laCuerda Una
mirada feminista de la realidad |
Año 6, No. 55 |
Editorial |
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Entrada |
Romper con los estereotipos
(Rosalinda Hernández Alarcón) |
La médula |
Culto a la imagen (Adelma Bercián)
No nos vestimos a la moda (Anamaría
Cofiño K.)
¿Imágenes o programas? (Andrea
Carrillo Samayoa)
“Uraga wagia hiñaruña” - Las
mujeres también somos historia (María Dolores Marroquín) |
Reportaje |
|
Entrevista |
Susana Villarán: Aboga por los
derechos humanos desde dos enfoques (Rosalinda Hernández Alarcón) |
La paseante |
De telenovela (Marta Sandoval) |
Esta boca es mía |
Espejito, espejito... (Lucía Escobar)
¿Socios o rivales? (Andrés Zepeda) |
Aquí y ahora |
¿Y la justicia (Paula Irene del Cid
Vargas)
Agenda política (Ledy Orantes)
Vulneran los derechos de periodista |
Campo pagado |
|
Movida departamental |
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Movida Internacional |
A mantener la bandera en alto
(Rosalinda Hernández Alarcón) |
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Editorial
Que la guerra no nos sea indiferente
Hemos manifestado repetidas
veces, abierta y categóricamente, que estamos contra la intervención
imperialista en Irak, y que condenamos los cobardes ataques contra su pueblo
inocente. Igualmente, rechazamos la justificación de la "lucha contra el
terrorismo", que no es más que una política represiva contra la libertad.
Como en ocasiones anteriores, declaramos nuestra adhesión a los movimientos que
abogan por la paz, entendida en su sentido más amplio y abarcador.
Aunque
suene ingenuo, nuestra propuesta es pedir un alto inmediato a la guerra, que se
acaben los bombardeos, que todas las naciones intervengan para detener el
holocausto. Y que se juzguen los crímenes de guerra para acabar con la
impunidad.
Por este
medio quisiéramos hacer llegar a las mujeres, niñas y ancianas, a ellas y a
toda la gente en Irak que está padeciendo las consecuencias de los ataques,
nuestra solidaridad y apoyo en estos momentos tan terribles. Cada día, en los
actos cotidianos, como lavar un plato o abrigar a un niño, pensamos en la gente
iraquí que no sabe si va a perecer bajo un misil, que no tiene agua ni
alimentos, que se ve obligada a huir o está enterrando a sus familias.
Compartimos su dolor y desde lejos las acompañamos con nuestros pensamientos,
para que encuentren la fuerza que les permita resistir esta batalla tan cruel.
Lamentamos de corazón no poder transmitirles directamente al menos unas
palabras de consuelo.
A las mujeres de
Estados Unidos
Hemos visto
a cantidad de mujeres estadounidenses luchando de maneras diversas contra las
políticas de su gobierno, apoyando campañas para que Bush renuncie, e inclusive
acompañando a los pueblos que luchan por sus derechos. A ellas les hacemos
llegar también nuestro apoyo, para que no cesen de exigir que la matanza se
detenga. Creemos que su ejemplo puede mover a otros miles para evitar más
destrucción.
Ustedes,
desde dentro, pueden minar ese sistema infame que no tiene límites en su afán
de poder. Sabemos que muchas madres no quieren enviar sus hijos a aniquilar
gente inocente y que están procurando evitarlo. Confiamos en las
estadounidenses que se oponen activamente a que en su nombre, con sus recursos
y su bandera se esté perpetrando una agresión monstruosa que no tiene
justificación y que constituye un acto inigualable de lesa humanidad.
Caminata por la
Paz
Creemos que
no podemos quedarnos de brazos cruzados. Esta situación nos obliga a
reflexionar sobre nuestro papel en la política. Consideramos necesario
emprender acciones concretas y tomar decisiones personales de cara a asumir
nuestras responsabilidades ciudadanas. Estamos llamadas a ampliar y consolidar
lo ganado y a continuar materializando práctica y cotidianamente los ideales y
proyectos que hemos soñado.
Varias organizaciones, sectores y personas hemos
coincidido en convocar a toda la gente consciente para que se incorpore al
movimiento que rechaza la invasión de Irak. La invitación es a participar en la
Caminata por la Paz que se llevará a cabo el sábado 12 de abril, a partir de
las 11:00 a.m. en la Plazuela España, Zona 9, y que concluirá al mediodía
frente a la embajada de los Estados Unidos. Para que la guerra no nos sea
indiferente.
[índice]
Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda
En este número lasCuerdas nos
propusimos abordar aspectos de la imagen. Tema polémico, en tanto el predominio
de estereotipos e influencias mediáticas esclaviza a las personas al
condicionarlas a un "deber ser" o imponerles lentes que deforman
realidades. Es complejo. Convidamos a intercambiar reflexiones sobre el tema.
Como
feministas tenemos una forma de interpretar el mundo y buscamos actuar en
concordancia. Reconocemos que la imagen es un aspecto que rodea nuestras vidas
desde que nacemos; es lo concreto, lo que se ve. Entendemos que una forma
liberadora de asumirnos como mujeres, independientemente de nuestras
preferencias, es que nuestra representación corresponda a nuestros valores, a
un acto razonado, a una opción sin prejuicios ni subordinaciones.
Romper
con los estereotipos significa para nosotras no simplemente la actitud
contestataria de decir no en respuesta a lo establecido, a lo que
tradicionalmente se impone y que la mayoría considera "lo correcto".
Significa optar por lo que nos gusta y nos acomoda, lo que para nosotras es
auténtico y verdadero. Es así que aspiramos a no seguir patrones por
irreflexión ni a dar por ciertas todas las imágenes mediáticas con pasividad.
Este tema
va cobrando trascendencia en la medida que la imagen se convierte, para mujeres
y hombres, en lo sustancial de sus vidas. Rige su vestimenta, apariencia
física, opciones de consumo, etcétera. A la vez, les delimita comportamientos,
les angustia, les adormece e incluso les enferma.
La imagen
se representa a través de variadas formas visibles y concretas. En los grupos
tiene referentes en sus líderes y representantes a través de su manera de
vestir y actuar, expresiones colectivas de participación, tipo de relaciones
entre dirigentes e integrantes y sus aliados y no aliados. También se concreta
en logotipos y membretes, en cualquier forma de manifestación pública.
La utilización de la imagen puede perseguir una
congruencia con principios éticos hasta representar una abierta manipulación.
El perfil de una imagen puede animar una representación auténtica y natural, en
contrapartida a figuras estereotipadas o alteradas. El manejo de la imagen
influye de tal manera que una persona nerviosa puede mostrar firmeza, un ataque
bélico alevoso puede ser un "acto de defensa". Cada vez con mayor
facilidad se transforman sesgos antagónicos mediante el uso de nuevas
tecnologías.
Actualmente,
la manipulación de la imagen está violando cualquier código de ética, al dar
pormenores de una guerra de agresión contra un pueblo como una "campaña de
liberación". Las figuras televisivas y materiales gráficos impresos,
diseminados por medios poderosos, están desdibujando las masacres que soldados
ejecutan contra la población civil y ocultando el fundamentalismo del gobierno
gringo y su voraz ansia de poder. Mienten con la mayor impunidad.
La
recepción de imágenes, entonces, plantea reflexiones. No hacerlo de manera
cotidiana violenta nuestras vidas. Usemos antídotos, entre ellos, tener
presente la duda: no todo lo que vemos es verdad.
[índice]
Laura E. Asturias, laCuerda
Me correspondía escribir, en esta
Cuerda, sobre lo que para las mujeres implica superar las innumerables normas
impuestas a nuestros cuerpos, cómo reforzar nuestra autoestima ante la
avalancha de imágenes de modelos perfectas que nada reflejan lo que la mayoría
somos; también acerca de los costos que pagamos las "pasadas de peso"
por rebelarnos a esas imposiciones.
Y aquí
estoy sentada frente a la computadora, la tarde antes del cierre de edición,
con un horrendo bloqueo, al menos para esa tarea. Porque éste es uno de esos
momentos en que hablar del cuerpo parece trivial o necesariamente cobra otros
matices.
A ver si
me explico. Esta semana, por motivos que no vienen al caso, la energía
eléctrica fue cortada en nuestra casa y durante dos días la vida se me
complicó. Pero algo ocurrió mientras pagábamos la reconexión del servicio, yo
refunfuñando porque en el Centro de Pagos del banco G&T-Continental en la
Zona 9 hay 11 cajas y sólo en dos atendían.
Parada en
la fila, de repente pensé en toda la gente que en estos momentos ni siquiera
tiene un techo bajo el cual cobijarse. Gente que no puede impedir que le llueva
muerte. Gente en Irak, al otro lado del mundo, como tanta la ha sido en este
suelo guatemalteco, que también ha sufrido la sed de poder y los embates
asesinos de Estados Unidos.
Hoy
simplemente no puedo escribir sobre lo que debía. Será otra vez.
Me saldría tan fácil relatar cómo he llegado hasta donde
estoy: un punto en mi vida en el que no me importa, como antes, lo que otras
personas piensen de mi cuerpo (allá ellas y sus trabes; si no les gusto como
soy, que vayan a terapia y se sanen). O sobre el largo camino que recorrí para
superar dos décadas de trastornos alimenticios.
El caso, sin embargo, es que nada, absolutamente nada de
eso tiene importancia para mí cuando lo que hay en mi mente en estos momentos
son imágenes que me desgarran: las de niñas parcialmente soterradas y de
rostros blanquecinos, niñas ensangrentadas, muertas a misilazos, asesinadas por
los sucios bombardeos de gringos inmorales.
Nunca podré olvidar a esa niñita iraquí en brazos de un
anciano cuyo turbante no logra ocultar una frente bruñida, marcada por surcos
de dolor: la niña sin vida, la del vestido de muchos colores cubierto con su
propia sangre, la niña cuyo pie izquierdo quedó tirado en algún lugar, mientras
el derecho pende, al revés, de un hilo de piel.
Sería tan
fácil contar, desde la comodidad de mi hogar iluminado, por qué ahora estoy
bien, por qué hago lo que quiero y me siento satisfecha de mis logros y
aprendizajes. Pero no puedo. No puedo porque sonaría todo tan insulso frente al
dolor de seres humanos allá, al otro lado del mundo. Parece profano hablar del
bienestar de mi cuerpo, de la transgresión que son mis libras de más y de mi
rebeldía ante lo establecido, cuando tanta gente ya no tiene ni cuerpo para
seguir viviendo. Lo único que hoy puedo hacer es abrir la boca para decirlo.
[índice]
laCuerda
Cada vez más
visible
El recién pasado 8 de marzo fue
celebrado el Día Internacional de las Mujeres con la tradicional marcha,
homenajes y otras actividades culturales y recreativas. La visibilidad de esta
celebración crece. En el 2003, más de 38 escritos -entre columnas, comunicados
y notas informativas- fueron publicados en diferentes medios de comunicación.
Ojalá todos los días se hiciera más visibles a las mujeres y sus luchas.
Triunfadoras
Heidy Juárez se coronó campeona
en su categoría en el I Iberoamericano de Tae Kwon Do realizado en Barcelona,
España. Elsa Monterroso ganó, por tercer año consecutivo, la carrera de Avon
para mujeres, con 15 kilómetros recorridos.
Presenta
anteproyecto de ley
La Asociación Guatemalteca de
Mujeres Universitarias presentó un anteproyecto de ley contra la explotación de
menores cuyos progenitores o personas adultas les utilizan para mendigar en las
calles. Fue entregado a las autoridades de la Universidad de San Carlos con el
fin de llevarlo ante el Congreso de la República.
Mujer al frente
del IGSS
Odilia Alfaro de Nájera fue
juramentada como gerente general del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social
(IGSS), en reemplazo de César Sandoval. Aunque oficialmente aún se desconocen
los motivos, se presume que el cambio se debió a anomalías en las finanzas de
la entidad.
Reducen pena a
violador
La Sala Tercera de Apelaciones
resolvió reducir a ocho años de prisión inconmutables la condena al ex
guerrillero Arnoldo Noriega, acusado de abusos deshonestos en forma continuada
contra su hijastra. La condena anterior era de 20 años.
