~laCuerda~ No. 41 - Guatemala, diciembre del 2001

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

Año 4, No. 41

Guatemala, diciembre/2001

 

 

 

ï DE UN LADO PARA OTRO ð

Editorial

Una de cal y otras de arena

Entrada

Cambio de aires, obligado y voluntario (Rosalinda Hernández Alarcón)

Sumario noticioso

Mayra Gutiérrez

La médula

Desde otro continente (Katia Orantes)

Sida, migraciones, mitos (María Antonieta Rodríguez Leerayes)

Como si no tuviéramos cabida en la ciudad (Emma Chirix)

Migración y consecuencias de los atentados (Wendy Santa Cruz y Rosalinda Hernández Alarcón)

El exilio como arma represiva (Iduvina Hernández)

Voces de migrantes:

        Dejar lo querido para encontrar nuevas querencias (Elsy Manzanares Feliche)

        Viviendo entre lo desconocido (Ruth Taylor)

        Un cambio radical (Velia Jaramillo)

        De búsquedas y otredades (Mónica Salas)

Vida

Vivir fuera (Andrea Carrillo Samayoa)

Lo malo no fue irnos (Ángela Orellana López)

La paseante

Las mujeres del barro (Claudia Dary)

Viaje al centro del arte (Gloria Hernández)

Geografías (Anabella Acevedo)

Esta boca es mía

Adiós, Guatemala querida (Maddalena Pezzotti)

CONCASIDA II: Buen congreso... pero hay camino por recorrer (Olaf Valverde Mordt)

Las palabras como tanquetas en un jardín de flores (María Dolores Marroquín)

Lo sienten en carne propia (Luisa Fernanda Rodríguez)

¡Sonora vergüenza! (Alix)

Aquí y ahora

Libertad para conocer la historia (Matilde González)

Plan contra la explotación sexual (María Eugenia Solís)

Atención a la violencia, prioridad pendiente de salud pública (Wendy Santa Cruz)

Mujeres por la paz

Campo pagado

Tu cuerpo, tu decisión, nuestro futuro (Secretaría Presidencial de la Mujer)

Femina sapiens

La migración económica: Un reto para las mujeres (Lesbia Ortiz)

Movida departamental

Encuentro entre lideresas y periodistas

En Jocotillo, Villa Canales - Apoyo a familias de alcohólicos

25 de Noviembre en Zacapa

Sololá: Eligen a una kaqchikel en corporación indígena

Murales

Reporte de ocho departamentos

Corazones abiertos

 

 

Editorial

Una de cal y otras de arena

 

Es un hecho: no terminaremos el año saltando de júbilo. El 2001 concluye con una guerra en la que cientos de personas han perdido la vida y muchas más serán segadas antes que los señores de la muerte sacien su sed de venganza a ambos lados del mundo.

No es posible olvidar que entre los fuegos cruzados de estos pulsos de poder están siempre las mujeres y la niñez. En los campos de refugio muchas de ellas están siendo violadas, como lo son siempre cuando se las considera botín de guerra. Para colmo, tras esas vivencias deben enfrentarse a una campaña del Vaticano que, en flagrante tergiversación de la violación y sin condena alguna a la violencia masculina, considera que ofrecerles a las víctimas la posibilidad de prevenir embarazos productos de esos ultrajes es "promover las relaciones sexuales irresponsables".

En Guatemala cerraremos el año con una economía hecha trizas que no promete mejorar al corto plazo y con graves problemas en el agro que precarizan la vida en las áreas rurales. Asimismo, con una cartera de Gobernación de nuevo encabezada por un militar, en abierta violación al Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder Civil y Papel del Ejército en una Sociedad Democrática, en el que se plasmó el objetivo de la desmilitarización.

Pese a ello, las mujeres tenemos cuando menos tres razones para celebrar este fin de año. Una de ellas es la nueva Ley de Desarrollo Social, que representará grandes beneficios para la sociedad si es aplicada correctamente y su correspondiente Política Nacional de Desarrollo Social y Población logra responder a las necesidades de las grandes mayorías.

Otro motivo de celebración es la ratificación el pasado 22 de noviembre, por parte del Congreso de la República, del Protocolo Facultativo de la Convención para Eliminar Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, mejor conocida como CEDAW.

El Protocolo es el instrumento que operativiza la Convención y faculta a personas o grupos a presentar denuncias al Comité de la CEDAW, en las Naciones Unidas, cuando cualquiera de los derechos enunciados en la Convención haya sido violado. Tras recibir la denuncia, el Comité podrá solicitar al Estado que adopte las medidas provisionales necesarias para evitar daños irreparables a la víctima o las víctimas de esa violación. El Estado deberá tener en cuenta las consideraciones del Comité e informarle por escrito, en un plazo de seis meses, las medidas que haya adoptado para corregir la situación denunciada. Dependiendo de la respuesta del Estado, el Comité podrá realizar una investigación de carácter confidencial, que podría incluir una visita al país involucrado.

Lo anterior se traduce en que cualquier guatemalteca que considere haber sido discriminada respecto de los derechos promulgados por la Convención y haya agotado todos los recursos de la jurisdicción nacional para reparar los daños que le fueron ocasionados, podrá exponer su caso ante el Comité para que éste la ayude a buscar un remedio efectivo de parte del Estado.

Y si de celebrar se trata, hagámoslo también porque laCuerda sigue viva y puntual.

En otro orden, existe una deuda pendiente con las personas que viven con VIH/sida, quienes en su mayoría no reciben la terapia combinada que les permitiría prolongar la vida y asegurar su productividad. Algo similar se aplica a las personas con discapacidad. Pese a que nuestro país cuenta con leyes específicas para estas poblaciones, en ambos casos faltan respuestas efectivas de parte del Estado.

Esas leyes, al igual que la de Desarrollo Social y el Protocolo Facultativo de la CEDAW, sólo tendrán credibilidad si el Estado cumple a cabalidad los compromisos que ha contraído. No honrarlos sería una abierta violación a los derechos de nuestra sociedad.

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Cambio de aires, obligado y voluntario

Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

La movilidad de las personas, como acción individual o social, tiene diversas facetas. Conocer las dimensiones del traslado de residencia trae consigo múltiples experiencias. Algunos "ires y venires" son constantes, otros temporales y unos más por largos periodos; todos imprimen huellas en la vida de las personas. Sin duda, el acceso a la educación y a los recursos contribuye a que tales recorridos encuentren riesgos, pérdidas, sorpresas y/o beneficios.

En esta oportunidad, nos proponemos abordar aspectos de la movilidad desde el punto de vista personal, social, político y económico. La historia de Guatemala, a raíz del conflicto armado interno y del modelo económico agro-exportador de materias primas, está marcada por éxodos muchas veces forzados o bien voluntarios.

En este número incluimos lo que ha representado el exilio, tanto para mujeres comprometidas con un cambio social como para algunas jóvenes, quienes salieron siendo niñas y su emigración temporal las enriqueció con variadas vivencias, no todas dulces.

La conclusión del conflicto armado permitió el retorno de 40 mil personas refugiadas, según cifras oficiales. Su reintegración ha estado repleta de problemas, sobre todo para aquellas familias campesinas que regresaron a zonas inhóspitas, sin los más elementales servicios. Las enfrentó a muchas carencias, en ocasiones mayores a las vividas en su calidad de asiladas. En los años recientes han tratado de revertir tal situación con mucho trabajo, paralelamente a su rica experiencia organizativa, con la fuerza del anhelo de volver a la patria. Papel muy importante han jugado miles de retornadas, quienes con dobles y triples jornadas contribuyen al bienestar de su familia y su comunidad. Entre ellas, las guatemaltecas organizadas en Mamá Maquín, Madre Tierra e Ixmucané.

Las migraciones por motivo de trabajo son otro apartado muy importante, en tanto representan un panorama lleno de vicisitudes, en particular para quienes dejan Guatemala obligados por la falta de fuentes de empleo. Las guatemaltecas se enfrentan a agresiones específicas en razón de su sexo: el acoso sexual y las violaciones. Ellas, solas o acompañadas, encuentran múltiples riesgos cuando migran de su comunidad o país. ¿Qué provoca las constantes migraciones? La respuesta es similar: una oportunidad para mejorar su calidad de vida porque en su lugar de origen se les niega.

La posibilidad del mercadeo de productos también es constante. Miles de mujeres recorren diferentes localidades, como única opción para comercializar sus productos. Algunas lo hacen en diferentes zonas del país, otras cruzan la frontera, sobre todo la mexicana. Habría que valorar esta experiencia poco conocida.

Guatemala, a su vez, ha dado acogida a otros ciudadanos, a quienes les ha abierto la posibilidad de sentirse útiles. Al abrir sus brazos les permite poner en práctica su experiencia académica y laboral. Algunas extranjeras de diferentes países nos comparten los encantos y vacíos de ser migrantes aquí. Sus relatos dan cuenta de su aprecio por este país, que además de oportunidades les ha mostrado la riqueza de una nación multifacética y su gente nada fácil de entender.

En su calidad de migrante, una guatemalteca nos escribe acerca de sus vivencias. Como muchas personas, ha prolongado su ausencia, lo que no significa olvidar su país. Experiencia que seguramente comparten más de sus connacionales.

El tema es amplio. Lo tratado en este ejemplar es una pincelada. Esperamos compartir tan sólo algunas vivencias que trae consigo la movilidad social.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Galardonada

Rosa Isabel García recibió el máximo galardón que otorga Human Rights Watch a defensores de derechos humanos. Única latinoamericana homenajeada, la activista labora en el Centro para Trabajadoras de Casa Particular (CENTRACAP).

Miles de guatemaltecas se ganan la vida realizando trabajo doméstico y sólo un número reducido goza de vacaciones, aguinaldo y bono 14. Según el informe "El trabajo de la casa particular, una labor deshumanizada", elaborado por la Asociación Proyecto Conrado de la Cruz, las trabajadoras domésticas son en su mayoría niñas indígenas provenientes de familias muy pobres, quienes carecen de seguridad social. Su jornada de trabajo oscila entre las 14 y 16 horas, seis días a la semana, con un salario mensual de 300 a 900 quetzales (40 a 110 dólares).

 

Reconocimiento al mérito

Francisca Fernández Hall y María Inés Samayoa recibieron el Blasón de Plata del Consejo Nacional de Mujeres de Guatemala. Fernández Hall es la primera ingeniera civil guatemalteca con una exitosa y extensa carrera profesional. Samayoa es educadora y ha impulsado entre la niñez programas de promoción de la identidad guatemalteca, dibujo, pintura y teatro, entre otros.

 

Guatemaltecas premiadas

Claudia Méndez Arriaza fue reconocida con el premio "El mejor de los mejores en el periodismo nacional", otorgado por la Asociación de Periodistas de Guatemala y Comcel, por su cobertura del proceso judicial seguido en el 2001 por el asesinato de monseñor Juan Gerardi. El mismo trabajo ocupó también el primer lugar por la "Mejor cobertura noticiosa". El segundo lugar en esta categoría lo obtuvieron varios periodistas, incluidas Julia Corado y Michelle Garzaro, por los casos de hambruna en Jocotán, Chiquimula. Claudia Vázquez y Nancy Avendaño también recibieron premios.

 

Añorado reencuentro

Después de 19 años de búsqueda, Tomás y Julia Choc, padre e hija, se reencontraron. Julia tenía cinco años en mayo de 1982, cuando elementos del ejército y de las paramilitares destruyeron su comunidad en Uspantán, Quiché. Desde entonces, un patrullero la crió como su hija en Ixcán. Este reencuentro es uno de los frutos del programa "Todos por la búsqueda y el reencuentro", que varias organizaciones realizan para encontrar a la niñez desaparecida durante el conflicto armado.

 

Luchan contra el VIH/sida

Guatemala ocupa el segundo lugar con mayor número de casos de sida en el istmo. Se estima que 50 mil personas viven con el VIH y un 10 por ciento necesita medicamentos antirretrovirales. De éstas, sólo 1,300 reciben tratamiento. Por ello, la Coordinadora de Sectores de Lucha contra el Sida anunció que si el Estado no garantiza los medicamentos a quienes los requieren, lo demandará ante las cortes de Constitucionalidad e Interamericana de Derechos Humanos. Hasta septiembre de este año fueron reportados 441 casos más, de los cuales el 34 por ciento corresponde a mujeres.

 

Aumentan los divorcios

Según estadísticas de los juzgados de Familia, en lo que va del año se han efectuado 2,043 divorcios. El 75 por ciento de los casos es de jóvenes entre los 20 y 22 años de edad. Las principales causas son infidelidad, malos tratos y alcoholismo, así como la irresponsabilidad paterna en cuanto al aporte económico.

