~laCuerda~ No. 40 - Guatemala, noviembre del 2001

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

 

Año 4, No. 40

Guatemala, noviembre/2001

 

 

¡40! ¿QUIÉN DIJO MIEDO?

Editorial

Toda violencia es inaceptable

Entrada

Las gracias de envejecer (María Eugenia Solís García)

Sumario noticioso

Glosario

Mayra Gutiérrez

La médula

Bondades y desgracias de la madurez (Anamaría Cofiño K.)

“Y yo ¿qué?” Sensualidad y autoerotismo en las mujeres (Laura E Asturias)

Construyendo la libertad (Paula Irene del Cid Vargas)

Mujeres de 40 en cifras (Wendy Santa Cruz y Rosalinda Hernández Alarcón)

Nacieron en la década de los sesenta (Lucía Escobar)

Vida

Algunas satisfacciones de Modesta

Viejas no estamos, ni nos sentimos (Andrea Carrillo Samayoa y Wendy Santa Cruz)

La paseante

Ángel urbanoPoemas de Isabel de los Ángeles Ruano

Silvio en concierto, está bien para comenzar (Rosina Cazali)

Libros para casos de emergencia

Femina sapiens

Un honor ser viejas (Anna Arroba)

Esta boca es mía

Dejamos de ser invisibles (Lizbeth Barrientos)

Dina, la Posada de las palabras (Adelma Bercián)

Hasta que la Virgen nos corte la crianza (Paola Hurtado)

La historia y la mujer maya (María Luisa Curruchich Gómez)

Aquí y ahora

Información que hace la diferencia (Luisa Fernanda Rodríguez)

Ixcán, ahora (Rosalinda Hernández Alarcón)

Campo pagado

Políticas públicas a favor de reducir la violencia contra las mujeres - CONAPREVI (Secretaría Presidencial de la Mujer)

Movida departamental

Intimidan a investigadora

II Congreso de los Derechos de la Mujer

Crisis del café afecta más a campesinas

Denuncia contra partido oficial

Movida internacional

Asesinato de abogada mexicana, crimen político

Mujeres rechazan la guerra

Honorabilidad y más terrorismo en Estados Unidos

 

 

Editorial

Toda violencia es inaceptable

 

Con este número alcanzamos las cuatro decenas de nuestra publicación. En el contexto actual expresamos un reconocimiento a todas aquellas mujeres valientes que actúan contracorriente a favor de la paz, de la vigencia de los derechos humanos y por esclarecer la historia de terror a manos de militares.

Para nosotras, todo tipo de violencia es inaceptable. Rechazamos enérgicamente esa guerra vengativa del gobierno de George W. Bush, que ha recibido el beneplácito de gobernantes serviles. Nos oponemos a la manipulación de los monopolios de la información que pretenden justificarla y atentan contra la dignidad de sus receptores al alentar el racismo y la violencia indiscriminada.

A pesar de sus tentáculos, les ha sido imposible ocultar múltiples errores en la dirección de sus bombardeos, algunos reconocidos por quienes los comandaron. La destructividad de sus misiles se orienta a población civil y ayuda humanitaria. Están dejando más víctimas, al comparar esos ataques con los ocurridos el 11 de septiembre. Condenamos esa supuesta guerra antiterrorista, cuyo verdadero objetivo es la venganza y el sometimiento de pueblos oprimidos donde priva la pobreza y la desprotección.

Manifestamos nuestros anhelos de paz, aunque nuestra voz carezca del amplificador potente que tienen los militaristas y con el que han inundado la escena mundial de manera tergiversada. Resaltamos el pronunciamiento de las mujeres políticas de Berkeley, California. Son un ejemplo a seguir, así como los manifestados por las integrantes de la Marcha Mundial de Mujeres que han convocado a protestas contra la guerra a nivel internacional. Estas acciones se constituyen en la verdadera tercera vía, la que defiende la Premio Nóbel Rigoberta Menchú.

En nuestra incansable lucha contra la violencia, también condenamos el asesinato político de la abogada mexicana Digna Ochoa. Ella tiene un reconocimiento en el ámbito internacional como defensora de derechos humanos y asesora de procesos en los que están involucradas fuerzas de seguridad de varios estados del vecino país. Este hecho no es casual, como tampoco lo son los hostigamientos que está sufriendo la historiadora guatemalteca Matilde González, quien realizó una investigación académica referida a las fuerzas armadas de este país. Los arbitrarios de siempre, aquéllos que temen la verdad y tienen como objetivo pisotear el derecho a la vida, cuando se ven descubiertos, son los autores de tales hechos y merecen castigo.

En este orden de ideas, noviembre cobra relevancia para la Asociación La Cuerda como el mes contra la violencia. En 1981, durante el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, el 25 se reconoció como el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Esta efeméride se conmemora de manera coordinada en Centroamérica desde 1996 a través de varias redes y Guatemala ha participado con la propia. Este año igualmente hay una campaña y la consigna, que sintetiza nuestros anhelos, es por la paz global y la no discriminación.

En estos días en que las acciones bélicas son constantes y proliferan campañas para justificarlas, no olvidemos que históricamente las mujeres y niñas en zonas de guerra han sido torturadas, agredidas y violentadas por los grupos enfrentados.

Nuestra convocatoria, como la de muchas otras del planeta, es por la defensa de la paz en el mundo, la justicia, la solidaridad y el derecho a vivir sin violencia.

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Las gracias de envejecer

María Eugenia Solís García, laCuerda

 

Acumular años no es cosa simple. Cuesta dar la bienvenida a los cuarenta y los estragos que provocan. Pocas mujeres están listas para vivir cómodas con canas, arrugas, descolgamiento de las carnes, libras de más, falta de humedades y otro montón de toques y achaques de la edad.

¿Por qué es tan complicado vivir este proceso, que además de natural es inevitable?

El sistema patriarcal a las mujeres nos lo hace complicado y doloroso. En general hay un rechazo a lo viejo. El modelo estético es ser eternamente joven. No se protege ni valora a la gente grande. Para la antropóloga costarricense Anna Arroba, en la actualidad ser vieja es "una desgracia en aspectos económicos, de estatus social y cultural, de autorrechazo, de poder. ... Las consecuencias de la negación y el rechazo son muy serias para nosotras individual y colectivamente. Significa que no nos asumimos y que llegamos desprevenidas y sin preparación a todas las etapas y ciclos de nuestras vidas". Compartimos con ella la idea que "es posible y preciso cambiar este patrón cultural por nuestro bienestar, salud, identidad, futuro, felicidad... todo".

Ser cuarentona tiene su gracia. Claro que la vista no es la misma de antes. La hemos perdido. Sin embargo, vemos la vida con más tranquilidad, con menos incertidumbre. Sabemos lo que somos, lo que nos ha costado, y no estamos dispuestas a recular. Tenemos territorios liberados. Nos expresamos con más libertad y seguridad que antes. Nuestro discurso es más sólido y contundente.

Somos más sabias — aunque mi amiga Ana tenga sus reservas con eso que la memoria nos falla algo seguido. Yo insisto que es el estrés, que ahora sí nos golpea. No como antes que éramos imbatibles. Pero definitivamente hemos acumulado saberes, estoy convencida que sí. Pongan atención: en cualquier momento alguna cuarentona les puede dejar impresionados con un despliegue de sabiduría.

No todo ha sido pérdida. Hemos ganado afectos. Nuestras amistades más fuertes y enriquecedoras siguen cerca para alegrarnos la vida y acompañarnos.

Pese a la intranquilidad y desprotección que vivimos en Guatemala, en forma paradójica nos sentimos más seguras. Sabemos para qué nos puede servir la vida. Ya encontramos acomodo en el mundo. Sabemos dónde ponernos y de dónde quitarnos antes que nos saquen.

Si el "qué dirán" poco nos ha importado, ahora menos. Estamos seguras de nuestra trascendencia en la vida. Las críticas e intrigas nos valen.

Ya le hemos ido encontrando el modito a la existencia. Las relaciones que antes se nos daban con conflicto, ahora se van deslizadas. No se trata de magia, es madurez.

Lo grave de acumular años es que coleccionamos cada vez más desencantos en lo político. Y no me refiero sólo a lo nacional — a esto no quisiera dedicarle una sola palabra. A nivel internacional también nos va feo. Para muestra un botón. Somos testigas de cómo la Alianza del Atlántico hace frente común a la agresión al pueblo de Afganistán. No les bastó lo que hicieron en Yugoslavia. Están respondiendo a la lógica imperialista y dan rabia y vergüenza. Están vulnerando la paz mundial y no se deja escuchar con fuerza el clamor por la justicia y la paz.

Pero volvamos a los encantos de tener cuarenta y pico. A estas alturas podemos hablar de logros y satisfacciones. Profesionalmente acumulamos éxitos. A nivel laboral tenemos la relativa estabilidad que nos permite este mundo neoliberal globalizado.

Para muchas de nosotras, las hijas e hijos ahora son más compañía y menos carga y trabajo.

¿Y de amores? Alguna vez leí que "olvidar es recordar sin pena". A estas alturas ya olvidamos los amores que, más que sumar, nos restaban. Después de varios rompimientos amorosos, algunas cuarentonas dicen dominar la técnica. Hasta afirman ser capaces de elaborar el "manual del truene".

Otra cosa que me han enseñado los cuarentas es que nada es eterno. Dos décadas con el mismo marido no son garantía alguna. Eso que dicen, que "hasta que la muerte nos separe", no deja de ser lirismo. Ahora tenemos claro que nada es para siempre y que quizá, si seguimos echando punta, el amor no acabe.

A esta edad la soledad se nos presenta como una posibilidad no tan remota. La buscamos y disfrutamos de ella, podemos vivirla sin sufrirla. Eso es un avance.

A la generación que sobrevivimos el conflicto armado y estamos en los cuarentas, nos parece un privilegio estar vivas y además bien. Fueron tantos lo que se quedaron en el camino...

Ahora el reto es encontrarle el gusto a los cincuentas que se supone que ya no tardan.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Más violencia

Una bebé de tan sólo cuatro meses fue agredida a bofetadas por su padre, quien supuestamente intentaba calmar su llanto, pero se desesperó al no lograrlo y la golpeó. La bebé se encuentra internada en estado grave en un centro hospitalario.

Una jovencita fue secuestrada por tres sujetos quienes intentaron abusar sexualmente de ella. Los agresores fueron detenidos.

El cadáver de una joven señora fue encontrado con impactos de bala en Villa Nueva. Jenifer Gabriela de León fue asesinada a tiros a inmediaciones de la zona 13 de esta ciudad. El cuerpo sin vida de una mujer de unos 19 años, embarazada, fue hallado al fondo de un barranco de la zona 7.

En la finca San Agustín, ubicada en el kilómetro 15 ruta a Villa Canales, fue hallado el cadáver de una niña de unos siete años.

 

Premian a periodista guatemalteca

Myriam Larra, del diario Prensa Libre, fue galardonada con uno de los premios a la Excelencia Periodística que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) otorga cada año. Recibió el reconocimiento por sus investigaciones del caso de la alteración de la ley sobre bebidas alcohólicas.

 

Deportistas exitosas

Berta González obtuvo el primer lugar en el maratón de la VIII Carrera Cipresales 2001. Su tiempo fue de 42:52 para 11 kilómetros recorridos. El segundo y tercer lugar los obtuvieron Herlinda Xol y Brenda Zabala, respectivamente.

En tanto, Elsa Monterroso se coronó campeona en la XVII edición de la Carrera Confucio realizada en las principales calles de la ciudad capital.

 

Mujeres desafían nuevos trabajos

Éste es el título de un artículo de la periodista Claudia Vásquez, en el cual relata algunas nuevas ocupaciones que están adoptando las mujeres por la carencia de empleo y la pobreza. Entre ellas: reparar llantas, lavar carros y efectuar trabajos de albañilería o carpintería. Según los datos reportados, el 70 por ciento de la Población Económicamente Activa está desempleada y la mayoría son mujeres. Las que se encuentran empleadas reciben un salario que no llega ni al 70 por ciento del que devengan los hombres.