Logros para la
niñez
A partir del 1 de marzo Guatemala
quedó adherida al convenio relativo a la protección de la niñez y a la
cooperación en materia de adopción internacional. La Procuraduría General de la
Nación tendrá la autoridad central sobre el cumplimiento de la norma.
La
Comisión Nacional de Búsqueda de la Niñez Desaparecida durante el Conflicto
Armado Interno quedó legalmente instaurada. La Procuraduría de los Derechos
Humanos tendrá a su cargo la investigación de los casos.
Intimidación a
periodistas
Dos casos de intimidación y
agresión a periodistas fueron presentados ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. La periodista Marielos Monzón, quien denunció que
desconocidos ingresaron a su vivienda, considera que se trató de un acto
intimidatorio. Se suma el caso de la periodista Elisabel Enríquez, de CERIGUA,
quien fue agredida brutalmente cuando se disponía ingresar a la agencia de
noticias a finales de febrero pasado. Las agresiones a la prensa han ido en
aumento. En el 2002, según el Instituto Internacional de Prensa, 54 periodistas
fueron asesinados en el mundo.
Lugar privado
Desde mediados de marzo, las
reclusas del Centro de Orientación Femenina (COF) cuentan con un lugar para
recibir en privado a su pareja. Las autoridades inauguraron las instalaciones
conyugales. Algunas internas indicaron que les afectaba la carencia de un sitio
donde compartir con su pareja.
Más violaciones a
los derechos humanos
Un total de 593 violaciones a los
derechos humanos y otros actos de violencia contra la población civil ocurrió
durante enero y febrero, reportó el Grupo de Apoyo Mutuo. Se incluyen nueve
ejecuciones extrajudiciales, 11 casos de tortura, 14 amenazas, seis atentados y
tres violaciones sexuales.
Reporte de
violencia
En marzo 43 guatemaltecas fueron
víctimas de violencia y accidentes. Asesinadas con arma de fuego fueron 13 y
cuatro quedaron lesionadas. Nueve fallecieron en accidentes y tres resultaron
heridas. Una murió por sobredosis de cocaína, dos fueron asesinadas de
distintas formas y en igual cantidad amenazadas. Una sufrió intento de
linchamiento, otra trató de suicidarse, cinco fueron secuestradas y una está
desaparecida.
[índice]
Nosotras, integrantes de la Asociación Feminista
laCuerda,
repudiamos el cobarde asesinato del guía espiritual maya
y
activista de derechos humanos, Diego Xon Salazar.
Condenamos el allanamiento a la vivienda de la diputada y
fundadora del Grupo de Apoyo Mutuo, Nineth Montenegro.
Exigimos al gobierno que esclarezca estos y otros
hechos delictivos que pretenden intimidar a los miembros
de los movimientos sociales en Guatemala.
¡Basta ya de impunidad!
[índice]
La consolidación de la
intrascendencia humana
Adelma Bercián, guatemalteca, periodista
La imagen y
sus grilletes invisibles. Como tema, da para grandes enunciados o para
transcribir alguna de las abundantes críticas sobre la esclavitud a lo
correctamente bello. Pero dejaré la teorización para más adelante por un vano
motivo: mi dolencia más reciente obedece a una reacción bastante molesta en la
piel por utilizar crema depiladora.
Alguien
decidió que los vellos excesivos en el cuerpo no son estéticos y desde los 12
años me los he removido sistemáticamente con varias técnicas, todas más o menos
dañinas y efectivas. Al ver atrás, no recuerdo el momento en que entré al
"círculo de las depiladas" porque "las peludas son de mal
gusto". Recuerdo, sin embargo, la cara de desaprobación de una compañera
de trabajo que descubrió mis tuncos por debajo del pantalón. Desde entonces, su
cara y el ácido comentario: "podríamos tirarte una papa caliente en las
piernas y se te quedaría trabada", me obligan semana con semana a iniciar
el dichoso ritual.
Al
sacrificio y riesgo de la depilación se suman los del tinte en el cabello, el
maquillaje para rostro, manos y pies y las cremas humectantes de cuerpo, cara,
codos, tobillos, rodillas, dedos y busto. La inversión en tiempo, recursos y
salud se extiende a los productos para adelgazar, ropa para moldear lo que la naturaleza
no concedió como medidas perfectas y cualquier otro hábito para salir a la
calle hecha un diez: ejercicios, masajes relajadores y reafirmantes,
mascarillas, vendas y extensas horas en el salón de belleza.
Un fin en sí mismo
Quienes hacen de la imagen un
negocio de primera línea insisten en que ningún gasto o sacrificio es en vano
cuando una persona está empeñada en conquistar al mundo. Es frente a esta
postura que los críticos del culto al cuerpo se preguntan: ¿es ese dichoso
mundo conquistable a base de pura fachada? Alfredo Ruiz, psicólogo clínico,
asegura que las personas que priorizan su imagen "buscan tener una
apariencia positiva, agradar, ser queridas y que los demás nunca se decepcionen
de ellas. Llega a ser un fin en sí mismo". En la mayoría de casos logran
por lo menos causar la tan importante buena primera impresión. "Como te
veo, te trato" o "a las personas guapas siempre les va mejor"
parecen resumir las tendencias de las relaciones interpersonales de hoy día.
Espejo de
ficciones
En su ponencia "Imagen y
comunicación ética sobre mujeres con discapacidad", Emanuelle Gutiérrez y
Restrepo define este fenómeno social: "Los prototipos y normas estéticas
definidas por la cultura dominante, mostradas a través de la publicidad e
interiorizadas como socialmente deseables, provocan la necesidad de cambiar o
alterar el cuerpo imperfecto. El mensaje es claro: El modo en que nuestros
cuerpos están ahora no es aceptable ni deseable".
Estas
imposiciones se han desarrollado en los últimos 50 ó 60 años. Se ha
responsabilizado a los medios publicitarios de fijar estereotipos de y en los
seres humanos. Como dice Gabriela Galindo en el texto "La imagen, espejo
de ficciones": "La publicidad es dueña casi absoluta de la comunicación
visual. Alimenta nuestra adicción a la imagen. Promueve la satisfacción
personal de 'ser diferente' al tiempo que nos categoriza en grupos y nos
masifica".
Meta evasiva
En la actualidad, la forma cobra
una gran relevancia mientras el fondo es relegado a la indiferencia o al
olvido. A tal punto que la tabla de valores humanos se trastocó.
Por
ejemplo, las mujeres ahora, además de sólo ser putas o santas, somos la promesa
de venta de lo que sea con tal de medir 1.80 mts., ser rubias, esbeltas y
vestir únicamente lencería. Estereotipos parecidos se han colado en el
inconsciente colectivo a tal grado que cada persona debe disfrazarse de
distintas cosas cada vez que intente encajar en sus círculos sociales.
En las
culturas occidentales y accidentalizadas, el guardarropa debe ser lo
suficientemente extenso para vestirse según la ocasión. No vaya usted a cometer
el ultraje de vestirse como devoradora de hombres en una fiesta infantil, o de
madre abnegada en una discoteca, porque corre el riesgo de que no se le
acerquen ni las moscas. Mutar, vaya, sobre y a pesar de sí mismos.
Si verse
bien fuese la llave del éxito, las estadísticas de adictos y adictas (a
cualquier cosa: alcohol, drogas, comida, dolor emocional y físico, televisión,
etc.) no irían en aumento, ni los índices de personas cuya soledad acaba siendo
la única opción.
Por la
integralidad del ser
Paradójicamente, "ser
aceptados o aceptadas" a través del diseño de la imagen resulta una meta
evasiva con mucha frecuencia. A decir de los entendidos, es porque las
apariencias venden seres humanos incompletos y mutilados. Se ha arrevesado,
además, la consecución de la autoestima y el autorrespeto. Se cree que ambos
regalos se obtienen afuera y de la mano de la belleza creada, cuando en
realidad están dentro de cada persona y rebasan los límites de cualquier
demanda estética. En palabras del cantautor español Pedro Guerrero:
"Querer ser lo que no somos y llegar a donde no estamos llamados a
llegar". Es el tributo a lo efímero y a la intrascendencia.
Se nos ha
olvidado que somos seres espirituales, emocionales, intelectuales y corpóreos.
La moda sólo fortalece este último elemento humano e incluso a medias, porque
se olvida de la salud.
Los
parámetros de la imagen, además, son tan estrictos que las personas
"bellas" representan un porcentaje ínfimo de la población que, dicho
sea de paso, son elaboradas. Tristemente, esos seres humanos hechizos se han
convertido en el estandarte de lo que todos y todas deberíamos ser.
Las voces
rebeldes invitan a invertir esfuerzos para edificar seres humanos íntegros e
integrales. Se sugiere que, si el día tiene 24 horas, ocho estén dedicadas al
trabajo, ocho a dormir y el resto a cultivar alma, cuerpo y corazón. Abundan
literatura y personas expertas en estilos de vida alternativos y saludables.
Todos
prometen lo mismo: felicidad, equilibrio físico, serenidad y paz interior
perdurables. La consigna es situar al maquillaje en su justa dimensión.
[índice]
Anamaría Cofiño K., laCuerda
La moda es
un estilo ajeno, distante para la mayoría de mujeres. Aunque la industria del
vestido tenga como primer cliente a las mujeres, no las tiene a todas. Sus
principales víctimas están entre las señoras acomodadas, algunas jóvenes
urbanas, una masa de secretarias, dependientas, estudiantes, profesionales,
comerciantes, etc., fieles consumidoras de lo que el mercado ofrece. El resto,
las más, están al margen -también- del dictado de las pasarelas.
Para
empezar, no todas las mujeres eligen qué ponerse. Unas por costumbre, otras por
clase, no tienen más opción que usar ropa que forma parte de un contexto, de
una historia, una tradición.
Las
mujeres pobres visten como pueden, no como quieren. Las obreras con salarios de
miseria, las desheredadas de la tierra, llevan trapos, ropa usada, mil veces
remendada. Las refugiadas de las guerras huyen con lo puesto, se aferran al
vestido, su única protección. Sus imágenes evidencian la falta de recursos. En
sus vidas no existen posesiones, mucho menos, gustos.
Uniforme, traje
regional o paca
La vestimenta ha permitido la
identificación y la diferenciación. Los atuendos marcan a gente ladina, blanca,
mestiza, caribeña, indígena. Nos ubican en determinada clase y posición social.
No sólo hacen posible distinguir a unos de otros, sino diferenciar el trato.
Como bien saben las mayas de este país, no es lo mismo andar de corte y huipil
que de vestido occidental.
En
Guatemala el uso de trajes "regionales" ha sido conflictivo porque se
asocia a la opresión y al racismo, al deber ser y a los estereotipos. A pesar
de ello, esta tradición sigue viva y está siendo reinterpretada como un
elemento que refuerza la identidad, la pertenencia a un grupo social, la
resistencia ante la cultura invasiva. Platicando con algunas colegas
encontramos cuestiones que vale la pena compartir e investigar.
Alma
López (joven maya-k'iche', licenciada en Trabajo Social Rural) cuenta que a
ella de pequeña no la vestían de traje maya para protegerla contra las
agresiones racistas. Por eso tampoco aprendió el idioma. Ya cuando estudió en
la universidad, no quería asumir que era maya-k'iche': "Eso era para mí
una vergüenza, aun cuando en mi casa mis hermanas y mi mamá todos los días
usaban corte y huipil". A Irma Alicia Velásquez (joven maya-k'iche',
doctora en Antropología) le impidieron entrar a un bar en la ciudad de
Guatemala por ir vestida de quetzalteca. Sus testimonios nos hablan de la
discriminación, agresiones y abusos que padecen las mujeres indígenas
cotidianamente por los prejuicios raciales que las descalifican y humillan.
Las
ladinas también padecen discriminación por su aspecto. Las trabajadoras en casa
particular, por ejemplo, a menudo se ven obligadas a dejar su vestido del
diario por uniformes que no tienen qué ver con sus costumbres ni con su gusto.
Se trata, simplemente, de una imposición que contribuye a pulir la imagen del
estatus de los patronos.