 

Mujeres de oro

Deportistas guatemaltecas obtuvieron grandes triunfos en los juegos centroamericanos. Entre ellas destacaron: Cheily González, quien recibió tres medallas de oro en karate do. Rebeca Rubio conquistó también una presea de oro en la competencia de físicoculturismo. Fabiola Aycinena destacó en gimnasia, ganando el primer lugar en salto al potro y barras asimétricas. En atletismo se llevaron el oro: Elsa Monterroso en los cinco mil metros, Ana Regina Quiñónez en salto alto y María José Paiz en salto triple. En tae kwon do, Heidy Juárez se impuso en la categoría de 67 kilos, en tanto Euda Carías y Paulina Morataya ganaron preseas doradas en las categorías de 45 y 57 kilos, respectivamente.

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Independientemente que cambien y cambien a los ministros de Gobernación, sean civiles o militares, cualquiera que ocupe el cargo debe responder

acerca del paradero de

Mayra Gutiérrez

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Desde otro continente

Katia Orantes, una Cuerda a distancia

 

Lo que empezó como aventura en diciembre del 2000, se ha convertido en una parte muy importante de mi vida. La decisión de permanecer en Barcelona sin importar un respaldo migratorio fue meses atrás. Llegó el día en que sentí miedo. Muchos latinoamericanos y de otros lugares teníamos que evitar que la policía nos detuviera y pidiera papeles. Ser "ilegal" y vivir como tal es difícil. Mi viaje a Europa dejó de ser turismo.

Al principio de esta historia, mi amiga Belén metió mis papeles para legalizar mi estadía, lo que no me preocupaba: si me deportaban, sería una nueva aventura. No sabía que ella los conseguiría tres meses más tarde. Ahora entiendo lo que esos papeles han representado para miles de personas.

En agosto, con Barcelona llena de turistas, las autoridades decidieron desalojar de la plaza a más de cien subsaharianos que dormían allí. Nadie imagina lo que es despertar con decenas de hombres durmiendo al lado tuyo, durante casi dos semanas. El segundo desalojo fue a las cinco de la mañana; ya todos estábamos con las maletas en mano. Fue como una peregrinación, buscando un lugar seguro. Las fuerzas de seguridad españolas no les dejan nada qué desear a las guatemaltecas: son iguales de malditas y violentas.

Ahora trabajo en la Casa de la Solidaridad. Empecé a visitar al gobierno civil y vendiéndole el alma a quien fuese para agilizar los trámites de casi sólo hombres, quienes habían estado encerrados en iglesias, haciendo huelga de hambre en demanda de ser documentados. Eran unos 900, la mayoría de Paquistán, Marruecos, India, Bangladesh y algunos de Sierra Leona, Ghana y Nigeria. Los que eran amigos se hicieron hermanos. Inicié relaciones entrañables con hombres, casi todos musulmanes, mi nueva familia. Todos ellos sin ninguna esperanza de ser documentados, tener casa y trabajo en España. He confirmado que muchas cosas son un mito.

En esta situación se aprende a amar de verdad. Es difícil comprender cómo existen tantas personas solidarias en Guatemala; en cambio acá muy pocas hacen algo por sus semejantes. La gente vive en su propio mundo. Es muy fácil ser bueno en verano y no darse cuenta que en invierno la gente vive en la calle.

Les quiero con toda mi alma y realmente extraño a Guate. Después de mucho tiempo puedo volver a llorar cuando escribo. Eso me hace feliz.

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Sida, migraciones, mitos

María Antonieta Rodríguez Leerayes

Etnógrafa, pionera en investigaciones sobre sida y homosexualidad en Guatemala

 

"Las ideologías políticas autoritarias tienen intereses creados en promover el miedo, la sensación de una inminente invasión por extranjeros - y para ello las enfermedades auténticas son material útil. Las enfermedades epidémicas suelen inducir el reclamo de que se prohíba la entrada a los extranjeros, los inmigrantes. Y la propaganda xenófoba siempre ha pintado a los extranjeros como portadores de enfermedades (a fines del siglo pasado: cólera, fiebre amarilla, fiebre tifoidea, tuberculosis). (...) Y el sida es un regalo para el régimen sudafricano, cuyo ministro en Asuntos Exteriores declaró recientemente, al evocar la incidencia de la enfermedad entre los mineros procedentes de países negros vecinos: 'Los terroristas nos llegan ahora con un arma mucho más terrible que el marxismo: el sida'."

—Susan Sontag

 

En febrero de este año realicé un estudio etnográfico en Puerto Barrios, Izabal, en el marco de una investigación mayor en diferentes "estaciones de paso" de México y Centro América sobre sida y poblaciones móviles. En este trabajo pude palpar en la vida cotidiana de los portobarreños la proliferación de los mitos alrededor del sida que tan bien describiera Susan Sontag en su libro "El sida y sus metáforas".

Puerto Barrios resultó ser un pueblo tradicional y tradicionalista con una amalgama cultural, producto de la confluencia de grupos humanos de Asia, África y América, en donde, a principios del siglo XIX, se favoreció la inmigración europea por un presidente que deseaba poblar gratis y con "buena raza" esa parte del país. Esto forma una serie de fuertes contrastes, cuya expresión más evidente es la diversidad cultural, elemento explotado como principal atractivo turístico de esa región del país y por lo mismo plasmado como un paraíso caribeño idílico, en donde los flujos migratorios son parte de su cotidianidad.

En entrevistas realizadas pude detectar elementos de un discurso xenófobo relacionado a los migrantes ("los que vienen de afuera han traído el sida a Puerto Barrios"), que contrastan con evidencias de una práctica de sexo seguro, según referencias de algunas trabajadoras sexuales que manifestaban tener menos problemas para usar el condón con ellos porque inclusive llevaban uno.

Asimismo, tuve oportunidad para conocer la diversidad en prácticas sexuales de los y las guatemaltecas, que van mucho más allá del estereotipo heterosexual y que nos ha costado tanto abordar como sociedad.

Una de las conclusiones que creo más importantes es el hecho de que se da una relación casi lineal en las ideas siguientes: sexualidad–reproducción–mujer, situación en la que socialmente se ha construido un "no-espacio" para los hombres en el sistema que atiende la salud sexual y reproductiva de la población. Pero por otro lado, en el ámbito de lo privado, es el varón quien toma las decisiones relacionadas a su sexualidad y la de sus parejas (mujeres u hombres con quienes se relacionan, sean en un papel de esposas, trabajadoras/es del sexo, novias/os, amantes, etc.).

Así las cosas, podemos tener nuevos referentes para abordar mejor el divorcio entre discursos y prácticas que aún no han sido suficientemente acometidos. Es allí donde podemos encontrar las verdaderas claves para mejores intervenciones en lo que respecta al VIH/sida.

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Como si no tuviéramos cabida en la ciudad

Emma Chirix, guatemalteca, integrante del Grupo de Mujeres Mayas Kaqla

 

Son varias las razones por las cuales mujeres y hombres indígenas nos vemos motivados u obligados a emigrar a la ciudad. La ciudad como centro de poder puede ofrecernos oportunidades y ventajas, pero la integración a ella tiene sus costos. He aquí algunas reflexiones personales en relación a estos temas.

Quienes hemos tenido posibilidades de estudiar nos hemos insertado en organizaciones no gubernamentales, empresas privadas, con el Estado o poniendo un pequeño negocio. Pero el proceso vivencial de ingresar a la ciudad tiene sus costos porque te impone ciertos requisitos de ingreso, tales como aprender el idioma español, cierto nivel de escolaridad, un horario para trabajar, perder el traje por la imposición del uniforme. También aprendemos a enfrentar distintas formas de discriminación cuando rompemos con esquemas sociales dominantes. Por ejemplo, una pregunta frecuente que a mí me lastima: "¿Por qué viven ustedes en la ciudad?" ¡Pareciera que no tenemos cabida en ella! ¿Por qué nos miran como invasores?

Nos cargamos de energía, de valor, voluntad y esperanza para ir perdiendo el miedo a enfrentar la discriminación en los espacios cotidianos. Empezamos a reconocer nuestros derechos y los ponemos en práctica, enfrentamos los prejuicios que subyacen a la división entre el mundo urbano-rural, los de la ciudad y los de provincia. El interior es para los indígenas, nos dicen.

Cuando perdemos el miedo ya no caminamos como palomas amarradas con hilo en los tobillos, siempre viendo hacia el suelo; ahora exploramos los espacios, enfrentamos la mirada y el gesto con dignidad, nos vamos rebelando al maltrato de muchos choferes en los buses, exigimos que nos llamen por nuestro nombre y no por "maría" o "la muchacha". Entramos a las librerías, centros comerciales, hospitales, restaurantes, las instancias del Estado. Nos movilizamos por las diversas zonas de la capital, pedimos que se nos atienda con respeto, entablamos nuevas relaciones sociales y aprendemos otras maneras de ver el mundo.

En suma, utilizamos nuestra creatividad y sabiduría porque no queremos perder nuestra identidad étnica, que es una forma de resignificarnos y redignificarnos frente a los Otros y a nosotras mismas. Presionamos para el cumplimiento de nuestros derechos. Sensibilizamos para que conozcan a los Otros que no son parte de la ciudad, porque existen muchas personas que se dicen guatemaltecas por el simple hecho de vivir en la capital, pero desconocen o niegan a otros grupos sociales y otros territorios. Por eso es frecuente escuchar con asombro y extrañeza: "¿De dónde sos vos? ¿Y por dónde queda ese lugar?" Como quien recién descubre el mapa de su país.

Pero ¿qué nos amarra a nuestros pueblos? ¿Por qué regresamos o visitamos nuestros pueblos? Para algunos es crucial: el vínculo con nuestros ancestros, mantener la comunicación con nuestras familias, con los espacios energéticos-espirituales que dan sentido a nuestra vida. Recreamos lo que hemos aprendido, interaccionamos nuestros aprendizajes, recordamos nuestra historia, ensamblamos valores y principios humanos y respiramos aire puro.

Desde mi experiencia como mujer maya y urbana me preocupa que con las y los migrantes a la ciudad se reproduce la exclusión que se vive en el campo; de ahí la necesidad de crear propuestas de desarrollo social de los territorios discriminados. La ciudad nos ha redescubierto lo que somos en el campo y con respecto a la nación.

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Migración y consecuencias de los atentados

Wendy Santa Cruz y Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

De enero a agosto del 2001 se ha capturado a más de un millón de inmigrantes indocumentados, de acuerdo a cifras de la patrulla fronteriza de Estados Unidos (EUA), en tanto la Fundación para la Asistencia Rural Legal del Estado de California reporta que 275 migrantes han muerto este año. Según fuentes en Guatemala, cada día llegan a este país entre 90 y 150 personas deportadas. En opinión de la socióloga Maribel Carrera, con los atentados del 11 de septiembre también hubo ciudadanos guatemaltecos que decidieron regresar por temor a nuevos ataques.

Lo cierto es que tales hechos demostraron la ineficiencia de los controles migratorios, por lo que la atención está en su endurecimiento. En México también se han hecho más estrictos, a tal grado que las autoridades migratorias han cateado refugios de asistencia con el pretexto de arrestar a presuntos terroristas.

La revista electrónica "La Opinión", de Los Ángeles, EUA, informa que en la Casa del Migrante en Tamaulipas, del estado mexicano de Nuevo León, fueron detenidos nueve ciudadanos latinoamericanos. Otras organizaciones humanitarias denuncian la ola de redadas en la zona fronteriza sur de México contra personas supuestamente originarias de países árabes.

El analista guatemalteco Werner Wellmann afirma que las deportaciones de personas en tránsito han aumentado alrededor del 10 por ciento, en tanto las que se realizan directamente de EUA vía aérea, un 20 por ciento. Agrega que, de octubre a noviembre, el flujo continúa en aumento: entre 600 y 700 personas centroamericanas diariamente cruzan la frontera.

Cabe señalar que el Plan Sur, puesto en práctica desde julio pasado como acuerdo binacional de ambos países del norte, reforzó la vigilancia en las zonas más utilizadas por los indocumentados en su trayecto hacia suelo estadounidense. El Instituto Nacional de Migración (INM) de Chiapas, México, destacó a más de seis mil agentes policíacos a distintos puntos fronterizos con Guatemala como parte de ese operativo. De tal manera que la Fuerza Naval de México, además de combatir el narcotráfico, tiene como tarea impedir el flujo de indocumentados hacia EUA.

