~laCuerda~ No. 39 - Octubre del 2001

laCuerda

Una mirada feminista de la realidad

 

Año 4, No. 39

Guatemala, octubre/2001

 

 

QUE FLOREZCAN MIL ENCUENTROS

Editorial

Preocupaciones

Entrada

Distintos feminismos (Rosalinda Hernández Alarcón)

Sumario noticioso

Mayra Gutiérrez

La médula

Que mil flores se abran (Walda Barrios)

Hacia la trascendencia de lo efímero (Ana Leticia Aguilar)

Diversidad entre mujeres (Delfina Mux Caná)

Voluntad para escuchar (Rosalinda Hernández Alarcón)

Compartiendo subjetividades (Mónica Salas)

Vida

Invasión, no conquista (Wendy Santa Cruz)

Un 20 de octubre en Guatemala (Patricia Samayoa Méndez)

La paseante

Esos otros espacios (Anabella Acevedo)

Sólo las mujeres rescatamos a las mujeres (Rosina Cazali)

¡Que se escuche el eco! (Claudia Navas Dangel)

Femina sapiens

Ética y sexualidad de las mujeres en la edad madura (Graciela Hierro)

Esta boca es mía

Antídoto contra el terrorismo (Lucía Escobar)

La catedral de las cinco por un nino eterno (Adelma Bercián)

Masculino sí, pero ¿cómo? (Gustavo Berganza)

Maternidad libre y voluntaria: ¿Sueño imposible? (Renée de Flores)

Mujeres en pedales (Alma Palma)

Aquí y ahora

Caso Myrna Mack: Juicio a una perversa estrategia intelectual (Carmen Aída Ibarra)

Acoso sexual: ¿Es un delito? (Hilda Morales Trujillo)

Expresiones infantiles de la cultura maya (Wendy Santa Cruz)

Breves

·        Reconocimiento a colegas

·        Democratizar el poder

·        Comadronas en Ixcán

·        Sector eléctrico y equidad de género

·        Hambre y pobreza

·        «Voces de posguerra»

·        15 de Octubre – Día Mundial de la Mujer Rural

·        II Congreso sobre Derechos de la Mujer

·        Marcha del 20 de octubre

Campo pagado

Reformas al Código de Trabajo (Secretaría Presidencial de la Mujer)

 

 

 

 

Editorial

Preocupaciones

 

Nos preocupa que la atención pública se manipule arbitrariamente o se desvíe hacia asuntos lejanos, mientras aquí los problemas van creciendo. Da la impresión que los medios de comunicación pueden llevarnos por donde quieran, hasta enajenarnos o pasmarnos. Hay que estar contracorriente, buscar por otros sitios, hablar y comentar, para seguir al tanto de la realidad. No basta con ver las pantallas para enterarse de lo que sucede. Nomás hay que hablar con la gente de a pie para saber cómo estamos.

Aquí, la gente tiene hambre. Ése es un grave problema que no se ubica únicamente en la zona de Camotán. En el altiplano, en la selva, en la costa, la gente tiene miedo de pensar qué va a comer el año entrante, ya sea porque perdió la cosecha, se quedó sin empleo, o por el aumento del costo de vida. La pobreza hace crecer el número de niñas y niños en las calles, la prostitución; proliferan enfermedades de todo tipo. La población sueña con irse, escapar. Venden tierras o sus productos por debajo de su valor. Igual les ocurre a las artesanas, las empleadas de maquila, las trabajadoras en casa ajena: terminan regalando su trabajo para obtener menos del salario mínimo. Con eso escasamente se sobrevive.

Por otro lado, vemos cómo el sistema de justicia sigue en el atolladero, arrinconado por los grupos ligados a la violencia dentro del ejército, que están impidiendo a toda costa que se lleve a cabo el proceso contra los autores intelectuales del asesinato de Myrna Mack. Son 11 años desde que empezamos a leer, escuchar y presenciar la lucha de la familia y de Helen Mack por esclarecer un crimen que comprobadamente tuvo motivos políticos, que fue planificado y ejecutado por miembros del ejército como parte de su política de seguridad nacional. Llevar a los tribunales a tres militares es enfrentar al poder que ha dominado este país en los peores tiempos de violaciones a los derechos humanos. Pero también es ocasión de la sociedad para romper con la impunidad. Se trata de que impere la justicia para todos.

También nos inquieta observar las actitudes de miembros de la iglesia católica que siguen oponiéndose tercamente a aceptar que en Guatemala las familias no son como en sus cuentos de hadas. Muchas mujeres somos el sostén económico y afectivo de hermanos, hijos y otros parientes. Miles de hombres son incapaces de asumir sus responsabilidades, tienen hijos por todas partes y los van dejando en el abandono. Los sacerdotes -que supuestamente nada saben de sexualidad y reproducción- deberían escuchar y ver atentamente cómo padecen las jóvenes con embarazos tempranos, cómo les cuesta a las mayores con el chorro de patojos y cómo, finalmente, las enfermedades y padecimientos crecen por falta de educación e información sexual. Mejor fuera que se callaran, en vez de obstaculizar e impedir avances en materias que ellos no tienen por qué controlar.

De nuestra parte, pensamos que opinar y pronunciarnos es importante, aunque con ello no mucho cambie. Pero soñamos con que otra gente se contagie, o al menos reflexione y considere si vale la pena seguir callando, dejándose llevar, cual manada, hacia la destrucción y la guerra. Para la ciudadanía es difícil hablar, tomar partido, participar políticamente; todavía se siente el miedo rondando las esquinas. Es lamentable ver que la indiferencia y el estancamiento hacen presas de grupos acomodados, que prefieren pasar de todo. Son muchos los años que los guatemaltecos no hemos podido ni siquiera diseñar nuestro futuro, no digamos hacerlo. Afortunadamente, la mecha no se ha apagado. Todavía hay quienes no cejan y siguen trabajando. Quizá no somos los más, pero sí somos los que siempre insistimos para que en Guatemala se pueda vivir dignamente, con libertad, paz y justicia.

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Distintos feminismos

Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

Un mes después de realizado el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, cabe iniciar una evaluación acerca de si las reflexiones teóricas ahí realizadas tienen algún referente con las estrategias del movimiento social de mujeres en Guatemala. Tarea que desde luego trasciende el campo de la academia.

En Antigua, donde tuvo lugar esta actividad, se esbozó y habrá que continuar la reflexión humanista, económica, filosófica, histórica, cultural y política. La revisión del discurso feminista promovida a través de seis ejes temáticos, aunque somera fue importante, dada la complejidad que representa separar el activismo social y político del trasfondo teórico. El eje ausente fue el referido a la sexualidad. Oportunamente en una mesa específica éste se abordará en la misma ciudad a finales de octubre en el Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS).

Entre las participantes, feministas y no feministas, convencidas o no de la teoría de género, reflexionamos sobre lo que queremos cambiar del mundo. Dos conclusiones reiteradas: el feminismo como filosofía es una propuesta de cambio y la existencia de diferentes feminismos como contribución al respeto a las diferencias.

La reunión mostró el crecimiento de las latinoamericanas y se habló de un feminismo regional. Una masa está creciendo y enriqueciéndose. El Encuentro denominado mesoamericano no estableció una frontera definida. Sus organizadoras se propusieron rebasar el entorno guatemalteco para abrir la posibilidad de un intercambio entre países y lo lograron.

Tras la experiencia vivida por cientos de guatemaltecas, quienes por primera vez participaron en una actividad de este tipo, se hicieron terrenales y viables enunciados que antes eran algo etéreo. Se habló acerca de las diferencias entre los sexos, de cuáles son las estrategias que queremos las mujeres, y desciframos nuestro imaginario en el que predomina la búsqueda por mejorar nuestra calidad de vida.

Uno de los retos posibles es alentar una nueva época desde la academia en Guatemala, a fin de que contribuya a construir una sociedad más equitativa vista desde una perspectiva de género, intercultural y del medio ambiente. Si las universidades y facultades abren las puertas a las distintas corrientes de pensamiento del feminismo, apoyarán sin duda cambios para una vida mejor de las mujeres.

 

Percepciones de observadoras

Las organizadoras y colaboradoras de la actividad referida ya la han evaluado. A tales valoraciones cabe agregar una lectura de quienes centraron su participación en escuchar y observar. No por discreta hay que echarla en el olvido.

Algunas asistentes se identificaron al descubrir realidades distintas y comunes, luego de escuchar diferentes recorridos históricos que muestran cómo la subordinación y discriminación contra las mujeres han sido una constante.

La escasa o poca formación no se tradujo en autocensura. Ellas calificaron sin complejos las ponencias: excelentes, regulares y otras carentes de aporte alguno. Voces jóvenes reconocieron que este evento les ayudó a perder el miedo, "a reafirmarme en mis inquietudes, a ratificar mi posición de incursionar al tema del feminismo". Sin barreras exteriorizaron su oposición a ciertas corrientes del feminismo que les son ajenas.

En otras fue obvia su preocupación por la escasa asistencia de hombres y por la falta de propuestas para ellos. Cabe señalar que si bien el Encuentro estaba convocado para analizar los aportes académicos de mujeres, hubo puertas abiertas para aquellos interesados en presentar las suyas.

Unas más se identificaron con el desafío de reivindicar sus derechos al mismo tiempo de convivir y disfrutar con los hombres, actuar por un mundo mejor para ambos, por una moral no sexista.

En suma, el evento fue satisfactorio y exitoso por su efecto de sacudir el imaginario hacia las posibilidades de cambio. Para algunas fue una experiencia nueva e inolvidable: se sintieron motivadas a entrar de manera más sistemática al campo intelectual a fin de comprender la situación que viven las mujeres y encontrar caminos más allá de la academia.

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Sumario noticioso

laCuerda

 

Destacan deportistas guatemaltecas

Euda Carías obtuvo la medalla de oro en la categoría de 52 kilogramos en el Primer Campeonato Panamericano de Tae Kwon Do, realizado en Viña del Mar, Chile. También fue declarada "la mejor de América" por los jueces y organizadores del evento debido a su excelente participación. Yolanda Castañeda consiguió el oro en la categoría de 44 kilogramos; Cila Flores obtuvo medalla de plata en los 46 kilos y Ligia Cóbar logró el bronce en los 67 kilos.

Bárbara Afre se hizo acreedora a la medalla de oro en el nivel modificado de la rama femenina en la XI Copa Monja Blanca de gimnasia, llevada a cabo en el Polideportivo de esta ciudad. En el evento participaron 24 gimnasios y representantes de seis países centroamericanos. Fabiola Aycinena y Shuandy González obtuvieron medallas de plata y bronce, respectivamente. En gimnasia rítmica el oro fue para Crista Gómez.

 

Crisis alimentaria

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) reportó que 12 mil familias de pequeños agricultores serán afectadas por una crisis alimentaria en Guatemala en los próximos meses, debido a la pérdida del 80 por ciento de la primera cosecha del año. Además, en su informe la agencia caracterizó el problema de la tenencia de la tierra como uno de los obstáculos para el desarrollo, ya que la elevada concentración de la misma es un impedimento para la reducción de la pobreza. Las más afectadas son las mujeres debido a las grandes desigualdades por razones de género en la sociedad.

 

Bordan un mejor futuro

Según cables de la agencia CIMAC, de México, bordadoras guatemaltecas y mexicanas participaron en la Feria del Bordado Maya Comercial 2001 en Mérida, Yucatán. El objetivo de la actividad fue darles nuevas alternativas para la comercialización de sus productos artesanales. La feria fue promovida por el Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM), que desde hace cinco años ha brindado acompañamiento a grupos de bordadoras que contribuyen a preservar los recursos naturales.