A algunas
mujeres indígenas el cambio de apariencia les provoca dificultades, lo asumen
con culpa, reciben comentarios poco amables. También sobre ello nos platica
Dorotea Gómez (joven maya-k'iche', licenciada en Trabajo Social): "Cuando
decidí cortarme el pelo, las compañeras de la universidad se asustaron; amigas
ladinas cercanas me cuestionaron si acaso no era que me estaba queriendo
ladinizar. Mi respuesta es ¡NO! El hecho que no cargue trenza y vista como se
me antoje no afecta para nada mi identidad étnica".
A las
mujeres de extracción popular la costumbre también les inhibe cambiar el
aspecto. Muchas no se atreven a usar pantalones, ni pensarlo; mucho menos,
traje de baño, ropa ceñida o escotada. El mandato dicta vestir con recato,
pulcritud y sencillez. Cambiar se vive como trasgresión. De esa cuenta
encontramos mujeres que se visten como sus abuelas, que toda la vida se peinan
igual y temen adoptar otros estilos. Seguramente la moda no está entre sus
prioridades.
La
identidad puede convertirse en una prisión cuando se asume estáticamente, como
una estructura rígida que siempre es igual a sí misma. Las mujeres indígenas
modernas están dando pasos para liberarse de muchos patrones impuestos. Esto no
significa que dejen su cultura, más bien es un reto y una experiencia
enriquecedora. Nuestra amiga Alma dice que cuando empezó a usar cortes,
huipiles y blusas tradicionales, "algunos me criticaron, me acusaron de
exhibicionista, de folklorista, cosa que no me importó. Al contrario, me hace
sentir feliz estar investida de colores y bordados hechos por manos de mujeres
artesanas que van bordando saberes, sentires, sus historias y
pensamientos".
De su
lado, Dorotea dice: "Las mujeres que estamos rompiendo con esos esquemas
conservadores y tradicionales debemos seguir con la convicción que lo más
importante y valioso es vestir como nos gusta y nos sentimos bien, para seguir
desconstruyendo ese imaginario opresor que quiere condicionarnos cómo debemos
vestir. Lo más detestable es que quieren incluso definir cómo debemos ser,
cuando en realidad la identidad es muy propia y digna de ser respetada en
cualquier persona".
Varias
veces nos sucede que por lucir de alguna manera, nos identifican con algo que
no somos ni queremos ser. Si vamos de pelo corto y usamos pantalones, nos dicen
lesbianas; si llevamos ropa étnica nos ven como "hippies
desarrapadas"; si vamos formales, nos ven como burócratas. Nuestra
apariencia llama la atención de quienes nos juzgan, califican y clasifican
basándose en lo externo, sin ver a las personas. Requiere valor arreglarnos
realmente a nuestro antojo, porque así se rompen clichés y modelos, y esto a la
gente la incomoda y le da miedo. Éste es un derecho largamente negado a las
mujeres en el mundo. No en balde las feministas quemaron sostenes el siglo
pasado.
[índice]
Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda
Falta poco tiempo para que
empiecen a pintar paredes, postes y cuanto lugar se pueda. Las pancartas,
mantas y vallas que promocionan candidatos posibles para gobernar comenzarán a
invadir carreteras y calles de la ciudad. Esto, además de los anuncios de
televisión, mensajes en radio, calcomanías y otro sinfín de cosas, es parte de
la publicidad que utilizan los partidos políticos para mostrarnos una imagen
por la cual votar.
Ante ello
no toda la población reacciona igual. Mucha gente está cansada y ya no cree. Un
taxista me dijo: "Yo ya no voto, usté. ¿De qué me sirve ver a un fulano y
escucharlo en la televisión, si lo que dice es pura mentira? Cuando quedan, ya
no cumplen nada y todo se lo roban. Además, yo tengo que conocer personalmente
a la persona, aunque sea un ratito, para saber cómo es, y eso sí casi no se da,
usté".
El
contacto estrecho con la gente pareciera ser poco importante en las campañas de
los políticos y se piensa que la forma más efectiva de llegar a la ciudadanía
es vender la imagen creada por una gran inversión en publicidad. El montaje de
toda esta propaganda consiste en contratar una agencia publicitaria que se
encargue de modificar y asegurar una figura con posibilidades de ganar.
Quien
desee llegar a la presidencia debe antes ponerse a disposición de una empresa
que le diga cómo hablar en público, cómo y en qué momento es adecuado utilizar
ademanes durante el discurso, y si no sabe usar todos los cubiertos, también le
pueden enseñar a comer. Además le recomiendan el atuendo que le queda mejor. Ya
cambiado y mejorado, se encargan de difundir su nueva imagen a la población. En
ocasiones se preocupan por elevar su perfil político, pero lo que en realidad
importa es cómo va a lucir.
"A
mí me da la impresión que una buena parte de los habitantes de nuestro país se
preocupa poco por el plan de trabajo, el cual muchos de los partidos tampoco
dan a conocer", comenta una joven universitaria. "Más se fijan en que
el candidato demuestre seguridad, sea entacuchado [con traje], serio y
de prestigio, que no le chorree sudor, como a algunos. Y a veces pienso que les
gusta que sea prepotente".
Para
algunas personas la impresión física no cuenta; lo que esperan percibir es
sinceridad y capacidad de trabajo con propósitos de cambio. "Yo me
identifico con quien lucha por hacer oír la voz de las mujeres y con conciencia
de género", dijo la feminista Claudia Acevedo. "No me interesa que me
quieran convencer con apariencias y símbolos de mano o lo que sea".
Los
estereotipos, los avances de la tecnología y la falta de una información, por
parte de los medios de comunicación, que brinde elementos completos e
imparciales para potenciar la palabra de los electores, dificulta que a la hora
del sufragio se pueda depositar un voto informado.
"Yo busco una figura con claridad, comprometida con
la agenda de paz, que entienda la realidad multicultural del país, con
propósitos, y que trabaje por la construcción de las relaciones sociales con
base en la justicia y la equidad", comentó la periodista Iduvina Hernández.
"Pero ¿sabés qué? Creo que es una imagen que no voy a encontrar".
[índice]
Las mujeres también somos
historia
María Dolores Marroquín, guatemalteca, socióloga
feminista
Playa, trópico, calor, sudor...
Estas imágenes están metidas en la mente de la gente cuando se habla de mujeres
garífunas.
Platicando
con dos garífunas, Ofelia Baltazar y Lourdes Núñez, sobre la imagen que otras
personas tienen de ellas y la que ellas tienen de sí mismas, encontramos
numerosas ideas que existen sobre "lo negro". Ser mujer y negra tiene
un lado que raramente nos detenemos a ver.
Según
Ofelia y Lourdes, para la mayoría de la gente maya y ladina las mujeres negras
se caracterizan por bailar. Y no sólo bailar, sino eróticamente. "Mujer
negra" es algo muy relacionado con el sexo.
Hay una
diferencia entre ir a la costa del Pacífico y a la atlántica. Si la gente va al
sur, lo hace para pasarla bien, echarse los tragos y bañarse en la playa. Pero
al ir hacia el Atlántico se piensa en llegar a encontrar "algo". Y
ese algo es una candente mujer negra. De esto, por supuesto, no se escapan los
hombres negros, quienes también cargan con el estigma de tener penes
extra-grandes, supuestamente muy complacientes.
Lo negro es sinónimo de oscurantismo, de prohibido, de
exótico. A veces la gente ve a las mujeres negras en Guatemala como extranjeras
en su tierra. Lo negro es lo malo, feo, oculto. Pero ser negra o negro
simplemente es ser diferente de lo mestizo y lo maya. Las diferencias no
deberían generar desigualdades sino enriquecimiento cultural.
Ofelia
comparte que tanto hombres como mujeres tratan a las negras como prostitutas.
Su baile cadencioso es lo único que se resalta de su cultura y los medios de
comunicación contribuyen a que esa idea prevalezca. En la capital, según
Lourdes, las garífunas deben reprimirse en su forma de vestir y bailar. Siempre
que están en una fiesta o una disco, se espera que sean el "show".
Llaman la atención y se sienten presionadas a hacer cosas que las incomodan. El
baile es sólo una parte de su cultura.
Por otro
lado, a menudo se ve a las mujeres negras como fuertes y agresivas, lo cual, a
decir de Ofelia y Lourdes, es una cosa aprendida frente a la invisibilización
que les ha marcado la vida. Desde pequeñas les enseñan a no mostrar debilidad
ni derrota. Esto, por supuesto, no las libra de sufrir diversas formas de
violencia emocional, psicológica y sexual.
Hay un
estereotipo a través de la televisión gringa, según el cual todas las personas
negras son delincuentes, drogadictas, narcos o prostitutas. Esto lo viven las
mujeres negras también en Guatemala: cuando van a un centro comercial, los
guardias las siguen, y si entran en un almacén, las dependientes no se les
separan, vigilando siempre lo que hacen. La desconfianza es su pan de cada día.
Aún peor
es que se piensa que "las negras son todas iguales". No distinguir
sus rasgos propios es una forma de racismo. Muchas de ellas se hacen pasar por
otras en trámites oficiales, pues para las y los funcionarios todas son
iguales. No son capaces de apreciar las diferencias entre dos personas.
Ofelia y
Lourdes proponen, a toda la gente que lea este artículo, que no las reduzcan al
baile, sino que las vean como personas con muchos intereses e historias. Desean
incitar a que conozcan más de su cultura, sus rituales, comidas, medicina, su
forma de ver y entender la vida, más allá de los estereotipos sociales.
[índice]
Wendy Santa Cruz, laCuerda
El derecho a la alimentación implica la disponibilidad de
alimentos en
cantidad y calidad suficientes, sin sustancias nocivas y
con accesibilidad
en formas sostenibles que no dificulten el goce de otros
derechos.
Alimentación deficiente, muertes
por causas prevenibles, poco acceso a servicios básicos y extrema pobreza son
algunas características de las condiciones de vida de la población en San
Carlos Alzatate. Durante los últimos años, mujeres y hombres del lugar se han
organizado en comités para gestionar apoyos que les permitan ir cubriendo
algunas de sus necesidades insatisfechas, principalmente las alimentarias.
San
Carlos Alzatate es uno de los municipios más pequeños del departamento de
Jalapa, ubicado a 176 kilómetros de la ciudad capital. Tiene alrededor de
13,700 habitantes,[1] siete de cada 10 en áreas rurales. Está conformado por el
casco urbano, cuatro aldeas y 19 caseríos.
Me
impacta que aquí las personas están muriendo por falta de oportunidades. Todo
es tan inaccesible. Desde muchas comunidades se debe caminar kilómetros para
llegar al centro de salud, donde un médico y cuatro enfermeras atienden de 8:00
a 16:30 horas. No hay camionetas después de la una de la tarde; sólo se puede
salir del municipio a jalón o pagando. La gente se alimenta de lo que tiene a
su alcance; por unas verduras las mujeres no bajan al mercado pues les resulta
muy costoso.
Organizadas
Las mujeres son reconocidas como
ayudantes familiares; los hombres, como agricultores. Las actividades
productivas y reproductivas que ellas realizan están invisibilizadas y sus
aportes al hogar son poco valorados. Algunas han formado comités en la mayoría
de comunidades, con sus respectivas directivas, para promover mejoras. También
han abierto espacios donde hablan sobre sus derechos y participación.
Mirna
Aracely Cruz, presidenta del comité de mujeres El Relámpago, del caserío San
Juan Salitre, expresó: "He aprendido mucho. Antes no salía de mi casa, no
sabía qué era estar en un comité y ahora me siento bien porque tengo otros
conocimientos y estamos trabajando con las demás para mejorar".
Para ella
y las 36 socias del comité, la organización es una opción para salir de la
pobreza. Aunque aumentan su jornada de trabajo, ven en su agrupación la única
forma de captar apoyos para proyectos de beneficio conjunto, pues solas, debido
a la pobreza y a sus múltiples ocupaciones en los hogares, les sería imposible
sostenerlos.
Para acabar con el
hambre
En San Carlos la pobreza alcanza
el 93.1 por ciento,[2] no existen fuentes de empleo y esto complica la
obtención de ingresos. Varias familias sólo perciben algunos, producto de la
venta de una mínima parte de su producción agrícola, principalmente café, y los
utilizan para adquirir otros bienes necesarios.
En
ciertos casos la producción no alcanza ni para su propio consumo, lo cual se
refleja en la mayoría de niñas y niños menores de cinco años, quienes carecen
de buena alimentación.