Según otro reporte de "La Opinión", autoridades de justicia norteamericanas anuncian nuevas reglas que permiten la detención por 48 horas o más de sospechosos de carecer de documentos. Por su parte, el Congreso de EUA pretende otorgar más poderes a las fuerzas de seguridad de ese país para detectar y deportar a personas extranjeras, cuya apariencia dé indicios de "terroristas potenciales".

Para Walter Arriaga, de la Casa del Migrante Mi'n Npon B'aj en Tecún Umán, San Marcos, los atentados no son un medio disuasivo para evitar que las personas migren: están dispuestas incluso a combatir en una guerra ajena, con la esperanza que, si logran sobrevivir, puedan mejorar sus condiciones de vida. "De todas maneras morimos de hambre al permanecer en nuestros países de origen", dicen algunos.

Carlos Velázquez, director de Migración de Guatemala, sostiene que la mayor vigilancia en las fronteras obedece a políticas previas a los atentados en EUA. Políticas que, en opinión de analistas, se han implantado por presión del gobierno estadounidense.

El incremento de violaciones a los derechos humanos tiene relación con el aumento de las deportaciones, explica Wellmann; así se registran más agresiones a mujeres, niñas y niños. Este último semestre, las policías mexicana y estadounidense usaron la estrategia de separación en caso de familiares capturados. Ello rompe la posibilidad de un nuevo intento por ingresar a EUA. En el caso de las mujeres, la situación es bastante grave, pues se han reportado algunos casos de violación. El entrevistado calcula que alrededor del 25 por ciento de migrantes son mujeres.

La principal causa que obliga a las personas a migrar es la falta de opciones de trabajo. Mientras tanto, Guatemala no ha ratificado la Convención Internacional de los Derechos Humanos de los Trabajadores Migratorios y sus Familiares. A la fecha, 16 países lo han hecho; faltan cuatro para que entre en vigencia. De éstos, ninguno es centroamericano. Otra realidad es que en EUA va en aumento el sentimiento antimigrante.

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El exilio como arma represiva

Iduvina Hernández, guatemalteca, periodista

 

"El exilio es una larga avenida,

por donde transita la tristeza".

Otto René Castillo

 

En los informes sobre la política contrainsurgente del Estado en el caso guatemalteco, hay poco espacio para el tratamiento del exilio como parte de esa estrategia. Ni quienes vivieron el exilio se han visualizado como víctimas de la política estatal, ni quienes han estudiado el fenómeno han considerado el exilio como una herramienta represiva.

Sin embargo, todas las personas que debieron abandonar su entorno: casa, trabajo, familia, amistades, vecindario, relaciones, espacios culturales, afectivos y religiosos, también perdieron parte de su vida de un solo tajo. A esas pérdidas no esperadas o no buscadas, siguió la lucha por sobrevivir en tierra extraña, en ocasiones, en lengua ajena. El castigo por la disidencia a la política de Estado se vestía de ostracismo y expulsión, en ocasiones violenta, de la tierra conocida.

Por eso en el exilio se vivió (se vive) con un lado del corazón en el país y la sociedad de recepción, y con el otro, palpitando igual de fuerte, en la tierra que se dejó, esperando poder volver. La gente en el exilio, cuando logró llevar maletas, no siempre desempacó del todo. Ese empaque de las cosas era la voz viva de la tierra propia llamando por el regreso, aun en medio de la persecución y del terror.

Los informes sobre la represión no lograron visualizar de qué manera el forzar al exilio representaba un arma en manos de la política oficial de contrainsurgencia. Un arma cuyo uso no termina con el retorno, pues las secuelas de la expulsión se convierten en cicatrices casi grabadas en piedra.

Al regresar, cada familia exiliada enfrenta un nuevo desarraigo. Después de haber tejido vínculos y relaciones en tierra ajena, intenta volver a su país en un entorno que fue cambiado por la guerra. Las amistades, las relaciones, los espacios de vinculación han desaparecido o se han modificado. Quien retorna, con experiencias distintas de relacionamiento, se vuelve por momentos un ser desadaptado incluso entre sus amistades o familia.

Pocas personas logran ver, en la mochila del retorno, las noches de insomnio añorando la tierra propia, los olores familiares, los sabores cotidianos. Muy pocas perciben la nostalgia y el recuerdo que se acumularon en jornadas de desamparo y soledad, con aderezo de tristeza.

Cada ser que retorna del asilo o el refugio vuelve a empezar de cero a reconstruir su vida, a buscar trabajo, nivelar estudios, encontrar vivienda, reconstruir relaciones y continuar viviendo. Ya lo hizo antes cuando se le forzó a marchar y abandonar lo suyo. Lo hace de nuevo cuando desea volver a su tierra.

Y sin embargo, a pesar de que la maleta llega repleta de aflicción, quien retorna vuelve con deseos de vivir, en pocos días, el tiempo perdido en el exilio. Vuelve con el afán de recuperar cariños y relaciones. Vuelve con el deseo de dar la vuelta y cerrar la puerta de esa avenida por donde ha transitado la tristeza. Vuelve para quedarse, aunque siempre se sentirá ausente.

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Voces de migrantes

 

Dejar lo querido para encontrar nuevas querencias

Elsy Manzanares Feliche, venezolana, periodista

 

Sin ninguna duda, lo más doloroso que podemos dejar en nuestras aventuras entre un país y otro son las querencias. Sin embargo, lo mejor que nos puede ocurrir es encontrar las nuevas.

Haber llegado a Guatemala, por mis propios pasos y única selección fue consecuencia de una vivencia anterior, cuando no llegué por mis propios pasos, ni fue una elección. Pero sí, fue una experiencia maravillosa en un país lleno de encantos mágicos y traviesos. Los verdes de la mano de los múltiples colores que definen la cultura milenaria me cautivaron. Además de su clima, sus paisajes y la maravillosa Antigua me hicieron sentir un poco dueña de esta maravillosa tierra.

Se me preguntó por qué me vine a Guatemala y por qué dejé mi país, Venezuela. La primera pregunta la pude contestar muy fácilmente. La segunda podría inclusive ser más fácil de responder, porque tiene nombre y apellido; sin embargo, debo ser más reflexiva, porque en estos momentos Venezuela atraviesa una de sus peores crisis.

Después de haber vivido una democracia floreciente que permitió la participación de todos los sectores en los procesos políticos, productivos, educativos, etc., en Venezuela nos tocó hacer una evaluación de todo lo que también había dejado de malo esa democracia. Cuando comenzamos a darnos cuenta de qué pasaba, ya era demasiado tarde. La oportunidad de un nuevo liderazgo llegaba, pero era uno lleno de entuertos, fantasías delirantes, con un pasado hecho golpe a golpe, y frente a esta situación no había remedio.

Pensé rápidamente cuál podía ser mi destino inmediato y me afloró Guatemala, donde ya había dejado algunas querencias, donde su naturaleza y su cultura me habían cautivado, donde no dejaba de vivir parte también de mi cultura y donde he encontrado un nicho de cosas gratas, con el sabor y la seguridad de que Guatemala ya forma parte de mi historia personal.

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Viviendo entre lo desconocido

Ruth Taylor, canadiense, periodista

 

Soy migrante hasta los huesos. Dejé mi país y vine a Guatemala hace poco más de siete años porque me gusta conocer otros lados.

Es algo que tengo en mí desde la niñez, cuando jugaba en la línea del ferrocarril y me preguntaba: ¿Adónde me llevarán estas líneas si las sigo? ¿Qué habrá más allá del horizonte? Y resulta que me gusta vivir en medio de lo desconocido. Mucha gente encuentra el consuelo y la fortaleza en un ambiente conocido, pero a mí me inquieta. Me siento tal vez atrapada o hasta sofocada por todo lo que supuestamente tenemos en común. Estar donde no conoces y no te conocen, te puede dar cierta libertad.

También ha sido una escuela excepcional. Guatemala, por ejemplo, me parece una flor de múltiples pétalos que se me va abriendo poco a poco. Sé que no la conoceré por completo aunque esté aquí mil años. Pero a la vez, y quizás esto sea lo más importante, ayuda a conocerme a mí misma, examinar mi cultura, mis creencias, mis prejuicios desde otro punto de vista; me ayuda a no tomarlos por ley.

La mía es una visión privilegiada, lo sé. Para la mayoría de migrantes, la migración se vuelve una especie de exilio (por razones políticas o económicas) y se da en condiciones muy difíciles. Para mí no todo es olor a rosas, pero mis quejas son pocas. Aquí escribo de lo bueno que es estar en tierra extranjera.

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Un cambio radical

Velia Jaramillo, mexicana, corresponsal de la revista Proceso

 

Hace dos años emigré a Guatemala. El cambio de ciudad no podría haber sido más radical: de Monterrey, una norteña ciudad mexicana convertida en centro financiero del país, con un estilo de vida muy a la norteamericana, a la Guatemala que me estremeció desde mi primer viaje, con su historia de sangre y, paradójicamente, desbordante de vida, de color, de imágenes que tocan el corazón y la conciencia a cada vuelta de la esquina.

Fue, mucho más que un cambio de ciudad, un cambio de vida. De la presión del periodismo diario, a la rutina mucho más sosegada de una corresponsalía; de ver diluirse mis días en la carrera de las actividades públicas, al mundo de la casa en el que igualmente el reloj corre y se come, entre las tareas de la maternidad y la doble jornada, la ilusión del tiempo libre.

Este país me ha permitido conocer ese mundo, el de las mujeres que van al "super" o toman un café a media mañana a salvo de los horarios de oficina pero inmersas en el trabajo sin horarios; el de las mamás que salen por las tardes a pasear por la colonia -a falta de parques- con sus hijas e hijos.

Entiendo ahora la batalla diaria por combinar esos dos mundos, el de afuera y el doméstico, y lo que especialmente en mi profesión implica combinar la maternidad con el periodismo. Releo las estadísticas que hablan de una creciente feminización de las carreras de periodismo contra el predominio masculino en los medios, a causa de muchas mujeres que se quedan a medio camino en el ejercicio de este oficio tan rico como demandante.

De mi antigua ciudad extraño la vida nocturna, caminar o manejar sin miedo de madrugada, la adrenalina del trabajo periodístico diario. Pero, a cambio, me encanto con el paisaje guatemalteco, con su modo de vida mucho más relajado, fuera de la locura de la competitividad que obliga a trabajar 12 horas diarias, y la convivencia con mis pares, en el barrio, y en esa generosa Red de Mujeres Periodistas de Guatemala en la que me cobijo y que ha hecho más fácil mi adaptación a este país.

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De búsquedas y otredades

Mónica Salas, peruana

 

Me he estado una semana dando vueltas por la Sierra de los Cuchumatanes, lagarteando al mediodía en cada plaza, frente al sol. Un poco con rumbo, un poco sin brújula, he ido conociendo pueblos y gente preciosa en el camino.

A veces me he preguntado mientras tanto: ¿Por qué esta necesidad interior de moverme de un sitio a otro? ¿Por qué este nomadismo crece cuando me hallo perdida, sin frontera ni horizonte? ¿Será un intento de recuperar la frontera extraviada, o será sólo una simple curiosidad insaciable frente a lo otro en búsqueda de lo mío? ¿Y qué es lo mío que no sea lo otro, y qué es lo otro que no sea lo mío?

No he logrado concretizar una idea clara todavía; necesito viajar más para encontrar una respuesta, o para simplemente sentir que "a nadie pertenecen astros, mares...", como diría el poeta Gelmán.

Llevo un poco más de media vida viajando, mudándome de un sitio a otro, saltando continentes, cruzando océanos, llenándome de todo, vaciándome de casi nada.

No siempre ha sido fácil, lo confieso. Comenzar de cero puede convertirse en una tarea ardua. Antes me movía más ligera, sin mucho equipaje externo, pero casi siempre con sobrecarga interna, llena aún del sol, el sabor a culantro y el calor de los amares en el recuerdo.

Ahora se han trastocado los papeles, el equipaje externo ha crecido un poco conforme pasan los años y el interno no se ha reducido pero ha cambiado, se ha vuelto más temeroso, más cuidadoso en cuestiones de embalaje.

Sea como sea, creo que he disfrutado de esta vida errante, he conocido un poco y aprendido mucho en el camino, aunque el aprendizaje más grande y más costoso ha sido el de intentar viajar "sin dejar ni el corazón ni los zapatos sin huellas" (Birri).

Aún no he muerto en el intento.

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Vivir fuera

Andrea Carrillo Samayoa, laCuerda

 

Responder a lo que significó vivir fuera de Guatemala por años es, para muchas, evocar recuerdos especiales, de alegrías y tristezas que al final cambian el rumbo de tu vida.