 

Obtienen cédula de vecindad

Más de mil mujeres obtienen su cédula mediante un programa de documentación ejecutado en distintas comunidades de Petén desde hace cinco meses. Es promovido por la Asociación de Mujeres Ixquic, en coordinación con la Comisión de Género integrada por la Defensoría de la Mujer de la Procuraduría de Derechos Humanos, varias municipalidades y organizaciones no gubernamentales del área. Con documentos, ellas estarán en mejores condiciones para acceder a la tenencia de tierra e integrar comités pro mejoramiento y cívicos, entre otras oportunidades.

 

Desigualdad de acceso a vivienda

El acceso a la vivienda es desigual en Guatemala, establece un informe de MINUGUA. Los principales factores que lo determinan son el nivel de ingreso familiar, lugar de residencia y pertenencia étnica. Sólo el 12 por ciento de viviendas es considerado como bueno en cuanto a calidad de materiales y apenas el 23.4 cuenta con servicios básicos. Pese a que las mujeres (jefas de hogar) son quienes más invierten en la introducción de estos últimos, son las que menos acceso tienen a vivienda propia. El reporte señala la ausencia de una política pública de vivienda efectiva, así como la debilidad del marco institucional, financiero y legal predominante.

 

Más víctimas de la violencia

Katlen Marike, originaria de Bélgica, y la alemana Ana Stevens fueron violadas por delincuentes armados de machetes en Santa Cruz la Laguna, Sololá.

El cuerpo de Alejandra Marroquín, de 25 años, fue hallado sin vida en el interior de su vivienda en Escuintla, con el rostro y cráneo destrozados.

Manuela Paz López fue muerta a balazos en Sacatepéquez.

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INSISTIMOS

Byron Barrientos y Alfonso Portillo deben responder

qué pasó con Mayra Gutiérrez.

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Que mil flores se abran

Walda Barrios, guatemalteca, abogada y doctora en Sociología Rural

 

Después del trascendental Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, sobre el que se ha escrito, dicho y comentado que sobrepasó toda expectativa imaginada, tanto de organizadoras como de asistentes, ¿qué nos planteamos en el Área de Género de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)?

Lo más importante es poder dar seguimiento a ese caudal de anhelos que quedaron patentizados en el Encuentro, básicamente alrededor de dos preocupaciones: la estrictamente teórica, del abordaje desde las instituciones de enseñanza superior y de investigación sobre el tema; y la militante y de transformación de las conciencias, desde los ámbitos de la vida cotidiana hasta los espacios laborales e institucionales, para fomentar la equidad de género y el respeto por las diferencias.

Puesto que las vidas de las personas no se separan de las cuestiones que se hacen en los espacios laborales y de construcción teórica, el reto del feminismo y ahora de los estudios de género es integrar los mundos académicos, de producción intelectual, con las cosas sencillas de la vida cotidiana para tener resultados verdaderamente holistas.

El Área de Género desea convertirse en motora de la Red que se inició en el encuentro y continuar motivando la reflexión y el intercambio fructífero de todas aquellas personas que deseamos sociedades más equitativas, democráticas y respetuosas de las diferencias.

En el Encuentro fue imposible no evocar la máxima maoísta: que mil flores se abran, que florezcan mil escuelas. Es lo que esperamos del futuro de los estudios de género, en Guatemala y la región.

El Área de Género trabaja alrededor de tres acciones básicas: proyectos de investigación, cursos de formación y actividades de sensibilización y difusión.

Son tres formas diferentes de incidencia. Con la investigación se busca producir conocimientos sobre la situación de las mujeres y generar marcos de análisis que faciliten la mejor comprensión de los problemas, así como la búsqueda de soluciones y propuesta de alternativas.

Los cursos de formación buscan dotar a las mujeres de herramientas básicas para ejercer sus derechos y contribuir a su empoderamiento.

Dado que una de las ideas centrales del Área de Género es contribuir al cambio de conductas, ésta participa en diversos foros en los que puede proyectarse hacia la comunidad y formar parte del movimiento de transformación social. Por ejemplo, se participó en los diversos talleres de discusión de la Ley de Población.

El reto inmediato es fortalecer la Red para que ésta tenga vida propia y que los anhelos e inquietudes develados en el Encuentro vayan tomando forma no sólo en proyectos de investigación, académicos y de denuncia, sino en cambios reales en las vidas personales, en las instituciones y hasta en la idea de un nuevo país.

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Hacia la trascendencia de lo efímero

Ana Leticia Aguilar Theissen, guatemalteca, socióloga y feminista

 

En el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, realizado por FLACSO, sólo participé en una conferencia central, para la cual fui invitada a hablar del feminismo en Guatemala (en la región, decidí yo) y en la que, por confusión en el programa, mucha gente esperaba que comentara la ponencia de Graciela Hierro.

En el tema de los estudios de la mujer, la academia se sumó tarde a la convocatoria. Convocatoria generalmente carente de recursos, marginal y marginalizada, pero persistente y resonante; eso sí: a fuerza de mantener nuestra presencia y de años de transitar como mujeres y, en tanto tales, por una senda específica de identidad. De querer legitimar el tema en todos los ámbitos.

No es desde la academia que se ha ido generando un discurso. Las feministas de este país no hemos encontrado un nicho cálido en esos espacios, sino todo lo contrario. La producción académica de las mujeres, en función del estudio de sus propias circunstancias, apenas empieza a abrirse en el país y en la región. Las principales investigaciones, reflexiones, análisis de esta temática, no vienen de espacios académicos institucionales. En casi todos los casos, las iniciativas han sido de feministas vinculadas a espacios de acción y creación política, artística, cultural o de la cooperación internacional.

FLACSO no es la excepción. El que asumiera la temática como necesaria y posible ocurrió solamente después que Alicia Rodríguez abriera el Área de Estudios de la Mujer y de las Relaciones de Género (como se llamaba antes de su salida de esa institución) y soñara, diseñara y le gestionara proyectos. El deseo del periodo, como fase culminante, se cifraba en realizar un Congreso Feminista, instalado en y desde la academia, que diera cuenta del aporte del pensamiento feminista a las Ciencias Sociales y explorara alternativas para el pensamiento social guatemalteco.

La idea original del Congreso Feminista se deslizó, sin embargo, hacia un lugar común: un Encuentro de Estudios de Género. Y en ese contexto se llevó a cabo: solamente después que, valientemente, Walda Barrios y las mujeres del equipo de FLACSO decidieran retomar y emprender este recorrido; después que cientos de otras se sumaran al llamado y acudieran al recinto.

La convocatoria fue magnífica y, según sé, se mantuvo entre 700 y 800 mujeres todos los días. Esto habla de dos cosas para mí: la avidez de conocimiento del tema que hay en el medio y la necesidad de intercambiar las mutuas experiencias y lo que hasta ahora sólo son incertidumbres.

El Encuentro trascenderá por lo que significa real y simbólicamente: cientos de mujeres hablando, confabulando, analizando, durante cuatro días, sus propias circunstancias, desde sí mismas y entre ellas. Espacio y tiempo valiosos, arrebatados a la cotidianidad, pensando e inquiriendo sobre su pasado, su presente, su futuro. Toda esa energía tendrá consecuencias positivas en la vida de todas esas mujeres y de su entorno, eso es indudable. Menos mal.

Mujeres de todos los países de la región y algunas de otros continentes, de todos los orígenes y condiciones socioculturales, con ideas coincidentes o abiertamente distintas, contradictorias, intercambiaron sus diversos saberes.

Algunas ponencias buenísimas, según comentan; otras buenas, otras normales. Todas puestas a debate, sujetas a intercambio, al comentario. De manera que 800 mujeres rompieron por cuatro días el silencio, los cerrojos, abrieron ventanas, puertas, exploraron rincones y sombras, encontrando rendijas para colarse y escabullirse momentáneamente de la opresión. Esto es libertario.

Qué bueno que hubo Encuentro. Qué bueno que acudieron 800 mujeres. Qué bueno que tuvieron espacio para autonombrarse y nombrar a los otros. Qué bien que hubo libertad para expresarse y voluntad de diálogo.

Ahora hace falta decidirse a mantener en vigencia el sentido simbólico de tal convocatoria, de esa presencia masiva. Falta estar dispuestas como colectivo genérico a subvertir el orden siempre y en todos los planos, a saltar del discurso refuncionalizado, a la transgresión y el cuestionamiento del discurso, a la transformación de las condiciones de opresión y subordinación de las mujeres, de la expropiación de sus cuerpos, de su capacidad reproductiva, de su trabajo.

A las feministas nos queda la tarea de analizar los contenidos abordados, de recoger y retomar los debates que quedaron bosquejados e incorporar otros no menos importantes de nuestra agenda, como el de la sexualidad, o el del aborto, el de la autonomía, o el de la construcción del sujeto político feminista.

No fue el Encuentro el Congreso Feminista; ése para nosotras está pendiente. Sin embargo, abona en esa dirección. La sola posibilidad que se ha abierto es deslumbrante.

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Diversidad entre mujeres

Delfina Mux Caná, guatemalteca, maya kaqchikel

 

Cuando se habla de la diversidad en espacios de la sociedad civil en general o del movimiento de mujeres en particular, es común escuchar: "Si tenemos que adecuar la propuesta de género a cada comunidad o grupo étnico, resulta muy complicado y se necesita de más recursos. ¿Cuál es el problema? Si al final todas somos mujeres, seres humanas con derechos y obligaciones. Al final todas somos iguales".

El problema es que con ese discurso no se puede avanzar en el reconocimiento de la diversidad ni de sus distintas manifestaciones, ya que se pretende subsumir en el "todas somos iguales" una serie de temores, prejuicios y desacuerdos que no se han podido develar y analizar a profundidad. Además existe un cuestionamiento constante de las demandas que pretenden visibilizar y respetar las diferencias. Y eso que la diversidad obviamente no se reduce a la de índole cultural.

Lo anterior fue un tema bastante discutido en el reciente Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, en el que varias mujeres mayas plantearon sus desacuerdos a las diversas formas de discriminación y opresión de las que son objeto en la sociedad nacional, pero principalmente en su propia cultura y en los espacios organizados de mujeres. Algunos de los cuestionamientos planteados fueron: ¿Por qué se homogeniza a las mujeres mayas y no se reconoce la diversidad de ellas por su posición política, de clase, edad y grupo étnico al que pertenecen? ¿Por qué se las identifica únicamente como sinónimo de campesina, ama de casa, trabajadora de casa particular, etc.? ¿Por qué se valora constantemente sólo el papel que han jugado como "guardianas y transmisoras de la cultura", pero no se cuestiona los efectos negativos de este papel, por haberlo realizado solas? ¿Hasta cuándo género e interculturalidad o género y cosmovisión maya van a ser parte de la agenda de la sociedad nacional y no solamente de las mujeres mayas?

Lo interesante es que esos cuestionamientos se hayan planteado como parte de las agendas de trabajo de diversas mesas, aunque no se pudiera profundizar en el abordaje de los mismos, por cuestiones de tiempo y la falta de una cultura de debate que permita hacerlo sin que ninguna de las partes se sienta agredida. Uno de los grandes retos, entonces, es seguir generando este tipo de espacios y consolidando diálogos abiertos que permitan al movimiento de mujeres construir una vida libre de racismo y discriminación por clase, género, etnia, edad, posición social u opción sexual.

Lo positivo del evento es que propició el espacio para el encuentro y la reflexión de este tema y contribuyó a que mujeres mayas, ladinas y negras, entre otras, expresaran sus opiniones y posiciones respecto a una diversidad de temas.