 

Encuesta revela pobreza

Las mujeres demuestran mejor capacidad para administrar los recursos, según la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida 2000. Los mayores índices de pobreza fueron detectados en hogares encabezados por hombres. Agrega que cerca de dos millones de habitantes no alcanzan ni a cubrir el costo del consumo mínimo de alimentos. La población más afectada habita en el área rural, donde 82 de cada cien son pobres.

 

Niñez desaparecida

Con el objetivo de compartir experiencias de Guatemala y El Salvador, que contribuyan con la búsqueda de niñas y niños desaparecidos durante conflictos armados, se realizó el Primer Encuentro de Familiares de Niñez Desaparecida organizado por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado. Niñas y niños conforman el 11 por ciento de víctimas registradas por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico en Guatemala.

 

Violada por parlamentario

Una mujer de 19 años denunció ante las autoridades que Juan Carlos Rodríguez, diputado de la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), la ultrajó sexualmente. Según la denuncia, ella se presentó ante Rodríguez para solicitarle empleo, pero éste la llevó a un auto-hotel donde la violó. El parlamentario aseguró que se trata de un linchamiento político por su salida del partido oficial.

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Glosario

laCuerda

 

Cuarentona: Persona que va a cumplir 40, tiene más o se encamina a los 50.

 

Crisis de la edad: Etapa de confusión, ansiedad, agotamiento, depresión. Momento en el que algo o alguien alcanza un nivel de explosión, sea para mejorar o empeorar. Situación complicada en extremo.

 

Decrepitud: Estado de decaimiento, descuido y desvalorización. Cuando se ha llegado a la mayor decadencia. Se dice que una persona está decrépita cuando ha perdido sus facultades mentales y físicas.

 

Jubilación: Derecho al retiro o cese de funciones para personas que han trabajado más de 50 años; en Guatemala, 65 años. Sueño de muchas mujeres que nunca dejan de trabajar para otros.

 

Madurez: Edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aún no ha llegado a la vejez. Actitud serena; sensatez. En la vida de los organismos, el mejor punto. La madurez implica actuar con cordura.

 

Plenitud: Integridad o calidad en pleno. Apogeo, momento culminante. Sentirse completa.

 

Rasgos etáreos: Dícese de las marcas que dejan la vida, las experiencias, las expresiones. Cambios físicos y mentales que afectan los sentidos, el aspecto, funcionamiento y desempeño del cuerpo. Señales del pasado.

 

Sabiduría: Conocimiento profundo de la vida, la ciencia, el arte, las letras. Acumulación de experiencias que proporciona destrezas para la vida.

 

Bibliografía consultada

·         Diccionario de la lengua española. Real Academia de la Lengua. España, 1992.

·         Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana. Corominas, Joan. Editorial Gredos, España, 1973.

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Mientras el gobierno no aclare qué pasó con

Mayra Gutiérrez,

seguirá alimentando la impunidad.

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Bondades y desgracias de la madurez

Anamaría Cofiño K., laCuerda

 

Entre nosotras hablamos de cómo sirve ver las cosas de la vida con ayuda del feminismo, los talleres de autoestima, el sicoanálisis y con la madurez misma que dan los años y las experiencias pasadas. Decíamos que ahora que estamos mayores, tenemos más control sobre nosotras, más sabidurías y serenidad.

Alguien afirmaba que con la conciencia adquirida, era más fácil enfrentar el envejecimiento y llevarlo con dignidad. Siempre insistimos que la vejez no es sinónimo de decrepitud, que cada edad o etapa tiene su encanto. Instaladas en no dejarnos llevar por las ideas heredadas, andamos viendo cómo llevar encima las dichosas cuatro décadas, sin morir en el intento.

Y creo que algo hay de cierto: a punta de estudiar, de cuestionar y buscar otras maneras de ser y vivir, una se da cuenta que mucho de lo que le enseñaron o le dijeron que tenía que ser, no es así. Que la forma de portar los años depende mucho de cómo los pensamos y sentimos. La jovialidad y el espíritu no están necesariamente atados a la partida de nacimiento. Que la historia individual, la personalidad y el entorno contribuyen a hacer de cada quien una persona feliz o infeliz, no importa a qué edad. El mito de la vejez amarga es como el de la infancia maravillosa. Cuando una cuenta con las herramientas para construirse, para elegir cómo quiere ser y estar en el mundo, tiene mayores posibilidades de transitar hacia la vejez con más seguridad. Esto no quiere decir que el proceso sea suave y sin conflictos, claro que no. Pero al menos nos damos más oportunidad para intentarlo.

Tengo amigas que van o están en los sesenta, ya se les fue la regla, tienen nietos mayores, solas o emparejadas y están fenomenales. Unas son deportistas, otras intelectuales activas, algunas trabajan con horario. Pero todas se mantienen contentas, satisfechas, siempre vivas, aunque padezcan de artritis o no puedan comer todo lo que quisieran. Y me parece que la clave es que se sienten a gusto consigo mismas, se han aceptado y gozan de salud mental, o al menos se la buscan. Alimentan el deseo de estar bien y ejercen el derecho a manejar sus tiempos y espacios. Están como quieren.

Hace ya varios años -éste es un síntoma de madurez: hablar de tiempos cada vez más distantes- pensé o leí que había que prepararse para estar cada vez mejor, que era necesario luchar contra los estereotipos que nos convierten en viejas amargadas y refunfuñonas. Y que había que poner atención al cuerpo, a la salud. Afortunadamente no soy la única que piensa en eso y ahora las mujeres de cualquier edad tenemos más elementos para saber qué nos puede pasar y cómo hacer para alcanzar la madurez sin tanto padecimiento. No sólo existe información publicada, sino también una tradición oral y un cuerpo teórico que pueden facilitarnos el irremediable tránsito hacia la muerte, que eso ni más ni menos es la vida.

Personalmente me siento confortable con mi edad, aunque de plano ya no tengo la energía física de la que gocé hasta hace poco. Mi memoria se está encogiendo, pero me consuela que ahora entiendo mejor otras cosas. No me asustan las canas y las arrugas porque sé de dónde vienen, me traen recuerdos. Al futuro no lo veo como la decadencia, más bien como el atardecer, que siempre me ha parecido la parte más bella de la jornada. Quiero ser abuela y seguir dando batería. Quizá he perdido mi interés por lo sexy, pero tengo muy claro qué es lo que me da placer. Hoy por hoy soy una cuarentona orgullosa de serlo.

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"Y yo ¿qué?"

Sensualidad y autoerotismo en las mujeres

Laura E. Asturias, laCuerda

 

Hace algunos años, durante la cuarta convención anual de la Asociación Guatemalteca de Mujeres Médicas, compartí un panel de disertantes con tres personas, entre ellas un psicólogo. Alguien del público le preguntó a éste qué podía decírsele a una mujer que quería divorciarse tras 14 años de matrimonio pues nunca había tenido un orgasmo.

El psicólogo se centró en la importancia de la comunicación, y pensé que si bien ésta es vital en toda pareja, el asunto tiene otras aristas de consideración. Así que intervine después diciendo que para las mujeres es fundamental, primero, conocer nuestra propia respuesta sexual, de manera que antes de entrar en una intimidad compartida sepamos qué nos gusta y cómo. Agregué que todas tendríamos que apropiarnos del derecho a explorar a conciencia nuestro cuerpo. Porque ¿de quién, si no nuestro, es ese cuerpo y, por tanto, la prerrogativa de ser las primeras en conocerlo?

Es cierto que las cosas van cambiando y cada vez más mujeres disfrutan de la actividad sexual. Pero ese "y yo, ¿qué?" sigue siendo un reclamo común cuando algunas hablan francamente sobre las relaciones sexuales, más a menudo en el marco del matrimonio, y se preguntan por qué ellas van "siempre de último" cuando se trata del orgasmo, o por qué los maridos sólo "hacen lo suyo", luego les dan la espalda y a dormir. Un caldo de deseos insatisfechos.

La expectativa de muchas en cuanto a que sean los hombres quienes las satisfagan sexualmente no surge del vacío. Radica en que por siempre se nos ha hecho creer, erróneamente, que ellos saben más que nosotras, también sobre nuestra anatomía y sexualidad. Pero no hay tales, y habría que decir que a mal palo arrimamos esa expectativa. ¿Qué pueden realmente enseñarnos sobre nuestra propia capacidad para el placer aquéllos que suelen ejercer una actividad sexual compulsiva (por tener que demostrar que son "muy machos") y desprovista de un auténtico goce?

Lo bueno es que nunca es tarde para cambiar más las cosas. En cualquier momento podemos iniciar ese diálogo íntimo con nuestro propio cuerpo y dejar que éste nos diga dónde poner manos a la obra. Claro que eso implica hacer nuestro el derecho al autoerotismo, que no es sino el cúmulo de sensaciones sexuales que no requieren estímulos externos. En ello entran, para mencionar sólo un par, las fantasías y la masturbación, que también han sido prerrogativas masculinas.

Autoerotismo es explorar todas las posibilidades que nuestro cuerpo sexual y sexuado nos ofrece, y que no se reducen al coito ni al muy cacareado "orgasmo vaginal" (un invento conveniente para aquéllos que viven con prisa y se engañan creyendo que su sola penetración nos dispara a la cima).

El autoerotismo es una decisión íntima para escuchar a nuestra piel y dejar que las manos la acaricien. Para permitir que la sensualidad oriente el placer, llevando todos nuestros sentidos a donde es posible esa locura efímera y saludable que, en la actual demencia del mundo, quizás sea lo único de lo que sí tenemos control.

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Construyendo la libertad

Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda

 

Vienen a mi mente las charlas de las monjas cuando se referían al libre albedrío. Claro, no recuerdo que me dijeran que para ello debía contar con información y autonomía, pero también un contexto social y político que me permitiera movilizarme libremente y transitar sin prejuicios por el abanico de teorías e interpretaciones, definitivamente ideológicas, sobre la realidad que nos rodea.

En los setenta, siendo parte de una familia católica, clase media, conservadora, muchas cosas ya estaban dichas: cómo, con quién; de lunes a viernes, actividades escolares; sábado, labores domésticas hechas a regañadientes; domingos, salidas familiares. Eventualmente, las invitaciones a las fiestas y "repasos" interrumpían la rutina, previo pedir permiso, tramitar el transporte y hora de salida. Hoy me pregunto si el horario de los "repasos" (de cuatro a nueve p.m.) estaba determinado por el contexto político y una herencia de los años sesenta, cuando había toque de queda a las nueve de la noche y sólo se escuchaba silencio, quebrado ocasionalmente por el paso de vehículos militares.

Finales de los setenta, principios de los ochenta, la información sobre mi cuerpo, como los sucesos políticos, se colaba entre pequeñas rendijas; a duras penas se enteraba una de lo que ocurría a través de los periódicos. Las actividades religiosas estaban vinculadas a los preceptos de Vaticano II y Puebla: "la opción preferencial por los pobres y trabajar para que el Reino de Dios se construyera en la Tierra" se traducían en actividades de reflexión y distribución de comida y ropa en áreas marginales.

Con bombazos, secuestro, exilio y asesinato de personas cercanas, la realidad entró de golpe y las condiciones para el libre albedrío quedaron comprometidas durante casi una década. La duda y desconfianza hacia cualquier persona limitaron mi desarrollo a través de las relaciones sociales.

Conseguir trabajo, ir a la universidad me dieron cierta autonomía sobre el manejo de mi tiempo. En casa pasé de pedir permiso a avisar sobre la hora de llegada; claro que no había mucha opción, el transporte en Guatemala siempre ha sido una limitante. Sería la lectura la que alimentaría mi necesidad de saber. Después de varios años de trabajo, ahorré lo suficiente para pasarme un año de estudiante de tiempo completo. Recuerdo la Biblioteca César Brañas como un refugio y una puerta al conocimiento de la filósofa Simone de Beauvoir; con sus incansables giras por Francia, caminé con ella y platiqué con Sartre.