Cuando tuvimos que irnos la edad no importó; nuestros padres nos tenían que llevar. No sabían cuándo se podía regresar y si se quedaban corrían el riesgo de morir. Sin entender fuimos creciendo en otro país.

Con Claudia, mi amiga de toda la vida, coincidimos en el mismo lugar, sus padres tuvieron que irse cuando ella tenía tres años, los míos cuando yo estaba de meses. Jugamos, aprendimos y crecimos juntas.

Ahora, Claudia tiene 24 años y, al igual que yo, regresó a Guatemala varios años atrás. Hace unos días me dijo que ganamos mucho viviendo fuera, que fue triste, sí, perderse los momentos especiales con la familia, el no saber desde pequeña el himno de tu país ni crecer en él por razones de represión que ahora sí entendemos. Pero lo bueno y valioso es que podemos decir que formamos una familia de amistad y solidaridad en tiempos difíciles fuera de nuestro país; que ahora llevamos dentro a todas esas personas con quienes crecimos, los momentos que vivimos, la gente que conocimos y que tuvimos que dejar porque volvimos.

"Ahora, Yeya" (como me dice desde pequeña), "valoro más la vida, la amistad y lo que mi mamá y mi papá hicieron por sus vidas y por la mía".

Es cierto: viviendo fuera, cualquiera madura más rápido.

Madurás cuando ves a tu papá llorar a la orilla de la cama, porque han llamado por teléfono para avisar que su mamá murió. A los cinco años supe que mi papá lloraba porque la abuela Norma había muerto y que su dolor se agudizaba porque ella estaba aquí y él allá; porque no la había visto en años y no iba a poder estar en su funeral. Ver muchas veces a tu mamá triste porque extrañaba su casa, su familia, su país. Llorar una de "chavita porque las visitas de las tías terminaban y ellas tenían que volver. De pequeña no te das cuenta, pero son cosas que te hacen crecer.

Cuando estás pequeña, tal vez sea un poco más difícil cuando en el momento que lográs sentirte parte de un lugar tenés que dejarlo todo: amistades, colegio, tu casa... A puro tubo debés dejar el país en el que creciste y que sentiste tuyo.

Se pasa de todo, pero lo chilero es poder ver hacia atrás y darme cuenta que conocí otros lugares, otra cultura; que compartí con mucha gente; que aprendí y todas las experiencias que viví me hacen ser quien soy.

Me gusta quien soy, me gusta saber que soy de aquí, pero no cambiaría por nada lo que viví fuera de aquí.

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Lo malo no fue irnos

Ángela Orellana López, guatemalteca, estudiante de periodismo

 

Para responder a la pregunta de cómo afectó mi vida, ya sea positiva o negativamente, el haber vivido mi niñez fuera de Guatemala, a puro tubo tendría que responder que todo depende...

Pasar rápidamente de ser la hija del Doctor y la Licenciada a ser la hija del dueño de un bar y luego (otra vez rápidamente) que tu papá venda tamales en un trailer en la carretera y tu mamá limpie las mesas en MacDonald's... Cambiarte siete veces de casa, cuatro veces de escuela y tres de país en menos de seis años, seguro que hace madurar a una niña en forma más acelerada que el resto de sus primos o primas. Pero ¿por qué la comparamos con otras niñas y niños de su condición socioeconómica? Porque en Guatemala, a esa temprana edad, ya tiene que ayudar a sus progenitores en el trabajo agrícola, cuidar a sus hermanitos y en muchas otras responsabilidades, a una edad en que para los pequeños burgueses de la ciudad la única preocupación es jugar y ver cuál juguete nuevo les compran.

Yo no sería la misma sin las experiencias que me tocó vivir fuera de mi país, y me gusta ser quien soy, o sea que no habrán sido tan malas.

Tal vez se deja de tener algunas cosas, como los amigos desde pequeños y los almuerzos con la abuela los domingos, pero eso se compensa con experiencias más reales de lo que va a ser la vida de adulta. Saber que nada es para siempre, que todo está en constante cambio, que hay diferentes formas de pensar, de vivir.

Lo más provechoso fue darme cuenta de lo importante que es sentirte parte de algo, ser de un país, esa identidad que te hace saberte dueña de él, quererlo con todas las fuerzas y desear que mejore y desarrolle.

Lo malo no fue irnos, sino las causas que nos hicieron vivir en otros países, ver la tristeza de nuestras mamás que añoraban volver, saber que si tu papá regresaba lo mataban. Eso era lo feo. Lo demás fue puro aprendizaje.

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Las mujeres del barro

Claudia Dary, guatemalteca, antropóloga

 

Algunos le podrán llamar nostalgia. No sé, pero se me ocurre que recordar permite también valorar el papel que las mujeres han cumplido en la sociedad, reflexionar sobre la imagen que ellas han dejado plasmada en las mentes de quienes las observan. Es el caso de las alfareras de los pueblos situados alrededor de la ciudad capital. Pero, ¿qué importancia tendría recordar a un grupo de mujeres que iban y venían con toda su venta metida en un canasto de carrizo y puesta sobre un yagual encima de sus cabezas? ¿Qué importancia podría tener ese grupo de mujeres que, según los economistas, ni siquiera entraban en la cuenta de la PEA femenina de este país?

El papel que las mujeres han desempeñado en el comercio intermunicipal e interdepartamental ha sido invisibilizado. Así también lo ha sido el que desempeñan en el desarrollo de las tecnologías locales para la elaboración de objetos de barro imprescindibles para la cocción de alimentos y de otros objetos destinados al ornato y entretenimiento.

Recordemos que el maíz constituye la base de la alimentación de la mayoría en Guatemala. Se consume en innumerables formas, atoles, tamales, tortillas. Y, en cuanto a estas últimas, si bien es cierto que hoy día y en ambientes urbanos se emplean enormes comales de metal calentados a base de energía generada por gas propano, en la mayor parte del área rural se sigue utilizando el comal de barro. Los comales guatemaltecos, así como numerosas piezas de barro de origen prehispánico, son creados por manos de mujeres e implican la acumulación por muchos años de una experiencia basada en observación, en ensayo y error.

Precisamente es por medio de esos objetos de barro que parecen tan sencillos, que el maíz se ha podido cocer y procesar por miles de años. Y es también a través del oficio de la alfarería y del dinero que se consigue con la venta de ollas, tinajas, pichingas, comales y otros utensilios, que muchas mujeres han podido sacar adelante a sus hijas e hijos. A través de la venta de ollas, comales y adornos de arcilla, mujeres de Chinautla, de San Luis Jilotepeque, de Jocotán y tantos otros lugares complementan sus ingresos. Ahora que se acerca la Navidad, es interesante recordar el esfuerzo que hacían las artesanas de Mixco, yendo y viniendo de un pueblo a otro cargando con su alfarería. Se movían buscando los días en que había feria en honor a los santos patronos.

Las alfareras llevaban la cerámica desde Mixco hasta Santa Catarina Pinula y a la Villa de Guadalupe (Guatemala) en las vísperas del día de Santa Catarina, el 25 de noviembre. En todos estos lugares, según cuentan, ellas no vendían las piezas sino las trocaban por frutas producidas localmente: limones, naranjas, mandarinas, limas y jocotes de corona, entre otras. La gente de los pueblos se asomaba a las puertas y los balcones de sus casas para ver venir a las mujeres y sus hijos con el cargamento de barro. Luego, les preguntaban las ladinas: -"María, ¿qué llevás?" Y ellaas respondían: -"Juguetitos de barro". -"Vamos a ver, doy cinco naranjas por esto", decían los compradores. Relatan las mixqueñas que se recibían cinco o seis frutas por una pieza de barro. Y así como las alfareras habían llegado a pie hasta Pinula con los cacaxtes cargados de objetos de barro, así volvían a Mixco llevando sus canastos con frutas.

Una semana después y en vísperas del día de la Virgen de Concepción (8 de diciembre), las alfareras, a veces junto a sus compañeros e hijos, volvían a arreglar su cargamento. En redes de pita de maguey acomodaban los objetos de barro, colocando pashte y hojas de pino entre uno y otro para evitar que se quebraran.

Así, esta vez se iban para Ciudad Vieja. El viaje hacia allá también se hacía a pie, a "paso de trote", como se decía. Los artesanos salían de Mixco a las cinco de la mañana y llegaban a Ciudad Vieja a las diez. En cinco horas lograban recorrer 28 kilómetros. Para reducir la distancia se introducían en barrancos y buscaban veredas. Solamente se detenían unos minutos para tomar un frugal desayuno en Santa Lucía Milpas Altas.

Estos viajes que las alfareras hacían a pie se llevaron a cabo hasta principios de los años 40. Les gustaba mucho asistir a Ciudad Vieja porque la fiesta patronal era muy alegre, había numerosas "chicherías" y frente al atrio de la iglesia se colocaban los vendedores con ollotas de tamales; había música de marimbas dobles y sencillas.

En aquella época vendían pastores para nacimientos navideños a sólo cinco centavos; ollitas y chivitos de dos y tres centavos, respectivamente. Los antigüeños, según cuentan, se peleaban por adquirir la alfarería mixqueña; explicaban que compraban las figuras porque eran "reliquias de la Virgen de Concepción".

Los alfareros casi siempre regresaban contentos porque vendían todas las piezas que llevaban a Ciudad Vieja. Volvían a Mixco nuevamente a pie pero esta vez sin carga y portando dulces de la feria. A medida que los alfareros mixqueños murieron se fue perdiendo esta costumbre. Son pocos los que siguen comercializando su arte, y ahora viajan en camioneta. En las dos últimas décadas, por ejemplo, la ya legendaria familia mixqueña Pixtún ha ido a Ciudad Vieja sólo unas cuentas veces para vender.

En la actualidad, muchas de estas mujeres ya no suelen comerciar con piezas de barro como antes; ahora lo hacen con fruta, verdura, palanganas de plástico y ropa de paca.

Lo importante en todo ello es que esta esforzada manera de ganarse la vida se presta a explotación, exagerado regateo en el mercado y maltrato en los autobuses cuando hay que subir y bajar la mercadería de la parrilla del techo de los mismos, así como discriminación y falta de respeto hacia las comerciantas al interior de los buses.

Subrayar todo esto es indispensable para reconocer el trabajo de las mujeres y para, de alguna manera, ir haciendo que el trato hacia ellas y el reconocimiento social hacia su trabajo se hagan efectivos.

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Viaje al centro del arte

Gloria Hernández, guatemalteca, ensayista

 

Siempre estamos emprendiendo viajes. Viajes reales, virtuales, imaginarios, inducidos. Hay personas que viajan toda la vida y ya no entienden ésta sino en función de sus desplazamientos en el tiempo y la distancia. Otras, a pesar de ser sedentarias, tenemos ocasionalmente la imperiosa necesidad de emprender un viaje: a la tierra donde nacimos, al sitio donde nos sentimos libres, a algún paraje encantado como la orilla del mar.

Quizá esa urgencia sea una herencia genética, una huella ancestral de nuestro nómada pasado: un impulso más fuerte que nosotros por llegar a algún lugar, no importa cuál, en donde podamos ser, simplemente, auténticos. Emprender un viaje, individual o colectivamente, entonces, es una necesidad: un rito de purificación del cual se va a resurgir renovado como ser humano. Es un programa conductual que iniciamos con una carencia: con un rechazo de nosotros mismos o de lo que hacemos. Así, llegar al lugar que nos proponemos se torna secundario; lo esencial es realizar la jornada. Alcanzar nuestro destino ya es ganancia: un triunfo al esfuerzo de desplazarnos más allá de nuestro entorno. Ése es, quizá, el sentimiento que mueve a los latinoamericanos a emigrar al Norte o a los gitanos a recorrer Europa.

Necesariamente, esta condición humana tenía que reflejarse, como tema fundamental, en el arte. Recordemos los "performances" de la colombiana María Teresa Hincapié, cuyo ritual básico es la caminata. Su jornada "Hacia los Taraumara", que emprendió del D.F. hasta el poblado de los Taraumara con la idea de retomar la práctica milenaria del desplazamiento en la vida contemporánea, fue muy celebrada.

Por su parte, Gauguin registró su viaje a Tahití en una obra pictórica de extrema vitalidad. Delacroix incursionó, de manera innovadora, en la esencia del viaje en "La libertad guiando al pueblo" y Dante y Virgilio en el infierno, entre otras pinturas. En la música, "Moldavia", de Smetana, relata el viaje por un río de Checoslovaquia y "Cuadros en exposición", de Mussorski, consigna el viaje que emprende el espectador en una galería de arte. Contemporáneamente, Alan Parson utiliza el tema del viaje, recurrentemente, en piezas como "Voyager" y "Days and Numbers" ("The Traveller").