Quizá el gran reto lo constituya la construcción y la resignificación de la cultura política desde las mujeres para que en próximos congresos se pueda establecer diálogos más abiertos y eso permita aceptar la diversidad de posiciones políticas o la variedad de opiniones respecto a un mismo tema.

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Voluntad para escuchar

Rosalinda Hernández Alarcón, laCuerda

 

El intercambio de opiniones es rico cuando existe voluntad para oírse unas a otras. Esto sucedió en el Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, a decir de Guadalupe Espinosa, directora regional del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM) para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana.

En una breve conversación con laCuerda, ella calificó el evento como interesante porque no hubo presiones para tomar posiciones: "No me imaginaba que tuviera esta naturaleza tan amplia, sobre todo por tratarse de una convocatoria centroamericana, en particular de Guatemala".

La socióloga mexicana indicó que la amplia convocatoria demuestra la necesidad grande de investigación, reflexión y búsqueda de estrategias en términos de mujeres. "Ha tenido lugar un foro en el que se echó a andar la creatividad", agregó.

Con respecto al debate feminista, opinó que si bien hubo similitud en algunos aspectos con otros eventos realizados en Latinoamérica, lo importante es haber hecho patente que existen muchos feminismos y cada quien trabaja por la veta que más le gusta; también eso lo hizo interesante. "Hay grupos que tienen como norma pasar el feministómetro, para conocer qué temperatura tiene cada uno. También hay otras visiones que no lo observan. Creo que las opciones son muchas y, dentro de éstas, las estrategias son distintas". En este intercambio también se vio la necesidad de flexibilizarse y negociar, resaltó.

La funcionaria, quien abordó el tema "Género y macroeconomía", manifestó que el apoyo de la ONU tiende a disminuir a nivel general. En términos de la ayuda internacional hay un recorte serio que responde a la crisis económica mundial, no sólo en los países latinoamericanos; existe una polarización de los recursos hacia ciertas áreas. "Ese recorte nos está haciendo pensar cómo seguir adelante con los proyectos, precisó. Esta crisis nos ha traído a consolidar acciones conjuntas interagenciales para evitar el desperdicio de recursos".

Recomendó evitar competencias entre grupos: "Hay que pensar en estrategias con mayor impacto, que modifiquen a las instituciones, y no sólo hacer pequeños esfuerzos por grupo".

En su disertación, Guadalupe Espinosa puso énfasis en reconocer al trabajo doméstico, nombrado por tradición actividad no económica porque supuestamente no produce valor. Calificó al trabajo no pagado como productivo en tanto -afirmó- sostiene el desarrollo. La contabilidad económica tiene que contemplarlo, porque su cuantificación es fundamental para la elaboración de los planes de desarrollo. Cuando se le asigne valor tendrá un impacto significativo en la teoría económica por la aportación del mismo a la producción.

"La cuestión de la equidad se vuelve muy importante cuando tomamos como elemento central valorar lo que no está valorado. El reto es cómo hacer visible el trabajo no pagado, fundamentalmente realizado por mujeres, pero que también realizan hombres y niños, a fin de incorporarlo en las cuentas nacionales". Sugirió revalorar, desde todos los feminismos, lo que se tiene que medir a nivel económico para demostrar que también vale aquello que no se mide, concluyó la experta.

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Compartiendo subjetividades

Mónica Salas, peruana

 

«Debe haber otro modo de ser que no se llame Safo,

ni Mesalina, ni María Egipciaca, ni Clemencia Isaura,

otro modo de ser más humana y más libre.»

--R. Castellanos

 

En el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, organizado por FLACSO, participé en dos de los módulos: Género y Feminismo e Interculturalidad y Género. Escuché con atención las exposiciones y debates. No sé bien por qué sentí que llovía sobre mojado. No pude aceptar la idea de oír una vez más que las mujeres somos las más discriminadas, las más pobres, las más oprimidas, las más golpeadas, las más violadas, las más torturadas e incluso las más buenas por antonomasia. Recordé otras maneras de expresar lo que era el feminismo, lo que significaba ser mujer, otras maneras oídas y compartidas con otras mujeres en las que la mezcla de alegrías y tristezas resultaba más equilibrada. Me convencí de que había que dejar de hablar desde el dolor y la rabia para comenzar a reconocer el lado bello del ser humana mujer en este mundo.

Escribí en mi cuaderno de notas, mientras se hablaba, que "si intentáramos quitarnos las etiquetas que nos dividen, podríamos acercarnos más a la idea de que, independientemente del sexo, la raza, el color, la cultura, el feminismo y el machismo, estamos en este mundo como intento de ser 'humanas' y 'humanos' y que debemos buscar alegrías en este intento".

Me resultaba a mí misma curiosa la pasividad que albergaba mi adentro en los espacios oficiales. Al parecer, opté sin darme cuenta por guardar silencio para no entrar en esa especie de monólogos en los que se convertían los supuestos espacios abiertos al diálogo. Me parecía que no había mucha disposición para escuchar al otro, a la otra.

Esta realidad me produjo desconcierto y desazón. Constatar las patriarcalidades que fluyen a veces en este tipo de eventos, reuniones, asambleas, seminarios o simplemente celebraciones, es algo difícil de digerir si tratamos de manejar ciertos códigos éticos que buscan la consecuencia entre los pensares y los actuares.

Bajo esta óptica también se me hizo difícil comprender lo que ocurría en el módulo de interculturalidad. Ahí también sentí que primaba este afán de desmembramiento. Las indígenas hablaban desde su condición de indígenas, las garífunas no se sentían representadas ni tomadas en cuenta, las ladinas tenían que defenderse o casi disculparse por serlo. Era como si una vez más la división hacía olvidar el respeto real al otro, a la otra.

Sé que la historia lejana y cercana no facilita que nos despojemos de prejuicios que nos permitan caminar al lado de la otra, del otro, sintiéndonos acompañadas, pero si al menos intentáramos visualizar lo que tenemos en común con esas personas, creo que sería mejor el proceso de convivencia.

Con esta experiencia, eminentemente subjetiva aunque compartida, casi habría dudado de la eficacia del evento si no hubiera gozado de la posibilidad de acercarme en las pausas y en la clausura a otras y otros. El compartir en este ámbito de informalidad me hacía sentir que, fuera de los espacios de discusión teórica, se abrían las puertas de algunas/os a otras/os y que era bello constatar que, despojada de todo academicismo y afán de parecer inteligente, la gente resultaba compartiendo encantadoramente sobre los mismos temas pero de otra manera. De una manera más humana, más libre.

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Invasión, no conquista

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

El 12 de octubre de 1492 fue por mucho tiempo considerado una de las fechas más importantes en la historia de la humanidad, por ser el día que históricamente se reconoce que Colón "descubrió" el continente americano, aunque es un dato dudoso. En toda América se ha celebrado esta fecha como el Día de la Raza, llamado así por haber dado pie a la mezcla entre españoles e indígenas.

En la escuela muchas veces celebramos esa fecha dando validez a los motivos que la originaron; las explicaciones de las y los docentes nos bastaban. Pero conforme crecimos nos fuimos formando otro criterio y descubrimos que este pasado albergaba errores e injusticias de unos hacia otros.

Fue tal vez en 1971, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Año Internacional de Lucha contra el Racismo y las Discriminaciones Raciales, que muchas personas tomaron conciencia de ese pasado y otras reafirmaron su sentir recordando que con la invasión de América también llegaron la explotación y la marginación que desde hace más de 500 años se mantienen vigentes, aunque dentro de otro contexto histórico.

De esa cuenta, si bien en nuestros países aún se celebra este día, ya sea como el del descubrimiento de América, el día de Colón, de las culturas u otros, la mentalidad de muchas personas ha cambiado. Aquí opinan algunas guatemaltecas:

Teresa Zapeta, de la Defensoría de la Mujer Indígena, expresó que pueblos indígenas no pueden celebrar el día por el racismo que implica. "El respeto a las culturas debería ser el centro de esa celebración, un espacio de descubrimiento entre pueblos donde encontremos un punto en común para sentir como propio nuestro país", dijo.

"Se dice que fue el descubrimiento de América, pero fue más bien el inicio de la destrucción de nuestra cultura y nuestra dignidad como mujeres mayas", afirmó Petrona Melet, de CONAVIGUA. "Nosotras no celebramos este día, pero sería necesario recordar esa triste historia, todas las maldades que los españoles hicieron a los pueblos indígenas. Es necesario hacer una reflexión y un análisis de nuestra cultura porque nadie quiere reconocer de dónde venimos; sin embargo, más de la mitad de la población guatemalteca es indígena. Debemos conservar nuestras raíces; nos hemos resistido a perder nuestra identidad y lo seguiremos haciendo".

"No es que hayan descubierto América, fue una invasión a ella", recalcó Consuelo Cabrera, de COPMAGUA. "Los más afectados fueron los pueblos indígenas y este día debería ser celebrado como el día de la identidad de esos pueblos".

Blanca Estela Toxcón Alvarado, de CONIC, explicó que en esa fecha esta organización campesina celebra el Día de la Resistencia Nacional: "Se sabe que un 12 de octubre llegaron los españoles implementando un nuevo sistema económico, social y cultural. Para unos el descubrimiento fue la gloria, pero para las mujeres y hombres mayas fue el inicio de la decadencia de nuestros pueblos. Trataron de eliminar nuestra cultura autóctona, pero a pesar de estar bajo este dominio lo hemos resistido. Invito a todas las mujeres a participar en la marcha para pronunciarnos contra toda imposición, etnocidio y políticas indignas".

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Un 20 de octubre en Guatemala

Patricia Samayoa Méndez, guatemalteca con Master en Trabajo Social, esotérica y demás

 

Cuando Andrea, mi hija, me preguntó: "¿Cómo viviste el 20 de octubre en tu época y cómo lo vivís ahora?", automáticamente pensé en el 20 de octubre de 1978, cuando salía hacia la manifestación y mi mamá me preguntó: -"Patricia, ¿no tiene nada que decirme?" -"No, mama", contesté. Otra vez: -"Patricia, ¿no tiene nada que decirme?" -"No, mama". Nuevamente: -&quoot;Patricia, ¿no tiene nada que decirme?" -"No, mama". -"Patricia, ¿está embarazada?" Y en ese instante sentí que el mundo se me venía, pero segura y firme le dije: "Sí, mama, estoy embarazada y ya hablamos con José Domingo. Nos vamos a casar, pero no queremos involucrar a su familia ni a la mía para evitar complicaciones".

Mi madre se sintió aliviada porque había temido que no me fuera a casar. Entonces, tranquila ella, y yo toda emocionada por ese momento inesperado y por mi reacción, agarré mi morral y con el pelo suelto y alegre me fui a la manifestación. En el parque me encontré con José Domingo y otros compañeros del "Frente". Les conté el episodio con mi madre y todos se enteraron que yo estaba embarazada.

Había mucha gente. El movimiento estudiantil era fuerte en ese momento; el obrero y campesino también. El momento histórico nos hacía sentir comprometidos. La situación era alarmante y a mi edad las injusticias de la época me parecían inadmisibles.

Se había iniciado una ola de muertes y secuestros a todo nivel: en la universidad y los sindicatos, en fábricas, comunidades, iglesias y calles. Siempre temíamos que nos hicieran algo, pero también nos invadía un sentimiento de entrega y compromiso a tratar de transformar esa realidad con nuestro trabajo y organización, nuestras pequeñas luchas y manifestaciones. Pensábamos que realmente estábamos haciendo algo bueno y grande.

