los perennemente bravucones, los que se hacen humo a la hora de rajar ocote, los que prefieren despilfarrar el sueldo en cervezas con los cuates, aunque saben que los zapatos del hijo casi no tienen suelas y la niña ya no cabe en ese viejo vestido.

Por eso, este junio nuestro saludo va a esos padres que valoran a su familia y el tiempo que pasan con ella, sin pretender ser reyes. Celebramos a aquéllos que al menos intentan dejar a un lado el estilito del "porque no y punto", o "porque lo digo yo y se acabó"; los que no ven a sus hijas e hijos como animalitos que les pertenecen; ésos que saben que la igualdad enriquece a todo el núcleo y son auténticos compañeros de las esposas o convivientes, compartiendo las tareas de la casa en lugar de llegar del trabajo y sentarse cómodamente a ver la tele mientras ellas les sirven la cena.

Y esperamos, sinceramente, que alguno ahí afuera se dé por aludido porque de verdad lo merece.

(Sobre el resto, esta vez sin comentarios...)

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Campo

pagado

Secretaría Presidencial de la Mujer

Reseña del proceso para lograr la

incorporación de la equidad de género

en el Presupuesto Nacional

 

Con el objeto de impulsar el crecimiento económico, estable y sostenible, conscientes de que la pobreza femenina es un serio obstáculo para lograr el desarrollo de la mujer, se elaboró una propuesta para la formulación de Presupuestos con Perspectiva de Género.

 

Antecedentes

 

En el año 2001 surge la iniciativa de apertura del proceso a efecto de que, en el año 2002, en el Presupuesto General de la Nación se incluyera la Equidad de Género. Sin embargo, la iniciativa seguía circunscrita a un presupuesto etiquetado con ausencia de sensibilidad en el tema. A mediados del año 2001 se conoció la experiencia de FUNDAR y de las diputadas mexicanas acerca del presupuesto etiquetado, contándose con la participación de la Sociedad Civil y con el apoyo de UNIFEM, FENUAP, PNUD, FLACSO y CEPAL.

Siempre en el mismo año, se desarrolló el análisis del presupuesto nacional con el fin de conocer la situación del gasto. De esta forma se conoció la situación real del mismo, lo cual nos permitió profundizar en el tema y conocer otras experiencias, como por ejemplo la de Honduras y la de Santiago de Chile.

En el año 2002 se analizó la viabilidad de incorporar la desagregación por sexo en el Presupuesto 2003, considerando tres posibilidades: 1) Presentar la propuesta al Gabinete Social, 2) Gestión Política, y 3) Gestión a nivel de la Dirección Técnica del Presupuesto del Ministerio de Finanzas Públicas.

Posteriormente se coordinó con los Ministerios de Trabajo, Salud Pública y Asistencia Social, Educación, Agricultura, Ganadería y Alimentación la desagregación por sexo de las Metas de sus proyectos para el año 2003, siendo el Ministerio de Educación el primero en hacerlo. Luego de identificar la descentralización del presupuesto y de la identificación de fondos consensuados, se realizó la gestión política y técnica ante SEGEPLAN para obtener su beneplácito y la asesoría del Ministerio de Finanzas Públicas.

En noviembre 2002 surgen dos propuestas con enfoque de género, la de CODEFEM y la de FLACSO-UNAMG. En diciembre del 2002, CODEFEM construyó una propuesta para analizar la brecha de género en el presupuesto por medio del uso de un clasificador, el cual fue incorporado en el Sistema Integrado de Administración Financiera, encontrando como principales dificultades la falta de sensibilidad del personal técnico ante el tema de Equidad de Género y barreras ideológicas.

En el año 2003 se realizó un sondeo político, logrando la incorporación de la Equidad de Género en la Política Presupuestaria, así como la incorporación de la Política de Promoción y Desarrollo de las Mujeres Guatemaltecas y los lineamientos para el Plan Operativo Anual (POA) y Presupuesto 2003.

Debido a la poca disposición del personal técnico para la incorporación de estos instrumentos, en mayo del mismo año iniciamos la elaboración y ejecución del plan de capacitación y sensibilización para incorporar el Enfoque de Género en el Presupuesto y el uso del clasificador, obteniendo como logro que técnicas(os) de las distintas unidades financieras fueran capacitadas(os) en el uso del clasificador de género. De igual manera, funcionarios de los distintos Ministerios, Fondos Sociales, UDAF y otras instancias también fueron orientados en el tema del Presupuesto con Enfoque de Género.

La inclusión de los criterios de género en el Presupuesto Nacional establece las reglas que todas las dependencias del gobierno central y entidades descentralizadas deberán observar para el diseño de sus programas y proyectos.

Esta medida es resultado de la Propuesta de Desarrollo Humano de las Mujeres Guatemaltecas y será tomada en consideración en el proceso de formulación del proyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado para el ejercicio fiscal 2004, según disposiciones del Presidente Alfonso Portillo.

 

SEPREM – Secretaría Presidencial de la Mujer

Asesora y Coordinadora de Políticas Públicas

9a. Ave. 0-19 Zona 2, Edif. Isabel La Católica, 4o. Nivel

Tel. +(502) 288-6016 y 288-6087 / Fax: 288-6407

spmujer@intelnet.net.gt

 

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Movidas municipales

 

Sololatecas unidas

Ledy Orantes, laCuerda

 

En nueve municipios de Sololá participan cientos de indígenas en sus comunidades, además de coordinar sus luchas a nivel departamental y nacional. Emiliana Sancoy, presidenta de la Asociación Sololatecos Unidos por el Desarrollo Integral (ASUDI), explica que buscan ganar espacios de poder local como mujeres y también junto a sus compañeros de vida en demandas generales. "Ya empezamos a abrir brecha", afirmó.