De alguna manera hilé estas lecturas con la herencia viajera de mi abuelo, la fortaleza de una abuela que recitaba poesía y con comentarios de mi madre, como "mis hijas no me estorban" para justificar a las parientes sobre la ausencia de fecha de casamiento. Estas conexiones fueron sentando las bases para fortalecer mi resistencia a cumplir con mandatos restrictivos.

A finales de los ochenta y en los noventa, los aires cambiaron, no tanto como quisiera, pero de alguna forma se dieron las condiciones psicosociales mínimas para expresarme y establecer nuevos vínculos. Creo que ésa es la guinda sobre el helado: aprender, animarte a decir tus ideas. De ahí en adelante rápidamente fue conseguir un espacio propio, amigas perdurables, dejar las relaciones nocivas y establecer nuevas con otros criterios.

No es mi gusto, pero creo sano reconocer que quedan siglos para que desaparezcan esas religiones, relaciones familiares, laborales, que te amarran para cumplir con el mandato circular de estar-para-el-otro; y otro tanto para que se deje de utilizar el asesinato y desaparición de tus amigas para callarte e inmovilizarte.

Empeñada en que no se me pase la vida sin ejercer en la medida de lo posible mi derecho a la autonomía y la libertad, preparo un conjuro cotidiano que, sin hacer las del avestruz, me protege contra esta realidad con rostro de maldición. Sus ingredientes: esfuerzo y cariñito propio, un poco de dinero, buenos libros, un espacio propio, rodearme de gente buena y, si se puede, creativa.

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Mujeres de 40 en cifras

Wendy Santa Cruz y Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

El ocho por ciento del total de la población lo constituyen las guatemaltecas de cuatro décadas. Según datos oficiales, menos de la mitad tiene algún grado de estudios y sólo el 0.3 por ciento terminó su formación académica superior. Otras cifras reveladoras: únicamente el 20 por ciento recibe ingresos por su trabajo e igual porcentaje carece de acceso a los medios masivos de comunicación escritos y electrónicos.

La población femenina total, de acuerdo a las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2001, se calcula en 5.8 millones. El X Censo Poblacional de 1994 reporta que hay 337 mil guatemaltecas comprendidas entre los 40 y 49 años de edad, de las cuales casi 200 mil viven en áreas rurales.

Al analizar la situación educativa de este grupo de mujeres, resalta que únicamente mil 135 tienen educación superior completa. Entre ellas, sólo se cuentan 60 procedentes de áreas rurales. La mayoría de la población femenina entre los cuarentas en el campo (64 por ciento) ha cursado como máximo tres grados de educación primaria.

Varias razones tienen las guatemaltecas de este rango de edad por truncar sus estudios: falta de recursos y apoyo de familiares, por contraer matrimonio, por embarazos y cuidado de los hijos, por la necesidad de trabajar para el sostenimiento del hogar, entre otras.

En el rubro laboral están registradas como empleadas (entre los 40 y 49 años de edad) a menos de 67 mil. De ellas, sólo el ocho por ciento se ubica en actividades del campo profesional, científico e intelectual. El 30 por ciento las trabajadoras realiza actividades rurales y se dedica principalmente a la agricultura, el comercio y prestación de servicios comunales, sociales y personales.[1]

Según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI) 1998-1999, el 72.5 por ciento de mujeres con remuneración propia decide por sí mismas cómo utilizar sus ingresos; en el resto de los casos lo decide el compañero.

Con respecto a las cuarentonas con alguna discapacidad, las cifras oficiales informan de 4,452 casos. El 50 por ciento corresponde a problemas de salud mental, el 28 por ciento sensorial y el resto a cuestiones físicas.

Un dato a resaltar proviene del Programa de Apoyo a la Mujer por Violencia, de APROFAM, el cual registra 99 casos de mujeres violentadas, entre los 41 a 50 años de edad. Éstos fueron atendidos por esa institución entre enero del 2000 y julio del 2001. Esta cifra se cuadriplica (414) cuando se refiere a las víctimas de violencia entre los 21 a 30 años de edad.

Lo anterior no significa necesariamente que las guatemaltecas de cuatro décadas sufren menos violencia. Es posible que quienes tienen dos décadas ahora reconozcan que cualquier tipo de violencia es una violación a sus derechos y por tanto denuncian las agresiones con mayor frecuencia.

En cuanto a su acceso a los medios de comunicación masiva, el 35 por ciento consulta la prensa escrita y casi la mitad ve televisión por lo menos una vez por semana. El medio más accesible al rango de guatemaltecas referido es la radio. El 85 por ciento lo escucha todos los días. Sin embargo, sólo una de cada cuatro tiene acceso a los tres medios.[2]

Éstas son sólo algunas cifras, aunque insuficientes, para conocer la realidad de este grupo de guatemaltecas. Por ejemplo, falta información acerca del porcentaje de mujeres que tienen posibilidad de practicarse regularmente el examen Papanicolaou y cuántas reciben tratamiento de suplantación hormonal. Tampoco hay cifras que indiquen cuál es su acceso a centros deportivos, artísticos o de diversión. Un dato que por ahora es casi imposible se refiere al número de horas que ellas dedican al trabajo doméstico no remunerado.

 

1.       Elaboración propia con base en el X Censo Poblacional y V Habitacional 1994.

2.       Elaboración propia con base en la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 1998- 1999. Mujeres encuestadas sobre el tema: 1,065 (0.32% de la población total).

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Nacieron en la década de los sesenta

Lucía Escobar, laCuerda

 

Homenaje a los cuarenteros alternativos

 

Nacieron en la década de los sesenta. Recién había triunfado la revolución en Cuba y la utopía se presentaba como una posibilidad real. Eran niñas y niños cuando los fusiles se llenaban de flores y la juventud se movilizaba contra la guerra en Vietnam. Tuvieron la suerte de vivir la revolución sexual antes del sida.

En Guatemala las cosas eran distintas; llegaron a la primera juventud en la época más oscura en la historia de nuestro país. La guerrilla fue una hermana rebelde que vivía en las montañas y los generales, buscándola, arrasaban tierras, familias, niñas, niños y esperanzas. En los años que debieron dedicarse a la fiesta vieron a su generación caer muerta, desaparecida, torturada, exiliada y ninguneada.

El tiempo pasó. Estos hombres y mujeres que nacieron en la década de los sesenta y ahora rondan los cuarenta y pico, podrían haberse vuelto resentidos, paranoicos, histéricos. Pero no fue así. Y aunque a ratos tengan estos rasgos, la mayoría logró sacar fuerza del horror para, aun así, vivir con optimismo y fe en el futuro.

Ahí van... abriendo brecha, cargando a sus muertos en el recuerdo. Dejando atrás la humillación y el dolor de haber enterrado tantos sueños. Esa generación (que no es la de mis padres) ha sido un puente de conocimiento y experiencias que me han servido para entender muchas actitudes de la mía. Envidio la solidaridad que ellos tienen y que nosotros no conocemos. Admiro la inocencia que aún ostentan en luchar por causas que nosotros consideramos perdidas. Y les agradezco sobre todo el tratar de dejarnos un mundo más amable.

He parrandeado con ellos. Hemos pasado horas fumando, tomando, jalando y hablando pajas. Me han dando sabios y no tan sabios consejos; me han regañado y me han enseñado muchas cosas que no conocía de mi país. Les he visto funcionar con más fuerza y fe que muchos de mi edad y los sigo viendo construyendo un mundo mejor, entre la renuncia, la solidaridad y la utopía.

Ahí están: Luis Aceituno, fuente inagotable de cultura, buena vibra y lucidez; Ana María Cofiño y las cuerdas que la acompañan en la solidaridad femenina; 'Filóchofo' y Magalí Rey Rosa por la ecología y otras causas casi perdidas; Gad Echeverría abriendo las puertas de su bar; Fernando López y su guitarra; las percusiones de Carlos Cush; los sonidos de Paulo Alvarado, Maco Luna e Igor Sarmientos. Desde el Lago de Atitlán, Gerardo Palomo leyendo el Popol Vuh en las estrellas. El teatro de Carlo Marco y Patricia Orantes; Sergio Valdés y su particular manera de enriquecer el imaginario cultural. Las letras de Rodrigo Rey Rosa, José Luis Perdomo, Méndez Vides, Carlos Paniagua, Luis Eduardo Rivera, Anabella Acevedo y Dante Liano; las imágenes de Luis González Palma, Rafa Rosales y Daniel Hernández; el entusiasmo de Rafael Aguilar. La curandera Rosina Cazali y las medicinas naturales y espirituales de Miriam López; todos y todas ejemplos de vidas plenas y llenas en el camino al éxito.

Ésos son sólo algunos nombres vivos de esa generación que ha logrado conservar el optimismo y la esperanza sabiendo que "la vida empieza en Cuarentown" (Andrés Calamaro).

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Algunas satisfacciones de Modesta

 

"Les quiero contar mi historia. No la puedo escribir porque ni siquiera me dieron el primero. Me llamo Modesta Rivera Juárez, hablo mam y algo de castellano. Tengo 44, soy como ustedes dicen, una cuarentona con doce hijos. Ahora ya me da pena decir que tengo tantos, pero antes no era así.

El más grande se me murió hace un año a los 26. Hace un año un picop me lo mató. Mi marido y yo no quisimos pelear. Nos dieron siete mil quetzales. Fue mucho el dolor. Mi muchacho era pintor y tenía IGSS; por eso me dan 150 quetzales cada mes, eso nos dejó. Tengo una hija que estudia y trabaja en Coatepeque y otra en la capital. Ella se acompaña con otro de mis hijos. Los dos trabajan y algo nos dan.

Mi casa está en la aldea Sabiná, en el Asintal, de Retalhuleu. Es pobre. Yo fui a unas reuniones para tener una casa mejor. Ya me salí del grupo porque no podía tener los 500 quetzales que hay que adelantar. En total tenemos que juntar entre cuatro y cinco mil, para que nos den la ayuda de 18 mil. Si es tanto 500, más los cinco mil. Eso es demasiado. Así que eso sólo quedó en ilusión. Los más pobres no podemos tener una casa mejor. Hay otros no tan pobres que siguen en ese proyecto en nuestra comunidad.

A mi marido no le gusta que salga a caminar. Dice que puedo manchar a la familia porque van a creer que somos guerrilleros. Pero yo sí salgo a caminar. Le expliqué que las cosas ya no son igual, que las mujeres tenemos derechos. Eso lo aprendí con mi vecina Sabina Pérez Ramírez. Ella le ha dicho a su esposo (él sí tiene carnet de desmovilizado): 'ya no me podés humillar; yo sé algo de leyes y puedo hablar y caminar; eso es lo más fuerte que tenemos'. Con ella también he aprendido que tenemos que luchar por que a nuestros esposos les paguen mejor. Cada día trabajan más en la finca y el dinero no alcanza.

Por ejemplo, mi esposo me da 175 a la semana. Eso no alcanza ni para la comida de los ocho hijos que están en casa. Para mí lo más importante es que ellos estudien. Gracias a mis animales lo han podido hacer. Aunque no fui a la escuela, en las cuentas no me babosean. Que si necesitan zapatos, voy a vender un coche; para los libros o las camionetas, ahí están las gallinas y chompipes. Mis animales siempre me han dado y todos mis hijos han estudiado. La chiquita perdió tercero, pero lo va a hacer de nuevo.

Cada una tenemos nuestra historia. Ésta es la mía y estoy contenta de haber dado estudio a mis hijos. Y le digo, voy a seguir saliendo a caminar."

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Viejas no estamos, ni nos sentimos

Andrea Carrillo Samayoa y Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

Cuando les preguntás a las mujeres cómo sienten tener 40 años, primero se te quedan viendo con cara de "¿y por qué me hacés la pregunta a mí?" Segundo, todas coinciden en lo mismo: "Viejas no estamos, ni nos sentimos; es otra etapa más de la vida que hay que vivir. Mientras te sintás joven por dentro, la edad no importa", y con cautela mencionan, "igual hay gente joven que ya parece vieja, de todo se queja y por todo se cansa".