La gente
es afectada principalmente por enfermedades respiratorias y desnutrición,
siendo esta última la segunda causa de morbilidad materna y la tercera de
muerte en general.[3]
El hambre
es la principal -aunque no la única- manifestación de pobreza extrema. El
derecho a la alimentación implica la disponibilidad de alimentos en cantidad y
calidad suficientes, sin sustancias nocivas y con accesibilidad en formas
sostenibles que no dificulten el goce de otros derechos.[4] Este derecho no se
garantiza para la gente de San Carlos, cuya dieta consiste básicamente de
frijol, café y alimentos preparados de maíz. No es frecuente que ingieran
verduras o frutas y difícilmente consumen huevos, carne o lácteos.
La
organización comunitaria ha cobrado una importancia vital para diversificar la
producción, pues la mayoría de familias se ha dedicado principalmente al corte
de café en fincas o a su cultivo en pequeñas cantidades. Ésa era la fuente
primordial de ingresos hasta que bajaron los precios del café.
Aunque
hay algunas tierras aptas para producir, la población no había tenido, sino
hasta hace poco, la oportunidad de medios económicos y asesoría técnica para
cultivar y generar ingresos o bien mejorar en cierta medida su alimentación y
salud.
Estrellas y flores
Existen algunas organizaciones
formadas con el objetivo de llevar proyectos de desarrollo a la población. Una
de ellas, la Asociación de Comunidades en Desarrollo de San Carlos Alzatate
(COMSCAL), actualmente desarrolla, con financiamiento de Action Aid, un proyecto
integral que contempla apoyo a, entre otras, actividades agrícolas y
económicas, educativas, de salud, promoción y desarrollo de las mujeres, así
como fortalecimiento institucional.
"No
es fácil dejar uno su tiempo y trabajo para asistir a la asociación y gestionar
proyectos, pero vamos adelante", explicó Pedro Gómez, presidente de
COMSCAL. "El trabajo de las mujeres en las comunidades es bueno. Les hace
falta alimentación; también a la niñez. Están trabajando en panaderías y
sembrando hortalizas. Son productos que utilizan para consumo propio o los
venden", concluyó.
"Actualmente
nos dedicamos a la siembra de hortalizas. El beneficio es que comemos las
verduras fresquitas; a veces vendemos un poquito y compramos abono para las
plantas", comentó Reyna Pérez, presidenta del comité Estrellas de la
Mañana, de la aldea Pino Zapotón. Al igual que otros grupos, ellas han recibido
semillas. Entre todas se reparten las tareas. Uno de sus problemas es que
carecen de un sistema de riego apropiado y deben esperar la llegada del
invierno para trabajar en sus siembras.
Un
proyecto adicional que han desarrollado algunos comités femeninos es el de mini
granjas. "Tuvimos una de 200 pollos. Trabajábamos en turnos de seis horas,
por la mañana y la tarde. Cuando los pollos estaban grandes vendimos algunos
para sostener la alimentación de los que nos iban quedando y otros los
repartimos entre las socias para consumo", comentó Lidia Santiago,
vicepresidenta del grupo Nuevo Amanecer, de la aldea Las Flores.
Otros
grupos se han dedicado a la panadería. Leocadia Pérez, presidenta del comité
Flor del Naranjo, expresó: "Gracias a que nos apoyaron con un horno
equipado, logramos hornear pan cada ocho días y lo vendemos. Como están muy
caros los insumos, no hemos logrado obtener una buena ganancia".
Entre los
costos no incluyen su día de trabajo y reconocen que, si lo hicieran, quizá no
habría más beneficios que la recuperación de lo invertido y lo que ellas mismas
consumen.
Por un mejor
futuro
Si bien este tipo de proyectos
constituye una alternativa, los apoyos recibidos muchas veces han sido
ejecutados sin una visión integral, de largo plazo. Sin esa mirada a futuro
será muy difícil que salgan de la pobreza, y sus derechos elementales les
seguirán siendo denegados. Pese a los obstáculos, la organización y ansias de
progreso son su fortaleza. Mujeres y hombres de la localidad están muy anuentes
a continuar luchando hasta mejorar su situación y así heredar un mejor futuro a
sus hijas e hijos.
1. Centro de
Salud de San Carlos Alzatate.
2. (82.7 en
Ixcán, Quiché). Informe de Desarrollo Humano 2001. PNUD.
3. Informe
del Centro de Salud de San Carlos Alzatate.
4.
Observación General 12 relativa al Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. ECOSOC -
E/C.12/1999/5, 12 de mayo de 1999.
[índice]
Aboga por los
derechos humanos desde dos enfoques
Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda
Susana Villarán, relatora para
Guatemala de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con
experiencia en la lucha por los derechos de las mujeres, ex directora de una
coordinadora de 60 organizaciones humanitarias en Perú y ex peticionaria en el
sistema interamericano, viajó a este país a finales de marzo.
"Tengo
la suerte de venir de un país donde la cuestión indígena es central, también
pobre y profundamente desigual; siento que no me ha sido difícil conocer
Guatemala", indica. En una conversación amena y fluida habla de su
trayectoria como activista y como mujer, además de retos vinculados a la
aplicación del enfoque de género en la protección de las garantías
fundamentales y la edificación de las familias democráticas.
Es
periodista, educadora y "frustrada socióloga" por haber estado
estudiando en Chile cuando ocurrió el golpe de Pinochet. Ligada a políticas
sociales como la lucha contra la pobreza en la municipalidad de Lima, en la
gestión privada ha sido anticuaria y regenteado un restaurante. Lleva un año en
la CIDH y visita este país centroamericano por cuarta ocasión. Como una de las
siete personas comisionadas del organismo de la OEA, realiza un trabajo no
remunerado. Tiene asignados cuatro países como responsabilidad permanente,
además del área específica como relatora de los derechos de niñas, niños y
adolescentes. Entre sus tareas comunes están: evaluar las peticiones, elaborar
informes y asesorar.
¿El campo de
derechos humanos es menos discriminatorio para las mujeres?
"Creo que todo campo es
difícil para las mujeres; nada nos es regalado. Considero que el espacio que se
vive en el trabajo por los derechos humanos es una atmósfera no discriminatoria
por principio. Es difícil encontrar el tipo de dificultades que una encuentra
en otras instancias. En principio es muy positivo para un trabajo equitativo,
pero no está garantizado per se. En el tema de derechos humanos nosotras
tenemos mayor sensibilización. No es un tema académico, se trata de una
cuestión vivencial".
¿Existe la defensa
de los derechos humanos con enfoque de género?
"En la comunidad de derechos
humanos, cuando hacemos un informe también invisibilizamos a las mujeres. En la
CIDH hay un proceso de cambio institucional desde 1994. Cuando se realiza una
visita para analizar la problemática indígena también se tiene que estudiar la
situación de las mujeres indígenas. Una relatoría es para nosotros como una
antena en la problemática de género: ¿qué pasa con la violación a derechos, qué
afecta en particular a la población femenina? Eso ha permitido traer casos de
discriminación y no igualdad ante la ley, que están haciendo avanzar la
jurisprudencia en materia de derechos humanos de las mujeres (lo
transversal)".
Explica
que el acceso a la justicia está íntimamente ligado al tema de la
discriminación: "No es sólo de género sino también étnica; cuando se
juntan las dos es realmente tremendo".
Cuando las
problemáticas sociales son tan fuertes, ¿se resta importancia al enfoque de
género?
"Con respecto a la
problemática de las mujeres faltan estadísticas desagregadas por sexo. Tenemos
muchas dificultades para mirar nuestra realidad con una perspectiva de género.
Por ello hay que hacer esfuerzos enormes. Por ejemplo, en las políticas
sociales hay mucho trabajo qué hacer. Así como existe un enfoque de género,
debería haber una perspectiva de derechos humanos en todas las políticas
públicas. Combinar las dos es fundamental porque somos sujetos de derecho, no
objetos. Además, por nuestra condición de género y los roles socialmente
asignados existen desventajas particulares como mujeres".
¿Cómo explicar la
falta de avances en la protección de los derechos humanos a pesar del
establecimiento de normativas e instituciones?
"La paradoja de estos
tiempos en Guatemala, como en otros países que salen de dictaduras o guerras,
es que adoptan la normatividad internacional de protección de derechos (entre
ellos los de las mujeres), suscriben y ratifican todo, se llenan de mecanismos.
Ordenan su normativa interna en función de los compromisos internacionales que
han suscrito. Edifican instituciones, tienen normatividad internacional que se
reconoce; a la par existe una enorme dificultad para formular y continuar con
políticas públicas. Ésta es un área sumamente deficitaria.
"En
otras palabras, hay normas, pero llevarlas a la práctica es algo casi
inexistente. El gran tema no es la adecuación de la normativa, sino cuánto
dinero se coloca en la política pública específicamente dedicado a que las
normas se cumplan. Eso explica la paradoja. Existen instituciones y normas,
pero la situación de las personas ha cambiado muy poco en términos reales: hay
mucho discurso que no tiene un correlato presupuestal".
Susana
Villarán cuenta con un matrimonio "felizmente estable" desde hace 33
años y tiene una hija, dos hijos y una nieta.
¿Cómo combina sus
tres jornadas: la laboral, la voluntaria (cívica o política) y la doméstica?
"Para ninguna mujer es fácil
la vida de pareja. Cuando una siente que es una persona con protagonismo,
aspiraciones e ideales -tan importantes como las de la pareja-, combinarlo es
complicado. Mi marido ha tenido un gran protagonismo político como congresista
y en otros cargos. Hay momentos que una dice, 'ahora le toca a él'; en otros,
me toca a mí. En esa dinámica de atención, en ocasiones difícil, hemos
construido una extraordinaria amistad, también compartiendo roles en la casa;
de otra manera es imposible. Si una elige la maternidad es macanudo, pero
también nos acarrea otros retos".
Entre
esos retos habla de la familia democrática.
"Es
un tema que no hemos resuelto desde el movimiento feminista. La mayoría de las
veces, el discurso dirigido a favor de la familia sigue siendo muy conservador,
de mantener los roles tradicionalmente asignados a nosotras. En el proceso de
liberación se nos achaca a las mujeres la crisis de familia, como estructura
básica de socialización. Es cierto que ese modelo no ha sido reemplazado. Hay
que trabajar muy intensamente en la propuesta de familia democrática, integrada
por personas que comparten roles entre mujeres y hombres, padres e hijos, la
crianza de pequeños y atención de mayores.
"Hay una crisis social, un proceso de desestructuración familiar
que tiene varios factores que lo ocasionan: problemas económicos, inequidades
sociales, ausencia de políticas públicas, pero también nuestro propio proceso
en que hemos roto con un esquema y no hemos podido edificar otro -- no sólo
nosotras sino todos: un proyecto de familia democrática".
[índice]
Marta Sandoval, guatemalteca, periodista
Antes de tocar este peligroso
tema tengo que aclarar que no soy seguidora de ninguna telenovela, más por
razones de tiempo que por otra cosa. Pero hace unos días cayeron en mi poder
dos afiches publicitarios con la trama de varias historias que se transmiten
actualmente en la televisión local. Esto despertó mi interés por conocer las
vidas de esas mujeres que día a día acompañan a miles de guatemaltecas a través
de la pantalla.
Al leer las reseñas de la trama, me dio la impresión de que las cosas no
han cambiado desde que yo era adolescente, cuando miraba "Marimar" y
"María la del Barrio". Las historias son las mismas, y aunque ya
podemos ver mujeres profesionales, intelectuales y en mundos ejecutivos, el
tema central sigue siendo la búsqueda del príncipe azul.
¿Por qué le gustan tanto a la gente las historias de amor? Los ingredientes
casi siempre son: la mujer que sufre porque no puede estar con el hombre que
ama, porque su familia se lo impide, la clase social es diferente, o
simplemente pues su príncipe azul es un desgraciado que se la pasa enamorando a
todo el mundo y a ella la tiene de reserva.