Así inició el mitin del 20 de octubre del 78. Todos los dirigentes estudiantiles y demás pasaron al frente de la Concha Acústica, tomaron el micrófono y dieron discursos de rechazo al régimen dictatorial militar de Lucas García.

Antes de que terminara el mitin teníamos que guardar las mantas y otros materiales que habíamos llevado a la marcha. Caminar con mantas era un riesgo porque sabíamos que todo estaba controlado por los militares y el Ejército Secreto Anticomunista (ESA). Pero teníamos que llevárnoslas y José Domingo y yo tomamos una de ellas. Caminando por el centro yo iba con miedo a que nos agarraran en cualquier esquina y nos echaran en una panel blanca para siempre, pero no nos pasó nada. Habíamos cumplido la responsabilidad y pasamos la tarde.

Más tarde José Domingo llegó a mi casa y al abrirle me dijo que Oliverio había sido asesinado. Se me empezó a oscurecer toda la vida. Escuché unas sirenas como de ambulancias y caí al suelo sin conocimiento. Me habría gustado estar con Oliverio.

La noticia me pegó en el centro del corazón. Quería a Oliverio, lo admiraba, era nuestro líder máximo, ejemplar en conocimiento y práctica humana, consecuente, solidario, comprensivo. Y lo habían asesinado con saña esos ignorantes asesinos. Todavía hay dolor en mí.

El día del entierro nos condujimos con claveles rojos al cementerio general. Nunca he llorado tanto como entonces. En toda la caminata lloré y lloré. Sin duda, mi Andrea también estaba llorando dentro de mí.

Así viví ese 20 de octubre del 78, invadida de muchas emociones, triste por el dolor y la saña con que te arrancan la esperanza. Ahora, el 20 de octubre nos sirve para declararle al mundo que Oliverio está presente, que no ha muerto, que vive hoy y siempre porque su ejemplo echó raíces y nos hace salir a las calles para protestar por ese sistema ruin que lo asesinó y que mantiene a este país en el atraso y la enfermedad.

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Esos otros espacios

Anabella Acevedo, laCuerda

 

Asistí a sesiones interesantes en donde se dieron discusiones que siguen siendo necesarias y en donde la confrontación de opiniones nos llevó a muchos a reforzar creencias, o en donde nuevamente volví a compartir con entusiasmo las experiencias de mujeres que han dedicado sus mejores esfuerzos por que cambien situaciones concretas de mujeres en espacios igualmente concretos.

Asistí también a sesiones en donde se repetían viejos clichés ya superados o en donde era difícil encontrar la claridad de pensamiento imprescindible para que los mensajes fueran aprehendidos.

Sin embargo, los caminos que mejor conducían a la reflexión y a la conversión de discursos en experiencias de vida quizás fueron aquéllos que llevaban a esos otros espacios del Encuentro: las conversaciones informales en los corredores o mientras se esperaba el café en una fila; los comentarios entre una sesión y otra o más tarde en un restaurante o en la calle; los diálogos que siguen persistiendo, semanas después; es decir, los enclaves que muchas veces sirven como las auténticas conexiones entre lo puramente discursivo y lo que verdaderamente forma parte de nuestras experiencias de vida. Porque al fin y al cabo una ponencia puede llegar a convertirse en la construcción de una realidad perfecta -o imperfecta- de una realidad sospechada que toma la forma de nuestro objeto de estudio, y como construcción a partir del lenguaje es, en cierta medida, un artificio. No que por pasar a ser una construcción académica pierda sus afinidades y correspondencias con la realidad aludida -aunque esto suceda muchas veces- sino que no deja de pertenecer al territorio de lo virtual. Claro, lo discursivo es y debe ser motivo de una reflexión que eventualmente conduzca a la acción y a la transformación.

Tal vez lo que quiero decir es que si lo que se discute en congresos como el de género no se traslada a las esferas de la cotidianidad y toma la forma de acciones concretas, sin los romanticismos y las euforias de los espacios cerrados en donde se crean alianzas y lealtades temporales, cada palabra y cada gesto serán nuevamente borrados por los olvidos de los vivires diarios y el peso de realidades más concretas. Así, continuamente hay que "volver a poner de moda" palabras como "justicia", "equidad", "compromiso", etc. y no permitirnos olvidar que términos como "racismo", "discriminación", "carencia" son términos vigentes, atados a situaciones presentes, y no sólo palabras que nos ayudan a construir un discurso convincente pero fugaz.

Por supuesto, fue hermoso experimentar ese sentimiento de solidaridad entre personas -mujeres y hombres- que se respiraba en los salones y patios de la Casa Santo Domingo, pero el haber asistido a un congreso de género no nos hace ni mejores ni peores; sin embargo, sí nos otorga responsabilidades que debemos cumplir dentro de nuestros contextos particulares, a menudo de maneras modestas. En un país como Guatemala hace falta más que palabras, y cuando hablamos de "minorías", "subalternos" o como quiera que se nombre al objeto de nuestras injusticias -y de nuestros discursos-, deberíamos preguntarnos cuál es nuestra verdadera posición frente a estos grupos, frente a estas personas.

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Sólo las mujeres rescatamos a las mujeres

Rosina Cazali, laCuerda

 

Cuando un congreso convoca, de inmediato se piensa en sociólogos, antropólogos o activistas. Sin embargo, en el último encuentro de género Carolina Escobar Sarti abrió una puerta grande a la palabra y subrayó su importancia para las personas que escriben, que crean, que son artistas, y por la trascendencia que tiene en nuestras vidas.

En su opinión, al abrir un espacio a la palabra de las mujeres se reconoce que nuestro lenguaje "es cincel sobre piedra vieja", como ella misma advierte. De ahí que convocó con seriedad la voz de las mujeres a través del tema "Mujeres, Identidad y Palabra", el cual abrió con la pregunta: ¿qué mujer se construye a sí misma sin haber desconstruido un lenguaje colonizado, sin haber creado un lenguaje propio? Y por allí se fue... En esta mesa, Carolina quiso hacer algo serio pero dinámico, profundo pero coloquial, fundamental pero leve, lo cual llegó a reflejarse sobre las propuestas de las participantes. Desde diferentes perspectivas, la meta era rescatar "la palabra" y, según la coordinadora, se logró maravillosamente. No podía ser de otra manera. Entre las ponentes se contaba con Lucrecia Méndez de Penedo, Mónica Albizúrez, Luz Méndez de la Vega, Isabel Aguilar, Maya Cu, Raquel Montenegro y Mariela López.

Según la coordinadora de la mesa, las mujeres hemos estado presentes en la mitología, en la realidad cotidiana de nuestros pueblos, en la historia y el discurso, en la filosofía y los templos, en la ciencia y la literatura. Pero ¿cómo ha sido nuestra presencia en esos espacios?, ¿cómo nuestros lenguajes? Por siglos, un discurso ajeno a nuestra experiencia ha inventado a "la mujer", ha mediatizado su discurso, ha definido sus lenguajes y los límites de su campo de acción para terminar sustrayéndola de sí misma. Podemos afirmar que no han sido las mujeres quienes han gobernado las naciones, ni las que han rescatado la historia de sus pueblos, ni creado sus archivos, construido su memoria o elevado sus mitos. En infinidad de textos y contextos, han sido contadas por otros.

En el caso particular de las mujeres de la región mesoamericana, las cosas no han sido muy diferentes. El reconocimiento de nuestras múltiples identidades femeninas ha partido del desmontaje de un discurso que ha favorecido relaciones desiguales de poder entre los géneros. En este sentido, se le otorga a la palabra femenina una dimensión política, en cuanto influye decisivamente en la reconstrucción de nuevos sujetos sociales y dimensiona nuevas formas de relación. Es así como la identidad del sujeto femenino comienza a dibujarse, desde una palabra que le pertenece y un mundo donde se reconoce artífice de su propia historia. De allí la necesidad de rescatar la palabra de las mujeres para consolidar sociedades más democráticas e igualitarias.

Considerando lo anterior, la mesa propuso un debate en torno a la valoración de la palabra femenina como posible instrumento identitario, de reivindicación y reinvención del sujeto femenino y de la relación entre los géneros. Sus conclusiones y contribuciones más valiosas giran en torno a una discusión que busca identificar diferentes formas de decir las cosas desde la experiencia de las mismas mujeres, lo cual -consideran las participantes- se evidenncia más durante y después del conflicto armado. Sin embargo, una de las discusiones medulares de esta mesa partió de la pregunta: ¿hay literatura femenina?, a lo que las participantes han respondido: sí, hay literatura femenina, aun vista desde diferentes enfoques. Y de acuerdo a una cultura de dominio, mientras exista desigualdad habrá literatura femenina y masculina. Cuando no exista un género subalterno es posible que podamos hablar de un lenguaje común.

Aunque la literatura femenina no siempre es feminista, las participantes señalaron que las mujeres que mediatizan su escritura desde un enfoque de género escriben diferente. Uno de los señalamientos más interesantes es la tesis de que los trabajos de las mujeres no se publican porque "las editoriales son hombres", los temas de las mujeres parecen no interesarles y el solo hecho de ser mujeres parece ser una condicionante negativa. Como complemento a la discusión, se acepta que dentro de los círculos femeninos también hay luchas de poder, y que las mujeres cargamos con resentimientos por la marginación que hemos sufrido. Sin embargo, la literatura nos ha permitido cambiar ese resentimiento y convertirlo en orgullo y reconocimiento.

También se discutió el hecho de que muchos críticos literarios (hombres) insisten en vincular lo testimonial a la disciplina histórica y no a la literaria. Esto, porque la literatura testimonial significa una historia que se contrapone a la historia oficial y desde la experiencia de las mujeres, la cuestiona. La palabra es el vínculo para la elaboración y visibilización de este discurso paralelo. Se coincidió en que para confirmarnos por medio de la escritura, las mujeres hemos usado estrategias escriturales que han permitido establecer diferencias entre la escritura femenina y la masculina. No en razón únicamente del sujeto que la escribe, sino de la manera en cómo este sujeto organiza los elementos dentro del texto para reconocerse y ser reconocido en él. Por su parte, el testimonio, como género literario reciente, ha rescatado particularmente la voz de las mujeres que viven en países convulsionados como el nuestro. Esta posibilidad de denunciar todas aquellas condiciones sociales, políticas, económicas e ideológicas que las oprimen, se ha convertido en una historia de mujeres que contradice a la historia oficial. Por ello, esta voz se convierte en lucha por lograr relaciones más equitativas.

Para concluir, ante la necesidad de volver al tema de la identidad y la palabra, es importante preguntarse: ¿Quién define si soy o no escritora? ¿Qué dicen el otro y la otra acerca de lo que saben que soy? ¿Quién soy realmente? Esta asunción de la identidad por parte de la mujer (en general) y de la escritora (en particular) es lo que le permite reconocerse como ser humana autónoma y libre para elaborar su propio discurso.

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¡Que se escuche el eco!

Claudia Navas Dangel, guatemalteca, periodista

 

Tras las columnas de las ruinas de Santo Domingo, en la Antigua Guatemala, el eco de las voces de más de 800 mujeres parecía decir: "aquí estamos". Su presencia y participación en el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género dejó por sentada su intención de propiciar un cambio, de hacer que su voz se escuche y generar un giro en esta sociedad machista. Mi propuesta no parte del punto de vista político, ni económico; mis palabras, junto a las de otras mujeres, se concentraron en un espacio aún más limitado, el de las artes.