En literatura, el caudal es riquísimo. Desde los míticos desplazamientos de los israelitas en la Biblia y los viajes chinos de Hoan Chen-tai y la princesa Miao-chu hacia la Isla de la Verdad, el artista se cuestiona por medio de jornadas a lugares remotos que pudieran dar respuesta a sus preguntas. Sucede, en realidad, que tales viajes no se cumplen sino en el propio interior del ser: el viaje vital, que es una fuga de sí mismo, no termina nunca.

Simbólicamente, el viaje es riquísimo en significación: se resume en el rastreo de la verdad, de la paz, de la inmortalidad, en la búsqueda de un centro espiritual. Tanto en el imaginario oriental como en el occidental, a través de la historia, se han organizado viajes en aras de lugares edénicos que representan el centro primordial original. Son famosos los viajes de los vikingos, de Marco Polo, de Colón, de los navegantes portugueses, de los cosmonautas a la luna, de Ponce De León. Así, han surgido obras trascendentales cuyos periplos han contribuido a la formación intelectual de la humanidad. Los autores mismos han emprendido un proceso catártico escribiéndolas. Del viaje a su subconsciente han regresado, casi sin querer, con una obra desconocida para ellos mismos entre las manos. "La Odisea" de Homero, "La divina comedia" de Dante, "Viaje sentimental" de Sterne, las novelas de Verne, "Los viajes de Gulliver" de Swift, "El señor de los anillos" de Tolkien, "Pantagruel" de Rabelais, "La isla del tesoro" de Stevenson, "El Danubio" de Claudio Magris, "Una sombra ya pronto serás" de Oswaldo Soriano, "El vagabundo de las islas" de Joseph Conrad, "Ulises" de Joyce, "Rayuela" de Cortázar, "Don Quijote" de Cervantes, "Los ríos profundos" de Arguedas, por citar algunas, son obras cuyas travesías han horadado la conciencia colectiva.

En un sentido ontológico, el viaje se convierte en el signo y en el símbolo de un perpetuo rechazo de sí mismo, de la distracción referida por Pascal y, entonces, se puede concluir que el único viaje válido, y acaso el más revelador, es aquél que realiza el ser humano hacia el interior de sí mismo, si se decide, por fin, a emprenderse.

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Geografías

Anabella Acevedo, laCuerda

 

Una va coleccionando espacios por la vida. Algunos se le adhieren a la piel, otros son como sombras. Y otros apenas se sospechan. En mi memoria, por ejemplo, aparece el protegido espacio de mi niñez en una geografía costeña de enormes árboles junto a las temidas curvas que me llevaban cada año a la casa de mis abuelos en Uspantán. Eso era el mundo entonces. En mi clase de Geografía todo parecía tener una estabilidad incuestionable, y sin embargo a lo largo de los años me he dado cuenta que los nombres de accidentes geográficos solamente adquieren sentido en el momento en que nosotros se lo damos.

Santiago de Compostela me hace pensar en Susan, por ejemplo, y de repente España limita con Perú y con México. Es la geografía de mi memoria, donde también sigue habiendo un beso al amanecer en la playa de un país que no es el mío, y desde entonces ese lugar es precisamente eso: la geografía de un cuerpo distante. Hay también una tarde en penumbra escuchando a un yerbero entre olores a ruda y manzanilla. Podría nombrarlo como Cholula, pero ese pueblo es sobre todo la maravilla de aquella tarde.

Soy tantos lugares. Soy también lo que ha quedado de la brisa en el rostro desde una hamaca escuchando el mar del Tulate. Los espacios se multiplican, se mezclan, se superponen. Sé, por ejemplo, que aún no he regresado de Zunil, y sin embargo eso no me impide entrar en Atenas como si entrara a mi casa.

Mi casa. ¿Cuál de todas? La invento todos los días porque es la única manera de entenderla.

Cuando digo que estuve fuera de Guatemala durante trece años sé que miento, por lo menos parcialmente. Sé que a veces, mientras tomaba un avión y aterrizaba en un lugar silencioso y sin jacarandas en marzo, también permanecía en una banca del Parque Central sintiendo en mi piel los terribles desórdenes que intentaba reclamar como míos.  Ahora he regresado y veo sobre mí un mapa hecho de fragmentos: las mismas obsesiones -Guatemala-, las mismas memorias recurrentes -una iglesia azul, el mar observado junto a mi hermana desde un balcón-, los mismos miedos -el Cantón Chupol/el terror del destacamento militar que se imponía por encima del paisaje/la incertidumbre-, y otras piezas que se han venido a unir.

Ahora sé que el camino a Todos Santos realmente conduce al paraíso perdido. Sé también que las playas del Pacífico están por ser conquistadas. En fin, escribo Guatemala pero son otras las palabras que escucho.

Así, soy muchos lugares, y son muchos los lugares que me definen. Digo "soy guatemalteca" y una infinidad de términos empieza a hablar de la mujer que soy en relación a mi país: periferia, pobreza, injusticia, exotismo; también sorpresa y gozo.

Hay palabras tan fuertes como el paisaje, pero a menudo me veo en la necesidad de tachar una y sustituirla por otra que me permito escoger, con o sin permiso de los demás. Ésta es mi crónica de viaje.

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Adiós, Guatemala querida

Maddalena Pezzotti, asesora en Género para Centroamérica - UNIFEM

 

A Guatemala llegué por casualidad, un azar del destino: un telegrama de Naciones Unidas me asignaba a mi "duty station". Había solicitado una sede en Medio Oriente y la noticia me desubicó bruscamente de mi horizonte cultural de elección. Preparé las maletas sin saber qué esperar, con la sensación de que mi alma iba a quedarse atrás en algún punto indefinido entre el lago de sal y las montañas rosadas del desierto de Túnez.

Mi primera misión fue a Ixcán Grande. El carro se quedó atascado en el lodo y, a la espera de que nos sacaran de aquella pesadilla, me quedé escuchando el silencio de los árboles entretejido con el grito de las entrañas de los zaraguates y el respiro de miles de criaturas cuyos nombres no conocía. Siempre revivo aquellas largas horas que se extendieron hasta el oscurecer como una iniciación a las vigilias, las trepidaciones, los estupores y descubrimientos de los años que siguieron.

Guatemala es un país que a la vez me conmueve y me enfurece. Me enfurece su eterno decir y no decir, su indefinición en el tortuoso camino hacia sus mejores aspiraciones. Me enfurece el lenguaje colonial de quienes, con razón, no tienen ninguna intención de estar allí "para servirle" a nadie; el considerar "interior del país" cualquier lugar que no sea la capital, como si el resto fuera selva obscura. Me enfurece la letanía de los "fíjese que" y la imposibilidad de decirse toda la verdad y quedarse amigos lo mismo. Me enfurece cada grito no gritado, cada llanto no llorado; pero esto deriva de las limitaciones de mi ser italiana.

Guatemala me conmueve también. Me conmueven los ríos y la ilusión que sugieren entre cielo y agua al atardecer; me conmueve la neblina que todo ablanda, todo confunde y esconde, bajo su cortina sin tiempo. Me conmueven las raíces, como ramas, como troncos, que recorren la tierra y la amarran en un abrazo oloroso y tenaz de madera. Me conmueve la valentía de mis hermanas, sus pezones estirados, sus vientres tiesos. Me conmueve su capacidad de crear, criar y cuidar a pesar de todo. Preparándome para un nuevo viaje, recuerdo a cuantas he cruzado en este camino donde las vidas se tocan, se mezclan y se trastocan.

Y quisiera susurrar algo en el oído a Guatemala antes de despedirme. Le confieso que la única cosa que me ha faltado, en los años en que me ha permitido pisar su suelo y husmear en sus asuntos de familia, ha sido el impacto visivo de las ciudades italianas, donde se plasman la historia y la identidad de mi pueblo. Pensando en la interrogante sobre lo que detona el desarrollo, voy a compartirle un segmento de mi personal interpretación y decirle que no hay adelanto sin belleza, que ésta es un derecho, y que además es un valor que libra el espíritu y asciende el anhelo, y por esta razón hay que cultivarla. Infinita pena me infunden los edificios antiguos embarrados de publicidad y la basura que a cada esquina se levanta en torbellinos de polvo y fragmentos de plástico. La belleza, Guatemala, no olvides hacer las cosas con belleza.

También quiero contarle que la tristeza más intensa siempre me la ha provocado el mirar la dificultad de tantas de sus madres y sus hijas de desear para sí mismas, de ojear más allá del umbral de la cocina o de la oficina, las incumbencias cotidianas y las exigencias grandes y diminutas de los demás. Me refiero al florecimiento de aquel rincón del alma donde nos encontramos, nos perdemos y nos reconocemos como los seres únicos que somos.

Decir adiós me va a costar más de lo que pensaba y siento que voy a tener que proferirlo muchas veces antes que sea real, o para hacerlo tal. Llegué por casualidad y no me fui con intención. Jalé a quienes me amaban y me quedé a pesar de ellos. No buscaba y encontré. No esperaba y recibí.

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CONCASIDA II

Buen congreso... pero hay camino por recorrer

Olaf Valverde Mordt

 

Como cualquier congreso, hay que empezar aclarando que el II Congreso Centroamericano de Sida fue una locura. Las sesiones simultáneas interesantísimas, entre las cuales había que hacer una difícil elección; es lo que más odio de cualquier congreso. Sin embargo, voy a intentar contar lo que pude ver y vivir en el CONCASIDA II.

Lo más destacable es la entusiasta participación del público y la mezcla de profesionales de la salud y de personas de la sociedad civil entre quienes destacaban quienes viven con VIH/sida, tanto en número como en presencia activa.

Desde el principio se vio la intención de los organizadores de obtener una mezcla de asistentes e intentar permear el enfoque técnico con el punto de vista humano. Creo que en este sentido fue todo un éxito.

También fue evidente el clamor por el acceso a medicamentos antirretrovirales. Los médicos están cansados de que su trabajo para tratar las infecciones oportunistas sea solamente un parche contra la evolución de la enfermedad. Las personas viviendo con VIH finalmente abandonaron su resignación y se han dado cuenta de que ellas también tienen derecho a la vida.

En nombre de Médicos Sin Fronteras, como coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales para Centroamérica, estoy muy feliz por la buena recepción que tuvo nuestro 'stand' y los debates en los que participaron expertas de la Campaña Internacional. El derecho de acceso al tratamiento antirretroviral estuvo presente en varios debates y exposiciones y se profundizó en los factores que influyen en él.

Entre ellos destacan los elevados precios que aún se mantienen en Centroamérica, debido al monopolio de hecho que tienen los fabricantes de los productos originales. Creo que pudimos dejar claro que, para la mayor parte de los productos, no hay en nuestros países un problema de patentes, sino de falta de registro farmacéutico de medicamentos genéricos.

También surgió fuertemente la cuestión del control de calidad de los medicamentos genéricos y la debilidad de los sistemas nacionales para poder realizarlo. De allí vino la demanda de una mayor implicación de los organismos supranacionales (OPS/OMS y ONUSIDA) en este control de calidad. Además aparecieron algunos datos tranquilizadores como el hecho de que estos productos genéricos están siendo utilizados en Brasil con gran éxito para disminuir la mortalidad y mejorar la salud de las personas viviendo con VIH/sida.

Menos activa fue la participación de los gobiernos y programas en este campo. A mi juicio faltó un compromiso público para resolver y garantizar el tratamiento universal a quienes lo necesiten. En muchos de los debates fue marcada la ausencia de representantes de los gobiernos, ejemplificada en la conversación por teléfono celular que mantuvo el viceministro de Salud de Guatemala, justo cuando el representante de las personas viviendo con VIH reclamaba el compromiso de los gobiernos por la vida.

Hubo un fluido intercambio científico y humano, no sólo en las salas sino también en los pasillos. Los contactos que surgieron de este congreso y la fuerza que definitivamente han adquirido las organizaciones de personas viviendo con VIH/sida darán sus frutos en poco tiempo. Quedan aún barreras por derribar, pero existe la fuerza para hacerlo.

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Las palabras como tanquetas en un jardín de flores

María Dolores Marroquín, guatemalteca, socióloga feminista

 

Las palabras van y vienen. Muchas veces nos llenan la vida, y otras, nos dejan vacías.