Pero si tenés trato con ellas porque son tu mamá, la vecina, la compañera de la U, la señora que te vende las pupusas, la suegra, la conocida del gimnasio o la maestra de la escuela y vos estás en los veintipico, seguro las escuchás decir: "Me están saliendo canas..." "Necesito dejar de comer pan..." "Las patas de gallo se me notan..." "Ya tengo celulitis en las piernas..." y así siguen. Antes de pensar en todo esto, bien harían en tomar en cuenta que a algunos cuates les atraen las mujeres de cuarenta y tantos por la experiencia sexual que tienen, por las canas que empiezan a notárseles, por su madurez y por lo que pueden aprender de la vida con ellas.

También sería bueno reconocer que hay chavas que coincidimos en que esa parte de la vida tiene su encanto. Lo chilero es que entendemos que tienen razón esas mujeres, quienes viven en función de lo que piensan y sienten, que su vida no se rige por lo que la sociedad establece para su edad. Aunque en algunas ocasiones tengamos pleitos con nuestras madres y digamos que suceden por lo necias que las ponen los cuarenta y los famosos calores, admitimos que nosotras también somos necias muchas veces por la edad.

Hay veces que las retamos sin pensar. Por ejemplo, que no hagan esas bromas, que no bailen en la fiesta, que no se pongan esa ropa o que ya no se tomen otra "chela" porque nos van a hacer pasar penas. Es justo reconocer que lo decimos porque a las jóvenes también nos envuelve el tonto patrón establecido para cada quien. Lo bueno es cuando recapacitamos, las respetamos y valoramos. Sobre todo nos enorgullece saber que pueden ver hacia atrás y estar felices porque han logrado sus metas y pudieron hacer lo que han querido.

De igual forma algunas pensamos que es una mierda vivir en un mundo en el que la sociedad ya tiene los estereotipos establecidos. Desde el principio te chingan. Te guste o no, te delegan colores, juguetes, actividades, etc. Con los años, la cosa se pone peor porque entonces vienen las reglas qué debés seguir, cómo te debés comportar, qué ropa comprar. Y así el estar supuestamente bien, "como debe ser", para algunas mujeres -ya sea a los veinte, treinta o cuarenta- se vuelve una insana preocupación.

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Ángel urbano

laCuerda

 

Isabel de los Ángeles Ruano (Chiquimula, 1945), la poeta maldita de Guatemala, fue nombrada, a finales de septiembre; Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias" 2001.

El Consejo Asesor para las Letras del Ministerio de Cultura y Deportes opina que "sólo en ella existe una insondable y heroica cohesión entre vida y obra". Además estimó que "su poesía muy bien podría aparecer sin firma, pero de todas formas se sabría que cada línea sólo pudo haber salido de su alta originalidad".

"Cariátides", "Torres y tatuajes" y "Los del viento" son tres libros que reúnen parte de su obra. A los 21 años, Isabel de los Ángeles fue consagrada por el gran poeta español Luis Felipe, quien prologó "Cariátides" con estas palabras: "Eres un niño, un ángel, un poeta. Tienes un destino. Y has venido a decir algo".

Actualmente, Isabel de los Ángeles Ruano es vendedora ambulante en el Centro Histórico de Guatemala.

 

Poemas de Isabel de los Ángeles Ruano

 

Hora sin soporte

 

Hoy pierdes un objeto, mañana otro,

como si te arrancaran a pedazos la vida;

te mutilan la voz, te quedas sin lágrimas

te cuentan del suicidio de un amigo.

Mueres a pausas tu también.

de ayer a hoy

cada dolor es una nueva llaga,

en cada instante hay una herida

El mundo de las cosas, caprichoso,

no responde a tus ideas, se te escapan los

objetos

como pequeños tiranos, se te esconden,

y te hacen girar y girar, golpearte la cabeza,

o mascar trozos de papel con ira desbordada.

Pierdes todo lo que has amado,

te hundes sin retorno en cada pliegue del pasado.

Y de súbito un caos interior,

la tempestad, la locura, toda la rebeldía,

lo indescriptible se te mete dentro,

tensos los nervios, los dientes encorajinados...

... y el tedio invencible de las horas vacías...

 

Poema de la sangre

 

Aquél que yo parí

remonta mi sangre a todas las generaciones

hasta Adán.

Trae la voz encontrada de la raíz

en que germiné

y quizás perpetúe mi estirpe

hasta cuando el mundo termine.

El que parí

es resultado de violencias inexplicables.

Está tatuado

para siempre tatuado

de las llamas que me han florecido.

Tiene designios en el caos

o turbulencias sin nombre

heredadas del día en que conocí la luz,

del instante en que me mostró la faz de Dios

o del enigma en donde las tinieblas

han incinerado la razón.

 

Frente al espejo

 

Me pongo frente al espejo,

refleja mi cansancio

mis ojeras,

mis manos impacientes,

mi camisa en desorden,

la boca desteñida,

el pelo despeinado,

pero no dice nada de mis sueños.

Mi habitación revuelta

surge de su pulida superficie

brillante,

mi despertar reciente

asalta mi cabeza entre sombras,

aún no atino más que a verme,

no pienso en mis poemas,

mi palabra no aparece

frente al espejo.

Sólo soy una imagen

una más entre mis cosas,

una imagen callada

que respira silenciosa,

una imagen que no se mueve

y titubea entre la penumbra.

En eso recapacito,

me veo frente al espejo,

camino

y abro las ventanas de día.

 

Cantar indio

 

12

El corazón de la tierra

murmura de la cosecha

perdida.

Los niños y los hombres

lloran

miran sus manos

y sus panzas vacías.

Ven el sol curtido

de sus pieles

morenas,

el azadón colgado

de un clavo,

los machetes en el rincón

de siempre

y siguen llorando

en silencio

ante el pequeño dios

que los olvida.

 

Mis manos

 

Estas manos mías conocen la ascensión suprema

y la más burda ignominia.

Son como dos relámpagos audaces

o como dos humildes golondrinas cautivas.

Se entrecruzan en una plegaria o aman

con santidad o con delirio

y se asustan del fuego

y chocan contra un rostro.

Estas manos mías saben mentir

y son urgentes. Me han dado la pasión sublime

y la ternura de un ángel de luz.

Tienen reminiscencias de ala desteñida

y saben de los surcos del vuelo

Conocen todas las fiebres.

 

Mi casa y mi palabra

 

1

La casa no tiene ni paredes

ni puertas,

pero es mi casa,

como mi caballo sin cascos,

mi caballo sin silla,

como mis sueños agrestes

y la palabra al aire, volandera,

como esta garganta de nardos,

mi garganta.

      Me monto sobre el alba

y descuartizo a las rosas en la nada.

Mi rosa no tiene pétalos,

sólo espinas,

pero es mi rosa.

Mi palabra es áspera

y montaraz

yo no tengo requiebros para nadie,

puedo regocijarme con las rosas

monto mis sueños y mi caballo.

Vivo en mi casa

y hablo con mi palabra.

 

2

Esta gardenia invencible

nace y crece.

Tiene olor y es blanca.

Es como todas las gardenias

y no parece estrella ni nada,

es como ella misma,

simplemente,

igual que yo soy ser humano

ella es gardenia.

 

3

Iconoclasta actitud de un cenicero

colmado de colillas y ceniza.

Mi cigarro se pasea entre el humo

con una certidumbre desusada.

La habitación está quieta

y yo siento la angustia de los días

que caminan.

Me envuelvo entre cortinas temblorosas

siento la inquietud de las cosas

pasajeras

y me vivo con una fiera y oscura

desazón,

con una furia infinita

mientras el cenicero sucio me vigila.

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Silvio en concierto, está bien para comenzar

Rosina Cazali, laCuerda

 

Amigas, tenemos que hablar. Con el número cuarenta de laCuerda celebramos eso, el número cuarenta y todo lo que signifique. ¿Y qué esperaban? ¿Que hiciéramos caso omiso al cumplimiento del deber? ¿Que no nos sintiéramos aludidas quienes estamos poniendo un pie dentro de la década de los cuarenta? ¿Que no lo tomáramos a pecho pues eso quiere decir que nos importa cuando somos feministas y supuestamente no nos debe afectar? Déjenme decir algo: sí, nos importa y mucho. Aquéllas que atravesamos el umbral hacia una de las edades más señaladas, etiquetadas, estereotipadas, supuestamente histérica, concluyente, espeluznante y plena de la adultez, queremos decir que no hay trauma y que la desobediencia es lo único que nos salva en estos tiempos de maquillajes y cirugías. ¿Me explico? Bue...

Hace algunos meses recibí el oportuno mensaje de un amigo para todas aquellas personas que se sentían "in", para decirles, en forma sutil, que lo sentía mucho, que toda ilusión no era más que eso. En resumen, que estaban "out". Decía, entre otras cosas, algo así: "¿Os creéis jóvenes? Pues leed esto y comprobareis que estáis un poco pasados/as..." Luego enumeraba situaciones que delimitaban a los verdaderamente jóvenes. Algo así: "Es joven la gente que entra a las universidades este año, es decir, los que nacieron en 1983... Para ellos ha existido un Papa que ha durado toda la vida. Nunca cantaron 'We are the world, we are the children...' y cuando Cela ganó el Nóbel, ni siquiera sabían leer. Para ellos 'The day after' (El día después) es una píldora, no el título de una película... El sida ha existido toda la vida. El disco compacto entró al mercado cuando tenían un año de vida. La expresión suenas como un disco rayado no significa nada para ellos. De hecho, nunca han tenido un tocadiscos. Muchos de ellos no saben o no recuerdan que la TV sólo tenía dos canales e incluso algunos nunca vieron una tele en blanco y negro. Los vídeos siempre han existido... nacieron el año en que Sony puso a la venta el Walkman, y para ellos los patines de ruedas siempre han sido en línea. Las palomitas de maíz sólo se pueden hacer en el microondas. Pelé es un negro que sale en los libros y Maradona es un drogadicto. Michael Jackson siempre ha sido blanco. ¿Cómo crees que Travolta va a poder bailar con esa panza?"

Al final del mensaje, la pregunta: "¿No te sientes de otra era?" Y la aseveración: "Lo eres".

Un resorte brincó en mí, tuve que responder que aún me consideraba de esta era y que me negaba a reconocer lindes generacionales que penden de símbolos mediáticos. Claro, me gané una paliza. Mi amigo es alguien que maneja a las mil maravillas los tiempos verbales y, recordándome el uso de pluscuamperfectos floridos -los cuales jamás entendí-, preguntó con suma elegancia: "¿De esta era o eras?"

Con el orgullo herido regreso al tema, me doy un respiro. Lejos de la realidad oficial y de lo que supuestamente debo considerarme, como alguien que ya no es joven para andar de pantalón de lona y aún no es mayor como para tomarse en serio la sobredosis de calcio, hablo de los cuarenta como una edad que me es significativa. Paso de las ideas trilladas que insisten en adentrarse en nuestras alcobas, en nuestros trabajos, en el cine, el mercado o nuestras conciencias, y que nos martillean con la consigna de que a esta edad ya somos descartables. Es cierto, el bombardeo de la publicidad y su respectiva red de consumo están hechos para un mundo de jóvenes. Este orden sexual y generacional provoca angustia, incomodidad y temor. Nos hace sentir vulnerables ante la posibilidad de que se nos avergüence con frases que te advierten -o amenazan con repliegues culposos- que ya te acercas al cambio (¡ave maría purísima!), a la edad de los incendios y  los achaques, que tienes que vestir de cierta manera como señora decente, teñir el pelo de cierto color para no marcar las líneas de expresión, que si no haces ejercicio hoy ya no podrás bajar las libras de más, y un largo etcétera.

Pero entrar a los cuarenta es sencillamente abordar un momento de reconfirmación personal, de plenitud y autonomía. Es la posibilidad del desafío a las hegemonías y convenciones sociales pero con argumentos maduros.