Escuchar cómo las palabras adecuadas se unían poco a poco para conformar un verso, fue algo maravilloso. Darme cuenta que el acento femenino tiene firma y resuena fue afianzar mi idea sobre una literatura femenina cargada de sensibilidad y razonamiento. La voz de la experiencia de Luz Méndez de la Vega se conjugó con la de los anhelos de Maya Cu. La serenidad y elocuencia de Carolina Escobar Sarti imprimía un tono de seguridad en nuestros cuestionamientos y luego las emociones despertadas por las palabras de Isabel Aguilar Umaña empañaron nuestros ojos de recuerdos.

Fue una experiencia en la que las letras ocuparon un lugar primordial, a mi criterio, y luego el género sazonó las palabras. No obstante, pese a lo dicho y escuchado, siento que quedó un vacío; las voces prematuras de las letras femeninas no tuvieron espacio, y considero importante su participación. Si bien fueron mencionadas algunas de ellas, habría sido más enriquecedor escucharlas y conocerlas, para que a partir de sus propuestas se inicie un camino que ayude a que su voz sea escuchada.

Después de esos tres días, creo que es importante retomar el tema e incluir a las que vienen, pues en ellas está la semilla de nuestro acento, ya que a través de sus palabras es como podemos ubicarnos mejor en nuestra realidad y continuar el proceso que las letras de las mujeres han desarrollado desde siempre.

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Hacia la equidad en la diferencia

Ética y sexualidad de las mujeres en la edad madura

Graciela Hierro, mexicana, doctora en Filosofía

 

Entiendo por edad madura el climaterio. Sabemos que en esta edad fisiológica no existe la seguridad de que se ha alcanzado la madurez de carácter. Lo anterior supone que el paso de los años, por sí mismo, no la entraña, comprendida como la maduración del carácter personal independientemente de los avatares de la edad que se tenga. Obviamente, en ese sentido se puede hablar de adultas y adultos infantiles y de niñas y niños maduros.

La propuesta ética que ofrezco a ustedes se plantea como el deber de alcanzar la madurez en esta etapa de la vida; es decir, la autonomía moral específicamente en lo que se refiere al ejercicio de la sexualidad.

La sexualidad en la edad madura como dato empírico no me interesa conocerla. Mi profesión es la Filosofía y mi vocación la Ética feminista del placer. Por ello deseo plantear una idea de sexualidad, erotismo y amor que, a mi juicio, es la propia y apropiada para las mujeres en la edad madura, capaz de procurar placer, sentido y finalidad de la existencia. No se trata sólo de plantear un ideal o una utopía; es necesario ofrecer razones que fundamenten las decisiones morales y eso intentaré hacer en esta breve comunicación.

Comienzo por aclarar los conceptos de sexualidad, erotismo y amor. Los tres representan construcciones simbólicas; son creaciones humanas. Como sabemos, el amor presenta limitaciones serias, puede hablarse de tipos o clasificaciones de amor. Platón, en «El Banquete», habla del Ágape, Eros y Caritas: en el primer caso refiriéndose al amor divino, en seguida al erótico humano y finalmente a la sororidad y fraternidad entre personas. Sin embargo, el amor sólo se da entre personas, es decir, que han podido alcanzar esa cualidad. No se nace persona; una se convierte en persona por su propio esfuerzo.

La sexualidad, el erotismo y el amor no son sinónimos; entrañan experiencias distintas y cumplen funciones diversas. La sexualidad alcanza la consumación y puede terminar en la saciedad; al parecer la sexualidad entendida como puramente genital no requiere de los afectos, el misterio o la seducción, más bien de la gimnasia y el éxito de la empresa, con la consabida propaganda de la hazaña. El erotismo está íntimamente unido al placer y requiere de la seducción y del misterio; se finca en el discurrir lento del deseo que paulatinamente va encontrando su satisfacción, no necesariamente en la consumación genital. Su finalidad no es la saciedad sino la conservación de la emoción; abarca infinidad de manifestaciones afectivas y estéticas; como señala Octavio Paz, es la metáfora del amor. El amor supone el ejercicio del erotismo, además del contenido supremo de la afectividad, la preocupación por la otra persona y el olvido de sí en la entrega mutua.

La sexualidad es la relación placentera entre los sexos y cuando digo sexo me refiero al cuerpo sexuado que ha recibido una identidad simbólica, que le adjudica un género masculino o femenino. El género es la construcción social que se confiere a un cuerpo sexuado. Como afirma Simone de Beauvoir en «El segundo sexo», no nacemos mujeres y hombres, la cultura nos convierte en tales.

Los tres estadios -sexualidad, erotismo y amor- están simbolizados por el deseo sexual masculino. El deseo femenino en la sexualidad, el erotismo y el amor hasta ahora lo estamos verbalizando las mujeres, para cada etapa de la existencia femenina, las que nos atrevemos a "vivir en voz alta", tal como nos invita a hacerlo la poeta Emily Dickinson. Así estamos aprendiendo la comprensión de la sexualidad, el erotismo y el amor en las personas mayores, específicamente las mujeres.

Preguntémonos acerca de los rasgos o las peculiaridades de la sexualidad, el erotismo y el amor en las mujeres mayores. En primera instancia podemos afirmar que la sexualidad de las personas mayores, en concreto las mujeres, resulta una sorpresa que produce desagrado y rechazo, tal como sucedió cuando Freud anunció que los niños y las niñas desde la primera infancia son seres sexuados. Las mujeres mayores siguen siendo sexuadas, diría yo, hasta que las sorprende la muerte, y cuando digo sexuadas me refiero a que poseen deseo sexual, erótico y amoroso. Continúan registrando deseos sexuales cuando no deberían hacerlo, y si hablo de "deber" claramente indico una evaluación moral. Los niños y las niñas, como los viejos y sobre todo las viejas, no deberían tener deseos sexuales, puesto que se requiere que las mujeres en todas las épocas de su vida justifiquen sus deseos sexuales con algo que va más allá de la sexualidad misma y el placer. Por ejemplo, con la procreación o el deseo de su pareja. Pero que ellas, aún jóvenes, pero con mayor razón, que las mujeres mayores, las viejas, tengan deseos sexuales, es una perversión moral, un escándalo, puesto que no existe ninguna forma de justificación posible: no procrean, generalmente no tienen pareja y se colocan más allá del deseo masculino por su falta de atractivo sensual. Cuestión que obviamente no sucede con los hombres. Ellos tienen deseos sexuales "incontrolables" que "justifican" el ejercicio de su sexualidad en cualquier edad, además de que sí existe el estereotipo de hombre mayor atractivo, ausente por completo para las mujeres mayores.

 

Sexualidad, erotismo y amor para las mujeres maduras

Para las personas maduras, en esta época de la vida el amor erótico adquiere una cualidad distinta, cuando la relación se da entre pares. Pierde su carácter efímero, accidental, pasajero, eventual y se torna en definitivo. Yo la amo a ella, o a él, para siempre. Porque "tú" siempre se ha tornado muy corto ya. El erotismo se transforma en la madurez para las mujeres y para algunos hombres si, y sólo si, ellas y ellos asumen su sexualidad y guían sus decisiones morales con base en su propia jerarquía de valores explícita y razonada. Ésa es para mí la prueba de que se es persona y propongo el placer como el criterio de elección moral.

El erotismo femenino no depende de la erección, tampoco del orgasmo. El placer conmociona al ser por entero y lo hace vibrar fluidamente. Experimentar los orgasmos significa terminar la fluidez del placer que corre por el cuerpo entero, sin una localización determinada.

La experiencia del amor va cambiando a medida que una va aprendiendo cosas nuevas de sí y del otro o la otra. Por ejemplo, se comprende un rasgo que pertenece al amor, el hecho de que siempre es único, porque lo que tú das al otro o la otra y lo que esa persona te da no puede conferirse indistintamente. Posee una cualidad distinta e irrepetible; de allí que los celos y el sentido de la posesión cambien. Se adquiere la certeza de que el o ella no te pertenecen, son personas independientes.

El amor se vive tradicionalmente para las mujeres como completud del ser, como sostén. El amor heterosexual es la forma de ser alguien, de existir; esto sucede sólo si un hombre te ama, y si tienes hijos de él, puesto que así se afirma que le eres importante, que en verdad te quiere. Puede aceptarse o no esta visión del amor para una mujer joven.

Para una mujer madura-mayor, ése no es el caso. La vivencia del amor envuelve el placer y el erotismo, pero este amor no es el solo sentido de vida. La mujer madura tiene vida propia; si el amor termina, no se acaba su proyecto y sentido de vida elegido libremente, lo que constituye, creo yo, la suprema moralidad de la edad madura para mujeres y hombres. La poeta May Sarton lo expresa en una situación análoga, diciendo: "Mi corazón está destrozado, pero mi vida, intacta".

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Antídoto contra el terrorismo

Lucía Escobar, laCuerda

A los fichados y mojados del miércoles

 

El terror ha invadido los rincones más sagrados del planeta. La violencia nos golpea y va matando personas, sueños, creencias. Mientras tanto, nosotros nos persignamos, negamos con la cabeza tanto horror; platicamos de la situación mundial y seguimos con nuestra cotidianidad a cuestas hasta el próximo noticiero o ataque mor(t)al.

Los muertos por tanta violencia irracional traspasan las nacionalidades, las políticas y religiones. A mí no me importa quién es el bueno y quién el malo en esta historia. No se trata de eso, la cosa es mucho mas compleja. A tales niveles, la guerra es un negocio en el que nadie sabe para quién trabaja; y la paz, una llama encajonada en alguna plaza pública.

Ante tanta mierda, tenemos que tomar el control. Sólo nos queda una salida: un replanteamiento completo de la sociedad, empezando con nuestras vidas. La única solución es fácil y bonita; hay que amarnos más. El amor puede salvarnos de matarnos como locos.

O manifestar. Llamar a los amigos y enemigos, hacer una concentración por la paz delante de la embajada gringa. Podemos repartir bajo la lluvia flores, mensajes y sonrisas, por La Reforma. Podemos invocar a los Cadillacs. A las guerras, a la violencia, a la injusticia, a su codicia, ¡¡digo NO, digo NO, digo NO, digo NO!! Paz en el mundo. De hecho, algunos lo hicimos, exponiéndonos a más de una burla y a ser fotografiados por orejas paranoicos. Sin embargo, creo en la eficacia de las concentraciones pacíficas. Por supuesto no soy tan ingenua como para creer que esto va a afectar en lo más mínimo las intenciones de Bush, Alí Baba y demás gobernadores del mundo. Pero sí creo en la ola expansiva, en que podemos mover y dislocar un sentimiento en la gente que vive a nuestro alrededor. Con música, pintura y buena vibra manifestamos nuestra apuesta en la paz, rechazamos rotundamente tanta muerte de civiles, niños e inocentes.

Me da vergüenza un mundo de guerritas y venganzas, de bombas y aviones, de buenos contra malos. Ahí están los periódicos y la televisión, hipnotizados ante cada piececita de la artillería gringa. Instrumentos de guerra (santa) analizada, ampliada, reproducida mil veces.

¿Por qué no proponemos otra cosa más amable? Limpiémonos de odios, saquémosle las vísceras a esta sociedad podrida que aplaude la venganza y rechaza la tolerancia. Podemos empezar con dejar de tirarle mierda a todo el mundo. Un mimo enfrente de la embajada me dio un papelito que decía: "Para estar en paz con el mundo, hay que estar en paz con uno mismo". Con ese mandamiento, ya tenemos para empezar.

Me uno al clamor sesentero. "Démosle una oportunidad a la paz". Y por supuesto me gusta más hacer el amor que la guerra. ¡Que vivan los hippies!