La novela
que en esta ocasión me ocupa se llama "Niña amada mía". Es la
historia de Barbarita, una niña dulce, tierna y hogareña que, para variar, está
enamorada de Antonio Adolfo Thompson, un joven de buena familia, rico, guapo
además; pero él no la corresponde porque está enamorado de Alexandra Montesinos
("que es tan bella como perversa") y, a su vez, Larry García, el muchacho
sencillo y bonachón del cuento, está enamorado de Barbarita: él la quiere
sinceramente, pero ella está loca por el rico, magnate, hijo de mami que vive
como rey y sólo piensa en fiestas y, claro, en la perversa.
Nada
distinto, pero ¡sorpresa! Dentro de esta carpeta también encontré información
sobre otra telenovela. Se llama "Las González" y dice ser una
historia feminista. La introducción a la sinopsis de la novela dice: "Las
mujeres somos cada día más exigentes, buscamos el trabajo perfecto, la casa
ideal, los hijos de revista, pero sobre todas las cosas buscamos un hombre que
podamos pasear [¿pasear?] y mostrar a nuestras amigas, por guapo, amoroso,
sensible, divertido y, claro, con la posición social que deseamos".
Se trata
de tres madres solteras, solteras por tradición: la madre lo heredó de la
abuela y a su vez le otorgó el maravilloso legado a su hija. Están solteras y
aparentemente felices, pero (porque siempre hay un pero) están en busca del
príncipe azul. Se enamoran y sufren por amor...
¿Por qué nos gusta tanto ver a las mujeres sufrir por amor?, me pregunto de
nuevo. Las González no son felices, están solas y no son felices. Me refiero a
la felicidad de los cuentos, la de la tele. Aunque sé a ciencia cierta que en
algunos capítulos más encontrarán al susodicho y terminarán las tres casadas y
felices (con la felicidad de la tele).
Las
imágenes de estas mujeres están llegando y penetrando en la conciencia de las
mujeres guatemaltecas, que sufren con ellas, lloran sus penas y las aconsejan
detrás de la pantalla; televidentes que detestan el fin de semana porque van a
pasar dos días sin "Betty". Éstos son los modelos que queremos y
respetamos las guatemaltecas, ¡qué lindos ejemplos!
Me
gustaría ver una telenovela sobre una mujer independiente, así nada más,
independiente... Si es feliz o no, me vale. Pero como no existe todavía, mejor
me voy por la vida en busca de mi propio príncipe azul, y lucharé con todas mis
fuerzas para llegar a ser como "María la del Barrio": rica, guapa,
con buen carro y una familia preciosa. Viviré en una casa enorme, con
mayordomo, cocinera y tres sirvientas y además, por supuesto, con un hombre
guapo, buen padre y esposo, que me cumpla con el gasto y que sólo viva para mí.
[índice]
Andrea Aragón, guatemalteca, fotógrafa
Soy la mujer que no existe en los
parámetros de lo ideal. Ni de lejos Barbie Superstar. No visto bikini de
puntos, ni rojas sandalias de tacón. Tampoco quiero ser rubia. Lejanamente
lleno un 34C, no vivo bronceada, ni conduzco un "Beetle" plástico de
color chicle "Fragans". No tengo amigos con yate o mil vestidos de
seda en el clóset; tampoco casa con piscina, ni novio de nombre Ken.
Para
colmo de males tampoco soy mujer virtuosa y sumisa, de virginal aspecto y
corazón. Mucho menos soy madre ejemplar, ni de mi hija ni de mi pueblo. No
agacho la cabeza, no guardo silencio, no lavo los platos ni los pies de los
pobres. Jamás he buscado posada, dormido en un portal al calor de un buey y una
mula y jamás voy a parir un hijo de Dios. Como mujer perfecta, me muero de
hambre.
[índice]
Rosina Cazali, laCuerda
"Ahora, cateto cubano, tenía frente a mí
a la hipotenusa toda seducción y poca ropa.
¡Dios mío, las cosas que permite el clima!"
—Guillermo Cabrera Infante
"Sin el otro o la otra, no soy yo mismo."
—Octavio Paz
"Negrito sandía, ya no digas tonterías, o ya verás,
o ya verás."
—"Cri Crí"
No es un secreto a voces: las
imágenes se han comido al mundo y los seres humanos que lo habitan tienden a
orientar sus destinos de acuerdo a su tiranía. Entre un grupo cada vez más
numeroso de personas que las estudian, se confirma que la fotografía es de las
manifestaciones culturales que han dejado huellas más profundas en nuestras
costumbres. Situaciones contemporáneas tan absurdas como hojear una revista de
modas mientras se espera en la fila del supermercado se ha convertido para
muchas adolescentes en una verdadera obsesión, en razón de compararse con las fotografías
de modelos extradelgadas que muestran los anuncios de cosméticos o trapos,
mientras toman conciencia de las calorías extras contenidas en los alimentos
que marca el cajero.
Aunque tratemos de escapar de todos los medios que reproducen imágenes, es
imposible no convivir con ellas y sus mensajes. Marginarnos de las diversas
formas en que nos vemos a nosotros mismos o a los demás, como reproductores de
los clichés que las mismas imágenes han logrado establecer, es una tarea
imposible, casi una tortura.
Hace un
año, sobre esta revista, se publicó una fotografía de mujer negra, que bailaba
al paso de la música que celebraba una fiesta. Cuando la imagen reproducida
llegó a manos de su dueña, esa construcción histórica que han tenido las
mujeres negras sobre sus cabezas por siglos -bailadoras, hechas para el
entretenimiento y mulatas sabrosonas- desató un huracán. Vino el reclamo,
señaló la falta de sensibilidad y la contribución a reproducir esa larga cadena
de estereotipos. La verdad es que, al momento de escoger la fotografía, lo
único que se tenía en mente era compartir la imagen de una mujer feliz como
muchas otras que bailaron esa noche.
Sin embargo, la anterior anécdota no sería tan difícil de abordar si no
fuera latente la hipersensibilidad a la constante amenaza de la reducción de
las imágenes a estereotipos, o si éstos no fueran propiciadores de trincheras.
Existe
una película que, a pesar de haber recibido críticas atroces, aborda el tema
con una ironía jamás vista. Me refiero a "Bamboozled", del genial
director Spike Lee. En ésta, el protagonista principal, Pierre Delacroix, un
joven negro, aventajado escritor educado en Harvard, tiene la responsabilidad
de crear un programa de televisión para levantar el "rating" de la
audiencia.
Amenazado
por su jefe con un ultimátum de crear un hito, Delacroix decide presentar una
comedia donde los viejos arquetipos son sacados del baúl de los recuerdos, y
son producto del racismo feroz. Los personajes principales de la comedia
televisada son Manray y Womack, dos bailarines de tap que viven en un campo de
sandías, se meten en problemas, bailan, no tienen nociones del tiempo, son
vagos y holgazanes, bembosos y pelos rizadísimos, cantan y hablan como tontos y
sus caras negras son pintadas con el pigmento de un corcho quemado, negro, a
manera de segunda máscara y de la misma manera que lo hacían los actores
blancos de las películas de Hollywood para reproducir su versión de la cara
negra.
La
sorpresa es que las aventuras de Manray y Womack lastiman seriamente a buena
parte de la audiencia, especialmente sensible al comentario racista, inserto en
el imaginario de los barrios negros y la herencia afroamericana del esclavo, a
la vez que produce un fenómeno mediático y de culto que llega a cobrar
dimensiones escandalosas. Los fans asisten al programa pintados de negros,
incluso los negros.
Esta
pesada sátira de Spike Lee confronta las maneras en que los medios han
contribuido a extender esa noción de negritud al mismo tiempo que llega a ser
una crítica abierta a cómo la continuidad de un discurso de rechazo ha
reforzado un gueto y, paralelamente, una tesis autodestructiva.
Es obvio
que reflexiones tan polémicas y arriesgadas como las de Spike Lee no han
cobrado un efecto significativo sobre la amplia imaginación que poseemos sobre
las mujeres negras. Según Enrique Gil Calvo, sociólogo y ensayista, la
iconografía femenina es la mejor mensajera del cambio social, a lo cual yo
añadiría: de su estancamiento y decadencia. La explicación más obvia es el
fetichismo masculino que, con su obsesión por reducir a las mujeres al papel de
objetos visuales, las convierte en los anuncios de mayor proyección pública. Y
por eso es fácil comprender la duplicación de los repertorios de las imágenes
de las mujeres negras. Éstos continúan insistiendo, por ejemplo, en la mujer
caribeña, la jinetera cubana o la intérprete de samba como representantes de
identidades vigentes, esculpidas a la medida de los deseos masculinos por lo
general estereotipados (hay que decir), que atienden a expectativas concretas y
usualmente comprendidas como esa "hipotenusa toda seducción y poca
ropa" sobre la cual escribe Guillermo Cabrera Infante de manera tan
"prolífica".
¿Alguna
vez se ha preguntado por qué aún nos enternece aquella canción de Gabilondo
Soler, "Cri Crí", sobre la negrita que quería ser blanca como la
espuma del mar? Admitamos por un momento que es difícil enfrentarse a las
imágenes y fotografías de una mujer negra sin estas instrucciones previas, las
cuales parecen haberse apoderado de cualquier rincón de nuestros cerebros.
Pero no
todo es resultado del clima. Al parecer el ser humano, y especialmente a partir
de la ideología occidental, ha necesitado de estas imágenes como contrapuntos a
lo convencional y al poder del mundo blanco, como necesidad de dibujar algo que
equivalga a un "territorio salvaje por conquistar". Suena de lo más
cruel y oportunista, pero si recordamos cómo Batista vendió a Cuba a través de
las mujeres negras o mulatas, con vestidos de vuelos y maracas, comprendemos
por qué llegaron a convertirse en analogías del paraíso de diversión caribeña,
y por qué aun hoy día siguen escribiéndose canciones "sabrosonas"
dedicadas a negras flacas -tremendísima mulata- o por qué cuando se menciona
Cuba, día cubano, noche cubana y un largo etcétera, saltan todas aquellas
narraciones tradicionales empapadas de sensualidad, piñas y sandías, bananas,
vudú, peligro y placer.
El asunto
de la negritud y los estereotipos que se han tejido a su alrededor no es una
cuestión para pasar por alto, como si no existiera todavía como amenaza. Sin
embargo, advertidas de su presencia, es posible pasar de las trincheras, y de
verse amenazadas por los estereotipos. Mejor aún, acercarse a una metamorfosis
distinta y protagonizada por las mismas mujeres.
[índice]
Lucía Escobar, laCuerda
A continuación una transcripción,
a veces exacta, a veces libre, de algunas ideas que mi marcador fosforescente
resaltó del libro "La tercera mujer", del escritor francés Gilles
Lipovetsky. El tema que nos interesa: la historia del bello sexo.
Los
griegos fueron los primeros en ensalzar los encantos femeninos; sin embargo,
nunca situaron a la mujer en el cenit de la hermosura, ya que para ellos la verdadera
hermosura sólo se encontraba en los hombres jóvenes.
No fue
sino con la aparición del Estado y de las clases sociales que el reconocimiento
social de la belleza femenina entró en una nueva fase de su historia. Pero este
culto a lo femenino siempre llevaba resonancias negativas: la belleza era vista
como una trampa maléfica. Durante toda la Edad Media, y bastante más allá, se
prolongó esta tradición de hostilidad y recelo en relación a la apariencia
femenina. Hasta el siglo XVIII, la belleza física fue de la mano con las
virtudes morales. Reflejo del alma era el aspecto externo.
La
concepción moderna ve la hermosura como una característica estrictamente
física, un valor autónomo desligado de todo valor moral.
A lo
largo del siglo XX, la prensa femenina, la publicidad, el cine, la fotografía
de modas han difundido por primera vez las normas y las imágenes ideales de lo
femenino a gran escala.
El culto
al bello sexo ha adquirido una dimensión social inédita: ha entrado en la era
de las masas. Y la estética de la delgadez ocupa un lugar preponderante en el
nuevo planeta belleza.
Si por un
lado el cuerpo femenino se ha emancipado con holgura de sus antiguas
servidumbres, ya sean sexuales, procreadoras o vestimentarias, por el otro lo
vemos sometido a presiones estéticas más regulares, más imperativas, más
ansiógenas que en el pasado.