Para mi amigo, una nota. Si no compartimos las mismas imágenes con la generación más joven, sencillamente me alegra. Eso quiere decir que los ciclos de la vida continúan, confirma que MIS signos de época son sus predecesores, que todo lo de hoy no existiría sin mí, no hay Nintendo sin Atari o Nirvana sin Pink Floyd. Hace unos veinte años oía la música de Silvio Rodríguez con la emoción de quien oye lo prohibido. Hoy me encuentro en McDonald's tomando café, a Silvio como música de fondo y a una joven diciendo, mientras mece entre sus dedos y su boca una patata frita chorreando ketchup: "O sea, es linda esa rola, ¿no?" Las emociones han cambiado, los contenidos cobran nuevos significados, pero aquello que nos marcó cuando jóvenes es nuestro, de acuerdo a un momento extraordinariamente intransmisible e irrepetible.

Ante la celebración de los cuarenta sólo me queda decir: los juicios y las frases hechas contra las Tonas (¡por un carajo!) no son buena idea.

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Libros para casos de emergencia

laCuerda

 

¿Qué hacer para seguir con vida? Leer. Para las feministas de todo el planeta existe una amplia bibliografía de cabecera para comprender los distintos y complejos caminos que han cruzado. Cómo no citar "El segundo sexo" de Simone De Beauvoir o "Una habitación propia" de Virginia Woolf. Sin embargo, existe otra gama de lecturas poco conocidas y locales que, en la misma manera de estas grandes autoras, proporcionan aires de sabiduría. En el caso de cumplir cuarenta, creemos que serán un asidero importante y un encuentro con actitudes geniales, de mujeres que nunca se detuvieron ante el tedio o la indiferencia de nuestro queridísimo país.

Para comenzar, si la poesía de Isabel de los Ángeles Ruano les resulta desconocida a algunas, más aún sucede con la de Margarita Azurdia (1931-1998), conocida también como Margot Fanjul. Pintora, escultora y una de las primeras artistas en acercarse a la "performance", su obra escrita se puede encontrar en dos libros: "El libro de Margarita" (1987) e "Iluminaciones" (1992), ambos publicados en plena madurez y difíciles de encontrar en librerías. De "El libro de Margarita" llaman la atención varias cosas: su economía expresiva, su estilo sencillo y coloquial, el tono lúdico y, por encima de todo, la feminización de la realidad que se manifiesta y que nos habla de "una Universa", "la Pensamienta" y "la Movimienta", entre otras cosas. Sospechamos que hay mucho de confesional en lo que escribe y, sin embargo, hay además un sentido inasible que escapa a lo puramente referencial. Llama la atención también la manera en que la poeta se siente integrada en cuerpo y emocionalidad a una naturaleza en la que parece verse reflejada, la Diosa Madre Tierra a la que le canta.

En Guatemala vienen a la mente los nombres de Isabel Garma (pseudónimo de Norma García Mainieri) y el de Eugenia Gallardo. De la primera son los "Cuentos de muerte y resurrección" (1987), que pudo por fin publicar en el país hasta que se sintió segura de que su vida no correría la misma suerte que la de muchos de sus colegas en la Universidad de San Carlos durante los años de la represión. Norma hablaba siempre de las novelas en las que estaba trabajando, obras que posiblemente no veremos ya, pues la escritora murió en 1988, en plena madurez creativa, a la edad de 58 años. Gallardo se revela como escritora con "No te apresures a llegar a la Torre de Londres porque la Torre de Londres no es el Big Ben" (1999), que tomó a muchos lectores por sorpresa, pues se trata de un libro de género híbrido que posee un sentido del humor singular.

También podemos hablar de escritoras que marcaron un momento clave en la poesía centroamericana escrita por mujeres, como es el caso de Gioconda Belli, cuya palabra está cargada de sensualidad, erotismo y un sentido combativo muy unido a la Revolución Sandinista. Desde entonces su nombre se identificó con el sentido inicial de su obra; por eso tal vez su libro "Apogeo" fue recibido con cierto asombro, ya que rescataba ese erotismo que la había hecho tan particular, sólo que desde la visión y sensibilidad de una mujer madura.

Con la mano en la cintura, ¿y quién dice que solamente se publica cuando se es joven? La creación no tiene una edad específica y hay quienes -por razones muy diversas- se deciden a publicar pasados los cuarenta.

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Un honor ser viejas *

Anna Arroba, costarricense, antropóloga

 

Existe una idea cultural sobre la vejez y sobre las mujeres viejas, llena de estereotipos negativos, objeto de burla. Existe la idea de que es natural envejecer como lo estamos haciendo; que es natural rechazar el envejecimiento; que después de la menopausia la mujer no sirve, que no es atractiva sexualmente. Existe la imagen de la mujer ideal como paradigma para juzgar a todas las demás y a nosotras mismas. La mujer mayor pocas veces es representada como capaz, independiente y sexualmente activa.

Nosotras no hemos creado la idea que existe, pero sí contribuimos a sostenerla mientras no creamos y creemos nuestra propia idea. Crear una idea desde nosotras es una acción/emoción afirmativa que ayuda en la transición que deseamos abarcar.

Entre varios conceptos que me han ayudado a crear mi idea está el de la sabia. Me conmueve profundamente la frase de Barbara Walker: "era un honor ser vieja", refiriéndose al papel de las viejas sabias en las culturas prepatriarcales, cuando se veneraba la edad. Veamos cómo hemos llegado al presente, cuando ser vieja es una desgracia en aspectos económicos, de estatus social y cultural, de autorrechazo, de poder.

 

¿Quién era la vieja?

La vieja sabia era la personalidad más fuerte de la diosa en los tiempos prepatriarcales, más fuerte que cualquier dios. Y era muy temida. Hasta no reprimir la figura de la vieja, las religiones patriarcales no lograron el total control de las mentes.

La vieja sabia generalmente era la tercera representación de los tres aspectos de la diosa triple, ejemplificada en figuras como Kali la destructora, Cerridwen, Hécate, Morgan reina del mundo subterráneo, Macha, Perséfone. Todas representaban la vejez o la muerte, el invierno, el día del último juicio, la luna creciente y otros símbolos de la destrucción inevitable o la disolución que precede a la regeneración.

La divinidad en su triple aspecto representa a la Diosa del Cielo, de la Tierra y del Infierno. La Diosa del Cielo era la Luna: la Luna nueva es la Diosa niña, la Luna llena es la Diosa mujer y la Luna creciente es la Diosa anciana y sabia. En tanto que Diosa de la Tierra animaba a los árboles, las plantas y los animales; dominaba las tres Estaciones: primavera, verano e invierno. En tanto que Diosa del Infierno se ocupaba del nacimiento, la procreación y la muerte (Dunn Mascetti, 1992).

En el prepatriarcado las mujeres viejas eran la fuente de sabiduría, leyes, capacidades de sanación y liderazgo moral. Sus arrugas eran símbolos de honor, no de vergüenza. En la Europa precristiana las viejas estaban a cargo de los rituales religiosos y los sacrificios oficiales. En Oriente Medio y Egipto, muchas mujeres mayores servían en los templos de las Diosas, impartiendo una variedad de servicios eclesiásticos. Eran médicas, parteras, cirujanas y consejeras sobre el cuido de la salud, de la crianza de hijas e hijos, y de la sexualidad. También estaban a cargo del cuido del alma. Llevaban a cabo ceremonias para todos los eventos, desde el nacimiento hasta la muerte. Como escribas mantenían los libros y los archivos en los templos y las cortes; escribían historias, mantenían memorias vitales y tablas oficiales de pesos y medidas. Las mayores eran las maestras religiosas y seculares, las educadoras universales de jóvenes (Walker, 1988).

Según Walker, el hombre patriarcal desea que la mujer continúe en el papel de sirvienta dedicada y no remunerada. Una de las razones es que él debe negarle a la mujer las funciones naturales que antes eran de ella: como jueza, curandera, sabia, árbitra de las leyes, la moral y la ética, dueña de los mitos sagrados, mediadora entre el mundo de la carne y el espíritu y, sobre todo, la función de la vieja: sacerdotisa de los funerales y Madre de la Muerte, la que controlaba las circunstancias de la muerte así como de los nacimientos. Decían en el Oriente que las verdaderas amantes de la Diosa debían no únicamente amar sus imágenes bellas, sino también su imagen fea de destructora.

La vieja también representaba la tercera etapa, la posmenopausia, de la vida de las mujeres, y sus santuarios eran atendidos por mujeres posmenopáusicas. Debido a que se pensaba que las mujeres se volvían muy sabias cuando dejaban de soltar su sangre lunar, ya que la retenían en sus cuerpos, la vieja era generalmente la Diosa de la Sabiduría, como Minerva, Atenea, Metis, Sofía y Medusa.

 

Muerte de la vieja

El rechazo a la muerte natural hizo que los religiosos del nuevo sistema patriarcal erradicaran a la vieja precisamente porque les recordaba que la vida era finita. La tradición judeocristiana insistió en que la mujer era quien causaba la muerte por la desobediencia primordial de Eva y que la muerte era un castigo. Para los hombres cristianos, escribe Walker, era preferible un infierno de tortura eterna que la no existencia. El terror a la muerte y la idea de que la mujer la causaba llevaron a los patriarcas a matar a las viejas y las mujeres mayores cuando conquistaban nuevas comunidades, y también a la tortura y quema de mujeres calificadas de brujas en la Europa de la Inquisición entre los siglos 13 y 17.

Más allá de este miedo masculino prevalece otra verdad: el miedo que los hombres tienen a nuestro rechazo, a que les digamos 'no'. Cuando desaparecieron a la vieja sabia, crearon mandatos y leyes para excluir a las mujeres de la creación de lo simbólico religioso, político y social. Las condenaron a la obediencia, al silencio y la no intervención en sus políticas de destrucción y genocidio. Diabolizaron a la vieja, sus rituales y deidades. No es casual que cuando llegamos a nuestra maravillosa sabiduría, entrando la menopausia, nos tildan de histéricas, menopáusicas, inservibles, inútiles, etc. Oír a las mujeres no es lo que quieren los padres de nuestro mundo. No les conviene.

Pero esa vieja sabia está en cada una de nosotras aún. Es ella la que critica y sabe muy bien lo que no le gusta. Y es ella a quien tenemos que rescatar, revivir y amar, porque sabe decir 'no' a lo inaceptable.

 

¿Qué hacer?

Podemos cada una organizar nuestra vejez asegurándonos pensiones, compañía, seguro de salud, vivienda segura, etc., aunque sabemos que esto es la suerte y capacidad de un porcentaje minoritario de mujeres. Hay que ir mucho más allá de nuestros destinos privados para politizar esta situación e irnos encontrando entre nosotras en una cultura de nuestra hechura, donde estemos incluidas y bien representadas.

Es tiempo de dejar atrás la idea que envejecer es sólo perder; de visibilizar y asumir las ganancias del conocimiento, la sabiduría, el humor; de recuperar el conocimiento femenino, la celebración profunda, la alegría del saber que viene no sólo de la tradición, sino también de sentir orgullo y un poder consciente. Es tiempo de integrarnos, de conocernos como mujeres y hermanas, de envejecer juntas y crear juntas el viaje sagrado de la sororidad. Es tiempo de que ser una vieja sea un honor otra vez.

 

Bibliografía

·         Dunn Mascetti, Manuela. Diosas. La canción de Eva. Robinbook/Círculo de Lectores, Barcelona, 1992.

·         Lerner, Gerda. La creación del patriarcado. Editorial Crítica. Barcelona, 1986.

·         Walter, Barbara G. The Crone. Woman of Age, Wisdom, and Power. Harper & Row, San Francisco, 1988.

 

* Este texto es una versión editada del artículo "La vejez: De la negación a la preparación", publicado originalmente en el Cuaderno Mujer Salud No. 4. La revolución de las canas. Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. Santiago de Chile, 1999.

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Dejamos de ser invisibles

Lizbeth Barrientos, guatemalteca, periodista e historiadora

 

La Ley de Desarrollo Social constituye una apertura de espacios y reivindicaciones para las mujeres, que debe ser vista como una oportunidad importante de reconocimiento social y no un producto terminado.

Lejos de ser pensadas inteligentes, las mujeres han sido siempre vistas como un adorno virtual en el escenario del hogar. Un adorno infaltable para los múltiples quehaceres que, en este sistema machista, sólo recaen en ellas.