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La catedral de las cinco por un niño eterno

Adelma Bercián, guatemalteca, periodista

A Iris y José Mauricio

 

Un templo católico es la prueba fehaciente de que una multitud de personas puede estar en silencio si se lo propone. De ser ciega o de entrar con los ojos cerrados, la presencia de esta masa humana, amorfa y heterogénea, sólo la adivinaría por el vaho acumulado y que los arcos torales -de apariencia antiséptica- amplifican gracias a sus inmensas bóvedas. Pero si la referencia fuese sonora, únicamente se escucharían dos voces infantiles atravesando el aire con esa osadía sin represión autoimpuesta durante siglos e inquisiciones.

Son vocecitas de seres humanos recién caminantes porque los mayorcitos ya integran las filas de la rigurosidad militar de ese ritual que la comunidad católica llama fe. Quienes se atreven a salirse del protocolo, regresan inmediatamente al redil de la mano del implacable dedo índice, centinela del siseo universal y amenazador.

Por lo demás, o mejor dicho por los y las demás, quedan las oraciones entre dientes -las conversaciones con dios a las que todos tenemos derecho, señalaría el bravucón salesiano de la parroquia de mi infancia en una de sus interminables homilías dominicales- y un cántico al sagrado corazón de Jesús o algo así, según las únicas palabras inteligibles del líder del improvisado coro que venera la imagen neoclásica de un Cristo con aureola y vestimentas doradas.

Al abrir los ojos -porque sería mucho pedir el milagro de la vista para una ciega en un lugar donde sólo se permite pedirlos y no presenciarlos-, la marabunta coincide muy poco con los sonidos tranquilizadores -debe reconocerse- de la catedral metropolitana un domingo a las cinco de la tarde.

Hay de todo, desde post adolescentes vestidas a lo post sesenta, hasta esos seres humanos cuya mutación los confunde con perros-mendigos que se cuelan entre las piernas de los feligreses.

Sí, la fauna completa de la mesticidad guatemalteca. Aquí es donde ricos y ladinos se aguantan el asco por los pobres y los indios sin esconderlo en el rictus facial y aquéllos, a su vez, dejan el resentimiento para la hora de los empujones en el atrio.

Sin duda, la religión cohesiona a los doce millones de mundos particulares de este país, diez según el censo poblacional más reciente, y a los sólo cuatro millones de católicos, según las encuestas de opinión que manejan las iglesias protestantes, no sin esbozar cierto cinismo en la sonrisa porque es menos de la mitad de la población de un país tradicional y oficialmente católico.

La misa ya va a empezar. Un monaguillo con camiseta Nike azotó el micrófono para comprobar la fidelidad de las bocinas Philips de modelo bastante atrasado; un religioso atravesó apurado el ala derecha del templo sacudiéndose las miradas vehementes de los fieles que canonizan a cualquiera que ostente el muy noble y muy leal título de "padre".

El nombre del padre, del hijo y del espíritu interrumpen todo este balbuceo intelectualoide que me ayudó a evadir el dolor de la muerte de un niño que se merecía vivir más y que desde hace un año evolucionó en un alma dulce. De seguro ahora forma parte de la energía universal y está más allá del bien y del mal. Amén.

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Masculino sí, pero ¿cómo?

Gustavo Berganza, guatemalteco, periodista

 

-     "Apretá más", dice mi hijo menor, retándome a oprimirle su mano.

-     “No puedo".

-     "Naaaaa, parecés nena".

-     "Pero las niñas pueden ser tan fuertes como los niños”, respondo.

“Porque no somos distintos".

-     "No. Eso no es cierto”. Y agrega: “Las niñas lloran por cualquier cosa,

son chismosas y además sólo se preocupan de que no se les ensucie la ropa".

 

Apenas ocho años y ya tiene una concepción muy precisa sobre las mujeres. Es evidente que al verbalizar esas características diferencia al género femenino de los atributos que tanto él como la sociedad asignan al género masculino.

Intento rebatirle, pero es inútil. A pesar de su gran intuición, estas tipificaciones han sido incorporadas como referentes identitarios de manera automática, sin evaluar ni sentir si son favorables o no para él.

Ante el peso aplastante de la cultura, ¿cómo podemos hacer los padres para contribuir a que nuestros hijos edifiquen una masculinidad que no reproduzca la visión machista prevaleciente en nuestro entorno?

A mí me tomó mucho tiempo comprender que mi masculinidad no tenía por qué ajustarse al canon social. El proceso para entender mi género y mi sexo no fue fácil. Contribuyó a complicarlo la mitología judeocristiana en la que fui indoctrinado. Ese Dios patriarcal, condenatorio de la sensualidad y de lo placentero, dejó cicatrices que aún hoy me conmueven. A esta dificultad se sumó el racionalismo cartesiano, al hacerme creer que la única manera aceptable de existir era ejercitando el pensamiento. Más adelante, me contaminé con la idea kantiana de que la razón debía prevalecer sobre la naturaleza. Dentro de esta concepción, las mujeres, caracterizadas como seres emocionales, debían someterse a la tutela de los hombres, porque éstos ya no eran esclavos de instintos ni sentimientos.    

Gracias a ese bagaje construí un confuso concepto de masculinidad que exigía una vigilancia constante -aunque inútil- sobre mis impulsos animales, que rehuía toda manifestación de feminidad en mi conducta y me empujó a buscar el control racional sobre las variables que influyen en mi vida. Infortunadamente, el sistema educativo intoxica a niños y niñas con esta ideología. Y empuja a los varones a introyectar los valores del iluminismo, con toda su carga patriarcal, afán controlador y represor de todo lo que es ajeno a la razón.

A mí me gustaría que mis hijos evitaran este trayecto tan accidentado para construir su masculinidad. Pero mucho me temo que entender los orígenes y las implicaciones del constructo que la cultura dominante quiere imponerles, para definirlos como pertenecientes al género masculino, rebasa las posibilidades de comprensión de un niño.

Lamentablemente, el tema de la construcción de la masculinidad del guatemalteco no ha sido visto todavía con la importancia que debiera.

Por eso, creo, hay que mantener una actitud crítica y vigilante ante la realidad en que nos desenvolvemos y no vacilar en denunciar los discursos que llevan implícita la exaltación de la razón como el valor máximo -y único- de la humanidad. Al aceptar incondicionalmente la retórica iluminista-racionalista propiciamos la reproducción de un modelo de conducta y pensamiento que garantiza la perpetuación de esta masculinidad represiva, machista y patriarcal.

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Maternidad libre y voluntaria: ¿Sueño imposible?

Renée de Flores, guatemalteca, feminista

 

Dentro de los temas de la agenda feminista está el de la maternidad libre y voluntaria, que recordamos con mayor precisión todos los 28 de septiembre. En muchas de las conversaciones entre amigas, recurrentemente señalamos el pendiente de profundizar en el estudio y análisis de la maternidad en el aquí y el ahora.

Tenemos dificultad para deconstruir/construir nuestra/la maternidad. Seguimos anudadas en esa cotidianeidad, cargando culpas, asumiendo en un etcétera que más nos hunde en cautiverio. Como que no tocamos fondo en eso de libre y voluntaria. Como que no encontramos la vía del contenido-significado. Como que la dejamos en consigna vacía.

Nos es difícil hablar de maternidad libre y voluntaria porque es transgredir la vida cotidiana y trastrocar el ámbito privado. Es hablar del nosotras en primera persona. Es hablar de cómo asumimos nuestra sexualidad. Y a qué se refiere el derecho de control sobre nuestros cuerpos. Se complica cuando se entrelaza con otros temas y se confunden ideologías.

Conversemos a partir de reconocer que la maternidad es uno de los hechos de la reproducción sociocultural y que se sitúa en la sociedad, en el Estado o en cualquier forma de superestructura jurídico-política y en la cultura. En nuestra sociedad existen modos y formas de producción en los cuales las diversas relaciones de producción/reproducción no están claramente diferenciadas sino profundamente articuladas. Las instituciones de la sociedad y del Estado reproducen a las mujeres como madres. Hacen lo imposible por mantenerlas convencidas y satisfechas a fin de que, pese a las enormes dificultades para cumplir con el estereotipo femenino materno, continúen con sus funciones sociales.

De ahí, como ejemplo, el interés social expresado en el Estado de superar los altos índices de morbilidad y mortalidad ligados a la procreación, así como elevar el número de nacidos vivos. Pero, ¿dónde registramos -nosotras, las mujeres- los índices de dolor, esperanza, cansancio, amor, ilusión? ¿Cómo miden el tiempo, fuerza física-intelectual de los cuidados vitales que las mujeres otorgamos a los otros?

Es un derecho humano fundamental que las mujeres y los hombres puedan escoger libremente si desean tener hijas/hijos y su número y espaciamiento. El derecho a la maternidad y paternidad responsables implica una conciencia de los propios deseos y límites de cada una. Para ello es imprescindible la comprensión de la decisión de procrear o no. Tendemos a olvidar que la sexualidad no es un acto reproductivo y que el derecho al placer condena cualquier forma represiva que una autoridad ejerza sobre la sexualidad de las personas.

La demanda del derecho a la libre sexualidad es la ratificación del derecho a la corporalidad y la felicidad de toda persona y se orienta a crear motivaciones para vivir en armonía consigo misma y con la sociedad.

Reivindiquemos las emociones y aprendamos a expresarlas. Recuperemos la lucha por nuestra libertad de pensar, sentir, actuar. Iniciemos el camino en soledad y colectivo de la desenajenación. Unamos nuestros saberes, sentires y deseos para avanzar.

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Mujeres en pedales

Alma Palma, guatemalteca, cronista deportiva, integrante de la Red de Mujeres Periodistas

 

Viernes 28 de septiembre, el día más esperado por las deportistas guatemaltecas. En esta fecha se escribe un capítulo muy importante en el ciclismo nacional: Guatemala es el primer país de Centroamérica que organiza una vuelta de ciclismo sólo para mujeres. Un acontecimiento normal en Europa, pero para algunos países en América es todavía extraño observar a un grupo femenino con casco y cronómetro sobre un caballito de acero.

El Puerto de San José fue el escenario para la inauguración del evento. Las participantes de Guatemala, México, Costa Rica y República Dominicana llegaron muy temprano. Como es clásico el primer día todo se siente diferente a las competencias de hombres, para comenzar la fila en el baño del supermercado más cercano hacía evidenciar los nervios que reinaban en las participantes, además la presencia de familias completas (papás, mamás, hijos, hijas, etc.) no es algo regular en las pruebas masculinas.

Ese primer día, treinta pedalistas tomaron la salida para la contrarreloj, una competencia individual de 20 kilómetros. La mañana era calurosa pero no impidió que todas completaran la prueba y el equipo de México demostrara su nivel desde el principio. La vuelta ciclista duró tres días y la experiencia fue inolvidable pues hubo momentos en los que nadie sabía cómo reaccionar; por ejemplo, en algunas caídas o pinchazos, hubo participantes (las más jóvenes y con menor experiencia) que lloraban sin saber qué hacer al quedar rezagadas del grupo.

También hubo algunas que dieron toda una cátedra de ciclismo y fortaleza en las carreteras, como las mexicanas encabezadas por Gabriela González, campeona de la vuelta, de 29 años de edad, quien cautivó a los amantes del ciclismo por su forma de tomar su bicicleta en cada kilómetro. Otra que dejó huella fue "la Lola", María Dolores Molina, la mejor guatemalteca, ubicada en tercer lugar de la competencia.

La historia del ciclismo femenino en Guatemala tiene nombre y apellido: María Dolores Molina, de 38 años, la única que ha participado en eventos internacionales. Ella siempre soñó con tener un equipo y demostrarles a los dirigentes que sería un éxito el proyecto, en el cual no creían. Ella cargó con la tarea de conseguir ayuda económica, convencer a mujeres deportistas de entrenar ciclismo y también a las autoridades para armar una selección y participar en los Juegos Centroamericanos. Así nació la idea de organizar la vuelta femenina, porque era la única forma de conocer a las chicas y convocar un grupo que representara a nuestro país.