Al minar
psicológicamente a las mujeres, haciéndolas perder la confianza en sí mismas,
al absorberlas en preocupaciones estético-narcisistas, el culto a la belleza
funcionaría como un policía de lo femenino, un arma destinada a detener su
progresión social. La prisión estética permitiría reproducir la subordinación,
minar su confianza en sí mismas y su autoestima, mantenerlas en una situación
de inferioridad psicológica y social.
Como
todos los cultos religiosos, la belleza tiene su sistema de adoctrinamiento (la
publicidad de productos cosméticos), sus textos sagrados (los métodos de
adelgazamiento), sus ciclos de purificación (los regímenes), sus gurús (Jane
Fonda), sus grupos rituales ("Weight Watchers"), sus creencias en la
resurrección (las cremas revitalizantes), sus ángeles (los productos de
belleza), sus salvadores (los cirujanos plásticos).
Si antes
la hermosura femenina se asemejó a una trampa que amenazaba a los hombres, en
la actualidad es vista como un medio de opresión para las mujeres.
¡Cuidado
con el espejo!
[índice]
Andrés Zepeda (el bobo de la caja),
guatemalteco, activista del Colectivo Radical Marilyn
Monroe
Si tuviera el cuero menos duro,
muy probablemente esta ansiedad habría derivado ya en fobia y misoginia. Sería
hoy un amargado; o peor aún, un resentido. Menos mal que no es así.
Por otro
lado, si fuera un poco más bruto no me enteraría de nada y seguiría encogido de
hombros, como ocurre con la mayoría de mis congéneres: pose de hombre
"Rubios", mirada altiva, actitud perdonavidas y sensación de tener el
sartén por el mango a fuerza de reprimir las propias emociones y suplantar
materia gris por mano dura. Por fortuna, tampoco es ése mi caso.
Lo que sí
es que, ahora que me creo capaz de entreverlas e intuirlas un poco mejor que
antes, no puedo evitar cierta resistencia defensiva cada vez que las observo en
acción. Me invade un leve sobresalto, un estado de alerta. Me siento en
evidente desventaja, intimidado por ellas; casi acomplejado por su porte
victorioso, su aire imbatible, su avidez de comerse el mundo.
Y es que
no hace falta ser demasiado lúcido para advertir las meteóricas conquistas en
materia de equidad de género logradas durante, digamos, los últimos 150 años,
así como la habilidad y diligencia que han mostrado las mujeres para
obtenerlas. En contraste, lo único que los hombres hemos atinado a hacer
mientras tanto es rascarnos la cabeza, observar el revuelo con reservas,
proferir patanerías e intentar boicotear el proceso, sin éxito. Puras patadas
de ahogado.
Lamentablemente,
esas gestas que tan legítimamente han sido ganadas en la esfera de lo civil son
las mismas que, manoseadas con saña, se utilizan también en la esfera de lo
político para alimentar odios y minar la discusión, degradándola y condenándola
a un absurdo arrebato de revanchas y desquites.
En vez de
celebrar -y compartir- las mieles de su merecido triunfo, las activistas de
este feminismo blindado, incendiario, venenoso y profundamente antimasculino se
asfixian en la violencia de su propia retórica y olvidan que a la mujer, hoy
por hoy, es muy poco lo que le queda por demostrar, porque ya lo ha demostrado
casi todo.
Además,
los hombres ni siquiera damos la talla como recipiendarios de ese desprecio: ni
nuestros méritos ni nuestros deméritos son para tanto, y pensar lo contrario es
darnos demasiada importancia y premiarnos con honores que, en mi opinión, no
merecemos.
Más allá
de histéricos berrinches, diatribas segregacionistas y arrogantes fingimientos
de simposio, los esfuerzos bien podrían concentrarse con miras a seguir
fomentando las transformaciones en pro de la equidad y hacerlas extensivas de
la clase media para abajo: ese sector tan mayoritario como desatendido, en el
que una gran proporción de mujeres aún no pasan de ser meros instrumentos a
quienes se les priva del placer, a la vez que se les endosan las
responsabilidades (cabeza de familia, proveedora sexual, cría de hijos,
sustento del hogar, generadora de ingresos) que los hombres nos resistimos
muchas veces a asumir.
Del otro
lado del espectro, ése comprendido de la clase media para arriba, es a ellas,
más que a ellos, a quienes lanzo el reto de retomar la cuestión intergénero y
convertirla, ya no en una pugna entre rivales, sino en un diálogo entre socios.
O, si se quiere, en un debate, no en una guerra.
A pesar de mis limitaciones y mis complejos, cuenten
conmigo. Porque de guerras ya estamos hartos, ¿verdad?
[índice]
Amanda Pop, maya q'eqchi', investigadora social de
AVANCSO
He advertido, en opiniones o en
distintos trabajos investigativos sobre el tema maya, que con frecuencia se
argumenta el asunto cultural como razón de determinados fenómenos, como si sólo
a esta población se le pudiera entender desde esa perspectiva.
Sin duda,
hay fenómenos que pueden tener una explicación predominantemente cultural, pero
esto no significa que prácticas humanas tengan que ser distintas por la
cultura. Lo que sucede es que muchas veces esas explicaciones están cargadas de
estereotipos y prejuicios. En este caso, el término "cultural" tiende
a ser un costal donde cabe o se mete todo aquello que no se entiende o se intenta
entender, todo aquello que provoca reticencia, todo aquello que pueda
percibirse como actitudes y comportamientos problemáticos y defectuosos.
Cuando se
dice, por ejemplo, que "por la cultura étnica las mujeres mayas a temprana
edad se convierten en madres", o que "en el área rural maya se
prepara a las niñas para la reproducción", se puede inferir que entre
mayas se vive bajo normas y valores infrangibles y conservadores para mantener
un orden social determinado, sin cuestionamientos, sin rebeldías, donde todos
viven felices y contentos, cada cual asumiendo un rol determinado,
reproduciéndose como parte del ser maya. No obstante, la maternidad en las
niñas mayas -al igual que en cualquier otro grupo, sea éste ladino, negro u
otro- es tan compleja como el mismo embarazo.
Con
frecuencia se soslayan antecedentes históricos de los fenómenos que se indagan.
En el presente caso me refiero al tema de los casamientos y la vida
reproductiva en niñas y niños (no me refiero a jóvenes) como una norma cultural
entre los indios, cuando esto puede coadyuvar a entenderlo, por ejemplo, en las
normas tributarias de la Colonia. Recuérdese que se reglamentó la edad de los
tributarios, que se iniciaba entre los 12 ó 13 años para las mujeres y 13 ó 14
para los hombres. Y tenía mucha importancia que se casaran y reprodujeran a
temprana edad, ya que esto les convertía en una nueva familia de tributarios.
La
reglamentación de la época colonial, como con otras normas, pasó a formar parte
de la costumbre convenientemente en las épocas siguientes. A esto habría que
agregar la incitación estratégica a las familias a que se reprodujeran a
temprana edad para asegurar brazos para las fincas y el trabajo forzado. Si a
lo anterior se añade el adoctrinamiento religioso, la carga de mantener a
muchos hijos dada la extrema pobreza, más el alboroto de las hormonas en la
etapa de la pubertad, quizá ello intente explicar de alguna manera las uniones
y la reproducción desenfrenada a temprana edad. Todo esto, sin considerar otros
aspectos de opresión, derivados del patriarcado.
Lo que no
significa, en ningún sentido, que todo lo que suceda en la actualidad se
atribuya a los males de la Colonia, pero valdría la pena matizar las
aseveraciones cuando se trata de trabajos que invocan la cultura como elemento
que conduce y explica ciertas prácticas humanas.
[índice]
Diferentes formas de ser feministas
Walda Barrios-Klee, guatemalteca, abogada y doctora en
Sociología Rural
Detrás de toda feminista hay una
historia, sobre todo en un país como Guatemala. Historias marcadas por la
Historia (así, con mayúsculas, porque me refiero a esa personaja que se
estudia) y sus avatares. No se trata sólo de la vivencia personal de cada una
de nosotras, sino también de nuestra generación. No es lo mismo ser feminista
de los años 60, con todas las reminiscencias "hippies", que ser
feminista de post-guerra, o de guerra, o de ONG.
No quiero negarle a nadie el derecho de ser feminista, pero las históricas
han abierto la brecha. ¿Quiénes son? Las de siempre, o quizás sea más correcto
llamarlas las precursoras. Ya están un poco entradas en años (¿están o
estamos?).
En Guatemala hay varias manifestaciones del feminismo histórico. Intentando
una tipología (¿adicción de las Ciencias Sociales?), se encuentran, en primer
lugar, las mujeres que rompieron estereotipos, que lucharon contra el
imaginario tradicional de ser mujer; se rebelaron y fueron distintas, pero no
tenían una conciencia de "ser feminista". Según el concepto de
feminismo a que se llegó en el Encuentro de San Bernardo, en Argentina,
"es feminista todo aquél que lucha por los derechos de las mujeres";
entonces, sí eran feministas. Pero en ese tiempo no se hablaba aún de feminismo
en Guatemala. Fueron rebeldes, rompieron estereotipos y supieron ser distintas.
Ellas fueron las transgresoras.
De la
segunda oleada son las que empiezan a verse y sentirse como feministas,
buscaron no sólo saltar las barreras de la tradición, sino ganar espacios para
las mujeres. Ocupar lugares que hasta entonces nos habían sido vedados.
Podríamos llamarlas las revolucionarias, porque se trató de transformar
estructuras, empezando por la de la familia patriarcal. Remodelar el hierro
forjado.
Posteriormente,
con las Conferencias Internacionales y los compromisos de los Estados para
mejorar la situación de las mujeres, aparece un tercer grupo de feministas que
desde el Encuentro de Costa del Sol (El Salvador, 1993) se empezaron a llamar
institucionales, vinculadas a organismos del Estado y otro tipo de
organizaciones, pero sobre todo con financiamientos.
Las
feministas guatemaltecas han vivido tres momentos históricos, pero también tres
formas diferentes de ser feministas: rebelión/transgresión, revolución/cambio,
institucionalización/gestión.
Estas
reflexiones están inspiradas en el Foro sobre los Encuentros Feministas que
tuvimos el pasado 7 de marzo en el Auditorio de Ciencia Política "Jorge
Romero Imery", de la USAC, para conmemorar el Día Internacional de las
Mujeres. Participamos Edda Gaviola, con su eterna rebeldía típica del feminismo
autónomo, y que además fue una de las organizadoras del 7o. Encuentro que se
llevó a cabo en Chile (1996); Yolanda Aguilar, que actualmente trabaja su tesis
de Antropología sobre las identidades feministas; Paula Irene del Cid, con su
característica simpatía, y yo, que ahora escribo y rememoro. Deseo mencionar a
Cynthia Pérez, estudiante de Ciencia Política que se encargó de todo el trabajo
logístico y nos acogió fraternalmente.
De acuerdo a Edda, la importancia de los Encuentros radica en que son
momentos de visibilización pública, de instalarnos en lo público y apropiarnos
de espacios. Además, nos permiten a las feministas señalar problemas sociales.
Esperamos
ver cómo serán las feministas del nuevo milenio. ¿Cuáles serán sus luchas y
rebeldías?
[índice]
Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda
Este mes es duro. Nos recuerda
que Dinora Pérez Valdez fue asesinada la noche del 29 de abril de 1991. A la
entrada de su casa le dispararon tres veces: en el estómago, el tórax y la
boca. Los asesinos se alejaron tranquilamente en una moto. Marzo también nos
recuerda que Mayra Gutiérrez Hernández fue secuestrada y desaparecida el 7 de
abril del 2000.
Cuando la
asesinaron, Dinora tenía 28 años, impulsaba el Instituto Maria Chinchilla
-espacio de capacitación y desarrollo paraa la participación política de las
mujeres- y cursaba los últimos años de Economía. Después de graduarse de
contadora, en 1981, trabajó en el Banco de Occidente, donde participó en el
sindicato y llegó a desempeñar el cargo de secretaria de Conflictos. Fue
integrante del Partido Social-Demócrata (PSD) y tras renunciar a éste
contribuyó a la creación de FUNDAGUA, espacio mixto de reflexión, análisis y
formación política desde el cual se intentaba crear un nuevo partido.
Hasta su
desaparición, Mayra fue una incansable buscadora de conocimientos científicos.