Las palabras con que nos identificamos y nos motivan a actuar, tanto en la vida cotidiana como con otras mujeres, son importantes por ser el instrumento que permite comunicarnos, entendernos y caminar en algún sentido.

Las palabras han sido símbolos de lo que las personas desean lograr para ellas y para otras. Para las mujeres, han significado el rompimiento del silencio y han expresado nuestros deseos y necesidades más profundas.

De repente las palabras han sido cambiadas, han perdido significado, han dejado de ser la forma en que nosotras nombramos lo central, lo medular, lo importante. Pasar de ser confrontativas y agresivas porque nombramos las cosas tal como son, para pasar a ser diplomáticas y más sutiles, para no crear anticuerpos, ha sido el triste transitar de muchas.

El contenido rebelde de nuestras palabras, de nuestras aspiraciones y sueños ha quedado atrás en los discursos de muchas. Palabras como "lucha", "feminismo", "opresión", "desigualdad", "sumisión", "lucha de poder" y "patriarcado" identifican una forma de entender la vida. Su connotación no es para amargarnos, sino para avanzar y erradicar aquellos males absolutos sobre la vida humana.

¿Acaso somos una nube que se adapta a los vientos y nos acomodamos para no destruirnos? ¿Será que hay que temer a nuestras palabras? ¿Será que debemos renunciar a nuestros sueños o tratar de conformarnos con lo que algunos llaman "lo posible"?

Estas preguntas han marcado nuestras vidas en diferentes medidas y en distintos momentos. La necesidad de aceptación, de búsqueda de entendimientos con otros y otras, hace en muchas ocasiones que seamos mesuradas, que no entremos al debate como tanquetas en un jardín de flores - porque creo que así nos sentimos a veces. Hacerlo de esta manera nos hace sentir más sensibles a los procesos de las y los demás, aparecemos más comprensivas y con mayores posibilidades de lograr cambios, que con la brusquedad de decir las cosas tal cual son.

Pero es verdad también que, en muchas ocasiones, el no decir la verdad de las cosas, el evitar describir la realidad que vivimos, también son producto de nuestra falta de conocimiento profundo de los porqués, de los cuándos, los quiénes...

Las palabras, entonces, pueden ser utilizadas de la manera más cruel o más halagüeña, de la forma más compleja o más simplista. Las palabras con las que hemos construido nuestra utopía personal y colectiva deben ser recursos a recuperar, que tenemos que resguardar y entender.

Las palabras expresan nuestros sentimientos y sueños, No podemos permitir que sean mancilladas y utilizadas por quienes no les dan el significado que nosotras queremos.

Las palabras dicen tanto y dicen tan poco que no es posible atraparlas y resguardarlas, pero sí cuidarlas para que no se desgasten y queden sin el contenido que nosotras necesitamos para describirnos y construir nuestra utopía.

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Lo sienten en carne propia

Luisa Fernanda Rodríguez, guatemalteca, integrante de la Red de Mujeres Periodistas

 

Delaware es el primer estado de EE.UU. y se ha convertido en el nuevo hogar de aproximadamente 14 mil personas guatemaltecas. La mayoría no sólo está experimentando una nueva vida sino ha aprendido a vivir en carne propia lo que millones de mujeres sufren a diario.

"Aquí las mujeres somos respetadas. Trabajamos y ganamos igual que los hombres", me contó Luisa Pérez, originaria de San Marcos, quien tiene siete años de vivir con su esposo en Delaware. Ambos laboran en plantas procesadoras de pollo, para dar un mejor futuro a sus dos hijos, Jonathan, de tres años, y Danilson, de ocho meses. Mientras uno trabaja, el otro cuida a los niños. "Aquí las cosas sí son diferentes", me contó riendo.

Éste fue el caso de una familia, pero los hombres que no han emigrado con su pareja deben hacer de todo. Los que estaban mal acostumbrados a que su madre, esposa o hermanas les lavaran la ropa, ahora tienen que hacer la comida, ordenar la casa y lavar su ropa por sí mismos.

Los fines de semana o en las horas de descanso van a establecimientos donde alquilan lavadoras y secadoras. Mientras lavan la ropa, aprovechan para llamar a sus familiares o realizar compras en el supermercado. En carne propia se ahogan, limpian, sudan y se cansan.

Afortunadamente, el fenómeno no se da sólo en esta comunidad, pero fue ahí donde le presté mayor atención. La mayoría de guatemaltecas y guatemaltecos comparten obligaciones que, de no haber emigrado, nunca habrían aprendido a realizar.

A muchos hombres que entrevisté les costaba aceptar lo difícil que había sido acostumbrarse a hacer este tipo de oficios. Ojalá que tantos no tuvieran que migrar para valorarlos.

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¡Sonora vergüenza!

Alix (nombre ficticio)

 

Es vergonzoso cómo día a día las mujeres son acosadas por hombres que en empresas tienen un puesto de mayor jerarquía. Lamentablemente, la sociedad no hace nada para que éstos sean destituidos de sus puestos.

Soy una mujer a quien le apasiona el periodismo y he buscado una oportunidad para ser descubierta. Desafortunadamente, me recomendaron el lugar equivocado. Llegué a Radio Sonora en busca de esa oportunidad y sólo encontré una gran frustración y decepción, al darme cuenta que el director, Arnulfo Guzmán, utilizaba el medio para acosar sexualmente a las mujeres que tenían el deseo o la necesidad de trabajar.

Luego de hacer práctica durante un mes en dicha radio, muchas mujeres me advirtieron que debía tener cuidado con las intenciones del mencionado señor, pero consideré que si no le daba motivos no tenía por qué faltarme al respeto, situación que desde ningún punto de vista funcionó. Al contrario, el día que pude hablarle sobre el trabajo, me preguntó si tomaba o fumaba. Al recibir mi respuesta me indagó diciéndome: "¿Qué hace para divertirse?" La siguiente pregunta fue: "¿No gusta ira a un lugar más tranquilo para que hablemos en privado?", a lo que respondí que no.

Al día siguiente me llamó a su oficina no para pedirme que le comprobara que podía trabajar en el medio sino para informarme que no podía contratarme debido a que los directores no se lo permitían. En ese momento recordé que muchas mujeres habían sido despedidas o simplemente no habían sido contratadas por no acostarse con él.

Lo más preocupante es que un medio de comunicación sea dirigido por una persona sucia. Me gustaría que sus superiores tengan en consideración que un medio de comunicación dirigido por alguien sin ética ni moral, pierde credibilidad en su función de informar al país.

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Libertad para conocer la historia

Matilde González, guatemalteca, historiadora

 

Desde 1995 trabajo en la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (AVANCSO) como coordinadora del área de historia local. Uno de los objetivos de mi trabajo es aportar a la construcción de un enfoque de historia local crítico que dé cuenta de la complejidad y diversidad de espacios y culturas que hacen parte de Guatemala y que contribuya a comprender la historicidad de los problemas de importancia contemporánea. Dado que el objeto de estudio de nuestra área de trabajo es la historia reciente -desde finales del siglo XIX hasta hoy-, un tema obligado es la historia de la guerra y la posguerra desde la perspectiva local.

Entre nuestras preocupaciones está el contribuir a la comprensión de cómo vivió y entendió la guerra la gente de las diferentes regiones y pueblos afectados. Por tal razón, nuestros estudios, realizados tanto en San Bartolomé Jocotenango como en San Ildefonso Ixtahuacán, son ilustrativos de la complejidad que adquiere el conflicto en el espacio local. Ambos casos confirman la necesidad de estudiar desde una perspectiva histórica lo que sucedió antes, durante y después del conflicto en los diferentes espacios locales y regionales. Confirman la necesidad de continuar estudiando sus múltiples perspectivas de causalidad y consecuencia; los diversos escenarios, actores, relaciones e intereses de poder local-nacional que entraron en juego en el desarrollo y explosión del conflicto, y la manera en que dichos poderes se reacomodan durante la posguerra.

Es importante anotar que uno de los temas recurrentes que apareció en nuestro trabajo de campo fue el de las articulaciones de poder local-nacional vigentes en la posguerra, así como las transformaciones que éstas provocan o intentan provocar en el espacio local. Por ello, en nuestros estudios, al abordar el período 80 y 90, se da seguimiento a la función que desempeñaron las elites locales ligadas a las fuerzas armadas (antiguos comisionados militares y/o ex comandantes de Patrullas de Autodefensa Civil -PAC-) en la ejecución de la estrategia contrainsurgente y la manera en que se benefician de esa función. Se examina el conjunto de factores que contribuyeron a fortalecer su poderío en los años 90 y su particular forma de entender y representar su poder. Se examina la articulación entre estos micropoderes y los poderes en el ámbito nacional y la manera como estos poderes se recrean y consolidan. Al mismo tiempo se analiza la tensión que se da entre esta elite y actores subalternos alrededor de la memoria y la imaginación social.

Explico lo anterior pues considero que la intimidación y persecución de las cuales he sido objeto desde finales de septiembre (allanamiento de morada, robo de computadora y operativos con despliegue de recursos) provienen de sectores de poder que no están interesados en que se investigue la historia reciente. Sectores interesados en mantener el silencio acerca de lo sucedido en los decenios 80 y 90. No hay que olvidar que "quien controla el pasado, controla el futuro". Además, "quien controla el pasado, controla quiénes somos".

Sorprende y preocupa profundamente que luego de un prolongado proceso de paz, en Guatemala todavía no existen las garantías básicas para hacer investigación seria acerca de nuestra historia contemporánea; asimismo, el oscurantismo y atraso científico que estos sectores pretenden instituir. Ello se contrapone a la urgente necesidad de conocer nuestro pasado reciente para imaginar las posibles rutas de nuestro desarrollo humano, entendiendo lo humano como la posibilidad de vivir en libertad, en el pleno ejercicio de nuestros derechos humanos y ciudadanos.

En tal sentido, en AVANCSO exigimos a las autoridades de gobierno asumir su responsabilidad de garantizar nuestra seguridad ciudadana y el libre desarrollo de las Ciencias Sociales en Guatemala.

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Plan contra la explotación sexual

María Eugenia Solís García, laCuerda

 

Un Grupo Articulador trabajó por más de un año en la elaboración del "Plan Nacional de Acción contra la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes en Guatemala". Este colectivo se formó gracias a la iniciativa de PRONICE y con la coordinación de la Procuraduría General de la Nación.

El Plan contempla luchar contra la prostitución y pornografía infantiles, así como el tráfico y turismo sexuales. Pese a que estas modernas formas de esclavitud constituyen graves violaciones a los derechos humanos, la población está lejos de imaginar las dimensiones que ha adquirido la problemática. Las redes de explotación sexual comercial extienden sus tentáculos por todo el país y lucran impunemente con la sexualidad y los cuerpos de niñas, niños y adolescentes.

Uno de los programas del Plan se orienta a la sensibilización. Es preciso que se reconozcan la existencia y las implicaciones de este tipo de esclavitud. La educación es indispensable para desarrollar actitudes y conductas preventivas contra la explotación sexual.

Otro programa establece que debe estimularse la movilización social para generar acciones que motiven esfuerzos de coordinación, organización, denuncia, protesta y protección de la niñez y adolescencia sometidas a explotación sexual o en riesgo de serlo.

Está contemplada la atención a las víctimas para brindarles oportunidades dignas de existencia y opciones de sobrevivencia. Éste será un elemento clave en su rehabilitación así como reincorporación a sus entornos familiares, comunitarios y sociales, siempre y cuando no sean los parientes quienes fomentan la explotación. Es prioritario el restablecimiento de la salud física y mental de las víctimas.

La capacitación laboral deberá ayudar a superar la situación de desventaja y riesgo social que la falta de educación formal y profesional supone para quienes se encuentran en situación de explotación sexual comercial.

El Plan establece que deberá promoverse una ley específica y actualizar el Código Penal. El fortalecimiento del sistema de justicia es indispensable para lograr que sea eficiente en la recepción de denuncias y atención a las víctimas y actúe sin impunidad contra estos delitos.

Finalmente, se estipula la promoción de un Convenio Regional a fin de erradicar el tráfico de menores de edad para explotación sexual comercial en la región centroamericana.

El Plan Nacional de Acción fue adoptado como política pública por la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, a la que corresponde coordinar su ejecución.