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Caso Myrna Mack

Juicio a una perversa estrategia intelectual

Carmen Aída Ibarra, guatemalteca, analista política de la Fundación Myrna Mack

 

El Tribunal Tercero de Sentencia en el ámbito penal programó para el próximo 10 de octubre el inicio del juicio contra los autores intelectuales del asesinato de Myrna Mack.

En el debate público, el Ministerio Público y la querellante adhesiva, Helen Mack, expondrán sus hipótesis sobre la participación de oficiales militares de alto rango que, amparados en la impunidad y en el poder que les otorgaba el control de una estructura militar, llevaron a cabo una perversa estrategia intelectual que culminó en una acción operativa para eliminar físicamente a la antropóloga social.

El fin era evitar la difusión y continuidad de los estudios desarrollados por Myrna, para resguardar la imagen pública del ejército y del Estado. Ella estudiaba el desarraigo provocado por el conflicto armado, la persecución militar de que era víctima esta población y las condiciones infrahumanas de vida que afrontaba. En el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional y la política contrainsurgente, los desplazados constituían un objetivo militar, en tanto se les consideraba aliados y base social de la guerrilla.

La acusación del Ministerio Público señala al general Edgar Godoy Gaitán y a los coroneles Juan Valencia y Guillermo Oliva de haber planificado y ordenado el asesinato de la antropóloga, quien por las fechas de su eliminación física preparaba un segundo estudio sobre la situación de la población desarraigada. Godoy Gaitán era jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP), Valencia Osorio se desempeñaba como jefe del Departamento de Seguridad Presidencial del EMP, conocido como "el archivo", y Guillermo Oliva era el subjefe de esa dependencia.

La autoría material del crimen quedó establecida y sancionada en febrero de 1993, cuando el Juzgado Tercero de Primera Instancia Penal emitió sentencia condenatoria contra el sargento mayor del ejército, Noel de Jesús Beteta Álvarez, a quien se le halló responsable de infligir 27 puñaladas contra Myrna Mack, las cuales le causaron la muerte por pérdida masiva de sangre.

Beteta Álvarez era subordinado de Oliva, Valencia y Godoy, y siguiendo sus órdenes se puso a la cabeza de un comando operativo del EMP que desplegó alrededor de Myrna un plan de vigilancia y seguimiento sobre sus actividades e itinerarios. Beteta no tenía razones personales para asesinar a Myrna y las certificaciones médicas expedidas a petición del juzgado indican que, pese a haber sufrido lesiones pocos meses antes del asesinato, el ahora condenado sí podía empuñar el arma asesina.

Lo más concluyente es que Beteta fue plenamente identificado por el investigador policial José Miguel Mérida Escobar en el inicio de las investigaciones, en 1990. También fue reconocido por testigos presenciales del seguimiento a que fuera sometida Myrna Mack; otros testigos lo ubicaron en las inmediaciones de las oficinas de trabajo de la víctima el día del asesinato y un testigo clave lo vio cometer el crimen.

El informe policial, que recibió plena validez en el juicio sumario contra Beteta, indica que el asesinato de Myrna fue político y que la motivación fue el trabajo desarrollado por ella en materia de desplazamiento humano como consecuencia del conflicto armado interno.

La sentencia de casación emitida por la Corte Suprema de Justicia en 1994 ordena abrir proceso contra Godoy, Valencia y Oliva, para investigar su participación como autores intelectuales. La Corte de Constitucionalidad confirmó la sentencia y en 1996 un tribunal militar dictó auto de prisión contra los acusados. En 1999 un juez civil encontró elementos suficientes para llevar a los acusados a juicio y, pese a todos los obstáculos y tropiezos interpuestos por la defensa, los órganos jurisdiccionales le han dado vía libre a su próximo enjuiciamiento.

Los jueces del tribunal de sentencia deberán ahora estudiar las pruebas que, según el Ministerio Público y la querellante adhesiva, demuestran que los tres jefes militares planificaron y ordenaron el asesinato de Myrna y para ello desplegaron una estrategia intelectual basada en la cadena de mando, la jerarquía y la verticalidad militar; y que para ejecutar el operativo utilizaron recursos humanos y materiales del Estado.

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Acoso sexual: ¿Es un delito?

Hilda Morales Trujillo, guatemalteca, abogada, coordinadora del CICAM

 

Debido al acoso sexual, tememos caminar por las calles y encontrar tipos que nos molestan e insisten en que aceptemos sus propuestas. El hostigamiento inhibe nuestra libertad de locomoción, de acudir a la iglesia; nos empuja a abandonar un empleo, los estudios; dejamos de asistir a reuniones familiares en las que estará el acosador. A menudo, este asedio provoca lesiones psicológicas a la víctima.

En Guatemala el acoso sexual, aunque no con ese nombre, constituye una "falta", un delito mínimo penalizado con arresto de 10 a 50 días. Según el Código Penal, corresponde esa sanción a "quien en cualquier forma ofendiere a mujeres con requerimientos o proposiciones indebidas, incorrectas, irrespetuosas u obscenas o las siguiere o las molestare con cualquier propósito indebido".

El considerar como "falta" esas conductas reduce la posibilidad de que las mujeres denuncien a los acosadores y refleja la ausencia de una disposición penal que los sancione proporcionalmente a la ofensa cometida.

La importancia de tipificar el acoso sexual como delito se menciona expresamente en Guatemala, cuando se incluye y se suscribe por las partes en conflicto en el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.

Dos diputadas en la legislatura anterior presentaron iniciativas a fin de sancionarlo en los ámbitos educativo y laboral. El Proyecto Mujer y Reformas Jurídicas ejecutado por la Oficina Nacional de la Mujer (ONAM) tomó esas iniciativas, integrándolas en una propuesta dirigida a tipificar el acoso sexual como delito.

La Comisión Nacional Permanente por los Derechos de la Mujer Indígena de COPMAGUA, tras retomar la propuesta de la ONAM, presentó el pasado 3 de octubre al Congreso de la República la "Propuesta de Ley contra el Acoso Sexual".

La coalición conformada por el Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la Mujer (CICAM), Mujer Vamos Adelante y el Consejo de Mujeres Mayas de Desarrollo Integral inició las validaciones de una propuesta para tipificar el acoso sexual como delito (ver cuadro) y ésta fue ampliamente avalada.

Coincidimos con la propuesta de COPMAGUA en que debe establecerse un agravante en la definición de la sanción cuando el acoso se cometa contra mujeres indígenas, dada la situación que viven en el ámbito laboral, ligada a su triple discriminación por ser mujeres, indígenas y pobres.

En la coalición estamos listas para presentar nuestra propuesta al Congreso. Ello requerirá del apoyo de lectoras e integrantes de laCuerda, mujeres organizadas o no, ya que hemos considerado también la tipificación de otros delitos como la violencia intrafamiliar, la violación inducida, la discriminación, el genocidio y otros tipos de violencia contra las mujeres.

 

(cuadro)

Propuesta de la coalición

·         1º. Comete el delito de acoso sexual la persona que persiga o requiera con insistencia o tenacidad a otra persona con el propósito de obligarla a que consienta tener en ella acceso carnal o actos sexuales distintos de éste.

·         2º. La persona que en el ámbito de una relación laboral, docente o educativa o de prestación de servicios continuada o habitual, solicite con insistencia o tenacidad a otra persona, tener en ella acceso carnal o actos sexuales distintos a éste, de manera que le provoque una situación gravemente intimidante, hostil o humillante.

·         3º. El superior jerárquico que con el anuncio expreso o tácito de causar a la víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que esta pueda tener en el ámbito laboral o educativo, actúe en la forma relacionada.

·         4º. Quien ejecute las conductas descritas en los dos artículos anteriores siendo pariente, cónyuge o conviviente de los padres naturales o adoptivos de la víctima, encargado de su educación, cuidado, custodia o guarda o quien la tuviere a su cargo legalmente.

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Expresiones infantiles de la cultura maya

Wendy Santa Cruz, laCuerda

 

Niñas, niños y jóvenes de 16 establecimientos educativos de varios departamentos del país participaron en el Festival de Literatura Maya Infantil en tres categorías: danza, poesía e historia o cuento. La fase final se desarrolló recientemente en el Centro Ceremonial Iximché de Tecpán, Chimaltenango, donde se presentaron 12 danzas clasificadas como finalistas.

El lugar hizo juego perfecto con el carácter del festival por ser símbolo de la cosmovisión maya. Allí, al centro de una amplia área verde, las y los participantes demostraron sus destrezas artísticas presentando sus danzas. Flores, incienso, candelas y licor ceremonial fueron parte de la utilería usada en las presentaciones. Se resaltó la estrecha relación con la naturaleza. También representaron a la vida animal en la comunidad: entre otros, vacas, venados y perros, así como los principales productos de su alimentación: maíz y frijol.

Las niñas, con su traje indígena, fueron las protagonistas de la historia en varias de las danzas. Representaron a las sacerdotisas mayas, quienes son muy queridas y respetadas. La actividad estuvo inmersa en un ambiente místico y respetuoso, características que conserva la religiosidad maya.

Los tres primeros lugares en danza: Escuela Cantón Chotacaj, Totonicapán (Danza Kinojibal Ajmayib); Escuela Rural Cantón Chutzorop II, Chichicastenango (Danza Ajtzijolaj); y Escuela Rural Cantón Pasajoc, Momostenango (Danza de los Venados y Danza Precolombina).

En poesía, tres mujeres obtuvieron los primeros lugares: Ana María del Rosario Chamorro Tzunum, Vilma Estela Guox y Candelaria Mercedes Poncio.

En la categoría de historia o cuento, los triunfadores fueron: Juana Coroy Ruyán (1er lugar), Marvin Yancoba Secay (2o.) y Mercedes Celeste Garay de León (3o.).

La originalidad del contenido, su relación con el pueblo maya y vinculación con la realidad fueron los aspectos evaluados por el jurado. A las y los ganadores se les premió con un "jal" (mazorca) tallado en madera.

Esta actividad fue organizada por el Centro Maya Saq'be. A nombre de la entidad, Marta Lidia Matzir manifestó: "El festival nos quedó una maravilla. Obtuvimos los resultados que esperábamos: fomentar la iniciativa en niñas, niños y jóvenes en cuanto a su expresión literaria maya; así como el protagonismo infanto-juvenil".

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Breves—

 

Reconocimiento a colegas

La mayoría de premios a la Excelencia Periodística de APROFAM 2001 quedaron en manos femeninas. Un saludo para todos los ganadores, en especial a Gabriela Barrios, de la Revista Domingo del diario Prensa Libre, por su trabajo "Ellas tienen el control"; a Gina Serrano, por su reportaje televisivo "El aborto", transmitido en NotiSiete, y Sandra Martínez, por publicar una veintena de trabajos sobre salud reproductiva en Nuestro Diario. Así también a Laura E. Asturias, como periodista destacada a nivel internacional.

 

Democratizar el poder

A fin de promover la participación de las mujeres en la política, la Unidad Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG) organizó el 28 de septiembre pasado la mesa redonda "Democratizando el ejercicio del poder en el Estado y la sociedad civil".

Dora Liset del Cid, alcaldesa de San Antonio La Paz, El Progreso; Yasmín Barrios, jueza experta en derecho penal; Estela Maldonado, secretaria general del partido URNG; Rosario Pu, lideresa campesina; Miriam Maldonado, académica de la Universidad San Carlos; y Luz Méndez, coordinadora de UNAMG, compartieron sus experiencias en el campo político y los obstáculos que han tenido que librar.