Están gestionando fondos con el Ministerio de Agricultura para atender la emergencia que viven en sus comunidades rurales, donde la gente padece hambre por falta de trabajo en las fincas productoras de café. "Es una lucha difícil porque cuesta mucho que las autoridades cumplan con su palabra", comentó la lideresa.

 

Santiago Atitlán

La Asociación de Mujeres Ik Luna y el Comité Lago Azul trabajan en proyectos de desarrollo, artesanía y educación. También gestionan apoyos para otras organizaciones del municipio, como la Asociación Maya Nuevo Sembrador, conformada por mujeres y hombres.

Son integrantes de ASUDI, que a su vez forma parte de la Plataforma Agraria. A través de esta alianza presentaron al gobierno propuestas orientadas a solucionar necesidades urgentes en sus comunidades, donde "nos diferencian acentos pero todos somos parte del reino tz'utujil", indica la contadora Elena Coché Damián, representante de Ik Luna.

Como solteras o madres de familia solicitan ayuda en alimentos y subsidio para el arrendamiento de terrenos a fin de sembrar frijol y maíz. "Nuestro interés no es sólo recibir apoyos, sino trabajar para reactivar la economía de Santiago Atitlán", dijo la entrevistada.

 

San Lucas Tolimán

Las mujeres en este municipio "somos las encargadas de poner pulmón y sacar algo para la comida", porque cuando la cosecha termina sus maridos carecen de trabajo. Pisto no hay, anotó la lideresa comunitaria Dilia Magali Cutuj Tobar. Con ingenio y decisión, ellas compran y venden, tejen y buscan de qué manera sostener a la familia hasta la próxima cosecha.

En época de café todas van a recolectar. Cuando termina, compran "animalitos o hilos", lo que les permite obtener algunos ingresos. Las niñas aprenden a tejer entre los tres y cuatro años de edad, costumbre que forma parte de su cultura. Las mujeres son amas de casa y también trabajan la tierra, "ayudan a su esposo en la siembra de frijol y tomate, aparte hacen servilletas, fajas, rebozos y huipiles".

Uno de los problemas que enfrentan es que no tienen un mercado para vender sus artesanías a precios razonables. Dilia Magali precisa que una madre de familia tarda un mes en elaborar un huipil y por éste sólo recibe entre 70 y 100 quetzales.

La dirigente tiene a su cargo entre 500 y 600 mujeres de San Lucas Tolimán. Promueve que ellas se organicen con el fin de exigir al gobierno que les otorgue ayuda alimentaria y préstamos para sus proyectos con integrantes de ASUDI y Plataforma Agraria.

 

San Antonio Palopó

Diega Sánchez, representante de una de las 12 comunidades donde hay grupos de mujeres, informó que desde el año pasado tienen aquí acceso a un salón municipal para sus reuniones y talleres sobre autoestima, liderazgo y violencia intrafamiliar.

Pese a no saber leer ni escribir porque de niña no tuvo oportunidad de ir a la escuela, comenta su disposición a participar: "Me gusta trabajar y ayudar en mi comunidad. Antes las mujeres no sabían que tenían derechos; sólo los hombres creen que tienen derechos, porque eran cabezas de familias".

En sus grupos, que funcionan desde hace siete años, gestionan proyectos pecuarios, artesanías y préstamos. Presentaron sus solicitudes el año pasado pero aún no han obtenido respuesta favorable. "Estamos llenando algunos requisitos", dio a conocer Marcela Pérez Talej, quien se identifica como kaqchiquel.

 

San Pedro La Laguna

La organización Estrella Tz'utujil -que tiene grupos de mujeres en seis municipios- ha trabajado en San Pedro La Laguna durante dos años en varias áreas de interés para sus asociadas. Uno de los objetivos más importantes es alfabetizar y enseñar español. También capacitan a sus integrantes en artesanías como la confección de pantalones típicos, fajas, blusas y bordados. El propósito es que ellas puedan obtener ingresos adicionales.

Marta Álvarez, originaria de este municipio, opinó: "Hay que motivar a las personas para seguir adelante".

A partir de este año se han integrado hombres a la organización porque creen que la unidad es necesaria para tener mejores resultados con un trabajo de equipo. Una de las demandas de las mujeres es la dotación de abono para sus siembras y los compañeros solicitan facilidades para el arrendamiento de tierras.

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Caso Mack

La ciudadanía contra la impunidad

 

Hacemos un llamado amplio a todas aquellas personas que

desean que la justicia se haga realidad en Guatemala, para

que manifiesten su apoyo a la lucha de la familia Mack

por esclarecer el asesinato de Myrna.

 

La Audiencia para conocer el Recurso de Casación en el

Caso Mack será el día jueves 19 de junio a las 9:30 horas en la

Sala de Vistas de la Corte Suprema de Justicia.

 

¡Si la justicia no llega hasta el último rincón,

no existe justicia para nadie!

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laCuerda

 

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Editora

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Redacción

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Reporteras

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