 

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Grupo Articulador

Asociación Feminista La Cuerda, Procuraduría General de la Nación (PGN), Programa de Apoyo para la Salud Materno Infantil y para la salud de otros grupos en riesgo (PAMI), Pro Niño y Niña Centroamericanos (PRONICE), Pastoral Social del Arzobispado de Guatemala (OPSAG), Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos (COPREDEH), Comisión Nacional contra el Maltrato Infantil (CONACMI) y Asociación para la Eliminación de la Prostitución, Pornografía, Turismo Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes en Guatemala (ECPAT/Guatemala)

 

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Acabar con todo el abuso sexual

laCuerda, además de apoyar el plan contra la explotación sexual comercial, sostiene que se deben aumentar los esfuerzos para erradicar el abuso sexual en todas sus manifestaciones, independientemente de que en este delito medien intereses económicos.

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Atención a la violencia

Prioridad pendiente de salud pública

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

La violencia contra las mujeres se ha incrementado este año. En comparación con el 2000, los casos han aumentado un 44 por ciento. Cerca del 77 por ciento de las denuncias corresponde a violencia intrafamiliar y casi un 15 por ciento a delitos contra la libertad y la seguridad sexual.

Hasta noviembre, la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público reportó 394 denuncias de delitos que atentan contra la vida e integridad de las mujeres. Las cifras no son exactas pues existe un subregistro y datos muy dispersos por parte de las instituciones que reciben las denuncias e imparten justicia.

Prueba de ello es que sólo durante noviembre cuatro diarios* reportaron los asesinatos de ocho mujeres, mientras en la Fiscalía de la Mujer aparecen seis casos en todo el año. Según el Informe Sombra sobre la Situación de los Derechos Humanos de las Mujeres en Guatemala (CLADEM, 2001), el 60 por ciento de los homicidios de las guatemaltecas es resultado de la violencia doméstica.

La inseguridad, desprotección e injusticia que sufren las mujeres se hacen notar en que durante el año se han reportado mil 346 casos de violencia sexual y hasta octubre únicamente 36 de los agresores habían sido condenados.

La falta de efectividad de las pesquisas, la incapacidad del Ministerio Público para recabar pruebas, la carencia de recursos económicos por parte de las víctimas, así como la tardanza en la aplicación de justicia hacen más crítico el panorama para ellas. Tal es el caso de Florencia López, quien lleva casi tres años de solicitar justicia contra Antonio Ochoa por la violación de su hija.

Otro rubro importante es el incumplimiento de los hombres en proveer el aporte económico para sostener a su familia. El promedio mensual de denuncias es de 35 casos.

El Programa de Prevención y Erradicación de la Violencia Intrafamiliar (PROPEVI) ha atendido ocho mil 993 casos de violencia intrafamiliar desde enero hasta el 15 de noviembre del 2001. Las víctimas, en su mayoría, son mujeres que representan el 77 por ciento de los casos. El 88 por ciento de guatemaltecas agredidas tiene entre 19 y 60 años de edad.

La Pastoral Social del Arzobispado ejecuta el Programa de Niñez, Familia y Sociedad que, entre otras cosas, capacita facilitadores familiares en las comunidades.

Para Olga López de Sequén, facilitadora familiar de San Juan Sacatepéquez, los principales problemas entre las parejas son la incomprensión y falta de comunicación. "Mi esposo y yo visitamos parejas con conflictos familiares y les trasladamos nuestra experiencia; tratamos de orientarlas y apoyarlas".

María Marta Noj, también facilitadora, afirmó que la violencia se debe principalmente al machismo, la infidelidad y el alcoholismo. "Ellos se sienten superiores y hacen de menos a la mujer, dijo. Hay mucha violencia por la falta de comprensión y respeto".

"Hemos visto casos de maltrato infantil en los que la propia madre hace que la hija cargue con todas las tareas y ejerce violencia psicológica y física. Debido a esto, muchas niñas y adolescentes huyen de su casa", expresó Gabriela Zet Siney.

La violencia en el hogar sigue siendo considerada un asunto privado. El fenómeno es mundial y se deriva principalmente de la visión androcéntrica y la desvalorización de las mujeres.

Pese a que en 1996 la Asamblea Mundial de la Salud declaró la violencia intrafamiliar como prioridad de salud pública, en Guatemala apenas se ha iniciado la capacitación de personal que identifique a las víctimas y reporte estos casos.

 

* Prensa Libre, Siglo Veintiuno, El Periódico y La Hora

 

El Informe Sombra sobre la Situación de los Derechos Humanos de las Mujeres en Guatemala

puede ser solicitado por correo electrónico a: leasturias@itelgua.com

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Mujeres por la paz

laCuerda

 

En cada conflicto mundial, las principales víctimas han sido siempre las mujeres y la infancia. Son ellas a quienes indefectiblemente afecta más el poder patriarcal, hoy globalizado también en alianzas de muerte.

Las mujeres, en números sin precedentes, han revigorizado su activismo a raíz de la guerra de Estados Unidos contra el pueblo afgano. En estos días alzan sus voces llamando a la cordura y al establecimiento de medidas que aseguren la paz y prevengan mayores abusos de las grandes potencias y los fundamentalismos.

Entre ellas destacan la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán y las Mujeres Viviendo bajo Leyes Musulmanas, que exigen el cese inmediato de las acciones militares en ese territorio y que las ciudadanas afganas participen en todos los procesos de transición de su propio país.

Otro grupo, conformado por activistas humanitarias y diversas organizaciones de América Latina, Nueva York y Asia, elaboró una propuesta que fue presentada a funcionarios estadounidenses y de las Naciones Unidas el pasado 30 de octubre. Mediante Doce Puntos cuya intención es "sugerir alternativas a la acción militar y al ciclo de violencia, destrucción y muerte", las activistas exhortaron a rechazar, en el proceso de reconstrucción de la sociedad afgana, "cualquier intento de interferencia ... por parte de los Estados Unidos, el Reino Unido, Rusia, Pakistán, Irán o cualquier otro gobierno o grupo sectario externo".

A la vez instaron a la ONU a asumir el liderazgo para mantener y construir la paz en Afganistán, asegurar el desarme y la desmovilización de todos los combatientes. El grupo aboga por que las mujeres afganas y sus organizaciones participen en pie de igualdad en las negociaciones de paz, en cualquier gobierno de transición y en todos los procesos de justicia, junto al resto de la sociedad civil. Afirman que la prevención y el castigo al terrorismo deben llevarse a cabo bajo el derecho criminal internacional y, cuando sea aplicable, bajo el Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI) y las garantías internacionales de los derechos humanos.

Todos los Estados deben ratificar dicho Estatuto -aseveran- "y en particular los Estados Unidos". No sin razón tal demanda, dado que es este país el más acérrimo opositor de la creación de esa Corte mundial y ha presionado a otros gobiernos para que la rechacen.

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Secretaría Presidencial de la Mujer

Tu salud, tu decisión, nuestro futuro

Programa Nacional de Salud Reproductiva

 

"Todas las personas tienen derecho a la protección integral de la salud y el deber de participar en la promoción y defensa de la salud propia, así como la de su familia y su comunidad." (Ley de Desarrollo Social)

Renglones importantes de la salud son la sexualidad y la reproducción humana. Entendemos la salud reproductiva como "un estado general de bienestar físico, psíquico personal y social en todos los aspectos relacionados con la sexualidad humana, con las funciones y procesos del sistema reproductivo, con una vida sexual coherente con la propia dignidad personal y las propias opciones de vida que conduzcan a disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, así como la libertad de procrear o no, y de decidir cuándo y con qué frecuencia, de una forma responsable". (Ley de Desarrollo Social)

La salud sexual y reproductiva, si bien está vinculada a las relaciones de parejas, no es responsabilidad exclusiva de éstas, ya que también compete al Estado y a la sociedad velar por el bienestar de la población. Por eso es importante conocer las iniciativas, programas y leyes relativas a la salud integral y específicamente la salud reproductiva.

 

Constitución Política de la República de Guatemala (1985)

        Es prioridad del Estado proteger a la persona y a la familia, bajo un régimen de igualdad y fraternidad, sin discriminación alguna. La salud es un bien público y para su consecución se obliga a todas las personas e instituciones.

 

Acuerdos de Paz (1996)

        Implementar programas nacionales de salud integral para la mujer, lo cual implica el acceso a servicios apropiados de información, prevención y atención médica.

        Reducir la mortalidad infantil y materna, antes del año 2000, a un 50% del índice observado en 1995.

 

Código Civil - Decreto Ley 106-63

        Derecho que tienen los contrayentes de solicitar constancia de sanidad, antes de contraer matrimonio.

 

Código Penal - Decreto del Congreso 17-73

Establece los derechos a la protección de las mujeres:

        contra el médico que abuse de su profesión.

        contra medidas destinadas a esterilizar a miembros del grupo o de cualquiera otra manera de impedir su reproducción.

 

Código Laboral - Decreto del Congreso 1441-61

Estipula los siguientes derechos:

        Protección a las trabajadoras que estuvieren en estado de embarazo o periodo de lactancia, quienes gozan de inamovilidad.

        Protección para las mujeres embarazadas a no ejecutar trabajos que requieren esfuerzo físico considerable durante los tres meses anteriores al alumbramiento.

        A gozar de un descanso retribuido con el 100% de su salario durante los 30 días que precedan al parto y los 54 días siguientes.

        A disponer, en el lugar de trabajo, de media hora dos veces al día durante sus labores con el objeto de alimentar a su hija o hijo.

        A acumular las dos medias horas, en época de lactancia, para hacer uso de ellas según sus necesidades, ya sea entrando una hora después del inicio de la jornada o saliendo una hora antes de que ésta finalice, con el objeto de alimentar a su hija o hijo.

        A un período de lactancia que puede computarse desde el día en que la madre retorne a sus labores y hasta 10 meses después.

 

Ley de Desarrollo Social - Decreto del Congreso 42-2001

Especifica los derechos a:

        El ejercicio libre y pleno de la maternidad y la paternidad.

        La protección integral de la salud del particular, de la familia y de la comunidad.

        La elección y espaciamiento de las hijas e hijos.

        Acceso al programa y servicios de salud reproductiva.

        Acceso a los servicios de planificación familiar.

        A una maternidad saludable.

        Acceso a los programas de divulgación, educación y capacitación orientados a la atención de los recién nacidos y la lactancia materna.

 

Ley de Dignificación y Promoción Integral de la Mujer– Decreto Del Congreso 7-99

Artículo 8. Mecanismos de la esfera privada:

        La libre elección del cónyuge; a contraer matrimonio y a su disolución; a ser progenitora; a la educación sexual y reproductiva y a elegir de común acuerdo con su cónyuge el número de hijos y su espaciamiento.

Artículo 15. Acciones y mecanismos mínimos en la esfera de la salud:

        Programas dentro de las instancias de gobierno para capacitar, sensibilizar e informar al personal sobre la situación de las mujeres y su problemática de vida.

        Mecanismos específicos para la participación de las mujeres como sujetas activas en la definición de políticas en este sector.

        Acceso de las mujeres, en todas las etapas y ámbitos de su vida, a los servicios de: salud integral, así como educación y salud psicosexual y reproductiva.

 

¡Enhorabuena, mujeres guatemaltecas!

 

Convención para Eliminar Todas las Formas

de Discriminación contra las Mujeres -CEDAW-

 

Esta Convención fue adoptada y abierta a firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 18 de diciembre de 1979. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1981. Guatemala la ratificó en agosto de 1982.

Años tuvieron que pasar -de aportes, propuestas de las organizaciones de mujeres y otros sectores a nivel mundial- para que el instrumento que serviría para operativizar la Convención fuera aprobado y ratificado por los Estados Parte. El documento es conocido como Protocolo Facultativo de la CEDAW.

El 22 de noviembre del 2001, el Congreso de la República ratificó el Protocolo Facultativo de la CEDAW.

Entre la ratificación de la Convención y del Protocolo pasaron 19 años. Con esto las mujeres contamos con un instrumento más. Es compromiso, nuestro y de ustedes, darlo a conocer y hacerlo valer.

 

Secretaría Presidencial de la Mujer

spmujer@intelnet.net.gt - Telefax: 288-6016 y 288-6407

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Migración económica: Un reto para las mujeres

Lesbia Ortiz, guatemalteca, antropóloga y docente

 

La migración femenina tiene especial importancia dado que en este tema confluyen diversos aspectos que, cada uno por sí mismo, son motivo de preocupación. La vulnerabilidad de las migrantes, los esfuerzos que realizan para mejorar su situación económica en sus lugares de origen, el interés por el resguardo de sus familias y la reunificación familiar son sólo algunos de los elementos a tener en cuenta para comprender que en Guatemala la migración cobra una relevancia particular cuando se trata de mujeres.

El tema de las migrantes no debe verse aislado; hay que asociarlo con el hecho de que el incremento de la pobreza es resultado, en gran medida, de la globalización y que su dinámica tiene un impacto directo en las mujeres pues muchas se ven obligadas a migrar para mejorar su vida y en ese proceso deben dejar raíces, lengua, cultura y aun su núcleo familiar.