El común denominador de los relatos: lo difícil que es alcanzar puestos con liderazgo en esta sociedad patriarcal y excluyente. Todas coincidieron en señalar que es necesario transformar concepciones, estereotipos y leyes, además de ocupar cargos de dirección.

 

Comadronas en Ixcán

En la Asociación de Comadronas de Ixcán "Vida Nueva" participan 130, quienes atienden al menos 60 comunidades de ese municipio desde 1998. El proyecto, que a partir de este año recibe recursos del Ministerio de Salud Pública, proporciona servicios de planificación familiar y vacunación como parte de su compromiso con los derechos reproductivos.

En sus oficinas centrales en la cabecera municipal además atienden cuatro enfermeras y tres médicos. A la entrada, un gran letrero indica que la consulta cuesta cinco quetzales, en tanto el examen Papanicolaou y la T de cobre 15 quetzales.

La asociación también cuenta con 150 "vigilantes de salud", quienes imparten charlas y realizan visitas en las comunidades, como apoyo al trabajo de las comadronas.

 

Sector eléctrico y equidad de género

En Guatemala se conformó la Asociación del Subsector Eléctrico de Equidad de Género del Istmo Centroamericano con el objetivo de promover una cultura de equidad a través de la capacitación y profesionalización de mujeres y hombres en este campo.

Tras una gira por la región para promover esta agrupación, los dos últimos días de agosto se llevó a cabo la primera asamblea de la entidad. La junta directiva está integrada por cuatro profesionales: Elsie Sierra Belches y Mildred de Mendoza de Guatemala, Guillermina González de Costa Rica y Patricia Rodríguez de Nicaragua.

Entre sus funciones definieron: fomentar la participación de mujeres y hombres en igualdad de condiciones en la toma de decisiones, promover el establecimiento de políticas con equidad e igualdad de género, así como la eficiencia y competitividad en el sector eléctrico centroamericano.

 

Hambre y pobreza

Celeste Bonilla, periodista y oficial de información del Programa Mundial de Alimentos (PMA), envió una nota a esta redacción a propósito del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) y de la Pobreza (17 de octubre).

Informó que esa agencia ha asumido una serie de compromisos para al avance de las mujeres que tiene como principal objetivo convertirlas en protagonistas de su propio desarrollo. Sin carácter asistencialista, propone romper las brechas de género existentes, fomentando el progreso de niñas y mujeres contra el hambre y la pobreza. Aunque los compromisos del PMA giran en torno a la asistencia alimentaria que proporciona, la agencia se ha propuesto fomentar el empoderamiento de las guatemaltecas.

Entre esos compromisos mencionó que "la mujer debe controlar los alimentos a los que ella y su familia tienen derecho; los alimentos deben ayudar a combatir las deficiencias nutricionales de la población femenina, niñez y adolescentes". Asimismo, que debe haber "igualdad de acceso a la mujer a recursos, empleo, mercado y comercio".

Mayor información: celeste.bonilla@wfp.org

 

«Voces de posguerra»

Es el título de la antología de poesía de 86 artistas de todo el país, mujeres y hombres entre los 17 y 90 años de edad. La embajada de Suiza en Guatemala, la Fundación para el Desarrollo del Arte, el Instituto de Cultura Hispánica y la Agencia Española de Cooperación Internacional presentaron el libro el pasado 19 de septiembre.

En este evento se hizo referencia a la importancia de expresar los sentimientos por medio de las distintas disciplinas artísticas, ya que eso ayuda a asimilar el pasado para poder vivir el futuro, sobre todo en Guatemala después de 36 años de conflicto armado interno.

Algunos poemas fueron dados a conocer por sus autoras y autores. Tal muestra dio una idea de lo agradable que será la lectura de «Voces de posguerra».

 

15 de Octubre

Esta fecha, Día Mundial de la Mujer Rural, es para celebrar su vida y creatividad. Pone de relieve la contribución de las campesinas -en su mayoría dedicadas a la agricultura- a la seguridad alimentaria y al desarrollo, un aporte escasamente reconocido.

A nivel mundial, las mujeres rurales producen más de la mitad de todos los alimentos que se cultivan. En el África subsahariana y el Caribe producen hasta el 80 por ciento de los alimentos. En Guatemala, el Código de Trabajo impide el reconocimiento del trabajo femenino agrícola y ganadero, ya que sólo se le considera complementario. El 80 por ciento de las guatemaltecas que viven en áreas rurales es indígena y la mayoría participa en la producción agropecuaria.

 

II Congreso sobre Derechos de la Mujer

"La ciudadanía plena y la participación política de las guatemaltecas" es el título de esta actividad, convocada por la Procuraduría de los Derechos Humanos para el 18 y 19 de octubre, de 8 a 17 horas, en el Instituto Nacional de la Juventud en Alta Verapaz (Calzada Rabin Ajau, lotificación Gualón, zona 11, salida a Chisec).

Este Congreso reunirá a alrededor de 600 guatemaltecas con el propósito de compartir ideas en torno a cómo incidir políticamente a nivel nacional. Será un espacio de reflexión para la participación local y procesos de organización comunitario, entre otros temas.

 

Marcha del 20 de Octubre

Por las conquistas de la Revolución del 44

Rechazo a las políticas neoliberales

Un pueblo con hambre, es un pueblo sin paz

Inicia en El Trébol (Ciudad de Guatemala) a las ocho de la mañana

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Secretaría Presidencial de la Mujer

Reformas al Código de Trabajo

 

Parte de la promoción del desarrollo integral de las mujeres es garantizar el cumplimiento de sus derechos. En este sentido se han generado propuestas de reformas encaminadas a promover la equidad de género y la justicia en el trabajo, aboliendo toda clase de discriminación basada en el sexo, etnia, orientación sexual, edad y discapacidad.

   Estas reformas han sido articuladas por una Comisión Coordinadora, integrada gubernamentalmente por: Oficina Nacional de la Mujer, Comisión Presidencial de los Derechos Humanos y Secretaría Presidencial de la Mujer; y desde sociedad civil por: CODEFEM, Mujeres en Solidaridad, CENTRACAP, QÁTIT, Sector de Mujeres, Secretaría Femenina (FESTRAS) y una consultora independiente.

   La Constitución Política de la República, instrumentos internacionales de derechos humanos y Convenios Internacionales de Trabajo integran la base legal de estas reformas, cuya aprobación contribuirá al cumplimiento de la Política Nacional de Promoción y Desarrollo de las Mujeres y Plan de Equidad de Oportunidades 2001- 2006.

 

Las reformas

 

Igualdad salarial

Las reformas propugnan el derecho a un salario mínimo justo sin distinción de sexo, estableciendo una regulación que garantice la igualdad salarial de mujeres y menores en equiparación con trabajadores del sexo masculino.

 

Igualdad en el trabajo

Se plantea la aplicación de relaciones de trabajo sin discriminación de sexo, raza, orientación sexual, etnia y discapacidad, así como la obligatoriedad de incluir en la contratación de la totalidad de trabajadores/as de una empresa un 50 por ciento de mujeres. Se incluyen medidas para facilitar el acceso al trabajo:

a)      Relevar al trabajador de la obligación de practicarse examen médico y cuando resulte justificado el patrono o patrona debe cubrir los costos.

b)      Eximir a las mujeres de someterse a examen médico con el objeto de establecer estado de gravidez, puesto que esta condición no constituye incapacidad para optar a un trabajo.

c)      Prohibir el requerimiento de informe de antecedentes penales como requisito para acceder a un empleo.

 

Reglamentación para prevenir y sancionar el acoso sexual

Los reglamentos internos de trabajo deberán contener disposiciones disciplinarias que prevengan, eviten y sancionen el acoso sexual en el ámbito laboral. Será causa de finalizar una relación laboral el que un/a trabajador/a realice actos, utilice vocabulario, exhiba material escrito y gráfico que atenten contra la dignidad humana. Igual derecho corresponde al trabajador/a cuando la parte empleadora, representante o familiar le acose y hostigue sexualmente dentro o fuera del lugar de trabajo.

 

Derechos de trabajadoras/es y sus familias

Se establece la obligación de todo patrono/a a conceder un día de licencia al trabajador/a con goce de salario y sin distinción de sexo, por enfermedad comprobada de hija o hijo. Se reduce a 20 el número de trabajadoras/es al servicio de un patrono/a, para que esté en obligación de proporcionar un local destinado a alimentar sus hijas/os y dejarles al cuidado de una persona idónea mientras aquéllos trabajan.

 

Trabajo agrícola y ganadero

Se modifica la definición de "trabajador campesino" incluyendo a mujeres, niñas y niños que realicen trabajo propio de empresa agrícola o ganadera; procurando que su trabajo sea considerado producto de una relación individual y no coadyuvante o complementario del jefe o jefa de familia.

 

Prestaciones sociales y daños o perjuicios

Se establece el pago de daños y perjuicios ocasionados por la parte patronal en caso de pago incompleto de las prestaciones laborales con mala fe de su parte.

 

Trabajadoras/es en condiciones especiales

Se establece la obligación del patrono a que, en proporción de un 3 por ciento del total de trabajadoras/es de su empresa, contrate personas con discapacidad y/o de tercera edad, siempre que ellas estén en condiciones de realizar las labores, estableciendo compromiso del Estado de implementar medidas administrativas, legislativas y reglamentarias para el fomento del empleo de personas con discapacidad.

   Con relación a la protección a menores de 14 años, se exige que el contrato de trabajo de estas personas sea suscrito con sus representantes legales y autorización de la Inspección de Trabajo.

 

Trabajo en casa particular

Se propone sustituir el termino "trabajo doméstico" por "trabajo en casa particular". Establece que éste se presta a cambio de remuneración y manutención, está sujeto a jornada laboral, descanso, asuetos, vacaciones y demás prestaciones laborales garantizadas en la Constitución Política y demás leyes de previsión social como IGSS; en caso contrario la parte patronal cubrirá gastos médicos y salario hasta que la trabajadora/or se restablezca, siendo obligación del patrono/a prestarle los primeros auxilios y dar aviso a sus familiares en caso de enfermedad. El pago de prestaciones laborales incluirá el monto por manutención, calculado en un 30 por ciento del total del salario del trabajador/a.

 

Reconocimiento social a la maternidad y paternidad responsables

Se propone sustituir el término "descanso" por "licencia" en casos de suspensión de trabajo pre y post parto. Facilitar la licencia del cónyuge o conviviente, con goce de salario hasta por 15 días, en caso de parto por cesárea o cuando se dan complicaciones post parto, días que deberán ser computados para efecto de calcular la antigüedad en el empleo. En caso de muerte de la madre, la licencia se prolongará a 30 días.

   Licencia optativa por dos semanas después del parto, para afirmar el vínculo afectivo con el/la descendiente, estableciendo la limitante de ser suspendida/o, con descuento del salario, de comprobarse que la licencia no es empleada para este objetivo. La licencia que goza la madre para lactar puede ser gozada por ella, o por el padre del nacido/a cuando la lactancia sea artificial, previo consentimiento de la primera. Igual derecho corresponde a madres y padres adoptivos.

 

Inspección General de Trabajo

Esta entidad deberá verificar la entrega de una copia del contrato de trabajo escrito al trabajador/a por su patrono/a.

 

Acceso a la Justicia

La reforma propone la posibilidad de solicitar medidas precautorias determinadas a criterio del trabajador/a.

 

Secretaría Presidencial de la Mujer

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