Desde esa perspectiva rígida y funcionalista, es impensable que a estas alturas de la historia hubiésemos encontrado espacios donde gritar la inconformidad de esta cultura que nos ata con el silencio, que nos señala acusadoramente cuando salimos del camino marcado y protestamos por nuestro derecho a ser consideradas iguales.

Durante muchos años las mujeres hemos sido invisibles en el escenario nacional, pese a que nuestros aportes a los distintos ámbitos de la vida son múltiples: en la economía, en el hogar y el campo científico.

En el camino de las reivindicaciones sociales ha surgido esta ley, causando polémica entre los sectores ultraconservadores debido a que trasciende al ámbito educativo, legal, social, sexual y médico.

En ella, entre otros, el concepto de familia nuclear se ve complementado por el de familia ampliada, por lo que madres y padres solteros son considerados grupos familiares. Esto constituye un avance significativo si se toma en cuenta que la nuestra es una sociedad cuyo tejido ha sido dañado por el conflicto armado y donde especialmente los grupos indígenas han sido afectados por procesos migratorios masivos.

A esta ley es necesario hacerle un serio análisis de las implicaciones y compromisos que el gobierno actual tiene al respecto. Preocupa que la población y, peor aún, muchos de los legisladores o protagonistas de los nuevos cambios o sectores involucrados todavía no la han leído con detenimiento, mientras otros ven en ella una amenaza y argumentan que propugna el libertinaje por el simple hecho de dar un lugar a la sexualidad y a los derechos femeninos.

Es común que el tema sea manipulado desde la óptica estrecha y poco superada de la conciencia mítica, restringiendo la sexualidad humana a fines exclusivamente reproductivos. Con este punto de vista, y en muchos casos desde una doble moral, se hacen señalamientos de la afrenta que constituye la ley, que a todas luces es un avance en materia del reconocimiento de una sociedad que, además de multicultural, está conformada por una mitad de mujeres, quienes sin los cuidados y oportunidades necesarias tienen pocas probabilidades de sobrevivencia.

Es importante que se tomen en serio los planteamientos de la ley y se asuman responsablemente los cambios que propone. Esto la convertirá en una plataforma que debe ser aprovechada especialmente por las mujeres. En todo caso es imprescindible que se realice un monitoreo social sobre las repercusiones y trascendencia del discurso legislativo a una práctica social.

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Dina, la Posada de las palabras

Adelma Bercián, guatemalteca, periodista

 

Una vez más, Dina Posada sorprende y nos sorprende con su obra: ha logrado lo casi imposible al superar al de por sí magistral "Fuego sobre el Madero" y regala, en su nueva poesía, una obra de arte hecha palabras.

De lo bueno, poco, porque aparece recopilada en cuatro de sus poemas en la última edición de la serie "Voces Nuevas" de la colección Torremozas. Fiel a uno de los principales objetivos como en las anteriores publicaciones, el XIV volumen también está dedicado a dar a conocer y estimular las nuevas voces poéticas femeninas iberoamericanas y su creación. De las siete publicadas esta vez, sólo Dina es latinoamericana.

Estandarte que debería hacernos sentir orgullo aunque nos aceche el nubarrón de mal agradecimiento generado por el destierro y la indolencia al que se ve sometida por un grupúsculo que la rechaza guatemalteca, aunque así esté razonado en sus documentos de salvadoreña desde hace 30 años.

Injusticias aparte, Posada logra también trascender las fronteras del lenguaje y crear uno propio. Los versos en Torremozas humanizan precisamente esos temas de la pertenencia y la identidad que en ciudadanos del mundo y de las letras, como ella, parecen ser la visa que les permite viajar de sentimiento en sentimiento sin sentirse extranjeros pero tampoco totalmente en casa.

Las imágenes, tan vívidas como abstractas, nacen de su pluma con una aparente soltura y facilidad de palabra, pero son necesarias tres, cuatro, cinco, media docena de lecturas para descubrir que cada palabra está allí parida por cálculos casi matemáticos y milimétricos. El único azar permitido en la poesía de Dina Posada es precisamente el momento vivido, el evento pretexto para escribir luego sobre él.

Si bien sus admiradores esperábamos más del erotismo fino y sutil (e innovador como temática) de "Fuego sobre el Madero", nos damos más que satisfechos y bien recompensados con esta probadita de lo que amenaza ser otro clásico en la literatura de mujeres en Guatemala. ¿No me creen? Para muestra:

 

La opaca lengua de la tarde

sangra en los cenagales

mientras un trágico perro

escoltado por horas sin rumbo

sacude la sombra de una balsa

con las alas carcomidas

agonizan en los tejados

la ansiedad y la altivez

de las utopías

cerca del malecón

una ola es el párpado

que se contrae

sobre una mulata desnuda

(La Habana, 1998)

 

Desgraciadamente, la poesía de Dina fue también víctima del atentado a las torres gemelas y las copias del libro se perdieron entre las nuevas medidas de seguridad de los aeropuertos estadounidenses. Habrá que conformarnos con los pocos ejemplares que sí lograron circular y que son voceros de una poesía con verdadera voz de mujer.

Por suerte, hay Dina para largo y está trabajando en un nuevo libro. Las palabras pueden estar tranquilas y dormitar seguras en esta su Posada.

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Hasta que la Virgen nos corte la crianza

Paola Hurtado, guatemalteca, periodista

 

Platicando con Anacleta Oloroso se me ocurrió preguntarle si iba a tener más hijos. Estábamos sentadas sobre una tabla, afuera de su rancho de adobe, y ella sostenía en brazos a Macario, su bebé de nueve meses, quien ardía en fiebre.

"Pues sí, hasta que la Virgen nos corte la crianza", me respondió. Siete de sus nueve hijos estaban en la casa. A ratos jugaban, a ratos se sacaban los piojos, al tiempo que tosían uno tras otro. Anacleta había tratado de curarlos con hierbas pero no habían mejorado y no podía llevar a los más enfermos al centro de salud porque no tenía dinero para los pasajes. Con suerte, les daría almuerzo con el poco de maíz que le quedaba.

"¿Y usted no le quiere ayudar un poquito a la Virgen?", le insistí. "No", me aseguró, tapándose la boca para toser ella también. "Yo he oído que hay pastillas y que lo operan a uno, pero eso es pecado. Mejor que ella decida", agregó. "¿Y cuántos años tiene?", le volví a preguntar. "Ah, yo ya estoy grande", dijo. "Tengo 37".

Esta plática la sostuve hace ya algunos meses en Camotán, Chiquimula, pero me vino a la mente cuando surgió la polémica por la aprobación de la Ley de Desarrollo Social a finales de septiembre. Conforme la normativa se convertía en tema de discusión con la iglesia católica como principal antagonista, no me explicaba cómo, teniendo Guatemala una de las tasas más altas de mortalidad materna e infantil del continente, la Conferencia Episcopal condenaba el uso de los métodos anticonceptivos modernos. Cómo, habiendo tanta ignorancia en cuanto al espaciamiento de embarazos, esté en desacuerdo con que se imparta educación sexual fuera de casa. Y cómo, siendo la Ley tan clara en cuanto al respeto de la vida humana "desde el momento de su concepción" (Artículo 5), los obispos sostuvieran que la normativa era una invitación para abortar.

La Conferencia, según dijo su presidente, monseñor Víctor Hugo Martínez en una reunión de prensa, no podía, "como voz de la iglesia católica", consentir esas faltas "contra la dignidad de la persona", así como tampoco el hecho que una madre soltera o una unión de hecho fueran consideradas familia.

¿Estaban pasando por alto que sólo el 45 por ciento de los hogares en Guatemala es biparental? Y en tal caso, ¿en dónde dejaban al resto? "Ellos simplemente no son familia", me aseguró el mismo monseñor. Y de los métodos, ¿por qué permitir sólo los naturales? "Porque los otros son abortivos", respondió de inmediato.

Lo que ningún miembro de la Conferencia mencionó nunca es qué pasa con los métodos naturales cuando un hombre llega ebrio a la casa y "quiere hacer uso de su mujer", como dicen en los pueblos, y si ésta se niega, lo más seguro es que le dé una arrastrada. Tal vez olvidaron que en departamentos como Quiché, 65 por ciento de mujeres son analfabetas y no podrían llevar el ritmo con un calendario, no tienen dinero para comprar un termómetro y descifrar la consistencia del moco les es sumamente difícil.

El método natural es efectivo, cuando mucho, en el 50 por ciento de los casos. En tanto con los modernos, de los cuales ninguno es abortivo, se alcanza una eficacia del 95 por ciento, me explicaba el presidente de la Asociación de Ginecología y Obstetricia tres días antes que la ley entrara en vigencia, sin ninguna modificación (gracias a Dios) de las que pidió la iglesia. Antes, el médico había relatado cómo vio morir a una mamá al dar a luz por cesárea su sexto hijo y lamentaba que todavía existan mujeres que no sepan que un cuarto parto por esta vía pone en riesgo sus vidas.

Entonces recordé la frase de Anacleta y me surgió la duda si a esos cortes de crianza de la Virgen se refería.

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La historia y la mujer maya

María Luisa Curruchich Gómez, guatemalteca, maya kaqchikel

 

Hablar de mujer maya es evocar imágenes, figuras y situaciones que obligan a realizar un inventario que inclina la balanza al lado negativo. Analizar nuestra situación requiere volver la vista al pasado y buscar desde nuestro contexto histórico.

¿Dónde estuvimos presentes las mujeres en la construcción y desarrollo del pueblo maya? ¿Cómo hemos participado en el contexto de la invasión y la colonización hasta la fecha?

En nuestro propio contexto, conocemos muy poco acerca de este aspecto. Las mujeres mayas con cierto nivel de escolaridad fuimos formadas en un sistema educativo ajeno a nuestra propia visión, donde fuimos ganando grados y cursos con contenidos útiles, pero dejando de lado los propios, especialmente los históricos.

Las fuentes de información que pueden registrar aspectos relevantes están en buena parte grabadas en escritura ideografiada a la cual la mayoría de nosotras no tenemos acceso.

En la tradición oral que se encuentra registrada en documentos como el Popol Wuj, en la memoria histórica que puede rastrearse en el idioma propio, se identifican aspectos de nuestra participación, ya sea como protagonistas o subordinadas.

En esta perspectiva, identificamos que fuimos las que dimos origen a la agricultura; domesticamos el maíz; inventamos la tejeduría; fuimos utilizadas sexualmente en conflictos de poder y guerra; fuimos protagonistas de relaciones de amor en torno al cual se tejieron historias bellas que persisten, y realizamos hazañas, desafiando el poder de los hombres.

La invasión violenta el proceso, el desarrollo del pueblo se estanca y las mujeres enfrentan una nueva realidad: ofendidas en su dignidad, siendo objetos de los voraces instintos sexuales de los invasores, convertidas en sirvientas, alimentando hijos ajenos y descuidando los propios.

La nueva religión las señala como símbolos de la tentación al pecado, y con ello el ser juzgadas con una doble moral, al mismo tiempo consideradas inferiores, poco inteligentes. Si ya existía una diferenciación de género, se definen los roles para mujeres y hombres (invadidos) y se le designa el área pública al varón y la doméstica a la mujer.

La condición de madres fue utilizada y hasta defendida para proveerle mano de obra a la colonia. La habilidad de hilar y tejer fue motivo de otro aspecto de explotación.

Actualmente, los cambios positivos que ha experimentado la mujer son muy pocos y se los ha ganado con muchos sacrificios. Es probable que algunas situaciones hayan cambiado de forma, pero no de fondo.

Ahora se agrega que su analfabetismo, su monolingüismo y extrema pobreza se tildan de atraso y vergüenza para el país.

Viviendo situaciones diversas, las mujeres en todas la épocas contribuyeron y siguen haciéndolo en el rescate de la identidad, en la defensa de los derechos como pueblo y como mujeres. En una oculta resistencia asumen la defensa de aspectos identitarios como el uso del idioma, desarrollo de la tejeduría y uso de la indumentaria que constituyen una opción política frente a las políticas de anulación y exterminio que propicia el Estado.