Lo demuestran sus certificados de cursos correspondientes a dos carreras
universitarias -Psicología y Sociología- y más de 30 diplomas de participación
en cursos y seminarios de epistemología, estadística, investigación, etc. Fue
deportista, madre, madrina y confidente. También era su marca una trayectoria
política en búsqueda de la justicia, para lo cual participó en organizaciones
de izquierda y desde la universidad fue activa en el movimiento de mujeres. Esa
capacidad para multiplicarse sólo puede indicar una férrea disciplina.
¿Qué
"ameritó" la temible violencia selectiva?
En el 2000 desclasificaron
documentos de la embajada de Estados Unidos en Guatemala, uno de los cuales
analiza la "violencia selectiva" que sufrieron distintas personas de
izquierda entre 1990 y 1991. Dice que ese término "se refiere a la
selección de individuos cuya muerte, desaparición permanente o exilio
tendría[n] un efecto 'escalofriante' sobre otros involucrados en alguna
actividad política no aprobada por los perpetradores de la violencia".
El
documento indica que estas víctimas no son particularmente conocidas fuera de
su círculo de colegas, ni consideradas muy importantes o influyentes en el
pleno de la sociedad. Por lo tanto, no se generan grandes movilizaciones
sociales para reclamar justicia. Además, descartar los motivos políticos puede
resultar convincente para justificar su victimización. En el caso de Dinora, el
informe policial indica que el móvil fue el robo de su carro; en el de Mayra,
una acción pasional de un amante despechado.
Las
víctimas son tan bien conocidas en los espacios donde se mueven que el
inesperado ataque "causa una oleada de terror que se expande por estos
grupos, forzando a esconderse, exiliarse, o al menos a abandonar cualquiera que
sea el proyecto inmediato que el grupo tenía".
En su
momento, el asesinato de Dinora tuvo el efecto de cancelar los planes para
registrar como partidos políticos a la Unión Revolucionaria Democrática y
Guatemala Unida, entonces consideradas "cabeza de playa" de la URNG
para tener acceso a la legalidad. La desaparición de Mayra nos dejó pasmadas,
especialmente al movimiento de mujeres: pasaría más de un año antes de que sus
colegas reiniciaran tímidamente sus actividades relacionadas con la política y
academia universitaria.
¿Y la justicia?
La impunidad ha campeado. Doce
años de silencio absoluto en el caso de Dinora y tres de difamación en el de
Mayra nos dejan un sabor amargo respecto a los que hoy dirigen los ministerios
Público y de Gobernación, así como al silencio cómplice de funcionarios de la
Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA).
A ellas,
donde quiera que se encuentre su energía vital, un homenaje por su forma de
relacionarse con el mundo en que les tocó vivir: libres, enérgicas y
sonrientes.
[índice]
Ledy Orantes, laCuerda
Mujeres de diferentes
organizaciones, entre ellas Moloj, Comité Beijing y la Coordinadora Sí, Vamos
por la Paz, organizaron una agenda política que negociarán con los partidos que
aspiran a la presidencia de la República a fin de que la integren a sus
respectivos programas de trabajo.
Alicia
Rodríguez, del Comité Beijing, opinó que "cuando hay cambio de gobierno
existe debilidad y retroceso en los avances sobre la situación de las
guatemaltecas". Ésta es una de las razones por las que crearon dicha
propuesta política, que incluye temas de desarrollo considerados de mayor
importancia por las mujeres de la sociedad civil.
La
propuesta consta de nueve ejes, entre ellos equidad educativa y económica,
acceso a tierra y vivienda. Otros elementos que destacan se refieren al racismo
y la discriminación étnica.
Los
puntos constituyen una agenda nacional de desarrollo. Plantean que cada
ministerio incorpore los ejes que le corresponden y asigne los respectivos
recursos técnicos y financieros para su ejecución.
Otro tema
que aborda la agenda referida es la Ley y la Política de Desarrollo Social, por
considerar que tratan puntos fundamentales relacionados a la autonomía de las
ciudadanas en el marco de la salud sexual y reproductiva.
Propone
además que se continúe con el proceso de desagregación por sexo de la inversión
social en los datos que contiene el Presupuesto General de la Nación.
[índice]
Vulneran los derechos de
periodista
laCuerda
La periodista Guadalupe Castro
denunció que fue destituida injustificadamente del cargo de subdirectora del
Diario de Centroamérica. Según informó, "no prestarme al juego político de
los últimos dos directores de tal institución me valió el despido, pues todo
era redactado a favor de la política de gobierno".
Al exigir
su reinstalación, la colega Castro explicó que, como subdirectora, sus
decisiones nunca fueron tomadas en cuenta y fue tratada de forma
discriminatoria por parte de Alejandro José Pérez, quien fungía como director
del diario cuando ella fue ascendida en agosto del año pasado. "Me llegó a
decir que mi cargo no era válido porque no estaba avalado por acuerdo del
presidente Alfonso Portillo, como el suyo", explicó.
Pese a
que la plaza le fue concedida por méritos profesionales, jamás apareció como
tal en el directorio del diario y Pérez únicamente la destinó a escribir una
columna en la que siempre coartó su libertad de expresión, censurándole todo
tema ajeno a los intereses del gobierno.
El actual
director del diario oficial, Wagner Rodolfo Collado, de igual manera le
dificultó su labor retirándole todas sus herramientas de trabajo, oficina y
equipo de cómputo. A finales de febrero pasado le notificaron su despido
aduciendo una supuesta reorganización para la tecnificación y
profesionalización de la dirección del diario.
Según la
Ley de Servicio Civil, debe haber una amonestación verbal y tres escritas para
remover a una persona de un cargo presupuestado. Sin embargo, Castro fue
despedida sin haber existido ningún tipo de amonestación o motivo laboral que
requiriera tomar tal determinación.
La periodista hizo la denuncia de su despido arbitrario
ante varias entidades de derechos humanos y presentó un escrito al Juzgado
Primero de Trabajo solicitando su reinstalación. Aunque existen tres amparos
contra la misma, Castro confía en que se haga justicia para que estos delitos
no sean cometidos dentro de las instituciones de gobierno.
[índice]
Andrés Cabanas Díaz,
periodista gallego residente en Guatemala, convencido de
que otro mundo es posible
La agresión bélica contra Irak,
iniciada desde el 19 de marzo, tiene enredados a muchos políticos en una serie
de paradojas y preguntas sin respuesta.
Primera
paradoja: se pretende que el lanzamiento de miles de bombas y la utilización de
tecnología de guerra avanzada no van a provocar daños a civiles. Pero los
políticos no saben responder cuando -a pesar de la autocensura- empiezan a
aparecer datos y fotos de personas civiles heridas, mutiladas, muertas.
La
propaganda magnifica y reitera hasta la saciedad los rostros convencidos y
remotamente convincentes de Bush, Rumsfeld y Franks. Pero estas imágenes
repetidas se derrumban ante una sola fotografía, un solo rostro de un civil
herido o muerto. Rostro que se cuela por pequeñas ventanas abiertas en la
homogeneidad de los medios y los intentos de control por parte del comando
central aliado.
Segunda
paradoja: se habla de modernidad y desarrollo, se describen hasta el cansancio
los avances tecnológicos, pero todos ellos se ponen al servicio de la
destrucción, la imposición y la unilateridad. Lo moderno y avanzado provoca
muerte, y valores como la agresividad son valores en alza. Nuevamente va a ser
necesario dar la razón al movimiento feminista: hombres -y agresivos- son los
invasores; hombres la mayoría de los soldados; como hombres se denominan
algunas de las bombas y las armas que se utilizan.
Tercera
paradoja: países donde la opinión pública está en un 90 por ciento contra la
guerra (Estado Español, Italia) se lanzan a un imprudente y devastador
conflicto. Ello mueve a reflexiones sobre los límites de la democracia
representativa en estos países y la necesidad de nuevas formas de organización
fundamentadas en la consulta y participación continua de la población, más allá
de las consultas electorales. Asimismo, llama a reflexión sobre la fortaleza y
capacidad de incidencia del movimiento pacifista y el movimiento global por un
mundo más justo.
No obstante -cuarta paradoja-, a pesar de que el inicio
de la agresión de Estados Unidos no pudo ser detenido, no hay que desdeñar la
capacidad de incidencia de este movimiento en algunos gobiernos (incluso su
capacidad de radicalizar las posturas de Francia y Alemania, más allá de sus
intereses coyunturales) y su influencia en una actitud más balanceada de los
medios de comunicación. El movimiento pacifista ha logrado movilizaciones
históricas y, sobre todo, un caudal de sensibilización a favor de la paz que
trasciende la movilización contra la agresión a Irak.
En 1991
la mayoría de la población europea reaccionó ante la inminencia del ataque a
Irak corriendo a vaciar los supermercados y aprovisionarse de agua y comida,
cual si ellos fueran a ser los atacados, en una especie de paranoia narcisista
y eurocéntrica. Doce años después, millones de manifestantes en Europa se
olvidan de sí mismos y hacen abstracción de los posibles beneficios de la época
pos-Hussein: el control del petróleo y la hegemonía geoestratégica por parte de
los integrantes de la coalición, cálculo de beneficios que se encuentra en la
base de la decisión estadounidense-británica de atacar y también de la decisión
de los gobiernos italiano y español de apoyar la agresión.
En
definitiva, las manifestaciones evidencian el predominio de una lógica
anti-guerra sobre intereses y conveniencias económicas, geoestratégicas y
pro-petróleo. Lógica que será fundamental para detener no sólo esta agresión
sino los intentos de establecer una hegemonía imperialista estadounidense,
probablemente sin el concurso de las Naciones Unidas, durante todo el siglo
XXI. Lógica, en fin, que privilegia la solidaridad, la colaboración, la
multilateralidad y diversidad: la ética de todos frente a los intereses de
algunos.
[índice]
Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda
Diversas fueron las actividades
realizadas durante marzo en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres.
Resulta importante mencionar algunas con relación a la lucha por la tierra.
El día 7
se llevó a cabo un taller en el que participaron integrantes de la Coordinadora
de Mujeres por el Derecho a la Tierra y la Propiedad, creada con el propósito
de socializar y modificar leyes y costumbres para hacer realidad la demanda de
acceso a este recurso y control del mismo.
La
actividad estuvo a cargo de Elena Cocón, quien mencionó que la Coordinadora
busca incidir en la definición de políticas públicas que mejoren la vida de las
guatemaltecas, tomando en cuenta el tema de la tierra. Promueve que el estado
civil de las mujeres no se utilice como limitante cuando ellas solicitan la
titulación de sus propiedades.
Los
obstáculos que encuentran, dice Elena Cocón, van desde la estructura general
que existe en Guatemala (excluyente, clasista y discriminatoria) hasta procesos
de crédito que no responden a las necesidades propias de las mujeres.
"Hemos aprendido la importancia de la organización y la urgente
reivindicación de las campesinas en la lucha por la tierra", concluyó.
En marzo también fue inaugurada la Oficina de la Mujer Campesina del Fondo
de Tierras. Este mecanismo de mercado pretende promover programas que faciliten
el acceso de las mujeres al crédito para la compra de tierra y proyectos
productivos. Ello forma parte de los compromisos establecidos en el Decreto
24-99 que dio origen a dicho fondo.
Rosario
Pu, integrante de esa oficina, informó que próximamente iniciará un proceso de
formación enfocado a los derechos específicos de las ciudadanas. "Mi labor
es facilitar, acompañar y promover la participación de las mujeres en los
aspectos de la vida cotidiana del hogar y en su trabajo".
Otra de
las actividades fue la presentación del Manual de Regularización y Legalización
de la Tenencia de la Tierra para Comunidades Campesinas. El mayor problema que
enfrentan las mujeres en el interior del país es el desconocimiento de sus
derechos, afirmó Patricia Castillo, quien elaboró ese material junto con Laura
Hurtado.
El manual
es un instrumento de apoyo a las comunidades y organizaciones campesinas que
gestionan la regularización de sus tierras y esperan garantizar la certeza
jurídica de la misma. Según su introducción, el proceso de legalización es
"largo" y si bien las mujeres tienen derecho a la copropiedad,
aquéllas que no tienen hijos quedan fuera del proceso impulsado por el Fondo de
Tierras.