 

Una economía que expulsa

En la Guatemala pluricultural y heterogénea, la exclusión de las mujeres tiene resabios coloniales que se mantienen hasta la actualidad, en diferentes expresiones sociales, económicas y culturales.

Abordar el tema de la exclusión económica de las guatemaltecas desde su falta de acceso a los diversos recursos permite acercarnos al conocimiento de las causas por las cuales ellas migran para mejorar su nivel de vida y el de su familia.

La crisis económica agobia a toda la sociedad guatemalteca, pero las mujeres se ven mayormente afectadas por ser quienes se ocupan de la atención a la familia, de la crianza infantil y, por tanto, del desarrollo físico, material y moral de su grupo familiar. Aunque ya están sobrecargadas de trabajo dentro de la unidad doméstica, deben ingeniárselas para emplearse en el sector de servicios, engrosando así la economía informal, donde se las considera menos valiosas.

La actual crisis económica afecta más a las mujeres porque en todos los ámbitos se las excluye de diversas formas. Al deteriorarse las condiciones de vida de la población, miles de ellas deciden migrar temporal o indefinidamente, lo que puede crearles un sentimiento de desarraigo y pérdida dolorosa.

Para algunas, la migración puede ser una ventaja, pero es todo lo contrario para la mayoría, en particular cuando no se respetan los derechos de aquéllas que migran ya sea de forma documentada o indocumentada.

Los problemas y conflictos de las migrantes son también distintos en cada área, pero tienen aspectos comunes relacionados con desigualdades genéricas, las cuales inciden en que las mujeres sean las más pobres.

La exclusión económica pone en evidencia sus diferentes niveles de insatisfacción de las necesidades mínimas, así como las limitaciones de una oferta de desarrollo integral. Por ejemplo, cuando las mujeres necesitan insertarse en el mercado de trabajo, se enfrentan a diversas iniquidades tales como bajas remuneraciones y precarias prestaciones laborales, si es que tienen alguna. Esta situación se agrava con la discriminación étnica por el hecho de ser indígenas.

 

Diversidad migrante

Existen varios grupos de mujeres migrantes con características socioculturales y problemáticas diferentes. Para ellas, la decisión de migrar tendrá muy distintos significados y consecuencias, pero cada una enfrenta un gran desafío cultural, psicológico, social y económico al tomar la decisión de irse a un pueblo, región, ciudad o país extraño.

Aquéllas que cuentan con un buen nivel educativo, por lo general asociado a un grado de escolaridad calificado, pueden enfrentar la migración como un desafío voluntario y probablemente obtengan éxitos en su empresa.

Otras, sin embargo, en su país de origen han tenido poco o ningún acceso a la educación básica o formal y tampoco a capacitación técnica, lo cual les impide acceder a un desarrollo abierto y las enfrenta a una suerte de expulsión involuntaria.

 

Injusticias en el agro

El trabajo asalariado en la agricultura suele ser temporal dado el carácter estacional de los cultivos de café, banano y plátano. Gran parte de la mano de obra en estas fincas es de temporeras agrícolas o migrantes temporeras. Muchas de ellas (esposas o hijas que acompañan a los hombres de la familia para compensar los bajos ingresos reales y la inestabilidad de éstos) son contratadas o subcontratadas para trabajar en fincas de café.

Aunque estas trabajadoras desempeñen las mismas labores que los hombres, obtienen menores ingresos y frecuentemente están sujetas a discriminación laboral: ni siquiera aparece su nombre en las nóminas de los contratos, sino sólo el del esposo o padre. Cuando se emplean con la categoría de trabajadoras familiares, no se les reconoce ingresos monetarios.

 

Cruzando fronteras

Cuando en el país es limitada la oferta de trabajo en el agro, en la industria y en el sector de servicios, las guatemaltecas optan por migrar en busca de mejores salarios.

Ante la exclusión económica que experimentan, las mujeres de zonas fronterizas - generalmente jóvenes y algunas menores de edad- utilizan como estrategia de sobrevivencia la migración pendular: van y vienen de un lado a otro de la frontera.

En la zona fronteriza con México, hay jóvenes guatemaltecas que viajan regularmente para emplearse en casas particulares. En una reciente entrevista, una señora de Malacatán, San Marcos, me decía: "Tapachula es el lugar adonde va la mayoría de mujeres del área rural. Se van al otro lado porque a veces ganan unos pesos más. Lavan y planchan ropa, o se quedan fijas en casas. Abundan las chicas allá en Tapachula, pero más que todo para oficios domésticos".

Muchas de estas mujeres han tejido vínculos sociales, familiares y comerciales. A diferencia de otras de regiones más lejanas, su movilidad les permite visualizar más opciones de trabajo y regresan a su lugar de origen para trabajar en las fincas en épocas de mayor productividad agrícola.

Otra fuente de ingresos para las mujeres de la región fronteriza Guatemala/México que tienen a su cargo la economía familiar se vincula al comercio, que les permite organizar su actividad en horarios de su conveniencia. Aunque trabajar en el comercio las obligue a salir fuera de sus lugares de origen a fin de adquirir productos que utilizarán para elaborar artículos de consumo diario y vestido, ello les posibilita aprovechar un margen de ganancia con el cambio de moneda.

 

En suma

La migración se convierte en un recurso de sobrevivencia para miles de guatemaltecas, máxime si son jefas de hogar. Esta movilidad social, que trasciende la frontera con México, es su mejor opción para hacerle frente a la pobreza.

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Movida departamental

 

Encuentro entre lideresas y periodistas

Lideresas comunitarias convocan a sus vecinas a participar en charlas sobre autoestima y valores humanos, entre otras temáticas. Esto les ayuda a reconciliarse con la vida, a quererse, ya que su cotidianidad es muy difícil. "Trabajamos con mujeres muy lastimadas por el maltrato que han recibido en su hogar, de la pareja o en su comunidad", explica Enma Gómez Rodríguez.

Ella, al igual que Alejandra Vázquez, Edith González y otras facilitadoras, forma parte del Proyecto Salud Integral y Reconciliación de la Pastoral Social del Arzobispado. Todas realizan actividades con mujeres de diferentes parroquias de municipios de Guatemala.

Con el objeto de intercambiar experiencias, la Pastoral Social convocó a un encuentro entre 34 lideresas y algunas integrantes de la Red de Mujeres Periodistas. En la reunión, las participantes coincidieron en reconocer la importancia de dar a conocer la acción social de las lideresas comunitarias a través de los medios de comunicación a fin de motivar a más guatemaltecas a conocer y defender sus derechos, así como informar de los resultados de su participación.

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Jocotillo, Villa Canales

Apoyo a familias de alcohólicos

Andrea Carrillo y Fabiola González *

Un grupo de mujeres, con el acompañamiento de la Pastoral Social del Arzobispado, presta ayuda a esposas, madres, hijas y hermanas de hombres alcohólicos.

Según la hermana Ludy, integrante de este grupo, son alrededor de 50 las que trabajan actualmente. "Es difícil", menciona, "ya que la baja autoestima de muchas, el maltrato y no ver resultados rápidos las desmotiva. Actualmente, agrega, están fabricando medicina natural porque tienen la esperanza que con tales remedios mejore la situación de sus familiares; muchas han tenido resultados y otras no".

Doña María Elena comparte su experiencia. "Mi marido tiene problemas con el alcohol y yo sufro mucho, pero me motiva saber que algo podemos hacer para que funcione mejor la vida de los dos. Por eso trabajo en mi comunidad: para que más mujeres sepan que entre todas nos podemos ayudar".

Andy Charro, también de Jocotillo, desde pequeña ha vivido situaciones violentas, debido a que su padre es alcohólico. Por ello le ha tocado desempeñar la función de padre, hija y hermana mayor. Con su participación, a través de la iglesia, busca contribuir a que su progenitor supere esa enfermedad. Dice que el compartir su experiencia con otras mujeres le da fortaleza para seguir adelante; asimismo, conocer que niñas y niños, jóvenes y adultos tienen derechos.

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25 de Noviembre en Zacapa

Elena Supall

Contingentes femeninos de varias comunidades del municipio de La Unión realizaron una caminata con mantas y carteles alusivos al Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Araceli Cabrera, Florinda Díaz, Irma López y otras lideresas se refirieron al maltrato y la violencia en sus comunidades. Llamaron a la reflexión para que cesen los abusos y se denuncien estos casos. Fue una hermosa mañana, en la que niñas y niños participaron con bailes y cantos.

En el barrio La Laguna se llevó a cabo otro acto cultural, amenizado con marimba y música disco. Ahí se recordó que con esta efemérides se conmemora a tres valientes dominicanas, las hermanas Mirabal, cuyas vidas fueron segadas por luchar en pro de la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

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Sololá

Eligen a una kaqchikel en corporación indígena

Juana Ramos Guit fue elegida para integrar la Alcaldía Indígena de Sololá para el periodo 2002-2003. Esta instancia de representación de alcaldes y síndicos tradicionalmente ha estado formada por hombres. La Defensoría Maya felicitó a las nuevas autoridades, tras calificar esa elección como una práctica participativa que contribuye a la construcción del Estado multicultural en Guatemala.

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Murales

Ada Valenzuela

"Testimonios de mujeres en su lucha contra la violencia de género" es el lema de los murales elaborados en Ciudad Peronia, Villa Nueva, y la Colonia El Limón, Zona 18. Fueron realizados con el apoyo de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG) y UNIFEM, así como la colaboración técnica de un proyecto de UNESCO.

A través de la pintura como forma de expresión, se dejó un testimonio público: las guatemaltecas rechazan la violencia. Además, los murales se convirtieron en patrimonio de las comunidades, con el objeto de que las nuevas generaciones rechacen la violencia contra las mujeres.

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Reporte de ocho departamentos

Ledy Orantes *

Mujeres, organizadas y a nivel individual, representantes de instituciones de justicia y grupos de la sociedad civil realizaron una serie de actividades para celebrar el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, como parte del Programa Justicia.

En los departamentos de Zacapa y Quiché se llevó a cabo el festival "Cultura contra la violencia a la mujer". En Quiché se transmitió en vivo por cable y radio local.

Un festival de sociodramas se realizó en el Teatro Municipal de Huehuetenango. También en Cobán, Alta Verapaz, se organizó una conferencia y exposición de fotografías, así como la colocación de moñas color lila en las calles del centro.

Representantes del Comité de Violencia Intrafamiliar de Escuintla participaron en un radio foro. En el Puerto de San José y Santa Lucía Cotzumalguapa se efectuó una serie de seminarios.

En Quetzaltenango se transmitieron tres paneles-foros por televisión. Asimismo se instaló un kiosco informativo en el parque central y se distribuyeron materiales alusivos.

A la conmemoración de esta fecha se sumaron mujeres de Chiquimula y Petén, a fin de sensibilizar a la población sobre la problemática. En varias localidades se transmitieron mensajes radiofónicos y televisivos durante varios días.

 

* Integrantes de la Red de Mujeres Periodistas en Guatemala

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Corazones abiertos

 

En la ciudad de Guatemala funciona el grupo Corazones Abiertos para quienes crecieron en hogares disfuncionales, con problemas de alcoholismo y otras adicciones. Se reúne dos veces por semana para compartir experiencias, fortalezas y esperanzas:

 

Miércoles de 12:30 a 14:00 horas

Sábados de 10:00 a 12:00 horas

2a. Calle 17-88 Zona 15, Vista Hermosa II

(local del grupo de Alcohólicos Anónimos San Martín)

 

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laCuerda

Consejo Editorial

Anamaría Cofiño K. ~ Laura E. Asturias ~ Rosalinda Hernández Alarcón ~ María Eugenia Solís ~ Rosina Cazali ~ Paula Irene del Cid Vargas ~ Katia Orantes

Editora

Anamaría Cofiño K.

Redacción

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Reporteras

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Diseño original

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Edición electrónica

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Produce y distribuye

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12 Calle 2-18 Zona 1, Local "B" ~ Guatemala 01001, Guatemala

Tel. (502) 253-6026 ~ Fax: (502) 253-6027

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La publicación y difusión de laCuerda son posibles gracias al apoyo de

Christian Aid y la colaboración de HIVOS y Helvetas.

Los artículos son responsabilidad de quienes los firman.

Es permitida, tolerada y estimulada la reproducción de los contenidos...

¡¡siempre y cuando nos citen!!

Suscripción local por 11 ejemplares al año: Q.50.00

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