Comprender esta parte requiere partir desde una visión crítica y distinta del mundo, con creencias diferentes sobre la vida, la naturaleza, el hombre, la mujer, y desde la propia dinámica para entender en toda su magnitud el aporte, el conocimiento, la sabiduría y la política de la identidad étnica.

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Información que hace la diferencia

Luisa Fernanda Rodríguez, guatemalteca, integrante de la Red de Mujeres Periodistas

 

La mayoría de mujeres de San Lucas Tolimán, Sololá, desconoce el contenido de la Ley de Desarrollo Social. Pese a ello, reconocen que la información relacionada con salud reproductiva ha transformado la vida de muchas familias en esa comunidad.

"Quiero utilizar un método para no seguir más. Quiero una charla, un video para saber cómo puedo dejar de tener tantos hijos", son algunas frases que Febe Guarcas, comadrona de esa localidad, ha escuchado de varias mujeres este año.

El cambio no ha sido fácil, empezando por los hombres o esposos, quienes en su mayoría se oponen a que ellas reciban información o utilicen algún método anticonceptivo.

"Muchas vienen con miedo, pero saben que deben hacerlo porque su cuerpo ya no aguanta con otro hijo", relata Guarcas, quien comenta que la semana pasada una mujer de esa comunidad sufrió complicaciones en el parto. "La fui a ver y escuché que había dos focos -eran gemelos-, pero algo andaba mal; por eso pedí ayuda al doctor. Era su noveno embarazo y ya tenía ochos hijos", añade la comadrona.

Esa historia tuvo un final feliz, porque la mujer fue trasladada a tiempo al Hospital General de Sololá. Tanto la comadrona como la paciente y su familia accedieron a buscar ayuda, gracias a la información y conciencia sobre los factores de riesgo que deben ser atendidos a tiempo por especialistas. El resultado: una madre sana con 10 hijos pequeños.

 

Primer año sin un embarazo

Estos ejemplos evidencian que la adecuada atención y educación en salud reproductiva no sólo mejoran la calidad de vida de las mujeres que han tenido muchos hijos, sino también la de aquéllas que ya no desean tener más y anhelan una mejor vida en pareja.

Además, la comadrona comentó que había recibido la visita de una vecina quien después de tener cinco hijos -con embarazos a intervalos menores de un año- decidió inyectarse para evitar tener más. "Vino feliz porque era el primer año sin estar embarazada e iba a empezar a trabajar para ayudarle a su esposo a mantener a su familia", señaló.

 

Decisión en pareja

El cambio también ha fomentado una mejor relación entre las parejas. Según la comadrona, han sido varias las que, después de escuchar la información, toman una decisión compartida.

Por ello, en este municipio aplauden la posibilidad de que una normativa, como la Ley de Desarrollo Social, genere iniciativas para que la mayoría de la población, incluyendo adolescentes, tenga acceso a la educación en salud reproductiva.

En este poblado, como en muchos otros del país, la desinformación ha provocado que mujeres y hombres se nieguen a utilizar un método anticonceptivo porque su pareja les acusa de tener "varias mujeres u hombres" - aunque suelen ser ellos quienes creen que si una mujer no resulta embarazada o toma algún método es porque tiene vida sexual con alguien más.

También son miles las adolescentes que se enfrentan cada año a un embarazo no planificado por no contar con información. Y en algunos casos pierden la vida por no haber recibido la atención adecuada. El miedo no les permitió comentar lo que les sucedía.

 

Unidas salvan vidas

La información no sólo ha favorecido que menos mujeres mueran y que la calidad de vida mejore. Desde hace varios meses las comadronas de Sololá se han unido para hacer frente a las consecuencias de la costumbre y el machismo.

En la mayoría de poblaciones los partos son atendidos por comadronas, y los esposos, padres y hasta las madres de la embarazada se oponen a que ella sea atendida por un médico.

Esta costumbre, entre otras causas, ha provocado que miles de mujeres pierdan la vida. Por ello, según explica la comadrona Senaida Juárez, se han organizado para hacer turnos en el Hospital General de Sololá.

"Se ha tratado de informar a la población que no debe oponerse a que las mujeres que necesitan atención especializada asistan al hospital, porque allí van a encontrar siempre a una comadrona", cuenta Juárez, quien se prepara porque en noviembre va a realizar un turno.

El año pasado murieron en este municipio tres mujeres al dar a luz; dos eran primerizas y no recibieron atención oportuna; la otra era madre de cinco menores. En lo que va de este año no se ha registrado la muerte de ninguna mujer. Cuando ha habido emergencias, la comunidad -unida gracias a la información- ha podido salvar vidas.

Por ello, las comadronas aplauden cualquier iniciativa, como la Ley de Desarrollo Social, en la que se refrenda, con base en la Constitución, que toda persona tiene derecho a decidir libre, responsable y conscientemente sobre su vida familiar y reproductiva.

"Todo lo que sea informar es bienvenido en este lugar, porque empezamos a notar aunque sea una mínima diferencia", coinciden las comadronas, para quienes la era de la información y atención relacionada con salud reproductiva ha empezado a dar sus primeros pasos.

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Ixcán, ahora

Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

El municipio Ixcán, en Quiché, estaba casi deshabitado antes de los 60. Zona inhóspita que inspira afectos y tristezas. Actualmente, sus pobladores llevan una vida complicada no sólo por la pobreza sino por lo disímil de sus culturas (mam, quiché, q'eqchí, q'anjob'al, no indígena) y creencias. Hace pocos años eran soldados, paramilitares, guerrilleros, refugiados, desplazados, colonos de aldeas modelo o desalojados de otros departamentos; en su mayoría sobrevivientes y víctimas de la represión. Tras la firma de la paz buscan vencer temores y desconfianzas, pero principalmente luchan por sobrevivir en una región donde todo falta.

Tierra de esperanza para familias indígenas sin tierra. Terrenos como prebenda para milicianos y políticos no indígenas. Área colonizada con planes enfrentados de la iglesia católica, la institución castrense y la agencia estadounidense AID. Espacio de enfrentamientos armados entre combatientes del ejército y la insurgencia. Territorio donde se practicó el terrorismo de un Estado contrainsurgente. Lugar cuya población civil sufrió durante casi 20 años la agresión militar por tierra, aire y agua. En Ixcán la violencia trastrocó todo; hay miedo, bandos contrapuestos, hambre y mucho quehacer.

Aún ahora la zona 22 de Playa Grande mantiene sus bases militares y fuerzas móviles. Las consignas "Fortaleza de héroes" -en la entrada- y "Siempre avanzar, siempre atacar" -en su campo de entrenamiento- denotan ninguna compasión por los crímenes cometidos por su personal. Ha reducido el número de sus efectivos a un batallón (llegó a acuartelar siete), aproximadamente 600 hombres y 33 mujeres, y sus instalaciones han sido remodeladas.

Tres relatos a continuación con la idea de perfilar un entorno actual de Ixcán.

 

Los machos cabalgan con la muerte

Ruth Morales, especialista del ejército y guía del Museo en Playa Grande, recita afirmaciones aprendidas, según el ojo militar. El recorrido empieza con sus primeros héroes, cuatro paracaidistas que murieron ahogados en el río Chixoy en 1969. Una maqueta muestra 23 bases de patrullaje, cuya ubicación coincide con los poblados más importantes. Se destaca el papel de las paramilitares Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) como "grupos que dieron seguridad a sus familias y comunidad, hacían turnos de vigilancia con fusiles que les dio el ejército".

Cada una de sus compañías (tres por cada batallón) define sus lemas. Entre las camisetas utilizadas durante el conflicto armado sobresale una: "Los machos cabalgan con la muerte". Otra, usada tras la firma de la paz: "Después del amor, Playa Grande es lo mejor".

¿Qué papel jugó la Fuerza Aérea? "Aquí no bombardearon, sólo apaciguaron". ¿Qué provocó el éxodo de miles de familias hacia tierras mexicanas? "Se fueron porque se habían metido los guerrilleros a sus comunidades, así que mejor se iban".

El Informe "Guatemala Nunca Más", como antítesis de tal visión, contiene testimonios de 51 masacres ejecutadas por el ejército en Ixcán: "en gran parte buscaron eliminar a toda la comunidad, independientemente de su edad y sexo".

 

Salud mental, tema que va para largo

Los avances en el trabajo en salud mental consisten en entender mejor la problemática, relata María Rohr Reyes: "porque estamos explorando un terreno desconocido". La población padece secuelas como desestabilización, carencia de tranquilidad, miedo para hablar sus cosas profundas; hay niños autistas y distraídos; adultos que no duermen o sufren pesadillas. En su opinión, falta muchísimo para que la gente en Ixcán no perciba los problemas de salud mental como vergüenza.

Con base en su experiencia de tres años, la entrevistada procedente de Coatepeque sostiene que mujeres y hombres padecen esta problemática por igual. La diferencia está en que ellas la manifiestan más, en tanto las actitudes machistas de los hombres la ocultan. Hay patrones de violencia contra mujeres, pero todavía no está incluido el factor de violencia en la comunidad durante el conflicto armado. Ella lanza una interrogante: "qué es violencia para las mujeres en Ixcán, si el esposo les da un manotazo y no necesariamente representa una agresión para ellas por lo vivido antes".

María menciona algunos casos tratados. Indígenas buscaron ayuda por la relación conflictiva que viven con sus hijos adolescentes. En las charlas descubrieron que sus descendientes fueron concebidos como resultado de violaciones, pero ninguna se reconocía como víctima de violencia sexual. Una criatura concebida durante los meses de constantes bombardeos, siendo ya una joven vive amarrada y escondida, alejada de cualquier contacto social, ante el temor de sus padres a que se lastime o hiera a otras personas. Un ex guerrillero alucinaba con sus compañeros de combate ya muertos, y su miedo mayor era que otras personas se enteraran de lo que veía. Un ex soldado, atormentado también con alucinaciones, sobrevive con la pensión del ejército ya que su estado psíquico le impide trabajar a pesar de que físicamente se ve bien.

Una experiencia exitosa fue juntar adultos -antes enfrentados- procedentes de Comunidades de Población en Resistencia (CPR) y ex PAC para abordar el tema de violencia doméstica. Reconocieron el maltrato que provocan a niñas y niños, como quemarles las manos con la olla en el fuego. Algunas de sus explicaciones: "Nosotros castigamos a nuestros hijos como a nosotros nos castigaban. Cuando nos militarizaron teníamos que cumplir ciertas condiciones; si no, recibíamos castigos severos". A decir de María, las soluciones podrían ir primero por cuestiones muy generales, antes de entrar a las individuales.

 

Resarcimiento sigue pendiente

Ruth del Valle, activista en derechos humanos, cuenta que hace seis años sólo era posible llegar a Ixcán por avioneta; hoy, con un buen vehículo, en ocho horas hace el recorrido desde la capital, siempre y cuando no llueva mucho. En sus 17 viajes ha acumulado variadas experiencias.

Entre ellas, verificó los avances en el trabajo que realizan promotores educativos en comunidades de retornados como Nueva Generación Maya, Ixtahuacán Chiquito y Victoria 20 de Enero. Comenta la satisfacción de las personas asistentes a la presentación del Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), referido específicamente a Ixcán, al ver contenidos ahí sus testimonios.

Ruth del Valle habla de su relación con familias de ex refugiados y ex pertenecientes a las CPR, ambos sobrevivientes de la represión contrainsurgente; unos salvaron la vida saliendo del país y otros huyendo a la montaña. Se refiere a situaciones complejas que han vivido estos conglomerados,  al enfrentarse entre sí por problemas de tierra. Cuando los primeros retornaron, algunos de sus terrenos estaban ocupados por gente que había salido al claro (bajado de la montaña).

Falta mucho por hacer a fin de superar ese tipo de confrontaciones. Sobre todo urge que el Estado cumpla con su obligación de resarcir todo el daño causado por arrasar comunidades enteras. Según el X Censo Poblacional y el V Habitacional de 1994, sumaban más de 38 mil (93 por ciento en área rural y más del 70 por ciento indígena), alrededor de la mitad vivían en ranchos o casas improvisadas. Además, el 90 por ciento carecía de agua y energía eléctrica. Sólo 44 casas contaban con drenaje.