[índice]
|
|
Campo pagado |
Secretaría Presidencial de la Mujer Nivel
de avance del proceso de identificación y
construcción de los indicadores de la Política
de las Mujeres |
|
Con el propósito de monitorear el
avance de la Política, diseñar y poner en marcha un sistema de información que
permita identificar la situación de las mujeres en relación a los ejes de la
Política Nacional de Promoción y Desarrollo de las Mujeres Guatemaltecas y los
compromisos nacionales e internacionales asumidos por el Estado de Guatemala,
la SEPREM realizó la identificación y construcción de los indicadores de la
Política de las Mujeres.
Propuesta de indicadores de los ejes
de la Política de las Mujeres
Indicadores del
Eje Económico
Porcentaje de la fuerza de trabajo femenina y
masculina empleada en la agricultura, la industria y los servicios
Disparidad salarial por grupo ocupacional
Número de personas capacitadas anualmente en
programas de formación técnica
Certificados de capacitación otorgados
anualmente
Estudiantes en escuela de formación agrícola
Concesión de créditos por rama de actividad
Tasa de desempleo
Brecha de género en la propiedad de la
microempresa y pequeña empresa
Indicadores del
Eje Tierra y Vivienda
Porcentaje de propietarios y propietarias de
la tierra
Proporción de jefas y jefes de familia
propietarios de vivienda, según situación de pobreza y algunas características
de las condiciones de la vivienda
Proporción de préstamos para vivienda
Indicadores para
la Equidad en Educación
Tasa neta de escolaridad
Diferencial en la tasa neta de escolaridad
Tasa bruta de escolaridad
Diferencial de la tasa bruta de escolaridad
Tasa de retención
Diferencial en la tasa de retención
Tasa de deserción
Tasa global de alfabetización
Diferencial entre mujeres y hombres en la
tasa global de alfabetización
Tasa de alfabetización en jóvenes
Diferencial entre mujeres y hombres en la
tasa de alfabetización en jóvenes
Tasa de distorsión
Acceso al nivel superior educativo por área
de estudio
Acceso a becas del nivel superior
Tasa de inasistencia escolar
Causas de inasistencia escolar
Indicadores para
el Eje Salud Integral
Tasa bruta de mortalidad
Causa de mortalidad general
Tasa de mortalidad infantil
Causas de mortalidad infantil
Esperanza de vida
Tasa de mortalidad adulta
Causas de mortalidad adulta
Tasa de mortalidad de adultos mayores
Causas de mortalidad de adultos mayores
Tasa de uso de anticonceptivos
Tasa global de fecundidad
Tasas especificas de fecundidad
Tasa de mortalidad materna
Causas de mortalidad materna
Porcentaje de partos atendidos por personal
de salud idóneo
Lugar de atención de partos por área de salud
Prevalencia de cáncer de mama
Prevalencia de cáncer cérvico-uterino
Incidencia de enfermedades de transmisión
sexual
Proporción de mujeres y hombres contagiados
por VIH/SIDA
Desnutrición infantil: crónica, aguda y
global en niños y niñas menores de 5 años
Prevalencia de retardo en talla de niños y
niñas
Eje Violencia
contra la Mujer
Sobreviviente de violencia intrafamiliar.
Agresor/víctima
Sanciones legales a la violencia contra las
mujeres
Sobrevivientes de violencia intrafamiliar,
atendidas por PROPEVI
Delitos sexuales
Indicadores del
Eje Equidad Laboral
Tasa de participación económica por edad,
según área
Tasa de participación económica para niños de
5 a 14 años que trabajan por área
Tasa de participación económica por nivel de
escolaridad, según área
Tasa de participación económica por sexo y
estado civil, según área
Participación económica por rama de
actividad, según número de hijos de la madre
Índice de feminización, por sector de
actividad
Distribución porcentual de la población
ocupada, por grupo ocupacional
Distribución porcentual de la población
ocupada, por posición en el trabajo
Porcentaje de población que no recibe
ingresos, por grupo de ocupación
Ingreso promedio mensual por grupos de edad y
grupo étnico, según área
Porcentaje de personas que cotizan al
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, por rama de actividad
Cobertura de servicios de cuidado infantil
Horas promedio utilizadas el día de ayer por
hombres y mujeres para realizar distintas actividades en el hogar
Indicadores del
Eje Equidad Jurídica
Número de leyes existentes recopiladas en
relación a los derechos de las mujeres
Cobertura anual de las acciones de
capacitación en derechos humanos a funcionarios del Estado
Indicadores del
Eje de Mecanismos Institucionales para el Avance de la Mujer
Número de instancias de gobierno que cuentan
con un mecanismo de género
Número de convenios firmados entre la SEPREM
y otras instituciones del Estado para el avance de las mujeres
Asignaciones presupuestarias a programas de
la mujer
Indicadores de
Participación Sociopolítica
Porcentaje de diputadas y diputados electos
Porcentaje de personas electas al Parlamento
Centroamericano
Porcentaje de alcaldesas y alcaldes electos
Porcentaje de gobernadoras y gobernadores
Porcentaje de candidatos a la presidencia
Porcentaje de candidatos a la Vicepresidencia
Porcentaje mujeres y hombres -alfabetos y
analfabetas- inscritas en el Padrón Electoral
Proporción de mujeres candidatas a diferentes
cargos, según partido político
Proporción de mujeres y hombres afiliados a
organizaciones sindicales
Porcentaje de personas empleadas en el sector
público
Porcentaje de mujeres en trabajos
especializados y puestos de dirección
Restan grandes desafíos. Nuestro
reto, como Secretaría, es continuar trabajando por un desarrollo incluyente y
equitativo en beneficio de todas las mujeres guatemaltecas en los diferentes
ámbitos del quehacer nacional.
SEPREM – Secretaría Presidencial de la Mujer Asesora y Coordinadora de Políticas Públicas 9a. Ave. 0-19 Zona 2, Edif. Isabel La Católica, 4o.
Nivel Tel. +(502) 288-6016 y 288-6087 / Fax: 288-6407 spmujer@intelnet.net.gt |
[índice]
Movida departamental
Diez médicas y seis médicos de la
Brigada Cubana realizaron gratuitamente una jornada de consulta externa y 97
exámenes de Papanicolaou en Livingston, informó Elena Supall, jefa de la
Oficina Municipal de Atención Social de la Mujer de ese municipio.
El total
de beneficiarias ascendió a 400 mujeres. Como resultado de las 303 consultas
realizadas, se determinó que las afecciones más frecuentes son problemas
ginecológicos, enfermedades de la piel, anemias y parasitismo.
Más de 10 mil mujeres de 21 de
los 31 municipios de Huehuetenango serán capacitadas en los temas de
autoestima, resolución de conflictos, derechos de las ciudadanas, temas
jurídicos, incidencia política y acceso a ayuda y justicia en caso de
agresiones.
Esta capacitación es impulsada por la Asociación de Desarrollo Integral de
las Mujeres Huehuetecas y el Foro de la Mujer de la región. A través de un
programa de fortalecimiento y desarrollo realizarán una serie de cinco módulos.
El 27 de marzo fue presentado un
documental sobre la problemática que viven las mujeres retornadas. Un grupo de
teatro de jóvenes de Santa María Tzejá, Ixcán, participó en la realización del
video, que estuvo a cargo de la Asociación Comunicarte.
Este material gráfico refleja la lucha y obstáculos que enfrentan mujeres y
hombres retornados en su proceso de reinserción y su incidencia en la
reconstrucción del tejido social, destruido como consecuencia de las políticas
contrainsurgentes del ejército.
La Red de
Mujeres Indígenas Uniendo Pensamientos, integrada por 15 organizaciones,
presentó el cuarto número de su boletín Enlace, que aborda pormenores de la ley
de descentralización, los consejos de desarrollo y un directorio.
En su editorial señala que "la sociedad no tiene
derecho ni razón de condenar a las mujeres rurales a la servidumbre, la
ignorancia y la pasividad frente a los problemas de la justicia y los retos del
desarrollo".
[índice]
Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda
Por primera vez en los 43 años de
existencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dos de sus
siete integrantes son mujeres: la guatemalteca Marta Altolaguirre y la peruana
Susana Villarán. Ambas promueven el enfoque de género en sus respectivos
cargos, pese a la resistencia que existe en ver la situación específica de la
población femenina.
En el sistema interamericano ha sido difícil abrir brecha
para introducir la perspectiva de género; no obstante, se ha avanzado en los
últimos tres años, lapso en que Marta Altolaguirre ha formado parte de la CIDH.
Resalta que para el seguimiento de casos es muy importante contar con el apoyo
de los grupos no gubernamentales y familiares de las víctimas, así como organismos
del Estado.
Después
de 10 años sin una sola mujer en la CIDH, "fui la cuarta en llegar en 40
años", anota la abogada guatemalteca, quien opina que la resistencia a ver
a las mujeres es hasta cierto punto lógica por el predominio de hombres en los
cargos de ese organismo.
Al referirse a los casos de violación sexual, indica que
a la Comisión llegan muy pocas denuncias y "sólo un porcentaje ínfimo
logra una sentencia". Comenta que medios de comunicación como laCuerda y
organizaciones de mujeres tienen que seguir empujando este tema.
La abogada Altolaguirre, quien es presidenta de la CIDH
por un año y también relatora de los Derechos de la Mujer, considera que la
Corte Penal Internacional (CPI) es un gran avance en la batalla contra la
impunidad. Dicho organismo podrá llevar casos en los que se señale a
individuos, ya que el sistema interamericano carece de capacidad para conocer
tales peticiones; sólo acepta casos contra Estados. Considera que la CPI
llenará vacíos del sistema regional e influirá para evitar que personas que se
sentían inmunes, por formar parte de entes estatales, repitan ese tipo de
delitos.
La CIDH
tiene su sede en Washington -aunque Estados Unidos no ha ratificado la
Convención Interamericana de Derechos Humanos- y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos se encuentra en Costa Rica. Ambas instancias forman parte de
la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya asamblea general elige a las
y los integrantes de la Comisión y la Corte, a quienes se reconoce como
especialistas independientes sin ninguna vinculación ni representación de sus
respectivos países. Ello justifica que la licenciada Altolaguirre se abstuviera
de opinar y participar en la visita 'in loco' realizada por la CIDH a Guatemala
del 24 al 29 de marzo.
La
entrevistada detalla que cualquier persona puede presentar su denuncia de
manera individual ante la CIDH cuando sus derechos -contenidos en el ámbito
nacional, la Convención Interamericana de Derechos Humanos o la Convención
Belem do Pará- no han sido garantizados. La Comisión revisa si la denuncia
cumple dos requisitos básicos: agotar los recursos internos o demostrar que los
mismos son ineficientes para reparar el daño. Después se elabora el informe de
admisibilidad, mismo que es revisado por la Comisión; ésta decide si aprueba o
no seguir el trámite y eventualmente, tras hacer la investigación respectiva,
lo traslada a la Corte.
Marta
Altolaguirre, quien reside en Guatemala, obtiene dietas por los días de
sesiones o visitas 'in loco', en tanto el trabajo desde su país como presidenta
de la CIDH no es remunerado. Tiene asignada la relatoría de cuatro países:
Perú, Ecuador, Chile y Barbados.
Entre los casos a los que ha dado seguimiento, la abogada
afirma que son muy dramáticos, como los asesinatos de más de 300 mujeres en Ciudad
Juárez (México), las acciones de paramilitares en Colombia y los
desplazamientos forzados. "Hay muchas tragedias que ocurren en nuestros
países y en las mujeres es doblemente trágico, explica, porque en muchos casos
se añade la agresión sexual y son utilizadas para castigar a sus parejas o
familiares".
Recientemente
consiguió un aporte de 50 mil dólares para apoyar la relatoría de los derechos
de las mujeres. Espera dar mayor dinamismo a la aplicación de la perspectiva de
género, mediante el acceso a la justicia por las mujeres y la ampliación de
cobertura para las afrodescendientes.
Al
finalizar la conversación afirma que "sólo el hecho de ser mujer es un
acicate para mantenernos con la bandera en alto, con la perspectiva siempre
positiva de que se van dando pasos en el reconocimiento. Si las mujeres llegan
a participar en igualdad de condiciones en los espacios de decisión, podremos
mejorar nuestras sociedades y el mundo entero".
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