 

Bibliografía

·         Tierra, Guerra y Esperanza. Memoria del Ixcán 1966-1992. Informe REMHI. Guatemala, 2000.

·         Guatemala Nunca Más II. Los mecanismos del horror. Informe REMHI. Guatemala, 1998.

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Secretaría Presidencial de la Mujer

Políticas públicas a favor de reducir

la violencia contra las mujeres

—CONAPREVI—

 

El reglamento de la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar fue aprobado en el Acuerdo Gubernativo No. 831-2000, emitido el 24 de noviembre del año pasado. Este reglamento crea la Coordinadora Nacional para la Prevención de Violencia Intrafamiliar y contra la Mujer (CONAPREVI), la cual tiene a su cargo coordinar, asesorar e impulsar políticas públicas relativas a reducir la violencia Intrafamiliar y violencia contra las mujeres, retomando en su mandato los preceptos de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.

La CONAPREVI fue instalada el 5 de enero del 2001 y está constituida por: Sector Público: Presidente de la República representado por la Secretaría Presidencial de la Mujer con la Dra. Lily Caravantes; Presidente del Organismo Judicial representado por la Licda. Zenaida Escobedo; Fiscal General de la Nación representado por la Licda. Sandra de Aldana; el Programa de Prevención y Erradicación de la Violencia Intrafamiliar (PROPEVI) representado por Licda. Virginia Midenci. Sector Privado: Red de la No Violencia contra la Mujer representada por la Licda. Hilda Morales, Giovanna Lemus y Vivianne Dardón.

A lo interno CONAPREVI está organizada en:

 

·         Una Plenaria que sostiene reuniones mensuales.

·         Una Junta Coordinadora, que tiene como función agilizar los acuerdos políticos de la Plenaria y está integrada por la Secretaría Presidencial de la Mujer, el Organismo Judicial y la Red de la No Violencia contra la Mujer.

·         Tres comisiones de trabajo

1. Comisión de Investigación, Análisis y Estadística.

2. Comisión de Comunicación Social.

3. Comisión de Apoyo Integral y Rehabilitación.

 

Atribuciones y funciones más importantes de CONAPREVI

 

1.      Impulsar a nivel nacional las políticas públicas relacionadas con la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia intrafamiliar y contra las mujeres, así como dictar las disposiciones que se requieran para su implementación.

 

2.      Vigilar el cumplimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.

 

3.      Elaborar en forma participativa con las entidades que la conforman y otras que conozcan el tema, los informes nacionales ante la Comisión Interamericana de Mujeres, a que se refiere el articulo 10 de la Convención de Belem do Pará.

 

4.      Cumplir y hacer que se cumpla la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar.

 

5.      Coordinar y asesorar a las instituciones competentes de conformidad con el texto de la ley y su reglamento, a fin de evitar la duplicidad de esfuerzos y la indefensión de las personas afectadas.

 

6.      Fomentar y recomendar la modificación de prácticas consuetudinarias que eliminen la persistencia o la tolerancia de la violencia intrafamiliar y contra las mujeres.

 

7.      Recomendar la modificación de los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, cambiando el diseño de programas de educación formal y no formal, en todos los niveles del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto con el fin de contrarrestar prejuicios, costumbres y todo tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad de cualquiera de los sexos, así como en la aplicación de estereotipos para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la violencia de unos hacia otros.

 

8.      Fomentar la educación y capacitación del personal de la administración de justicia que es el responsable de la aplicación de la Ley, la Policía Nacional y en general los funcionarios/as encargados/as de la elaboración y ejecución de las políticas públicas que la impulsen.

 

9.      Estimular programas educativos, gubernamentales.

 

10.  Incentivar a los medios de comunicación para que elaboren directrices adecuadas de difusión que contribuyan a prevenir y erradicar la violencia Intrafamiliar y contra las mujeres, en todas sus formas y manifestaciones, y en especial a realzar el respeto a la dignidad humana.

 

11.  Estimular la investigación y recopilación de estadísticas e información pertinente sobre las causas, consecuencias, efectos y frecuencia de la violencia intrafamiliar y contra las mujeres, con el fin de evaluar e implementar las medidas estatales.

 

12.  Ofrecer alternativas de tratamiento y rehabilitación a las personas agresoras tomando en cuenta, entre otras cosas, su doble condición de haber sido afectadas en su temprana edad por la violencia y de ser agresoras en la edad adulta.

 

13.  Intervenir en casos de coacción y amenazas contra las personas que denuncien, tramiten la denuncia o que se ocupen de brindar asesorías, atención y/o albergue a las personas afectadas.

 

14.  Ejercer las demás funciones y atribuciones que le correspondan para el cumplimento de su cometido, de conformidad con la Constitución Política de la República de Guatemala, los Convenios y Tratados Internacionales en materia de violencia intrafamiliar y contra la mujer, la Ley, el reglamento y otras disposiciones.

 

CONAPREVI también tiene a su cargo el cumplimiento del eje de Violencia contra la Mujer, contenido en la Política Nacional de Promoción y Desarrollo de las Mujeres Guatemaltecas y el Plan de Equidad de Oportunidades 2001-2006, que se fundamentan en la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y en la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer. También contribuirá a transformar los modelos de conducta sociales y culturales fundamentados en la opresión hacia las mujeres.

Otro de sus compromisos es elaborar el Plan Nacional de Violencia Intrafamiliar y contra la Mujer, para lo cual se encuentra realizando el Diagnóstico Nacional de la Situación de Violencia contra las Mujeres.

A casi un año de la aprobación del reglamento de la CONAPREVI, reconocemos que al institucionalizarnos como el ente coordinador y asesor de políticas públicas sobre violencia contra las mujeres, ha sido un proceso difícil poder concretar el mandato que tenemos. Sabemos que no lo haremos solas y que somos una pieza más del rompecabezas, para erradicar el problema de la violencia contra las mujeres.

 

Secretaría Presidencial de la Mujer

spmujer@intelnet.net.gt - Telefax: 288-6016 y 288-6407

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Movida departamental

 

Intimidan a investigadora

La investigación académica "Ejercicio y formas de representación del poder de la elite local ligada a las fuerzas armadas", le ha valido a la historiadora Matilde González Izás, de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (AVANCSO), una serie de amenazas contra su integridad personal.

En su trabajo analiza lo que sucede en el interior de las localidades expuestas a políticas de carácter contrainsurgente de largo plazo. Da seguimiento al proceso de empoderamiento de una elite local ligada a la estructura del ejército, a los factores que contribuyeron a fortalecer su poderío en los años 90, en San Bartolomé Jocotenango, Quiché, y San Idelfonso Ixtahuacán, Huehuetenango.

Las intimidaciones iniciaron a partir de la redacción final de dicha investigación. Organizaciones de derechos humanos están exigiendo que se esclarezca el caso y se le brinde protección a Matilde González Izás.

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II Congreso de los Derechos de la Mujer

Agilizar las reformas legales para facilitar la documentación de las guatemaltecas a fin de garantizar sus derechos ciudadanos, fue una de las demandas de las 700 participantes al II Congreso de los Derechos de la Mujer, realizado en octubre en Cobán, Alta Verapaz, e impulsado por la Procuraduría de Derechos Humanos.

Durante dos días, mayas, xincas, garífunas y ladinas procedentes de diferentes partes del país discutieron sobre sus derechos de participación ciudadana y política. En su declaración final se comprometieron a dar su aporte a la reconstrucción del tejido social, impulsando acciones de sensibilización con equidad de género para combatir las prácticas violentas, paternalistas y discriminatorias que son obstáculos para su desarrollo y la vigencia de sus derechos humanos.

Al comentar los resultados de la actividad, varias destacaron la importancia de conocer sus derechos como mujeres, lo que les da valor para participar.

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Crisis del café afecta más campesinas

Campesinos de seis departamentos del país coincidieron en señalar que las mujeres están viviendo la peor parte ahora que no hay trabajo en las fincas, ya que trabajan más y algunas se exponen a muchos peligros porque tienen que migrar. Éstas fueron algunas de las conclusiones de la reunión del 19 de octubre, realizada en San Marcos para analizar cómo les afecta la crisis del café.

"Antes nunca se veía a las mujeres fumigar, ahora van cargando insecticidas de seis galones", dijo uno de los trabajadores. Otro explicó que en algunas fincas prefieren contratar mujeres porque les pagan menos, no les dan garantías laborales y ellas hacen mejor el peinado. Como parte de sus reflexiones, hicieron un llamado a evitar cualquier maltrato a sus compañeras de vida.

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Denuncia contra partido oficial

Alcaldes comunales y delegados de Totonicapán exigieron al gobierno que cese de condicionar apoyos a proyectos de mujeres. En un comunicado denunciaron que personeros del partido oficial amenazan con retirar cualquier apoyo si ellas no asisten a las concentraciones del FRG, de tal manera que instituciones como FONAPAZ o el FIS niegan blocks, láminas y otros beneficios a las mujeres de esa zona que no participen en los mítines eferregistas.

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Movida internacional

 

Asesinato de abogada mexicana, crimen político

(Cimac-México) La justicia y protección de los derechos humanos eran las causas que defendía la abogada mexicana Digna Ochoa. En mayo de 1999 recibió la medalla "Roque Dalton" en reconocimiento a su labor profesional. Entre los casos que investigaba se demostraban violaciones al derecho a la vida cometidas por militares de su país.

Digna Ochoa fue asesinada con arma de fuego en su despacho. Junto a su cuerpo, los victimarios dejaron una nota en la que amenazaban de muerte a integrantes de un centro de derechos humanos en el que hace más de un año ella coordinaba el área jurídica. Su muerte ha merecido innumerables condenas. Autoridades de justicia han reconocido que se trata de un crimen político.

En un artículo de Marlon Carrión se mencionan algunos de los casos que investigaba: las viudas de Aguas Blancas, Chiapas (cuyos esposos fueron masacrados), los campesinos ecologistas encarcelados en Guerrero, la apertura del fuero militar al civil y otras denuncias que involucraban al ejército mexicano.

El movimiento de derechos humanos de Guatemala, a través de la Alianza contra la Impunidad, condenó enérgicamente el que calificó de vil asesinato y exigió al gobierno de México una investigación exhaustiva y el esclarecimiento de los responsables.

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Mujeres rechazan la guerra

Desde el 11 de septiembre, tras los actos terroristas en Estados Unidos, miles de mujeres del mundo han manifestado contundentemente su absoluto rechazo a la violencia implicada en el contraataque de ese país sobre el pueblo de Afganistán y cada día han insistido en una solución pacífica al conflicto.

El Comité en Canadá de la Marcha Mundial de Mujeres llamó a una movilización internacional el 5 de octubre, recordando que la guerra no es la respuesta a crímenes atroces contra la humanidad, y dado que el deseo de venganza conduce a más violencia, nuestra única esperanza reside en la búsqueda de la paz.

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Honorabilidad y más terrorismo en Estados Unidos

En Berkeley, California, la concejala de gobierno Dona Spring y la alcaldesa Shirley Dean asumieron una postura honrosa al liderar la oposición oficial del Cabildo de esa ciudad a los bombardeos contra Afganistán. Su propia dosis de aplausos merece Barbara Lee, diputada demócrata por California quien fue la única en el Congreso que votó contra la respuesta militar de Estados Unidos.

En ese país las mujeres enfrentan otro particular tipo de terrorismo: el pasado 15 de octubre, 110 clínicas privadas que realizan abortos recibieron cartas que contenían polvos blancos y cuya procedencia podría rastrearse al grupo extremista antiaborto Ejército de Dios. Las cartas aseveraban: "Ya están expuestos al ántrax. Los mataremos a todos". El examen preliminar de uno de los sobres reveló la presencia de la bacteria. Según el Buró Federal de Investigaciones (FBI), los envíos parecen ser "un esfuerzo coordinado de un grupo radical antiaborto para clausurar las clínicas en todo el país".

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